domingo, 6 de octubre de 2024

LECTURA..."En busca de mi elegía" Y "La mano izquierda de la oscuridad"






Ursula K. Le Guin. Los poemas de una gran narradora fantástica
La autora estadounidense, conocida por sus novelas de la saga de Terramar, fue una constante cultora de los versos, como prueba En busca de mi elegíaSuscriptores
Márgara Averbach
ESCRITORA Y CRÍTICA

Es posible haber leído a Ursula K. Le Guin (Berkeley, 1929-Portland, 2018) desde la adolescencia y no conocer sus poemarios. Son cuestiones de mercado: Le Guin publicó poesía toda su vida, pero se la conoce sobre todo por sus grandes novelas de fantasía y ciencia ficción. En busca de mi elegía es una selección bilingüe de su obra poética desde 1960 hasta 2010. A pesar de que la traducción, demasiado castiza para el dialecto argentino del castellano, ni siquiera intenta algún reflejo de la rima contemporánea del original, para los que se enamoraron de su obra de ficción, el libro es un encuentro indispensable con otro de sus universos, uno que creció en paralelo a sus mundos inventados.
"Cualquiera que haya leído sus narraciones fantásticas reconoce a Le Guin en su poesía"
Le Guin cuenta siempre la misma historia, como afirmaba Borges de todos los escritores. Cualquiera que haya leído sus narraciones la reconoce en la poesía. Pero claro, como la poesía contemporánea tiende a la concentración, en un poema los temas, intereses y espacios del autor o la autora adquieren la solidez de un diamante, como diría la propia escritora con su predilección por las piedras. Pero hay muchos puntos en común entre su ficción y estos poemas, incluso expresiones repetidas, como los dioses “sin nombre” que aparecen aquí y también en su novela Las tumbas de Atuán.
Tanto en poesía como en prosa, su obra habla de nuestro mundo, de nuestro presente, ya sea describiéndolo en unos pocos versos perfectos o creando planetas y futuros lejanos en novelas y cuentos. Y a ella le interesa el planeta, no solo los seres humanos. En “Tertulias”, por ejemplo, explica que escribe para “escuchar una voz más pequeña” y después enumera los sonidos que busca: “Un susurro del viento entre las piedras/ del lecho seco y blanco del río”. Como en gran parte de sus libros, por ejemplo los cinco tomos de la saga Terramar, en este poemario se afirma que lo no humano es tan poético y tan importante como nuestra especie. Entre otras piezas, en “Toda tierra”, una evocación del jefe amerindio Alce Negro, se dice claramente que “toda tierra es tierra sagrada”.
"Otra idea muy presente en estas culturas que adopta Le Guin es la de la pertenencia al lugar de origen. Uno es el lugar en el que empezó. Por eso, la vuelta es parte indispensable de cualquier viaje"
La relación de la autora con las ideas de las culturas amerindias recorre toda su obra: su ciencia ficción (por ejemplo, los cuentos de La rosa de los vientos), su fantasía (toda la magia de Ged/Gavilán en Terramar) y claro está, sus poemas. En este libro, eso se lee con claridad en “Una antigua cesta yurok” o cuando su yo poético protesta contra la idea de que los humanos somos “más” que otros seres en la Tierra en “Gracia”, donde se indigna porque “pretendemos estar más cerca de Dios que el tigre”.
Ursula K. Le Guin
Otra idea muy presente en estas culturas que adopta Le Guin es la de la pertenencia al lugar de origen. Uno es el lugar en el que empezó. Por eso, la vuelta es parte indispensable de cualquier viaje. Ese concepto está presente en sus novelas y hasta en el título en “El eterno retorno a casa”, y también en muchísimas composiciones de En busca de mi elegía. En una, que podría haber sido el título de la colección, “GPS”, se afirma que “fui hasta más allá del horizonte. Así aprendí/ que hay dos direcciones, ida y vuelta…/Hay dos lugares: casa, lejos./ Carezco de mapas que muestren algo más que eso”.
Tanto en su ficción como en sus poemas, el tema de la literatura, la escritura, la narración o el yo, cuando aparecen, están ligados a la exploración del mundo. Ambas partes de En busca de mi elegía describen los miedos principales de nuestro tiempo: la fragilidad humana frente a la destrucción que somos capaces de causar con la guerra y con la aniquilación de la naturaleza. En la ficción, esos temas son importantes en sus libros más famosos como La mano izquierda de la oscuridad, El nombre del mundo es bosque o Los desposeídos. En la poesía, son temas constantes. Por ejemplo, “La posesión” termina con una pregunta que describe nuestra situación actual: “Hemos vivido en lo alto de la cresta de la gran ola/ de la posesión. ¿Creíamos de verdad que la ola nunca rompería/ y que no acabaríamos ahogados?”.
Pero la expresión poética (con esa capacidad para volverse “confesional” que, muchas veces, la contemporaneidad rechaza) lleva a Le Guin a poner su vida y su lugar en el mundo (California) mucho más en el centro que en su prosa. En ese sentido, la presentación de la selección en orden cronológico ayuda a pensar el libro como una historia de su evolución personal como mujer.
"En la segunda parte (2005/2010), en cambio, abundan sus definiciones poéticas de la vejez, esa realidad y ese cuerpo distintos e inesperados"
En la primera parte (1960/2005), hay poemas dirigidos a personas específicas (entre otras, la hija) y descripciones de eso que ella llama “la vertiente del Pacífico”, su Estado, California, cuya importancia en su obra en prosa también está muy estudiada pero aquí la despliega desde lo individual en poemas que describen lugares específicos.
En la segunda parte (2005/2010), en cambio, abundan sus definiciones poéticas de la vejez, esa realidad y ese cuerpo distintos e inesperados. Tal vez una de las pinturas más bellas y dramáticas de esa segunda época esté en “Presente de cumpleaños”, donde, frente a sus inminentes ochenta, ella descubre que “lo que me dieron era prestado”. Esos poemas giran alrededor de la muerte, a la que se mira, muchas veces, como otro regreso al origen: el yo de “En la frontera” explica que una parte de sí misma quiere volver a ser roca y estrella.
Esa diferencia y paralelismo entre ficción y poesía es constante en En busca de mi elegía. En el bellísimo “Un dios que conozco”, por ejemplo, se repiten en un plano personal las ideas que son la base de sus cuentos (sobre todo en “Los que se van de Omelas” y “La piedra que cambió las cosas”): el dios que “conozco” y “tengo en mi corazón”, explica Le Guin, “se mueve lentamente…/ viaja como una oruga midiendo los plazos eternos/ y cada centímetro es sagrado”


En busca de mi elegía

Por Ursula K. Le Guin

Nórdica. Trad.: Andrés Catalán

264 páginas, $ 28.600



La mano izquierda de la oscuridad

Por Ursula K. Le Guin

Minotauro. Trad.: F. Abelanda

336 páginas, $ 27.600

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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