Desterrar el adoctrinamiento escolar
Lo sucedido en una escuela durante un homenaje a los héroes de Malvinas dio cuenta de un condenable y extendido afán por ideologizar a los alumnos
El gobierno de Javier Milei anunció cambios en la ley de educación tendientes a penar “el adoctrinamiento en las escuelas”. Manuel Adorni, vocero presidencial, anticipó que desde el Ministerio de Capital Humano se pondrá a disposición un canal para que padres y alumnos puedan denunciar hechos de adoctrinamiento o actividad política que violenten el derecho a educarse y a ejercer la libertad de expresión.
Durante años de gestión kirchnerista hemos denunciado desde esta columna editorial la distribución de textos, láminas y cuadernillos escolares que, pretendiendo ser didácticos, estaban imbuidos de una fuerte carga ideológica y partidaria –una práctica habitual de muchos gobiernos peronistas–, como así también el abuso de canales como Paka Paka o Encuentro, utilizados con los mismos fines. Hasta en Formosa es habitual que los alumnos de la escuela primaria deban entonar himnos de alabanza al gobernador Gildo Insfrán.
Demasiados docentes de distintos niveles se alejaron de su insustituible responsabilidad en la construcción del pensamiento crítico y autónomo de sus alumnos para maltratarlos o incluso amenazarlos con represalias si osaban disentir. El tejido social se fue así resintiendo, alimentando una creciente intolerancia política y social sin espacio para el que pensara diferente. Huelgan los ejemplos de bajadas de línea de un pensamiento único y prepotente que solo logró alejarnos de una educación en libertad, aprovechándose en muchos casos de inocentes niños. También han sido víctimas los adultos mayores; basta recordar los cursos para aprender a consumir contenidos en internet destinados a afiliados de una institución oficial como el PAMI.
Como es de esperar dada la vehemencia fanática propia de sus seguidores, además, las imposiciones ideológicas carecieron históricamente de la más mínima sensibilidad. Gestadas para someter doctrinariamente y sin distinciones a la mayor cantidad posible de adeptos, no se reparó en dolorosos episodios como la comprobada muerte por ahogo de Santiago Maldonado para instalar en las aulas falsas hipótesis al servicio del relato. Fuimos testigos estos días, incluso, de cómo una docente equivocó intencionalmente el ámbito y el discurso cuando, convocada para honrar a los héroes de Malvinas en un acto público, terminó ofendiendo a los presentes con palabras de carga político-partidaria totalmente extemporáneas.
Ocurrió en Verónica, partido bonaerense de Punta Indio, en un acto de homenaje realizado el pasado 2 de abril, en presencia de jóvenes alumnos, familiares y veteranos de Malvinas. Soledad Reyes, secretaria adjunta del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba) y militante peronista, además de docente de Historia, logró que un grupo de excombatientes y padres se retiraran ofendidos en medio de aplausos de apoyo acusándola de politizar su discurso. “Militante Nac y Pop de Néstor y Cristina”, se identifica Reyes en su cuenta de X, un perfil que permite entender cómo logró que la tensión escalara cuando quiso imponer desde un micrófono su mirada fanatizada en un ámbito por demás inapropiado que debió respetar.
El intendente local, David Angueira, pidió disculpas a quienes se sintieron agraviados por la cuestionada alocución, que también fue repudiada por agrupaciones políticas del distrito de Punta Indio, como la Unión Cívica Radical.
Pocas son las causas que unen fuertemente a los argentinos. La reivindicación de nuestros derechos soberanos sobre las Malvinas es una de ellas. Sin embargo, los profetas de la discordia llegan incluso a pisotear tan sagrado terreno en su afán por seguir imponiendo miradas ideologizadas y adoctrinadoras. Es tiempo de limitar, condenar y penalizar con fuerza tanta manía uniformadora de un discurso falaz que durante demasiado tiempo imperó y se buscó imponer desde ámbitos gubernamentales. La libertad de expresión y pensamiento está garantizada por la Constitución para todos los ciudadanos. Defendamos la pluralidad y abrevemos en la riqueza de las diferencias para construir un país en el que primen la libertad y el respeto.
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El termómetro de la salud
Ha sobrado mucha insensatez por parte de demasiados funcionarios para que la falta de divisas, además de constituir un problema económico, se convirtiera en una cuestión sanitaria. Las trabas a los permisos de importación de insumos imprescindibles impuestas por la gestión anterior complicaron el normal abastecimiento de equipos complejos o instrumental que requerían repuestos, dejaron laboratorios sin reactivos y elementos críticos para el diagnóstico clínico, como los materiales para tomografías, obligando a suspender trasplantes y cirugías. No había catéteres, ni jeringas, ni líquidos peritoneales para diálisis, ni válvulas para stents a la hora de atender un cuadro cardiovascular.
Con la salud no se juega. En julio pasado comenzaron las advertencias y denuncias de numerosos prestadores contra los entonces ministros de Economía Sergio Massa y de Salud Carla Vizzotti, pero su gobierno negaba rotundamente que hubiera algún riesgo de desabastecimiento.
Negar o disfrazar la realidad siempre fue el mecanismo preferido por quienes poca empatía mostraban ante un escenario de creciente dramatismo. Los reclamos formales se repitieron en octubre. Seis sociedades médicas elevaban al gobierno una carta para alertar sobre la falta de implementos para el trabajo diario. Algunas cuestiones lograron destrabarse a partir de la creación de una mesa chica integrada por médicos, proveedores, empresarios y autoridades que definieron un semáforo de necesidades. Para otras, no habrían de encontrarse soluciones antes de la finalización de la gestión de un gobierno tan inepto como insensible.
La crítica situación que preanunciaba colapsos en distintos frentes no encontraba freno. Desde el sector advertían que el conjunto de los insumos con dificultades de abastecimiento representaba menos del 1% del comercio exterior argentino, pero su peso era indiscutible. La Confederación de Asociaciones de Diálisis de la República Argentina alzó la voz ante el inminente agotamiento de insumos importados, sales, cloruros y demás elementos fundamentales para preparar los concentrados necesarios para diálisis que requieren más de 30.000 pacientes con insuficiencia renal crónica del país.
El escenario con el que se encontró el gobierno de Javier Milei presentaba numerosos focos de incendio. La liberalización de dólares para que volvieran a llegar al país insumos sanitarios y materias primas básicas para la fabricación de algunos elementos en el país pasó a ser una prioridad y los stocks reducidos o inexistentes comenzaron a regularizarse.
Hoy, el histórico brote de dengue registra un 54% más de infecciones notificadas que las 140.000 de todo 2023, y el número de fallecidos supera ya los 160. Los tres principales fabricantes locales de repelentes, que concentran el 90% de las ventas, no llegan a cubrir la demanda. Ante esta dramática falta, un primer cargamento de 22.320 unidades llegó desde México como donación para Cáritas, que los distribuirá en las zonas de mayor demanda. Se aguarda otro envío con el que se totalizarían unos 50.000.
En medio de la alerta sanitaria, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) decidió exceptuar “su intervención necesaria para la importación de repelentes de mosquitos durante 30 días dados el contexto epidemiológico actual y el consecuente incremento en la demanda”. El Gobierno liberó la importación de estos productos; se los exceptuó del cobro del IVA y de la retención del impuesto a las ganancias. La rapidez de reflejos es clave. La salud de los argentinos nunca puede esperar.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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