domingo, 6 de octubre de 2024

EL ESCENARIO Y ALINEAMIENTO




Un gabinete que cambia, con Milei haciendo equilibrio entre sus dos preferidos
Luego de que Santiago Caputo lograra entronizar a Mario Lugones en Salud, el Presidente fue a almorzar con Pettovello; Macri vuelve a las oficinas de Balcarce, pero no a la Casa Rosada
Maia JastreblanskySandra Pettovello y Santiago Caputo, en el balcón de la Casa Rosada
Se abrieron las puertas del pasillo que conecta el ala presidencial de la Casa Rosada con el Salón Blanco y entraron los tres: Javier Milei, Mario Lugones y Santiago Caputo. Los primeros dos recién se conocían. El Presidente y quien estaba a punto de asumir como su ministro de Salud tuvieron un escaso intercambio antes de la asunción y luego procedieron a la jura, que duró tres minutos, sin discursos. No es una rareza: la gestión libertaria es un collage y hay muchos altos funcionarios que, por su procedencia, jamás tuvieron trato directo con Milei.
Lugones, médico cardiólogo y empresario del área de la salud, llegó a su cargo por Caputo. Más precisamente, porque es el padre de Rodrigo, un íntimo amigo y compañero de trabajo del estratega presidencial. Lo llamativo fue que, ese día, Caputo se mostró al frente de la escena. Después del “sí, juro”, fue el primero en acercarse a saludar al flamante ministro, como haciéndose cargo de su designación.
En los últimos días, el estratega de Milei salió, como nunca, a la luz del sol. Él, que prefiere moverse en las sombras, no solo estuvo bajo los reflectores del Salón Blanco, sino que también apareció en sucesivas fotos políticas –desde aquella con Guillermo Francos y Karina Milei hasta la última postal con la CGT– y hasta fue captado por las cámaras de Telefe para el programa de Susana Giménez. Siempre que Milei da una entrevista, su consultor estrella lo asesora en la previa y así fue como quedó ponchado en el backstage de la nota que la diva le hizo al Presidente.
Lugones también manejaba los hilos de Salud desde afuera. Pero su rol de interventor externo ya se hizo insostenible con la salida de Mario Russo del ministerio. “Para asesor sin firma con Santiago alcanza”, fue el comentario en la Casa Rosada. Así fue como el cardiólogo pasó a la formalidad y Caputo asumió como el garante de su nombramiento en el gabinete.
A la jura del nuevo ministro faltaron algunos miembros del gabinete. Pero la ausencia que más llamó la atención fue la de la titular de Capital Humano, Sandra Pettovello. En guerra fría con Caputo desde hace meses, la ministra era una de las principales aliadas de Russo en el staff oficial.
De hecho, cuando días atrás trascendió que ella había acusado al por entonces ministro de Salud por un hecho de “corrupción” durante su encuentro privado con el papa Francisco en Santa Marta, la ministra se puso iracunda y salió a desmentir esa información.
Junto a otros funcionarios, Pettovello fue de las que más quisieron ayudar a Russo para que exhibiera autonomía frente a las intromisiones de los Lugones. El exministro de Salud –que se ganó el cariño de muchos en el gabinete– se entusiasmó. Así fue como, la semana pasada, quiso despedir a secretaria de Coordinación Administrativa del ministerio, Cecilia Loccisano, por un entredicho por el reparto de las vacunas del dengue. “El ministro soy yo”, se plantó en la Casa Rosada. Horas después, el Gobierno anunciaba que Russo estaba afuera.
Hijos dilectos
Milei pareció querer compensar la cuota de poder que le otorgó a Caputo el martes en el Salón Blanco. Sin poder saldar, desde hace meses, las diferencias entre sus dos “hijos dilectos”, el jefe del Estado movilizó el jueves a la cápsula presidencial desde la Casa Rosada a la Casa Patria Grande (rebautizada “Patria Libertad”) para almorzar con Pettovello. Esa mañana, ella se había ausentado de la reunión de gabinete, pero un rato más tarde recibió a Milei en su oficina. A la comida se sumó el secretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, la espada mediática del Gobierno en el conflicto con las universidades.
Durante el almuerzo, Milei felicitó al funcionario por su performance mediática y le preguntó cómo se había sumado a “las fuerzas del cielo”. Álvarez –que es el hijo del mítico fundador de Guardia de Hierro, Alejandro “Gallego” Álvarez, y que se inició en la Juventud Universitaria Peronista (JUP)– le contó que conocía al diputado libertario Santiago Santurio por la militancia celeste y que se hizo amigo de Daniel Parisini (el influencer libertario “Gordo Dan”) antes del triunfo de La Libertad Avanza.
Después, el secretario de Políticas Universitarias le contó a Milei que estaba escribiendo una tesis doctoral sobre las cuasimonedas. El Presidente, entonces, se extendió en la charla de teoría económica, sumergido en los tópicos que más le gustan.
Pettovello, por su parte, obtuvo la foto más importante. Álvarez tiene el cobijo de Santiago Caputo, que vio en él una figura clave para librar la batalla cultural en los ámbitos estudiantiles. Pero siempre buscó preservar un buen vínculo con Pettovello, que es su superior en el organigrama.
La ministra de Capital Humano ahora se abrazó a su encargado de la cuestión universitaria. Y lo sumó a una foto con el Presidente que subió a la red social X, en una cuenta perla sonal que abrió este año y comenzó a utilizar con frecuencia hace pocas semanas. La funcionaria, que siempre tuvo bajísimo perfil, decidió hacer una comunicación de gestión más intensiva en los últimos días. También ella salió al sol.
La noche previa al almuerzo con el Presidente, el subsecretario de Políticas Universitarias había protagonizado un debate televisivo con el vicerrector de la UBA, el radical Emiliano Yacobitti.
El fenómeno de “gobierno para armar” que hay detrás de Milei arroja casualidades peculiares. El jefe político de Yacobitti –entronizado como la contracara de los libertarios en el conflicto educativo– fue, toda la vida, Enrique “Coti” Nosiglia, uno de los operadores y dirigentes más influyentes de la UCR de las últimas décadas. Y Lugones, el nuevo ministro de Salud, fue uno de los principales socios comerciales de Nosiglia y su alter ego en el mundo de la salud, en particular en el Sanatorio Güemes. De ese mundillo fue que Lugones reclutó a varios funcionarios actuales para el equipo sanitario y otras áreas, como la energética.
Más allá de la coincidencia, en el Gobierno aseguran que el Coti Nosiglia no está detrás de Salud y que Lugones es su propio jefe. Un referente de la UCR lo ratifica y lo explica así: “El Coti es como un padre para Yacobitti. Y Lugones y Nosiglia son socios. Si el Coti organiza una cena seguro los invita a comer a los dos. Pero no es que hoy él les esté diciendo qué hacer”.
Ante las nuevas incorporaciones al Gobierno, en Pro comenzaron a ironizar: “A final nosotros pusimos solo dos, el titular de Deportes y el de Parques Nacionales”. En la gestión libertaria hay decenas de funcionarios que integraron el gobierno de Cambiemos, pero no fueron fruto de un acuerdo político. Por eso Mauricio Macri todavía no comprende por qué el Gobierno prefiere sostener a una porción importante de funcionarios peronistas y massistas en lugar de escuchar sus recomendaciones en materia de cuadros técnicos.
Si la cuestión de los nombramientos y las promesas incumplidas ya son temas gastados, ahora la relación de Pro con el Gobierno enfrenta una prueba de fuego en el ámbito que parecía más ordenado: el parlamentario. Los amarillos deben definir cómo posicionarse frente al veto de Milei a la ley de financiamiento universitario. Es un tema espinoso que los deja en una posición incómoda, porque ya hay diputados de Pro que están avisando que no tienen estómago para validar el retaceo de fondos a las casas de estudios.
Tensiones con aliados
En los cálculos políticos, además, se suman las desconsideraciones en el territorio. “Arman un bloque con Patricia (Bullrich) en la provincia y votan en contra de Jorge (Macri) en la Legislatura porteña. Pero después nos vienen a pedir los votos”, se quejó un diputado gravitante de la bancada de Pro. Y agregó: “Nosotros no somos sus empleados, no lo entienden”.
Para el próximo lunes, la Casa Rosada convocó a los bloques de Pro y MID, de Oscar Zago, a una nueva reunión de “mesa parlamentaria”. La votación del segundo veto de Milei puede ser un parteaguas en la relación con los aliados.
Macri, que volvió días atrás de una larga gira por Asia y Europa y tiene en agenda un viaje a los Estados Unidos, aprovechó su estada en Buenos Aires para escuchar a la tropa propia.
Hace varias semanas que no pisa Olivos, pero próximamente va a estar más cerca del Presidente: tiene previsto comenzar a trabajar algunos días de la semana en las oficinas del partido en la calle Balcarce, a 300 metros de la Casa Rosada. Desde el último piso del edificio hay vista a la sede de gobierno.
El veto al financiamiento universitario es el próximo trance a superar, pero en el horizonte aparecen otras tensiones. La designación de Ariel Lijo en la Corte Suprema, a la que Macri se opone, parece un tema superado porque el Gobierno, por ahora, no logró cerrar un acuerdo con el kirchnerismo para juntar los votos en el Senado.
Cristina Kirchner quiere, primero, garantizar la ampliación del máximo tribunal. Según pudo reconstruir la gestión libertaria, no obstante, días atrás hizo llegar una idea al Instituto Patria. Propuso que primero haya media sanción a la ampliación de la Corte en Diputados y que, apenas este expediente sea girado a la Cámara alta, aparezcan los votos para Lijo y para el otro candidato del Gobierno, Manuel García-Mansilla. Un win-win
Santiago Caputo, el asesor de Milei, dejó de actuar en las sombras
Se mostró en la jura de Lugones y se jactó de que el ministro llegó por su impulso
Milei intervino en la pulseada de sus dos asesores para evitar una escalada
La negociación con Macri y las señales al kirchnerismo por Lijo

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EE.UU. advierte por la relación con China, tras el inesperado acercamiento de Milei
Un vocero del Departamento de Estado llamó la atención sobre los “riesgos” del vínculo con el gigante asiático
CORRESPONSAL EN EE.UU Rafael Mathus RuizJavier Milei habló del acercamiento a China en una charla con Susana Giménez
WASHINGTON.– El inesperado acercamiento de Javier Milei a China y su próximo viaje a Pekín, un ejercicio de realpolitik de su gobierno luego de que afirmara en la campaña presidencial que mantendría la distancia con uno de los principales socios comerciales del país, no pasó inadvertido en Washington, donde la administración de Joe Biden volvió a remarcar una vez más los potenciales “riesgos” que puede conllevar el vínculo con el gigante asiático.
Durante la campaña presidencial, Milei había dicho que como presidente no promovería una relación con China. “Nosotros no hacemos pactos con comunistas”, dijo en una entrevista con Bloomberg. Pero ya en la Casa Rosada suavizó primero el tono de sus declaraciones y ahora enviará a su hermana, Karina Milei, en una misión a Pekín antes de emprender luego él mismo una visita.
Si bien Milei ha dicho que su política exterior se alineará con Estados Unidos e Israel, el giro de 180 grados respecto de China ha sido uno de los cambios más notables en su política exterior.
Un vocero del Departamento de Estado dijo a que el gobierno norteamericano no pide a sus socios que elijan entre Estados Unidos y China, pero sí enumeró una serie de beneficios y advertencias que, a los ojos de Washington, colocan a Estados Unidos un paso delante de su principal competidor actual en la arena global.
“China es parte integral de la economía mundial y de nuestra capacidad para resolver los desafíos regionales e internacionales. Sabemos que la República Popular de China sigue siendo el mayor socio comercial de muchos países de la región. También es un socio comercial de primer orden para los Estados Unidos. Sin embargo, ciertas actividades de la República Popular de China conllevan grandes riesgos para los países de la región, en particular las inversiones en infraestructura crítica y sectores sensibles”, indicó el vocero.
“Seguiremos trabajando con los gobiernos de América Latina y el Caribe para crear conciencia sobre las actividades problemáticas de la República Popular de China, en particular aquellas que pueden infringir su soberanía”, advirtió.
Estados Unidos, continuó el portavoz del Departamento de Estado, busca impulsar una “agenda económica positiva para el Hemisferio Occidental, incluso mediante el apoyo a la inversión de alta calidad en infraestructura, que cumpla con los estándares internacionales y el desarrollo económico que crea empleos”. Y luego diferenció: “Con socios y aliados que piensan como nosotros, ofrecemos alternativas de inversión en infraestructura de mayor calidad, adquiridas y gobernadas de manera transparente, que respetan las salvaguardas laborales, ambientales y sociales y fomentan el crecimiento inclusivo en línea con las mejores prácticas internacionales”.
El avance de China en América Latina es un motivo de preocupación en Washington, una inquietud compartida por demócratas y republicanos. La Argentina aparece como uno de los epicentros regionales salientes de esa inquietud. El estrecho vínculo entre Pekín y Buenos Aires es un tema recurrente en las charlas de los funcionarios y políticos que pisan la capital norteamericana.
Temas sensibles
Los funcionarios norteamericanos tienen una lista de temas “sensibles”: el futuro de la Hidrovía, la red 5G, el litio, el desarrollo de infraestructura crítica, la estación espacial en la Patagonia –a la que The New York Times le dedicó un amplio
“Ciertas actividades de China conllevan grandes riesgos”
“No hacemos pactos con comunistas”, había dicho Milei
artículo en 2018, y que sigue siendo motivo de controversia–, y el proyecto para construir un puerto en Ushuaia, un punto estratégico de conexión entre el Pacífico y el Atlántico, a unos 1000 kilómetros de distancia de la Antártida.
El gobierno de Milei dio una muestra contundente de alineamiento con Estados Unidos al adquirir aviones caza F-16 promovidos por Washington en detrimento de una oferta que tenía el respaldo de China para vender aviones de guerra JF-17. Pero más allá de los gestos y de las declaraciones, el nuevo acercamiento en momentos en los que el gobierno libertario busca fondos frescos para encarrilar la economía y apuntalar la recuperación vuelve a generar llamados de atención desde la capital norteamericana, donde siempre siguen muy de cerca los movimientos diplomáticos que involucran a su principal rival geopolítico

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