domingo, 6 de octubre de 2024

MUESTRA

Para agendar
Hasta el 27 de octubre, de miércoles a domingos, de 15 a 20, en Riobamba 985. Gratis
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De Viena a Buenos Aires: homenaje a Stefan Zweig, un viajero del tiempo
Organizada por el Museo de Literatura de la Biblioteca Nacional de Austria y el archivo de Salzburgo, reúne piezas de gran valor documental
Pablo GianeraFacsímiles de los libros con anotaciones de Zweig
El viajero y el coleccionista tienden a confundirse en la vida de Stefan Zweig. Aquello que confunde a uno con el otro es el nerviosismo: no hay sosiego para el coleccionista hasta que posee la pieza que le falta (enseguida le faltará otra); no hay sosiego para el viajero hasta que llega a destino (enseguida el destino será una estación más).
Le dijo Zweig a Hermann Hesse en una carta del 21 de noviembre de 1904: “Me hace sufrir la inquietud de ir a todas partes, de ver todo, de probar todo; tengo miedo de envejecer, de que el cansancio y la pereza me hagan perder esta pasión”. A Zweig lo tiranizaba la compulsión del viaje, y la cortina de innumerables postales con su firma que cuelga en la muestra Stefan Zweig. Autor universal es una prueba más contundente que los sellos del pasaporte. Pero los viajes que a Zweig le interesaban realmente eran los del tiempo, no los del espacio, probablemente porque, para él, el viaje en el tiempo era una manera de salirse del aquí y ahora. El viaje que le interesaba era además de dirección única: al pasado. No hay que sorprenderse de que la mejor de sus crónicas de viaje sea la conferencia “La Viena de ayer”, que pronunció en París en 1940.
La muestra, que se presenta en la Casa Nacional del Bicentenario, fue organizada por el Museo de Literatura de la Biblioteca Nacional de Austria en colaboración con el Centro Stefan Zweig de Salzburgo y el Archivo de Literatura de Salzburgo, y se vio por primera vez en Viena, en 2022, para el 80° aniversario de la muerte de Zweig. Es una muestra de cámara, cuyos mayores atributos son los documentales: audios, fotografías y facsímiles de los libros de contabilidad en los que Zweig asentaba aplicadamente cobros de regalías y ventas de derechos de traducción, y de la partida de defunción emitida por el registro civil de Petropolis, Río de Janeiro, en la que consta que la muerte fue por “ingestión de sustancia tóxica: suicidio”.
La exposición prevé además la colaboración de los asistentes (una, entre varias, la opción de añadir títulos a Bibliotheca Mundi, la fallida colección de libros en su idioma original que Zweig había planificado para la editorial Insel) y hay también vestigios de comentarios de otros visitantes. Si se presta atención, es en ese lapso (el que va de la primera mitad del siglo XX a la primera mitad del siglo XXI) donde (o cuando) el rostro de Zweig empieza a deformarse con las muecas de la tragedia.
En ningún género se sintió Zweig más cómodo que en la biografía, pero su manera de concebirla traía consigo el desborde a la ficción o la autobiografía. Porque lo propio de Zweig era la tentación de retratarse en el retratado, de buscar un reflejo propio en los otros. Uno de esos espejos, particularmente penoso, es el de Erasmo de Róterdam. Zweig escribió su biografía en 1938 y la primera línea alumbra una de sus obsesiones: la fama póstuma.
Zweig, que fue realmente la figura brillante de su día, se apagó después y renació hace poquísimas décadas. La resurrección está unida al fracaso: si Zweig renació es porque aquello en lo que creía terminó arruinado. Zweig se miraba en Erasmo. Lo entendemos al leer el elogio del humanismo y la ilusión de la unificación europea. Zweig escribió el réquiem por ese mundo de ayer al que el propio humanismo ayudó a sepultar.ß

Para agendar
Hasta el 27 de octubre, de miércoles a domingos, de 15 a 20, en Riobamba 985. Gratis
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