domingo, 26 de mayo de 2024

DEBATE Y LECTURA Y JUAN CARLOS ONETTI




Los medios en tiempos de redes e IA: cómo contar hoy la verdad
DEBATE — Off the Record, nuevo libro del periodista Pablo Mancini, indaga en el estado actual del periodismo y los líderes de prensa
Gastón RoitbergOff The Record Pablo Mancini


El periodista Pablo Mancini presenta Off The Record, su segundo libro en medio de la tormenta perfecta de transformación digital que desafía una vez más al periodismo; una mirada optimista, pero al hueso, que registra cómo piensan los líderes de prensa de esta era.
Escribir sobre la transformación de los medios supone siempre un desafío de múltiples dimensiones. Es un camino que en general no permite unir el punto A con el punto B en una armónica línea recta sino que adopta la forma de un trayecto sinuoso, no exento de baches y cruces peligrosos, en el que muchas veces hay que retroceder algunos casilleros para luego avanzar con mayor impulso.
Hacer etnografía sobre estos procesos de cambio y narrar en primera persona permite entender sin maquillaje el extraordinario momento que vive una industria que hace tiempo dejó su fase industrial para adentrarse en el foco digital, en la multiplataforma, en la emergencia de las redes sociales y en el impacto de la inteligencia artificial, entre otros fenómenos que inciden en la relación entre productores de contenidos y las audiencias.
Desde su revelador Hackear al periodismo. Manual de laboratorio (La Crujía, 2011), Mancini suma un nuevo capítulo a la aventura de escribir sobre la profesión que lo (y nos) apasiona. En Off the record. Verdad, sangre, algoritmos y negocios (Ampersand, 2024), el autor describe con lujo de detalles qué y cómo piensan los líderes de medios de la actualidad, cuáles son sus motivaciones y sus miedos, qué prioridades los movilizan y de qué manera priorizan el trabajo en equipo sobre el lucimiento personal.
Mancini trabaja hace seis años en uno de los nodos de innovación tecnológica de mayor influencia en los medios llamado Amazon Web Services, propiedad del magnate Jeff Bezos, el mismo dueño de The Washington Post, uno de los medios más influyentes del mundo que implosionó la política norteamericana de los años 70 con el caso Watergate. Además de esta experiencia laboral reciente, el CV del periodista dice que desarrolló proyectos digitales en los argentinos Perfil, Infobae y Clarín, y El Comercio de Perú, entre otras organizaciones de prensa.
¿Quiénes imaginan, planifican y producen los principales medios periodísticos online del mundo? La obra es una crónica minuciosa que se alimenta –como dice su autor– de lo ocurrido en“pasillos de redacciones, reuniones de equipo, aeropuertos, bares y encuentros furtivos”. Y en ese ejercicio intenta responder el siguiente interrogante: ¿Cómo son los mejores en este ecosistema? La respuesta está a la vista, casi en el más común de los sentidos: “Los mejores son los más profesionales, pero sobre todo los que logran vencer a la resistencia, esa fuerza interior que detiene, paraliza e intenta distanciarte de lo que tenés que hacer (…) Lo difícil no es hacer lo que tienen que hacer, sino sentarse y hacerlo”.
A través de diálogos y anécdotas, pero también del desarrollo de cuatro conceptos que le dan sustancia al título del libro (verdad, sangre, algoritmos y negocios), Off the record es una caja de herramientas indispensable para aquellos que recorren sus primeros kilómetros en el oficio y también a quienes se asumen protagonistas de una transformación que aun no tocó su techo.
Otro aporte significativo del trabajo de Mancini es que muy lejos de los manuales, las listas de recomendaciones, los gurúes y el anecdotario, se ofrece como una suerte de GPS para transitar con pasión, sin nostalgia y cauto optimismo un sendero plagado de disrupciones y profecías. Una vez más se pone a prueba la capacidad de resiliencia y reconversión en tiempo real de un periodismo que tiene mucho para ofrecer en tiempos de desinformación, infoxicación y dardos desde el poder. La búsqueda de la verdad y la singularidad son dos conceptos que el autor propone revalorizar, en tiempos de automatización, inteligencia artificial y “comoditización” del contenido.
Si el buen periodismo incomoda, Off the record logra también esa misión, pero funciona, a la vez, como un llamado de atención para no caer en viejas tentaciones y abrazar el futuro que ya no es promesa sino realidad.

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Onetti, un gran narrador entre la realidad y el sueño
Se cumplen treinta años de la muerte del escritor uruguayo
Miguel Ángel Caminos


La literatura uruguaya llama la atención por su calidad y por sus rasgos expresivos. Tanto en la narrativa como en la poesía, desde siempre, Uruguay aportó en América Latina un núcleo de autores con sesgo propio. En el marco rioplatense, sin duda, esa identidad comparte raíces con la Argentina. Basta con pensar en Juan Carlos Onetti, cuya obra aún hoy respira ese aire que exhibe los vaivenes de estas latitudes. Onetti nació en Montevideo en 1909. Y falleció en Madrid, el 30 de mayo de 1994. Recordarlo a tres décadas de su muerte es volver a uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX, que en 1980 obtuvo el Premio Cervantes.
Su fecunda y original narrativa se ganó la admiración de autores consagrados, más allá de que su carácter esquivara a menudo los halagos. Era firme en la escritura, discreto, oscilante entre el humor y el malhumor, sin medias tintas. Nadie mejor que Vargas Llosa lo describió en el ensayo El viaje a la ficción, donde recorre la vida y la obra de Onetti con detenimiento. Allí dice: “Onetti fue el primer novelista de lengua española moderno, el primero en romper con las técnicas ya agotadas del realismo naturalista”. En ese sentido, su paso por las letras del continente enarboló la bandera de la innovación. Dejó atrás los resabios del siglo XIX y, en primer lugar, incorporó el tono de la novelística sureña de Estados Unidos. No perdió el tiempo y se contagió de los mejores recursos de autores como Faulkner, Hemingway y Dos Passos.
Así, salta a la vista que el estilo de Onetti le debe bastante a cierta temática marginal propia de la narrativa norteamericana de entonces. Esa marginalidad emerge con fuerza en historias y personajes desdichados, que la tradición de posguerra potenció. Además, son realidades que sobreviven a las épocas. Onetti leyó con fruición obras que retratan en especial los límites de la condición humana. Privilegió eso al construir su universo ficcional, al que sumó su experiencia de vida atravesada por la bohemia y por los problemas. Sin embargo, trascendió cualquier imitación y casi por igual unió la realidad a lo onírico. Los protagonistas de sus relatos, la mayoría seres vulnerables, transitan el camino de la extrañeza que les causa existir.
En su primera novela, El pozo, Onetti presenta al protagonista como una persona a la que el fracaso persigue sin tregua. La novela apareció en 1939, poco antes de que el existencialismo francés tomara forma a través de Albert Camus. Es posible trazar coincidencias entre la narrativa onettiana inicial y las posteriores líneas estéticas de Sartre y de Camus. En El pozo se relata el incómodo recorrido de Eladio Linacero, que no logra encontrar la manera de relacionarse con los demás y se entrega a un desgano sin salida. Pero, lo que es peor, actúa perjudicándose a sí mismo y perjudicando a quienes lo rodean. Ni siquiera se molesta en cambiar algo de su sombría existencia. Un relato así, en la pluma de un autor sin rodaje, dio señales novedosas en los bordes de esa literatura rioplatense que aún tenía huellas de cierto costumbrismo pintoresco.
Evadir la realidad

Novelas1939: El pozo
1941: Tierra de nadie
1943: Para esta noche
1950: La vida breve
1954: Los adioses
1959: Para una tumba sin nombre
1960: La cara de la desgracia
1961: El astillero
1964: Juntacadáveres
1973: La muerte y la niña
1979: Dejemos hablar al viento
1987: Cuando entonces
1993: Cuando ya no importe

Cuentos y novelas cortas1951: Un sueño realizado y otros cuentos
1962: El infierno tan temido y otros cuentos
1964: Jacob y el otro
1967: Cuentos completos​
1968: La novia robada y otros cuentos​
1974: Tiempo de abrazar y los cuentos de 1933 a 1950​
1974: Cuentos completos​
1976: Tan triste como ella y otros cuentos​
1986: Cuentos secretos​
1986: Presencia y otros cuentos
1994: Cuentos completos​
2004: Cuentos completos​
2009: Cuentos, artículos y miscelánea
2012: Novelas breves

El pozo, historia de extravío, significó no dejar resquicio para la duda sobre el rumbo que se propuso Onetti. Creó pronto un corpus literario que navegó en las aguas de Roberto Arlt, a quien valoró siempre. Lo atestigua el libro póstumo de Ricardo Piglia, Teoría de la prosa, que revisa los textos de Onetti en relación con la obra de Arlt. Pero esto no implica que Onetti haya cedido a las influencias. Como pocos, las aprovechó para que su espíritu renovador las aplazara cuando fuera necesario. Lejos de su radar literario quedó Borges, aunque no Cortázar ni el boom latinoamericano, en el que aparece como uno de sus precursores. Incluso el magnífico libro del chileno Luis Harss, Los nuestros, tiene a Onetti (también a Borges) entre la lista de escritores de sobrada perspectiva.
Al calor de esa vanguardia nacieron los cuentos y las novelas fundamentales de Onetti. Su talento marcó un hito con obras memorables. En Tierra de nadie, considerada una novela experimental, Onetti desarrolla una trama a partir de episodios oblicuos. Pensada de manera sagaz, confirma –como observó Antonio Muñoz Molina– su tendencia a “contar atmósferas”. Tierra de nadie anticipa la matriz de ese arte de narrar ambientes hostiles. Novela que, por cierto, abrió un panorama: el de la destreza de Onetti para confrontar la realidad con la evasión que supone no poder comprender los hechos. Inquietud que se prolongará en el resto de sus obras.
Sobre todo, en las novelas de la llamada saga de Santa María, ciudad imaginaria que Onetti estableció para cobijar a sus personajes, cuya cotidianidad los arrincona. Carlos Fuentes lo señaló muy bien: “Los personajes de Onetti van y vienen, trabajan, aman, odian, hablan. También imaginan: son ellos y son, más que ellos, lo que pudieron o quisieron ser de acuerdo con su imaginación”. En eso radica la narración de un autor agudo como Onetti, capaz de mantener al lector detrás de cada detalle, ya sea por la animosidad del ambiente o por la rara conducta de los personajes. El juego pendular entre la realidad y los sueños, evasivos, crece en las tres novelas vertebrales de la saga de Santa María: La vida breve, El astillero y Juntacadáveres.
En cuanto a La vida breve, que inicia la saga, cabe destacar la frontera borrosa entre la vida rutinaria y lo inesperado. El protagonista es el médico Díaz Grey, que se adentra en un mundo incierto al permanecer sujeto al inestable matrimonio de Elena. Díaz Grey es uno de los personajes que se repite en varias novelas de Onetti, como también Larsen (Juntacadávares). El eje del ciclo narrativo onettiano fue analizado con enjundia por Josefina Ludmer, una de las mayores referentes de la crítica literaria argentina. En su libro Onetti. Los procesos de construcción del relato decodifica la obra del escritor uruguayo, con foco en La vida breve y Para una tumba sin nombre. Ludmer explica los códigos que despliega la literatura de Onetti a través de su inventiva y de su estilo singular. Ambos elementos permiten suponer que, al escribir sin ataduras, inclinó la balanza hacia textos complejos y elaborados, que sugieren distintas interpretaciones. Sin que omitan, a la vez, un lenguaje llano y coloquial que alterna con párrafos de espléndida prosa.
El hombre y el escritor
La biografía de Onetti es clave para abarcar su obra, quizá más que en otros autores de su época. La encrucijada que le marcó el modelo de ser eficiente al escribir, pese al desorden de su vida, lo invadió a diario. Debió superar su carácter taciturno y, al mismo tiempo, moderar relaciones polémicas. Buscó la forma de congeniar en el ámbito literario, pero casi nunca logró salir de su papel antisocial y anclado a lo ideológico. Son famosos las anécdótas de sus malentendidos con Borges y con Octavio Paz. Por otro lado, está teñida de tristeza la tormentosa relación sentimental con la poeta Idea Vilariño, voz esencial de las letras uruguayas. A todo esto, hay que sumar el exilio en España durante la dictadura en su país. También la salud frágil, agravada por sus descuidos, que lo mantuvo postrado por muchos años antes de morir. Cuando ya no ocultaba su soledad, se dice que siempre permitía la visita de Cortázar, en Madrid, para compartir algunas risas cómplices.
Algo o mucho de esa vida, cuya inercia fue el riesgo, se encuentra en las páginas de sus libros de modo figurado. Tal vez no haya obra que no conduzca por elevación a la biografía del autor, pero en Onetti esto parece claro. Eduardo Galeano dejó entrever que las charlas con él le facilitaban ingresar a sus textos con la llave maestra de quien abre secretos de vida. Así, cierto derrotero que caracteriza a los personajes de Onetti acaso sea autorreferencial. Bien lo sabía “Dolly”, su última esposa, que al decir de Tomás Eloy Martínez “lo amó como era”. Y era un hombre imprevisible, condicionado por las dificultades y los dilemas. Pero jamás pensó en abandonar la literatura, más allá de los paréntesis que a veces lo acercaron a la página en blanco. Otras veces su producción era obstinada y febril. Si lo medimos como escritor, leer a Onetti es no perderse una parte de la gran literatura.
Los protagonistas de sus relatos transitan el camino de la extrañeza que les causa vivir Lejos de su radar quedó Borges, pero no Cortázar y el boom

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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