miércoles, 5 de agosto de 2020

OPINA GUILLERMO OLIVETO,


Cocineros y solitarios: ¿en qué nos transformamos?
Oliveto: “El problema de consumo que tenemos es que no compra el ...
Guillermo Oliveto
Como sociedad, ya tenemos garantizado que la cuarentena durará por lo menos cinco meses. Es altamente probable que sea más tiempo. Un inédito experimento social que vale la pena analizar en detalle. Aquello que consumimos esconde buena parte de cómo vivimos. Los datos hablan. ¿Qué dicen de cómo reconfiguramos nuestra vida durante esta instancia surrealista?
Para que haya decisión tiene que haber opción. Sin alternativas, no hay elección. La cuarentena no es la realidad, es una distorsión de la realidad. Muchas cosas las dejamos de hacer no por falta de voluntad, ni siquiera de dinero, sino por estar clausurada la posibilidad. Un claro ejemplo: la gastronomía en el AMBA. Con el “delivery” y el “take away” con suerte llega a facturar entre el 10 y el 20% de lo que vendía antes de que llegara el virus. Los datos del Indec para mayo lo refrendan: a nivel nacional, la actividad de hotelería y restaurantes cayó 74% versus el mismo mes del año pasado. Lo que sucedió con los shopping centers fue aun peor: -96,5%. Están prácticamente todos cerrados.
Por lo tanto, para poder comprender qué hicimos cuando estuvimos “todos en casa, todo el tiempo” tenemos que analizar aquello donde sí había opciones. Y hacerlo considerando que tuvimos un flujo de ingresos adicional. Según la última encuesta de gastos de hogares del Indec, “la calle” representa cerca del 40% del total del consumo de un hogar promedio. No cayó a cero, pero se redujo muy fuertemente. Ese dinero “no gastado” también se “quedó en casa”. Veamos qué nos dice la base de datos de supermercados que elabora Scentia para el trimestre abril-junio, comparando con el mismo período del año anterior. Son 2800 locales de las principales cadenas del país y casi 300 categorías de productos de consumo masivo. Todo data scanner. Las ventas crecieron apenas 0,6%. Con lo cual es muy nítido apreciar quiénes ganaron y quiénes perdieron. Y desde allí poder extrapolar qué dicen los datos sobre nosotros.
La cocina, estrella de la casa
Todos guardados 7 por 24 hizo que, tanto por pura necesidad como por deseo, volviera la cocina casera como no se la veía desde los 80. Los almuerzos compartidos, los desayunos menos vertiginosos, las meriendas de antes y las cenas estrenando recetas. Las ventas de pan rallado crecieron 61% –muchas milanesas–; las de levaduras, 51% –el ya mítico retorno de amasar como lo hacían las abuelas–; las de harinas y margarinas, 36%, y las de premezclas, 34%. Tanta frecuencia de consumo requiere un poco de inventiva. Los condimentos siempre ayudan. Las ventas de especias crecieron 32%.
El mensaje fue tan omnipresente que nadie dejó de entenderlo. El consumo de alcohol creció un insólito 420%. Pero, como los miedos se multiplican, también los insecticidas tuvieron un trimestre récord: +82%. El dengue perdió protagonismo frente al coronavirus, pero no desapareció de la agenda. En menor medida, el consumo de lavandina creció 30%; guantes, +28%; jabón en pan,+27%, y esponjas y paños, +21%. Más limpieza, menos riesgos.
Entre la necesaria austeridad y la condición terapéutica de hacer las cosas con las propias manos se dio un extraordinario resurgimiento de la indulgencia “made in casa”. Los polvos para preparar helados tuvieron un crecimiento del 124%, los polvos para preparar gelatinas y postres, 48%; las ventas de dulce de leche, 30%; las de manteca, 29%; las de crema de leche,
24%, y las de azúcar, 23%. Postres para tener algo de placer y muchas tardes de tortas, bizcochuelos y tostadas para que el día sea más rico, divertido y tolerable.
Históricamente, el alcohol y el chocolate han sido paliativos del dolor. Esta vez no fue la excepción. El gin fue el tercer producto entre 294 que más creció en las ventas de supermercados durante la cuarentena: +111%. Bastante más lejos, pero con un avance importante, también lo hizo el vodka: +33%, y las otras bebidas blancas, 25%. Batidoras a full para el auge de los tragos en casa. Por las características del producto y su tipo de consumo, también el vino tuvo su momento de auge: +26%. Por último, las barras de chocolate para taza –que muchas no llegan nunca a la taza– tuvieron un impulso del
46%, y las tabletas de chocolate, del 12%. A este selecto grupo del hedonismo del encierro hay que sumar sin dudas los quesos, blandos y semiduros. Sus ventas se vieron potenciadas en un 60%. La picadita siempre reconforta.
Restringida la sociabilidad y acotada como máximo a una pantalla que deja ver apenas la cara y algo más, los productos que nos ayudan a estar más prolijos y presentables vieron cómo sus ventas se desplomaban. Aprestos para la ropa, -61%;limpieza de calzado ,-52%; pañuelos descartables, -48%; fijadores para el pelo, -47%; fragancias y perfumes,-42%; geles y cremas para afeitar,-26%; desodorantes, -24%; quitaesmaltes, -19%; algodón, -13%, y maquillajes, -11%. La única excepción fue la tintura para el pelo. Cerradas las peluquerías, no hubo más remedio que recurrir al “hágalo usted mismo” pidiendo consejos a amigas, madres, peluqueros o Google. Las ventas de coloración para el pelo crecieron 16%.
Otra realidad, otra sexualidad
Los productos que nos ayudan a estar más prolijos vieron cómo se cayeron las ventas
Tanto los sociólogos como los sexólogos han analizado profusamente de qué modo el encierro alteró el clima en la alcoba. Superada la fantasía inicial del contacto permanente y la disponibilidad, con el paso del tiempo se comprobó que la libido se veía afectada por un contexto opaco y agobiante. Se recomendó restringir al máximo el contacto sexual con personas que no fueran de extrema confianza. Los datos demuestran que también en este aspecto la gente hizo caso. Las ventas de preservativos cayeron 15%, mientras que las de cremas y geles íntimos crecieron un 20%. Mercado Libre reportó que en su caso prácticamente se duplicaron las ventas de juguetes sexuales: +97%.
Al verse restringidos los encuentros grupales, limitarse los traslados, trasladarse el deporte al living y desaparecer la oficina y la escuela, todos aquellos productos que operan como articuladores de lo gregario o como dosis de energía para operar en el esfuerzo de la cotidianidad se vieron fuertemente afectados. Son aquellos consumos que durante la rutina brindan muchas veces el empujón necesario para llegar a completar todas las actividades de la vertiginosa vida que teníamos hasta hace seis meses. Las ventas de caramelos cayeron 71%; las de isotónicos, 53%; las de gomas de mascar, 49%; las de barras de cereal, 38%; las de pastillas, 30%; las de aguas saborizadas, 27%; las de gaseosas, 25%, y las de aguas minerales, 19%.
Cocineros, fóbicos, golosos, indulgentes, relajados, desprolijos, autosuficientes y solitarios. En esto nos transformó la cuarentena. Al menos, en promedio. Eso dicen los datos, no ya de lo que decimos, sino de lo que hicimos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.