Bartolomé Abdala. “Quédense tranquilos que no habrá otro Chacho Álvarez”
El presidente provisional del Senado fijó su posición sobre la interna entre Javier Milei y Victoria Villarruel; aval a la eventual designación por decreto de jueces en la Corte Suprema
Gustavo Ybarra
Son horas de tensión en el Senado. Es el día después del crudo ataque de Javier Milei a Victoria Villarruel y en la Cámara alta el tema es la comidilla de todos los despachos, en especial en el de los senadores oficialistas, donde, además, es palpable el nerviosismo político. En ese contexto recibió a el presidente la nacion provisional del Senado, Bartolomé Abdala (San Luis), en una entrevista que estaba agendada con anterioridad a que la interna entre el Presidente y su vice volviera a tomar el centro de la escena.
“El pueblo argentino se tiene que quedar tranquilo, que no va a haber ningún [Carlos] Chacho Álvarez en este Senado”, sostuvo Abdala, en un intento por tratar de quitarle dramatismo a la pelea entre la Casa Rosada y la presidencia de la Cámara alta.
Miembro de una comisión especial que tiene por función hacer de enlace con la Cámara de Diputados por la discusión del presupuesto, el senador puntano dijo que el oficialismo quiere que se apruebe el proyecto, aunque lo supeditó a que, como reclama el Poder Ejecutivo, no se toque el primer artículo, que es el que establece la regla de oro del equilibrio fiscal.
“Me parece que es un proceso legítimo”, opinó Abdala, en tanto, sobre la posibilidad de que el gobierno de Javier Milei designe por decreto como jueces de la Corte a los postulados Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, cuyos pliegos todavía siguen sin alcanzar dictamen en la Comisión de Acuerdos del Senado.
–El presidente Milei dijo que Villarruel forma parte de la casta. ¿Está de acuerdo con esa definición?
–Creo que no hay que dramatizar. Lo que dijo lo ha repetido en otras oportunidades. Todos sabemos que Victoria es una persona que institucionalmente ha acompañado siempre y me parece que hay que estar tranquilos, que a Victoria y Javier el pueblo argentino los eligió para gobernar y la responsabilidad que ellos tienen ante la patria sigue intacta.
–¿Le parece bien que el Presidente se pelee en público con su vice?
–Nadie le exige que sean compinches. Acá lo importante es que institucionalmente sean respetuosos de sus funciones y son dos personas inteligentes, dos personas valiosas que, no tengo ninguna duda, van a conducir muy bien a la República Argentina.
–¿Cuándo se rompió la relación entre Milei y Villarruel? ¿Qué pasó?
–No conozco en detalle. Lo que sí, como hombre de La Libertad Avanza, estoy convencido, y los conozco, de que son gente seria, responsable y el pueblo argentino se tiene que quedar tranquilo, que no va a haber ningún Chacho Álvarez en este Senado.
–¿El Gobierno quiere tener presupuesto?
–Por supuesto que sí. El Gobierno necesita tener el presupuesto porque es una herramienta que le da seriedad en lo institucional ante el resto del mundo. El artículo 1 es dar el ejemplo a la clase política de tener un presupuesto con equilibrio fiscal, que es algo que la República Argentina no tiene desde hace mucho. Para nosotros sería de gran agrado tener aprobado el presupuesto.
–Pero la suspensión del tratamiento en la Cámara de Diputados pareciera indicar que no hay interés del oficialismo en aprobar el presupuesto.
–Todo lo contrario. Nosotros queremos ratificar y fortalecer el compromiso de que la clase política nos acompañe con el presupuesto y de que este sea el primer presupuesto de muchos en los que se repita esta cláusula de que no haya déficit fiscal. Ahora, si los dictámenes que presentan generan déficit fiscal, obviamente que no son aceptables para nosotros.
–¿Pero están dispuestos a aceptar modificaciones?
–Por supuesto, siempre aceptamos modificaciones. Hemos estado en muchas mesas de diálogo con muchos bloques. Lo que no aceptamos es que nos planteen que el proyecto sea deficitario. Es decir, ellos entienden que debería haber más recursos para determinados ámbitos de la sociedad en los que nosotros sostenemos que nos gustaría poder ser solidarios, pero si no tenés esos recursos no podemos endeudarnos o, como ya lo ha dicho nuestro ministro de Economía, no podemos volver a imprimir.
–¿Garantiza que va a haber presupuesto?
–No. Para garantizar necesitás tener la mayoría de los 257 diputados y la mayoría de los 72 senadores. Nuestro anhelo es tener presupuesto. No puedo garantizar algo que me exceda, soy un simple senador, tengo el voto mío, nada más.
–¿Le parecería una buena señal institucional que el Gobierno prorrogara por segundo año consecutivo el presupuesto de 2023?
–Nuestro anhelo es tener presupuesto, lo que no podemos permitir es que el Congreso se transforme en una carnicería, como se convirtió anteriormente cuando se discutió la original Ley Bases. Es preferible cerrar una reunión de comisión que cerrar una sesión. Entonces, me pareció atinada la decisión que se tomó en la Comisión de Presupuesto de Diputados de pasar para más adelante el diálogo. Hay que buscar los consensos y los votos suficientes para que sea respetado el primer artículo, que es el equilibrio fiscal.
–¿El Gobierno va a llamar a sesiones extraordinarias?
–Es una decisión del Poder Ejecutivo. Nosotros estamos dispuestos a trabajar.
–¿Que opinaría si el Gobierno decidiera cerrar el Congreso por los próximos tres meses?
–Este Congreso ha trabajado enormemente. Ya se llamó a extraordinarias. Tuvimos extraordinarias el año pasado y parte de este año y los resultados fueron poco felices. La Ley Bases terminó tratándose en el período ordinario. Te lo digo como pragmático que soy: solamente se debería llamar a extraordinarias en la medida en que los temas que se vayan a tratar vayan a tener apoyo suficiente.
–¿Qué le parece la posibilidad de que el Presidente designe a los jueces de la Corte por decreto?
–Se ha hecho anteriormente. Aquí lo importante es si es un proceso donde no está funcionando el Congreso y hay un decreto y después es tratado dentro de la Comisión de DNU, me parece que es un proceso legítimo.
–¿Una decisión de ese calibre no va en contra de su función como senador? Es el Senado el que tiene la responsabilidad constitucional de darles acuerdo a los jueces de la Corte.
–Seguramente después, en un proceso normal, se les dará el acuerdo correspondiente en la medida en que los senadores estén de acuerdo con las nominaciones.
–¿No se corre riesgo de provocar el efecto contrario, que al nombrarlos por decreto los candidatos terminen rechazados en el Senado?
–Por el momento no hay nada concreto. Estamos hablando de un supuesto que sería legítimo. De ahí en más, el supuesto tiene un montón de aristas que pueden despegar para cualquier lado, y no voy a opinar sobre supuestos y hasta dónde es contraproducente tomar esa medida.
–Hablemos del proceso constitucional, entonces. ¿Van a salir los pliegos de Lijo y GarcíaMansilla antes de fin de año?
–Me parece que la Comisión de Acuerdos tiene que comunicar en el momento en que tenga las firmas. En el momento en que tenga las firmas, lo trataremos en sesión. Todavía hay tiempo, apretado el tiempo, estamos justitos. Pero depende de que la presidenta de la Comisión de Acuerdos obtenga las nueve firmas para ir al recinto.
–¿Dice que eso le corresponde a Guadalupe Tagliaferri, que es de Pro? ¿No es tarea del oficialismo juntar las firmas y los votos?
–Es responsabilidad de todos los miembros de la Comisión de Acuerdos que deban firmar o no. No es exclusivo de Tagliaferri.
–¿El kirchnerismo pide un lugar en la Corte o que se amplíe el número de miembros del tribunal para votar a Lijo y García-Mansilla?
–No he hablado con el kirchnerismo. Me parece que ampliar la Corte es un tema que merece mucho diálogo y no tengo definiciones claras respecto de si es bueno o no ampliar la Corte Suprema. Por el momento me parece que si la Corte estuviera integrada totalmente sería realmente importante para todos los casos en que tiene que fallar y darles la celeridad que todos le pedimos a la Justicia.
–Corrieron rumores de que el kirchnerismo y algunos gobernadores quieren desplazarlo de la presidencia provisional.
–Creo, y entiendo, que ocupo un lugar muy importante que, por cierto, trato de asumir con mucha responsabilidad. Como dirigente, siempre uno intenta permanecer en los lugares de mayor representación. Pero si los que nos quieren voltear son la casta o aquellos que nos quieren llevar al presupuesto deficitario, les daremos la batalla, como corresponde.
–Muchos votos no tiene para dar esa batalla...
–Veremos oportunamente. Todo se resuelve en el minuto 90, como me gusta decir a mí.
–Hay quienes creen que arrebatarle la presidencia provisional al oficialismo sería una jugada parecida a lo que hizo el peronismo en 2001
–Somos respetuosos de las instituciones, de las mayorías, pero creo que deben primar el respeto de la voluntad popular, el diálogo. La gente nos votó para respetar el reglamento y estar a la altura de las circunstancias desde lo institucional. No venimos acá a generar ningún strepitus fori [escándalo judicial] que sea perjudicial para los argentinos.
–Hace unas semanas hubo un intento de destituir a Ezequiel Atauche de la jefatura de la bancada en el Senado
–Entiendo que para Ezequiel este primer año fue duro, difícil, que lo cumplió satisfactoriamente y que tendrá por delante, ya con la experiencia del primer año, la misión de sortear cualquier obstáculo que se le presente. Personalmente lo veo bien al bloque, con el diálogo suficiente para sostenernos en esta recta final de 2024 y encarar 2025.
–¿Usted lo ratificaría a Atauche como jefe de bloque si tuviera que votar ahora?
–Sí, porque creo que si hay algo que no podemos producir es diferencias internas en un bloque tan pequeño, salvo que surjan situaciones sorprendentes o que nos superen. En su momento hubo algunos senadores que no reconocían el liderazgo nada más y nada menos que de nuestro presidente Javier Milei.
–¿Está hablando de Francisco Paoltroni?
–Usted le puso el nombre, Creo que no hace falta ampliar.
–Lo menciono porque ustedes, por orden del Gobierno, lo expulsaron del bloque.
–No hace falta ampliar el tema. ¿Para qué revivir temas que ya se aclararon anteriormente?
Muy cerca del presidente Javier Milei hay una estimación y también una determinación respecto de lo que puede suceder tras sus dichos sobre la vicepresidenta, Victoria Villarruel. La estimación es que la vicepresidenta difícilmente salga a responder de lleno a las críticas. Y la determinación es que, si lo hace, la respuesta del mandatario será aún más dura que la del miércoles, cuando la acusó de estar “más cerca de la casta”.
“Imaginamos que no va a dar una respuesta, y si ella contesta, Javier va a contestar más”, dijeron a fuentes muy cercanas al la nacion mandatario.
Quienes conocen en profundidad al líder libertario saben bien que el principio es que “a más presión, Javier
acelera a fondo”. Y rematan: “Si ‘bicharruel’ quiere acelerar, tiene que recordar que él nunca frena”, sin dejar de usar el apodo malicioso que usa Lilia Lemoine para calificar a la vicepresidenta.
Por lo pronto, y de no haber novedades, todo indica que el trato entre ambos, a casi un año de gobierno, será solo “institucional”, según lo definen fuentes de presidencia.
Al justificar el ataque, en el Gobierno aluden a un largo listado de hechos que “agotó la paciencia” presidencial. Allí anotan desde una oportunidad en la que Villarruel le dijo a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y hermana del mandatario, que “Javier no hubiera sido presidente si no fuera por ella”. La aseveración, argumentan, no cayó bien en la funcionaria, miembro del “triángulo de hierro”, junto a su hermano y el asesor Santiago
Caputo. En ese largo listado anotan también que Villarruel “jugó para que no salga de comisión el pliego de (Ariel) Lijo para la Corte Suprema y actuó “con (el senador radical, Martín) Lousteau para que no saliera la Ley Bases a tiempo para el Pacto de Mayo”. Desde el despacho de Villarruel desmienten ambos puntos y, en el caso de Lijo, alegan que “hasta hicimos una web para que vean que se hizo todo bien”.
En la Casa Rosada no dan tregua. Argumentan que Milei “demoró un vuelo” para que Villarruel “tuviera su momento de gloria en la sesión en la que se aprobó” la Ley Bases. “Y ella nos pagó así”, rematan.
También recuerdan que cuando se firmó el Acta en Tucumán, Villarruel acusó una gripe para justificar su ausencia y al día siguiente “apareció espléndida en el desfile militar”.
“Javier la dejó subirse al tanque y fotografiarse con él porque sabía que para ella era importante”, insisten, en referencia a la imagen que los mostró a ambos sobre un vehículo militar.
Por último, en la Casa Rosada tienen la certeza de que la vicepresidenta tiene las aspiraciones de un armado electoral propio. Allí las aguas se dividen solo en un punto. Algunos la ubican detrás de Moderado, el espacio que impulsa Francisco Paoltroni, y otros la ven en Ahora Vos, que circula en redes y detrás de lo que ven también un acrónimo: Ahora Victoria.
En la intimidad presidencial acusan a Villarruel de “borrarse” frente a los conflictos, como ocurrió frente a las protestas universitarias, y después reaparecer cuando mejora la imagen gubernamental.
En la lectura de la Casa Rosada, la imagen de la vicepresidenta “se viene cayendo a pedazos”. Detallan que “ya se venía cayendo y con lo de Isabel (por la foto que se tomó con la expresidenta María Estela Martínez de Perón), más”.
La última vez que Milei y Villarruel se vieron cara a cara fue el viernes 1° de noviembre en el acto de conmemoración de los caídos de la Policía Federal (PFA). Cerca de Villarruel refieren que ese día “la dejaron sola diez minutos” antes del comienzo de la ceremonia. Pese a eso, otra serie de señales que emanaban de la Casa Rosada y varios de sus satélites aseguran haberse “sorprendido” el miércoles con las declaraciones del Presidente.
“Es difícil saber cómo continúa, será una construcción de día a día”, dicen en el campamento villarruelista sobre el vínculo en el binomio. “Será una relación institucional, como hasta ahora, sin ella en la gestión”, evalúan en la sede de gobierno.
Uno de los últimos conflictos ocurrió cuando la entonces canciller Diana Mondino firmó en septiembre un acuerdo con Gran Bretaña por los vuelos a las Islas Malvinas y Villarruel salió a criticar con fuerza. “¿Nos toman por tontos?”, se preguntó entonces Villarruel en un largo mensaje que en la Casa Rosada se resumió en diferentes frases.
“No entendió lo que se firmó porque no conoce la gestión”, responden en el Gobierno.
Ahora, el único vaso comunicante de Villarruel con el Ejecutivo parece ser el jefe de ministros, Guillermo Francos. Hombre de diálogo, Francos asistirá el miércoles a la Cámara Alta para su informe de gestión.
“No tiene un solo ministro que le responda”, dicen con contundencia en la Casa Rosada.
Cerca de Villarruel descartan de plano un escenario de escalada. Pero por lo bajo contraponen a Francos con Omar de Marchi, que hasta hace dos meses llevó adelante el área de Relaciones Parlamentarias por impulso del Ejecutivo, o al titular de Medios, Eduardo Serenellini. A ambos, en la presidencia del Senado les achacan no tener un trabajo reconocido. “Más casta que cobrar sin hacer su trabajo no hay”, dicen.
La última oportunidad en la que Villarruel entró en la Casa Rosada se remonta más atrás, al 11 de septiembre pasado. Fue para participar de una reunión de gabinete. La última en la que estuvo, y que, como muchas otras ausencias suyas, en su entorno las explican por “cuestiones de agenda”.
Esos dos encuentros separados por casi dos meses en menos de un año de gestión fueron parte de la precuela que terminó con las críticas de Milei.
Por lo pronto, hasta ahora no hubo respuesta pública de la vicepresidenta por los dichos del mandatario, salvo una alusión al término “bichacruel” con el que se refieren a ella en la Casa Rosada, entre otras terminales. “Debo decir que me da mucha gracia que me llamen así. Es un sobrenombre épico, lástima que se les ocurrió a los K, pero me genera una sonrisa”, escribió Villarruel ayer en X.
En el Gobierno no consideraron que fuera una réplica al Presidente.
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En el Gobierno no creen que Villarruel responda a Milei, pero advierten que si lo hace habrá una “contrarrespuesta” más fuerte
Desde la intimidad presidencial lanzan reproches contra la vicepresidenta
Cecilia Devanna
El presidente de Argentina, Javier Milei, y la vicepresidenta Victoria Villarruel,
Muy cerca del presidente Javier Milei hay una estimación y también una determinación respecto de lo que puede suceder tras sus dichos sobre la vicepresidenta, Victoria Villarruel. La estimación es que la vicepresidenta difícilmente salga a responder de lleno a las críticas. Y la determinación es que, si lo hace, la respuesta del mandatario será aún más dura que la del miércoles, cuando la acusó de estar “más cerca de la casta”.
“Imaginamos que no va a dar una respuesta, y si ella contesta, Javier va a contestar más”, dijeron fuentes muy cercanas al mandatario.
Quienes conocen en profundidad al líder libertario saben bien que el principio es que “a más presión, Javier acelera a fondo”. Y rematan: “Si ‘Bicharruel’ quiere acelerar, tiene que recordar que él nunca frena”, sin dejar de usar el apodo malicioso que usa Lilia Lemoine para calificar a la vicepresidenta.
Lilia Lemoine en la jura de Gerardo Werthein
Por lo pronto, y de no haber novedades, todo indica que el trato entre ambos, a casi un año de gobierno, será solo “institucional”, según lo definen fuentes de presidencia.
Al justificar el ataque, en el Gobierno aluden a un largo listado de hechos que “agotó la paciencia” presidencial. Allí anotan desde una oportunidad en la que Villarruel le dijo a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y hermana del mandatario, que “Javier no hubiera sido presidente si no fuera por ella”. La aseveración, argumentan, no cayó bien en la funcionaria, miembro del “triángulo de hierro”, junto a su hermano y el asesor Santiago Caputo. En ese largo listado anotan también que Villarruel “jugó para que no salga de comisión el pliego de (Ariel) Lijo para la Corte Suprema y actuó “con (el senador radical, Martín) Lousteau para que no saliera la Ley Bases a tiempo para el Pacto de Mayo”. Desde el despacho de Villarruel desmienten ambos puntos y, en el caso de Lijo, alegan que “hasta hicimos una web para que vean que se hizo todo bien”.
En la Casa Rosada no dan tregua. Argumentan que Milei “demoró un vuelo” para que Villarruel “tuviera su momento de gloria en la sesión en la que se aprobó” la Ley Bases. “Y ella nos pagó así”, rematan.
También recuerdan que cuando se firmó el Acta en Tucumán, Villarruel acusó una gripe para justificar su ausencia y al día siguiente “apareció espléndida en el desfile militar”.
“Javier la dejó subirse al tanque y fotografiarse con él porque sabía que para ella era importante”, insisten, en referencia a la imagen que los mostró a ambos sobre un vehículo militar.
Villarruel y Javier Milei durante el desfile Militar del 9 de Julio
Por último, en la Casa Rosada tienen la certeza de que la vicepresidenta tiene las aspiraciones de un armado electoral propio. Allí las aguas se dividen solo en un punto. Algunos la ubican detrás de Moderado, el espacio que impulsa Francisco Paoltroni, y otros la ven en Ahora Vos, que circula en redes y detrás de lo que ven también un acrónimo: Ahora Victoria.
En la intimidad presidencial acusan a Villarruel de “borrarse” frente a los conflictos, como ocurrió frente a las protestas universitarias, y después reaparecer cuando mejora la imagen gubernamental.
En la lectura de la Casa Rosada, la imagen de la vicepresidenta “se viene cayendo a pedazos”. Detallan que “ya se venía cayendo y con lo de Isabel (por la foto que se tomó con la expresidenta María Estela Martínez de Perón), más”.
Villarruel con Isabelita
La última vez que Milei y Villarruel se vieron cara a cara fue el viernes 1° de noviembre en el acto de conmemoración de los caídos de la Policía Federal (PFA). Cerca de Villarruel refieren que ese día “la dejaron sola diez minutos” antes del comienzo de la ceremonia. Pese a eso, otra serie de señales que emanaban de la Casa Rosada y varios de sus satélites aseguran haberse “sorprendido” el miércoles con las declaraciones del Presidente.
“Es difícil saber cómo continúa, será una construcción de día a día”, dicen en el campamento villarruelista sobre el vínculo en el binomio. “Será una relación institucional, como hasta ahora, sin ella en la gestión”, evalúan en la sede de gobierno.
Uno de los últimos conflictos ocurrió cuando la entonces canciller Diana Mondino firmó en septiembre un acuerdo con Gran Bretaña por los vuelos a las Islas Malvinas y Villarruel salió a criticar con fuerza. “¿Nos toman por tontos?”, se preguntó entonces Villarruel en un largo mensaje que en la Casa Rosada se resumió en diferentes frases.
“No entendió lo que se firmó porque no conoce la gestión”, responden en el Gobierno.
Ahora, el único vaso comunicante de Villarruel con el Ejecutivo parece ser el jefe de ministros, Guillermo Francos. Hombre de diálogo, Francos asistirá el miércoles a la Cámara alta para su informe de gestión.
“No tiene un solo ministro que le responda”, dicen con contundencia en la Casa Rosada.
Cerca de Villarruel descartan de plano un escenario de escalada. Pero por lo bajo contraponen a Francos con Omar de Marchi, que hasta hace dos meses llevó adelante el área de Relaciones Parlamentarias por impulso del Ejecutivo, o al titular de Medios, Eduardo Serenellini. A ambos, en la presidencia del Senado les achacan no tener un trabajo reconocido. “Más casta que cobrar sin hacer su trabajo no hay”, dicen.
La última oportunidad en la que Villarruel entró en la Casa Rosada se remonta más atrás, al 11 de septiembre pasado. Fue para participar de una reunión de gabinete. La última en la que estuvo, y que, como muchas otras ausencias suyas, en su entorno las explican por “cuestiones de agenda”.
Esos dos encuentros separados por casi dos meses en menos de un año de gestión fueron parte de la precuela que terminó con las críticas de Milei.
Por lo pronto, hasta ahora no hubo respuesta pública de la vicepresidenta por los dichos del mandatario, salvo una alusión al término “Bichacruel” con el que se refieren a ella en la Casa Rosada, entre otras terminales. “Debo decir que me da mucha gracia que me llamen así. Es un sobrenombre épico, lástima que se les ocurrió a los K, pero me genera una sonrisa”, escribió Villarruel ayer en X.
En el Gobierno no consideraron que fuera una réplica al Presidente.
Son horas de tensión en el Senado. Es el día después del crudo ataque de Javier Milei a Victoria Villarruel y en la Cámara alta el tema es la comidilla de todos los despachos, en especial en el de los senadores oficialistas, donde, además, es palpable el nerviosismo político. En ese contexto recibió a el presidente la nacion provisional del Senado, Bartolomé Abdala (San Luis), en una entrevista que estaba agendada con anterioridad a que la interna entre el Presidente y su vice volviera a tomar el centro de la escena.
“El pueblo argentino se tiene que quedar tranquilo, que no va a haber ningún [Carlos] Chacho Álvarez en este Senado”, sostuvo Abdala, en un intento por tratar de quitarle dramatismo a la pelea entre la Casa Rosada y la presidencia de la Cámara alta.
Miembro de una comisión especial que tiene por función hacer de enlace con la Cámara de Diputados por la discusión del presupuesto, el senador puntano dijo que el oficialismo quiere que se apruebe el proyecto, aunque lo supeditó a que, como reclama el Poder Ejecutivo, no se toque el primer artículo, que es el que establece la regla de oro del equilibrio fiscal.
“Me parece que es un proceso legítimo”, opinó Abdala, en tanto, sobre la posibilidad de que el gobierno de Javier Milei designe por decreto como jueces de la Corte a los postulados Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, cuyos pliegos todavía siguen sin alcanzar dictamen en la Comisión de Acuerdos del Senado.
–El presidente Milei dijo que Villarruel forma parte de la casta. ¿Está de acuerdo con esa definición?
–Creo que no hay que dramatizar. Lo que dijo lo ha repetido en otras oportunidades. Todos sabemos que Victoria es una persona que institucionalmente ha acompañado siempre y me parece que hay que estar tranquilos, que a Victoria y Javier el pueblo argentino los eligió para gobernar y la responsabilidad que ellos tienen ante la patria sigue intacta.
–¿Le parece bien que el Presidente se pelee en público con su vice?
–Nadie le exige que sean compinches. Acá lo importante es que institucionalmente sean respetuosos de sus funciones y son dos personas inteligentes, dos personas valiosas que, no tengo ninguna duda, van a conducir muy bien a la República Argentina.
–¿Cuándo se rompió la relación entre Milei y Villarruel? ¿Qué pasó?
–No conozco en detalle. Lo que sí, como hombre de La Libertad Avanza, estoy convencido, y los conozco, de que son gente seria, responsable y el pueblo argentino se tiene que quedar tranquilo, que no va a haber ningún Chacho Álvarez en este Senado.
–¿El Gobierno quiere tener presupuesto?
–Por supuesto que sí. El Gobierno necesita tener el presupuesto porque es una herramienta que le da seriedad en lo institucional ante el resto del mundo. El artículo 1 es dar el ejemplo a la clase política de tener un presupuesto con equilibrio fiscal, que es algo que la República Argentina no tiene desde hace mucho. Para nosotros sería de gran agrado tener aprobado el presupuesto.
–Pero la suspensión del tratamiento en la Cámara de Diputados pareciera indicar que no hay interés del oficialismo en aprobar el presupuesto.
–Todo lo contrario. Nosotros queremos ratificar y fortalecer el compromiso de que la clase política nos acompañe con el presupuesto y de que este sea el primer presupuesto de muchos en los que se repita esta cláusula de que no haya déficit fiscal. Ahora, si los dictámenes que presentan generan déficit fiscal, obviamente que no son aceptables para nosotros.
–¿Pero están dispuestos a aceptar modificaciones?
–Por supuesto, siempre aceptamos modificaciones. Hemos estado en muchas mesas de diálogo con muchos bloques. Lo que no aceptamos es que nos planteen que el proyecto sea deficitario. Es decir, ellos entienden que debería haber más recursos para determinados ámbitos de la sociedad en los que nosotros sostenemos que nos gustaría poder ser solidarios, pero si no tenés esos recursos no podemos endeudarnos o, como ya lo ha dicho nuestro ministro de Economía, no podemos volver a imprimir.
–¿Garantiza que va a haber presupuesto?
–No. Para garantizar necesitás tener la mayoría de los 257 diputados y la mayoría de los 72 senadores. Nuestro anhelo es tener presupuesto. No puedo garantizar algo que me exceda, soy un simple senador, tengo el voto mío, nada más.
–¿Le parecería una buena señal institucional que el Gobierno prorrogara por segundo año consecutivo el presupuesto de 2023?
–Nuestro anhelo es tener presupuesto, lo que no podemos permitir es que el Congreso se transforme en una carnicería, como se convirtió anteriormente cuando se discutió la original Ley Bases. Es preferible cerrar una reunión de comisión que cerrar una sesión. Entonces, me pareció atinada la decisión que se tomó en la Comisión de Presupuesto de Diputados de pasar para más adelante el diálogo. Hay que buscar los consensos y los votos suficientes para que sea respetado el primer artículo, que es el equilibrio fiscal.
–¿El Gobierno va a llamar a sesiones extraordinarias?
–Es una decisión del Poder Ejecutivo. Nosotros estamos dispuestos a trabajar.
–¿Que opinaría si el Gobierno decidiera cerrar el Congreso por los próximos tres meses?
–Este Congreso ha trabajado enormemente. Ya se llamó a extraordinarias. Tuvimos extraordinarias el año pasado y parte de este año y los resultados fueron poco felices. La Ley Bases terminó tratándose en el período ordinario. Te lo digo como pragmático que soy: solamente se debería llamar a extraordinarias en la medida en que los temas que se vayan a tratar vayan a tener apoyo suficiente.
–¿Qué le parece la posibilidad de que el Presidente designe a los jueces de la Corte por decreto?
–Se ha hecho anteriormente. Aquí lo importante es si es un proceso donde no está funcionando el Congreso y hay un decreto y después es tratado dentro de la Comisión de DNU, me parece que es un proceso legítimo.
–¿Una decisión de ese calibre no va en contra de su función como senador? Es el Senado el que tiene la responsabilidad constitucional de darles acuerdo a los jueces de la Corte.
–Seguramente después, en un proceso normal, se les dará el acuerdo correspondiente en la medida en que los senadores estén de acuerdo con las nominaciones.
–¿No se corre riesgo de provocar el efecto contrario, que al nombrarlos por decreto los candidatos terminen rechazados en el Senado?
–Por el momento no hay nada concreto. Estamos hablando de un supuesto que sería legítimo. De ahí en más, el supuesto tiene un montón de aristas que pueden despegar para cualquier lado, y no voy a opinar sobre supuestos y hasta dónde es contraproducente tomar esa medida.
–Hablemos del proceso constitucional, entonces. ¿Van a salir los pliegos de Lijo y GarcíaMansilla antes de fin de año?
–Me parece que la Comisión de Acuerdos tiene que comunicar en el momento en que tenga las firmas. En el momento en que tenga las firmas, lo trataremos en sesión. Todavía hay tiempo, apretado el tiempo, estamos justitos. Pero depende de que la presidenta de la Comisión de Acuerdos obtenga las nueve firmas para ir al recinto.
–¿Dice que eso le corresponde a Guadalupe Tagliaferri, que es de Pro? ¿No es tarea del oficialismo juntar las firmas y los votos?
–Es responsabilidad de todos los miembros de la Comisión de Acuerdos que deban firmar o no. No es exclusivo de Tagliaferri.
–¿El kirchnerismo pide un lugar en la Corte o que se amplíe el número de miembros del tribunal para votar a Lijo y García-Mansilla?
–No he hablado con el kirchnerismo. Me parece que ampliar la Corte es un tema que merece mucho diálogo y no tengo definiciones claras respecto de si es bueno o no ampliar la Corte Suprema. Por el momento me parece que si la Corte estuviera integrada totalmente sería realmente importante para todos los casos en que tiene que fallar y darles la celeridad que todos le pedimos a la Justicia.
–Corrieron rumores de que el kirchnerismo y algunos gobernadores quieren desplazarlo de la presidencia provisional.
–Creo, y entiendo, que ocupo un lugar muy importante que, por cierto, trato de asumir con mucha responsabilidad. Como dirigente, siempre uno intenta permanecer en los lugares de mayor representación. Pero si los que nos quieren voltear son la casta o aquellos que nos quieren llevar al presupuesto deficitario, les daremos la batalla, como corresponde.
–Muchos votos no tiene para dar esa batalla...
–Veremos oportunamente. Todo se resuelve en el minuto 90, como me gusta decir a mí.
–Hay quienes creen que arrebatarle la presidencia provisional al oficialismo sería una jugada parecida a lo que hizo el peronismo en 2001
–Somos respetuosos de las instituciones, de las mayorías, pero creo que deben primar el respeto de la voluntad popular, el diálogo. La gente nos votó para respetar el reglamento y estar a la altura de las circunstancias desde lo institucional. No venimos acá a generar ningún strepitus fori [escándalo judicial] que sea perjudicial para los argentinos.
–Hace unas semanas hubo un intento de destituir a Ezequiel Atauche de la jefatura de la bancada en el Senado
–Entiendo que para Ezequiel este primer año fue duro, difícil, que lo cumplió satisfactoriamente y que tendrá por delante, ya con la experiencia del primer año, la misión de sortear cualquier obstáculo que se le presente. Personalmente lo veo bien al bloque, con el diálogo suficiente para sostenernos en esta recta final de 2024 y encarar 2025.
–¿Usted lo ratificaría a Atauche como jefe de bloque si tuviera que votar ahora?
–Sí, porque creo que si hay algo que no podemos producir es diferencias internas en un bloque tan pequeño, salvo que surjan situaciones sorprendentes o que nos superen. En su momento hubo algunos senadores que no reconocían el liderazgo nada más y nada menos que de nuestro presidente Javier Milei.
–¿Está hablando de Francisco Paoltroni?
–Usted le puso el nombre, Creo que no hace falta ampliar.
–Lo menciono porque ustedes, por orden del Gobierno, lo expulsaron del bloque.
–No hace falta ampliar el tema. ¿Para qué revivir temas que ya se aclararon anteriormente?
Muy cerca del presidente Javier Milei hay una estimación y también una determinación respecto de lo que puede suceder tras sus dichos sobre la vicepresidenta, Victoria Villarruel. La estimación es que la vicepresidenta difícilmente salga a responder de lleno a las críticas. Y la determinación es que, si lo hace, la respuesta del mandatario será aún más dura que la del miércoles, cuando la acusó de estar “más cerca de la casta”.
“Imaginamos que no va a dar una respuesta, y si ella contesta, Javier va a contestar más”, dijeron a fuentes muy cercanas al la nacion mandatario.
Quienes conocen en profundidad al líder libertario saben bien que el principio es que “a más presión, Javier
acelera a fondo”. Y rematan: “Si ‘bicharruel’ quiere acelerar, tiene que recordar que él nunca frena”, sin dejar de usar el apodo malicioso que usa Lilia Lemoine para calificar a la vicepresidenta.
Por lo pronto, y de no haber novedades, todo indica que el trato entre ambos, a casi un año de gobierno, será solo “institucional”, según lo definen fuentes de presidencia.
Al justificar el ataque, en el Gobierno aluden a un largo listado de hechos que “agotó la paciencia” presidencial. Allí anotan desde una oportunidad en la que Villarruel le dijo a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y hermana del mandatario, que “Javier no hubiera sido presidente si no fuera por ella”. La aseveración, argumentan, no cayó bien en la funcionaria, miembro del “triángulo de hierro”, junto a su hermano y el asesor Santiago
Caputo. En ese largo listado anotan también que Villarruel “jugó para que no salga de comisión el pliego de (Ariel) Lijo para la Corte Suprema y actuó “con (el senador radical, Martín) Lousteau para que no saliera la Ley Bases a tiempo para el Pacto de Mayo”. Desde el despacho de Villarruel desmienten ambos puntos y, en el caso de Lijo, alegan que “hasta hicimos una web para que vean que se hizo todo bien”.
En la Casa Rosada no dan tregua. Argumentan que Milei “demoró un vuelo” para que Villarruel “tuviera su momento de gloria en la sesión en la que se aprobó” la Ley Bases. “Y ella nos pagó así”, rematan.
También recuerdan que cuando se firmó el Acta en Tucumán, Villarruel acusó una gripe para justificar su ausencia y al día siguiente “apareció espléndida en el desfile militar”.
“Javier la dejó subirse al tanque y fotografiarse con él porque sabía que para ella era importante”, insisten, en referencia a la imagen que los mostró a ambos sobre un vehículo militar.
Por último, en la Casa Rosada tienen la certeza de que la vicepresidenta tiene las aspiraciones de un armado electoral propio. Allí las aguas se dividen solo en un punto. Algunos la ubican detrás de Moderado, el espacio que impulsa Francisco Paoltroni, y otros la ven en Ahora Vos, que circula en redes y detrás de lo que ven también un acrónimo: Ahora Victoria.
En la intimidad presidencial acusan a Villarruel de “borrarse” frente a los conflictos, como ocurrió frente a las protestas universitarias, y después reaparecer cuando mejora la imagen gubernamental.
En la lectura de la Casa Rosada, la imagen de la vicepresidenta “se viene cayendo a pedazos”. Detallan que “ya se venía cayendo y con lo de Isabel (por la foto que se tomó con la expresidenta María Estela Martínez de Perón), más”.
La última vez que Milei y Villarruel se vieron cara a cara fue el viernes 1° de noviembre en el acto de conmemoración de los caídos de la Policía Federal (PFA). Cerca de Villarruel refieren que ese día “la dejaron sola diez minutos” antes del comienzo de la ceremonia. Pese a eso, otra serie de señales que emanaban de la Casa Rosada y varios de sus satélites aseguran haberse “sorprendido” el miércoles con las declaraciones del Presidente.
“Es difícil saber cómo continúa, será una construcción de día a día”, dicen en el campamento villarruelista sobre el vínculo en el binomio. “Será una relación institucional, como hasta ahora, sin ella en la gestión”, evalúan en la sede de gobierno.
Uno de los últimos conflictos ocurrió cuando la entonces canciller Diana Mondino firmó en septiembre un acuerdo con Gran Bretaña por los vuelos a las Islas Malvinas y Villarruel salió a criticar con fuerza. “¿Nos toman por tontos?”, se preguntó entonces Villarruel en un largo mensaje que en la Casa Rosada se resumió en diferentes frases.
“No entendió lo que se firmó porque no conoce la gestión”, responden en el Gobierno.
Ahora, el único vaso comunicante de Villarruel con el Ejecutivo parece ser el jefe de ministros, Guillermo Francos. Hombre de diálogo, Francos asistirá el miércoles a la Cámara Alta para su informe de gestión.
“No tiene un solo ministro que le responda”, dicen con contundencia en la Casa Rosada.
Cerca de Villarruel descartan de plano un escenario de escalada. Pero por lo bajo contraponen a Francos con Omar de Marchi, que hasta hace dos meses llevó adelante el área de Relaciones Parlamentarias por impulso del Ejecutivo, o al titular de Medios, Eduardo Serenellini. A ambos, en la presidencia del Senado les achacan no tener un trabajo reconocido. “Más casta que cobrar sin hacer su trabajo no hay”, dicen.
La última oportunidad en la que Villarruel entró en la Casa Rosada se remonta más atrás, al 11 de septiembre pasado. Fue para participar de una reunión de gabinete. La última en la que estuvo, y que, como muchas otras ausencias suyas, en su entorno las explican por “cuestiones de agenda”.
Esos dos encuentros separados por casi dos meses en menos de un año de gestión fueron parte de la precuela que terminó con las críticas de Milei.
Por lo pronto, hasta ahora no hubo respuesta pública de la vicepresidenta por los dichos del mandatario, salvo una alusión al término “bichacruel” con el que se refieren a ella en la Casa Rosada, entre otras terminales. “Debo decir que me da mucha gracia que me llamen así. Es un sobrenombre épico, lástima que se les ocurrió a los K, pero me genera una sonrisa”, escribió Villarruel ayer en X.
En el Gobierno no consideraron que fuera una réplica al Presidente.
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En el Gobierno no creen que Villarruel responda a Milei, pero advierten que si lo hace habrá una “contrarrespuesta” más fuerte
Desde la intimidad presidencial lanzan reproches contra la vicepresidenta
Cecilia Devanna
El presidente de Argentina, Javier Milei, y la vicepresidenta Victoria Villarruel,
Muy cerca del presidente Javier Milei hay una estimación y también una determinación respecto de lo que puede suceder tras sus dichos sobre la vicepresidenta, Victoria Villarruel. La estimación es que la vicepresidenta difícilmente salga a responder de lleno a las críticas. Y la determinación es que, si lo hace, la respuesta del mandatario será aún más dura que la del miércoles, cuando la acusó de estar “más cerca de la casta”.
“Imaginamos que no va a dar una respuesta, y si ella contesta, Javier va a contestar más”, dijeron fuentes muy cercanas al mandatario.
Quienes conocen en profundidad al líder libertario saben bien que el principio es que “a más presión, Javier acelera a fondo”. Y rematan: “Si ‘Bicharruel’ quiere acelerar, tiene que recordar que él nunca frena”, sin dejar de usar el apodo malicioso que usa Lilia Lemoine para calificar a la vicepresidenta.
Lilia Lemoine en la jura de Gerardo Werthein
Por lo pronto, y de no haber novedades, todo indica que el trato entre ambos, a casi un año de gobierno, será solo “institucional”, según lo definen fuentes de presidencia.
Al justificar el ataque, en el Gobierno aluden a un largo listado de hechos que “agotó la paciencia” presidencial. Allí anotan desde una oportunidad en la que Villarruel le dijo a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y hermana del mandatario, que “Javier no hubiera sido presidente si no fuera por ella”. La aseveración, argumentan, no cayó bien en la funcionaria, miembro del “triángulo de hierro”, junto a su hermano y el asesor Santiago Caputo. En ese largo listado anotan también que Villarruel “jugó para que no salga de comisión el pliego de (Ariel) Lijo para la Corte Suprema y actuó “con (el senador radical, Martín) Lousteau para que no saliera la Ley Bases a tiempo para el Pacto de Mayo”. Desde el despacho de Villarruel desmienten ambos puntos y, en el caso de Lijo, alegan que “hasta hicimos una web para que vean que se hizo todo bien”.
En la Casa Rosada no dan tregua. Argumentan que Milei “demoró un vuelo” para que Villarruel “tuviera su momento de gloria en la sesión en la que se aprobó” la Ley Bases. “Y ella nos pagó así”, rematan.
También recuerdan que cuando se firmó el Acta en Tucumán, Villarruel acusó una gripe para justificar su ausencia y al día siguiente “apareció espléndida en el desfile militar”.
“Javier la dejó subirse al tanque y fotografiarse con él porque sabía que para ella era importante”, insisten, en referencia a la imagen que los mostró a ambos sobre un vehículo militar.
Villarruel y Javier Milei durante el desfile Militar del 9 de Julio
Por último, en la Casa Rosada tienen la certeza de que la vicepresidenta tiene las aspiraciones de un armado electoral propio. Allí las aguas se dividen solo en un punto. Algunos la ubican detrás de Moderado, el espacio que impulsa Francisco Paoltroni, y otros la ven en Ahora Vos, que circula en redes y detrás de lo que ven también un acrónimo: Ahora Victoria.
En la intimidad presidencial acusan a Villarruel de “borrarse” frente a los conflictos, como ocurrió frente a las protestas universitarias, y después reaparecer cuando mejora la imagen gubernamental.
En la lectura de la Casa Rosada, la imagen de la vicepresidenta “se viene cayendo a pedazos”. Detallan que “ya se venía cayendo y con lo de Isabel (por la foto que se tomó con la expresidenta María Estela Martínez de Perón), más”.
Villarruel con Isabelita
La última vez que Milei y Villarruel se vieron cara a cara fue el viernes 1° de noviembre en el acto de conmemoración de los caídos de la Policía Federal (PFA). Cerca de Villarruel refieren que ese día “la dejaron sola diez minutos” antes del comienzo de la ceremonia. Pese a eso, otra serie de señales que emanaban de la Casa Rosada y varios de sus satélites aseguran haberse “sorprendido” el miércoles con las declaraciones del Presidente.
“Es difícil saber cómo continúa, será una construcción de día a día”, dicen en el campamento villarruelista sobre el vínculo en el binomio. “Será una relación institucional, como hasta ahora, sin ella en la gestión”, evalúan en la sede de gobierno.
Uno de los últimos conflictos ocurrió cuando la entonces canciller Diana Mondino firmó en septiembre un acuerdo con Gran Bretaña por los vuelos a las Islas Malvinas y Villarruel salió a criticar con fuerza. “¿Nos toman por tontos?”, se preguntó entonces Villarruel en un largo mensaje que en la Casa Rosada se resumió en diferentes frases.
“No entendió lo que se firmó porque no conoce la gestión”, responden en el Gobierno.
Ahora, el único vaso comunicante de Villarruel con el Ejecutivo parece ser el jefe de ministros, Guillermo Francos. Hombre de diálogo, Francos asistirá el miércoles a la Cámara alta para su informe de gestión.
“No tiene un solo ministro que le responda”, dicen con contundencia en la Casa Rosada.
Cerca de Villarruel descartan de plano un escenario de escalada. Pero por lo bajo contraponen a Francos con Omar de Marchi, que hasta hace dos meses llevó adelante el área de Relaciones Parlamentarias por impulso del Ejecutivo, o al titular de Medios, Eduardo Serenellini. A ambos, en la presidencia del Senado les achacan no tener un trabajo reconocido. “Más casta que cobrar sin hacer su trabajo no hay”, dicen.
La última oportunidad en la que Villarruel entró en la Casa Rosada se remonta más atrás, al 11 de septiembre pasado. Fue para participar de una reunión de gabinete. La última en la que estuvo, y que, como muchas otras ausencias suyas, en su entorno las explican por “cuestiones de agenda”.
Esos dos encuentros separados por casi dos meses en menos de un año de gestión fueron parte de la precuela que terminó con las críticas de Milei.
Por lo pronto, hasta ahora no hubo respuesta pública de la vicepresidenta por los dichos del mandatario, salvo una alusión al término “Bichacruel” con el que se refieren a ella en la Casa Rosada, entre otras terminales. “Debo decir que me da mucha gracia que me llamen así. Es un sobrenombre épico, lástima que se les ocurrió a los K, pero me genera una sonrisa”, escribió Villarruel ayer en X.
En el Gobierno no consideraron que fuera una réplica al Presidente.
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