Rodrigo de Loredo. “Somos oficialistas del cambio, no oficialistas de un gobierno”
El jefe del bloque de diputados de la UCR admitió que la salida del sector de Lousteau sincera las posiciones internas; dice que retomar el diálogo con el oficialismo es “sano y constructivo”
Laura Serra
El jefe del bloque de diputados nacionales de la UCR, Rodrigo de Loredo, habla pausado, como si midiera cada palabra al milímetro. No quiere exacerbar los ánimos ya caldeados dentro de la bancada, luego de que doce de sus miembros decidieran pegar el portazo tras la foto que lo mostraba a él, junto a una comitiva de legisladores radicales y de Pro, codo a codo con funcionarios del Gobierno en la Casa Rosada.
“Oficialistas clandestinos”, descerrajó el flamante conductor de los doce díscolos, Pablo Juliano. De Loredo evita una respuesta filosa y se limita a cuestionarles a él y a los dos instigadores de la ruptura, Martín Lousteau –jefe de la UCR– y Facundo Manes, su mirada “ultraopositora” al Gobierno. Como la que tiene el kirchnerismo. –¿Cómo tomó el portazo que dieron los diputados que responden a Lousteau y Manes?
–Lo veo como parte de un contexto de atomización que está sufriendo todo el arco político, del cual el radicalismo no está exento. En nuestro caso particular se hace más desgastante porque tenemos un diseño institucional que cobija, incluso más que otros partidos, la pluralidad. Creo que [esta ruptura] sincera posiciones que se debaten en el bloque desde hace tiempo. –Ahora bien, su bloque perdió 12 diputados por mantener en su seno a los cinco que son colaboradores explícitos y entusiastas del Gobierno. La ecuación no parece cerrar.
–No comparto esa ecuación, porque no compartimos como bloque el posicionamiento de esos cinco diputados. Un sector pedía que se los expulse, pero entendimos que, en estos momentos complejos y de atomización política, no hay margen para expulsar diputados. Por el contrario, creemos que hay que trabajar para mantener la unidad y administrar las distintas miradas. –¿Esta ruptura no le sería funcional al Gobierno?
–No lo veo así. –¿Por qué?
–Porque en nuestro caso vamos a mantener el mismo comportamiento. La fracción de 12 diputados de 33 que se referencian en Lousteau y Manes tienen una postura ultraopositora: así se van a corresponder, me parece, sus comportamientos en el Parlamento. Nosotros, en cambio, tenemos una postura no oficialista, pero de cooperación con el Gobierno, marcando nuestros límites y diferencias. De hecho, fuimos autores de los dos proyectos más complejos que atravesó el oficialismo en el Congreso: el aumento para los jubilados y mayor financiamiento para las universidades. A mi juicio, el radicalismo tiene que ser oficialista del cambio. Eso no significa ser oficialista de un gobierno. No lo somos y vamos a seguir actuando de la misma manera. –¿Este sinceramiento que se produjo en el bloque con la ruptura debería trasladarse a la conducción del partido a nivel nacional?
–No lo sé. Sí creo que nuestra dirigencia debería propender a vincularse con los problemas que tiene la sociedad. Soy crítico de quienes buscan posicionarse en las diferencias y los conflictos en un momento político tan complejo. –¿Hay alguna especulación política o electoral detrás de esta ruptura del bloque? Muchos en el radicalismo cuestionan a Lousteau por sus posiciones cercanas al kirchnerismo en el Senado.
–Lo tienen que contestar ellos [por Lousteau y su entorno], que han tenido expresiones sobre dónde creen que debería construirse un espacio electoral. Expresiones que se condicen con decisiones que han
tomado, lo que para mí es un error muy grande. Hay que tener paciencia y templanza. Falta muchísimo para tomar decisiones electorales. –Algunos en el bloque cuestionan que usted y una comitiva de diputados radicales hayan ido a la Casa Rosada cuando, hasta ahora, la postura había sido la de negociar las leyes en el Congreso. ¿La foto no fue una sobreactuación de su ánimo de colaborar?
–No, para nada. De hecho, nos fue muy bien. Nosotros veníamos teniendo reuniones con representantes del Ministerio de Economía, con planteos en materia de inversión educativa en el presupuesto 2025: pedíamos que se diera marcha atrás con la suspensión de la ley que establece un piso de 6 puntos del PBI para el financiamiento educativo. El Gobierno lo concedió. Es un paso relevante. –Un paso que para muchos es simbólico, ya que era muy difícil que ese artículo fuese aprobado. Además, ese piso pocas veces se cumplió en el pasado. El Gobierno no cedió demasiado.
–Sí, pero era un planteo de todos los bloques y si bien no resuelve el problema de fondo y en el pasado se han incumplido esas metas de inversión en educación, creo que es muy relevante que se sostenga ese norte. Fue una ley que se aprobó con altísimo consenso. Por eso vamos a mantener esta dinámica de cooperar, aunque poniendo límites. Es lo que hicimos con la Ley Bases, limitando las delegaciones al Poder Ejecutivo y sus facultades en los procesos de privatización. Después aparecieron estas vicisitudes que tuvieron que ver con el financiamiento universitario y el ajuste excesivo en las jubilaciones que rompieron esa dinámica. Recuperarla me parece sano, natural, es constructivo y para nada nos pone en el papel de oficialistas. –En el sector de Manes y Lousteau cuestionan que, detrás de este ánimo de colaboración, existiría la intención de un sector de la UCR de llegar a acuerdos electorales con los libertarios y Pro. ¿Es así?
–No, de ninguna manera. Falta una eternidad. Es una ingenuidad siquiera plantearlo hoy, con lo vertiginosa que es la política en este país y lo lejanas que están las elecciones para la gente. –Usted es de Córdoba, una provincia donde el oficialismo tiene buena imagen, al igual que en Mendoza, donde manda el gobernador Alfredo Cornejo, también colaborador del Gobierno. ¿De verdad no están pensando en llegar a un acuerdo –Ni electoral siquiera está el año en análisis. próximo? Sí digo que y debemos contemplativas tener posturas de la realidad prácticas de radicalismo las regiones tiene y de la los escudería distritos. dañada El la conducción por erráticas nacional, decisiones que, a mi de juicio, corriendo han a sido ocupar especulativas. un papel ultraopositor Salen calma y cuando responsabilidad. se debe tener más –¿Van 2025 a por pelear más en fondos el presupuesto a las universidades después del y veto para presidencial? los jubilados
–Sí. mantener Compartimos el equilibrio esta fiscal regla y de el Gobierno se mostró abierto a que si queremos cambiar prioridades, propongamos alternativas de financiamiento. En eso estamos trabajando. –¿Los gastos tributarios pueden ser una fuente de financiamiento para aumentar determinadas partidas sociales?
–Siempre lo visualizamos así. De hecho, acompañamos una postura en ese sentido que fue rechazada en el Senado. –Un sector de la oposición busca sancionar una ley para limitarle al presidente Milei el uso de los DNU. ¿Cómo va a votar su bloque?
–Bueno, es un planteo histórico del radicalismo que los DNU deben tener cuando menos el mismo tratamiento parlamentario que una ley. Es una discusión que tendremos que abordar en el bloque. –El bloque Pro considera que estos límites deberían regir a partir de 2027. Sostiene que este gobierno está en minoría parlamentaria y que no corresponde sancionar ahora esa ley.
–Es un debate que vamos a dar en el bloque. Nosotros presentamos varios proyectos y creemos que es una deuda pendiente. –¿Está a favor de privatizar Aerolíneas Argentinas?
–Yo, personalmente, sí. La mayoría del bloque considera oportuno dejar de financiar el déficit crónico de Aerolíneas con el impuesto que pagan los argentinos, pero no hay unanimidad en este criterio. El Gobierno está interesado en el tema, nosotros presidimos la comisión y no tenemos inconvenientes en acelerar esta discusión. –¿Qué proyecto de la agenda radical le pidieron al Gobierno que se discuta antes de fin de año?
–Volvimos a la carga con uno de los proyectos centrales de nuestro bloque, el de la democratización de los gremios. Faltan los votos de La Libertad Avanza para obtener el dictamen. Nos contestaron que les demos tiempo. –En algunos círculos políticos llama la atención que partidos como el radicalismo y Pro, que durante el kirchnerismo llevaban las banderas de la libertad de expresión, la institucionalidad y la división de poderes, en esta gestión no cuestionan con esa misma dureza las embestidas contra el periodismo independiente, los insultos y las actitudes agresivas del Presidente. ¿Qué piensa al respecto?
–Soy absolutamente crítico de la diatriba “bulinera” y agresiva del Gobierno porque está demostrado que no queda en las formas sino que, más temprano que tarde, se traslada a lo real y a lo físico. Nosotros siempre tuvimos y tendremos una actitud crítica frente a esa impronta. Hay una lógica detrás de ese juego para desviar el eje de las discusiones centrales. Hay una estrategia del Gobierno de ultrapolarizar. Lo quiere hacer con Cristina Kirchner, una estrategia lamentablemente efectiva en lo electoral, pero que trae como contracara un perjuicio económico para el país.ß
“Nosotros hicimos los dos proyectos más complejos para el oficialismo: el aumento a los jubilados y el financiamiento para las universidades”
“La UCR está dañada por erráticas decisiones de la conducción nacional”
“Los DNU deben tener cuanto menos el mismo tratamiento parlamentario que una ley”
“Para la mayoría del bloque es oportuno dejar de financiar el déficit crónico de Aerolíneas con el impuesto que pagan los argentinos”
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Trenes, un universo de seis empresas, 29.100 empleados y alto déficit
Reestructuración. Las compañías que manejan el mundo ferroviario están en la mira del Gobierno para ser privatizadas; este año necesitaron $2100 millones diarios para funcionar
El jefe del bloque de diputados nacionales de la UCR, Rodrigo de Loredo, habla pausado, como si midiera cada palabra al milímetro. No quiere exacerbar los ánimos ya caldeados dentro de la bancada, luego de que doce de sus miembros decidieran pegar el portazo tras la foto que lo mostraba a él, junto a una comitiva de legisladores radicales y de Pro, codo a codo con funcionarios del Gobierno en la Casa Rosada.
“Oficialistas clandestinos”, descerrajó el flamante conductor de los doce díscolos, Pablo Juliano. De Loredo evita una respuesta filosa y se limita a cuestionarles a él y a los dos instigadores de la ruptura, Martín Lousteau –jefe de la UCR– y Facundo Manes, su mirada “ultraopositora” al Gobierno. Como la que tiene el kirchnerismo. –¿Cómo tomó el portazo que dieron los diputados que responden a Lousteau y Manes?
–Lo veo como parte de un contexto de atomización que está sufriendo todo el arco político, del cual el radicalismo no está exento. En nuestro caso particular se hace más desgastante porque tenemos un diseño institucional que cobija, incluso más que otros partidos, la pluralidad. Creo que [esta ruptura] sincera posiciones que se debaten en el bloque desde hace tiempo. –Ahora bien, su bloque perdió 12 diputados por mantener en su seno a los cinco que son colaboradores explícitos y entusiastas del Gobierno. La ecuación no parece cerrar.
–No comparto esa ecuación, porque no compartimos como bloque el posicionamiento de esos cinco diputados. Un sector pedía que se los expulse, pero entendimos que, en estos momentos complejos y de atomización política, no hay margen para expulsar diputados. Por el contrario, creemos que hay que trabajar para mantener la unidad y administrar las distintas miradas. –¿Esta ruptura no le sería funcional al Gobierno?
–No lo veo así. –¿Por qué?
–Porque en nuestro caso vamos a mantener el mismo comportamiento. La fracción de 12 diputados de 33 que se referencian en Lousteau y Manes tienen una postura ultraopositora: así se van a corresponder, me parece, sus comportamientos en el Parlamento. Nosotros, en cambio, tenemos una postura no oficialista, pero de cooperación con el Gobierno, marcando nuestros límites y diferencias. De hecho, fuimos autores de los dos proyectos más complejos que atravesó el oficialismo en el Congreso: el aumento para los jubilados y mayor financiamiento para las universidades. A mi juicio, el radicalismo tiene que ser oficialista del cambio. Eso no significa ser oficialista de un gobierno. No lo somos y vamos a seguir actuando de la misma manera. –¿Este sinceramiento que se produjo en el bloque con la ruptura debería trasladarse a la conducción del partido a nivel nacional?
–No lo sé. Sí creo que nuestra dirigencia debería propender a vincularse con los problemas que tiene la sociedad. Soy crítico de quienes buscan posicionarse en las diferencias y los conflictos en un momento político tan complejo. –¿Hay alguna especulación política o electoral detrás de esta ruptura del bloque? Muchos en el radicalismo cuestionan a Lousteau por sus posiciones cercanas al kirchnerismo en el Senado.
–Lo tienen que contestar ellos [por Lousteau y su entorno], que han tenido expresiones sobre dónde creen que debería construirse un espacio electoral. Expresiones que se condicen con decisiones que han
tomado, lo que para mí es un error muy grande. Hay que tener paciencia y templanza. Falta muchísimo para tomar decisiones electorales. –Algunos en el bloque cuestionan que usted y una comitiva de diputados radicales hayan ido a la Casa Rosada cuando, hasta ahora, la postura había sido la de negociar las leyes en el Congreso. ¿La foto no fue una sobreactuación de su ánimo de colaborar?
–No, para nada. De hecho, nos fue muy bien. Nosotros veníamos teniendo reuniones con representantes del Ministerio de Economía, con planteos en materia de inversión educativa en el presupuesto 2025: pedíamos que se diera marcha atrás con la suspensión de la ley que establece un piso de 6 puntos del PBI para el financiamiento educativo. El Gobierno lo concedió. Es un paso relevante. –Un paso que para muchos es simbólico, ya que era muy difícil que ese artículo fuese aprobado. Además, ese piso pocas veces se cumplió en el pasado. El Gobierno no cedió demasiado.
–Sí, pero era un planteo de todos los bloques y si bien no resuelve el problema de fondo y en el pasado se han incumplido esas metas de inversión en educación, creo que es muy relevante que se sostenga ese norte. Fue una ley que se aprobó con altísimo consenso. Por eso vamos a mantener esta dinámica de cooperar, aunque poniendo límites. Es lo que hicimos con la Ley Bases, limitando las delegaciones al Poder Ejecutivo y sus facultades en los procesos de privatización. Después aparecieron estas vicisitudes que tuvieron que ver con el financiamiento universitario y el ajuste excesivo en las jubilaciones que rompieron esa dinámica. Recuperarla me parece sano, natural, es constructivo y para nada nos pone en el papel de oficialistas. –En el sector de Manes y Lousteau cuestionan que, detrás de este ánimo de colaboración, existiría la intención de un sector de la UCR de llegar a acuerdos electorales con los libertarios y Pro. ¿Es así?
–No, de ninguna manera. Falta una eternidad. Es una ingenuidad siquiera plantearlo hoy, con lo vertiginosa que es la política en este país y lo lejanas que están las elecciones para la gente. –Usted es de Córdoba, una provincia donde el oficialismo tiene buena imagen, al igual que en Mendoza, donde manda el gobernador Alfredo Cornejo, también colaborador del Gobierno. ¿De verdad no están pensando en llegar a un acuerdo –Ni electoral siquiera está el año en análisis. próximo? Sí digo que y debemos contemplativas tener posturas de la realidad prácticas de radicalismo las regiones tiene y de la los escudería distritos. dañada El la conducción por erráticas nacional, decisiones que, a mi de juicio, corriendo han a sido ocupar especulativas. un papel ultraopositor Salen calma y cuando responsabilidad. se debe tener más –¿Van 2025 a por pelear más en fondos el presupuesto a las universidades después del y veto para presidencial? los jubilados
–Sí. mantener Compartimos el equilibrio esta fiscal regla y de el Gobierno se mostró abierto a que si queremos cambiar prioridades, propongamos alternativas de financiamiento. En eso estamos trabajando. –¿Los gastos tributarios pueden ser una fuente de financiamiento para aumentar determinadas partidas sociales?
–Siempre lo visualizamos así. De hecho, acompañamos una postura en ese sentido que fue rechazada en el Senado. –Un sector de la oposición busca sancionar una ley para limitarle al presidente Milei el uso de los DNU. ¿Cómo va a votar su bloque?
–Bueno, es un planteo histórico del radicalismo que los DNU deben tener cuando menos el mismo tratamiento parlamentario que una ley. Es una discusión que tendremos que abordar en el bloque. –El bloque Pro considera que estos límites deberían regir a partir de 2027. Sostiene que este gobierno está en minoría parlamentaria y que no corresponde sancionar ahora esa ley.
–Es un debate que vamos a dar en el bloque. Nosotros presentamos varios proyectos y creemos que es una deuda pendiente. –¿Está a favor de privatizar Aerolíneas Argentinas?
–Yo, personalmente, sí. La mayoría del bloque considera oportuno dejar de financiar el déficit crónico de Aerolíneas con el impuesto que pagan los argentinos, pero no hay unanimidad en este criterio. El Gobierno está interesado en el tema, nosotros presidimos la comisión y no tenemos inconvenientes en acelerar esta discusión. –¿Qué proyecto de la agenda radical le pidieron al Gobierno que se discuta antes de fin de año?
–Volvimos a la carga con uno de los proyectos centrales de nuestro bloque, el de la democratización de los gremios. Faltan los votos de La Libertad Avanza para obtener el dictamen. Nos contestaron que les demos tiempo. –En algunos círculos políticos llama la atención que partidos como el radicalismo y Pro, que durante el kirchnerismo llevaban las banderas de la libertad de expresión, la institucionalidad y la división de poderes, en esta gestión no cuestionan con esa misma dureza las embestidas contra el periodismo independiente, los insultos y las actitudes agresivas del Presidente. ¿Qué piensa al respecto?
–Soy absolutamente crítico de la diatriba “bulinera” y agresiva del Gobierno porque está demostrado que no queda en las formas sino que, más temprano que tarde, se traslada a lo real y a lo físico. Nosotros siempre tuvimos y tendremos una actitud crítica frente a esa impronta. Hay una lógica detrás de ese juego para desviar el eje de las discusiones centrales. Hay una estrategia del Gobierno de ultrapolarizar. Lo quiere hacer con Cristina Kirchner, una estrategia lamentablemente efectiva en lo electoral, pero que trae como contracara un perjuicio económico para el país.ß
“Nosotros hicimos los dos proyectos más complejos para el oficialismo: el aumento a los jubilados y el financiamiento para las universidades”
“La UCR está dañada por erráticas decisiones de la conducción nacional”
“Los DNU deben tener cuanto menos el mismo tratamiento parlamentario que una ley”
“Para la mayoría del bloque es oportuno dejar de financiar el déficit crónico de Aerolíneas con el impuesto que pagan los argentinos”
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Trenes, un universo de seis empresas, 29.100 empleados y alto déficit
Reestructuración. Las compañías que manejan el mundo ferroviario están en la mira del Gobierno para ser privatizadas; este año necesitaron $2100 millones diarios para funcionar
Diego CabotEl Belgrano Cargas va camino a la privatización
El mundo ferroviario es un lugar donde conviven los cuestionamientos de los detractores del Estado elefantiásico, los que añoran el regreso de los ramales o los que intentan trazar una correlación entre la desmejora del servicio y la falta de desarrollo de la Argentina. Hay fanáticos y detractores, usuarios y empleados. Tan simbólico es que el presidente Javier Milei lo ha elegido como para hacer realidad sus sueños privatizadores.
Ahora bien, de qué se trata ese mundo. En principio, lo que la actual administración puso en la mira es un conjunto de seis empresas estatales que en su conjunto tienen 29.163 empleados y que explotan negocios millonarios, o al menos, con un gran potencial. Sin embargo, más allá de los aumentos de tarifas, el grupo de compañías públicas necesitaron 2100 millones de pesos diarios para funcionar. Quizá el dato más llamativo es que ese ramillete de sociedades del Estado apenas recauda un quinto de lo que gasta, al menos hasta el cierre del primer semestre del año, último relevamiento oficial que presentó la Oficina Nacional de Presupuesto.
Por ahora, los anuncios del Gobierno han tenido poca operatividad, pero ya están en marcha. La desaparición de una empresa y la privatización de otra son los que tienen un poco más de detalle. Pero de a poco, amanece la sensación de que finalmente, habrá un desprendimiento masivo de ese universo que en el primer semestre recaudó $79.854 millones en seis meses, entre boletos, alquileres y explotación del ramal, pero que necesitó para funcionar $458.899 millones.
Lo primero que se anunció fue la desaparición de la empresa Desarrollo del Capital Humano Ferroviario. Se trata de una compañía que Milei recibió con 740 empleados a fines de 2023 y que para septiembre contaba con 485 cuya razón de ser era una de las principales incógnitas del sector y que en los primeros meses del año recaudó $489 millones, pero necesitó, solo para pagar sueldos, $13.500 millones. Dicho de otro modo, su recaudación fue solo 3 de cada 100 que requirió para pagar a sus trabajadores.
La historia de la empresa se remonta a 1993, cuando mediante el decreto 1774 del 23 de agosto se creó la entonces Empresa Ferrocarril General Belgrano Sociedad Anónima, hoy Desarrollo del Capital Humano Ferroviario Sociedad Anónima con participación Estatal Mayoritaria. Desde entonces, varias estatizaciones y fusiones de empresas hicieron que las nóminas de ferroviarios pasen a otras firmas, como la que ahora se decidió cerrar.
De acuerdo con la norma de creación, el objeto era “diseñar, organizar, promover y realizar actividades de asistencia técnica, asesoría, capacitación, complementación, entrenamiento, especialización, formación y recalificación y gestión de recursos humanos, fortalecimiento organizacional y resguardo documental en materia ferroviaria”. No hacía nada de eso.
Dentro de la órbita de Desarrollo del Capital Humano Ferroviario se encuentran el Archivo General Ferroviario, el Centro Nacional de Capacitación Ferroviaria (Cenacaf ), el Museo Nacional Ferroviario “Raúl Scalabrini Ortiz” y el Taller Ferroviario ministro Mario Meoni, ubicado en Junín.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, dijo que la firma “duplicaba las tareas de otras compañías estatales ferroviarias” y que el cierre significará un ahorro de $42.000 millones. Semejante número, por ahora, no es más que una expresión de voluntad ya la resolución de cierre, número 35/2024, establece que los empleados pasarán a Ferrocarriles Argentinos. El tiempo dirá si la desaparición es un recorte burocrático o un achique más allá de la fusión de dos compañías en una.
Así se llega a la otra empresa: Ferrocarriles Argentinos. Se trata de la única de todas que se expandió con la llegada de Milei. En diciembre pasado tenía 74 empleados y ahora esa planta se agrandó y llega a 89. Un dato: cuando el Indec empezó a informar la cantidad de dependientes de las empresas públicas, en julio de 2022, tenía una planta de 17. Al mes, asumió Sergio Massa como ministro de Economía. Cuando se fue terminó con 74. De acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Presupuesto, Ferrocarriles Argentinos no tuvo ningún ingreso en los primeros seis meses del año y gastó por $1659 millones.
El otro anuncio concreto es la privatización del Belgrano Carga, un ramal de transporte que tiene las líneas San Martín (que llega a Mendoza), la mesopotámica y la que se extiende a Salta y Jujuy mediante otros dos ramales. Dentro de ese mundo hay varios negocios que se podrían explotar. De hecho, el ministro de Desregulación del Estado, Federico Sturzenegger, ha dicho que el modelo que se podría aceptar es la división de la actual empresa en varias y que, claramente, cada una tenga una actividad. El Belgrano Cargas tiene actualmente 4442 empleados (contaba con 4644 en diciembre pasado) y ha generado ingresos por $56.061 millones, poco más del 50% de lo que necesitó para pagar los gastos en este período. Cuando se establezca qué tipo de activos saldrán a la venta se conocerán qué grupos económicos están interesados.
Las dos empresas más importantes en lo que tiene que ver con el transporte de pasajeros son la Operadora Ferroviaria (Sofse) y la Administradora de Infraestructura Ferroviaria (AFIF). La primera, corre los trenes; la segunda, construye y mantiene la infraestructura, o debería. La división en dos compañías es una idea que alguna vez Julio De Vido trajo de alguno de sus viajes de España. Así se ordenan las dos empresas ferroviarias ibéricas. Sin embargo, en la Argentina jamás funcionó ese esquema. De hecho, siempre hubo cierta disputa entre unos y otros. Para ser sincero con el lector: Sofse jamás quiso dejar de lado la obra pública en los ramales.
Actualmente, los operadores tienen 23.271 empleados (en diciembre eran 23.812) mientras que los de infraestructura cuentan con 485 frente a 692 de fines del año pasado. La Sofse, que es la que cobra los pasajes, recaudó $79.892 millones de boletos, alquileres de espacios y publicidad, entre otros ingresos. Pero solo para pagar sueldos necesitó $337.735 millones, mientras que para pagar toda la operación tuvo que hacer un cheque en los primeros seis meses del año de $458.899 millones. Es posible que el camino de la ADIF esté sellado y que sea la próxima en desaparecer. La Sofse, seguramente, será dividida entre varias compañías.
La última es Playas Ferroviarias, la más pequeña y la única que gana plata. Se trata de una firma con 16 empleados y tuvo ingresos por $1949 millones en los primeros seis meses del año. Fue la única que no requirió subsidios. La empresa maneja 12 hectáreas de predios muy requeridos en la Ciudad. Se trata de uno en Palermo (donde está el shopping Los Arcos), otro en Caballito y el tercero, en Liniers. Varios se alquilan; otros, son mirados con avaricia por dueños de centros comerciales y desarrolladores.
Ese es el universo ferroviario que tiene Milei en su tablero de control. Hay 29.100 empleados, millones en subsidios y centenares de negocios posibles. Algunos asoman; otros, parecen lejanos.
El mundo ferroviario es un lugar donde conviven los cuestionamientos de los detractores del Estado elefantiásico, los que añoran el regreso de los ramales o los que intentan trazar una correlación entre la desmejora del servicio y la falta de desarrollo de la Argentina. Hay fanáticos y detractores, usuarios y empleados. Tan simbólico es que el presidente Javier Milei lo ha elegido como para hacer realidad sus sueños privatizadores.
Ahora bien, de qué se trata ese mundo. En principio, lo que la actual administración puso en la mira es un conjunto de seis empresas estatales que en su conjunto tienen 29.163 empleados y que explotan negocios millonarios, o al menos, con un gran potencial. Sin embargo, más allá de los aumentos de tarifas, el grupo de compañías públicas necesitaron 2100 millones de pesos diarios para funcionar. Quizá el dato más llamativo es que ese ramillete de sociedades del Estado apenas recauda un quinto de lo que gasta, al menos hasta el cierre del primer semestre del año, último relevamiento oficial que presentó la Oficina Nacional de Presupuesto.
Por ahora, los anuncios del Gobierno han tenido poca operatividad, pero ya están en marcha. La desaparición de una empresa y la privatización de otra son los que tienen un poco más de detalle. Pero de a poco, amanece la sensación de que finalmente, habrá un desprendimiento masivo de ese universo que en el primer semestre recaudó $79.854 millones en seis meses, entre boletos, alquileres y explotación del ramal, pero que necesitó para funcionar $458.899 millones.
Lo primero que se anunció fue la desaparición de la empresa Desarrollo del Capital Humano Ferroviario. Se trata de una compañía que Milei recibió con 740 empleados a fines de 2023 y que para septiembre contaba con 485 cuya razón de ser era una de las principales incógnitas del sector y que en los primeros meses del año recaudó $489 millones, pero necesitó, solo para pagar sueldos, $13.500 millones. Dicho de otro modo, su recaudación fue solo 3 de cada 100 que requirió para pagar a sus trabajadores.
La historia de la empresa se remonta a 1993, cuando mediante el decreto 1774 del 23 de agosto se creó la entonces Empresa Ferrocarril General Belgrano Sociedad Anónima, hoy Desarrollo del Capital Humano Ferroviario Sociedad Anónima con participación Estatal Mayoritaria. Desde entonces, varias estatizaciones y fusiones de empresas hicieron que las nóminas de ferroviarios pasen a otras firmas, como la que ahora se decidió cerrar.
De acuerdo con la norma de creación, el objeto era “diseñar, organizar, promover y realizar actividades de asistencia técnica, asesoría, capacitación, complementación, entrenamiento, especialización, formación y recalificación y gestión de recursos humanos, fortalecimiento organizacional y resguardo documental en materia ferroviaria”. No hacía nada de eso.
Dentro de la órbita de Desarrollo del Capital Humano Ferroviario se encuentran el Archivo General Ferroviario, el Centro Nacional de Capacitación Ferroviaria (Cenacaf ), el Museo Nacional Ferroviario “Raúl Scalabrini Ortiz” y el Taller Ferroviario ministro Mario Meoni, ubicado en Junín.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, dijo que la firma “duplicaba las tareas de otras compañías estatales ferroviarias” y que el cierre significará un ahorro de $42.000 millones. Semejante número, por ahora, no es más que una expresión de voluntad ya la resolución de cierre, número 35/2024, establece que los empleados pasarán a Ferrocarriles Argentinos. El tiempo dirá si la desaparición es un recorte burocrático o un achique más allá de la fusión de dos compañías en una.
Así se llega a la otra empresa: Ferrocarriles Argentinos. Se trata de la única de todas que se expandió con la llegada de Milei. En diciembre pasado tenía 74 empleados y ahora esa planta se agrandó y llega a 89. Un dato: cuando el Indec empezó a informar la cantidad de dependientes de las empresas públicas, en julio de 2022, tenía una planta de 17. Al mes, asumió Sergio Massa como ministro de Economía. Cuando se fue terminó con 74. De acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Presupuesto, Ferrocarriles Argentinos no tuvo ningún ingreso en los primeros seis meses del año y gastó por $1659 millones.
El otro anuncio concreto es la privatización del Belgrano Carga, un ramal de transporte que tiene las líneas San Martín (que llega a Mendoza), la mesopotámica y la que se extiende a Salta y Jujuy mediante otros dos ramales. Dentro de ese mundo hay varios negocios que se podrían explotar. De hecho, el ministro de Desregulación del Estado, Federico Sturzenegger, ha dicho que el modelo que se podría aceptar es la división de la actual empresa en varias y que, claramente, cada una tenga una actividad. El Belgrano Cargas tiene actualmente 4442 empleados (contaba con 4644 en diciembre pasado) y ha generado ingresos por $56.061 millones, poco más del 50% de lo que necesitó para pagar los gastos en este período. Cuando se establezca qué tipo de activos saldrán a la venta se conocerán qué grupos económicos están interesados.
Las dos empresas más importantes en lo que tiene que ver con el transporte de pasajeros son la Operadora Ferroviaria (Sofse) y la Administradora de Infraestructura Ferroviaria (AFIF). La primera, corre los trenes; la segunda, construye y mantiene la infraestructura, o debería. La división en dos compañías es una idea que alguna vez Julio De Vido trajo de alguno de sus viajes de España. Así se ordenan las dos empresas ferroviarias ibéricas. Sin embargo, en la Argentina jamás funcionó ese esquema. De hecho, siempre hubo cierta disputa entre unos y otros. Para ser sincero con el lector: Sofse jamás quiso dejar de lado la obra pública en los ramales.
Actualmente, los operadores tienen 23.271 empleados (en diciembre eran 23.812) mientras que los de infraestructura cuentan con 485 frente a 692 de fines del año pasado. La Sofse, que es la que cobra los pasajes, recaudó $79.892 millones de boletos, alquileres de espacios y publicidad, entre otros ingresos. Pero solo para pagar sueldos necesitó $337.735 millones, mientras que para pagar toda la operación tuvo que hacer un cheque en los primeros seis meses del año de $458.899 millones. Es posible que el camino de la ADIF esté sellado y que sea la próxima en desaparecer. La Sofse, seguramente, será dividida entre varias compañías.
La última es Playas Ferroviarias, la más pequeña y la única que gana plata. Se trata de una firma con 16 empleados y tuvo ingresos por $1949 millones en los primeros seis meses del año. Fue la única que no requirió subsidios. La empresa maneja 12 hectáreas de predios muy requeridos en la Ciudad. Se trata de uno en Palermo (donde está el shopping Los Arcos), otro en Caballito y el tercero, en Liniers. Varios se alquilan; otros, son mirados con avaricia por dueños de centros comerciales y desarrolladores.
Ese es el universo ferroviario que tiene Milei en su tablero de control. Hay 29.100 empleados, millones en subsidios y centenares de negocios posibles. Algunos asoman; otros, parecen lejanos.
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