De eso hay que hablar
Héctor M. Guyot
Hay algo que no anda bien en nuestra sociedad. El Presidente se pelea con todos, dispara agravios a granel, lanza imágenes escatológicas sin ningún filtro, habla con desprecio de aquellos que lo contradicen y la reacción de su entorno y del establishment más cercano, donde no falta la gente razonable, es sorprendente: o bien miran para otro lado y le perdonan los exabruptos bajo la justificación de que son parte de su estilo o, más grave todavía, se los festejan. Si ese tipo de actitudes son reprochables en cualquiera, más todavía lo son en un presidente, a quien se tiende a mirar como ejemplo a seguir. Quienes celebran sus políticas, incluso quienes lo acompañan en la gestión, deberían señalarle esto a Javier Milei, aun a riesgo de perder su amistad o salir eyectados del Gobierno. Callar es avalarlo y aceptar la violencia verbal como si fuera algo normal, parte del juego democrático, cuando no lo es. No se trata de mantener el decoro o las buenas costumbres (aunque también, porque a fin de cuentas una convivencia sana empieza por el respeto al otro). La reacción cabe sobre todo en homenaje el buen término de la gestión, porque estas actitudes del Presidente socavan la posibilidad de éxito de un gobierno que dinamita con un agravio cada avance que consigue. Y todos necesitamos que le vaya bien.
Los empresarios que lo abrazaban con efusión tras su discurso en el encuentro de Llao Llao podrían, entre palmada y palmada, marcarle esto. Por su apoyo al plan de gobierno, por la estima recíproca que mantienen con el Presidente, Milei no podría adjudicarle mala fe al reproche, como cada vez que rechaza una crítica. En este caso, el señalamiento vendría de quienes lo quieren bien y comulgan con sus ideas. Quizá consigan algo. Festejarle los chistes dudosos o los comentarios despectivos, como ocurrió en la cena de la Fundación Libertad, lo afirma aún más en ese equívoco papel de francotirador verbal en el que tan a gusto parece sentirse. La adulación incondicional es peligrosa. El primero que pierde pie es el adulado. “Hola a todos”, arrancó su discurso con una voz gutural que habrá sorprendido a más de uno. “Si no, no soy yo”, aclaró enseguida, satisfecho de sí mismo. ¿Hace falta que Milei sea tan Milei todo el tiempo? No conviene estimularlo.
Esa noche, antes de que Milei hablara, el presidente de Uruguay deslizó con altura un mensaje que quizá haya llegado a los oídos indicados. “Uno de los anclajes uruguayos es el Estado fuerte, no grande”, dijo Luis Lacalle Pou. Además de hablar de la importancia de la cohesión social y de los valores de la tolerancia, propuso: “Hay que ser firme con las ideas y suave con las personas”. Cuánto que aprender.
Algunos lo llaman estilo. Otros, estrategia. Pero tal vez no sea del todo ninguna de las dos cosas y resulte una característica difícil de manejar a voluntad. La gran incógnita no es tanto si el fin de la recesión llegará con un rebote en forma de V o de U, sino si Milei puede proceder de otra manera en relación a aquellos que no se le rinden incondicionalmente y si estaría dispuesto a hacerlo.
Como sea, el festejo acrítico de las formas despectivas del Presidente, que se verifica con mayor vehemencia entre sus trolls más fanáticos, no ayuda. Al contrario, refuerza la contradicción en la que parece atrapada la gestión. Las redes, en su loca dinámica, son un presente perpetuo. Mientras una persona razonable, como parece Carlos Torrendel, debe sentarse con las autoridades universitarias para encontrar acuerdos y dar con soluciones, en las redes circulan, al mismo tiempo, videos donde Milei dice las peores cosas de la universidad pública aplicando la mala costumbre de demonizar el todo a partir de la parte podrida. Es una presencia incómoda en esa mesa. Algo parecido les pasa a los funcionarios que laboriosamente tratan de sacar adelante la “Ley de bases”.
Parte del problema es que el Presidente se siente un cruzado con una misión global. Antes que la gestión del país, parece haber asumido el liderazgo de una batalla cultural que redimirá al mundo del pecado del socialismo, categoría en la que entra todo lo que huela a Estado. Parecería que las fuerzas del cielo quieren pasar de un extremo al otro, del falso progresismo al paraíso libertario, pero libran su lucha con las mismas armas que usaban sus antagonistas, y los tibios que aspiramos a una convivencia que habilite el diálogo, el disenso y la amplia gama de matices que ofrece la realidad quedamos atrapados en el medio, o en un no lugar, como le ocurre a muchos referentes de PRO y sobre todo a la gente de la Coalición Cívica, la que de manera más consistente está planteando críticas constructivas.
Un paso para adelante, dos para atrás. Si quieren salir del círculo vicioso, la idea de que la confrontación mantiene la popularidad de Milei, afincada en parte del entorno presidencial, debería ser revisada. El gran paso en falso que el Gobierno dio esta semana ante el reclamo de la multitudinaria marcha universitaria del martes, en cuya legitimidad quisieron lavar sus prontuarios unos cuantos desahuciados, ofrece una buena oportunidad. Si es que la ven.
Antes que la gestión de un país, el Presidente parece haber asumido el liderazgo de una cruzada que redimirá al mundo del pecado del socialismo
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Mil gracias, Javier, por tus verdades y tus mentiritas
Carlos M. Reymundo Roberts
Milei usó la cadena nacional para militar su gobierno, respondió a la marcha del martes con la acusación de que buscan desestabilizarlo, y el miércoles, en la Fundación Libertad, dio un discurso estandapero que hizo las delicias del público por la abundancia de humor y chicanas. ¿Eso lo convierte en un remedo de Cristina? ¡Cualquiera! Apenas un puñado de coincidencias. Cris es esencialmente populista, y Javi..., bueno, Javi la mira con cariño. No a Cristina, por Dios; a esa vocación por lo popular. A la señora, en todo caso, la admira. No me acusen de sacrílego: solo digo que ella tenía una exitosa fórmula para ser objeto de devoción de las masas. Es posible que, sin querer queriendo, el Presi haya sacado algunos tips de ese estilo magnético. Pero obvio que las diferencias son enormes. ¿Cris en la Fundación Libertad? Antes que ir a ese antro es capaz de cualquier sacrificio: cortarse el jopo, no usar más el Rolex de oro y donar sus jubilaciones a hospitales (o a universidades, je). Me parece estar oyéndola: “¡Ni de locos!”. Claro, señora, cómo va a pisar semejante foro. “Ni de locos renuncio a todo eso”.
La obsesión de Milei es marcar su propio destino. Tiene como guía el espejo de Alberto: si hace lo contrario, acierta. Justamente cortó con Fátima para no caer en la tentación de achacarle culpas. A propósito de Alberto, insigne profesor: no fue visto en la protesta. Barajan tres posibilidades: estaba viendo una serie, temía encontrarse con sus alumnos o fue a Olivos y no a la Plaza de Mayo. Agrego una cuarta: se quedó dormido.
Qué diferencia con Massita, que llegó envuelto en el calor de la gente. Tremendo carisma. Lástima que fue ministro de Economía: nos perdimos un gran presidente. Máximo no estuvo, por lo de siempre: huele a pizarrón y sale corriendo. Kichi, frustradísimo: subió la escalera del escenario con paso de gobernador y la tuvo que bajar enseguida porque los de la CGT no lo dejaron pasar; le atribuyen haber dicho que defiende la UBA por ser “una fruta muy noble”. Cristina salió al balcón del instituto Patria mostrando un buzo universitario; fuerte decepción: muchos esperaban que mostrara su título de abogada.
Milei no consigue digerir la concentración estudiantil. Un poco lo entiendo. Las universidades públicas son tierra fértil para la progresía. Él lo definió muy bien en su tuit: “Lágrimas de zurdos”. Sí, todo zurdaje. Según la estimación de LA NACIÓN, se congregaron más de 400.000 personas. increíble la capacidad de movilización de la izquierda. Hay que revisar los prejuicios: marcharon pacíficamente y se retiraron con la misma onda zen. Zurdos eran los de antes: contestatarios, revoltosos, violentos. Estos son más pícaros: varios dijeron que habían votado a Milei. O mentían o eran infiltrados. Motosierra, jefe. Y si de verdad eran de los nuestros, a los leones.
Otra forma de ver la protesta es pensar que se trata de estudiantes cuya única consigna es que quieren estudiar. Rarísimo. ¿Qué se creen, que esto es Suiza? Yo, desde el Mayo del 68 francés, veo estudiantes en las calles y me broto.
Llamé al secretario de Educación, Carlos Torrendell, designado para negociar con las universidades. Me presenté y, sobre todo, le pedí que se presentara, porque no estaría siendo muy conocido. Ya me olvidé de su currículum, pero no de lo que me dijo: “Tanta historia con la UBA y resulta que, en el más prestigioso ranking de universidades, el de Times Higher Education, figura en el puesto 170”. Le expliqué que esa investigación reúne a casi 2000 universidades de 108 países: 170 no es una mala ubicación. Me contestó: “Hasta que se enteren de que Alberto es profesor”.
Hay otro ranking al que los mercados globales le están prestando mucha atención. Este año, el peso es la moneda que más se valorizó frente al dólar. Por si leyeron distraídos, repito: el peso Milei –no el euro, no el yuan– está haciendo hocicar al dólar. ¿Retraso del tipo de cambio? No, la mayor victoria argentina después de Qatar. Moneda contra moneda, un voraz fortalecimiento de la nuestra, que alcanza el 25%. Javier lo hizo. Lo hizo sin querer, pienso, porque íbamos a dolarizarnos. Ahora resulta que Estados Unidos analiza seriamente la pesificación.
Lo dijo el Presi en su cadena: estamos muy bien. Por favor, cuántas cifras auspiciosas, y cuánta seriedad para exponerlas. Otra diferencia con Cris, que no hablaba sino estaba rodeada de aplaudidores y patios militantes. Ja vi puede incurrir en mentirillasyes un poco atropellado cuando lee, pero lo atribuyo al apuro por dar buenas noticias. La principal aparecióenseguida, en el primer minuto de su exposición. transcribo :“en cuatro meses hemos recorrido ya más de la mitad del camino”. ¿Más de la mitad del camino? Wow. ¿No exagera, jefe? No, claro, cómo va a exagerar en esa materia; cómo va a ilusionarnos con lo poco que falta. Saqué el cálculo: a este ritmo, en julio habremos completado la tarea. impresionante. De no creer. Me pellizco
O que alguien lo pellizque a Javier.
Desde el Mayo del 68 francés, yo veo estudiantes en las calles y me broto
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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