Nuevo Mundo. Pettoruti y Xul Solar, hasta el 1° de febrero en Del Infinito (Av. Pres. Manuel Quintana 325). De lunes a viernes, de 10 a 18, con entrada gratis.
“Haremos un gran golpe”: a un siglo del año que cambió la forma de mirar en la Argentina
Detalle de "El improvisador" (1937), obra de Emilio Pettoruti adquirida a su autor por el Museo Nacional de Bellas Artes
En 1924, cuando Xul Solar y Emilio Pettoruti volvieron de Europa, coincidieron varios hitos para la historia del arte argentino; un libro y una muestra recuperan esos acontecimientos
Celina Chatruc
“¿Usted es Pettoruti?”, le preguntó en español el hombre alto que se presentó como Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari. Se había parado delante suyo en aquel café de Florencia, en 1916, “como quien llega de pronto a su meta”. “Le indagué, extrañado, cómo había acertado a saber que yo era yo, entre tanta gente –recordaría medio siglo más tarde su colega argentino en la autobiografía Un pintor ante el espejo-, y me respondió de lo más tranquilo que habiéndolo guiado sus pasos, yo no podía ser otro”.
Así de mágico fue el primer encuentro entre Emilio Pettoruti y Xul Solar, apodo con el que este último se haría conocido a nivel global y que surgió también de esa amistad. En Europa llegaron a convivir y a vender pequeñas pinturas en la calle para comer una vez al día, mientras planificaban su regreso a Buenos Aires. Finalmente embarcaron juntos en un buque que zarpó de Hamburgo en 1924, año que marcaría un hito en la historia del arte en la Argentina. También entonces se cumplía medio siglo del surgimiento del impresionismo y se publicó el primer Manifiesto del Surrealismo, de André Breton.
"Nuevo Mundo" (1922), obra de Xul Solar que presta su título a la muestra
Eso recuerda Nuevo Mundo, la muestra curada por Javier Villa que les rinde homenaje en la galería Del Infinito, luego de que la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes dedicara en agosto su comida anual y un libro -que puede descargarse en forma gratuita- a este múltiple centenario. Porque hace un siglo nacieron la revista Martín Fierro; Amigos del Arte, la institución cultural más importante de la primera parte del siglo XX en el país, y Van Riel, galería que continúa abierta y dirigida por la misma familia. Como si eso fuera poco, Pettoruti exhibió en Witcomb una exposición -visitada por el presidente Marcelo T. de Alvear- que desató un escándalo.
Muestra inaugural de la galería Van Riel, en 1924
“Haremos un gran golpe”, anticipaba Xul Solar desde Europa en una postal dirigida a su madre y a su tía, decidido a traer el “arte de vanguardia” a la Argentina. No imaginaba hasta qué punto la frase se volvería literal. En una sociedad acostumbrada al naturalismo, las obras abstractas de Pettoruti cosecharon algo más que indignación. “En el número de Martín Fierro de octubre –recuerda Villa-, Xul Solar escribe una nota larga sobre Pettoruti, defendiéndolo. Y dicen que los ‘martinfierristas’ iban todos los días a la galería y terminaba toda la calle a las piñas”.
En la galería Del Infinito se exhiben registros de archivo de algunas obras de Pettoruti presentadas en Witcomb en 1924
“Hubo un tiempo en que sus cuadros debían presentarse bajo vidrio, por la cantidad de escupitajos que recibía por día –señala en tanto el sitio web de la secretaría de Cultura–. En la Argentina, para muchos, era considerado un ‘artista degenerado’ y una ofensa para ‘la dignidad de la patria’. Sin embargo, en Europa aplaudían la audacia y visión vanguardistas que el artista había incorporado del incipiente futurismo y cubismo del Viejo Continente. Con los años, ganó la pulseada contra aquellos que, en esta parte de la región, se resistían a la renovación del lenguaje plástico”.
A tal punto que, desde hace más de una década, Pettoruti es el artista argentino mejor cotizado en subastas (si no se tiene en cuenta a Lucio Fontana, nacido en Rosario pero considerado italiano en el mercado internacional). El puesto N°1 de ranking lo ocupa Concierto (1941), vendida en Christie’s de Nueva York por 794.500 dólares en mayo de 2012.
Autorretrato de Emilio Pettoruti (1917), incluido en la muestra
“Pasaron exactamente 100 años desde aquella irrupción iniciática que encendió la mecha para que estalle el arte moderno en la Argentina. El plan congeniado fue exhibir juntos ni bien llegados a Buenos Aires, y dar pelea. Pero, finalmente, fue la mítica y polémica exhibición individual de Pettoruti en el Salón Witcomb, con la defensa intelectual y pugilística de Xul Solar y el grupo literario que se concentraba en torno a la revista Martín Fierro, la punta de lanza o el ojo del incipiente huracán que empezó a desatar esa fuerza centrífuga capaz de cambiar para siempre el modo de mirar nuestro mundo y representarlo”, escribe Villa en el texto curatorial de Nuevo Mundo, título inspirado en una obra de Xul Solar. Quién sabe si este último se amedrentó ante aquellas manifestaciones de rechazo, pero lo cierto es que no realizó una muestra individual hasta mayo de 1929, en Amigos del Arte.
Retrato de Xul Solar por Emilio Pettoruti, realizado en 1918 e incluido en la muestra
El germen de ese “nuevo mundo” puede rastrearse en las obras exhibidas en Del Infinito, aportadas por las fundaciones Pettoruti y Pan Klub. Se incluyen allí piezas reveladoras, como registros de archivo de algunas de las obras exhibidas en Witcomb y unos pequeños paisajes de 1913 realizados por Xul Solar con acuarela sobre papel. “En su mayoría se trata de bosques o árboles cuyo posible destino era la venta callejera para lograr cierta subsistencia económica –señala Villa–. Pettoruti también pintaba paisajes arbolados con este fin, en paralelo a sus composiciones abstractas influenciadas por la visión futurista”.
Algunas de las pequeñas pinturas que Xul Solar y Pettoruti vendían en la calle en Europa para sobrevivir, con una comida al día
Junto a esos irreconocibles paisajes, sobre la pared, se reproduce la siguiente cita de Pettoruti: “Empezamos a hacer más economías, limitándonos a una comida, de noche. A mediodía, cuando Xul regresaba de su trabajo (esto es una manera de decir, de tratar de colocar cuanto yo iba produciendo), me silbaba desde la acera ‘Bicho feo’; yo me asomaba entonces a la ventana de nuestro quinto piso para decirle si sería amarillo o blanco. Se trataba de la polenta o del pan fresquito que constituía todo nuestro almuerzo”.
Vallombrosa, pintura de de Emilio Pettoruti realizada en 1916 e incluida en la muestra, es parecida a la otra del mismo nombre y mismo año que integra la colección del Malba
Se exhiben además obras importantes como Vallombrosa (1916), de Pettoruti, parecida a la otra del mismo nombre y mismo año que integra la colección del Malba, y Rezue, una pequeña de Xul que recrea su método de meditación a partir de un símbolo. Si bien está datada entre 1922 y 1923, Villa está convencido de que tiene que haber sido realizada después de su encuentro transformador con el ocultista inglés Aleister Crowley, también producido en 1924.
Rezue, datada en 1922/3, recrea el método de meditación de Xul Solar a partir de un símbolo
Ojalá este artista que según Borges estaba “versado en todas las disciplinas” pudiera revelar qué ocurrió con los astros ese año mágico. Tal vez alguna pista esté oculta en sus grafías, las últimas obras que realizó cuando ya vivía en su casa de Villa La Ñata, en Tigre. Allí donde murió antes de realizar su sueño de sembrar un bosque, que sus amigos harían realidad. La exposición incluye también fotos de esos árboles, que crecieron tanto como las consecuencias de aquel viaje en barco de 1924.
"Un guiño a la Modernidad", el libro editado este año por la Asociación Amigos de Museo Nacional de Bellas Artes, inspirado en 1924
Para agendar
Nuevo Mundo. Pettoruti y Xul Solar, hasta el 1° de febrero en Del Infinito (Av. Pres. Manuel Quintana 325). De lunes a viernes, de 10 a 18, con entrada gratis.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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