miércoles, 6 de noviembre de 2024

CLAVES AMERICANAS, ADOLESCENTES, PREMIOS A LA INNOVACIÓN


Seis razones para no votar a Trump
Andrés OppenheimerMIAMI

Hay más de una docena de razones por las que nunca votaría por Donald Trump, pero me parece pertinente compartir con ustedes seis de ellas que me llevaron a concluir que es el peor candidato en estas elecciones. Primero, Trump es un populista autoritario que desprecia abiertamente los valores básicos de Estados Unidos: la democracia, el Estado de Derecho y la tolerancia racial. Es el primer presidente estadounidense en la memoria reciente que alentó un golpe de Estado después de perder las elecciones, en 2020, y de que más de 60 tribunales concluyeron que sus acusaciones de fraude carecían de fundamento
El 6 de enero de 2021 Trump se quedó sentado varias horas esperando a ver lo que pasaba en lugar de impedir que sus seguidores atacaran el Capitolio en un intento de anular el resultado electoral. Unos 140 policías resultaron heridos y varias personas murieron durante el ataque y después. Pero, hasta hoy, Trump no solo sigue afirmando falsamente que ganó las elecciones, sino que llama a los atacantes del Capitolio “patriotas” y ha dicho que podría indultar a todos los que tomaron violentamente el Capitolio el 6 de enero. Más de media docena de exmiembros de alto rango del gabinete de Trump y asesores más cercanos, incluido su exjefe de Gabinete, el general retirado John Kelly, dicen que Trump no tiene respeto por el Estado de Derecho.
“Ciertamente, es un autoritario, admira a los dictadores”, dijo Kelly. El exjefe de Gabinete de Trump agregó que el expresidente incluso le dijo una vez: “Hitler hizo algunas cosas buenas”. En segundo lugar, aunque la mayoría de los políticos mienten, Trump es el rey de las falsedades. Como dijo el senador de Florida Marco Rubio, antes de tirar por la borda sus principios democráticos y apoyar al expresidente, Trump “es un estafador”. Todo el discurso de campaña de Trump en estas elecciones se basa en dos grandes mentiras: que los inmigrantes indocumentados han “invadido” este país y son en su mayoría criminales, y que la economía de EE.UU. está en ruinas. Los datos reales demuestran lo contrario. En materia inmigratoria, Trump omite decir que los cruces fronterizos no autorizados han caído un 70% este año, y que varios estudios muestran que los indocumentados, en promedio, cometen menos crímenes violentos que los nacidos en Estados Unidos.
En cuanto a la economía, la afirmación de Trump de que EE.UU. “está en ruinas” es ridícula a la luz de las últimas cifras económicas. El Fondo Monetario Internacional informó el 22 de octubre que la economía estadounidense es la de mejor desempeño de todos los países ricos. La respetada revista británica The Economist dijo el 19 de octubre que la economía estadounidense es “la envidia del mundo”. El diario conservador The Wall Street Journal publicó un artículo en primera plana el 31 de octubre bajo el titular: “El próximo presidente heredará una economía notable”. En tercer lugar, como inmigrante en Estados Unidos, jamás podría votar por un candidato que ha dicho, entre otras cosas, que los inmigrantes “están envenenando la sangre de este país”, o que sea el preferido de los grupos neonazis. Todo eso es muy peligroso porque fomenta la discriminación y el odio racial.
En cuarto lugar, en materia económica, la presidencia de Trump fue muy mala. Durante su mandato la economía estadounidense creció menos que con Biden, y el déficit nacional alcanzó un máximo histórico. Trump dejó el cargo con tres millones de empleos menos que cuando lo tomó, mientras que el gobierno de Biden creó 16 millones de empleos, según cifras oficiales. Para ser justos, el mal saldo económico del gobierno de Trump se debió en parte a la pandemia de Covid-19. Pero lo mismo es cierto sobre el aumento de la inflación durante los primeros dos años de mandato de Biden. Hoy día, la bolsa de valores de EE.UU. está en su máximo histórico y la inflación prácticamente ha vuelto a sus niveles prepandemia.
En quinto lugar, Trump tiene cuatro causas penales en su contra, y ya ha sido declarado culpable en una de ellas. En sexto lugar, Trump tiene 78 años, y no es inmune al deterioro cognitivo. Ya está confundiendo nombres cada vez más en sus discursos, haciendo declaraciones incoherentes, y terminaría su mandato como el presidente más viejo de la historia del país. Así como escribí en su momento que Biden debía retirarse de la contienda por su edad, lo mismo vale para Trump. Muchos de mis amigos republicanos me dicen que varios de estos puntos son ciertos, pero que van a votar a Trump porque apoyan sus posturas en causas específicas, como Cuba, Venezuela o Israel. Pero el problema de ese argumento es que Trump no tiene posturas ni una brújula moral, sino conveniencias momentáneas. Como dijo su exjefe de Gabinete, su admiración por dictadores como Putin y el norcoreano Kim Jong-un demuestra que Trump podría transar con los dictadores de Cuba o Venezuela. Puede que Trump gane, pero no veo ninguna razón (incluidas sus posturas sobre el aborto, el cambio climático y los fusiles semiautomáticos) para desear su victoria. Al contrario, veo muchas razones para desear que pierda.

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Redes sociales, entre el pánico y la evidencia
Mariángeles Castro Sánchez
Apartir de un libro editado este año, que en su tapa amarilla etiqueta a una generación con el atributo de “ansiosa”, se ha instalado un debate alrededor del uso de redes sociales y sus derivaciones en la salud mental de los adolescentes. A esta discusión se ha sumado una reacción en cadena de sistemas educativos que han decidido implementar la prohibición de celulares en las aulas.
La observación primaria de este escenario detecta, por un lado, un relato extendido que liga de manera directa el aumento de trastornos en jóvenes con el uso de plataformas y dispositivos digitales y, por el otro, la existencia de un corpus de investigación que pone en entredicho esta afirmación, aunque en algunos ámbitos se erija como verdad revelada.
Recientemente, la American Psychological Association (APA), entidad de referencia internacional en el campo de la psicología y las ciencias del comportamiento, publicó un meta análisis cuyo título no deja lugar a dudas: “No hay evidencia de que el tiempo pasado en redes sociales esté correlacionado con problemas de salud mental en adolescentes”.
Casi al unísono, The Lancet, una de las revistas científicas de mayor prestigio en estudios de alto impacto en materia de salud global, advirtió en su editorial que la investigación sobre los efectos de las redes sociales ha dado resultados dispares hasta ahora y que incluso, para algunos jóvenes, estas podrían tener beneficios, como facilitar la conexión interpersonal, proveer apoyos y ofrecer acceso a recursos terapéuticos. Si bien es un hecho incontrastable el incremento de las tasas de enfermedades mentales en jóvenes, no hay hallazgos concluyentes de su vinculación con el uso de plataformas sociodigitales.
No pocas veces el discurso público realiza asociaciones sobre las que no hay evidencia, y lo hace sin reparos y sin matizar la información. En épocas de fake news, parece ser que todo vale y que es más redituable tener repercusión que habilitar análisis serios. En cierto sentido, la retórica extendida desvía la atención de otros factores, que merecen indagaciones más profundas que den cuenta de las complejidades sociales contemporáneas. Sin embargo, en este panorama confuso, en el que los diferentes actores se ven influidos por generalizaciones que ignoran la diversidad de las experiencias individuales en línea, se minimizan otros elementos, como la pobreza y las desigualdades, cuya correlación con la salud mental está ampliamente avalada por la literatura.
Demonizar los medios, una tendencia que regresa una y otra vez, puede alejarnos fatalmente de la comprensión del problema y, por lo tanto, de cualquier posible vía de mejora. Se requieren estudios longitudinal ese in ter disciplinarios que ensayen explicaciones de estos fenómenos emergentes en el terreno social, sobre la base de la exploración de la amalgama de condicionantes intervinientes y desde distintos enfoques metodológicos.
Urge avanzar hacia una visión equilibrada y fundada en datos a la hora de abordar asuntos tan sensibles como la salud mental en la adolescencia. En todos los casos, los argumentos y las narrativas que se construyen en torno al tema deberían evitar caer en reduccionismos o en simplificaciones extremas. Porque es admisible la preocupación, pero es inaceptable –por irresponsable– la adopción de posiciones catastrofistas sin sustento sólido.

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Premios a la innovación
Cuando parece que ya está todo inventado, aparecen quienes son capaces de poner el ojo más allá, aprovechando los avances tecnológicos para salir al encuentro de una necesidad insatisfecha, de un nicho de mercado inexplotado o de un formato novedoso, pegando una vuelta de tuerca que no tarda en mostrar su efectividad. Esa capacidad para anticiparse al futuro merece ser aplaudida tal como Visa y se han propuesto.
Premios hay muchos. Pero el Premio a la Innovación, que ya va por su cuarta edición, reviste un cariz especial porque celebra precisamente la creatividad y la sensibilidad de quienes supieron desarrollar algo novedoso o beneficioso para la comunidad.
Tal el caso de Oncoliq, un test de sangre para detección temprana de unos 50 tipos de cáncer desarrollado por investigadoras del Conicet. También en el terreno de la salud, Biomakers ofrece tratamientos personalizados a través de testeos biomoleculares y genéticos. Kinetical Implantes se propone sumar esperanza de vida con sus productos metalmecánicos.
En materia de alimentos, NotCo revolucionó el mercado con productos de origen vegetal que sustituyen a los de origen animal, mientras que Argensun Foods supo diversificarse y reinventar sus negocios. Por su parte, Alamesa, el primer restaurante argentino atendido por personas neurodiversas que ha cambiado la vida de quienes allí trabajan, demostró que además puede ser rentable.
En el área de servicios financieros, Brubank nació con los cambios de hábitos y formas de pago como empresa B, ciento por ciento digital. Tributo Simple es una plataforma segura y accesible que ofrece los servicios de un contador desde un celular. Natura se reconvirtió como empresa digital impulsando nuevos canales de ventas.
Hubo también menciones especiales para Slice Token, que propone invertir en el inicio de las carreras de deportistas a cambio de una participación en premios futuros; Verga Hermanos, con 130 años de trayectoria, que impulsó el “Usá usado”; Mocha Celis, con acciones que derriban barreras para personas LGBT; Pala Blockchain, como promotores de una tokenización segura a distintos fines. Delfina Irazusta fue distinguida como Actor Social Innovador, fundaa dora de la Red de Innovación Social, al igual que Eduardo Oderigo, creador del equipo de rugby Espartanos, que cambia vidas en las cárceles. A Alexia Rattazzi le correspondió una mención por sus aportes en temas de autismo. La Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme) otorgó una mención especial al Ministerio de Salud de Córdoba por sus aportes.
También se premió a CEO innovadores, como Gastón Remy –actualmente en Nuqlea, una startup que conecta dos puntas en torno al tema de materiales de construcción– o Martín Ticinese, el presidente comprometido con el triple impacto de Cervecería y Maltería Quilmes.
Ante los desafíos políticos, ambientales y tecnológicos del presente, la innovación se plantea como clave para sobrevivir. Hasta los equipos más pequeños abocados a I&D consiguen impactos trascendentes cuando exhiben una mentalidad flexible y capacidad para enfrentar los riesgos. La Argentina tiene una larga trayectoria de innovación que debemos potenciar. Felicitamos a quienes ganaron estos premios y nos lanzamos con entusiasmo a la próxima edición.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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