Por qué esta vez el dólar no haría sonar las alarmas
Francisco Jueguen
Fue el primer error no forzado y produjo lo que cualquier traspié suele provocar en una economía frágil y en ruinas, como la argentina: una disparada del dólar. Fue el 14 de mayo. El Banco Central (BCRA) había bajado sus tasas de 50% a 40%, presionando aún más la acelerada migración de la deuda de la entidad monetaria hacia una del Tesoro (Lecap). Los pesos que quedaron en el mercado, con tasas poco apetecibles, movieron el barco y rayaron el plan de desinflación.
Ese combo financiero –mostraba un derrumbe de la tasa de interés de 130% a 40% en un cortísimo plazo para licuar pasivos con alta inflación– sumaba otro de fuerte incertidumbre política y fiscal: al Gobierno le costaba encontrar acuerdos políticos para sacar la Ley Bases y la oposición había logrado la media sanción de la ley de movilidad jubilatoria, que sumaba un gasto equivalente 0,45% del PBI. La sustentabilidad del ajuste peligraba mientras algunos economistas alertaban a lo lejos que el esquema cambiario llevaba inevitablemente a una nueva devaluación en la Argentina. El dólar se movió y volvió a mostrar los dientes.
Recién ayer, luego de seis meses, en medio de un “verano financiero”, la entidad que conduce Santiago Bausili volvió a tocar la tasa de interés. La bajó ahora de 40% a 35%. ¿Qué hay detrás de esa decisión? En primera medida, la baja de la inflación. Muñequeando en algunos meses con los valores regulados –las fórmulas automáticas quedaron en el olvido, salvo la del agua–, el equipo económico logró instalar no solo que la inflación baja, sino que lo seguirá haciendo, pese a algunas piedras estacionales en el camino –diciembre– o a la lentitud con la que se reduce aún la núcleo.
La contracara de esa expectativa indica que el Gobierno no va a devaluar el peso y que el crawling peg –la microdepreciación del 2% mensual– se mantendrá. Lo hará hasta que el IPC se ajuste al ritmo de 2,5% mensual (sumatoria del crawl más la inflación internacional). Con ese matcheo, el BCRA ajustaría el ritmo.
La suba de precios se movía en septiembre al 3,35% y ahora –cuentan– ya estaría más cerca del 2,92%. La tasa del 40% se mantuvo con una suba de precios que corría al 4% en agosto, al 3,4% en septiembre y que, para la mayoría de las consultoras, habría estado en 2,9% en octubre. Esta es una de las causas de la rebaja anunciada ayer por el BCRA.
Una segunda clave tiene que ver con que “la curva de Lecap” se invirtió hace un par de semanas, cuentan sobre los bonos que emite el Tesoro. “Ya el mercado te está mostrando que las tasas cortas quedaron altas” frente a la suba de precios estimada por analistas y el BCRA, contó un hombre que mide esas sensaciones a diario. “Como el mercado espera que haya menos inflación hacia adelante, las tasas reales habían quedado muy altas”, refuerza un banquero.
Eso es, explican, porque crecen las expectativas de baja de la inflación, pero también porque el Tesoro forzó esa construcción para reforzar la señal y trabajar contra la inercia. “Está invertida [la curva] porque todos esperan que la inflación baje”, completó un economista al analizar la credibilidad que fue logrando el equipo del ministro de Economía, Luis Caputo, en este cometido.
Al contexto de baja de inflación y de buenas expectativas se suma que el BCRA compró en octubre –un mes estacionalmente malo– más de US$1500 millones. “Este mes el agro liquidó US$2553 millones. Es el mejor octubre desde que comenzaron los registros, en 2002”, tuiteó Caputo. Un exministro cree que muchos sojeros se apalancaron en pesos meses atrás para no liquidar sus granos –dólares en silobolsas– esperando una devaluación. Ahora llega una nueva época de siembra, hay que pagar insumos y aquellos créditos. Esos son los dólares que llegan. Otros son más escépticos y creen que la compra de reservas se relaciona con un gigantesco carry trade. Con brecha controlada, dólares financieros bajando, crawl al 2%, inflación desacelerando, el apetito financiero se mantenía con Lecap pagando 3,9% mensual y plazos fijos entre 3% y 3,5%. Había hasta ayer un “carry rentable” –tasa positiva en dólares– con reservas brutas en alza gracias a la suba de depósitos por el blanqueo (US$14.000 millones) y con una recirculación de esos dólares a través de la emisión de obligaciones negociables –en el menú del blanqueo– y préstamos en dólares. Las reservas netas son aún negativas.
Un tercer factor que explica la baja de tasas del BCRA ayer fue el intento de bajar el costo de la liquidez para los bancos en momentos en que se expande el crédito al sector privado. “La decisión del BCRA se fundamenta en consideración del contexto de liquidez”, explicó el Central en su comunicado. “La [tasa] de pases activos hace muy cara la liquidez si tenés que tomar prestado a 3,75% para colocarte en el mercado a 3%”, contó una fuente que sigue de cerca el tema.
Hubo tres errores en mayo que catapultaron al dólar. El primero, haber ajustado la rentabilidad de los bonistas –con una fuerte baja de tasas– frente a los riesgos existentes. “Tenías una tasa implícita en dólares de 6% al año, cuando un bono del Tesoropagaba5,25%.Habíaunabrecha entre la tasa de pases y plazo fijo que hoy ya no está existiendo”, explicó un hombre escuchado por el Gobierno.
En segundo término, la cancelación de Leliq, primero, y pases después implicó una emisión de pesos. El Gobierno mandó al mercado a comprar Lecap, pero topeó la licitación con un monto máximo. Eso dejó pesos sueltos. A eso se sumó el anuncio de la “emisión cero” por parte del Presidente en una entrevista mañanera televisiva, que obligó esa misma noche un confuso mensaje de Caputo y Bausili en conferencia de prensa sobre la política monetaria y cambiaria. En un contexto político y económico frágil, con una baja de rentabilidad y pesos sueltos en la economía, el dólar se recalentó.
Luego del anuncio de hoy, ¿puede pasar lo mismo? En el Gobierno creen que lo de ayer es “una adecuación a un contexto, pero pisando sobre tierra firme, una vez que los números acompañan, en contraste con una guía como fue entre enero y mayo”, explicaron a este medio.
Allí mantiene hoy el rumbo fijo de la política monetaria y cambiaria. De hecho, construyó un track record de credibilidad sobre el tema. “no vamos a devaluar” es un leitmotiv del ministro de Economía. Y el mercado cree. También es ambicioso. El nivel actual deja una tasa anualizada en dólares de 12% frente al 5% que paga el bono del Tesoro de Estados Unidos. ¿Lo más importante? Hay compromiso con el déficit financiero cero. En los primeros nueve meses del año, acumulaba un superávit primario de 1,7% del PBI y otro financiero de casi 0,4% del producto.
Pese a ese ajuste realizado principalmente sobre el gasto y que impacta de lleno en la clase media, la imagen de Milei –que había sufrido un leve retroceso hace un mes–, vuelve a crecer. Del otro lado, no aparece oposición. En ese escenario, por lo menos por ahora, el dólar descansa.
En el Gobierno creen que pisan sobre suelo firme y que solo se adecuan al contexto
Las tasas en dólares que recibe el mercado siguen siendo beneficiosas
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Por la baja de tasas, caerá el rendimiento de billeteras y plazos fijos
Impacto. Se espera un retroceso de estos rindes, que ya comenzó a notarse
Con el objetivo de impulsar el crédito privado, ayer el Banco Central (BCRA) redujo las tasas de interés de la política monetaria, una decisión que implicará un golpe para dos de las inversiones más utilizadas por los argentinos: el plazo fijo a 30 días y los fondos comunes de inversión de liquidez inmediata.
Después de casi seis meses sin cambios (la última baja había sido el 14 de mayo último), la autoridad monetaria recortó la tasa de referencia de 40% al 35% nominal anual (TNA). Según explicó en un comunicado, esta medida se apoyó en el “contexto de liquidez”, en la baja de las expectativas de inflación y “en el afianzamiento del ancla fiscal”.
Fuentes del sector financiero explican que, con esta jugada, el Gobierno quiere que a los bancos les resulte menos interesante tener en su poder letras de liquidez fiscal (LEFI) y se pasen a bonos a más largo plazo. Así, dar crédito privado les resultaría más atractivo y, en consecuencia, se inyectarían más pesos en la actividad económica.
No obstante, así como se espera una caída de las tasas del crédito, los bancos también se preparan para ajustar unos cinco puntos a la baja las tasas que pagan por los plazos fijos minoristas. Aunque el efecto no será inmediato, distintas entidades financieras le confirmaron que en las próximas semanas nacion podría haber cambios en detrimento de los ahorristas.
El nivel actual
Actualmente, entre los bancos líderes, la tasa más alta a la hora de armar un plazo fijo a 30 días es del 39% nominal anual (equivalente a un 3,25% mensual, aproximadamente). Es el caso del Banco Nación y Macro; el resto está unos escalones más abajo: por ejemplo, ICBC paga un 36,9%; Santander, 36%; BBVA, 35,5%; Banco Provincia,35%; Galicia y HSBC (que próximamente pasarán a ser uno), 32%, y Banco Ciudad, 31%. “Las vamos a bajar más, seguro”, dicen desde las entidades.
En los últimos meses se había dado el fenómeno inverso. Luego de que el BCRA redujera las tasas de interés en mayo, los plazos fijos minoristas tocaron valores mínimos, de entre el 28% y el 31% de TNA.
Pero, al dejar de ser tan demandada esta inversión, el mercado se fue acomodando al nuevo contexto económico y los bancos decidieron subir las tasas hasta las cifras que resultaron unos puntos más altas que las que hoy pueden verse.
La baja de las tasas también impactará de manera directa a los fondos comunes de inversión de liquidez inmediata (más conocidos como money market), inversión que ganó popularidad con la llegada de las billeteras digitales y en medio de una inflación que se disparaba cada vez más, derritiendo el valor de los pesos. Es porque estos instrumentos suelen extraer su rentabilidad de plazos fijos, cuentas remuneradas y cauciones.
En la billetera de Mercado Pago, hoy aparece una tasa nominal anual del 37,6%. En Ualá se ubica en 37,49% y en Prex aumenta al 38,21%. Sin embargo, estos rendimientos se basan en el promedio de los 30 días anteriores, por lo que en los próximos días también irán declinando.
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