Recuperaron un barrio que estaba copado por narcos y la obra pública reemplazará al “laberinto de las drogas”
La ministra Bullrich y el intendente rosarino Javkin firmaron un convenio para mejorar las condiciones de vida para los vecinos de La Tablada
Germán de los Santos
Gemdarmería protege las obras que se realizan en uno de los barrios rosarinos que tenían una fuerte penetración narco
El barrio La Tablada, ubicado en el sur de Rosario, una zona donde históricamente la comunidad estuvo vinculada a lo que fue en algún momento parte de la matriz productiva de la ciudad, como el puerto y la industria frigorífica, fue uno de los escenarios en la última década donde la violencia narco derramó sangre. Algunas bandas criminales de peso, como los clanes Funes, Caminos, Ungaro, dominaron un territorio donde los crímenes provocaron que el propio tejido urbano se amoldara a esa trama criminal, como ocurrió en el llamado Cordón Ayacucho, una especie de laberinto donde había varios búnkeres de venta de drogas en cada cuadra.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, recorrió el barrio, donde habló con referentes históricos, gente que conoce cada milímetro de lo que pasa en ese territorio y sobre todo sabe quiénes son los narcos que permanecen activos, después de estos meses de calma en Rosario, donde los homicidios bajaron en lo que va del año más de un 65 por ciento. La apertura de Cordón Ayacucho se había anunciado durante la gestión de Omar Perotti en Santa Fe y Alberto Fernández, en la presidencia, pero nunca se terminó. Esa dinámica de la promesa incumplida es lo que colabora para que la economía rústica que se mueve en el barrio siga siendo la venta de drogas minorista, el llamado narcomenudeo, hoy con menores síntomas de violencia.
La ministra Patricia Bullrich y el Intendente rosarino Pablo Javkin firmaron un convenio para urbanizar el barrio de Tablada, uno de los lugares mayor índice de homicidios de los últimos años.
Este martes el intendente de Rosario Pablo Javkin y Bullrich firmaron un convenio destinado a la reactivación de la urbanización de La Tablada y Cordón Ayacucho, una obra pública que se inició hace unos años y que con la inyección de estos fondos se espera que finalmente se finalice.
“Esto no es un anuncio. Nosotros mañana empezamos la obra. Es la primera intervención desde cero del fondo FISU (Fondo de Integración Socio Urbana) en el año y en el lugar más pertinente para hacerlo en la Argentina”, expresó Javkin en diálogo
El intendente reconoció que “recuperar” esa zona será “importante”. Y reconoció el respaldo de Bullrich y el secretario de Integración Socio-Urbana de Nación, Sebastián Pareja, un funcionario cercano a Karina Milei. Por ese motivo estaba en la foto también la diputada libertaria Romina Diez.
Vecinos del barrio La Tablada recuperaron la paz con el despliegue de fuerzas federales
El FISU había estado en duda desde que asumió el presidente Javier Milei, que había anunciado que lo iba a desmantelar, luego de que una serie de auditorías revelaran supuestos desmanejos de dinero público en la gestión anterior. La Tablada es el primer lugar en Rosario, donde el dinero público servirá para terminar esa obra emblemática. El Gobierno nacional, a través de ese fondo, financiará el 82 por ciento, mientras el municipio aportará un 17. En el acto realizado en La Tablada llamó la atención la ausencia del gobernador Maximiliano Pullaro..
“Esta decisión que lleva hace tiempo el Intendente Javkin y que fue acompañada por el FISU y por los legisladores y funcionarios nacionales que estamos en Rosario trabajando es la forma de darle sustentabilidad a lo que estamos haciendo. Las organizaciones criminales van perdiendo poder. Este es uno de los barrios donde más sangre se derramó en la ciudad, el objetivo es ese, que no se derrame más sangre de rosarinos en La Tablada y en ningún lugar más de Rosario”, afirmó la ministra Bullrich.
La frase de la funcionaria no tenía nada de metáfora. La comitiva pasó caminando, por ejemplo, por la casa de los padres de Alejandro Núñez, conocido en el mundo narco como Chucky Monedita, un sicario que está acusado de planear los atentados que conmocionaron Rosario en marzo pasado, cuando fueron asesinados cuatro trabajadores. Las autoridades nacionales y provinciales calificaron esos hechos como “narcoterrorismo”.
Gendarmería patrulla el barrio La Tablada, en Rosario
“La decisión de intervenir en Rosario se planteó en el marco de una política del Gobierno nacional de lucha contra el narcotráfico y contra las bandas del crimen organizado. Saben como estaba Rosario en enero. Hoy las fuerzas federales están en los lugares más difíciles, en los barrios más complejos. Profundizamos la investigación, la inteligencia criminal, entramos con todo en las cárceles federales y provinciales, que dejaron de ser centros comerciales del narcotráfico. Ahí le sacamos el mando a las organizaciones criminales”, apuntó Bullrich.
“La aplicación del sentido común y la urgencia, hacen que el gobierno nacional tome dimensión de la problemática que atraviesa un barrio como La Tablada y eso hace que se concrete una obra como ésta”, afirmó, por su parte, el subsecretario de Integración Socio-Urbana de Nación, Sebastián Pareja.
“Para la apertura de las calles vamos a tener que relocalizar y construir vivienda para 25 familias y ese proyecto tiene un plazo aproximadamente de 18 meses. Como decía el intendente estamos muy contentos de llevar una acción en conjunto, en el cuidado de los vecinos, hoy es un día muy importante para los argentinos y para los vecinos de La Tablada”, agregó Pareja.
La ministra Patricia Bullrich y el intendente rosarino Pablo Javkin recorrieron en barrio La Tablada
El proyecto completa la urbanización del Cordón Ayacucho y está prevista la obra pública para la apertura de dos calles y la construcción de 25 viviendas para trasladar a familias que viven allí, para poder realizar la intervención. También se estipula la adquisición y colocación de mobiliario urbano en toda la zona. El monto total de la inversión asciende a 7.072.796.752,81 pesos.
Las licitaciones para la ejecución de las obras ya habían sido adjudicadas a las empresas Conylog y Del Sol, y a la firma Pecam. En ésta última hay una participación en la inversión económica de un 17% por parte de la Municipalidad, según detalló el diario El Ciudadano.
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La verdad ya importa poco
Javier Cercas
Aveces se sinceran. En un reportaje publicado en El Mundo, Miguel Ángel García, portavoz del gobierno madrileño del PP, decía que hoy, en la política española, “prima la comunicación sobre la gestión”. Ximo Puig, expresidente socialista de la Comunidad Valenciana, aseguraba que, para ganar elecciones, lo esencial es “la instalación en el imaginario colectivo de tu relato”. Por su parte, Iván Redondo, exdirector del gabinete del presidente Sánchez, escribió que en nuestra política “no es fácil distinguir lo que es realidad de lo que es ficción”. Quien mejor lo dice es Gabriel Rufián: “La verdad ya importa poco”. En resumen: con la política reducida a una representación mediática y plagada de asesores de comunicación, nuestros políticos no dedican sus mejores energías a tratar de mejorar nuestras vidas, sino a intentar engañarnos. Es duro, pero es así.
Por supuesto, la política y la mentira siempre se han llevado muy bien. La razón es evidente: la mentira es la mejor herramienta de dominación conocida, y lo primero que busca el poder –cualquier poder– es dominar, porque esa es la forma de asegurar su perduración; igual que el dinero siempre quiere más dinero, el poder siempre quiere más poder: ese deseo insaciable define su naturaleza. Así que no es verdad que hoy se mienta más que nunca (aunque a veces lo parezca); lo que sí es verdad es que, gracias a internet y las redes sociales, la mentira posee mayor capacidad de difusión que nunca. El poder político fue el primero en sacar partido de este hecho; la eclosión del nacionalpopulismo a raíz de la crisis de 2008 es su resultado más visible: los grandes hitos de esa ola reaccionaria –desde Trump hasta el Brexit, pasando por la crisis catalana de 2017– estuvieron precedidos o acompañados por inundaciones de mentiras. Y el resultado de ese resultado es el descrédito abrumador de la verdad: a mí todavía me sigue pareciendo increíble que un país genéticamente puritano como Estados Unidos, donde Bill Clinton a punto estuvo de dimitir a causa de una mentira (no de sus escarceos sexuales con una becaria), pueda elegir por segunda vez como presidente a un perturbado que, según el cómputo de The Washington Post, soltó 30.573 mentiras en su primer mandato. Pero hay más. Porque resulta que, en vista del éxito del populismo y sus mentirosos patológicos, los políticos tradicionales han empezado a mentir con un descaro y un cinismo inéditos, transformando el arte de la política en el arte de mentir y decretando que el mejor político es el que mejor miente o mejor engaña, o el que mejor disfraza la mentira de verdad. Dicho esto, admitamos que, frente a la política convertida en fábrica de mentiras, los ciudadanos nos hallamos de entrada indefensos; no porque seamos más tontos que los políticos, según creen la mayoría de los políticos, sino porque estamos demasiado ocupados en salir adelante a diario como para podernos tomar a diario el trabajo de desenmascarar las mentiras de quienes se dedican profesionalmente a elaborarlas. En realidad, frente a la política de la mentira solo tenemos un antídoto. No me refiero a los políticos de la verdad, porque, cuando la política de la mentira triunfa, todos los políticos se contagian de ella y todos invierten su tiempo en construir sus propias mentiras para combatir las del adversario, como si la mentira se pudiera derrotar con la mentira. Me refiero al periodismo independiente. El problema es que la expresión periodismo independiente, que es en rigor un pleonasmo (no hay periodismo de verdad que no sea independiente), amenaza con convertirse en un oxímoron: como cada vez es más difícil ganarse la vida con el periodismo, cada vez es más difícil un periodismo auténtico y cada vez más habitual un periodismo subordinado al poder. Pero todavía es posible; por eso –y por la cuenta que nos trae a todos– más nos vale apoyarlo.
“La verdad ya importa poco”, dice Rufián. Pero, si la verdad ya importa poco, la libertad ya importa poco. Y si la libertad ya importa poco, nos encaminamos hacia un lugar sucio, oscuro e insalubre, donde no apetece nada vivir
Si la verdad ya importa poco, la libertad ya importa poco
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El desafío de la política previsional en la Argentina
Rafael Rofman Investigador principal del Cippec
El sistema previsional argentino enfrenta dificultades serias. Los problemas son muchos, y los venimos discutiendo desde hace años. Entre ellos, probablemente el más grave es la altísima fragmentación, ya que además del régimen general que todos conocemos hay cerca de 200 regímenes de excepción que, con distintos justificativos, dan a grupos de trabajadores la posibilidad de jubilarse en mejores condiciones que un ciudadano de a pie. Cerca de un 40% de los beneficios y más de la mitad de los recursos que nuestro país destina a jubilaciones y pensiones van a estos regímenes. Esto es injusto, caro e ineficiente. Si no avanzamos seriamente en reformas que permitan reducir su impacto, vamos a tener un sistema cada vez menos capaz de cumplir su objetivo principal (proteger económicamente a los adultos mayores) y cada vez más difícil de financiar.
Los regímenes de excepción ofrecen, por un motivo u otro, mejores condiciones para jubilarse a distintos grupos de trabajadores. Hay regímenes diferenciales que, porque presumen que determinados trabajadores se enfrentan a tareas arduas o riesgosas, permiten que accedan antes que el resto de la población a una jubilación. Hay regímenes especiales que, como reconocimiento a méritos de servicio, dan mejores jubilaciones a otros grupos (como jueces, docentes o científicos). Hay regímenes de retiro de Fuerzas Armadas y de seguridad que también como reconocimiento a méritos, pero además porque se entiende que quienes abandonan la actividad no tienen habilidades relevantes para el mercado de trabajo civil, ofrecen beneficios altos a edades muy tempranas. También hay regímenes provinciales, por lo que algunas provincias mantienen esquemas para sus empleados púy blicos que son más ventajosos que el sistema nacional. Y, por último, hay regímenes no contributivos, para poblaciones particularmente vulnerables o sujeto de alguna ley especial.
La injusticia de esta situación es clara: trabajadores con trayectorias laborales parecidas reciben jubilaciones muy distintas, dependiendo de la industria en la que trabajaron, si fueron empleados por una provincia o dónde viven, más allá que las condiciones de su trabajo y su salario hayan sido similares. Además, las excepciones hacen que el sistema sea mucho más caro de lo que debería. Un tercio de quienes tienen beneficios del sistema (cerca de 2,8 millones de personas) tienen menos de la edad mínima jubilatoria; más de 1,5 millones reciben jubilaciones mucho más generosas que el resto, encareciendo enormemente todo el sistema: la Argentina gasta en jubilaciones pensiones lo mismo que países con el doble de población adulta mayor, como Bélgica, Suecia o Croacia.
Tener un sistema justo, sostenible y que cumpla con su principal objetivo (ofrecer protección económica efectiva a los adultos mayores) no es posible si, al mismo tiempo, no avanzamos en eliminar esta multitud de excepciones. Hacerlo es técnicamente sencillo, pero políticamente complejo, porque implica enfrentar a muchos grupos de interés que no están dispuestos a ceder sus privilegios. Es tarea de nuestra clase política (funcionarios y legisladores) asumir la responsabilidad y avanzar en una reforma integral del sistema que elimine estas injusticias. Es tarea del resto de la sociedad acompañarlos, exigiendo y apoyando estos cambios. ¿Estaremos a la altura del desafío?
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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