Lomas de Zamora. Con Insaurralde “borrado”, el PJ pugna por retener a sus votantes propios
El escándalo de Marbella sumió en el desconcierto al peronismo, que busca ponerle el cuerpo a una campaña que ahora avanza con viento en contra
Federico González del Solar | Foto Ricardo PristuplukLas imágenes de Insaurralde desaparecieron de la vía pública
Sin Insaurralde, la imagen de Otermín emerge sola o con Massa en los carteles
Otermín enfrenta su propio escándalo con el caso de Chocolate Rigau en la Legislatura
Los militantes deben enfrentar el hartazgo de los indecisos y retener a los propios
Todo era algarabía en la puerta del centro de atención vecinal de Villa Albertina, partido de Lomas de Zamora. Se acercaba el mediodía del jueves y un pequeño grupo de amigos y familiares, entre chistes y bolsas de arroz en mano, aguardaba felizmente la salida de los novios del Registro Civil. A pocos metros, en una de las sombrillas dispuestas para la propaganda política de Unión por la Patria, reinaba la pesadumbre. Como en tantas otras mesas de campaña del peronismo que se desparraman por el territorio, se mira el celular, se habla en voz baja y se mastica bronca.
Luego del affaire del yate y la modelo en Marbella, que forzó la salida de Martín Insaurralde de la Jefatura de Gabinete de Axel Kicillof, el PJ lomense reanudó la campaña para las elecciones del 22 de octubre en medio del desconcierto. El rumbo –con Federico Otermín como candidato a intendente– sigue siendo el mismo, pero la renuncia de Insaurralde a su postulación a primer concejal desdibujó el camino y las fotos del periplo por Europa golpearon los ánimos de una militancia que debe salir a ponerle el cuerpo al escándalo.
“Están bajando de todos lados la foto de Martín [Insaurralde]”, señalan en una de esas mesas en el barrio Antártida Argentina. En esas primeras líneas de militancia reina el desánimo. Les toca alentar a Otermín, que aspira a estirar la hegemonía del PJ en el territorio, pero ya sin Insaurralde, el líder político del distrito desde hace más de 14 años, que tras el escándalo fue rápidamente borrado de la campaña. Otermín también llega golpeado, como presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, donde se desató otro affaire, el Chocogate, con el puntero del PJ Julio Rigau cobrando sueldos con 48 tarjetas de débito ajenas.
Con casi tres gestiones al hombro, Insaurralde sigue siendo la figura gravitante en el territorio. Traccionó la campaña de Otermín en las PASO y se impuso cómodamente sobre el resto de las fuerzas: a Juntos por el Cambio lo aventajó por más de 12 puntos. Pero hoy, después de la difusión de las fotos provenientes del Mediterráneo –que sacudieron el clima político y marcaron la antesala del debate presidencial– en algunas zonas Insaurralde está “cancelado” y obliga a la militancia a remar contra la corriente: tienen que combatir el hartazgo y la indiferencia de los indecisos, pero también volver a convencer a los propios.
“Lo estoy empezando a conocer ahora”, reconoce una mujer que reparte la propaganda oficialista de Otermín en soledad. El reflejo proselitista consistió en retirar a Insaurralde –invisibilizado en buena parte del distrito– y revestir el territorio con nueva cartelería: la figura de Otermín ahora emerge sola, aunque en ocasiones, ligada a la del ministro de Economía, Sergio Massa, y a la del gobernador Kicillof.
El ídolo, el enojo y la sombrilla
“Se cayó un ídolo. No sabemos qué puede pasar en estas dos semanas. En Lomas y en general”, comparte Patricia, cubriéndose del sol con su mano derecha. Le cuesta poner en palabras lo sucedido. Mucho más dimensionar el impacto electoral que podría tener el paseo de Insaurralde por el Mediterráneo junto a la modelo Sofía Clerici. Referente barrial, con un comedor comunitario bajo su ala, Patricia asegura encontrar reticencia y hasta hostilidad entre algunos vecinos a partir del episodio Marbella; y mucha “frustración” y “enojo” en las filas propias. Algunos, asegura, evalúan modificar su voto.
“Te bajan la guita para hacer obra y vos te vas de joda. Cae muy mal”, describe desanimada, intentando atajar los rayos de sol. Es que no solo le retiraron la folletería con la imagen de Insaurralde, también la dejaron sin su sombrilla. “Tenía la cara de Martín”, explica Patricia bajo los 25 grados que templan Lomas; exactamente la misma temperatura que en ese momento hacía en las cálidas aguas de Marbella, donde a más de 10.000 kilómetros de distancia se desató el vendaval que hoy le sopla en contra y la dejó sin su sombrilla. La silla en la que está sentada, con el nombre de Insaurralde en su respaldo, sobrevivió al operativo despegue.
“Era un riesgo”, bromea su compañera, de espaldas al sol, que no olvida el suceso que, antes del sábado pasado, puso bajo la lupa a Insaurralde: el supuesto arreglo económico –en una millonaria cifra en dólares– con el que habría puesto fin a su matrimonio con la conductora y modelo Jesica Cirio. “Esa plata no se hace de un día para el otro”, dice por lo bajo.
“Ahora se los ve a Fede [Otermín] y a Massa. Hay un hueco. Algo se rompió. Nos desconcierta a todos. A los vecinos de Lomas, a los que trabajan políticamente y lo apoyaban a él. A los funcionarios públicos”, explican en otra mesa de UP. “Muchos de los que caminaron con él y lo apoyaron siempre en Lomas se sintieron muy defraudados, están muy enojados”, aseguran.
“Acá era un Dios hebreo [sic]”, sintetiza Margarita, sentada en otra mesa de campaña de UP. “Riverista y peronista”, le dolió “mucho” el episodio del yate, pero estará siempre agradecida con “Martín” por darle una casa que todavía espera (mientras habita otra provisoria). “Estaría en la calle”, imagina Margarita, que se ilusiona con que Insaurralde eventualmente pueda volver al ruedo. “Es político”, dice sobre el viaje, a modo de justificación.
Desde la intendencia aseguran que no hubo modificaciones en el diseño de la campaña, que la nueva publicidad ya estaba “pegada” antes del sábado pasado, cuando se conocieron las fotos, y que el “operativo despegue” es en realidad una consecuencia natural de la renuncia de Insaurralde. “Ya no es más candidato”, explican.
“Delirando en Marbella”
Guillermo Viñuales, postulante a intendente de Juntos por el Cambio, exjefe de Gabinete de Insaurralde por años, lo desmiente categóricamente. “En tres días cambiaron todo. Cualquier lomense lo sabe”, le dice a la nacion. Su espacio presentó esta semana un escrito en el Concejo Deliberante en el que piden cortar el último hilo que ata a Insaurralde con la función pública: todavía es intendente en uso de licencia.
Lo cierto es que en el centro de Lomas ya no hay rastros del exjefe de Gabinete bonaerense. Su caída en esa zona del distrito quedó retratada con la quita de la gigantografía que compartía con Otermín, cerquita de la municipalidad, sobre la avenida Hipólito Yrigoyen. En esas latitudes del territorio las fotos del escándalo no hicieron más que profundizar un extendido y arraigado malestar.
“La inflación nos está tapando y el tipo delirando en Marbella con euros y yate”, dispara Cecilia Gamarra, de 46 años, que no puede ni quiere contener su bronca. Atiende un local de ropa sobre la avenida que atestiguó la caída gráfica de Insaurralde. Golpea el mostrador para darles énfasis a algunas de sus palabras, pero muy poco de lo que dice puede reproducirse. Hija de inmigrantes, asegura que vio a sus padres secar yerba al sol y que todo le “cuesta mucho”. Ya estaba furiosa con Insaurralde por su mudanza a Puerto Madero.
“Llueve y Lomas está bajo agua. En casa (Llavallol) entran 90 centímetros de agua. Terminás con el agua en el cogote”, dice, mientras se pasa una tijera por el cuello. “No quiero su renuncia. Quiero una sábana con todos sus movimientos bancarios”, agrega, agitando la tijera. Gamarra es una orgullosa trabajadora del “sector privado”. Asegura que irá a votar, aunque no comparte por quién lo hará. “El voto es privado”, explica, con un poco más de calma.
Si me voy, dejaré pistas
Con todo, la figura de Insaurralde aún subsiste en los márgenes de Lomas. A veces solo, a veces con Otermín, el intendente en uso de licencia marca el rumbo electoral en algunas zonas en las cuales todavía hay carteles que dan fe de su candidatura a concejal. A su vez, apuntalan a Otermín, que quedó en el ojo de la tormenta luego de que explotara el caso de Chocolate Rigau, que todavía le puede traer más dolores de cabeza al oficialismo.
En algunos comercios de la transitada avenida Olimpo, donde Insaurralde todavía convive con Otermín en los carteles, el “affaire Marbella” no refiere a nada en particular. Estefi, que promedia su segunda década, atiende un local de productos cosméticos. “La verdad es que no me enteré de nada”, dice, mientras acomoda la mercadería.
“En ese barrio sacan muchos votos y están absolutamente todos los carteles de Martín”, explica Cecilia Gómez, concejala de Juntos por el Cambio, que firmó el pedido de renuncia de Insaurralde.
No todo es indiferencia en el barrio Juan Manuel de Rosas. Carlos, que prefiere no compartir su apellido, tiene 68 años, milita desde joven en el peronismo y el fin de semana se trabó en una acalorada discusión con su mujer, también peronista: tenían opiniones divergentes sobre el caso Insaurralde y su responsabilidad.
Para Carlos, a Insaurralde le hicieron una “cama”. Tampoco cree que al intendente en uso de licencia, desprevenido, le implantaron el yate y el champagne y le pusieron Marbella como telón de fondo. “Cada cosa es cada cosa”, distingue. “Conociéndolo, sabiendo quién es, le armaron lo que le armaron”, arriesga Carlos, que tampoco comparte su opción electoral para el 22.
En otro andarivel, la vida lomense sigue su curso. Cerca de las 11.15, en el Registro Civil de Albertina, los novios finalmente salen al encuentro de sus amigos, que, según las costumbres, los ducharon con arroz blanco. Luego de las fotos y los abrazos, uno de ellos bromeó: “Ahora a juntar el arroz para el puchero”.
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Milei eliminaría la Secretaría de Derechos Humanos
Sería el primer gobierno desde 1983 en suprimirla; propondrá una “memoria completa” de lo ocurrido en los 70
Sin Insaurralde, la imagen de Otermín emerge sola o con Massa en los carteles
Otermín enfrenta su propio escándalo con el caso de Chocolate Rigau en la Legislatura
Los militantes deben enfrentar el hartazgo de los indecisos y retener a los propios
Todo era algarabía en la puerta del centro de atención vecinal de Villa Albertina, partido de Lomas de Zamora. Se acercaba el mediodía del jueves y un pequeño grupo de amigos y familiares, entre chistes y bolsas de arroz en mano, aguardaba felizmente la salida de los novios del Registro Civil. A pocos metros, en una de las sombrillas dispuestas para la propaganda política de Unión por la Patria, reinaba la pesadumbre. Como en tantas otras mesas de campaña del peronismo que se desparraman por el territorio, se mira el celular, se habla en voz baja y se mastica bronca.
Luego del affaire del yate y la modelo en Marbella, que forzó la salida de Martín Insaurralde de la Jefatura de Gabinete de Axel Kicillof, el PJ lomense reanudó la campaña para las elecciones del 22 de octubre en medio del desconcierto. El rumbo –con Federico Otermín como candidato a intendente– sigue siendo el mismo, pero la renuncia de Insaurralde a su postulación a primer concejal desdibujó el camino y las fotos del periplo por Europa golpearon los ánimos de una militancia que debe salir a ponerle el cuerpo al escándalo.
“Están bajando de todos lados la foto de Martín [Insaurralde]”, señalan en una de esas mesas en el barrio Antártida Argentina. En esas primeras líneas de militancia reina el desánimo. Les toca alentar a Otermín, que aspira a estirar la hegemonía del PJ en el territorio, pero ya sin Insaurralde, el líder político del distrito desde hace más de 14 años, que tras el escándalo fue rápidamente borrado de la campaña. Otermín también llega golpeado, como presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, donde se desató otro affaire, el Chocogate, con el puntero del PJ Julio Rigau cobrando sueldos con 48 tarjetas de débito ajenas.
Con casi tres gestiones al hombro, Insaurralde sigue siendo la figura gravitante en el territorio. Traccionó la campaña de Otermín en las PASO y se impuso cómodamente sobre el resto de las fuerzas: a Juntos por el Cambio lo aventajó por más de 12 puntos. Pero hoy, después de la difusión de las fotos provenientes del Mediterráneo –que sacudieron el clima político y marcaron la antesala del debate presidencial– en algunas zonas Insaurralde está “cancelado” y obliga a la militancia a remar contra la corriente: tienen que combatir el hartazgo y la indiferencia de los indecisos, pero también volver a convencer a los propios.
“Lo estoy empezando a conocer ahora”, reconoce una mujer que reparte la propaganda oficialista de Otermín en soledad. El reflejo proselitista consistió en retirar a Insaurralde –invisibilizado en buena parte del distrito– y revestir el territorio con nueva cartelería: la figura de Otermín ahora emerge sola, aunque en ocasiones, ligada a la del ministro de Economía, Sergio Massa, y a la del gobernador Kicillof.
El ídolo, el enojo y la sombrilla
“Se cayó un ídolo. No sabemos qué puede pasar en estas dos semanas. En Lomas y en general”, comparte Patricia, cubriéndose del sol con su mano derecha. Le cuesta poner en palabras lo sucedido. Mucho más dimensionar el impacto electoral que podría tener el paseo de Insaurralde por el Mediterráneo junto a la modelo Sofía Clerici. Referente barrial, con un comedor comunitario bajo su ala, Patricia asegura encontrar reticencia y hasta hostilidad entre algunos vecinos a partir del episodio Marbella; y mucha “frustración” y “enojo” en las filas propias. Algunos, asegura, evalúan modificar su voto.
“Te bajan la guita para hacer obra y vos te vas de joda. Cae muy mal”, describe desanimada, intentando atajar los rayos de sol. Es que no solo le retiraron la folletería con la imagen de Insaurralde, también la dejaron sin su sombrilla. “Tenía la cara de Martín”, explica Patricia bajo los 25 grados que templan Lomas; exactamente la misma temperatura que en ese momento hacía en las cálidas aguas de Marbella, donde a más de 10.000 kilómetros de distancia se desató el vendaval que hoy le sopla en contra y la dejó sin su sombrilla. La silla en la que está sentada, con el nombre de Insaurralde en su respaldo, sobrevivió al operativo despegue.
“Era un riesgo”, bromea su compañera, de espaldas al sol, que no olvida el suceso que, antes del sábado pasado, puso bajo la lupa a Insaurralde: el supuesto arreglo económico –en una millonaria cifra en dólares– con el que habría puesto fin a su matrimonio con la conductora y modelo Jesica Cirio. “Esa plata no se hace de un día para el otro”, dice por lo bajo.
“Ahora se los ve a Fede [Otermín] y a Massa. Hay un hueco. Algo se rompió. Nos desconcierta a todos. A los vecinos de Lomas, a los que trabajan políticamente y lo apoyaban a él. A los funcionarios públicos”, explican en otra mesa de UP. “Muchos de los que caminaron con él y lo apoyaron siempre en Lomas se sintieron muy defraudados, están muy enojados”, aseguran.
“Acá era un Dios hebreo [sic]”, sintetiza Margarita, sentada en otra mesa de campaña de UP. “Riverista y peronista”, le dolió “mucho” el episodio del yate, pero estará siempre agradecida con “Martín” por darle una casa que todavía espera (mientras habita otra provisoria). “Estaría en la calle”, imagina Margarita, que se ilusiona con que Insaurralde eventualmente pueda volver al ruedo. “Es político”, dice sobre el viaje, a modo de justificación.
Desde la intendencia aseguran que no hubo modificaciones en el diseño de la campaña, que la nueva publicidad ya estaba “pegada” antes del sábado pasado, cuando se conocieron las fotos, y que el “operativo despegue” es en realidad una consecuencia natural de la renuncia de Insaurralde. “Ya no es más candidato”, explican.
“Delirando en Marbella”
Guillermo Viñuales, postulante a intendente de Juntos por el Cambio, exjefe de Gabinete de Insaurralde por años, lo desmiente categóricamente. “En tres días cambiaron todo. Cualquier lomense lo sabe”, le dice a la nacion. Su espacio presentó esta semana un escrito en el Concejo Deliberante en el que piden cortar el último hilo que ata a Insaurralde con la función pública: todavía es intendente en uso de licencia.
Lo cierto es que en el centro de Lomas ya no hay rastros del exjefe de Gabinete bonaerense. Su caída en esa zona del distrito quedó retratada con la quita de la gigantografía que compartía con Otermín, cerquita de la municipalidad, sobre la avenida Hipólito Yrigoyen. En esas latitudes del territorio las fotos del escándalo no hicieron más que profundizar un extendido y arraigado malestar.
“La inflación nos está tapando y el tipo delirando en Marbella con euros y yate”, dispara Cecilia Gamarra, de 46 años, que no puede ni quiere contener su bronca. Atiende un local de ropa sobre la avenida que atestiguó la caída gráfica de Insaurralde. Golpea el mostrador para darles énfasis a algunas de sus palabras, pero muy poco de lo que dice puede reproducirse. Hija de inmigrantes, asegura que vio a sus padres secar yerba al sol y que todo le “cuesta mucho”. Ya estaba furiosa con Insaurralde por su mudanza a Puerto Madero.
“Llueve y Lomas está bajo agua. En casa (Llavallol) entran 90 centímetros de agua. Terminás con el agua en el cogote”, dice, mientras se pasa una tijera por el cuello. “No quiero su renuncia. Quiero una sábana con todos sus movimientos bancarios”, agrega, agitando la tijera. Gamarra es una orgullosa trabajadora del “sector privado”. Asegura que irá a votar, aunque no comparte por quién lo hará. “El voto es privado”, explica, con un poco más de calma.
Si me voy, dejaré pistas
Con todo, la figura de Insaurralde aún subsiste en los márgenes de Lomas. A veces solo, a veces con Otermín, el intendente en uso de licencia marca el rumbo electoral en algunas zonas en las cuales todavía hay carteles que dan fe de su candidatura a concejal. A su vez, apuntalan a Otermín, que quedó en el ojo de la tormenta luego de que explotara el caso de Chocolate Rigau, que todavía le puede traer más dolores de cabeza al oficialismo.
En algunos comercios de la transitada avenida Olimpo, donde Insaurralde todavía convive con Otermín en los carteles, el “affaire Marbella” no refiere a nada en particular. Estefi, que promedia su segunda década, atiende un local de productos cosméticos. “La verdad es que no me enteré de nada”, dice, mientras acomoda la mercadería.
“En ese barrio sacan muchos votos y están absolutamente todos los carteles de Martín”, explica Cecilia Gómez, concejala de Juntos por el Cambio, que firmó el pedido de renuncia de Insaurralde.
No todo es indiferencia en el barrio Juan Manuel de Rosas. Carlos, que prefiere no compartir su apellido, tiene 68 años, milita desde joven en el peronismo y el fin de semana se trabó en una acalorada discusión con su mujer, también peronista: tenían opiniones divergentes sobre el caso Insaurralde y su responsabilidad.
Para Carlos, a Insaurralde le hicieron una “cama”. Tampoco cree que al intendente en uso de licencia, desprevenido, le implantaron el yate y el champagne y le pusieron Marbella como telón de fondo. “Cada cosa es cada cosa”, distingue. “Conociéndolo, sabiendo quién es, le armaron lo que le armaron”, arriesga Carlos, que tampoco comparte su opción electoral para el 22.
En otro andarivel, la vida lomense sigue su curso. Cerca de las 11.15, en el Registro Civil de Albertina, los novios finalmente salen al encuentro de sus amigos, que, según las costumbres, los ducharon con arroz blanco. Luego de las fotos y los abrazos, uno de ellos bromeó: “Ahora a juntar el arroz para el puchero”.
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Milei eliminaría la Secretaría de Derechos Humanos
Sería el primer gobierno desde 1983 en suprimirla; propondrá una “memoria completa” de lo ocurrido en los 70
Pedro LacourVictoria Villarruel candidata a vicepresidenta
“Para nosotros, durante los 70 hubo una guerra”. Las palabras de Javier Milei en medio del primer debate presidencial sorprendieron. A lo largo de sus dos minutos de exposición en el eje “Convivencia democrática y derechos humanos”, el candidato de La Libertad Avanza no titubeó al inmiscuirse en un tema espinoso, que toca las fibras más sensibles del pasado reciente de la Argentina: pasó por alto evidencia de un plan sistemático de desaparición de personas, como demuestran numerosos fallos judiciales, al sostener que durante la última dictadura militar las fuerzas del Estado incurrieron en “excesos”.
Pero el libertario fue más allá en sus diatribas contra lo que consideró “una visión tuerta de la historia” y apuntó al corazón de la política de “Memoria, verdad y justicia”: cuestionó el número de víctimas en manos de las Fuerzas Armadas. “No son 30.000 los desaparecidos, son 8753”, lanzó Milei. Y, haciendo propio el discurso de su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, agregó que los “terroristas” de Montoneros y el ERP también “cometieron delitos de lesa humanidad”, ya que “mataron”, “asesinaron” y “torturaron”.
Sin embargo, más allá de sus críticas hacia quienes tratan de “discutir” y “reescribir” la historia (“nosotros venimos acá para gobernar para una Argentina nueva”), lo planteado por el economista no se reduciría a una mera declamación sin consecuencias políticas concretas. Según pudo saber la nacion, en caso de triunfar en las elecciones, La Libertad Avanza tiene planeado cerrar la Secretaría de Derechos Humanos, lo que convertiría a Milei en el primer presidente desde el retorno de la democracia en no contar con una cartera que, más allá de los sucesivos cambios de rango, todas las gestiones preservaron.
“No es un tema que esté en agenda del espacio, ni siquiera en el plan de gobierno, que plantea tres generaciones”, señalaron a desde la nacion la fuerza libertaria, al confirmar que el área no figura en ninguno de los “ravioles” del organigrama de ocho ministerios planteado por Milei, lo que genera dudas acerca del destino de sitios de memoria como la ex-ESMA, reconocido recientemente por la Unesco.
En el entorno de Milei aseguran que, en caso de ser gobierno, se aferrarían a una narrativa vinculada al concepto de “memoria completa”, pero sin meterse en el terreno judicial. Subrayan que los militares condenados por delitos de lesa humanidad seguirán presos y que no
Javier Milei asegura que las posturas que su compañera de fórmula sobre los años 70 son también las suyas. villarruel lidera el centro de estudios Legales sobre el terrorismo y sus víctimas (celtyv).
harán “kirchnerismo al revés”.
“No vamos a abrir las causas para amnistiarlos, pero tampoco vamos a tener un Estado levantando la bandera de los derechos humanos desde la mirada tradicional”, apuntan.
Todo quedaría en manos de una línea que, a priori, se desplegaría más inorgánicamente. “A lo mejor, el homenaje a las víctimas de la guerrilla hecho en la Legislatura lo tenés hecho en el Congreso o en el Ministerio de Defensa”, señalan.
Durante el primer debate, Milei se encargó de repetir sin matices el discurso que en la materia tiene su candidata a vicepresidenta, Villarruel, quien hace años que milita por el reconocimiento de los familiares de víctimas de las organizaciones armadas. Lo hace desde su rol al frente del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), cuyo acto en la Legislatura porteña escenificó la inminencia de un nuevo clima de época.
Es que, aunque Villarruel aclare que no está dispuesta a “acentuar las grietas” en la sociedad, el énfasis puesto por Milei en discutir el número de desaparecidos forma parte de lo que en La Libertad Avanza consideran una “batalla cultural” contra “la izquierda”. “Javier podría haberse quedado callado y no lo hizo”, admitieron desde el espacio.
La del debate no fue, sin embargo, la primera mención hecha por Milei de aquellos años trágicos. En 2022, durante una visita a Tucumán, el economista fue acusado por una periodista local de ser un “negacionista” del terrorismo de Estado. “Mostrame dónde están los 30.000 desaparecidos, mostrame la lista. Dame todos los nombres y que lleguen a 30.000”, espetó el libertario en una conferencia de prensa, acompañado por el excandidato a gobernador Ricardo Bussi. Se trata del hijo del fallecido represor tucumano Antonio Domingo Bussi, quien caracterizó lo ocurrido en los 70 como “una verdadera epopeya”.
Este año, en cambio, se escuchó a Milei en un tono más matizado. “Si cometieron un delito de lesa humanidad, tienen que cumplir la pena”, respondió en julio, durante una entrevista con A24, en la que aclaró que les vale “todo el peso de la ley” por haber contado con “el monopolio de la violencia”. Y se explayó: “Guardar el orden no implica que vos puedas hacer cualquier cosa, aun cuando del otro lado vos tenías terroristas que no pelean acorde con las reglas militares. No te da derecho a excederte en la forma en la cual combatís”.
En esa ocasión, Milei hizo referencia directa a las posiciones de Villarruel. “Dice exactamente lo mismo que digo yo”, indicó. Y añadió que “no solo hubo víctimas de un lado, sino que también hubo víctimas del otro lado y tienen tanto derecho a ser reconocidas como las otras”. En su momento, Villarruel se mostró muy crítica de la política de Claudio Avruj, el secretario de Derechos Humanos del macrismo, con quien llegó a reunirse apenas iniciado el gobierno de Cambiemos, en enero de 2016. La diputada considera que Macri “hizo la plancha” al no desmantelar la política de derechos humanos del kirchnerismo, pese a tampoco haberla profundizado.
“Para nosotros, durante los 70 hubo una guerra”. Las palabras de Javier Milei en medio del primer debate presidencial sorprendieron. A lo largo de sus dos minutos de exposición en el eje “Convivencia democrática y derechos humanos”, el candidato de La Libertad Avanza no titubeó al inmiscuirse en un tema espinoso, que toca las fibras más sensibles del pasado reciente de la Argentina: pasó por alto evidencia de un plan sistemático de desaparición de personas, como demuestran numerosos fallos judiciales, al sostener que durante la última dictadura militar las fuerzas del Estado incurrieron en “excesos”.
Pero el libertario fue más allá en sus diatribas contra lo que consideró “una visión tuerta de la historia” y apuntó al corazón de la política de “Memoria, verdad y justicia”: cuestionó el número de víctimas en manos de las Fuerzas Armadas. “No son 30.000 los desaparecidos, son 8753”, lanzó Milei. Y, haciendo propio el discurso de su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, agregó que los “terroristas” de Montoneros y el ERP también “cometieron delitos de lesa humanidad”, ya que “mataron”, “asesinaron” y “torturaron”.
Sin embargo, más allá de sus críticas hacia quienes tratan de “discutir” y “reescribir” la historia (“nosotros venimos acá para gobernar para una Argentina nueva”), lo planteado por el economista no se reduciría a una mera declamación sin consecuencias políticas concretas. Según pudo saber la nacion, en caso de triunfar en las elecciones, La Libertad Avanza tiene planeado cerrar la Secretaría de Derechos Humanos, lo que convertiría a Milei en el primer presidente desde el retorno de la democracia en no contar con una cartera que, más allá de los sucesivos cambios de rango, todas las gestiones preservaron.
“No es un tema que esté en agenda del espacio, ni siquiera en el plan de gobierno, que plantea tres generaciones”, señalaron a desde la nacion la fuerza libertaria, al confirmar que el área no figura en ninguno de los “ravioles” del organigrama de ocho ministerios planteado por Milei, lo que genera dudas acerca del destino de sitios de memoria como la ex-ESMA, reconocido recientemente por la Unesco.
En el entorno de Milei aseguran que, en caso de ser gobierno, se aferrarían a una narrativa vinculada al concepto de “memoria completa”, pero sin meterse en el terreno judicial. Subrayan que los militares condenados por delitos de lesa humanidad seguirán presos y que no
Javier Milei asegura que las posturas que su compañera de fórmula sobre los años 70 son también las suyas. villarruel lidera el centro de estudios Legales sobre el terrorismo y sus víctimas (celtyv).
harán “kirchnerismo al revés”.
“No vamos a abrir las causas para amnistiarlos, pero tampoco vamos a tener un Estado levantando la bandera de los derechos humanos desde la mirada tradicional”, apuntan.
Todo quedaría en manos de una línea que, a priori, se desplegaría más inorgánicamente. “A lo mejor, el homenaje a las víctimas de la guerrilla hecho en la Legislatura lo tenés hecho en el Congreso o en el Ministerio de Defensa”, señalan.
Durante el primer debate, Milei se encargó de repetir sin matices el discurso que en la materia tiene su candidata a vicepresidenta, Villarruel, quien hace años que milita por el reconocimiento de los familiares de víctimas de las organizaciones armadas. Lo hace desde su rol al frente del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), cuyo acto en la Legislatura porteña escenificó la inminencia de un nuevo clima de época.
Es que, aunque Villarruel aclare que no está dispuesta a “acentuar las grietas” en la sociedad, el énfasis puesto por Milei en discutir el número de desaparecidos forma parte de lo que en La Libertad Avanza consideran una “batalla cultural” contra “la izquierda”. “Javier podría haberse quedado callado y no lo hizo”, admitieron desde el espacio.
La del debate no fue, sin embargo, la primera mención hecha por Milei de aquellos años trágicos. En 2022, durante una visita a Tucumán, el economista fue acusado por una periodista local de ser un “negacionista” del terrorismo de Estado. “Mostrame dónde están los 30.000 desaparecidos, mostrame la lista. Dame todos los nombres y que lleguen a 30.000”, espetó el libertario en una conferencia de prensa, acompañado por el excandidato a gobernador Ricardo Bussi. Se trata del hijo del fallecido represor tucumano Antonio Domingo Bussi, quien caracterizó lo ocurrido en los 70 como “una verdadera epopeya”.
Este año, en cambio, se escuchó a Milei en un tono más matizado. “Si cometieron un delito de lesa humanidad, tienen que cumplir la pena”, respondió en julio, durante una entrevista con A24, en la que aclaró que les vale “todo el peso de la ley” por haber contado con “el monopolio de la violencia”. Y se explayó: “Guardar el orden no implica que vos puedas hacer cualquier cosa, aun cuando del otro lado vos tenías terroristas que no pelean acorde con las reglas militares. No te da derecho a excederte en la forma en la cual combatís”.
En esa ocasión, Milei hizo referencia directa a las posiciones de Villarruel. “Dice exactamente lo mismo que digo yo”, indicó. Y añadió que “no solo hubo víctimas de un lado, sino que también hubo víctimas del otro lado y tienen tanto derecho a ser reconocidas como las otras”. En su momento, Villarruel se mostró muy crítica de la política de Claudio Avruj, el secretario de Derechos Humanos del macrismo, con quien llegó a reunirse apenas iniciado el gobierno de Cambiemos, en enero de 2016. La diputada considera que Macri “hizo la plancha” al no desmantelar la política de derechos humanos del kirchnerismo, pese a tampoco haberla profundizado.
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