Vaca Muerta aportará divisas genuinas por US$8000 millones
Mejoras. En 2025 funcionarán a pleno dos obras claves, que permitirán aumentar exportaciones y reducir importaciones
Sofía Diamante
NEUQUÉN.– A partir de 2025, los dólares que le faltan al Banco Central (BCRA) los podrá aportar el sector energético, ya que finalmente no habrá más problemas de cuellos de botella en Vaca Muerta, uno de los principales escollos que limitaban su crecimiento.
El año próximo, entrarán en funcionamiento pleno dos obras claves de oleoductos y gasoductos, que permitirán aumentar significativamente las exportaciones de petróleo y reducir las importaciones de gas. Por lo tanto, se espera que el superávit de la balanza comercial de energía se duplique y genere un ingreso de divisas neto de US$8000 millones.
Esto se debe, por un lado, a que en marzo próximo finalizará la obra que ampliará la capacidad de transporte del principal oleoducto que conecta Vaca Muerta con Puerto Rosales, en Bahía Blanca, de los 300.000 barriles diarios actuales que puede transportar a 530.000.
Son 230.000 barriles adicionales por día que estarán disponibles para exportación. Este caudal equivale a US$17 millones extras por día de ingreso de divisas, US$517 millones por mes o unos US$4140 millones entre abril y diciembre, tomando en cuenta un precio del barril de US$75.
En tanto, a partir del invierno próximo ya no hará falta importar moléculas de gas desde Bolivia para abastecer las provincias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy. Este mes finalizó la obra que revierte la dirección del flujo del gasoducto que permitirá llegar al norte argentino con la producción de Vaca Muerta. Se dejarán de lado, así, importaciones que demandaron un costo de US$510 millones en los primeros ocho meses del año.
Superávit energético
Aun así, este 2024, gracias a que ya comenzó el proceso de mayores exportaciones de petróleo y menores importaciones de gas, la Argentina volvió a tener superávit en la balanza comercial energética después de 15 años (con excepción de 2020, por la pandemia, cuando fue apenas superavitaria).
El referente en energía Daniel Gerold proyecta un saldo positivo de US$4500 millones –en 2023 fue prácticamente nulo-, y estima que el superávit alcanzará los US$8000 millones en 2025.
Durante este año, la cuenca neuquina dejó de ser algo potencial para convertirse en una realidad. El ingreso de dólares por la exportación de petróleo creció 52,4% en los primeros nueve meses y generó divisas por US$4033 millones, cuando en el mismo periodo del año pasado había acumulado US$2647 millones, según el Indec.
En la actualidad, debido a la falta de capacidad de evacuación de petróleo de la cuenca neuquina, hay empresas productoras que deben transportar el petróleo por camiones a Bahía Blanca, lo que encarece el costo hasta seis veces (US$10 por barril, contra US$1,5 el envío por oleoducto).
A partir de marzo, ya no existirá más cuello de botella en petróleo y la industria se entusiasma con casi cuadriplicar la producción actual de Vaca Muerta, de 400.000 barriles diarios a 1,5 millones para 2030. Esto implicaría exportaciones por el valor de US$15.000 millones.
Es un desafío enorme que demandará no solo del aporte de las empresas de la industria, sino de inversiones en las rutas de acceso y una mejora en la infraestructura existente para recibir la oleada de inmigrantes que se alojan en Neuquén para trabajar (se calcula que llegan entre 18 y 20 familias por semana), como advirtió el presidente de Shell en la Argentina, Germán Burmeister, a la nacion.
En una recorrida por la capital de la provincia, ya se perciben un mayor número de clínicas privadas, bancos abriendo nuevas sucursales e incluso hay 127 edificios en construcción, lo cual la posiciona como la segunda ciudad en expansión habitacional después de Buenos Aires.
Además del oleoducto Oldelval, que conecta Vaca Muerta con Bahía Blanca, la cuenca tiene el oleoducto trasandino (Otasa), inaugurado en 1994, que cruza la Cordillera y llega directamente a la refinería de la estatal chilena Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), en la región del Biobío. Tiene una capacidad de transporte de 110.000 barriles diarios, de los cuales hoy se utiliza y exporta el 75% del volumen total (alrededor de 80.000 barriles). Este ducto se habilitó en 2023, tras permanecer 17 años inactivo.
En agosto pasado, la Argentina exportó 177.000 barriles diarios, según la consultora Economía y Energía (EyE), sobre una producción de 695.000 barriles. Actualmente, el mercado doméstico consume unos 520.000 barriles diarios por la demanda de nafta y gasoil, por lo cual todo el excedente tiene destino de exportación. Del total del petróleo exportado, alrededor del 78% fue crudo liviano de la cuenca neuquina.
En noviembre, las empresas del sector, lideradas por YPF, adjudicarán la construcción de un nuevo oleoducto que comunicará Vaca Muerta con Punta Colorada, en Río Negro. Según cifras del presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, la industria va a estar habilitada a exportar adicionalmente, a partir de julio de 2026, 180.000 barriles diarios y, para diciembre de ese año, serán 360.000 barriles. A partir de 2027, el nuevo ducto, que demandará una inversión de US$2500 millones, podrá transportar más de 700.000 barriles. En total, para 2030, la cuenca neuquina tendrá una capacidad de evacuación de 1,5 millones de barriles, el objetivo que se estableció la industria para menos de seis años
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Un grupo “misterioso” para cerrar un emblema kirchnerista
Mientras ejecutivos que se presentan como asesores recorren las oficinas de Enarsa, existen varios interesados en quedarse con empresas del Estado
Pablo Fernández BlancoEl ministro de Economía, Luis Caputo
Luis Caputo fue tajante muchas veces en las reuniones de gabinete. También en conversaciones fuera de ese espacio, a tal punto que logró contener a los funcionarios de pensamiento aún más ortodoxo que el propio presidente Javier Milei y proponían ir más rápido.
El ministro de Economía se encarga personalmente de administrar los aumentos de luz, gas y agua, entre otros precios, en línea con su objetivo de mostrar un sendero descendente de la inflación. Es un equilibrio artesanal que incluye otro elemento: cómo cierran las cuentas mes a mes para mostrarle al mundo que la Casa Rosada está, antes que nada, comprometida con sostener el superávit fiscal. Siempre que el ajuste en un lugar lo permita, se relajará el ajuste en otro lado.
Caputo volvió a hacer uso del oficio hace tres semanas, cuando canceló una audiencia pública para discutir las tarifas del transporte eléctrico. Repetirá la maniobra varias veces en los próximos días, si es necesario, con otras empresas de luz y también con el gas. El objetivo es normalizar los servicios públicos, lastre político y económico de los últimos gobiernos, hasta ponerlos en piloto automático, pero eso requiere de una conducción manual.
La novedad es que, a fuerza de resultados, Caputo logró convertir a los exégetas del ajuste fiscal más sanguinario en colaboradores pacientes. Es una línea de trabajo convalidada por Milei que está tomando cada vez más forma en otros espacios de la conducción del Estado.
En un gobierno al que le caben las figuras geométricas, hay una mesa de cuatro vértices que tendrá una de las mayores responsabilidades en los próximos 30 días. La integran José Rolandi, vicejefe de Gabinete convertido en experto negociador tras la Ley Bases; José Luis Espert (Diputados); Bartolomé Abdala (Senado), y el secretario de Hacienda, Carlos Guberman (Economía).
Los cuatro están colocando a la oposición frente a una decisión imposible. Pese a que pagó el costo político del veto, Milei está dispuesto a convalidar una recomposición importante a los jubilados el año próximo, una novedad con respecto a la primera versión del Presidente. Lo saben los legisladores de Pro, de la UCR, de la Coalición Cívica y de Encuentro Federal, que maneja Miguel Pichetto, con quienes conversaron en los últimos días. Acaban de levantar los pedidos de todos los bloques y emerge una discusión sobresaliente: jubilaciones contra obra pública.
Los legisladores piden un aumento del 8% para los jubilados, que según los números de la Casa Rosada representaría unos US$4000 millones. Cifra cercana a lo previsto para obras públicas en 2025. Como el presupuesto debe ser equilibrado, lo que se les dé a los jubilados se les sacará a otros.
Los negociadores de Milei ya se lo sugirieron. Diputados y senadores deberán armonizar con sus gobernador es si compensan ala clase pasiva a cambio de resignar inversión pública en un año electoral, algo que daña directamente a los jefes provinciales.
Entre los colaboradores pacientes con el ajuste está Mauricio Macri, que llegó a esa conclusión luego de decenas de diálogos con sus colaboradores. Detrás del expresidente crece un grupo de trabajo y de ideas con la expectativa de influir desde el costado en el futuro organigrama del Estado. Es la tropa ampliada que sostiene el plan.
La exejecutiva María Tettamanti es mucho más que una sorpresa. Es el primer alfil institucional que pone Pro en el Gobierno, como secretaria de Energía. Llega con la bandera del partido, con el visto bueno de la Casa Rosada, en el marco de un programa y con un equipo de trabajo que se integrará en los próximos días y ya tiene definidas algunas tareas específicas. Siempre subordinadas a lo que diga Caputo, algunas son muy ambiciosas e implican, incluso, sepultar algunas creaciones de Macri en su paso por el Gobierno.
En los próximos días debería conformarse un grupo de colaboradores adicionales en el área de Energía. En la lista figura el nombre de Mauricio Roitman, por caso, que tiene entre sus pergaminos el hecho de haber ganado el concurso para manejar el ente regulador del gas (Enargas) en la administración de Macri.
El nuevo equipo asesor trabajará con un horizonte de mediano plazo y el objetivo de desandar un camino. Hasta 2001, la Argentina no tenía subsidios a la energía y el sector funcionaba. El Gobierno parece dispuesto a volver a una situación intermedia, pese al rechazo de sus componentes más ortodoxos. Otra vez, Caputo manda en lo que finalmente se decida.
El resultado final de ese trabajo debería ser la eliminación de las categorías actuales de usuarios, denominadas N1, N2 y N3, para mantener solo una tarifa social para una porción menor de la población. Se evaluará otro cambio trascendental. Que los usuarios favorecidos por esa tarifa paguen de todas formas la factura completa. La diferencia se les reembolsaría, por caso, a través de una cuenta bancaria o en billeteras digitales.
Esta semana se llenaron algunos casilleros más. Es un trabajo a veces tedioso. Todos deben pasar los tres filtros del “triángulo de hierro” compuesto por Milei –el mejor predispuesto a las propuestas de Macri–, su hermana, Karina, y el asesor Santiago Caputo. Como dijo un macrista en ascenso, muchas de esas propuestas no pasan el filtro de los otros dos catetos. Ponen de ejemplo al exministro de Transporte Guillermo Dietrich, por quien el expresidente tiene una estima particular, pero hay una gran cantidad de casos.
La prueba de los catetos se aplicó muchas veces en el pasado y se volverá a usar en el futuro. La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, tiene buen diálogo con Macri y ha incorporado a varios funcionarios de esa extracción, algo que no le impide transmitirle ciertos reproches. Está disconforme con una parte de los empleados que entraron a de Trabajo –ahora en su órbita– en la gestión de Jorge Triaca. En ese ámbito de frontalidad, del lado macrista aseguran que propondrán nombres para, justamente, el área de Trabajo.
El aporte de Pro le permite al Gobierno llevar adelante una depuración. Darío Urrúe fue reemplazado en la intervención del ENRE, que regula al sector eléctrico, por Osvaldo Rolando, ejecutivo de larga trayectoria en el mundo privado. Sin embargo, Carlos Casares permanece en la silla del Enargas.
Casares hizo carrera en Techint, el mismo grupo del que participó Horacio Marín, el presidente de YPF, cuya continuidad nadie discute hoy. Urrúe, en cambio, es una persona cercana a Carlos Bastos, exministro de Infraestructura y exsecretario de Energía, un personaje central de las reformas que cambiaron los servicios públicos en los años 90 de la mano de Domingo Cavallo. El propio Bastos había sugerido, también, para la Secretaría de Energía a Eduardo Rodríguez Chirillo, quien fue expulsado del Gobierno la semana pasada.
Bastos tiene hoy un lugar en el directorio de YPF y sigue siendo muy cercano a Cavallo. Ambos se mostraron juntos el martes 15 en un acto de la transportadora de gas TGS en la Bolsa de Nueva York, invitados por el empresario Marcelo Mindlin.
Cavallo tiene una relación con sobresaltos con Milei, quien se refirió a él como el mejor ministro de Economía de la historia, pero el vínculo se enfrió más tarde, en parte, por cuestiones de personalidad. A Cavallo le gusta decir lo que piensa y a Milei no le gusta que lo critiquen en público.
En los hechos, algunos de los últimos recambios profundizan la salida del grupo referenciado en Bastos, que es Cavallo. El movimiento comenzó en junio, cuando el exviceministro de Economía Joaquín Cottani abandonó el Gobierno. Días después, criticó públicamente la política de Caputo. Cottani, al igual que Bastos, Rodríguez Chirillo y Urrúe, formó parte del equipo económico de los años 90. La cooperación de Pro aceleró la purga de una línea interna referenciada en Cavallo.
De los trenes a Aerolínea
Milei quiere desde hace tiempo avanzar rápido en las privatizaciones de empresas públicas, pero no encontraba el acelerador. Hasta ahora. Los anuncios relacionados con el Belgrano Cargas son una parte de un movimiento mucho más grande que ya se está llevando a cabo.
El caso ferroviario es la inspiración para un problema mucho mayor: Aerolíneas Argentinas. Por primera vez desde que arrancó el mandato, las terminales de Milei a cargo de encontrarle una solución al problema trasuntan dosis moderadas de optimismo.
Aunque las empresas lo niegan, ante las consultas de la Jefatura de Gabinete, tanto la brasileña Gol como la colombiana Avianca se mostraron dispuestas a evaluar el ingreso a la línea aérea de bandera. Eso, después de discutir con los funcionarios acerca de un potencial escenario catástrofe en el que se contempló qué podrían hacer en caso de que la empresa de bandera deje de volar.
La reacción de Gol y Avianca, según la interpretó el Gobierno, es similar a la que tuvieron anteayer cerealeras, mineras e industrias cuando se les propuso evaluar su ingreso al Belgrano Cargas. En la Bolsa de Comercio de Rosario, representantes de Cofco, Cargill, Bunge, Molinos, Dreyfus, Viterra, pero también Ledesma, Techint y la UIA, escucharon y anotaron la propuesta de Alejandro Núñez, titular de la empresa pública.
Para privatizar Aerolíneas, la Casa Rosada debe resolver algunas cuestiones primero, como reducir la dotación de personal, algo que necesariamente requiere el permiso del Congreso. Es posible que en los próximos días el Gobierno obtenga dictamen del proyecto que declara a la empresa de bandera sujeta a privatización para ir al recinto.
Cualquier avance debe tener algún tipo de guiño de los gremios. Allí también el Belgrano Cargas es un bálsamo para los planes oficiales con Aerolíneas. Sergio Sasia, el jefe de la Unión Ferroviaria, consideró que una privatización podría ser positiva. Cree que será más fácil conseguir mejoras salariales de una empresa privada que tenga el ímpetu del recién llegado más que de un gobierno que no quiere estar allí.
Todo el barco del Estado parece apuntado en la misma dirección. Un ejemplo es lo que pasa en Enarsa, la empresa pública que más subsidios recibe.
Los empleados de esa compañía fueron testigos en las últimas semanas de la llegada de personas a las que consideran misteriosas. Se trata de ejecutivos que se presentan como asesores, recorren oficinas y piden documentación en nombre de Tristán Socas, el flamante presidente de la empresa, reclutado por Francisco Caputo, hermano de Santiago, vértice del “triángulo de hierro” de Milei.
Es probable que estos asesores se conviertan en los próximos días en ejecutivos con cargo. Todos tienen un mandato que cumplen con apuro: hacer el inventario de activos que el Gobierno podría poner en venta cuanto antes. Hay algunas cosas con potencial en el mercado, desde centrales termoeléctricas hasta parques eólicos y el conocido Gasoducto Néstor Kirchner.
La intención del Gobierno, con la que acuerda la intersección con el macrismo en el área de energía, es cerrar Enarsa. Esta última es una creación muy propia del kirchnerismo. Surgió de la idea de Guillermo Moreno y fue puesta en marcha por el entonces ministro de Planificación Julio De Vido. Antes, debe resolver un entuerto que también lleva el apellido del expresidente. Literalmente.
La gestión de Socas delegó en Sergio Viana las negociaciones para retomar la construcción de las represas Kirchner y Cepernic, en Santa Cruz. Debe ponerse antes de acuerdo con el consorcio a cargo de su construcción, integrado por Eling y la china Gezhouba, si es que quiere terminarlas. Un pequeño premio para entusiastas de la supuesta década ganada. Sobreviviría a su criatura, Enarsa, una de las obras más queridas por la expresidenta Cristina Kirchner. Nadie puede asegurar, sin embargo, que se les mantenga el nombre
María Tettamanti, al frente de Energía, es el primer alfil que coloca Pro
Luis Caputo fue tajante muchas veces en las reuniones de gabinete. También en conversaciones fuera de ese espacio, a tal punto que logró contener a los funcionarios de pensamiento aún más ortodoxo que el propio presidente Javier Milei y proponían ir más rápido.
El ministro de Economía se encarga personalmente de administrar los aumentos de luz, gas y agua, entre otros precios, en línea con su objetivo de mostrar un sendero descendente de la inflación. Es un equilibrio artesanal que incluye otro elemento: cómo cierran las cuentas mes a mes para mostrarle al mundo que la Casa Rosada está, antes que nada, comprometida con sostener el superávit fiscal. Siempre que el ajuste en un lugar lo permita, se relajará el ajuste en otro lado.
Caputo volvió a hacer uso del oficio hace tres semanas, cuando canceló una audiencia pública para discutir las tarifas del transporte eléctrico. Repetirá la maniobra varias veces en los próximos días, si es necesario, con otras empresas de luz y también con el gas. El objetivo es normalizar los servicios públicos, lastre político y económico de los últimos gobiernos, hasta ponerlos en piloto automático, pero eso requiere de una conducción manual.
La novedad es que, a fuerza de resultados, Caputo logró convertir a los exégetas del ajuste fiscal más sanguinario en colaboradores pacientes. Es una línea de trabajo convalidada por Milei que está tomando cada vez más forma en otros espacios de la conducción del Estado.
En un gobierno al que le caben las figuras geométricas, hay una mesa de cuatro vértices que tendrá una de las mayores responsabilidades en los próximos 30 días. La integran José Rolandi, vicejefe de Gabinete convertido en experto negociador tras la Ley Bases; José Luis Espert (Diputados); Bartolomé Abdala (Senado), y el secretario de Hacienda, Carlos Guberman (Economía).
Los cuatro están colocando a la oposición frente a una decisión imposible. Pese a que pagó el costo político del veto, Milei está dispuesto a convalidar una recomposición importante a los jubilados el año próximo, una novedad con respecto a la primera versión del Presidente. Lo saben los legisladores de Pro, de la UCR, de la Coalición Cívica y de Encuentro Federal, que maneja Miguel Pichetto, con quienes conversaron en los últimos días. Acaban de levantar los pedidos de todos los bloques y emerge una discusión sobresaliente: jubilaciones contra obra pública.
Los legisladores piden un aumento del 8% para los jubilados, que según los números de la Casa Rosada representaría unos US$4000 millones. Cifra cercana a lo previsto para obras públicas en 2025. Como el presupuesto debe ser equilibrado, lo que se les dé a los jubilados se les sacará a otros.
Los negociadores de Milei ya se lo sugirieron. Diputados y senadores deberán armonizar con sus gobernador es si compensan ala clase pasiva a cambio de resignar inversión pública en un año electoral, algo que daña directamente a los jefes provinciales.
Entre los colaboradores pacientes con el ajuste está Mauricio Macri, que llegó a esa conclusión luego de decenas de diálogos con sus colaboradores. Detrás del expresidente crece un grupo de trabajo y de ideas con la expectativa de influir desde el costado en el futuro organigrama del Estado. Es la tropa ampliada que sostiene el plan.
La exejecutiva María Tettamanti es mucho más que una sorpresa. Es el primer alfil institucional que pone Pro en el Gobierno, como secretaria de Energía. Llega con la bandera del partido, con el visto bueno de la Casa Rosada, en el marco de un programa y con un equipo de trabajo que se integrará en los próximos días y ya tiene definidas algunas tareas específicas. Siempre subordinadas a lo que diga Caputo, algunas son muy ambiciosas e implican, incluso, sepultar algunas creaciones de Macri en su paso por el Gobierno.
En los próximos días debería conformarse un grupo de colaboradores adicionales en el área de Energía. En la lista figura el nombre de Mauricio Roitman, por caso, que tiene entre sus pergaminos el hecho de haber ganado el concurso para manejar el ente regulador del gas (Enargas) en la administración de Macri.
El nuevo equipo asesor trabajará con un horizonte de mediano plazo y el objetivo de desandar un camino. Hasta 2001, la Argentina no tenía subsidios a la energía y el sector funcionaba. El Gobierno parece dispuesto a volver a una situación intermedia, pese al rechazo de sus componentes más ortodoxos. Otra vez, Caputo manda en lo que finalmente se decida.
El resultado final de ese trabajo debería ser la eliminación de las categorías actuales de usuarios, denominadas N1, N2 y N3, para mantener solo una tarifa social para una porción menor de la población. Se evaluará otro cambio trascendental. Que los usuarios favorecidos por esa tarifa paguen de todas formas la factura completa. La diferencia se les reembolsaría, por caso, a través de una cuenta bancaria o en billeteras digitales.
Esta semana se llenaron algunos casilleros más. Es un trabajo a veces tedioso. Todos deben pasar los tres filtros del “triángulo de hierro” compuesto por Milei –el mejor predispuesto a las propuestas de Macri–, su hermana, Karina, y el asesor Santiago Caputo. Como dijo un macrista en ascenso, muchas de esas propuestas no pasan el filtro de los otros dos catetos. Ponen de ejemplo al exministro de Transporte Guillermo Dietrich, por quien el expresidente tiene una estima particular, pero hay una gran cantidad de casos.
La prueba de los catetos se aplicó muchas veces en el pasado y se volverá a usar en el futuro. La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, tiene buen diálogo con Macri y ha incorporado a varios funcionarios de esa extracción, algo que no le impide transmitirle ciertos reproches. Está disconforme con una parte de los empleados que entraron a de Trabajo –ahora en su órbita– en la gestión de Jorge Triaca. En ese ámbito de frontalidad, del lado macrista aseguran que propondrán nombres para, justamente, el área de Trabajo.
El aporte de Pro le permite al Gobierno llevar adelante una depuración. Darío Urrúe fue reemplazado en la intervención del ENRE, que regula al sector eléctrico, por Osvaldo Rolando, ejecutivo de larga trayectoria en el mundo privado. Sin embargo, Carlos Casares permanece en la silla del Enargas.
Casares hizo carrera en Techint, el mismo grupo del que participó Horacio Marín, el presidente de YPF, cuya continuidad nadie discute hoy. Urrúe, en cambio, es una persona cercana a Carlos Bastos, exministro de Infraestructura y exsecretario de Energía, un personaje central de las reformas que cambiaron los servicios públicos en los años 90 de la mano de Domingo Cavallo. El propio Bastos había sugerido, también, para la Secretaría de Energía a Eduardo Rodríguez Chirillo, quien fue expulsado del Gobierno la semana pasada.
Bastos tiene hoy un lugar en el directorio de YPF y sigue siendo muy cercano a Cavallo. Ambos se mostraron juntos el martes 15 en un acto de la transportadora de gas TGS en la Bolsa de Nueva York, invitados por el empresario Marcelo Mindlin.
Cavallo tiene una relación con sobresaltos con Milei, quien se refirió a él como el mejor ministro de Economía de la historia, pero el vínculo se enfrió más tarde, en parte, por cuestiones de personalidad. A Cavallo le gusta decir lo que piensa y a Milei no le gusta que lo critiquen en público.
En los hechos, algunos de los últimos recambios profundizan la salida del grupo referenciado en Bastos, que es Cavallo. El movimiento comenzó en junio, cuando el exviceministro de Economía Joaquín Cottani abandonó el Gobierno. Días después, criticó públicamente la política de Caputo. Cottani, al igual que Bastos, Rodríguez Chirillo y Urrúe, formó parte del equipo económico de los años 90. La cooperación de Pro aceleró la purga de una línea interna referenciada en Cavallo.
De los trenes a Aerolínea
Milei quiere desde hace tiempo avanzar rápido en las privatizaciones de empresas públicas, pero no encontraba el acelerador. Hasta ahora. Los anuncios relacionados con el Belgrano Cargas son una parte de un movimiento mucho más grande que ya se está llevando a cabo.
El caso ferroviario es la inspiración para un problema mucho mayor: Aerolíneas Argentinas. Por primera vez desde que arrancó el mandato, las terminales de Milei a cargo de encontrarle una solución al problema trasuntan dosis moderadas de optimismo.
Aunque las empresas lo niegan, ante las consultas de la Jefatura de Gabinete, tanto la brasileña Gol como la colombiana Avianca se mostraron dispuestas a evaluar el ingreso a la línea aérea de bandera. Eso, después de discutir con los funcionarios acerca de un potencial escenario catástrofe en el que se contempló qué podrían hacer en caso de que la empresa de bandera deje de volar.
La reacción de Gol y Avianca, según la interpretó el Gobierno, es similar a la que tuvieron anteayer cerealeras, mineras e industrias cuando se les propuso evaluar su ingreso al Belgrano Cargas. En la Bolsa de Comercio de Rosario, representantes de Cofco, Cargill, Bunge, Molinos, Dreyfus, Viterra, pero también Ledesma, Techint y la UIA, escucharon y anotaron la propuesta de Alejandro Núñez, titular de la empresa pública.
Para privatizar Aerolíneas, la Casa Rosada debe resolver algunas cuestiones primero, como reducir la dotación de personal, algo que necesariamente requiere el permiso del Congreso. Es posible que en los próximos días el Gobierno obtenga dictamen del proyecto que declara a la empresa de bandera sujeta a privatización para ir al recinto.
Cualquier avance debe tener algún tipo de guiño de los gremios. Allí también el Belgrano Cargas es un bálsamo para los planes oficiales con Aerolíneas. Sergio Sasia, el jefe de la Unión Ferroviaria, consideró que una privatización podría ser positiva. Cree que será más fácil conseguir mejoras salariales de una empresa privada que tenga el ímpetu del recién llegado más que de un gobierno que no quiere estar allí.
Todo el barco del Estado parece apuntado en la misma dirección. Un ejemplo es lo que pasa en Enarsa, la empresa pública que más subsidios recibe.
Los empleados de esa compañía fueron testigos en las últimas semanas de la llegada de personas a las que consideran misteriosas. Se trata de ejecutivos que se presentan como asesores, recorren oficinas y piden documentación en nombre de Tristán Socas, el flamante presidente de la empresa, reclutado por Francisco Caputo, hermano de Santiago, vértice del “triángulo de hierro” de Milei.
Es probable que estos asesores se conviertan en los próximos días en ejecutivos con cargo. Todos tienen un mandato que cumplen con apuro: hacer el inventario de activos que el Gobierno podría poner en venta cuanto antes. Hay algunas cosas con potencial en el mercado, desde centrales termoeléctricas hasta parques eólicos y el conocido Gasoducto Néstor Kirchner.
La intención del Gobierno, con la que acuerda la intersección con el macrismo en el área de energía, es cerrar Enarsa. Esta última es una creación muy propia del kirchnerismo. Surgió de la idea de Guillermo Moreno y fue puesta en marcha por el entonces ministro de Planificación Julio De Vido. Antes, debe resolver un entuerto que también lleva el apellido del expresidente. Literalmente.
La gestión de Socas delegó en Sergio Viana las negociaciones para retomar la construcción de las represas Kirchner y Cepernic, en Santa Cruz. Debe ponerse antes de acuerdo con el consorcio a cargo de su construcción, integrado por Eling y la china Gezhouba, si es que quiere terminarlas. Un pequeño premio para entusiastas de la supuesta década ganada. Sobreviviría a su criatura, Enarsa, una de las obras más queridas por la expresidenta Cristina Kirchner. Nadie puede asegurar, sin embargo, que se les mantenga el nombre
María Tettamanti, al frente de Energía, es el primer alfil que coloca Pro
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