viernes, 8 de noviembre de 2024

LA REPÚBLICA DE VILLA CRESPO






La República de Villa Crespo: hace casi 90 años siguió el ejemplo de La Boca y buscó ser independiente
La república de Villa Crespo
Entre desfiles pomposos e invitados famosos como Benito Quinquela Martín y Juan de Dios Filiberto, una noche de diciembre de 1935 nacía La República de Villa Crespo
Jessica Blady
Todo comenzó en La Boca, aunque no hay exactitud sobre las fechas ni los verdaderos desencadenantes. Algunos aseguran que los hechos en cuestión sucedieron en 1876, pero hay fuentes que especulan que pudieron ocurrir entre 1882 y 1888. Entre las versiones que pasaron de generación en generación, la más ‘pintoresca’ asegura que a finales del siglo XIX, un grupo de genoveses –”un comité de defensa del barrio”, según algunas fuentes; “huelguistas de origen italiano”, según otras– decidió bajar la bandera argentina de un mástil ubicado en Vuelta de Rocha (Caminito) para enarbolar un blasón que anunciaba el nacimiento de La República Independiente de La Boca.
La primera república barrial porteña
No hay fuentes oficiales ni crónicas en los libros de historia, solo dichos que se transmitieron de boca en boca por más de cien años, y algunas tradiciones barriales que llegan hasta nuestros días. Una nota periodística de Caras y Caretas, escrita por Blas Vidal en 1904, se hace eco de la hazaña de este grupo de vecinos que dio origen a un movimiento separatista de carácter político-electoral para reclamar la autonomía administrativa del barrio; agrupación que fue mutando “desbaratada por la intervención de un grupo de italianos que quisieron torcer en otros sentidos los verdaderos motivos de la primera reunión, deseosos de que La Boca fuera una especie de sucursal de la Bella Italia en el Río de la Plata”.
El Arroyo Maldonado, en la interesección de Corrientes y Thames
El nuevo ‘estado separatista’ buscaba emular el modelo de la República de San Marino, Mónaco y Andorra; y cuenta la leyenda que el propio Julio Argentino Roca –seguramente en su función de ministro de guerra de la nación, si nos guiamos por las fechas– debió apersonarse hasta el lugar, “tirar unos sablazos” y ponerle fin al conflicto insurgente que duró entre tres y cinco días; para sumar más colorido a la anécdota.
En homenaje a la hazaña genovesa y a aquella extraña bandera flameante, el 13 de diciembre de 1907 se fundó la I República de La Boca, una de las varias asociaciones civiles, culturales y recreativas que llevarían esta denominación a lo largo del tiempo. Básicamente, entidades constituidas como una micronación, con un fin social y de puro entretenimiento, lideradas por ciudadanos boquenses –no se permiten ‘extranjeros’ de otros barrios– con títulos rimbombantes y honores ficticios, que emulan los de un verdadero estado. La Boca fue la Primera República Barrial Porteña. ¿La segunda? La República de Villa Crespo.
El barrio de San Bernardo
Como muchos barrios porteños, Villa Crespo nació como centro industrial, a partir de la fundación de la Fábrica Nacional de Calzado, el 3 de junio de 1888. Un emprendimiento apadrinado por el intendente municipal Dr. Antonio F. Crespo, que le terminó dando su nombre a la zona, por aquel entonces, comprendida entre la actual Avenida Raúl Scalabrini Ortiz (originalmente ‘Camino del Ministro Inglés’), la Av. Warnes (originalmente ‘Camino de Moreno’), la Av. Corrientes y la Av. Juan B. Justo, cuya traza estaba ocupada por el hoy entubado Arroyo Maldonado.
Murales de Villa Crespo
La creciente industria marroquinera atrajo la mano de obra inmigrante, mayoritariamente italiana, que se asentó junto a sus familias a orillas del arroyo y dio origen a La Villa de Antonio F. Crespo. El joven poblado pronto sumó una plaza, una alcaldía, la escuela y una seccional policial. Ocho años después se construyó la Parroquia San Bernardo, santo patrono del barrio, elegido por los trabajadores en honor a Salvador Benedit Eyherabide, gerente de la fábrica, pionero en la realización de obras comunitarias y ‘padre espiritual’ de Villa Crespo.
Entre las entidades más antiguas y vigentes de este barrio de la comuna 15 encontramos la Biblioteca Popular Alberdi –conocida originalmente como Biblioteca Popular de San Bernardo–, fundada el 8 de julio de 1910; la Liga Argentina Médica Asistencial (antes Liga Contra la Turberculosis), del año 1919; el Club Fulgor de Villa Crespo, fundado el 1° de octubre de 1933; y la famosa República de Villa Crespo, que tuvo su acto inaugural el 14 de diciembre de 1935, en el piso superior del viejo Club Social San Bernardo.
Una noche para recordar
Una crónica de la época, recopilada por la Junta de Estudios Históricos de Villa Crespo, indica que la noche del 14 de diciembre de 1935 nacía la segunda República Barrial de la Ciudad de Buenos Aires en el Club San Bernardo, ubicado en el primer piso del mismo edificio donde hoy se encuentra el Café San Bernardo, fundado en 1912: uno de los pocos bares notables que todavía permanece abierto en la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en la Avenida Corrientes 5436.
La iniciativa partió de un grupo de vecinos que decidió crear esta entidad festiva, a imagen y semejanza de La República de La Boca; principal invitada a la celebración, que duró hasta bien entrada la madrugada y contó con grandes figuras del arte y villacrespenses de prestigio como Juan de Dios Filiberto y Luis Perlotti. Entre los presentes se encontraba Benito Quinquela Martín, en calidad de ‘Almirante del Riachuelo’, y el profesor Remigio Iriondo, ‘Almirante del Maldonado’.
La república de Villa Crespo
En medio de los festejos multitudinarios (no faltó ningún vecino), el Dr. Nicolás Bontá asumió como primer presidente de la República de Villa Crespo. El mandatario “partió en su mateo a las 22hs. desde el Club San Bernardo, acompañado por su séquito, dirigiéndose al encuentro con su par de la II República de la Boca, Don Víctor Molina, quien había arribado por Triunvirato (hoy Av. Corrientes) y aguardaba con su comitiva, en la frontera villacrespense, en el cruce con la Av. Estado de Israel y su continuación Ángel Gallardo. Encabezaba una inmensa caravana compuesta de carrozas tiradas por caballos y un desfile de las fuerzas de mar y tierra, elegantemente ataviados sus miembros con relucientes disfraces de uniforme, y hasta con banda de música incluida”.
Bar San Bernardo
El poeta y tanguero Alberto Vaccarezza tuvo a su cargo el cierre de este acto popular, según dicen, “con un brillante discurso donde hizo hincapié en la necesidad de rendir culto al buen humor y estimular la felicidad de que los hombre vuelvan a ser niños, sin dejar, por eso, de ser hombres”. Esta esencia risueña, enmascarada en una ficticia estructura organizativa que imita al estado nacional, fue parte fundamental del alma del barrio. Con el tiempo, La República de Villa Crespo fue adquiriendo fama y notoriedad, y pronto se sumaron sus hermanas de San Telmo, Barracas (1960) y Mataderos (1964).
La república de Villa Crespo
La república vigente
Aunque no todos estén al tanto, el espíritu de La República de Villa Crespo sigue brillando en cada rincón del barrio porteño. En los billares del Café San Bernardo, hoy apodado como ‘El Sanber’ por su clientela millennial; en la plazoleta donde se encuentra el mástil y el monumento al maestro Osvaldo Pugliese (en la intersección de avenida Corrientes y Luis María Drago); o en el mural alegórico de la calle Drago al 400, pintado a comienzos de este siglo, que incluye –a pedido de Pedro Linietsky, presidente de entonces– una bandera con cinco franjas, emulando los colores de los aros olímpicos para representar que a Villa Crespo arribaron inmigrantes de los cinco continentes (aunque no está del todo claro si deberían tener en cuenta a la nula corriente inmigratoria de Oceanía).
La Farmacia Del Águila queda en Corrientes al 5.000.
También se hace sentir en los recuerdos de Arturo Domínguez, boticario y dueño de la Antigua Farmacia Del Águila, cuyo abuelo –Juan Manuel Domínguez– fue el ministro de salud pública de la querida república villacrespense: “En aquellos años era muy común que la farmacia sea un anexo de la vivienda del boticario, sobre todo por las guardias. El farmacéutico era consultado por todo y casi tenía que estar disponible todo el tiempo. Era un poco como el médico de familia en el barrio”, cuenta Arturo en las páginas del libro Villa Crespo, seguirá siendo barrio, publicado por Asociación Civil Rumbo Sur.
La república de Villa Crespo
Al igual que su hermana xeneize, y alejada de cualquier conflicto, La República de Villa Crespo nació como una entidad festiva. En la actualidad es considerada una continuación de la Junta Promotora Barrial impulsada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en agosto de 2004, y gracias a esta acción, La República de Villa Crespo se constituyó en una entidad formal de existencia legal bajo régimen del Código Civil y Comercial Argentino el 2 de junio de 2006; una ‘refundación’ menos glamorosa que aquella llevada a cabo en 1935 con desfiles, figuras ilustres y los versos de Vaccarezza.
En este aniversario, retomamos la historia del barrio a través de recortes extraídos del libro "Historia de Villa Crespo", del Dr. Cayetano Francavilla, publicado en 1979. El arroyo Maldonado en la época de las grandes inundaciones, la comunidad sefaradí y otros recuerdos de vecines de entonces. Lo que prevalece, el amor al barrio, las distintas comunidades unidas en estas calles y el recuerdo de un barrio querido que, aunque pasan los años y sigue cambiando, aún valora su identidad y es pura expresión de nuestra cultura.
EL ARROYO MALDONADO Y VILLA CRESPO


Historiar nuestro barrio y no mencionar el arroyo Maldonado es un error y olvido imperdonable; pero pretender idealizarlo o, más aún, poetizarlo, es también un error no perdonable. Este arroyo es, lamentablemente, una estaca clavada en mitad del pecho de quienes vivimos cerca de él: un castigo inmerecido que debemos soportar injustamente.
Claro que vamos a recordarlo, pero en la forma que corresponde: como lo que fue: un arroyo abierto en pleno corazón de nuestro barrio, recipiente de cuantos desperdicios y basura arrojaban a él los vecinos de la zona; un arroyo nido de todo tipo de roedores; de degenerados, invertidos, depravados, que lo utilizaban para sus bajos instintos. Cama de todos aquellos desheredados sociales que se abandonaban a su triste y propia suerte... en fin, a sus aguas llegaban los desechos de la tristemente famosa curtiembre La Federal; esas aguas servidas e infectadas en la cual, sin advertir su peligro, nos bañáramos de niños; esas aguas a quien algún iluso pretendía, con un improvisado palito y un anzuelo, arrancarle algún pescado (?)..

(...) Después lo encerraron y sobre él se trazó una muy importante avenida: la Juan B. Justo. Pero ni eso ha sido suficiente. Con frecuencia cada vez más alarmante, ante cualquier lluvia se desborda y llena nuestras calles ante la indignación de todos los vecinos que no se explican cómo es posible que todavía, a esta altura del desarrollo tecnológico no se haya encontrado una solución a este grave problema.
No crea que en la descripción precedente haya habido una exageración o cargazón de tintas para describir este hecho inaudito de las inundaciones que provoca el desborde del ahora entubado Arroyo Maldonado. En absoluto. Llevo viviendo en Villa Crespo 57 años, en el curso de los cuales tuve oportunidad de ver todo tipo de circunstancias cambiantes, pero, desgraciadamente casi siempre de noche, lo que agrava aún más el problema. Desde el punto de vista físico, el Maldonado no era otra cosa que una gran abertura, zanja o zanjón, que desde Liniers y siguiendo el itinerario de la Av. Juan B. Justo , terminaba en el Río de La Plata, a la altura del Aeroparque.
Arroyo Maldonado.
(...) El arroyo Maldonado medía en la parte superior, es decir, de borde a borde, unos quince metros y sus paredes laterales en plano discretamente inclinado, cubiertas sólo en parte por raquíticos arbustos, terminaba a 4 a 6 metros en un fondo lleno de latas, basura y ratas, en cuya parte media corría este hilo de agua. En las paredes, caminos irregulares en forma de rudimentarios peldaños nos permitían llegar al fondo en busca de la “aventura" diaria, que no era otra cosa que el cotidiano y desolador panorama de este basural. Eran otros tiempos...
A distintas distancias y sobre todo en el tramo con Warnes (antes Camino a Moreno); Corrientes (antes Triunvirato); Córdoba (antes Rivera) había puentes hechos de material, hierros y madera, con adoquinado y vías de tranvías, por los cuales transitaban los carros, chatas con caballos, tranvías, etc. a ambos lados una baranda de hierro no muy seguros nos servian de apoyo para contemplar a este arroyo que no tenía ningún tipo de significación, salvo cuando desbordaba, en donde adquiría una triste y lamentable popularidad. Entre estos puentes "sólidos" había otros en cuadras intermedias de muy precaria construcción, de madera, las más de las veces podrida, que hacía peligroso su cruce
LOS SEFARADÍES.
Texto: Eduardo Aruj
Inquilinos de Villa Crespo, Centro Marc Turkow, 1934
(...) Que el ganar era fácil y que los judíos eran bien recibidos. Después de la Revolución de Mayo de 1810, el gobierno, por intermedio de su Secretario Mariano Moreno, declaraba que dejaba de existir todo resentimiento religioso y social, derogándose las leyes represivas, raciales y religiosas para los descendientes de los no católicos, protestantes, masones, musulmanes, judíos, indios y negros.
Poco después el gobierno de Bernardino Rivadavia invitaba a ingleses, holandeses, árabes a poblar estas tierras ricas, que esperaban con los brazos abiertos a todos aquellos que quisieran trabajar y progresar. Todo esto se completó con la sabia posición democrática del ilustre sacerdote y cate-drático doctor Eusebio Agüero. que dio el primer dictamen en materia civil. permitiendo el enlace de protestantes con católicos y todo culto que se pro-fesase sin menospreciar las leyes de la Nación, per-mitiendo el matrimonio mixto. A medida que llegaban los paisanos eran recibidos por un núcleo de "notables". todos ellos comerciantes. Estos se encargaban de ubicarlos, dándoles alojamiento y un pequeño capital. A muchos de ellos se les enviaba a las provincias. Estos primeros viajantes llegaron a lugares donde el blanco se veía muy poco. Llevando lápiz. cuaderno, pizarra, tinta y el abrigo... (creemos que hacían patria)

Bar Izmir. Foto: Archivo Carlos Szwarcer
Esta pequeña colonia residía por aquellos tiempos —1890-1905— en los alrededores de las calles 25 de Mayo al 600, Tucumán, Lavalle, Viamonte, Re-conquista, y algunos en Leandro N. Alem o Paseo Colón. Después del año 1905 la colectividad comienza a trasladarse hacia Villa Crespo; sobre todo los más humildes, que se ubicaron sobre Triunvirato (hoy Corrientes), Camargo, Vera, desde Ministro In-glés (Canning) hasta el arroyo Maldonado (hoy Juan B. Justo). Pero el grueso de la colectividad lo hace sobre la calle Gurruchaga entre Camargo y Triunvirato. Vale decir que pareja sefardita que llegaba la enviaban a nuestro barrio.
Villa Crespo comenzó a llenarse de casonas llenas de habitaciones con baños y cocinas compartidos, que más adelante llevarían el nombre de conventillos, todo esto muy tratado por Vacarezza en sus famosos sainetes. Para 1910, la colectividad, compuesta en su mayoría por sefarditas emigrados de Esmirna, Italia. Constantinopla, Rodas y también por griegos, comienzan a relacionarse haciendo reuniones en las casonas y cafés, sobre todo el de Franco, en el que se comía, bebía y bailaba al compás de música oriental y española. (...)
Ya por 1920, bien instalados en talleres, comercios y trabajos ambulantes, su simpatía atraía al vecino, español o italiano, en primer lugar, porque de inmediato se adaptaron; y, segundo, por su carácter alegre, dicharachero, independiente, ágil, rápido y de un salero digno del mejor andaluz. Ellos decían siempre: "Hoy tenemos, hoy comemos. Mañana Dios dirá y viva la farra". En la calle Gurruchaga entre Camargo y Triunvirato, desde la mañana hasta el otro día y todos los días, sus tres cafés trabajaban a todo vapor. Sumemos a ello las casas de inquilinato de Zuvi, de Cuño, con su almacén permanentemente abierto, la casa del sastre Sasson, la del español donde vivían los Fargi, la casa de los Cohen: en fin, cada casa era un teatro, cada familia un conjunto lleno de gracia y necesidades: los aritos de los chicos, sus juegos; la calle llena de vendedores ambulantes. entre los que se destacaban los fruteros —especialmente los vendedores de melones y sandías—; pescados, presentados de todas las maneras: salados, fritos, cocinados o crudos; hoyos de acelga, espinaca, queso y huevo. Jandrayo (mezcla de berenjenas, tomate, ajo, perejil, cebolla y orégano. Los huevos duros. Famosos eran los boyos (leer "boios") de Malalé, personaie de antología. Otros vendedores ambulantes vendían semillas de zapallo y de girasol, almendras, nueces, avellanas saladas. Toda esta semillería se vendía o despachaba con una cuchara sopera. Uno de los semilleros más conocidos era El Gódró (Gordo) Taboj. de quien se sabe que un día en plena venta un paisano le compró cuchara, canasta y semillas y el lugar de "venta". Al día siguiente apareció vendiendo baclabá y cadaif (masas orientales) sobre una tabla de zinc y en fuente de metal. Al poco tiempo vendió tabla y "llave" de esta parada. Luego comenzó a fabricar "boios" en el Café de Carmona. Los inmigrantes sefaradís dieron a esta calle Gurruchaga un dejo risible que emanaba de su peculiar forma de encarar la vida. Eran, la mayoría, muy humildes, pero siempre sabían colocar por encima de sus apremios un deseo de felicidad y alegría pocas veces logrado por otras colectividades.
RECUERDO
La calle Triunvirato (hoy Corrientes) era prácticamente la calle central donde se volcaban los vecinos y las confiterías eran centro de reunión, ya que los poco clubes aque había en la zona no reunían mayores comodidades. Cuando me refiero a las reuniones aclaro que eran casi exclusivas para hombres, va que las mujeres aprovechaban para realizar visitas a sus vecinas y luego, al atardecer, recorrer la calle Triunvirato, desde Serrano a Canning, y desde luego escuchar los piropos de los jóvenes que las hacían sonreir y sonrojar.
Luego era atracción máxima, el baile en los clubes San Bernardo y Los Defensores de Villa Crespo, que eran los más populares, y a las 22 horas volvían a sus hogares felices y contentos para reanudar el lunes la tarea de la nueva semana.
Los cines de la calle Triunvirato eran el Rívoli y el Villa Crespo, y el único teatro era el Mitre. Aquel alternaba obras teatrales con la revista porteña. Los días sábados y domingos eran muy concurridos, no así lo demás días de la semana que por la responsabilidad de cumplir con sus obligaciones laborales, se lo impedía.
Los viejos tranvías eléctricos eran un atractivo para los pibes, y los padres llevaban a sus hiios a pasear por unas pocas monedas, especialmente en verano, cuando al tranvía se adicionaba un acoplado abierto a los costados, más conocido por la “Colita”.
La calle Triunvirato era el camino obligado para los fúnebres que iban al cementerio del Oeste y recuerdo uno de esos cortejos que llamó poderosamente la atención de todo el barrio: fue cuando murió Carlos Gardel; carrozas tiradas por bueyes, ocupadas por chinas y gauchos de muchas peñas de Buenos Aires, que le tributaron al zorzal caido su último homenaje de despedida.
Juan B. Justo y Camargo


BARRIADA
Hugo Corradi en su libro “Guía antigua del Oeste porteño"(1969), refiriéndose a Villa Crespo, dice: “Y ya que citamos esta barriada, transcribimos parte de una interesantísima nota que la describe en sus comienzos, firmada por el doctor Angel Gallardo y que don Juan José de Soiza Reilly publicara en «Caras y Caretas» del 6 de diciembre de 1930: «Respecto de Villa Crespo, puedo darle algunos datos complementarios de los que aparecen en su artículo y que tal vez le interesen. Tanto la iglesia de San Bernardo como la fábrica de calzado están edificadas en terrenos que pertenecían a la quinta de Lebrero, adquirida por su abuelo materno, Manuel Lebrero. Ocupaba una extensión de unas diez manzanas en la esquina de la calle Ministro Inglés (hoy Canning) y del camino de Moreno (hoy Warnes), Y hoy por uno de sus ángulos pasaba el arroyo Maldonado. Recuerdo, como si fuera hoy, el aspecto absolutamente campestre que presentaba ese barrio en 1880. Las calles eran apenas transitables para carretas de bueyes y el mejor medio de transporte era el “Tren de los muertos” que transportaba los cadáveres y sus acompañantes desde la esquina de Corrientes y Centro América (hoy Pueyrredón) hasta la Chacarita. Sobre su trayecto se han formado las actuales calles Corrientes y Triunvirato."
Recuerdo que el convoy estaba constituido por el furgón fúnebre y un desmantelado coche de pasajeros y arrastrado por la vieja locomotora 'La Porteña", la primera locomotora introducida al país que se conserva en el museo de Luján”. De una inmensa “pampa húmeda” nacía una nueva “villa”, por la acción de dos actores concurrentes de capital importancia, como ha quedado demostrado a lo largo de este trabajo: la instalación de la Fábrica Nacional de Calzados y la Compañía Nacional de tierras, que al lotear, con otras similares, toda esta vasta zona, dio lugar al nacimiento de esta populosa barriada de Villa Crespo, así denominada en homenaje al segundo Intendente que tuvo Buenos Aires, don Antonio F. Crespo, que sucediera a Don Torcuato de Alvear. Crespo fue padrino en el acto de fundación y puesta de la piedra fundamental, en el predio de la calle Padilla (antes Cuyo), para la construcción del edificio de la Fábrica Nacional de Calzado, el 8 de junio de 1888.

Los límites actuales de Villa Crespo lo dan las siguientes calles: Bonpland, Dorrego, Warnes, Paysandú, Av. San Martín, Angel Gallardo, Estado de Israel y Córdoba; encerrando hipotéticamente a un conglomerado proteiforme, cosmopolita, de seres que trabajan, estudian y se vuelcan a las mil facetas de la vida diaria; en un rincón de esta capital, con honestidad, sinceridad y deseos de pacífica convivencia. Dando así, en el presente, la confirmación de los orígenes y primeros pasos de nuestro barrio, basados muy primordialmente en el culto al hogar, respeto a los mayores, que fueron los pilares fundamentales donde asentó siempre nuestra nacionalidad.

FESTEJO POR EL CUMPLE
Villa Crespo festeja un nuevo aniversario,  La celebración se desarrollará en la Plaza Benito Nazar (Valentín Virasoro, Cnel. Apolinario Figueroa, Olaya y Antezana) el sábado 3 y domingo 4 de junio de 11 a 20 horas. Habrá feria de colectividades, productores, cooperativas autogestionadas, espectáculos, música, juegos y charlas. Se suspende por lluvia. Invitan organizaciones sociales, culturales y políticas de Villa Crespo.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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