En Defensa esperan que EE.UU. ayude a mejorar el equipamiento militar
La visita de la general Richardson renovó las expectativas; Petri evalúa una nueva reglamentación de la ley de defensa
Mariano de VediaPRESIDENCIAEl presidente Milei y la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson
Ratificada la alianza con los Estados Unidos, como expresó el presidente Javier Milei en distintos tramos de la visita de la jefa del Comando Sur, general Laura Richardson, en el Ministerio de Defensa esperan más apoyo norteamericano en el equipamiento de las Fuerzas Armadas.
Esa es la expectativa que prevalece entre los colaboradores del ministro de Defensa, Luis Petri, quien seguramente acelerará la nueva reglamentación de la ley de defensa nacional para habilitar la participación de las Fuerzas Armadas en todo tipo de agresiones externas, como por ejemplo un eventual ataque de organizaciones terroristas.
Esa posibilidad está actualmente vedada por el decreto reglamentario 727/2006 firmado por Néstor Kirchner, que restringió el despliegue militar solo a casos de “agresiones de origen externo perpetradas por Fuerzas Armadas pertenecientes a otros Estados”. Esta disposición, que impone un criterio restrictivo del texto de la ley de defensa nacional, fue derogado durante la presidencia de Mauricio Macri, pero restablecido por el gobierno de Alberto Fernández, durante la gestión ministerial de Agustín Rossi, en junio de 2020.
“La nueva reglamentación de la ley de defensa nacional saldrá pronto”, anticiparon en el Ministerio de Defensa, envalentonados por el respaldo que encontraron en la visita de la comandante militar norteamericana.
“Queremos volver a la letra de la ley de defensa. Ese es el núcleo. Abre la puerta para otro tipo de amenazas y agresiones, más allá de las estatales militares externas”, entienden cerca de Petri, en un escenario internacional convulsionado por ataques como la sangrienta ofensiva de la agrupación terrorista Hamas en la Franja de Gaza. Con el decreto actualmente vigente en la Argentina, un ataque de estas características no podría ser repelido por los militares, insisten en el Ministerio de Defensa.
Más allá de las reformas legales, y a partir de las preocupaciones comunes entre Milei y Richardson por el avance de China en la región, en el Gobierno apuntan a un intercambio más sustantivo en materia militar con el país del norte, lo que podría materializarse en un fuerte apoyo al equipamiento de las Fuerzas Armadas. Un ejemplo en esa dirección fue el acto en el que la general Richardson donó a la argentina un avión Hércules C-130, valuado en 30 millones de dólares, que ya está en manos de la Fuerza Aérea.
Fue un gesto simbólico que se suma a la anunciada compra de 24 aviones de combate F-16, en una operación realizada con Dinamarca y aprobada por el gobierno de Estados Unidos. Si bien las aeronaves están en manos danesas, el sistema de armas que las convierte en un medio militar es aportado por el país que gobierna Joe Biden.
Cuándo llegan
Antes de fin de año llegaría el primero de ellos, y se encuentra en marcha un proceso destinado a preparar pistas e instalaciones para operarlos, inicialmente en la VI Brigada Aérea de Tandil, junto al adiestramiento y la capacitación de pilotos y mecánicos.
“Son aviones que están operativos en Dinamarca en forma permanente, con armamento de vanguardia. Son utilizados dentro de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) e iban a ser empleados en la guerra de Ucrania”, informaron a fuentes del Estado la nacion Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, cuyo titular –el brigadier general Xavier Julián Isaac– había iniciado las negociaciones durante el gobierno anterior, cuando era jefe de la Fuerza Aérea.
Sectores del kirchnerismo relativizaron el avance en el compromiso de Estados Unidos a partir de la asunción de Milei. El exministro Jorge Taiana, antecesor de Petri, aseguró en X que “en junio de 2023 firmamos un leasing con Estados Unidos para operar el Hércules TC 60, con la premisa de que terminado el contrato el avión se incorpore a nuestra flota”. Insistió en que “dotar de medios a las Fuerzas Armadas fue una prioridad en nuestra gestión”.
La “nueva era”
Los nuevos vínculos con Estados Unidos se enmarcan en la nueva era de reconciliación con las Fuerzas Armadas”, anunciada por el presidente Milei en el acto por el 42° aniversario del desembarco en las Islas Malvinas, al lado de la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien tuvo su propia reunión con la comandante Richardson en el Senado.
Durante la gestión kirchnerista, la comandante Richardson llegó dos veces a la Argentina. Pero es indudable que la tercera visita fue la que más trascendencia política tuvo.
El propio Milei buscó marcar diferencias y, a pesar de que ya la había recibido el primer día en la Casa Rosada, viajó a Ushuaia para escenificar “un respaldo y un desagravio a la comandante militar norteamericana”, luego de que el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, se negara a recibirla.
También le dio una nueva impronta a la Base Naval Integrada de Ushuaia, que había sido lanzada por el kirchnerismo, con el protagonismo del propio Melella y visibles coqueteos con Rusia y China.
El presidente argentino dejó en claro que se avanzará en la obra, en sintonía con Estados Unidos, mientras ambos países miran con desconfianza el Observatorio del Espacio Lejano que el gobierno de China instaló en el desierto de la Patagonia neuquina.
Según pudo saber la nacion, la comandante Richardson había incluido inicialmente en su agenda un viaje a Neuquén para una donación, pero luego la canceló y fue directamente a Ushuaia.
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El Gobierno le baja el tono a la controversia por la base de China
Ya no habla de “inspección”, sino de “visita”, sin fecha confirmada; destacan la tarea de la Conae
Ratificada la alianza con los Estados Unidos, como expresó el presidente Javier Milei en distintos tramos de la visita de la jefa del Comando Sur, general Laura Richardson, en el Ministerio de Defensa esperan más apoyo norteamericano en el equipamiento de las Fuerzas Armadas.
Esa es la expectativa que prevalece entre los colaboradores del ministro de Defensa, Luis Petri, quien seguramente acelerará la nueva reglamentación de la ley de defensa nacional para habilitar la participación de las Fuerzas Armadas en todo tipo de agresiones externas, como por ejemplo un eventual ataque de organizaciones terroristas.
Esa posibilidad está actualmente vedada por el decreto reglamentario 727/2006 firmado por Néstor Kirchner, que restringió el despliegue militar solo a casos de “agresiones de origen externo perpetradas por Fuerzas Armadas pertenecientes a otros Estados”. Esta disposición, que impone un criterio restrictivo del texto de la ley de defensa nacional, fue derogado durante la presidencia de Mauricio Macri, pero restablecido por el gobierno de Alberto Fernández, durante la gestión ministerial de Agustín Rossi, en junio de 2020.
“La nueva reglamentación de la ley de defensa nacional saldrá pronto”, anticiparon en el Ministerio de Defensa, envalentonados por el respaldo que encontraron en la visita de la comandante militar norteamericana.
“Queremos volver a la letra de la ley de defensa. Ese es el núcleo. Abre la puerta para otro tipo de amenazas y agresiones, más allá de las estatales militares externas”, entienden cerca de Petri, en un escenario internacional convulsionado por ataques como la sangrienta ofensiva de la agrupación terrorista Hamas en la Franja de Gaza. Con el decreto actualmente vigente en la Argentina, un ataque de estas características no podría ser repelido por los militares, insisten en el Ministerio de Defensa.
Más allá de las reformas legales, y a partir de las preocupaciones comunes entre Milei y Richardson por el avance de China en la región, en el Gobierno apuntan a un intercambio más sustantivo en materia militar con el país del norte, lo que podría materializarse en un fuerte apoyo al equipamiento de las Fuerzas Armadas. Un ejemplo en esa dirección fue el acto en el que la general Richardson donó a la argentina un avión Hércules C-130, valuado en 30 millones de dólares, que ya está en manos de la Fuerza Aérea.
Fue un gesto simbólico que se suma a la anunciada compra de 24 aviones de combate F-16, en una operación realizada con Dinamarca y aprobada por el gobierno de Estados Unidos. Si bien las aeronaves están en manos danesas, el sistema de armas que las convierte en un medio militar es aportado por el país que gobierna Joe Biden.
Cuándo llegan
Antes de fin de año llegaría el primero de ellos, y se encuentra en marcha un proceso destinado a preparar pistas e instalaciones para operarlos, inicialmente en la VI Brigada Aérea de Tandil, junto al adiestramiento y la capacitación de pilotos y mecánicos.
“Son aviones que están operativos en Dinamarca en forma permanente, con armamento de vanguardia. Son utilizados dentro de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) e iban a ser empleados en la guerra de Ucrania”, informaron a fuentes del Estado la nacion Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, cuyo titular –el brigadier general Xavier Julián Isaac– había iniciado las negociaciones durante el gobierno anterior, cuando era jefe de la Fuerza Aérea.
Sectores del kirchnerismo relativizaron el avance en el compromiso de Estados Unidos a partir de la asunción de Milei. El exministro Jorge Taiana, antecesor de Petri, aseguró en X que “en junio de 2023 firmamos un leasing con Estados Unidos para operar el Hércules TC 60, con la premisa de que terminado el contrato el avión se incorpore a nuestra flota”. Insistió en que “dotar de medios a las Fuerzas Armadas fue una prioridad en nuestra gestión”.
La “nueva era”
Los nuevos vínculos con Estados Unidos se enmarcan en la nueva era de reconciliación con las Fuerzas Armadas”, anunciada por el presidente Milei en el acto por el 42° aniversario del desembarco en las Islas Malvinas, al lado de la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien tuvo su propia reunión con la comandante Richardson en el Senado.
Durante la gestión kirchnerista, la comandante Richardson llegó dos veces a la Argentina. Pero es indudable que la tercera visita fue la que más trascendencia política tuvo.
El propio Milei buscó marcar diferencias y, a pesar de que ya la había recibido el primer día en la Casa Rosada, viajó a Ushuaia para escenificar “un respaldo y un desagravio a la comandante militar norteamericana”, luego de que el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, se negara a recibirla.
También le dio una nueva impronta a la Base Naval Integrada de Ushuaia, que había sido lanzada por el kirchnerismo, con el protagonismo del propio Melella y visibles coqueteos con Rusia y China.
El presidente argentino dejó en claro que se avanzará en la obra, en sintonía con Estados Unidos, mientras ambos países miran con desconfianza el Observatorio del Espacio Lejano que el gobierno de China instaló en el desierto de la Patagonia neuquina.
Según pudo saber la nacion, la comandante Richardson había incluido inicialmente en su agenda un viaje a Neuquén para una donación, pero luego la canceló y fue directamente a Ushuaia.
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El Gobierno le baja el tono a la controversia por la base de China
Ya no habla de “inspección”, sino de “visita”, sin fecha confirmada; destacan la tarea de la Conae
Jaime Rosemberg La antena de la instalación en Neuquén
Habrá visita. Pero no será “inspección” ni se desarrollará en las próximas horas. De ese modo, el gobierno de Javier Milei bajó el tono en relación con la controversia en torno a la estación espacial china en Bajada del Agrio, en la provincia de Neuquén. Se trata de una base a la que Washington mira con recelo y que formó parte de las conversaciones que la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur, sostuvo en su reciente visita al país con funcionarios nacionales.
Altas fuentes oficiales aseguraron ayer a que “habrá una visita” a la base china, pero evitaron precisar fechas. “No va a ser mañana”, explicaron desde el Gobierno, en referencia a este lunes.
La supervisión de las actividades de la base corresponde a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), que depende en la estructura del Estado de la Jefatura de Gabinete.
La polémica alrededor de la estación aeroespacial china retomó fuerza con las declaraciones a la del embajador de Estados nacion Unidos en el país, Marc Stanley. En la previa de la llegada de Richardson, el diplomático expresó su “sorpresa” ya que, a su criterio, “Argentina permite que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”.
Stanley agregó que tenía entendido “que se trata de soldados del Ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”. Casi de inmediato, la embajada de China en Buenos Aires rechazó las acusaciones y afirmó que la base es “estrictamente científica”, dedicada a la “cooperación tecnológica”, y destacó que, “en lugar de los llamados militares mencionados, los científicos tanto de Argentina como de China tienen acceso al uso de esta estación para investigación científica”.
Durante la semana que pasó, y en coincidencia con los encuentros que sostuvieron con Richardson, muy cerca del Presidente afirmaron que una “inspección” a la base estaba siendo estudiada. En su entrevista con la cadena Bloomberg, el propio Presidente afirmó que “se están iniciando las auditorías”. No respondió a la consulta directa, sobre si el Gobierno pensaba o tenía pensado cerrar la base.
En tren de bajarle varios peldaños a la disputa entre las dos superpotencias, desde el Gobierno recordaron que la estación es fruto de un acuerdo entre la Agencia Estatal China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC), la Conae y el gobierno neuquino, en la modalidad de comodato y por un período de cincuenta años.
En tren de despejar dudas, fuentes oficiales destacaron que “los equipos de la Conae visitan periódicamente la estación” y que la última visita fue en septiembre del año pasado. También agregaron que “hay personal civil argentino que trabaja en la estación”. En relación con la voluminosa antena de 35 metros de diámetro, en el Gobierno reiteraron que “se trata de una tecnología desarrollada para misiones interplanetarias, destinada a asegurar la conectividad y la transmisión de datos hacia las naves que se encuentran a distancias fuera de la órbita terrestre”.
No es, precisamente, la opinión que Estados Unidos. “Brinda al Ejército chino capacidades globales de seguimiento y vigilancia espacial”, dijo la propia Richardson en su último informe ante el Congreso estadounidense. La general apuntó, además, al puerto que China proyectaba construir en Ushuaia y que compite de modo directo con un proyecto de Estados Unidos. “Mejoraría drásticamente la capacidad de la República Popular China para acceder a la región antártica y la pesca, e impactaría la movilidad estratégica de Estados Unidos hacia un área reservada para la paz y la ciencia”, advirtió Richardson sobre el puerto en esa declaración.
Habrá visita. Pero no será “inspección” ni se desarrollará en las próximas horas. De ese modo, el gobierno de Javier Milei bajó el tono en relación con la controversia en torno a la estación espacial china en Bajada del Agrio, en la provincia de Neuquén. Se trata de una base a la que Washington mira con recelo y que formó parte de las conversaciones que la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur, sostuvo en su reciente visita al país con funcionarios nacionales.
Altas fuentes oficiales aseguraron ayer a que “habrá una visita” a la base china, pero evitaron precisar fechas. “No va a ser mañana”, explicaron desde el Gobierno, en referencia a este lunes.
La supervisión de las actividades de la base corresponde a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), que depende en la estructura del Estado de la Jefatura de Gabinete.
La polémica alrededor de la estación aeroespacial china retomó fuerza con las declaraciones a la del embajador de Estados nacion Unidos en el país, Marc Stanley. En la previa de la llegada de Richardson, el diplomático expresó su “sorpresa” ya que, a su criterio, “Argentina permite que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”.
Stanley agregó que tenía entendido “que se trata de soldados del Ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”. Casi de inmediato, la embajada de China en Buenos Aires rechazó las acusaciones y afirmó que la base es “estrictamente científica”, dedicada a la “cooperación tecnológica”, y destacó que, “en lugar de los llamados militares mencionados, los científicos tanto de Argentina como de China tienen acceso al uso de esta estación para investigación científica”.
Durante la semana que pasó, y en coincidencia con los encuentros que sostuvieron con Richardson, muy cerca del Presidente afirmaron que una “inspección” a la base estaba siendo estudiada. En su entrevista con la cadena Bloomberg, el propio Presidente afirmó que “se están iniciando las auditorías”. No respondió a la consulta directa, sobre si el Gobierno pensaba o tenía pensado cerrar la base.
En tren de bajarle varios peldaños a la disputa entre las dos superpotencias, desde el Gobierno recordaron que la estación es fruto de un acuerdo entre la Agencia Estatal China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC), la Conae y el gobierno neuquino, en la modalidad de comodato y por un período de cincuenta años.
En tren de despejar dudas, fuentes oficiales destacaron que “los equipos de la Conae visitan periódicamente la estación” y que la última visita fue en septiembre del año pasado. También agregaron que “hay personal civil argentino que trabaja en la estación”. En relación con la voluminosa antena de 35 metros de diámetro, en el Gobierno reiteraron que “se trata de una tecnología desarrollada para misiones interplanetarias, destinada a asegurar la conectividad y la transmisión de datos hacia las naves que se encuentran a distancias fuera de la órbita terrestre”.
No es, precisamente, la opinión que Estados Unidos. “Brinda al Ejército chino capacidades globales de seguimiento y vigilancia espacial”, dijo la propia Richardson en su último informe ante el Congreso estadounidense. La general apuntó, además, al puerto que China proyectaba construir en Ushuaia y que compite de modo directo con un proyecto de Estados Unidos. “Mejoraría drásticamente la capacidad de la República Popular China para acceder a la región antártica y la pesca, e impactaría la movilidad estratégica de Estados Unidos hacia un área reservada para la paz y la ciencia”, advirtió Richardson sobre el puerto en esa declaración.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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