"En la pileta me siento pleno, me cambia el humor, soy realmente yo"
Sebastián logró que su papá le construyera una piscina con chapas; su historia se viralizó y ahora le regalaron una prefabricada
Humilde y agradecido. Nació de manera prematura y con hipoacusia. Fueron meses y años de tratamientos, cuestionamientos y angustia, hasta que la natación llegó a su vida. Su mamá y su papá fueron quienes lo impulsaron y le marcaron el camino. Luego él, a fuerza de talento y gran esfuerzo, se convirtió en quién es. La vida quiso jugarle una mala pasada, pero no supo, que del otro lado estaba Sebastiánun chico resiliente, valiente y apasionado.
"Mi familia es todo. Ellos me introdujeron en el deporte, me motivaron a seguir, se esforzaron para que cumpla mis sueños. Soy el que entrena y nada, pero sin su aliento no hubiera llegado hasta donde llegué", describe de 18 años,
Sebastián . El sueño cumplido de seguir nadando en su casa
Luego de pasar 77 días fuera de una pileta de natación, logró su mayor deseo de la cuarentena. Había ansiado tanto ese momento, había invertido tantas horas de trabajo, junto a sus padres, en esa pileta, que ese primer momento fue de placer, el moño que coronó todo su esfuerzo.
Como todos los nadadores argentinos, el adolescente no estuvo al margen del aislamiento social: sus prácticas dentro de la pileta del Polideportivo de Florencio Varela se vieron suspendidas. Pero las ganas por volver a los entrenamientos en el agua llevaron su creatividad al máximo, para lograr, luego del trabajo en familia, la construcción de su propia pileta casera. Una pileta que armaron con chapas y portones viejos y que sostuvieron con maderas y troncos. Pocos días después de la primera zambullida, su historia se volvió viral. "Estos días estuve pensando en todo lo que pasó, fueron cosas muy locas. La verdad que nunca me lo hubiera esperado, no hay que pensarlo mucho y disfrutar", apunta entusiasmado el nadador.
La pileta surgió de un pedido que le hizo al papá para buscar un lugar donde entrenar. Si bien, nunca dejó de entrenar la parte física, la necesidad por sentir el agua era tan demandante, que hasta el humor le había cambiado. Fue así que el padre no dudó y puso manos a la obra.
Recibió donaciones de equipamiento para poder entrenar en su casa
"Siento un orgullo inmenso, una alegría enorme ver todo lo que logró. Nos llena el corazón ver cómo se está realizando como deportista, como tanto quiso. Por eso, buscamos ayudarlo con todo lo que necesita, aunque suene impensado, siempre vamos a intentar hacerlo", señala Edmundo, su padre.
Se mejoró el sistema de calefacción del agua, y un día llegó otra gran noticia: la donación de una pileta prefabricada.
Extrañaba las prácticas en el Polideportivo de Florencio Varela
Pero la vida le tenía guardada unas semanas de sorpresas. A la pileta original, le llegaron donaciones para su mantenimiento, y al deportista materiales de entrenamiento. Se mejoró el sistema de calefacción del agua, y un día llegó otra gran noticia: la donación de una pileta prefabricada. Aún entrena y disfruta de la construida con el amor de su familia, pero de reojo mira la nueva, con ansias que tras la cuarentena, sus compañeros de equipo puedan acercarse y entrenar allí.
"Todos los días me entreno en el agua, disfruto y agradezco. En la pileta me siento pleno, me cambia el humor, soy realmente yo. Todos los días, simplemente agarro un papel, escribo los ejercicios y cantidades, pego la hoja y arranco".
O. D. U.
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