Por fin descubrí la fórmula mágica de Javi Milei
Carlos M. Reymundo Roberts
El Presi manda a su gente a equivocarse para que puedan ir inmediatamente por la rectificación
Desde hace semanas me venía preguntando cuál era el secreto del éxito de la gestión de Milei; porque si todo te sale bien se debe a que tenés una fórmula, un modus operandi, un manual de procedimientos; exactamente lo contrario a ir inventando sobre la marcha. El martes, Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia, develó el misterio. ¡Por fin! Imbancable que me preguntaran cuáles eran las causas de estos arrolladores primeros cuatro meses y contestar con generalidades, tipo “Milei es Gardel”, “el equipo la rompe”, “desde hace dos años veníamos preparando un programa de gobierno”... Marianito me salvó. Ese día, a la mañana, autorizó aumentos por los trámites de transferencias de vehículos ante el Registro Automotor; nada más razonable: estaban congelados desde octubre. Ese mismo día, a la tarde, anunció que los aumentos quedaban suspendidos; nada más sensato: no hay que alimentar la inflación. Al explicar la marcha atrás, el ministro dijo que se había decidido “revaluar la situación”. ¡Ahí estaba el secreto, la fórmula mágica! ¡Revaluar! Claro: nos hemos dado un gobierno revala luador, que no queda presa de sus decisiones. Qué lindo revisar lo hecho con espíritu crítico, y qué lindo verbo para conjugar: Javi revalúa, Karina revalúa, los ministros revalúan, todos revalúan. ¿Falla en la evaluación inicial? No, papá. Evaluar está al alcance de cualquier mortal. Revaluar es de dioses. Y de libertarios.
No me perdono haber tardado tanto en descubrirlo. Estaba muy, muy a la vista. Cuando Milei dio el OK para que Marcela Pagano fuera jefa de la Comisión de Juicio Político, y al rato mandó cortarle los pies, no estaba siendo confuso o contradictorio: había recalculado la situación. Eso provocó la fractura del bloque y que Zago, que remaba a Marcela, formara uno propio. Bueno, pronto llegará el momento de recalcular qué hacer con ese tipo. Salvo que él recalcule y vuelva
Así, una y otra vez. Las dos columnas que sostienen el proyecto, la “Ley de bases” y el decreto XXXL, sufren cambios todos los días. Cuando sean aprobados lucirán irreconocibles. ¿El Presi se aumentó el sueldo mediante un decreto con su firma y después anuló el decreto? Muy sencillo: hizo mejor las cuentas y llegó a conclusión de que con la guita que ganaba podía llegar a fin de mes. Karina tenía un presupuesto y además tenía, como todos los funcionarios, la orden de su hermano de achicar gastos, ahorrar. Pues bien, esta semana duplicó su partida. Las lenguas viperinas de la oposición hablaron de sobresueldos. Nada que ver: si Kari quiere –y todo indica que quiere– suceder a Javi en 2027, estaba obligada a revaluar el costo de una campaña tan madrugadora. Quién no prefiere que los fondos vengan por derecha y no en bolsos. Sospecho que aún hoy Cristina maldice no haber revaluado esa metodología.
Javi odiaba a Lula, le parecía un comunista y un ladrón, hasta que anteayer revisó sus prejuicios y está remando un encuentro amistoso con él. No podemos sino agradecer que el GPS le corrija el rumbo, y que esté dispuesto a borrar con mansedumbre lo que dijo con iracundia. A Lanata, que apenas había cuestionado la presencia del embajador de Israel en la reunión del gabinete, lo llamó mentiroso y corrupto. Tranqui, fieritas. Ahora lo va a llamar… por teléfono, para disculparse. Como hemos visto, no le cuesta nada reconsiderar lo que hace o lo que dice: al Papa lo llevó del infierno al cielo antes de que cantara el gallo.
También puso en revisión su vínculo con Fátima Florez: la rutilante carrera de los dos les impedía estar más tiempo juntos: no se veían nunca. Pero quedaron íntimos, y ella podría sumarse en la próxima campaña. Se comprometió a buscar un amigo para Kari.
El Presi ha impregnado esta filosofía de vida en todo el Gobierno. Me dicen que manda a su gente a equivocarse para que tengan la inmediata oportunidad de ir por la rectificación, sancta sanctorum de la Casa Rosada. Algunos, es inevitable, solo tienen asimilada la primera parte.
Son decenas los que asumieron un cargo y horas después, mientras ponían fotos de la familia en el despacho, se enteraban de que habían sido echados: no habían superado la revisión de su perfil. Lo mismo con decisiones que, tomadas al calor del entusiasmo, no tardan en ser anuladas. Hay algo de ligereza: se apresuran los que cumplen una orden antes de que llegue la contraorden.
Le pregunté a un alto funcionario de Economía –para resguardar el off the record no diré su nombre; solo su apellido: Caputo– en qué andaban los planes de dolarizar y cerrar el Banco Central. Me contestó que ambos proyectos estaban siendo evaluados, que posteriormente serán revaluados, y que no descarta que queden devaluados.
¿El Pacto de Mayo? Ni idea: para mayo falta un siglo.
Haber propuesto al juez Ariel Lijo para la Corte también supone un cambio de marcha. La guerra contra la casta puede esperar
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Dichas y pesares de decidir tu propio sueldo
Héctor M. Guyot
Debe ser lindo tener la posibilidad de decidir tu propio sueldo. Para quien se tiene en alta estima, sería como estar habilitado para hacer justicia por mano propia. Más complicado es determinar el monto de tu salario enfrente de quien debe meter la mano en el bolsillo para pagártelo. Más aún si el bolsillo está agujereado y adentro no hay otra cosa que el vacío cósmico. Eso es lo que palpa hoy la mano de la gran mayoría de los contribuyentes cuando busca un cobre. Se entiende entonces que los senadores, en su intento de rascar de donde no hay, se hayan movido con un sigilo que acabó amplificando la jugada.
Estamos todos aprendiendo a paso acelerado los pormenores del reglamento legislativo. Era hora. Queda claro que los senadores tardaron menos de dos minutos en aprobar el aumento de su dieta no porque anduvieran escasos de tiempo, que les sobra, sino porque queda feo andar despertando envidia. Muy considerados. Por otro lado, quedó demostrado que cuando quieren, los legisladores pueden: la “Ley de bases” avanza a paso de tortuga, pero el incremento de sus ingresos vuela a mano alzada. Prioridades son prioridades.
Que se entienda, no se cuestiona el monto en sí, en todo caso discutible. La dieta estaba relegada, si se la compara con lo que ganan otros funcionarios. El problema es que no fueron capaces de tener en cuenta el contexto social. Duplicarse los haberes cuando la gente común paga el costo del déficit cero con la pérdida de su salario en las fauces de la inflación, o cuando la UBA funciona a media luz por falta de presupuesto, denota la distancia que separa a los senadores del ciudadano de a pie. Es un golpe duro a la sufrida confianza que gran parte de la sociedad deposita en los que deben impulsar un cambio que nos libre de la espiral descendente.
El aumento contó con el voto del peronismo y parte de la UCR, pero ninguno de los senadores del oficialismo y de Pro que no alzaron la mano objetó la medida o manifestó su desacuerdo durante la sesión. La cosa estaba cocinada. “Así se mueve la casta”, lanzó por X el Presidente, que según su entorno estaba “furioso” por lo ocurrido. Todo sea por salvar el capital simbólico. Lo cierto es que el proyecto de resolución que habilitó la votación llevaba la firma de un senador libertario, que luego alegó torpeza. Según parece, todos avalaron o dejaron correr, incluso los que después se golpearon el pecho. La hipocresía que sobrevuela el episodio resulta triste en este momento del país.
La casta, sin embargo, parece estar moviéndose también por otro lado. Esta semana el Gobierno puso en marcha el trámite de postulación del juez Ariel Lijo para ser magistrado de la Corte Suprema. Es difícil de entender la insistencia de Javier Milei en llevar al más alto tribunal a un juez cuestionado por los más serios referentes del mundo del derecho y por reconocidas instituciones de todo tipo, desde colegios profesionales hasta ONG e instituciones empresariales. ¿Nadie le contó a Milei lo que Lijo representa? ¿No le llevó su ministro de Justicia un compendio de las objeciones a la candidatura que plantearon tantas voces críticas? ¿También su mesa chica, en la que solo caben su hermana Karina y el asesor Santiago Caputo, eligió desoír ese coro que entonaba al unísono una melodía tan clara y repetitiva?
Todo indica que aquí hay una decisión meditada. Un dato significativo, pues en el Presidente lo emocional suele prevalecer sobre lo racional. Pero quizá la medida no deba sorprender demasiado: al mismo tiempo, Milei es un líder focalizado en la economía que nunca demostró especial consideración por las instituciones y los valores políticos de la democracia republicana. Hace días, sin ir más lejos, volvió a cargar contra la prensa en general (“La peor cloaca del universo está en los medios argentinos”) y contra otro periodista en particular, Jorge Lanata, al que calificó de “ensobrado” (cuándo no). “El Presidente es así”, dijo Patricia Bullrich al ser consultada sobre el caso. Hasta los propios se resignan y con razón. Es el mismo Presidente el que con sus gestos parece decir: “Soy así, me toman o me dejan”. Muchos republicanos de a pie, con voluntad de apoyar un cambio genuino, se esfuerzan en mantenerle un crédito que él se empecina en rechazar.
Es imprescindible que un gobierno que llega con la promesa de terminar con los vicios de la casta no acabe cayendo en ellos. En este sentido, lo de Lijo preocupa no solo por la conformación de la Corte, sino también por los acuerdos que el oficialismo debería tejer para que la candidatura del juez prospere. Con el rechazo oficial de la UCR y Pro, la vía para conseguir la mayoría de los dos tercios sería un pacto con el kirchnerismo y los gobernadores peronistas. Más precisamente, con Cristina Kirchner y Gildo Insfrán, quien fue beneficiado por Lijo en el caso Ciccone. Y ya que hablamos de la Justicia, ¿qué podría pedir la expresidenta a cambio de los votos que prometa aportar en el recinto? Obvio. Que la última sesión del Senado nos sirva de lección. Cuando se vote por los nuevos jueces de la Corte, habrá que estar más atentos que nunca.ß
Quedó demostrado que cuando quieren, los legisladores pueden. La “Ley de bases” avanza a paso de tortuga, pero el incremento de la dieta vuela a mano alzada
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.