Las tres batallas decisivas que enfrenta el plan económico
Luis Caputo traza prioridades de corto y de mediano plazo; Sturzenegger va contra los principales lobbies empresarios y se suma un think tank de asesores económicos
José Del Riof. Luis Caputo está conforme con los resultados económicos hasta ahora
Las pantallas en el quinto piso del Ministerio de Economía volvieron a encenderse, aunque de manera testimonial. Atrás quedaron los días en los que Sergio Massa sostenía que lo importante era la política más que los indicadores y las señales de noticias hacían un takeover hostil sobre los monitores de commodities, reservas, riesgo país y valores de títulos y acciones.
Luis “Toto” Caputo tiene una rutina de trabajo muy marcada: llega veinte minutos antes de las ocho de la mañana y corta la actividad cerca de las nueve de la noche. Habla varias veces al día con el Presidente y toma la temperatura del día con sus asesores más cercanos. Incorporó las redes sociales a su agenda y sumó una imagen muy distintiva de la Virgen María y del niño Jesús que asoma en al menos dos rincones de su oficina en el ministerio. También en las pocas entrevistas televisivas que dio, donde siempre pueden verse. La primera fue un regalo de su mujer, para que lo “proteja y también para transmitir tranquilidad a la sociedad”. Luego le fueron llegando nuevas de amigos, familiares y gente devota que se las acerca.
La coincidencia respecto de la hoja de ruta entre el ministro y el Presidente es absoluta, al igual que las prioridades para la economía que viene. “Nosotros no le ponemos un número al dólar. No creemos en eso, no pensamos así. Y siempre ese valor target de $2000 que estimaban algunos empresarios me pareció exagerado y erróneo porque nunca pensamos en una inflación como la que esperaban todos”, le explicó convencido a un hombre de su confianza el jueves por la tarde.
Sus objetivos de corto plazo se dividen en tres ejes: desaceleración y baja de la inflación -la estima en 10,5% en marzo-, mantener y mejorar el equilibrio fiscal y sumar reservas que colaboren para la salida del cepo. “Estamos saneando el balance del Banco Central. Ni bien estén las condiciones, lo haremos”, graficó también en un encuentro privado y luego lo ratificó en una entrevista televisiva el viernes. La ya anunciada competencia de monedas es la escala inminente. La emisión monetaria casi nula llegó para quedarse, al igual que la estrategia de capitalizar el Banco Central. Al momento compraron US$12.700 millones.
Si bien ya están en tratativas con el Fondo Monetario Internacional, todavía no hay un preacuerdo. La lectura local es que habitualmente cuando un gobierno toca la puerta es porque está en una situación de “incendio” y -sostienen- es la primera vez que el acercamiento se da en un contexto genuino de mejora de indicadores. Eso, paradójicamente, desacelera la ansiedad de los técnicos del Fondo, que ven con buenos ojos la continuidad de la recompra de reservas y la “tranquilidad” propia del cepo en el corto plazo para ir trazando la salida en el mediano. También se avanzará con el impuesto a las ganancias, pero con un piso muy superior al de $ 1,2 millones que supo tener. El objetivo es recuperar la idea de progresividad del tributo y evitar la regresividad en la que había caído al mantener cuasi fijo el mínimo no imponible. Si bien siguieron de cerca la conflictividad gremial de esta semana no tienen previsto ceder con la homologación de paritarias por encima de la inflación y, según la tesis del Gobierno, cuanto más rápido sea el ajuste macro, más rápido derramará eso sobre la reactivación de la actividad.
Lo que viene
Lo cierto es que después de la guerra macro llegará también el tiempo de la micro. Con muy bajo perfil, hay varias batallas que se dirimen y que tocarán la puerta de los empresarios y sectores más influyentes del país en los próximos días. Se sumarán así a la infinidad de frentes abiertos por el gobierno libertario. “Lo que pasa en el sector de las prepagas es un abuso. Se les fue la mano con los aumentos y todo indica que las empresas están cartelizadas. Se suele hablar mucho por estos días de los incrementos del gas, pero lo que más afecta a la clase media son las prepagas, y a los adultos mayores en una proporción más significativa”, se le escuchó decir al ministro en una reunión que tuvo a puertas cerradas con su mesa chica. Para ejemplificar se valió de lo que pagará efectivamente de cargo fijo un consumidor de gas tras el aumento y que oscila entre $2100 y $15.000. “En el caso de la prepaga estamos hablando de unos $ 400.000. Lo importante no son solo los porcentajes”, graficó.
Un grupo de técnicos de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia avanzan con una investigación formal sobre este negocio a partir de la denuncia realizada por dirigentes de la Coalición Cívica que responden a Elisa Carrió. Esa presentación fue contra las empresas que integran la Unión Argentina de Salud (UAS). En su escrito, explican que los aumentos del 40% en enero y del 30% en febrero en ambas oportunidades habían sido anticipados por Claudio Belocopitt, presidente de la UAS, como resultado de un acuerdo. Alegan que esto afecta negativamente a los usuarios, mientras desde las empresas se defienden y justifican las alzas en que “el sistema de salud no daba para más y que la mayoría de sus prestadores aumentaron por encima de lo que ellas mismas incrementaron sus valores”. El envejecimiento de la población y la menor cantidad de jóvenes en el mercado formal también perjudican al sistema, justifican desde las empresas.
Por el mundo del consumo también hay novedades. “Te vas a tu casa, pero con esta lista acá no entrás”. La frase corresponde a uno de los supermercadistas más importantes de la Argentina, quien desde diciembre volvió a estar en el minuto a minuto de su negocio. Se la dijo a los representantes de una compañía láctea y de otra de bebidas, ambas número uno en su categoría. Lo mismo ocurrió en una cadena rival con Bimbo, la líder absoluta del mercado de panificados, que se encuentra saneando los números de su filial local y verá en los próximos días la irrupción de pan brasileño en las góndolas. De hecho, el trigo argentino es el insumo principal para ese producto que cuesta la mitad en los países linderos y que bajaría al menos un 35% los valores de referencia. Femsa, el mayor distribuidor de Cocacola, realizó una baja nominal sin precedentes para sus productos no retornables. “Empieza a adaptarse a base de un fuerte impacto en sus ventas a la nueva realidad de un mercado en el que los consumidores agudizan su ingenio adquisitivo”, resumieron en la Secretaría de Comercio. La mira está puesta sobre un conjunto de 25 empresas que mueven el 80% del mercado de consumo argentino.
La división de responsabilidades es clara dentro del gabinete económico y en paralelo aparecen dos grupos autárquicos. Uno es el que lidera Federico Sturzenegger como asesor externo del gobierno de Milei, y el otro una especie de think tank de largo plazo que reporta directo al Presidente, liderados por el exvicepresidente del Banco Central, Demian Reidel, presidente del Consejo de Asesores Económicos.
Para Sturzenegger el Gobierno libra hoy batallas decisivas en tres planos. Una que es cultural y que tiene al Presidente como protagonista. “No hay complejo de culpa con el progresismo. No le tiembla el pulso en decir que el populismo es la fuente de todos los problemas en lugar de la solución”, describió a sus allegados. La segunda es la macro, en la que “las reformas fiscales son mucho más solidas de lo que el mercado piensa y el ajuste es más estructural, con cambios permanentes y no transitorios. A su vez, el dólar planchado y la caída del riesgo país vienen con una recuperación que está liderando el equipo de Caputo”, se entusiasmó.
La tercera y a su juicio muy compleja es la que viene por las reformas empresarias de fondo. “Mi planteo es que hay lobbies feroces y que muy pocos empresarios quieren realmente que se hagan las reformas. Su capilaridad es impresionante y no soólo en la opinión pública, sino en la política. Azúcar, biocombustibles, laboratorios, aceite y tantos rubros más aparecen con frenos impensados. Hoy se debate hasta el indefendible monopolio local de la vacuna contra la aftosa, que es un escándalo”, se sinceró Sturzenegger en una reunión con un economista amigo. De ahí que en el nuevo proyecto de la “Ley de bases” hay muchos temas que quedaron en el camino, pero que reaparecerán de otra manera dado que -en la mayoría de los casos- se pueden resolver a nivel reglamentación, según confían en el Gobierno.
Por ejemplo, el de código de tránsito y la habilitación para la conducción de vehículos autónomos que, de avanzar, cambiará todo el mapa del transporte terrestre en la Argentina en un lapso de diez años y limitará a futuro la fuerza del sindicato de camioneros. o también en el caso del negocio de la pesca, donde, según un estudio del Gobierno, se les regala a las empresas el producido. “Hace 50 años pescan gratis por una ley que viene de la época de la dictadura. Imaginate que pagan solo 0,15% por su negocio. La ley que es de otra época les decía que si construían barcos poco importaba la renta del producido por la pesca. Es como si a cualquier petrolera la Argentina le regalara el petróleo”, agregó Sturzenegger en ese mismo encuentro privado.
También se prepara para mayo un cambio sustancial en los registros automotores. “Hoy de 100 pesos que cobran, 30 van para el político a cargo del registro. Ahora lo que queremos es meter competencia nacional. La batalla de fondo con todos estos sectores será sumando competencia nacional a los seccionales y desfinanciando así la lógica prebendaria”, agregó un analista cercano a Sturzenegger.
A nivel nacional existen 910 entidades gremiales empresarias, contando cámaras (797) y asociaciones de criadores (113), según describe la investigación sobre el mapa empresario local realizado por el IAE, la última publicada hace ya varios años. El promedio de miembros por cámara es de 103 personas, con un máximo de 4613 socios y un mínimo de dos. “Esto complejiza sin dudas aún más cualquier cambio que quiera llevarse adelante, porque no hay un interlocutor sino cientos”, describe un legislador escudado en el off the record.
Llega el consejo asesor
“Lo que pasa en el sector de las prepagas es un abuso. Se les fue la mano con los aumentos y todo indica que las empresas están cartelizadas”, se le escuchó decir a Caputo
El mapa de poder económico de Milei sumó desde esta semana una tercera pata que tuvo su primer encuentro en Casa Rosada con la dirección de Reidel y con un silencio absoluto respecto de su contenido. Poco después del mediodía se reunieron el empresario Eduardo Bastitta, el economista Fausto Spotorno, el economista del CEP Ariel Coremberg, el CEO de Carta Financiera Miguel Boggiano y el director de Econométrica, Ramiro Castiñeira, de manera presencial, y Ramiro Marra -quien está de viaje- y Julio Goldstein, de manera virtual.
El objetivo de ese encuentro fue justamente generar los marcos de los “noes”. Es decir, quedó más que claro que la responsabilidad sobre la estrategia económica cuelga de Caputo y del Presidente; que la agenda desreguladora es de Sturzenegger y que de este equipo saldrá el debate excluyente sobre la economía argentina en el largo plazo con cuestiones que van desde la demografía hasta sectores de alto potencial. No se trata de un organismo de gestión, sino de un conjunto de asesores que fueron elegidos por el Presidente y trabajarán directamente para él bajo el manto de una estricta confidencialidad que quien la vulnere recibirá el “afuera” que suena como modo de época de 2024.
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Las pantallas en el quinto piso del Ministerio de Economía volvieron a encenderse, aunque de manera testimonial. Atrás quedaron los días en los que Sergio Massa sostenía que lo importante era la política más que los indicadores y las señales de noticias hacían un takeover hostil sobre los monitores de commodities, reservas, riesgo país y valores de títulos y acciones.
Luis “Toto” Caputo tiene una rutina de trabajo muy marcada: llega veinte minutos antes de las ocho de la mañana y corta la actividad cerca de las nueve de la noche. Habla varias veces al día con el Presidente y toma la temperatura del día con sus asesores más cercanos. Incorporó las redes sociales a su agenda y sumó una imagen muy distintiva de la Virgen María y del niño Jesús que asoma en al menos dos rincones de su oficina en el ministerio. También en las pocas entrevistas televisivas que dio, donde siempre pueden verse. La primera fue un regalo de su mujer, para que lo “proteja y también para transmitir tranquilidad a la sociedad”. Luego le fueron llegando nuevas de amigos, familiares y gente devota que se las acerca.
La coincidencia respecto de la hoja de ruta entre el ministro y el Presidente es absoluta, al igual que las prioridades para la economía que viene. “Nosotros no le ponemos un número al dólar. No creemos en eso, no pensamos así. Y siempre ese valor target de $2000 que estimaban algunos empresarios me pareció exagerado y erróneo porque nunca pensamos en una inflación como la que esperaban todos”, le explicó convencido a un hombre de su confianza el jueves por la tarde.
Sus objetivos de corto plazo se dividen en tres ejes: desaceleración y baja de la inflación -la estima en 10,5% en marzo-, mantener y mejorar el equilibrio fiscal y sumar reservas que colaboren para la salida del cepo. “Estamos saneando el balance del Banco Central. Ni bien estén las condiciones, lo haremos”, graficó también en un encuentro privado y luego lo ratificó en una entrevista televisiva el viernes. La ya anunciada competencia de monedas es la escala inminente. La emisión monetaria casi nula llegó para quedarse, al igual que la estrategia de capitalizar el Banco Central. Al momento compraron US$12.700 millones.
Si bien ya están en tratativas con el Fondo Monetario Internacional, todavía no hay un preacuerdo. La lectura local es que habitualmente cuando un gobierno toca la puerta es porque está en una situación de “incendio” y -sostienen- es la primera vez que el acercamiento se da en un contexto genuino de mejora de indicadores. Eso, paradójicamente, desacelera la ansiedad de los técnicos del Fondo, que ven con buenos ojos la continuidad de la recompra de reservas y la “tranquilidad” propia del cepo en el corto plazo para ir trazando la salida en el mediano. También se avanzará con el impuesto a las ganancias, pero con un piso muy superior al de $ 1,2 millones que supo tener. El objetivo es recuperar la idea de progresividad del tributo y evitar la regresividad en la que había caído al mantener cuasi fijo el mínimo no imponible. Si bien siguieron de cerca la conflictividad gremial de esta semana no tienen previsto ceder con la homologación de paritarias por encima de la inflación y, según la tesis del Gobierno, cuanto más rápido sea el ajuste macro, más rápido derramará eso sobre la reactivación de la actividad.
Lo que viene
Lo cierto es que después de la guerra macro llegará también el tiempo de la micro. Con muy bajo perfil, hay varias batallas que se dirimen y que tocarán la puerta de los empresarios y sectores más influyentes del país en los próximos días. Se sumarán así a la infinidad de frentes abiertos por el gobierno libertario. “Lo que pasa en el sector de las prepagas es un abuso. Se les fue la mano con los aumentos y todo indica que las empresas están cartelizadas. Se suele hablar mucho por estos días de los incrementos del gas, pero lo que más afecta a la clase media son las prepagas, y a los adultos mayores en una proporción más significativa”, se le escuchó decir al ministro en una reunión que tuvo a puertas cerradas con su mesa chica. Para ejemplificar se valió de lo que pagará efectivamente de cargo fijo un consumidor de gas tras el aumento y que oscila entre $2100 y $15.000. “En el caso de la prepaga estamos hablando de unos $ 400.000. Lo importante no son solo los porcentajes”, graficó.
Un grupo de técnicos de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia avanzan con una investigación formal sobre este negocio a partir de la denuncia realizada por dirigentes de la Coalición Cívica que responden a Elisa Carrió. Esa presentación fue contra las empresas que integran la Unión Argentina de Salud (UAS). En su escrito, explican que los aumentos del 40% en enero y del 30% en febrero en ambas oportunidades habían sido anticipados por Claudio Belocopitt, presidente de la UAS, como resultado de un acuerdo. Alegan que esto afecta negativamente a los usuarios, mientras desde las empresas se defienden y justifican las alzas en que “el sistema de salud no daba para más y que la mayoría de sus prestadores aumentaron por encima de lo que ellas mismas incrementaron sus valores”. El envejecimiento de la población y la menor cantidad de jóvenes en el mercado formal también perjudican al sistema, justifican desde las empresas.
Por el mundo del consumo también hay novedades. “Te vas a tu casa, pero con esta lista acá no entrás”. La frase corresponde a uno de los supermercadistas más importantes de la Argentina, quien desde diciembre volvió a estar en el minuto a minuto de su negocio. Se la dijo a los representantes de una compañía láctea y de otra de bebidas, ambas número uno en su categoría. Lo mismo ocurrió en una cadena rival con Bimbo, la líder absoluta del mercado de panificados, que se encuentra saneando los números de su filial local y verá en los próximos días la irrupción de pan brasileño en las góndolas. De hecho, el trigo argentino es el insumo principal para ese producto que cuesta la mitad en los países linderos y que bajaría al menos un 35% los valores de referencia. Femsa, el mayor distribuidor de Cocacola, realizó una baja nominal sin precedentes para sus productos no retornables. “Empieza a adaptarse a base de un fuerte impacto en sus ventas a la nueva realidad de un mercado en el que los consumidores agudizan su ingenio adquisitivo”, resumieron en la Secretaría de Comercio. La mira está puesta sobre un conjunto de 25 empresas que mueven el 80% del mercado de consumo argentino.
La división de responsabilidades es clara dentro del gabinete económico y en paralelo aparecen dos grupos autárquicos. Uno es el que lidera Federico Sturzenegger como asesor externo del gobierno de Milei, y el otro una especie de think tank de largo plazo que reporta directo al Presidente, liderados por el exvicepresidente del Banco Central, Demian Reidel, presidente del Consejo de Asesores Económicos.
Para Sturzenegger el Gobierno libra hoy batallas decisivas en tres planos. Una que es cultural y que tiene al Presidente como protagonista. “No hay complejo de culpa con el progresismo. No le tiembla el pulso en decir que el populismo es la fuente de todos los problemas en lugar de la solución”, describió a sus allegados. La segunda es la macro, en la que “las reformas fiscales son mucho más solidas de lo que el mercado piensa y el ajuste es más estructural, con cambios permanentes y no transitorios. A su vez, el dólar planchado y la caída del riesgo país vienen con una recuperación que está liderando el equipo de Caputo”, se entusiasmó.
La tercera y a su juicio muy compleja es la que viene por las reformas empresarias de fondo. “Mi planteo es que hay lobbies feroces y que muy pocos empresarios quieren realmente que se hagan las reformas. Su capilaridad es impresionante y no soólo en la opinión pública, sino en la política. Azúcar, biocombustibles, laboratorios, aceite y tantos rubros más aparecen con frenos impensados. Hoy se debate hasta el indefendible monopolio local de la vacuna contra la aftosa, que es un escándalo”, se sinceró Sturzenegger en una reunión con un economista amigo. De ahí que en el nuevo proyecto de la “Ley de bases” hay muchos temas que quedaron en el camino, pero que reaparecerán de otra manera dado que -en la mayoría de los casos- se pueden resolver a nivel reglamentación, según confían en el Gobierno.
Por ejemplo, el de código de tránsito y la habilitación para la conducción de vehículos autónomos que, de avanzar, cambiará todo el mapa del transporte terrestre en la Argentina en un lapso de diez años y limitará a futuro la fuerza del sindicato de camioneros. o también en el caso del negocio de la pesca, donde, según un estudio del Gobierno, se les regala a las empresas el producido. “Hace 50 años pescan gratis por una ley que viene de la época de la dictadura. Imaginate que pagan solo 0,15% por su negocio. La ley que es de otra época les decía que si construían barcos poco importaba la renta del producido por la pesca. Es como si a cualquier petrolera la Argentina le regalara el petróleo”, agregó Sturzenegger en ese mismo encuentro privado.
También se prepara para mayo un cambio sustancial en los registros automotores. “Hoy de 100 pesos que cobran, 30 van para el político a cargo del registro. Ahora lo que queremos es meter competencia nacional. La batalla de fondo con todos estos sectores será sumando competencia nacional a los seccionales y desfinanciando así la lógica prebendaria”, agregó un analista cercano a Sturzenegger.
A nivel nacional existen 910 entidades gremiales empresarias, contando cámaras (797) y asociaciones de criadores (113), según describe la investigación sobre el mapa empresario local realizado por el IAE, la última publicada hace ya varios años. El promedio de miembros por cámara es de 103 personas, con un máximo de 4613 socios y un mínimo de dos. “Esto complejiza sin dudas aún más cualquier cambio que quiera llevarse adelante, porque no hay un interlocutor sino cientos”, describe un legislador escudado en el off the record.
Llega el consejo asesor
“Lo que pasa en el sector de las prepagas es un abuso. Se les fue la mano con los aumentos y todo indica que las empresas están cartelizadas”, se le escuchó decir a Caputo
El mapa de poder económico de Milei sumó desde esta semana una tercera pata que tuvo su primer encuentro en Casa Rosada con la dirección de Reidel y con un silencio absoluto respecto de su contenido. Poco después del mediodía se reunieron el empresario Eduardo Bastitta, el economista Fausto Spotorno, el economista del CEP Ariel Coremberg, el CEO de Carta Financiera Miguel Boggiano y el director de Econométrica, Ramiro Castiñeira, de manera presencial, y Ramiro Marra -quien está de viaje- y Julio Goldstein, de manera virtual.
El objetivo de ese encuentro fue justamente generar los marcos de los “noes”. Es decir, quedó más que claro que la responsabilidad sobre la estrategia económica cuelga de Caputo y del Presidente; que la agenda desreguladora es de Sturzenegger y que de este equipo saldrá el debate excluyente sobre la economía argentina en el largo plazo con cuestiones que van desde la demografía hasta sectores de alto potencial. No se trata de un organismo de gestión, sino de un conjunto de asesores que fueron elegidos por el Presidente y trabajarán directamente para él bajo el manto de una estricta confidencialidad que quien la vulnere recibirá el “afuera” que suena como modo de época de 2024.
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Sharenting. Alertan sobre los riesgos de llevar la vida de los más chicos a las redes
Los expertos sugieren revisar la configuración de privacidad de las plataformas; grooming, bullying, robo de identidad o de datos y redes de pedofilia son solo algunos de los peligros de internet
Texto Silvina Vitale | Ilustración Ariel Escalante
De la mano del crecimiento exponencial de las redes sociales, se romantizó publicar en las cuentas personales fotos y videos de la primera comida de un hijo, su visita al doctor, un paseo por la plaza o su día inicial de clases. También se muestran cuando ya son adolescentes, aunque a cierta edad no les resulte divertido mirar la camarita del celular de los padres, en busca de momentos para compartir. Nada de esto es inocuo: los especialistas advierten sobre la infinidad de riesgos que estas prácticas suponen y de las que no se toma conciencia.
Según explica Carlos Christian Sueiro, profesor de Criminalidad Informática, especialista en Derecho Penal y abogado por la Universidad de Buenos Aires (UBA), estas publicaciones pueden ser materia prima de imágenes de pornografía infantil o de grooming o ciberacoso. Mientras que, desde el Ministerio de Justicia de la Nación, advierten que pueden derivar en casos de inseguridad como el cyberbullying, robo de identidad o de datos personales.
Las cifras que alertan sobre la presencia de los menores en las redes sociales son abrumadoras. Según un estudio de la empresa de seguridad informática AVG, de 2019, el 81% de los bebés tiene presencia en internet antes de cumplir los seis meses. La encuesta, que abarcó a 10 países, arrojó que el 23% de los niños tiene presencia en línea incluso antes de nacer porque sus padres publican imágenes de las ecografías. Una investigación de ese año del Grupo de Investigación EU Kids Online, señala que el 89% de los padres en España comparte en internet imágenes de sus hijos una vez al mes y que, de ellos, solo el 24% les pregunta si están de acuerdo con ello.
“En un principio todos creímos que compartir fotos en internet era lo más normal. Cuando aparecieron las plataformas nos sedujo eso de que podíamos publicar lo que hacíamos, con quién estábamos y adónde íbamos y lo hicimos alegremente. Pero años después con la masificación de estos canales empezamos a entender que no todo es tan inocuo”, señala Marcela Czarny, fundadora y directora de Chicos.net, una organización civil que promueve los derechos de menores y adolescentes en entornos digitales.
La especialista sostiene que, si bien las plataformas sirven para acercar a la gente, comunicarse y expresarse, vienen acompañadas de problemas encubiertos. “Las mamás y los papás publican las fotos de sus hijos con la mejor intención sin darse cuenta de que esto puede llevar en un extremo a un pedófilo o alguien con fines delictivos se apropie de ellas. Lo que se sube a internet ya no es de nadie”, advierte. Y pone el acento en la necesidad de tomar conciencia sobre la huella digital, que es todo el camino que dejamos como usuarios de internet.
Sobre el significado del término, Sueiro aclara que la palabra sharenting proviene de la fusión del término share, que significa compartir, con la palabra parenting o paternidad. “Sharenting significa compartir con familiares y conocidos imágenes o fotografías de hijos o hijas a través de internet por medio de redes sociales, como Facebook o Instagram; la micromensajería, como Twitter o X; y la mensajería instantánea, como Whatsapp o Telegram, por citar algunas”, señala.
Y detalla que, técnicamente la acción consiste en sobreexponer a niños y adolescentes, en internet, por medio de la publicación excesiva de fotos sin su consentimiento.
Esta práctica, cada vez más instalada en una sociedad atravesada por lo digital, puede tener consecuencias que afectan la integridad de los menores. “Desgraciadamente, muchas de esas imágenes publicadas por familiares son usadas por personas vinculadas con la elaboración de imágenes de pornografía infantil, para crear, mediante técnicas de edición con dispositivos de inteligencia artificial (IA), en imágenes de material de abuso sexual infantil”, dice el especialista.
A la vez que describe: “A partir de la IA generativa, la imagen inocente de un niño o de un adolescente, puede ser convertida en una imagen del desnudo del menor o del adolescente, exhibiendo su genitalidad, o bien, representando una actividad sexual explícita”. Luego, esas imágenes son distribuidas, difundidas o incluso comercializadas en la red profunda o deep web.
Se suman otras cuestiones relacionadas con la inseguridad que pueden resultar de mostrar imágenes o videos donde pueden visualizarse datos personales de los menores. Por ejemplo, fotos con el uniforme del colegio al que asisten o de lugares que visitan con frecuencia, como el club, la pileta, la puerta de la casa o de la plaza cercana.
En el informe publicado en 2021 por Bibiana Nieto, “El sharenting y los derechos personalísimos del niño en Argentina”, en la Revista Perspectivas de las Ciencias Económicas y Jurídicas, Vol. 11, N° 2, de la Universidad Nacional de La Pampa, se analizan las consecuencias de publicar información de los hijos en internet sin los recaudos de prudencia sobre el contenido y, de seguridad, limitando el acceso a un grupo de allegados.
En principio advierte que esto puede facilitar la comisión de delitos. “Cuando, por ejemplo, un padre publica en una red social una foto de su hija acompañada de un: ¡Feliz cumpleaños, María!, da a conocer su cara, su nombre y el día de cumpleaños; datos que podrían ser de utilidad para quien planea cometer un delito”, dice el artículo.
“Un reporte del Comisionado de Seguridad Electrónica Infantil de Australia informa que las fotos inocentes de niños compartidas originalmente en las redes sociales y blogs familiares representan hasta la mitad del material que se halla en algunos sitios de intercambio de imágenes de pedófilos”, dice la docente en la carrera de Derecho de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Delitos en línea
Y enumera, entre otros delitos asociados, el secuestro digital o robo de identidad, que ocurre cuando alguien toma fotos de un niño de las redes sociales y las reutiliza con nuevos nombres e identidades; la creación de perfiles para su venta a anunciantes o distribuidores de malware; el bullying, es decir cuando las fotos, videos o audios son usados por otros niños como hostigamiento.
María Gasparinetti tiene 44 años, vive en La Plata, y cuenta que comparte fotos de su hijo (8) en su Facebook e Instagram personal. “Son cuentas privadas y entre mis contactos tengo a personas conocidas o seguidores de confianza. Me gusta compartir lindos momentos y dejar registro”, dice. En cuanto a los recaudos que toma, explica que tiene las cuentas con la configuración privada, solo para conocidos. Además, dice que si bien antes no le consultaba a su hijo si quería que subiera sus fotos porque era muy chico ahora sí lo hace y, en general, su respuesta es: “No, no publiques”.
Christian Miller, de 36 años, del barrio porteño de Almagro, tiene una hija de cinco meses y asegura que decidió no publicar fotos de ella en las redes. “Si bien comparto imágenes con mis familiares, a través de Whatsapp, todos saben que mi intención es reducir su huella digital al mínimo posible. Claro que no puedo evitar que haya alguna foto dando vueltas o que mi mamá o mi suegra la muestren entre sus amigos, pero con bajar su exposición me doy por satisfecho”, cuenta.
“Desde ya, no tomo fotos de la bebé bañándose o cuando la cambiamos, para evitar cualquier tipo de pérdida del material o envío indeseado. Soy consciente acerca de que no todas las personas tienen los mismos recaudos”, advierte.
Sobre esta cuestión Daniel Monastersky, abogado y director del Centro de Estudios en Ciberseguridad y Protección de Datos (Cecib) de la Universidad del CEMA, destaca la necesidad de prevenir y hacer saber al círculo de familiares y amigos por qué no queremos exponer a los niños. Escribió una carta para que las personas que quieran resguardar la intimidad de sus hijos puedan enviar a sus familiares con consejos concretos sobre qué mostrar y qué no. En la misma pide a los allegados que si quieren publicar la foto del menor en sus redes difuminen su cara para que no sea identificable, además de no poner información sobre el menor, no incluir etiquetas ni menciones,no revelar información personal como nombre completo, fecha de nacimiento, ubicación, entre otros.
Según Sueiro, el principal recaudo que deben tomar los padres es no compartir imágenes de sus hijos menores de edad solos, en forma masiva, como datos abiertos a la comunidad digital. En estas fotos o videos deben estar con sus padres, hermanos o familiares y siempre tienen que estar dirigidas a un número acotado de familiares o amigos. Destaca:
* No realizar publicaciones abiertas al público en general que los sigue en una red social.
* No realizar publicaciones en estados de mensajería instantánea en forma masiva o abierta a todos los contactos telefónicos.
* No publicar imágenes en tiempo real en redes sociales y mensajería instantánea de menores, que puedan revelar su geolocalización.
* No publicar imágenes o fotografías que permitan identificar a qué colegio asisten sus hijos.
* No etiquetar o revelar apodos o seudónimos de los menores.
* Acotar al máximo la información que se brinda sobre un niño, niña o adolescente.
Para Mercedes Morera, socia y directora en Snoop Consulting Pymes, es importante configurar la seguridad y privacidad de las redes para que solo vean el contenido que publicamos aquellas personas que nosotros definamos. “Además, debemos leer los términos y condiciones de las redes para enterarnos de qué hacen con las imágenes o videos que subimos. Y prestar atención a los pedidos de autorización de los colegios para hacer uso de imágenes de nuestros hijos. Cada vez que damos nuestro consentimiento exponemos y dejamos huella digital de los menores”, añade.
Sobre los recaudos, Lucila Villanueva, de 28, de Palermo, afirma: “No hay nada que me parezca importante que los avances que hace mi bebé en su desarrollo en estos primeros meses de vida. Me encantaría compartirlos en mis redes sociales, pero como adulta responsable tengo que dimensionar los daños que puede ocasionar al presente y al futuro de mi hijo y dejar de lado el adultocentrismo. Como sujeto debe construir su imagen e identidad digital”.
Publicar, ¿para qué?
Este último tema deriva en un cuestionamiento que preocupa a muchos padres: ¿Querrá mi hijo verse expuesto en las redes con fotos y videos de pequeño cuando sea mayor? En el informe, Nieto reflexiona sobre las imágenes que inundan las redes sociales: “Vemos a diario, a personas llamadas influencers, que muestran a sus hijos como método de publicidad, que son contratados por empresas comerciales para promocionar sus productos, y por esa razón, los exponen. En estos casos, detrás de la difusión, hay un interés económico de los padres”.
Sin embargo, advierte que también es habitual observar a progenitores que, sin ser famosos, comparten en las redes sus vidas cotidianas. ¿Por qué lo hacen? El artículo cita una encuesta realizada en Estados Unidos sobre sharenting a padres de niños de 0 a 4 años, en 2015, que arrojó resultados relevantes: los padres consideran útiles a las redes sociales para sentir que no están solos (72%), informarse acerca de lo que no deben hacer (70%), recibir consejos de padres más experimentados (67%) y ayudarlos a preocuparse menos (62%).
Coincide María Laura Lezaeta, psicóloga infantil, en que, en algunos casos, hay familias que suben fotos de sus hijos en las redes sociales como una manera de compartir con las personas que siguen sus cuentas su crecimiento. Otro de los motivos es mostrar sus propias experiencias en la crianza.
Nieto vuelve sobre la cuestión de la identidad digital de los niños que alimentan los padres y advierte: “Al llegar a la mayoría de edad, podrían decidir que no quieren que esos datos sigan disponibles en la web y reclamen su eliminación. ¿Sería posible? La respuesta es no”.
Czarny se pregunta, entonces, sobre esta necesidad de publicar lo que hacemos y lo que hacen nuestros hijos. “Quizás es necesario tomar conciencia de que hay momentos que no hace falta publicar porque la vida es mucho más rica cuando hay un adentro y un afuera de las redes”, dice.
Y advierte que existe lo que se llama la educación crítica de medios digitales: entender cuándo publicar y cuándo no: “Si mi hijo de cinco años se cayó al barro y llora, pero está divino, ¿está bueno publicarlo? Nos vamos a reír todos, pero luego se puede viralizar y puede resultar víctima de bullying. Es importante preguntarnos para qué publicamos: ¿tenemos una necesidad?, ¿lo hago porque mis amigos publicaron y yo no?”
Por último, Sueiro enfatiza que el entorno digital en el que actualmente interactuamos posee sus propias reglas de ciberseguridad. “Estas deben comenzar a enseñarse y difundirse en forma masiva, a fin de brindar una verdadera protección integral no solo a los niños, niñas y adolescentes, sino a toda la comunidad en general”, finaliza.
De la mano del crecimiento exponencial de las redes sociales, se romantizó publicar en las cuentas personales fotos y videos de la primera comida de un hijo, su visita al doctor, un paseo por la plaza o su día inicial de clases. También se muestran cuando ya son adolescentes, aunque a cierta edad no les resulte divertido mirar la camarita del celular de los padres, en busca de momentos para compartir. Nada de esto es inocuo: los especialistas advierten sobre la infinidad de riesgos que estas prácticas suponen y de las que no se toma conciencia.
Según explica Carlos Christian Sueiro, profesor de Criminalidad Informática, especialista en Derecho Penal y abogado por la Universidad de Buenos Aires (UBA), estas publicaciones pueden ser materia prima de imágenes de pornografía infantil o de grooming o ciberacoso. Mientras que, desde el Ministerio de Justicia de la Nación, advierten que pueden derivar en casos de inseguridad como el cyberbullying, robo de identidad o de datos personales.
Las cifras que alertan sobre la presencia de los menores en las redes sociales son abrumadoras. Según un estudio de la empresa de seguridad informática AVG, de 2019, el 81% de los bebés tiene presencia en internet antes de cumplir los seis meses. La encuesta, que abarcó a 10 países, arrojó que el 23% de los niños tiene presencia en línea incluso antes de nacer porque sus padres publican imágenes de las ecografías. Una investigación de ese año del Grupo de Investigación EU Kids Online, señala que el 89% de los padres en España comparte en internet imágenes de sus hijos una vez al mes y que, de ellos, solo el 24% les pregunta si están de acuerdo con ello.
“En un principio todos creímos que compartir fotos en internet era lo más normal. Cuando aparecieron las plataformas nos sedujo eso de que podíamos publicar lo que hacíamos, con quién estábamos y adónde íbamos y lo hicimos alegremente. Pero años después con la masificación de estos canales empezamos a entender que no todo es tan inocuo”, señala Marcela Czarny, fundadora y directora de Chicos.net, una organización civil que promueve los derechos de menores y adolescentes en entornos digitales.
La especialista sostiene que, si bien las plataformas sirven para acercar a la gente, comunicarse y expresarse, vienen acompañadas de problemas encubiertos. “Las mamás y los papás publican las fotos de sus hijos con la mejor intención sin darse cuenta de que esto puede llevar en un extremo a un pedófilo o alguien con fines delictivos se apropie de ellas. Lo que se sube a internet ya no es de nadie”, advierte. Y pone el acento en la necesidad de tomar conciencia sobre la huella digital, que es todo el camino que dejamos como usuarios de internet.
Sobre el significado del término, Sueiro aclara que la palabra sharenting proviene de la fusión del término share, que significa compartir, con la palabra parenting o paternidad. “Sharenting significa compartir con familiares y conocidos imágenes o fotografías de hijos o hijas a través de internet por medio de redes sociales, como Facebook o Instagram; la micromensajería, como Twitter o X; y la mensajería instantánea, como Whatsapp o Telegram, por citar algunas”, señala.
Y detalla que, técnicamente la acción consiste en sobreexponer a niños y adolescentes, en internet, por medio de la publicación excesiva de fotos sin su consentimiento.
Esta práctica, cada vez más instalada en una sociedad atravesada por lo digital, puede tener consecuencias que afectan la integridad de los menores. “Desgraciadamente, muchas de esas imágenes publicadas por familiares son usadas por personas vinculadas con la elaboración de imágenes de pornografía infantil, para crear, mediante técnicas de edición con dispositivos de inteligencia artificial (IA), en imágenes de material de abuso sexual infantil”, dice el especialista.
A la vez que describe: “A partir de la IA generativa, la imagen inocente de un niño o de un adolescente, puede ser convertida en una imagen del desnudo del menor o del adolescente, exhibiendo su genitalidad, o bien, representando una actividad sexual explícita”. Luego, esas imágenes son distribuidas, difundidas o incluso comercializadas en la red profunda o deep web.
Se suman otras cuestiones relacionadas con la inseguridad que pueden resultar de mostrar imágenes o videos donde pueden visualizarse datos personales de los menores. Por ejemplo, fotos con el uniforme del colegio al que asisten o de lugares que visitan con frecuencia, como el club, la pileta, la puerta de la casa o de la plaza cercana.
En el informe publicado en 2021 por Bibiana Nieto, “El sharenting y los derechos personalísimos del niño en Argentina”, en la Revista Perspectivas de las Ciencias Económicas y Jurídicas, Vol. 11, N° 2, de la Universidad Nacional de La Pampa, se analizan las consecuencias de publicar información de los hijos en internet sin los recaudos de prudencia sobre el contenido y, de seguridad, limitando el acceso a un grupo de allegados.
En principio advierte que esto puede facilitar la comisión de delitos. “Cuando, por ejemplo, un padre publica en una red social una foto de su hija acompañada de un: ¡Feliz cumpleaños, María!, da a conocer su cara, su nombre y el día de cumpleaños; datos que podrían ser de utilidad para quien planea cometer un delito”, dice el artículo.
“Un reporte del Comisionado de Seguridad Electrónica Infantil de Australia informa que las fotos inocentes de niños compartidas originalmente en las redes sociales y blogs familiares representan hasta la mitad del material que se halla en algunos sitios de intercambio de imágenes de pedófilos”, dice la docente en la carrera de Derecho de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Delitos en línea
Y enumera, entre otros delitos asociados, el secuestro digital o robo de identidad, que ocurre cuando alguien toma fotos de un niño de las redes sociales y las reutiliza con nuevos nombres e identidades; la creación de perfiles para su venta a anunciantes o distribuidores de malware; el bullying, es decir cuando las fotos, videos o audios son usados por otros niños como hostigamiento.
María Gasparinetti tiene 44 años, vive en La Plata, y cuenta que comparte fotos de su hijo (8) en su Facebook e Instagram personal. “Son cuentas privadas y entre mis contactos tengo a personas conocidas o seguidores de confianza. Me gusta compartir lindos momentos y dejar registro”, dice. En cuanto a los recaudos que toma, explica que tiene las cuentas con la configuración privada, solo para conocidos. Además, dice que si bien antes no le consultaba a su hijo si quería que subiera sus fotos porque era muy chico ahora sí lo hace y, en general, su respuesta es: “No, no publiques”.
Christian Miller, de 36 años, del barrio porteño de Almagro, tiene una hija de cinco meses y asegura que decidió no publicar fotos de ella en las redes. “Si bien comparto imágenes con mis familiares, a través de Whatsapp, todos saben que mi intención es reducir su huella digital al mínimo posible. Claro que no puedo evitar que haya alguna foto dando vueltas o que mi mamá o mi suegra la muestren entre sus amigos, pero con bajar su exposición me doy por satisfecho”, cuenta.
“Desde ya, no tomo fotos de la bebé bañándose o cuando la cambiamos, para evitar cualquier tipo de pérdida del material o envío indeseado. Soy consciente acerca de que no todas las personas tienen los mismos recaudos”, advierte.
Sobre esta cuestión Daniel Monastersky, abogado y director del Centro de Estudios en Ciberseguridad y Protección de Datos (Cecib) de la Universidad del CEMA, destaca la necesidad de prevenir y hacer saber al círculo de familiares y amigos por qué no queremos exponer a los niños. Escribió una carta para que las personas que quieran resguardar la intimidad de sus hijos puedan enviar a sus familiares con consejos concretos sobre qué mostrar y qué no. En la misma pide a los allegados que si quieren publicar la foto del menor en sus redes difuminen su cara para que no sea identificable, además de no poner información sobre el menor, no incluir etiquetas ni menciones,no revelar información personal como nombre completo, fecha de nacimiento, ubicación, entre otros.
Según Sueiro, el principal recaudo que deben tomar los padres es no compartir imágenes de sus hijos menores de edad solos, en forma masiva, como datos abiertos a la comunidad digital. En estas fotos o videos deben estar con sus padres, hermanos o familiares y siempre tienen que estar dirigidas a un número acotado de familiares o amigos. Destaca:
* No realizar publicaciones abiertas al público en general que los sigue en una red social.
* No realizar publicaciones en estados de mensajería instantánea en forma masiva o abierta a todos los contactos telefónicos.
* No publicar imágenes en tiempo real en redes sociales y mensajería instantánea de menores, que puedan revelar su geolocalización.
* No publicar imágenes o fotografías que permitan identificar a qué colegio asisten sus hijos.
* No etiquetar o revelar apodos o seudónimos de los menores.
* Acotar al máximo la información que se brinda sobre un niño, niña o adolescente.
Para Mercedes Morera, socia y directora en Snoop Consulting Pymes, es importante configurar la seguridad y privacidad de las redes para que solo vean el contenido que publicamos aquellas personas que nosotros definamos. “Además, debemos leer los términos y condiciones de las redes para enterarnos de qué hacen con las imágenes o videos que subimos. Y prestar atención a los pedidos de autorización de los colegios para hacer uso de imágenes de nuestros hijos. Cada vez que damos nuestro consentimiento exponemos y dejamos huella digital de los menores”, añade.
Sobre los recaudos, Lucila Villanueva, de 28, de Palermo, afirma: “No hay nada que me parezca importante que los avances que hace mi bebé en su desarrollo en estos primeros meses de vida. Me encantaría compartirlos en mis redes sociales, pero como adulta responsable tengo que dimensionar los daños que puede ocasionar al presente y al futuro de mi hijo y dejar de lado el adultocentrismo. Como sujeto debe construir su imagen e identidad digital”.
Publicar, ¿para qué?
Este último tema deriva en un cuestionamiento que preocupa a muchos padres: ¿Querrá mi hijo verse expuesto en las redes con fotos y videos de pequeño cuando sea mayor? En el informe, Nieto reflexiona sobre las imágenes que inundan las redes sociales: “Vemos a diario, a personas llamadas influencers, que muestran a sus hijos como método de publicidad, que son contratados por empresas comerciales para promocionar sus productos, y por esa razón, los exponen. En estos casos, detrás de la difusión, hay un interés económico de los padres”.
Sin embargo, advierte que también es habitual observar a progenitores que, sin ser famosos, comparten en las redes sus vidas cotidianas. ¿Por qué lo hacen? El artículo cita una encuesta realizada en Estados Unidos sobre sharenting a padres de niños de 0 a 4 años, en 2015, que arrojó resultados relevantes: los padres consideran útiles a las redes sociales para sentir que no están solos (72%), informarse acerca de lo que no deben hacer (70%), recibir consejos de padres más experimentados (67%) y ayudarlos a preocuparse menos (62%).
Coincide María Laura Lezaeta, psicóloga infantil, en que, en algunos casos, hay familias que suben fotos de sus hijos en las redes sociales como una manera de compartir con las personas que siguen sus cuentas su crecimiento. Otro de los motivos es mostrar sus propias experiencias en la crianza.
Nieto vuelve sobre la cuestión de la identidad digital de los niños que alimentan los padres y advierte: “Al llegar a la mayoría de edad, podrían decidir que no quieren que esos datos sigan disponibles en la web y reclamen su eliminación. ¿Sería posible? La respuesta es no”.
Czarny se pregunta, entonces, sobre esta necesidad de publicar lo que hacemos y lo que hacen nuestros hijos. “Quizás es necesario tomar conciencia de que hay momentos que no hace falta publicar porque la vida es mucho más rica cuando hay un adentro y un afuera de las redes”, dice.
Y advierte que existe lo que se llama la educación crítica de medios digitales: entender cuándo publicar y cuándo no: “Si mi hijo de cinco años se cayó al barro y llora, pero está divino, ¿está bueno publicarlo? Nos vamos a reír todos, pero luego se puede viralizar y puede resultar víctima de bullying. Es importante preguntarnos para qué publicamos: ¿tenemos una necesidad?, ¿lo hago porque mis amigos publicaron y yo no?”
Por último, Sueiro enfatiza que el entorno digital en el que actualmente interactuamos posee sus propias reglas de ciberseguridad. “Estas deben comenzar a enseñarse y difundirse en forma masiva, a fin de brindar una verdadera protección integral no solo a los niños, niñas y adolescentes, sino a toda la comunidad en general”, finaliza.
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