Mensaje del crimen organizado. Allanan el estadio de Newell’s por la bandera de Los Monos en la despedida de Maxi Rodríguez
El telón gigante, desplegado durante el partido homenaje al delantero, tenía tres caricaturas que hacían alusión al control de la tribuna de Newell’s y a la unidad en la cúpula de la Banda de los Monos
Germán de los Santos
Jugadores en el homenaje de Maxi Rodríguez, de fondo una bandera que hace referencia a Los Monos
“Nosotros estamos más allá de todo”. El mensaje estaba inscripto en una bandera gigante que bajó de la tribuna del Coloso Marcelo Bielsa el sábado a la noche, cuando se realizaba el partido homenaje a Maxi Rodríguez, donde estaban las principales figuras del fútbol argentino, del pasado y del presente, entre ellos, Lionel Messi. La bandera tenía pintados tres animales: un mono con anteojos, un pollo, y un toro.
No eran imágenes casuales, elegidas al azar. Tenían un significado profundo: un mensaje de unidad de Los Monos. Porque la bandera contenía el tridente que gobierna la barra de Newell’s y parte del crimen organizado en Rosario: Ariel Cantero, alias Guille –el mono de lentes–; Leandro Vinardi, a quien lo llaman Pollo, y la figura de un toro, que referenciaba a Carlos Escobar. La frase que completaba la gigantesca bandera que se vio en todos los canales de TV era un mensaje claro, que demostraba que los problemas del pasado habían quedado zanjados y que la “unidad” gobernaba la barra leprosa, bajo el liderazgo de Los Monos, más allá de los duelos internos, “más allá de todos”.
En uno de los acontecimientos deportivos y populares más importantes de este año, no solo por la despedida de un ídolo futbolístico como Maxi Rodríguez, sino también por la presencia de las estrellas de la selección que participaron y de viejas glorias de Newell’s, Los Monos pasaron su mensaje sin que nadie se lo impidiera, y con el resguardo de la propia tribuna que gobiernan.
Jugadores en el homenaje de Maxi Rodríguez, de fondo una bandera que hace referencia a Los Monos
El principal grupo criminal de Rosario, una ciudad que vive golpeada por la violencia narco y mafiosa, hizo una demostración de su poder ante una vidriera global y gigantesca: la imagen del gigantesco telón acaparó las transmisiones de los canales de TV y medios de todo el mundo, porque allí, a pocos metros de la bandera de Los Monos estaban parados Lionel Messi, el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia y el de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez.
Luego de que apareció la bandera el sábado pasado, el secretario de Seguridad Deportiva de Santa Fe, Gustavo Pucheta, confirmó que alertaron a la Justicia sobre lo que estaba ocurriendo. “Apenas apareció la bandera, el ministro de Seguridad nos ordenó poner en conocimiento del hecho a la Fiscalía de Flagrancia y de empezar a investigar para conocer si la bandera estaba en el lugar con anterioridad o si se filtró por algún lugar”, indicó el funcionario.
Esta misma tarde, la policía allanó, por orden judicial, el Coloso Marcelo Bielsa. Obviamente, no encontraron rastros de la bandera. Pero secuestraron las imágenes de cámaras de seguridad para reconstruir lo que ocurrió antes, durante y después del histórico partido.
Un cadáver usado como mensaje
Según Pucheta este hecho se consideró “una afrenta”. “Fue el único punto flaco del operativo, ya que no pudimos divisar esa bandera con anterioridad. Pero creo que no estaba en el lugar desde días antes”, explicó el funcionario a LT8 de Rosario.
¿Por qué Los Monos mostraron la bandera con ese mensaje? ¿Qué pretendían? Las preguntas tienen una simple respuesta, con base en hipótesis que se tejen entre los investigadores judiciales: después de las peleas internas entre distintas facciones de Los Monos, Guille Cantero quiso mostrar una unidad renovada, con los dos alfiles que tienen el mando de la barra y de su entorno criminal, como son Vinardi y Escobar.
Esos dos nombres aparecieron en un mensaje trágico y terrible, encontrado en el cuerpo de Lorenzo Altamirano, acribillado frente al Coloso el 6 de febrero pasado. “Damián Escobar, Leandro Vinardi y Gerardo Gómez, dejen de sacar chicos del club para tirar tiros en Rosario”, decía el papel que estaba entre las ropas de “Jimi”, un músico y artista callejero que fue secuestrado en la calle y asesinado a tiros. Su cuerpo fue arrojado a pocos metros del estadio de Newell’s, y fue interpretado por los fiscales de la Unidad de Criminalidad Organizada, como Luis Schiappapietra y Matías Edery, como un hecho inédito, en el que se usó el cuerpo de una persona, que fue raptada al azar, para pasar un mensaje. “El cadáver fue usado como un envoltorio”, graficó Edery días después.
Detrás de este crimen aparecía una trama plagada de problemas internos entre integrantes de Los Monos y que buscaban resolverlo como saben: con más muerte.
El objetivo era “sembrar” sangre en un escenario en disputa: la hinchada leprosa, cuyo control está en manos de Los Monos. A la par de este hecho macabro se produjeron otros episodios violentos: balazos a una comisaría de Villa Gobernador Gálvez y a la Unidad Penal Nº5, conocida como Order, ubicada en la zona oeste de Rosario.
Jugadores en el homenaje de Maxi Rodríguez, de fondo una bandera que hace referencia a Los Monos
El trasfondo por el manejo de la barra de Newell’s dejó una decena de muertos en los últimos años, desde que Ariel “Guille” Cantero, líder de Los Monos, tomó las riendas a través de sus delegados, que también están presos como él, como Carlos “Toro” Escobar y Leonardo “Pollo” Vinardi, entre otros.
El control de la hinchada no solo sirve para extender la venta de drogas, sino que atrae emprendimientos paralelos, como la recaudación que generan los cuidacoches en esa zona, la venta ambulante y la “marca”: la barra de Newell’s se usa como una fuerza de choque que sirve para marcar terreno en disputas sindicales, como ocurrió, por ejemplo, con el gremio de Peones de Taxis.
El 31 de diciembre pasado, cuando se produjo un ataque a balazos a la Fiscalía y la sede de la Defensoría en Villa Gobernador Gálvez, los atacantes dejaron un mensaje que hacía alusión a Escobar, que está preso desde 2018 por homicidios y tráfico de drogas. Hoy está en el penal de Ezeiza. Escobar maneja un sector de la barra y pretenden correrlo.
La bandera, en primer plano en la transmisión internacional del partido homenaje a Maxi Rodríguez
El crimen de Altamirano no fue un hecho aislado. Minutos antes de que asesinaran a Jimi, que nada tenía que ver con estas tramas criminales, se produjo un ataque a balazos a la comisaría 26ª en Villa Gobernador Gálvez. Allí también apareció un mensaje similar, con el nombre del Toro Escobar.
Problemas en el paraavalancha
La violencia en Ñuls es un problema que no parece tener solución a pesar de los cambios institucionales en el club. Desde que Roberto “Pimpi” Caminos perdió la hegemonía de la barra tras la derrota de Eduardo López en 2008, los conflictos internos nunca lograron apagarse. Caminos fue asesinado en 2010.
Uno de los últimos crímenes en torno a la barra ocurrió en septiembre de 2021, cuando fue ejecutado Nelson Saravia, un hombre que lideró el núcleo duro de la hinchada por un tiempo luego de que fuera detenido Diego Ochoa, alias Panadero, quien había sucedido a Pimpi Caminos, a quien mandó a matar. Saravia fue baleado en 2016 y un mes antes de morir su casa había sido blanco de un ataque a tiros.
También un mes antes del crimen de Saravia –que habría sido ejecutado por Los Monos– fue baleado el frente de la casa del hermano del entonces vicepresidente de Newell’s Cristian D’Amico, candidato a la presidencia que perdió en 2021 frente al actual titular del club, Ignacio Astore.
En 2016, D’Amico fue baleado cuando iba en su camioneta junto a su hijo de 10 años. Le dispararon más de una decena balas, pero ninguna los alcanzó ni a él ni al chico, que había ido a practicar al predio de Malvinas. Otro dirigente del club, Claudio “Tiki” Martínez, sufrió dos ataques a balazos en su departamento del centro de Rosario. Martínez, que era uno de los vicepresidentes, se alejó de la conducción política de Newell’s para siempre.
Detrás de esos hechos intimidantes hubo mano de obra calificada dentro del crimen organizado: la de Brian Sprío, alias “Pescadito”, ahora aliado con Guille Cantero.
Este hombre fue condenado a 28 años de prisión por haber participado en el triple crimen de Villa Moreno, una masacre contra un grupo de chicos ajenos al mundo narco que se produjo el 1º de enero de 2012. En agosto de 2015, dos años después de ser sentenciado, Sprío salió en libertad tras ser absuelto por el beneficio de la duda. En ese momento, según señalaron fuentes policiales, Sprío comenzó a hacer pie en la barra de Newell’s. Pero no es el único que Guille Cantero tiene como delegado dentro de la barra. Por eso hay tensiones permanentes.
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