domingo, 10 de noviembre de 2024

LA BASE CHINA Y EL ESCENARIO


La base china, desde adentro | Viaje a las entrañas de la estación aeroespacial de Neuquén que alerta a EE.UU.
Recorrió por primera vez el interior de la antena que es el corazón del enigmático enclave asiático; según sus responsables, montada solo para seguir satélites propios y misiones al espacio
Camila Dolabjian
PAMPA DE PILMATHUE, Neuquén.- Al ingresar en la sala de máquinas de la base de la gigantesca antena de propiedad china que ha sido fuente de especulación en los últimos diez años, uno se encuentra con una enorme jaula de Faraday, una construcción “escudo”, una suerte de búnker que bloquea la electricidad y las ondas electromagnéticas (como las del WIFI y la radio).
El mito sobre esta base aeroespacial en Neuquén se montó sobre la sospecha de un bloqueo similar: que aquí no ingresaban las personas ni salía la información suficiente para descartar que en este lugar desértico de la Argentina, China estuviera conduciendo operaciones de inteligencia.
Jaula de Faraday adentro de la antena china montada en Neuquén
La mayor parte de las especulaciones se generaron por lo que habría sido una reticencia de las autoridades asiáticas a dar acceso a la base. Los responsables del lugar niegan haber impedido el ingreso a la prensa y alegan que los permisos los otorga la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), pero lo cierto es que poco se accedió durante años a lo que pasaba allí y a eso se sumaron las quejas de recorrió la estación; al menos, los espacios que están a la vista, y por primera vez pudo tomar imágenes del interior del edificio de la antena.
El predio en el que se montó la antena está a unos diez kilómetros de la emblemática ruta 40, en la localidad de Pampa de Pilmathue. Se accede por la ruta provincial 33, de ripio.
La antena china
Un imponente tendido eléctrico acompaña el camino hasta la estación aeroespacial, que tiene cuatro partes principales. La más importante es la zona de la antena, de 420 metros cuadrados, en la que se erige la tecnología que le permite a China conectar con sus satélites. Las otras tres son una sala de equipos, una estación de energía y un edificio multifuncional de 3530 metros cuadrados, en el que hay habitaciones, cocinas, salas de reuniones y entretenimiento para quienes trabajan aquí, que viven en el lugar.
Durante años se especuló con conexiones a través de túneles por debajo de estos edificios. Esas sospechas fueron negadas por las autoridades chinas consultadas 
El centro de la atención está en la antena parabólica, que tiene, a la vista, un único ingreso, al nivel del suelo, a una construcción circular que es la base sobre la que se monta la antena. A simple vista se ve debajo un subsuelo, con máquinas.
El interior de la base de la antena
Esa base, de una planta, tiene en su interior tres jaulas de Faraday; una en el medio, de doble altura, que ocupa el centro de la edificación, y otras dos a los lados.
Contra las paredes, en una disposición circular, hay máquinas: receptores de alta sensibilidad, sistemas de procesamiento de señal, transmisores, estaciones de tiempo y múltiples sistemas de ventilación y refrigeración, según explicaron a LA NACION en el lugar. En las paredes hay varias cámaras domo que dan cuenta del nivel de seguridad del espacio.
No hay ruido ni polvo. Los distintos dispositivos no producen siquiera pitidos. Al ojo externo, no experto en operaciones espaciales, las máquinas parecen cajas fuertes gigantes con botones que casi no titilan. Junto a ellas hay solo algunas laptops, la mayoría con sus pantallas en negro, y nadie que las opere. No hay trabajadores presentes, solo sillas vacías.
Durante la visita no había técnicos chinos en sus puestos, lo cual dificultó la indagación periodística sobre la labor y operación diaria de quienes se ocupan de la estación. Las ausencias fueron descriptas como algo habitual cuando la antena no está conectada a una misión específica. El martes pasado, cuando ingresó, quienes viven en la estación estaban jugando al ping pong en el edificio residencial.
Algunas de las máquinas del interior de la base de la antena; con puestos de trabajo, pero sin operarios
Uno de los interrogantes alrededor de la estación espacial es el carácter de su personal. ¿Cuántas personas son? ¿Cuánto tiempo se quedan? ¿Son militares? Según uno de los encargados de la operación, actualmente hay siete ciudadanos chinos trabajando aquí. Los científicos argentinos están técnicamente autorizados a entrar, siempre y cuando presenten proyectos en la Conae, que tiene el convenio con la empresa estatal asiática Control General de Seguimiento y Lanzamiento de Satélites de China (CLTC). Marcelo Colazo, gerente de vinculación tecnológica del organismo argentino, explicó que no es usual que se planteen propuestas que involucren el uso de la ingeniería específica que tiene el complejo, por lo que no es frecuente que haya argentinos trabajando en la parte científica. Sí hay habitantes de los pueblos cercanos que se ocupan de la limpieza, la cocina y la jardinería. Los trabajadores chinos llegan y salen juntos, en grupos que rotan en períodos que van entre los seis meses y el año
Un dato curioso: todos los que residen actualmente en la estación se conocen de antes y vienen del mismo lugar. Todos son de Xi’an, la antigua ciudad en la que se encontró el “Ejército de Terracota”, una colección de miles de estatuas de guerreros en tamaño real enterradas alrededor del emperador Qin Shi Huang. En esa ciudad también está la conocida “Base 26″, la instalación de satélites más importante del país.
La maquinaria china dentro de la antena
La relación de esta base con la de Neuquén está reflejado en el artículo séptimo del acuerdo firmado en 2012, que establece que el Centro de Control de Satélites de Xi’an sería el responsable de las cuestiones operativas del sitio. De los residentes actuales de la estación neuquina, algunos pasaron por varios destinos antes de llegar a la Argentina, como Namibia, Kenia y Pakistán.
El carácter militar o no de los científicos es una de las preocupaciones principales expresadas por quienes denuncian que hubo una “entrega de soberanía” en los acuerdos con China. Diana Mondino, cuando era la canciller argentina, se refirió al tema con una frase que después debió rectificar: “En la base china nadie identificó personal militar; son chinos, son todos iguales”. Nadie viste uniforme castrense y fuentes de la estación respondieron que no forman parte de las Fuerzas Armadas, pero hay dos cuestiones que alimentan la sospecha. Cuatro fuentes que participaron de eventos dentro de la estación o de su construcción aseguran que se presentaban como militares. Además, la CLTC depende directamente del Departamento General de Armamentos del Ejército Popular de Liberación chino. Estructuralmente, formarían parte de las Fuerzas Armadas.
La explicación oficial de la labor que se realiza en la estación es consistente con el equipamiento que puede verse en ella y con el destino que se le da a antenas similares, como la que -menos conocidamente- la Unión Europea controla en Malargüe, en la provincia de Mendoza. Las dudas yacen en la posibilidad de darle múltiples usos a la tecnología, algunos que incluyan la vigilancia de comunicaciones e interceptación de operaciones espaciales de otros países. Estaciones similares tienen, justamente, los países europeos (en la Argentina, España y Australia) y los Estados Unidos, en su propio territorio, España y Australia (esta última, en Pine Gap, también fue cuestionada por posible utilización para el espionaje).
La estación aeroespacial se montó en medio del desierto neuquino
China tiene dos de sus bases en su territorio y la tercera, en Neuquén. Según explicaron, se precisan tres puntos en el globo, distribuidos en lugares relativamente opuestos, para posibilitar el seguimiento de los satélites y las misiones que se envían al espacio profundo.
Los acuerdos firmados entre las autoridades argentinas -neuquinas en particular- y chinas incluyen una posibilidad de expansión de la estación. No es una opción que descarten, aunque tampoco se está explorando actualmente un plan de ampliación, informan en la estación. La idea a largo plazo sería sumar una nueva antena en el ala este. El permiso de explotación contempla 200 hectáreas, de las cuales hoy se utiliza cerca de una séptima parte.
Las razones para no priorizar un incremento de la tecnología allí obedecen, en primer lugar, a los cuestionamientos que recibieron las operaciones en Neuquén, incluso de parte del gobierno libertario, en los orígenes de la gestión de Javier Milei.

Una de las máquinas del interior de la antena china
El gobierno argentino, sin embargo, dejó de plantear dudas sobre la estación espacial, que fue visitada por una comitiva de funcionarios de la Secretaría de Estrategia Nacional, la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, la Cancillería, el Enacom y la Conae. Las advertencias sobre las operaciones en la estación habían sido presentadas por Estados Unidos, a través del embajador Marc Stanley y la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur norteamericano, que cuestionaron el secretismo del trabajo diario y la falta de control de las autoridades argentinas. Hoy, desde el Poder Ejecutivo ya no plantean dudas sobre el uso pacífico y técnico aeroespacial.

La barrera del idioma ha sido un problema, en visitas anteriores, para obtener una descripción acabada y específica de la labor que se realiza en la base. Fuentes conocedoras a las visitas oficiales que se pidieron en abril cuestionaron que se haya “demorado” la coordinación de la inspección pedida por el Gobierno.

La apertura al público parece mayor ahora con, por ejemplo, la reanudación de visitas de estudiantes de secundario al predio, como la que ocurrió el día en el que LA NACION lo recorrió.

Parte del acuerdo entre los gobiernos argentino y chino
En cuanto a las instalaciones, este medio ingresó al edificio multifunción, a la sala de equipos (el único lugar donde se permitió tomar imágenes, pero se dieron instrucciones específicas de que esas imágenes no fueran publicadas) y el exterior e interior (solo la planta baja) de la antena.
Dentro del convenio, se establece que las partes “mantendrán la confidencialidad respecto de la tecnología, actividades y programas de seguimiento, control y adquisición de datos, así como de toda información de equipamiento, etc. relacionados con sus actividades en el Sitio CLTC –Conae -Neuquén y no los divulgará a terceros”, a su vez que se establece que “la divulgación de la información pública relacionada con el Sitio CLTC -Conae - Neuquén se acordará entre las partes”. Fuentes de la estación brindaron a este medio los tres acuerdos principales que componen el plexo legal que rige la estación.
Vistas de la base china de Neuquén

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Milei baja la guardia frente a la AFA
El Gobierno descarta la intervención de la AFA, pero presiona para habilitar las sociedades anónimas deportivas; Chiqui Tapia buscó apoyos en el PJ

Nicolás BalinottiAP/ Javier Milei, cuando fue a votar a Boca
Javier Milei volvía de bailar en Tía Pola, un boliche de Ingeniero Maschwitz, a bordo de un colectivo de la línea 21, la empresa de transporte que administraba su padre. Eran casi las siete de la mañana e iba con un grupo de compañeros del secundario del Instituto Cardenal Copello. Surgió como charla de trasnoche la posibilidad de irse de inmediato a Rosario a ver a Boca. Fue así de improvisado que se subió a un Fiat Duna SCR color azul con otras tres personas y antes de tomar la ruta 9 pidió frenar en un kiosco a comprar el diario para leer las noticias durante el viaje. Fue un domingo de mayo de 1992. Ese día Boca perdió 3 a 0 y Milei ingresó al Gigante de Arroyito con La 12, como se conoce a la hinchada boquense, que trabaja hoy para el peronismo y cuelga banderas en contra de su gobierno.
Esa travesía, relatada por uno de los tripulantes del Duna, marcó a fuego a Milei, que desde entonces se fanatizó y siguió ese año la campaña del Boca de Óscar Tabárez. Se hizo socio del club a fines de los 90, cuando se iniciaba la época dorada de Carlos Bianchi. Se mantiene aún como socio activo a pesar de su abierta oposición a la gestión de Juan Román Riquelme. El enfrentamiento con Riquelme va más allá de Boca, un club siempre muy politizado en el que reinó el macrismo y ahora pisa el PJ. No es casual que Riquelme sea hoy el vicepresidente 1° de Claudio “Chiqui” Tapia en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), una entidad a la que el Gobierno amenazó con disponer una intervención tras desobedecer un dictamen de la Inspección General de la Justicia (IGJ).
Si bien hubo un fallo judicial de primera instancia que validó temporalmente la cuestionada asamblea en la que Tapia fue reelegido hasta 2028, el Gobierno ya habría descartado por completo la posibilidad de avanzar con una intervención por rechazar el dictamen de la IGJ. Así lo reconocen en reserva a
fuentes oficiales que conocen la nacion el trasfondo de la pulseada entre Milei y Tapia por el desembarco de las sociedades anónimas deportivas (SAD), un punto que fue incluido en la Ley Bases, pero que fue objetado en la Justicia y espera todavía una resolución. Para alcanzar esta suerte de tregua entre el Gobierno y Tapia habrían participado de las gestiones funcionarios, dirigentes deportivos y hasta sponsors vinculados tanto a la AFA como al Estado.
Este paréntesis con bandera blanca no quiere decir que el Gobierno cederá en su iniciativa de habilitar las SAD en el fútbol argentino. De hecho, avanza en su plan de quitarles beneficios impositivos a los clubes con el argumento de que entre noviembre de 2023 y abril de 2024 el Estado se perdió de recaudar más de $7000 millones. El beneficio impositivo había sido otorgado inicialmente por decreto [el 1212] en 2003 y renovado el año pasado por Sergio Massa. Sin esa ayuda, muchos clubes tendrán problemas económicos, afirman preocupados en la AFA.

El golpe de Milei a la caja de los clubes es parte de la estrategia: busca forzar que acepten el ingreso de los capitales privados. Así funciona en Europa, pero también en Brasil. Las voces oficialistas que impulsan las SAD refuerzan su argumento con la hegemonía del fútbol brasileño en las competencias sudamericanas. Este año podría haber una ligera excepción con Racing Club, que podría coronarse en el segundo título en relevancia de la región. En Racing el debate de las SAD está latente: el 15 de diciembre habrá elecciones y se medirán Víctor Blanco, actual presidente y aliado de Tapia, contra Diego Milito, el exfutbolista que cuenta en su lista con Hernán Lacunza, exministro de Mauricio Macri, y el aval de Fernando Marín, impulsor de las SAD durante la gestión de Cambiemos.
A Milei le interesa el desembarco de las SAD, pero no tanto como a Macri, quev ea hora una revancha de su intento frustrado, según fuentes cercanas al oficialismo. Su segundo tiempo. En el Gobierno desistieron de la posibilidad de intervenir la AFA por dos razones. La primera, y tal vez la más importante: evitar un tuit de Lionel Messi o de otras figuras del seleccionado, quienes en esta pelea están del lado de Tapia. Es decir, evitar la escalada de un conflicto de alto impacto popular y político. La segunda razón, mucho más dogmática: la intervención de una asociación civil no encaja en el relato sobre las libertades. Sería una contradicción que no pasaría tan fácilmente el filtro como otras tantas.
La AFA sabe de intervenciones durante la dictadura militar, pero también en democracia, como sucedió en 2016, después de la escandalosa votación que terminó 3838. Siempre la entidad fue un faro de poder. Cuando Cristina Kirchner y Julio Humberto Grondona pactaron en 2009 la estatización de los derechos para televisar los partidos, el sillón de mando de la AFA volvió a ser una pieza clave e influyente del ajedrez político. Chiqui Tapia, sentado allí desde 2017 por una mezcla de azar y pericia, entendió siempre su rol a la perfección. Sindicalista, yerno de Hugo Moyano, gestor deportivo, empleado público [se mantiene en la planta permanente de la Ceamse a pesar de haber sido corrido del directorio] y privado, y próspero empresario. Todo eso es Tapia, un dirigente de un club de barrio que a veces hasta se siente más poderoso que el propio Gobierno. Se lo demostró a Alberto Fernández, cuando el seleccionado celebró la Copa del Mundo de 2022 por las calles de Buenos Aires sin pasar por la Casa Rosada, o ahora, cuando se conoció la amenaza de intervención de Milei y respondió con una foto en redes sociales tomando mate con Messi.
Para esta nueva pulseada, Tapia buscó apoyo en el peronismo. En su nuevo consejo directivo, además de Riquelme, hay al menos otros diez dirigentes que tienen vínculos políticos con la oposición a Milei. Hay desde políticos hasta banqueros. Además, orquestó con Axel Kicillof la maniobra para mudar el domicilio de la AFA de la calle Viamonte, en la ciudad de Buenos Aires, al predio de Ezeiza, en la provincia. Un atajo preventivo para evitar una eventual intervención de la IGJ. Fue clave en esta jugada el kirchnerista Leandro Lurati, subsecretario de Deportes bonaerense. “Nuestra gestión está alineada con la visión del deporte, del fútbol y de la inclusión social que tiene el presidente Tapia”, dijo el funcionario, como para que no queden dudas del alineamiento de Kicillof en esta batalla.
Más piezas del rompecabezas
En paralelo a los movimientos de piezas en este rompecabezas, que une fútbol y política, se está librando una batalla a todo o nada por el control de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre), donde una compañía de seguros vinculada a la AFA es parte del negocio.
La Uatre administra $9000 millones mensuales mientras que su obra social llegó a tener $1300 millones de superávit. En su momento fue un gremio cuya conducción fue aliada del macrismo y después del kirchnerismo. Ahora, José Voytenco, el jefe sindical que está acorralado por una denuncia judicial en su contra por presunto enriquecimiento ilícito, les abrió las puertas a empresarios vinculados a Luis Barrionuevo y tendió puentes con la gestión libertaria porque siente amenazado su poder.
Voytenco le quitó el servicio de seguro de sepelio al grupo Néspola para cedérselo a El Surco, de Jorge Giani y Julio Comparada, casi un hijo para el jefe gastronómico, recuperado ya de un ACV. Comparada fue presidente de Independiente y entre sus clientes tiene a gremios, aunque su gran negocio es con el fútbol, gracias al acuerdo que selló hace años con la AFA en los tiempos de Grondona. La Uatre le paga a El Surco $400 millones mensuales por los seguros de sepelio, según fuentes de la entidad ruralista.
En los últimos días, y como parte de la pelea por el control del gremio, circuló un video en el que se los ve a Giani, titular de El Surco, y a una secretaria de Voytenco mientras intentan romper la cámara de seguridad del ascensor casi exclusivo que lleva al despacho del secretario general de la Uatre, en el cuarto piso de Reconquista 630. Cerca de Giani explicaron que fue una de “otras cámaras ocultas” detectadas en el gremio y denunciaron espionaje ilegal. “A Lule le dijo que no, que se olvide”, se escucha parte de la conversación entre Giani y la asesora de Voytenco. Lule sería Eduardo Menem, mano derecha de Karina Milei y a quien diversas fuentes lo señalan como el armador libertario en el universo sindical de cara a las elecciones de 2025. La secretaria de Voytenco, de hecho, sería prima suya. Nexos de una intrincada pelea en la que se mezcla fútbol, negocios y poder.
A Milei le interesa el desembarco de las SAD, pero no tanto como a Macri
Tapia sigue en la Ceamse, pero se acerca a Kicillof
En un gremio se entrelazan negocios del fútbol con política

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.