Rafles ya puede tener teléfono
por LUIS PESCETTI Del libro Fue Rafles, www.unninounavoz.com, Ediciones Santillana SA
Natacha, una chica divertida y preguntona, es la protagonista de esta colección que saltó al cine hace unos años. En este fragmento del último libro, dedicado al perro Rafles, aparece un dilema acerca de tener o no tener teléfono... una cuestión que puede sonar muy familiar
—Papi, ¿cuánto decís que vale un año de los perros?
—¿Cómo “que vale”?
—Un año del Rafles, vale pooor…
—Aaaah, por cinco, un año de un humano son como cinco años de un perro. —¿De cuál humano, papi? ¿cualquiera puede ser?
—Sí, ¿por qué la investigación?
—¿Cuántos años calculás que tiene el Rafles?
—Uno o dos años.
—¡Ja! ¡Como diez, entonces! ¿Y no podría ser que es chiquito pero tiene tres años?
—No creo, Nati, podriiía ser, pero es medio cachorrón todavía, más cerca de un año.
—A lo mejor tiene tres, no seas malo, papi.
—Ahá, ¿y entonces, tierno capullo infantil?
—Creo que tiene como tres, que serían… (cuentas cuentas cuentas) Papi ayudame con una mano… (cuentas cuentas cuentas)… ¡Quince años! ¡Entonces puede!
—¿Qué cosa puede, Nati?
—Que Pati le pidió un teléfono de regalo a sus papás y no la dejaron, y ustedes tampoco, ni siquiera ese viejito que ni usan…
—Porque los chicos no necesitan, no tienen que andar con un teléfono porq…
—Mil veces me lo dijeron, papi, escuchá: peeeeeeeeeeeeeeero, si el Rafles ponele que ya tiene tres años, ¡tiene quince y él sí puede!
—… (silencio sonrisa interior) Ahá, ¿y para qué lo necesitaría Rafles? —Para prestárselo a sus amigos, papi, obbbvio.
—No necesita.
—Sí necesita, porque ya tiene quince años y va a crecer en el aislamiento, que va a ir a una plaza y no hay ni una perra porque no pudo ponerse de acuerdo.
—¡Ay, Nati! ¡Se me estruja el corazón del dolor del alma! (papá drama se agarra).
—Te agarraste la panza, papi, no te hagas.
—Nati, no le vamos a regalar un teléfono a Rafles. —Prestárselo, papi, no te digo para siempre cuando estás en el trabajo. —¡Ah! ¿Vos decías el mío? Pensé que el viejito que no usamos.
—Con ese va a llamar a perritas que ya se murieron por lo menos, papi. —Ni a la Abu Marta le presto el mío. —¡Siustedesnoleprestanaunqueseaeltelefonitoviejo… me voy a vivir de Pati! —Entonces con mami les decimos a los papás de Pati que no te presten su teléfono, así te volvés a vivir con nosotros.
—¡Queeeeé malooooooo! ¿Vos no querés que Rafles sea papá?
—Para eso necesita una perrita, no un teléfono.
—Para encontrar la perrita lo necesita, obbbbvio. —Escuchame “obbbvio” ¿y cómo hicieron todos los perros de la humanidad antes?
—¡Ja! ¿Y por qué se demoró tantos millones de años la evolución? —¿Porque no le dejaban usar el teléfono?
—Porque no había, papi.
—¿O sea que vos lo querés para que Rafles sea papá y la evolución no avance tan despacito?
—¡Más bien, papi! ¡¿Para qué va a ser?!
—A mí me gusta esta velocidad, si no, un día te levantarías siendo Nati y a la noche serías viejita, por la evolución.
—No, papi, a la noche sería astronauta del futuro, en todo caso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.