Devaluación fiscal: con más impuestos, el Gobierno subió el dólar tarjeta
La crisis cambiaria y su impacto en la economía Unificó las cotizaciones del solidario, el tarjeta y el Qatar agregando más percepciones de Bienes Personales; así lo llevó a $731
Diego Yañez MartínezLos comercios cotizaron ayer el dólar a $1000 en las calles del microcentro
En medio de la crisis cambiaria, el Gobierno hizo cambios en el dólar Qatar, el tarjeta y el solidario. Unificó las percepciones de Ganancias y Bienes Personales en el 45% y 25%, encadacaso.Así,lacotizacióndelos tres dólares confluye en $731.
Según la resolución 5430 de la AFIP, publicada en el Boletín Oficial, a los consumos en el exterior realizados con tarjeta de crédito y débito se les aplicará el 25%, sin considerar ningún monto de consumo máximo por mes por persona. Hasta anteayer, regían dos cotizaciones: una cuando se gastaba menos de US$300 por mes (dólar tarjeta) y otra cuando superaba ese monto (dólar Qatar). Entonces estaban a $639,63 y $657,90, respectivamente. Con los cambios en las percepciones, su nueva cotización se eleva a $731.
“Se trata de un nuevo dólar al que denominaremos Dólar Elecciones I y, posiblemente, de existir una segunda vuelta, existirá una mayor presión sobre el tipo de cambio, que podría generar un nuevo incremento de los porcentajes de percepciones por parte de la AFIP”, indicó Sebastián Domínguez, CEO de SDC Asesores Tributarios.
La cotización del dólar oficial minorista en el Banco Nación es de $365,50. Al sumarle la percepción del 30% del impuesto PAIS ($109,65), la percepción del 45% a cuenta de Ganancias ($164,48) y la del 25% a cuenta de Bienes Personales ($91,38), se llega al valor del nuevo dólar. Sigue siendo inferior a las cotizaciones del MEP y el blue.
El 15 de agosto, la AFIP había establecido una reducción en el dólar Qatar de una percepción del 25% a 5%. Se trataba de la que puede recuperarse imputándolo al pago del impuesto a los bienes personales, en el caso de quienes estén alcanzados por esa carga fiscal. Esa medida se había tomado luego de la devaluación del dólar oficial el día después de las PASO. Ahora vuelve al porcentaje previo.
La percepción del 25% se va a aplicar a las siguientes operaciones: compra de dólar ahorro; pagos con pesos de los consumos de las tarjetas de crédito, de compra y de débito realizados en moneda extranjera, sin importar el monto mensual; pagos con pesos de servicios en el exterior contratados por agencias de viajes y turismo del país; pagos con pesos de servicios de transporte terrestre, aéreo y por vía acuática con destino fuera del país, excepto el caso de transporte terrestre de pasajeros a países limítrofes, y pago con pesos de importación de determinados productos suntuarios.
Una de las dudas que surgen cuando se publican cambios que modifican las cotizaciones con consumos en dólares con tarjeta de crédito en el exterior es desde cuándo se aplica. “Si bien técnicamente la percepción se debe practicar al momento del pago, en las diferentes modificaciones que se han establecido a los regímenes de percepción, la AFIP ha instruido a los bancos a aplicar las modificaciones para los consumos que se realicen desde la publicación de la norma, independientemente de la fecha de pago. La resolución general (AFIP) 5430 indica que la percepción del 25% resultará de aplicación para las operaciones efectuadas desde el día de hoy (por ayer). En consecuencia, entendemos que se continuará con el mismo criterio”, indicó Domínguez.
El tributarista César Litvin consideró que la medida “era esperable” y que el Gobierno está usando el sistema tributario para hacer política monetaria. “Todas estas distorsiones se producen por tener distintos de cambio. Cuando la brecha entre el oficial y el blue supera el 100%, las percepciones no alcanzan”, resaltó. Es que quienes viajaban al exterior podían acceder, por caso, al dólar a $640 aproximadamente, contra los $945 del blue de anteayer. Luego se disparó a los $1010.
Litvin recordó que la percepción del 25% a cuenta de Bienes Personales rige para personas físicas. En el caso de las empresas es a cuenta del impuesto a las ganancias. Las personas que no pagan este tributo pueden solicitar la devolución. “Esos saldos a favor si no los pueden compensar contra algún impuesto, van a tener que pedirlo el año que viene”, sostuvo. Recién se puede hacer en enero del año siguiente a la retención del tributo. Con una inflación anual en 2023 volando ese dinero se licua.
“Aun con esta nueva suba de impuestos para quienes gasten con tarjeta sigue siendo preferible pagar al dólar oficial y cancelar el gasto en pesos. Si tenés los dólares los vendes al blue o al MEP libre ganando casi $200 por dólar”, señaló el analista Christian Buteler. Lo más conveniente sigue siendo usar la tarjeta de débito cuando se viaja al exterior, ya que de esa forma se previene una devaluación o una nueva percepción que impactará en el momento de pagar el consumo de la tarjeta de crédito.
También se aplicará la percepción del 25% a los consumos de servicios digitales o de streaming, como Netflix o Spotify.
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La hiperinflación como objetivo político
Por Martín Rapetti
Hace casi 50 años, el gran economista Adolfo Canitrot publicaba un artículo que pronto se convertiría en un clásico: “La disciplina como objetivo de la política económica”. En una pieza que maridaba el análisis político y el económico, Canitrot explicaba que el principal propósito de la estrategia de política económica de Martínez de Hoz en 1976 no era ordenar la macroeconomía y estabilizar la inflación desbocada tras el “Rodrigazo”, sino disciplinar las aspiraciones de los sectores populares.
La historia, decía un filósofo alemán, suele repetirse; primero como tragedia y luego como farsa. Las recientes declaraciones del candidato a presidente Javier Milei sugieren, con bastante transparencia, que el propósito inicial de su política económica no será estabilizar la economía y bajar la inflación, sino, por el contrario, acentuar la incertidumbre, provocar una crisis cambiaria y dar curso a un proceso hiperinflacionario. Sus expresiones públicas no exigen intérpretes profesionales: “El peso es la moneda que emite el político argentino, por ende, no puede valer ni excremento, porque esas basuras no sirven ni para abono”; “cuanto más alto esté el precio del dólar, dolarizar es más fácil”.
La teoría económica nos enseña que el precio de un activo financiero está mayormente determinado por las expectativas que el mercado se forje respecto a su precio futuro. El peso es un activo financiero. Si quien tiene más chances de convertirse en presidente anuncia que planea cerrar el Banco Central (BCRA) y dejar de emitir pesos para sustituirlos por dólares, ¿qué valor puede tener ese activo en vías de extinción? ¿Cuánto vale el excremento que no sirve ni para abono? Concluir que, con Milei presidente, el peso va camino a valer cero es idéntico a que la suba del precio del dólar no tiene límite.
¿Cuál es el propósito de buscar semejante hiperdevaluación del peso? ¿Ganar las elecciones? No parece una conjetura atractiva. Todos los analistas coinciden en que Milei supo captar el sentimiento de hastío y bronca de la sociedad y su necesidad de encontrar una opción distinta a los candidatos del gobierno actual y del anterior. No pareciera necesitar un colapso económico para ganar la elección; con el actual deterioro le basta. Parece mucho más sencillo encontrar una explicación en otro lado: hacer financiera y políticamente viable la dolarización de la economía.
Hace pocas semanas, un amplio grupo de economistas nos manifestamos en contra del proyecto dolarizador. Argumentamos que la dolarización es una muy mala opción para la Argentina, pero que además es impracticable en las condiciones actuales, a menos que se esté dispuesto a atravesar una brutal devaluación e hiperinflación (potencialmente combinada con una alteración de los contratos en el sistema financiero). La razón es sencilla. Dolarizar requiere que el BCRA rescate unos $7 billones de base monetaria y otros $21,3 billones de pasivos remunerados (las Leliq) y los cambie por dólares. A los $800 que valía el dólar hace una semana, ese rescate requeriría unos US$35.000 millones. Agreguemos que para cerrar el Central se necesitarían también otros US$5000 millones para dejar las reservas netas –hoy negativas– en cero.
El Banco Central no tiene los US$40.000 millones que se precisaban hasta hace una semana para dolarizar. Esos fondos se tienen que conseguir vía endeudamiento con el sector privado. El problema es que el Estado argentino no tiene acceso al crédito y mucho menos para conseguir esa magnitud. Ahora bien, si el tipo de cambio fuera más alto, las necesidades de financiamiento se reducirían. Si el tipo de cambio fuera $1600 por dólar, el financiamiento requerido disminuiría a US$20.000 millones y si trepara a $2800 por dólar, las necesidades caerían a US$10.000 millones.
Una hiperdevaluación no solo facilitaría la implementación financiera de la dolarización, sino que también podría ayudar a hacerla políticamenteviable.Aunconunabuenaelección el 22 de octubre, Milei contaría con un soporte legislativo muy delgado: tendría una bancada propia de no más de 50 diputados y 8 senadores, cuando el quorum en cada cámara es de 127 diputados y 37 senadores. Sería un presidente obligado a negociar.¿PodríaMileiconseguirlosvotos para un proyecto tan criticado por el resto de los partidos políticos?
La estabilización que hizo Alberto Fujimori en 1990 fue tan costosa económica y socialmente que Perú sufrió un brote de cólera, una enfermedad del siglo XIX. Cuando le pregunté a un colega peruano cómo fue posible que una estabilización con costos tan altos fuera tolerada socialmente, me respondió: “En hiperinflación, la demanda social de estabilidad es tan grande que la gente está dispuesta a soportar cualquier cosa, incluso el cólera”.
Incitar una corrida cambiaria para provocar una megadevaluación y someter a la economía a un proceso hiperinflacionario es insensible e imprudente. Una hiperinflación aumentará brutalmente la pobreza y podría alterar la paz social. Fabricar un contexto como ese, cuando se carece de experiencia política y gestión, de equipos técnicos y anclaje político podría poner en riesgo la gobernabilidad. La Argentina no merece ni necesita semejante salto al vacío.
El autor es director de Equilibra e investigador del Conicet y Cedes
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Crece el temor por la deuda de importadores con sus proveedores del exterior
Asciende a los US$41.900 millones; desde enero de 2022, su stock aumentó en US$18.100 millonesSofía DiamanteJavier Milei candidato presidencial “Me sorprende el planteo de Bullrich, no por las bestialidades que hace Massa, sino porque su potencial ministro de economía, Melconian, se juntó con el señor Massa para pedirle que cuide el sira”
Una de las mayores herencias que recibirá el próximo gobierno, y que condiciona la quita del cepo cambiario, es la deuda que mantienen las empresas importadoras con sus proveedores del exterior. En agosto (último dato oficial), este pasivo comercial se incrementó en US$2721 millones y, desde enero de 2022, aumentó en US$18.100 millones.
Debido a las formas de pago, siempre hay una deuda que se genera entre las importaciones realizadas (devengadas) y las pagadas. Históricamente, esa diferencia fue de US$20.000 millones. Sin embargo, desde que el Gobierno comenzó a restringir el acceso a dólares oficiales, la deuda se duplicó y ya alcanza los US$41.900 millones, según cálculos de la consultora Econviews.
El Ministerio de Economía estableció dos barreras para que se les dificulte a las empresas acceder a los dólares oficiales. Por un lado, necesitan tener las aprobaciones del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), que lo debe autorizar la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
Una vez que se aprueba, el ente recaudador fija en cuántos días pueden las empresas acudir al Banco Central a comprar los dólares al tipo de cambio oficial ($350). Sin embargo, en la práctica, la entidad monetaria está rolleando la fecha: cuando vence el plazo en el que las empresas deberían poder acceder a los dólares, el Banco Central les posterga el día, según explican en el sector privado en reserva.
La situación afecta a todas las empresas por igual. Las más grandes tienen mejor espalda para negociar con sus proveedores del exterior, mientras que las más pequeñas encuentran dificultades o sufren la pérdida de los contratos. El Gobierno las alienta a usar dólares propios o a que hagan los pagos por el contado con liquidación (CCL), pero eso las inhabilita luego a operar por el mercado oficial por 180 días.
El problema genera tanta preocupación entre las compañías que es una de las principales consultas que les hacen a los referentes económicos de los candidatos a presidente, sobre todo cuando la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los paralelos supera el 188% ($350 versus $1010).
Mientras en el equipo de Javier Milei, candidato a presidente por La Libertad Avanza (LLA), no hay una respuesta, en Juntos por el Cambio ya comenzaron a dar detalles del plan que tienen preparado. Según les informó el economista Carlos Melconian a las empresas, la idea a partir del 10 de diciembre es desdoblar el mercado de cambios y tener un dólar comercial para importaciones y exportaciones, y otro dólar financiero para pedir y pagar créditos con entidades del exterior.
Tres tipos de cambio
Pero como la deuda acumulada por las empresas es tan voluminosa, Melconian también separará el flujo del stock, por lo cual podría haber tres tipos de cambio: uno comercial para las nuevas compras y ventas al exterior realizadas a partir del 10 de diciembre; otro comercial un poco más alto para las deudas comerciales acumuladas hasta esa fecha, y un tipo de cambio financiero aún más alto para la toma y pago de créditos.
Por su parte, el equipo del candidato y ministro de Economía, Sergio Massa, evita hablar sobre el plan económico a partir del 10 de diciembre y es una incógnita para las empresas saber qué ocurrirá con la deuda comercial.
En el último debate presidencial sucedió una curiosidad: Milei no le preguntó al ministro de Economía y candidato presidencial por Unión por la Patria, Sergio Massa, sobre el estado de “las SIRA” y de la deuda comercial, que llegó a un nivel récord, sino que consultó sobre ese tema a la líder de Pro.
“La señora [Patricia] Bullrich habló de la SIRA, que es la deuda de los importadores. La Argentina tiene cepo, que es una fuente de corrupción y un subsidio encubierto para los importadores. Me sorprende el planteo que hace Bullrich, no por las bestialidades que hace Massa, sino por el hecho de que su potencial ministro de Economía, el señor Melconian, se juntó con el señor Massa para pedirle que cuide la SIRA, para que cuide un tongo, para que cuide la corrupción”, comentó Milei.
La mención se refería a una reunión privada que mantuvieron Melconian y Massa, antes del 25 de agosto, cuando Bullrich designó al expresidente del Banco Nación su virtual ministro de Economía, según contó el lunes
En medio de la crisis cambiaria, el Gobierno hizo cambios en el dólar Qatar, el tarjeta y el solidario. Unificó las percepciones de Ganancias y Bienes Personales en el 45% y 25%, encadacaso.Así,lacotizacióndelos tres dólares confluye en $731.
Según la resolución 5430 de la AFIP, publicada en el Boletín Oficial, a los consumos en el exterior realizados con tarjeta de crédito y débito se les aplicará el 25%, sin considerar ningún monto de consumo máximo por mes por persona. Hasta anteayer, regían dos cotizaciones: una cuando se gastaba menos de US$300 por mes (dólar tarjeta) y otra cuando superaba ese monto (dólar Qatar). Entonces estaban a $639,63 y $657,90, respectivamente. Con los cambios en las percepciones, su nueva cotización se eleva a $731.
“Se trata de un nuevo dólar al que denominaremos Dólar Elecciones I y, posiblemente, de existir una segunda vuelta, existirá una mayor presión sobre el tipo de cambio, que podría generar un nuevo incremento de los porcentajes de percepciones por parte de la AFIP”, indicó Sebastián Domínguez, CEO de SDC Asesores Tributarios.
La cotización del dólar oficial minorista en el Banco Nación es de $365,50. Al sumarle la percepción del 30% del impuesto PAIS ($109,65), la percepción del 45% a cuenta de Ganancias ($164,48) y la del 25% a cuenta de Bienes Personales ($91,38), se llega al valor del nuevo dólar. Sigue siendo inferior a las cotizaciones del MEP y el blue.
El 15 de agosto, la AFIP había establecido una reducción en el dólar Qatar de una percepción del 25% a 5%. Se trataba de la que puede recuperarse imputándolo al pago del impuesto a los bienes personales, en el caso de quienes estén alcanzados por esa carga fiscal. Esa medida se había tomado luego de la devaluación del dólar oficial el día después de las PASO. Ahora vuelve al porcentaje previo.
La percepción del 25% se va a aplicar a las siguientes operaciones: compra de dólar ahorro; pagos con pesos de los consumos de las tarjetas de crédito, de compra y de débito realizados en moneda extranjera, sin importar el monto mensual; pagos con pesos de servicios en el exterior contratados por agencias de viajes y turismo del país; pagos con pesos de servicios de transporte terrestre, aéreo y por vía acuática con destino fuera del país, excepto el caso de transporte terrestre de pasajeros a países limítrofes, y pago con pesos de importación de determinados productos suntuarios.
Una de las dudas que surgen cuando se publican cambios que modifican las cotizaciones con consumos en dólares con tarjeta de crédito en el exterior es desde cuándo se aplica. “Si bien técnicamente la percepción se debe practicar al momento del pago, en las diferentes modificaciones que se han establecido a los regímenes de percepción, la AFIP ha instruido a los bancos a aplicar las modificaciones para los consumos que se realicen desde la publicación de la norma, independientemente de la fecha de pago. La resolución general (AFIP) 5430 indica que la percepción del 25% resultará de aplicación para las operaciones efectuadas desde el día de hoy (por ayer). En consecuencia, entendemos que se continuará con el mismo criterio”, indicó Domínguez.
El tributarista César Litvin consideró que la medida “era esperable” y que el Gobierno está usando el sistema tributario para hacer política monetaria. “Todas estas distorsiones se producen por tener distintos de cambio. Cuando la brecha entre el oficial y el blue supera el 100%, las percepciones no alcanzan”, resaltó. Es que quienes viajaban al exterior podían acceder, por caso, al dólar a $640 aproximadamente, contra los $945 del blue de anteayer. Luego se disparó a los $1010.
Litvin recordó que la percepción del 25% a cuenta de Bienes Personales rige para personas físicas. En el caso de las empresas es a cuenta del impuesto a las ganancias. Las personas que no pagan este tributo pueden solicitar la devolución. “Esos saldos a favor si no los pueden compensar contra algún impuesto, van a tener que pedirlo el año que viene”, sostuvo. Recién se puede hacer en enero del año siguiente a la retención del tributo. Con una inflación anual en 2023 volando ese dinero se licua.
“Aun con esta nueva suba de impuestos para quienes gasten con tarjeta sigue siendo preferible pagar al dólar oficial y cancelar el gasto en pesos. Si tenés los dólares los vendes al blue o al MEP libre ganando casi $200 por dólar”, señaló el analista Christian Buteler. Lo más conveniente sigue siendo usar la tarjeta de débito cuando se viaja al exterior, ya que de esa forma se previene una devaluación o una nueva percepción que impactará en el momento de pagar el consumo de la tarjeta de crédito.
También se aplicará la percepción del 25% a los consumos de servicios digitales o de streaming, como Netflix o Spotify.
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La hiperinflación como objetivo político
Por Martín Rapetti
Hace casi 50 años, el gran economista Adolfo Canitrot publicaba un artículo que pronto se convertiría en un clásico: “La disciplina como objetivo de la política económica”. En una pieza que maridaba el análisis político y el económico, Canitrot explicaba que el principal propósito de la estrategia de política económica de Martínez de Hoz en 1976 no era ordenar la macroeconomía y estabilizar la inflación desbocada tras el “Rodrigazo”, sino disciplinar las aspiraciones de los sectores populares.
La historia, decía un filósofo alemán, suele repetirse; primero como tragedia y luego como farsa. Las recientes declaraciones del candidato a presidente Javier Milei sugieren, con bastante transparencia, que el propósito inicial de su política económica no será estabilizar la economía y bajar la inflación, sino, por el contrario, acentuar la incertidumbre, provocar una crisis cambiaria y dar curso a un proceso hiperinflacionario. Sus expresiones públicas no exigen intérpretes profesionales: “El peso es la moneda que emite el político argentino, por ende, no puede valer ni excremento, porque esas basuras no sirven ni para abono”; “cuanto más alto esté el precio del dólar, dolarizar es más fácil”.
La teoría económica nos enseña que el precio de un activo financiero está mayormente determinado por las expectativas que el mercado se forje respecto a su precio futuro. El peso es un activo financiero. Si quien tiene más chances de convertirse en presidente anuncia que planea cerrar el Banco Central (BCRA) y dejar de emitir pesos para sustituirlos por dólares, ¿qué valor puede tener ese activo en vías de extinción? ¿Cuánto vale el excremento que no sirve ni para abono? Concluir que, con Milei presidente, el peso va camino a valer cero es idéntico a que la suba del precio del dólar no tiene límite.
¿Cuál es el propósito de buscar semejante hiperdevaluación del peso? ¿Ganar las elecciones? No parece una conjetura atractiva. Todos los analistas coinciden en que Milei supo captar el sentimiento de hastío y bronca de la sociedad y su necesidad de encontrar una opción distinta a los candidatos del gobierno actual y del anterior. No pareciera necesitar un colapso económico para ganar la elección; con el actual deterioro le basta. Parece mucho más sencillo encontrar una explicación en otro lado: hacer financiera y políticamente viable la dolarización de la economía.
Hace pocas semanas, un amplio grupo de economistas nos manifestamos en contra del proyecto dolarizador. Argumentamos que la dolarización es una muy mala opción para la Argentina, pero que además es impracticable en las condiciones actuales, a menos que se esté dispuesto a atravesar una brutal devaluación e hiperinflación (potencialmente combinada con una alteración de los contratos en el sistema financiero). La razón es sencilla. Dolarizar requiere que el BCRA rescate unos $7 billones de base monetaria y otros $21,3 billones de pasivos remunerados (las Leliq) y los cambie por dólares. A los $800 que valía el dólar hace una semana, ese rescate requeriría unos US$35.000 millones. Agreguemos que para cerrar el Central se necesitarían también otros US$5000 millones para dejar las reservas netas –hoy negativas– en cero.
El Banco Central no tiene los US$40.000 millones que se precisaban hasta hace una semana para dolarizar. Esos fondos se tienen que conseguir vía endeudamiento con el sector privado. El problema es que el Estado argentino no tiene acceso al crédito y mucho menos para conseguir esa magnitud. Ahora bien, si el tipo de cambio fuera más alto, las necesidades de financiamiento se reducirían. Si el tipo de cambio fuera $1600 por dólar, el financiamiento requerido disminuiría a US$20.000 millones y si trepara a $2800 por dólar, las necesidades caerían a US$10.000 millones.
Una hiperdevaluación no solo facilitaría la implementación financiera de la dolarización, sino que también podría ayudar a hacerla políticamenteviable.Aunconunabuenaelección el 22 de octubre, Milei contaría con un soporte legislativo muy delgado: tendría una bancada propia de no más de 50 diputados y 8 senadores, cuando el quorum en cada cámara es de 127 diputados y 37 senadores. Sería un presidente obligado a negociar.¿PodríaMileiconseguirlosvotos para un proyecto tan criticado por el resto de los partidos políticos?
La estabilización que hizo Alberto Fujimori en 1990 fue tan costosa económica y socialmente que Perú sufrió un brote de cólera, una enfermedad del siglo XIX. Cuando le pregunté a un colega peruano cómo fue posible que una estabilización con costos tan altos fuera tolerada socialmente, me respondió: “En hiperinflación, la demanda social de estabilidad es tan grande que la gente está dispuesta a soportar cualquier cosa, incluso el cólera”.
Incitar una corrida cambiaria para provocar una megadevaluación y someter a la economía a un proceso hiperinflacionario es insensible e imprudente. Una hiperinflación aumentará brutalmente la pobreza y podría alterar la paz social. Fabricar un contexto como ese, cuando se carece de experiencia política y gestión, de equipos técnicos y anclaje político podría poner en riesgo la gobernabilidad. La Argentina no merece ni necesita semejante salto al vacío.
El autor es director de Equilibra e investigador del Conicet y Cedes
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Crece el temor por la deuda de importadores con sus proveedores del exterior
Asciende a los US$41.900 millones; desde enero de 2022, su stock aumentó en US$18.100 millonesSofía DiamanteJavier Milei candidato presidencial “Me sorprende el planteo de Bullrich, no por las bestialidades que hace Massa, sino porque su potencial ministro de economía, Melconian, se juntó con el señor Massa para pedirle que cuide el sira”
Una de las mayores herencias que recibirá el próximo gobierno, y que condiciona la quita del cepo cambiario, es la deuda que mantienen las empresas importadoras con sus proveedores del exterior. En agosto (último dato oficial), este pasivo comercial se incrementó en US$2721 millones y, desde enero de 2022, aumentó en US$18.100 millones.
Debido a las formas de pago, siempre hay una deuda que se genera entre las importaciones realizadas (devengadas) y las pagadas. Históricamente, esa diferencia fue de US$20.000 millones. Sin embargo, desde que el Gobierno comenzó a restringir el acceso a dólares oficiales, la deuda se duplicó y ya alcanza los US$41.900 millones, según cálculos de la consultora Econviews.
El Ministerio de Economía estableció dos barreras para que se les dificulte a las empresas acceder a los dólares oficiales. Por un lado, necesitan tener las aprobaciones del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), que lo debe autorizar la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
Una vez que se aprueba, el ente recaudador fija en cuántos días pueden las empresas acudir al Banco Central a comprar los dólares al tipo de cambio oficial ($350). Sin embargo, en la práctica, la entidad monetaria está rolleando la fecha: cuando vence el plazo en el que las empresas deberían poder acceder a los dólares, el Banco Central les posterga el día, según explican en el sector privado en reserva.
La situación afecta a todas las empresas por igual. Las más grandes tienen mejor espalda para negociar con sus proveedores del exterior, mientras que las más pequeñas encuentran dificultades o sufren la pérdida de los contratos. El Gobierno las alienta a usar dólares propios o a que hagan los pagos por el contado con liquidación (CCL), pero eso las inhabilita luego a operar por el mercado oficial por 180 días.
El problema genera tanta preocupación entre las compañías que es una de las principales consultas que les hacen a los referentes económicos de los candidatos a presidente, sobre todo cuando la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los paralelos supera el 188% ($350 versus $1010).
Mientras en el equipo de Javier Milei, candidato a presidente por La Libertad Avanza (LLA), no hay una respuesta, en Juntos por el Cambio ya comenzaron a dar detalles del plan que tienen preparado. Según les informó el economista Carlos Melconian a las empresas, la idea a partir del 10 de diciembre es desdoblar el mercado de cambios y tener un dólar comercial para importaciones y exportaciones, y otro dólar financiero para pedir y pagar créditos con entidades del exterior.
Tres tipos de cambio
Pero como la deuda acumulada por las empresas es tan voluminosa, Melconian también separará el flujo del stock, por lo cual podría haber tres tipos de cambio: uno comercial para las nuevas compras y ventas al exterior realizadas a partir del 10 de diciembre; otro comercial un poco más alto para las deudas comerciales acumuladas hasta esa fecha, y un tipo de cambio financiero aún más alto para la toma y pago de créditos.
Por su parte, el equipo del candidato y ministro de Economía, Sergio Massa, evita hablar sobre el plan económico a partir del 10 de diciembre y es una incógnita para las empresas saber qué ocurrirá con la deuda comercial.
En el último debate presidencial sucedió una curiosidad: Milei no le preguntó al ministro de Economía y candidato presidencial por Unión por la Patria, Sergio Massa, sobre el estado de “las SIRA” y de la deuda comercial, que llegó a un nivel récord, sino que consultó sobre ese tema a la líder de Pro.
“La señora [Patricia] Bullrich habló de la SIRA, que es la deuda de los importadores. La Argentina tiene cepo, que es una fuente de corrupción y un subsidio encubierto para los importadores. Me sorprende el planteo que hace Bullrich, no por las bestialidades que hace Massa, sino por el hecho de que su potencial ministro de Economía, el señor Melconian, se juntó con el señor Massa para pedirle que cuide la SIRA, para que cuide un tongo, para que cuide la corrupción”, comentó Milei.
La mención se refería a una reunión privada que mantuvieron Melconian y Massa, antes del 25 de agosto, cuando Bullrich designó al expresidente del Banco Nación su virtual ministro de Economía, según contó el lunes
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