Cómo nacieron los barriletes
Si bien el origen exacto de los barriletes es desconocido, se sabe que fueron remontados en China y el Archipiélago de la Malasia hace dos o tres mil años.
Primeras aventuras con los barriletes
Los primero registros escritos acerca de vuelos de barriletes se refieren a las hazañas del general chino Han Hsin, de la Dinastía Han (206 A.C. – 220 D.C.). Durante una campaña militar, se dice que el general mantuvo en vuelo un barrilete sobre una ciudad sitiada para calcular la distancia que su ejército tendría que atravesar por un túnel para llegar debajo de la pared de la ciudad. Conociendo la distancia exacta, sus tropas sorprendieron al enemigo y salieron victoriosas.
La popularidad del vuelo de barilletes se difundió desde China a través de las rutas comerciales hacia Corea, la India y Japón. Llegaron a Corea en el período de los Tres Reinos (4-645 D.C.). Durante la dinastía Silla (595-673 D.C.), se le ordenó al general Gim Yu-sin sofocar una rebelión. Sin embargo, sus tropas se negaron a pelear luego de que una gran estrella fugaz pareció haber caído del cielo. Se consideraba que era un mal augurio. Para retomar el control, la noche siguiente el general remontó un barrilete llevando una bola de fuego hacia el cielo donde se desintegró. Sus tropas, al ver que la estrella fugaz retornaba al cielo, se rearmaron y encaminaron a los rebeldes.
Los barriletes fueron llevados a Japón cerca del siglo 7° por los monjes budistas. Los usaban como figuras mágicas o “talismanes” para ahuyentar a los malos espíritus y como invocaciones a las cosechas abundantes. En el Período Edo (1603-1868), el vuelo de los barriletes se volvió muy popular cuando, por primera vez, el pueblo japonés por debajo de la clase samurai, pudo remontar barriletes. El gobierno de Edo (hoy Tokio) trató sin éxito de desalentar este pasatiempo porque “demasiada gente descuidaba su trabajo”.
En 1712, se dice que un ladrón llamado Kakinoki Kinsuke utilizó un gran barrilete para transportarse a la parte superior del Castillo Nagoya. Allí, protegido por la oscuridad, Kinsuke robó las escamas de un par de delfines de oro. El desafortunado Kinsuke se jactó de sus hazañas y fue capturado y hervido en aceite.
El primer globo más liviano que el aire fue volado en 1783 y el primer aeroplano a motor despegó en 1903. Comparados con la antigüedad de los barriletes, son muy recientes.
Experiencias en la India
Las primeras evidencias de vuelo de barriletes en la India pueden observarse en pinturas en miniatura del Período Mogul (1483-1530). Uno de los temas favoritos era el de un joven enamorado que hábilmente dejaba caer su barrilete –en el que transportaba un mensaje- sobre un techo en las manos de su amada, donde su bella doncella permanecía en estricta reclusión del mundo exterior.
Pescando con barriletes
Por antiguas narraciones sabemos que la gente de Micronesia sabían pescar con barriletes desde hace siglos. Un barrilete de hojas permitía que la carnada –hecha con un lazo grueso de tela de araña- se coloque sobre la superficie del agua donde el pez aguja se alimentaba. Se enganchaba al pez cuando su larga nariz quedaba atrapada por el lazo.
Duelo de barriletes
Los polinesios también cuentan con una larga historia de barriletes. Uno de sus mitos nos cuenta de dos hermanos dioses, Tan y Rango, quienes presentaron al hombre por primera vez los barriletes cuando los usaron para batirse a duelo. El encuentro duró poco porque el barrilete del joven Tan se enredó en un árbol mientras que el de Rango voló libre y alto. Hoy en día, celebrando dicho evento, se le hace honores a la persona que vuele el barrilete más alto, dedicándoselo a Rango.
La referencia Malaya más antigua sobre el vuelo de barriletes proviene de los anales malayos del siglo XV. Rajah Ahmad, el hijo mayor del Sultán Mamad de Malaca, en una oportunidad cortó a todos los barriletes del cielo con un gran barrilete, desplegado con un cordel de pescar grueso. Al día siguiente, Rajah siguió el mismo procedimiento hasta que se encontró con el barrilete más pequeño de Hang Isa Pantas. Sin que Rajah lo supiera, Hang había aplicado una goma de la selva y vidrio en polvo a su cordel. Cuando ambas líneas se cruzaron, la de Rajah se partió y su barrilete se vino abajo.
Hacia fines del siglo XIII, las historias sobre barriletes llegaron a Europa a través de Marco Polo. Las ilustraciones europeas del período mostraban barriletes con la forma de un dragón o banderín, basados en los estandartes militares de los romanos, no voladores y tridimensionales. Más adelante, en los siglos XVI y XVII, los europeos, en su mayoría holandeses, encontraron una ruta marítima rodeando el Cabo de Buena Esperanza y comenzaron a comerciar a través de las Indias Orientales. Fue a través de sus contactos con la península de Malasia que el predecesor del actual barrilete diamante fue introducido a occidente. Por haber sido considerados sólo curiosidades, al principio los barriletes no tuvieron mayor impacto en la cultura europea.
Investigación con barriletes
En los siglos XVIII y XIX, los barriletes eran utilizados como vehículo para los descubrimientos. Hombres como Ben Franklin y Alexander Wilson aplicaron sus conocimientos sobre el vuelo de los barriletes para comprender mejor los elementos como la electricidad. Otros, como Sir George Cayley, Samuel Langley, Lawrence Hargrave, los hermanos Wright, y Alexander Graham Bell experimentaron con barriletes y contribuyeron a la evolución de los aviones.
El U.S. Weather Bureau (Servicio Meteorológico de los EE.UU.) remontó barriletes diseñados por William Eddy y Lawrence Hargrave para levantar instrumentos meteorológicos.
Tiro para carruajes
Uno de los usos más extraños del poder de los barriletes fue desarrollado por George Pocock, un profesor del Reino Unido. Pocock creó un carruaje tirado por un par de barriletes arco. Su “char-volant” podía tomar una velocidad de 20 millas por hora. Los barriletes eran remontados en tandem y se maniobraban con cuatro líneas independientes. Como el peaje se basaba en la cantidad de caballos que tiraban del carruaje, este coche estaba exento por ley del pago de peajes porque no utilizaba caballos.
El Avión
Al cabo de años de investigación y experimentación, los hermanos Wright testearon su máquina voladora como un barrilete antes de volarla como el primer avión manejado por el hombre en 1903. Como el aeroplano quedó firmemente establecido, existe poca evidencia que demuestre que los barriletes fueron utilizados para otro fin que no fuese para vuelo recreativo. Los principales estilos de barrilete remontados en los siguientes cincuenta años fueron el Barn Door de 3 varillas, el Diamante y el Cajón.
Barriletes Militares
El estancamiento en el desarrollo de los barriletes fue roto por períodos cortos en la 1ª. Guerra Mundial (1914-1918) y en la 2ª. Guerra Mundial (1939-1945). La 1ª. Guerra Mundial creó un uso práctico de trenes de barriletes remontados por el hombre. Los ejércitos de Inglaterra, Francia, Italia y Rusia, todos contaban con unidades de barriletes para observar al enemigo y cuerpos de señales. La introducción de los aviones militares rápidamente volvió obsoletas a estas unidades. La Armada Alemana también utilizó barriletes caja remontados por hombres para aumentar su campo visual desde los submarinos que cruzan la superficie.
En la 2ª. Guerra Mundial, la Armada de los EE.UU. le encontró usos a los barriletes, tales como el Barrilete de Protección (anti-aéreo) de Harry Saul, el Barrilete Caja Gibson-Girl (rescate aéreo) y el Barrilete Target (prácticas de tiro y reconocimiento de aeronaves). Al igual que en la 1ª. Guerra Mundial, la Armada Alemana envió observadores en vuelo desde submarinos en la superficie, pero en esta oportunidad utilizaron barriletes de autogiro, con alto grado de maniobrabilidad para rotar.
Aventuras recientes con barriletes
Desde la 2ª. Guerra Mundial, el interés por los barriletes se ha renovado. Por ejemplo, dos de las más grandes innovaciones en barriletes de este siglo, el flexi-wing de Rogallo (1948) y el parafoil de Jalbert (1964), contribuyeron al desarrollo de los parapentes y paracaídas deportivos, respectivamente.
En 1972, Peter Powell, de Inglaterra, hizo muy popular el barrilete acrobático de doble línea. Esto hizo que la gente se diera cuenta de que remontar barriletes podía ser un “deporte” y no sólo un “juego de niños”
Ahora que ya no existe el estigma de que “los barriletes son para los chicos”, muchos adultos (y niños) disfrutan de este pasatiempo saludable, activo. El renacimiento en occidente llevó a varios países asiáticos a revivir su propia herencia ‘barriletera’.
En la actualidad
Remontar barriletes es un deporte, una recreación y un pasatiempo para miles de personas –desde los muy jóvenes hasta los ancianos, de todo el mundo, en casi todas las culturas. Todos los años se celebran festivales con barriletes en forma regular. Hay competencias de barriletes a nivel nacional e internacional para barriletes de un línea, de dos líneas y de cuatro. Los barriletes se utilizan para tracción sobre la nieve, el hielo, el agua, y la tierra, alcanzando velocidades que superan las 60 km/ph.
Los barriletes se utilizan regularmente para la ciencia, la expresión artística, celebraciones y decoraciones.
Sucesos históricos con barriletes
1749 Alexander Wilson remontó un tren de barriletes para registrar las temperaturas del aire a diferentes alturas.
1752 Ben Franklin probó que había electricidad en los rayos.
1804 George Cayley desarrolló el concepto del vuelo más pesado que el aire. Su parapente era un barrilete arco modificado.
1827 George Pocock utilizó barriletes para tirar un carruaje sin caballos.
1847 Un barrilete remontado por Homan Walsh, de 10 años, ayudó en la construcción de un puente colgante sobre el Río Niágara.
1893 El Diamante Eddy Diamond y la Caja Hargrave dieron lugar a instrumentos científicos para la investigación meteorológica.
1899 Los Hermanos Wright utilizaron barriletes para testear sus teorías sobre la primera máquina voladora (aeroplano).
1900 Guglielmo Marconi utilizó un barrilete para subir una antena en su histórico enlace entre América y Europa.
1901 El barrilete Militar francés (Conyne) dio lugar a observadores militares.
1903 Los hermanos Wright volaron la primer máquina voladora tripulada por el hombre.
1903 Un barrilete tren remolcó a S.F. Cody a través del Canal de la Mancha.
1906 Barriletes llevaban una cámara en su vuelo para tomar fotografías aéreas del daño causado por el terremoto de San Francisco.
1907 El Dr. Alexander Graham Bell elevó a su esposa del suelo utilizando un barrilete confeccionado con más de 3.000 celdas tetraédricas.
1919 Un barrilete tren fue remontado en Lindenberg, Alemania, a 10000 m. de altura.
1939 - 1945 El Barrilete Caja Gibson Girl, el Barrilete Target de Garber, y el Barrilete de Protección de Saul, todos fueron usados durante la 2ª. Guerra Mundial.
1948 Francis Rogallo patentó su barrilete Flexi-wing. Fue el predecesor del parapente y del barrilete delta.
1964 Domina Jalbert diseñó el parafoil. Sus conceptos fueron adaptados para los paracaídas y barriletes.
1972 Peter Powell introdujo su barrilete acrobático de dos líneas.
1978 Kuzuhiko Asaba remontó 4.128 barriletes con una sola línea.
1989 Remontar barriletes se convirtió en un deporte cuando se estableció un circuito nacional para barriletes acrobáticos. El barrilete acrobático "California Swept Wing" ejerció la mayor influencia sobre el vuelo de acrobacia.
Ya no proliferan tanto como antes, pero aún en algunas plazas o en las playas de verano se los suele ver coleando en el aire, alentando las fantasías de la infancia.
Su origen fue militar. Los registros más antiguos indican que nacieron en China 1.200 años antes de Cristo. Eran utilizados como medio de comunicación transmitiendo mensajes de acuerdo a su color. En el 594, durante el reinado del emperador Won-ti, el ejército sitiado en la ciudad de King-Thai utilizó barriletes para pedir ayuda a sus aliados de extramuros.
El rey de Inglaterra Guillermo el Conquistador se valió de barriletes para comunicar a sus tropas la señal de ataque, en la batalla de Hastings, librada el 14 de octubre de 1066, que dio comienzo a la conquista normanda de la nación británica. Pues la isla unió su suerte a Francia por cuatro siglos a partir de entonces.
Benjamin Franklin los utilizó para sus experimentos científicos. Gracias a los barriletes se pudo conocer más acerca de los rayos y la electricidad. El sabio norteamericano esperaba que se formara una tormenta para remontar un barrilete cerca de las nubes y permitir que la electricidad del aire fuera conducida por la cuerda húmeda del cometa hacia el suelo, de esa manera comprobaba la carga eléctrica de las nubes. Muchos años después, la NASA utilizó barriletes sin armazón de madera, confeccionados con una tela especial, para investigar las corrientes de aire en la altura, con el fin de estudiar las mejores condiciones de lanzamiento de las cápsulas espaciales en la atmósfera.
El muy imaginativo Julio Verne, en su libro Dos años de vacaciones, hizo volar a uno de sus personajes adolescentes en una cometa para explorar la isla Chairman, a la que los jóvenes náufragos bautizan así en recuerdo del colegio al que concurrían.
Un artesano chileno, Guillermo Prado Catalán, perfeccionó el diseño de los barriletes al inventar el carrete que permitía manejar cómodamente el hijo y darle orientación al cometa. No quiso patentar su invento, que fue adoptado de inmediato en el mundo entero. También ideó un disco volador exhibido en una competencia internacional de aeromodelismo, en la década del 50, que provocó el interés de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
Hacia mediados del siglo XX comenzaron a cobrar una gran popularidad. Llevaban imágenes de las personalidades más famosas de la época referidas al imaginario infantil. En México se lo conoce como pandorga; en Venezuela y Bolivia, volantín; y en Centroamérica, papalote –palabra de origen náhuatl que significa “mariposa”–.
El ingreso de los barriletes en nuestro país se remonta a los tiempos de la colonia. La parroquia de San Nicolás era la sede central de los que habían contraído esa afición. Allí se enseñaba a fabricarlos: elegir las cañas, cortarlas al medio, decidir los colores y los motivos, ajustar tiros, y todos los detalles de una tarea precisa que ponía de fiesta el cielo de la ciudad.
Durante un tiempo los barriletes estuvieron prohibidos en todas las plazas de Nueva York. Thomas Hauling, comisionado de Parques, logró que la medida caducase. Entonces, la industria del barrilete remontó vuelo: se vendía un promedio de 40 millones de barriletes por año.
En México, la práctica de remontar cometas había sido estrictamente prohibida en el siglo XIX con esta norma: “Se recuerda al público, de órdenes del ciudadano gobernador, la disposición vigente que prohíbe se echen papelotes en las azoteas, calles y plazas, si no es en las de los suburbios; bajo el concepto de que se harán efectivas las penas determinadas para los infractores de dichas disposiciones”. No fueron las únicas prohibiciones padecidas por este inocente entretenimiento: entre 1996 y 2001, los talibanes prohibieron los barriletes en Afganistán.
En enero de 1969 llegó a Buenos Aires Will Yolen, un norteamericano de 75 años que fue presentado como el primer campeón mundial de remontar barriletes. La prensa local, que lo trató con honores de primera figura, informaba que el título había sido obtenido en una competencia realizada en los jardines del Palacio de Caza del Maharajá de Bharatpur, en la provincia de Uttar Pradesh, India. Nadie se ocupó de corroborar esa curiosa información. Como tantas veces, importaba más la noticia que la verdad. Este personaje atrabiliario llegó a publicar un libro, Guía para los jóvenes remontadores de barriletes.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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