Posse pierde poder y Milei deja abierta la puerta para su salida del gabinete
Casa rosada. No ratificó su continuidad; dijo que será parte de una “revisión” tras la Ley Bases
Maia JastreblanskyEl asesor presidencial Santiago Caputo, de gorra, se retira anoche de la Casa Rosada, tras una jornada de rumores
La ausencia del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, en el acto del presidente Javier Milei en el Luna Park, anteanoche, profundizó las dudas sobre su continuidad en el gabinete. Anoche, durante una entrevista en LN+, Milei no descartó su salida del Gobierno, al afirmar que será parte de una “evaluación” general del gabinete tras la eventual aprobación de la Ley Bases en el Congreso
El Presidente aseguró que, si se consigue aprobar el paquete de leyes económicas, “queda bajo análisis todo el gabinete, no solo Posse”. Y dio por hecho que, en ese momento, se sumará como ministro el economista y hoy asesor Federico Sturzenegger.
Sin embargo, en la Casa Rosada reconocían ayer que el jefe de Gabinete perdió poder e influencia en las últimas semanas, a diferencia de otros miembros del Gobierno.
Todo esto sucede mientras aparecen veladas críticas hacia su trabajo y es cuestionado por parte de sus propios colegas del gabinete.
Nicolás Posse siempre fue extremadamente parco y reservado. Y siempre rehuyó participar de los eventos sociales y políticos en torno a Javier Milei, escenas que habitualmente sirven para refrendar la pertenencia al proyecto y transmitir apoyo al líder libertario. Pero su ausencia en el acto que el Presidente protagonizó anteayer en el Luna Park hizo un ruido atronador, como nunca antes.
El jefe de Gabinete pegó el faltazo justo en un momento en el que crecen los rumores en torno a su continuidad. Su situación interna se volvió frágil.
En los pasillos oficiales, distintas voces aseguran que el poder de decisión del jefe de Gabinete se fue recortando y que ya no define los nombramientos en el organigrama como al comienzo. Todo esto mientras florecen veladas críticas a su trabajo y es esmerilado con “fuego amigo”.
Muy cerca del Presidente, no obstante, dijeron en las últimas horas que “no hay nadie” para reemplazar a Posse. Como dando a entender que un recambio de ese tipo no resultaría sencillo ni rápido. Y que además hay una cuestión de tiempos, con la Ley Bases como un mojón al que llegar.
El propio Presidente dejó la puerta abierta a su posible salida en una futura etapa. Al ser consultado por Luis Majul sobre el futuro del jefe de Gabinete en el programa La cornisa, de LN+, Milei no confirmó su continuidad, pero advirtió que no habrá cambios hasta que se apruebe la Ley Bases, que puso como un primer “hito” de su gestión.
Si se aprueba el paquete de leyes económicas, afirmó Milei, se van a revisar “todos” los miembros del gabinete. Y dio por hecho que, en ese momento, se sumará como ministro Federico Sturzenegger.
“Marcado ese hito (la aprobación de la Ley Bases), vamos a evaluar resultados y haremos una revisión de todo el gabinete, no solo Posse”, contestó Milei anoche,
Sin embargo, el resto de los miembros del gabinete no aparecen cuestionados, como ocurre con Posse.
Entre los libertarios comenzó a crecer la versión de que, tras una fuerte discusión, el propio Milei puso distancia con su ministro coordinador, a quien conoce desde hace veinte años.
El Presidente omitió mencionar a Posse en distintos discursos en los que ensalzó a sus funcionarios como un equipo de “Messis”.
Hay quienes señalan el traspié con los aumentos de sueldo en el Poder Ejecutivo como el primer punto de inflexión. “Eso fue no conocer cómo piensa Javier”, reflexionó un colaborador muy estrecho de los hermanos Milei. El episodio le valió a Posse la salida de uno de sus principales colaboradores, el exsecretario de Transformación del Estado Armando Guibert.
El portavoz presidencial, Manuel Adorni, ayer intentó contrarrestar todas esas versiones. “No es verdad (que se va Posse). Ya pasamos por (Guillermo) Francos, por (Sandra) Pettovello y por (Luis) Caputo… hoy (por ayer) hubo reunión de gabinete presidida por Posse”, justificó. Y abundó: “Si en algún momento ocurre algún cambio, va a ocurrir. El gabinete no tiene ninguna novedad, es absolutamente falso”.
Consultados por la nacion, cerca de Posse también desmintieron los rumores de salida. Señalaron que el jefe de Gabinete tenía previsto asistir al Luna Park pero que a último momento no fue porque “se le complicó su agenda de la tarde y de la noche”. “Tampoco es muy fan de lo nocturno. Labura mucho y se levanta muy temprano, como bien sabe Javier”, señalaron muy cerca del ministro coordinador.
Los ruidos
En los corrillos políticos circulaban todo tipo de candidatos, desde Eduardo “Lule” Menem, un nombre que implicaría mayor poder para la hermana del Presidente, hasta Patricia Bullrich, que sería una vocera potente del Gobierno, además de un enlace con parte de Pro. “Humo puro”, dijeron cerca de la ministra de Seguridad. El diputado José Luis Espert y el ministro del Interior, Guillermo Francos, también entraron en las especulaciones de pasillo. Pero ningún nombre parece firme.
Cerca de los hermanos Milei admiten, no obstante, que hay déficits en la gestión, roces por los nombramientos y pujas sobre las cajas.
“Posse arrancó como una voz central y poco a poco se fue apagando”, dijo a una figura la nacion de Pro que viene siendo un testigo directo del devenir del Gobierno. Todo lo opuesto a lo que ocurre con Karina Milei y el asesor presidencial Santiago Caputo, que cada vez tienen más poder de decisión, tanto en lo político como en la diaria del gobierno.
Ninguno de los rumores que circularon en el último tiempo llevó al jefe de Gabinete a sobreactuar cercanía con el Presidente, como suele pasar en los gobiernos tradicionales ante estas situaciones. Hace mucho tiempo que no se los ve juntos porque Milei dejó de asistir a las reuniones de gabinete y prácticamente no recibe a sus ministros en Olivos. Además, en el último viaje a los Estados Unidos, según fuentes oficiales, Posse y Milei viajaron cada uno por su lado.
El bajísimo perfil que cultiva Posse tampoco lo ayuda a robustecer su figura.
Tal como contó la nacion, este ingeniero industrial aceptó asumir el rol de coordinador de los equipos técnicos de La Libertad Avanza en la campaña y luego ser jefe de Gabinete con una única condición. Le requirió a Milei no dar entrevistas en los medios ni hablar en público más allá de lo que le exige la Constitución.
Por eso jamás fue un defensor público del Gobierno y solo habló una vez en el Congreso para brindar el informe de gestión previsto por ley.
En las últimas horas, Posse encabezó una reunión con Mauricio González Botto, su hombre designado para controlar las empresas públicas.
El jefe de Gabinete sostiene injerencia en dos áreas relevantes y delimitadas: las empresas del Estado y la Inteligencia nacional. Al frente de la AFI, Posse colocó a Silvestre Sívori, un joven de su extrema confianza que asiste muy seguido a verlo a la Casa Rosada.
En La Libertad Avanza se escuchan críticas a las múltiples vacantes en el tablero nacional, los recambios constantes de funcionarios y la permanencia de un plantel de figuras del kirchnerismo y del massismo que aún tienen cargos (más de 1800 según el informe oficial de la Jefatura de Gabinete).
Trascienden también pujas internas del ministro coordinador con Karina Milei y Santiago Caputo por el control sobre las cajas del Estado (como las empresas públicas, la Anses, el PAMI y el área energética), que son cruciales para la construcción política del espacio libertario.
A eso se suma que, con las restricciones de caja para pagar sueldos y proveedores –y con Toto Caputo como un guardián del gasto– los problemas de gestión comenzaron a derivar en asuntos sensibles.
El nombre de González Botto, por caso, cobró trascendencia tras el choque de trenes en Palermo, cuando se supo que estaba entre los destinatarios de un memo interno que, el 3 de mayo, había advertido sobre las urgencias del sistema de ferrocarriles.
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Ruido en el Gobierno, después de la música
Claudio Jacquelin
Javier Milei cumplió uno de sus mayores sueños de adolescente. Entre esas ilusiones juveniles no figuraba ser presidente, pero sí llegar a cantar en el Luna Park. Anteayer lo hizo y lo disfrutó. La misma satisfacción mostró por lograr una meta más tardía: ser el pastor de una grey liberal multitudinaria.
El Presidente sigue acumulando logros personales, tanto como provocando impacto nacional e internacional (de signo diverso). No se puede negar. Ayer, además, llegó a la tapa de la legendaria revista norteamericana Time.
Sin embargo, cuando se fija la mirada un poco más allá de tanto show unipersonal excéntrico, de luces (enceguecedoras) y sonidos (ensordecedores), asoman sombras y ruidos mucho menos armónicos. Igual que los que surgen del texto riguroso y sin concesiones que la periodista Vera Bergengruen escribió en la publicación estadounidense.
Lo mismo parece replicarse en otras partes del país y dentro de la propia Casa Rosada, donde tambalea groggy el jefe de Gabinete y amigo presidencial, Nicolás Posse. Ausente de la misa mileísta, su estabilidad laboral tendría fecha cercana de vencimiento. Y ni hablar del devaluado y postergado Pacto de Mayo o de la suerte de la crucial Ley Bases.
Aparecen simultaneidades inquietantes. Al mismo tiempo que Milei trataba de entonar la letra de “Panic Show”, en Misiones preferían desentonar con el tema que cerró la presentación en el Luna Park, donde había sonado extemporáneo.
“Se viene”, también conocido como “El estallido” (“de tu gobierno”), la canción de la Bersuit Vergarabat que anticipó el fin de la convertibilidad y el colapso político-económico de 2001, estaba más acorde con la severa crisis que desde hace una semana tiene paralizada y alterada a la provincia mesopotámica.
La organización de la fiesta libertaria en el bajo porteño no dejó lugar para que la situación de Misiones alterara al Presidente, que, a través de sus voceros, optó por desligarse del tema para reducirlo a un problema provincial, desvincularlo de cuestiones nacionales y, más aún, de medidas adoptadas durante su gestión.
Sin embargo, por muchas razones (políticas, sociales y económicas) a la Casa Rosada no le es ajeno el conflicto gremial (y social) de Misiones. Aunque gobernar no había estado en las ensoñaciones juveniles de Milei, es hoy su actual trabajo (como él lo califica) y lo que ocurre en el espacio público del país no escapa a su responsabilidad. Así ocurre en el caso de esa provincia convulsionada.
Milei considera a Misiones una de las provincias ejemplares por el manejo de sus cuentas públicas, así como ha expresado admiración por quien desde hace 20 años controla el poder en ese territorio, Carlos Rovira, a quien responden y han respondido obedientemente los gobernadores que lo sucedieron y llegaron por él al cargo.
“Tenés que hablar con Rovira, que es un tipo muy inteligente y lo respeto mucho”. Esa fue la orden que le dio el Presidente a uno de sus funcionarios de confianza que hace un par de meses viajó a la provincia para terminar de comprometer el voto a la Ley Bases en el Congreso de los legisladores oficialistas misioneros.
La misión resultó exitosa y el hoy jaqueado y silente mandatario provincial Hugo Passalacqua fue el primer gobernador que manifestó el respaldo irrestricto a la ley que hoy, después de casi seis meses de mandato, Milei no logra que sea sancionada. El compromiso, que los diputados de Misiones honraron, fue compensado con partidas discrecionales que a la mayoría de las provincias les siguen vedadas. Esos aportes se redujeron en un 80% durante lo que va del mandato de Milei y, del 20% repartido, Misiones fue una de las excepcionales beneficiadas.
Sin embargo, esos aportes (discrecionales, vale subrayarlo) no alcanzaron para evitar el conflicto. Un cóctel explosivo, que muchos temen se esté gestando en otras provincias, hizo explotar los reclamos
Misiones, como los demás estados, padece una doble tenaza sobre sus ingresos. Como surge de los datos oficiales, los impuestos coparticipables sufrieron en los primeros meses de 2024 una caída real del orden del 19%. Y para Misiones la coparticipación representa alrededor de 60% de sus ingresos.
Esa reducción es el producto de la profunda recesión que está provotales”, cando el plan de ajuste del tándem Milei-Luis Caputo, y que en marzo llegó a traducirse en una caída de la actividad del orden del 8,4% respecto del mismo mes de 2023, y acumula una baja del 5,3% en el primer trimestre de 2024. La menor actividad que muestran los datos nacionales tiene su correlato en los ingresos provinciales directos.
A esto se suman los problemas propios que hoy sufren los ingresos misioneros, un Estado cuya administración “desde que empezó a ser controlada por Rovira se ha caracterizado por su austeridad y disciplina fiscal, porque él sigue el lema de Néstor Kirchner: gobernar es tener caja. Y caja suficiente para usar con discrecionalidad”, explica un profundo conocedor de la realidad política y económica de la provincia.
Sin embargo, esa senda se empezó a complicar y se aplicó lo que se dio en llamar un “ajuste blando”, que consiste en dejar correr la inflación y dar aumentos salariales por debajo de ella. Es lo que acaba de estallar, potenciado por los aumentos de las tarifas de los servicios y la caída de la actividad comercial que produjo la devaluación. Así, dejaron de llegar los ciudadanos brasileños que aprovechaban la diferencia y la brecha cambiaria para consumir productos y servicios en la provincia. Nada que no estén sufriendo otras provincias con fronteras con países limítrofes, que no solo ya no reciben consumidores extranjeros, sino que pierden clientes locales que hacen el camino inverso.
El gobernador Passalacqua dijo el 1º de mayo en su discurso de apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura que “‘la provincia nunca va a gastar más de lo que le ingresa’. Pues bien, le está ingresando mucho menos, y trasladó el ajuste a los estasin explica el colaborador en Misiones Martín Boerr. nacion La continuidad de la protesta, pese a las concesiones hechas hasta acá por el gobierno misionero, no solo preocupa a la provincia ejemplar de Milei. Perspectivas similares asoman en otros distritos.
“Por ahora, el Gobierno puede acotarlo todo a Misiones, pero si se empieza a contagiar y se extiende a más distritos, ¿a quién le va a echar la culpa y a quienes van a empezar a mirar los argentinos como responsable?”. La pregunta, formulada retóricamente por uno de los gobernadores que hasta ahora se han ubicado en las antípodas de Milei, mezcla pronóstico con expresión de deseos.
El panorama encuentra más luces de alerta cuando se repara en otras erogaciones sensibles que deberán hacer próximamente las provincias y para las que no tienen asegurados los recursos: a las demandas de aumentos salariales en curso deben añadir el pago del aguinaldo.
Ni hablar de aquellas que deben afrontar vencimientos de deudas. Es el caso de la provincia de Buenos Aires, que queda a unos metros de la Casa Rosada y cuyo gobernador, Axel Kicillof, procura liderar la resistencia contra el gobierno nacional, para lo cual está mostrando una apertura hacia sectores políticos que hasta hace poco estaban excluidos de todo trato por el kirchnerismo.
“Yo hoy tengo tres prioridades. La primera, gobernar la provincia y defender sus intereses. La segunda, ponerle un límite al Gobierno y articular una oposición que pueda evitar que avance este modelo perjudicial para la gente. Y la tercera, armar un proyecto político que en las próximas elecciones derrote al oficialismo. En eso estoy trabajando, pero apuro porque yo creo que este gobierno va a terminar su mandato”, dice Kicillof en las reuniones que viene manteniendo con interlocutores, algunos que hasta hace nada no incluía entre sus contactos.
La declaración de principios y el enunciado de prioridades y proyectos tienen por objetivo, además, impermeabilizarse ante el mote de destituyentes que les arroja Milei a los kirchneristas; minimizar y tratar de obturar las disputas internas, sobre todo con Máximo Kirchner, y, por último, anunciar su intención de armar un espacio superador. En La Plata reverberan los ecos de la transversalidad nestorista en boca de quien era acusado de tener escasos atributos políticos. Punto con el que lo fustiga la cúpula kirchnerista.
El incipiente armado de Kicillof, que incluye fotos con algunos gobernadores de lo que queda de Juntos por el Cambio, como el radical santafesino Maximiliano Pullaro y el macrista chubutense Ignacio Torres, por ahora no parece una amenaza para el gobierno nacional.
Pero esos movimientos operan como telón de fondo de movimientos más profundos por demandas de mejores ingresos que se despertaron en el interior del país.
En este contexto, adquieren más volumen algunos ruidos incipientes que el show de anteayer en el Luna Park no termina de acallar y que se suman a estos chispazos que emergen para alterar el sueño del gran profeta mundial de las ideas liberales, como se ha autodefinido en estos días Milei, antes que como el presidente de todos los argentinos.
La disparada de los dólares financieros y del blue convive con el más que relevante dato difundido ayer por Coninagro, que muestra que la liquidación de exportaciones de granos a esta altura del año es la menor del último quinquenio.
El fin de la pax cambiaria, alcanzada después de la minicorrida de enero, se suma a la reticencia del sector agroexportador a desprenderse de sus granos para recibir pesos que nadie quiere ni sabe cómo resguardar su valor, con las tasas de interés en caída libre y la inflación todavía vigente, aunque en descenso, y a pesar de que Milei y Caputo juren que no se acelerará el ritmo devaluatorio. Otro combo indigesto.
Por eso, casi nadie (lo que incluye a los sectores con sensibilidad política de la Rosada) se anima a descartar que pueda haber un efecto contagio de lo que pasa en la Mesopotamia.
La pregunta crucial de estos días empieza a ser si lo de Misiones es el paciente cero de un brote de consecuencias imprevisibles o si terminará siendo un caso aislado por la paciencia social, que sigue sosteniendo en alto la imagen de Milei. Nadie tiene la respuesta, en medio de tantos ruidos.
La ausencia del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, en el acto del presidente Javier Milei en el Luna Park, anteanoche, profundizó las dudas sobre su continuidad en el gabinete. Anoche, durante una entrevista en LN+, Milei no descartó su salida del Gobierno, al afirmar que será parte de una “evaluación” general del gabinete tras la eventual aprobación de la Ley Bases en el Congreso
El Presidente aseguró que, si se consigue aprobar el paquete de leyes económicas, “queda bajo análisis todo el gabinete, no solo Posse”. Y dio por hecho que, en ese momento, se sumará como ministro el economista y hoy asesor Federico Sturzenegger.
Sin embargo, en la Casa Rosada reconocían ayer que el jefe de Gabinete perdió poder e influencia en las últimas semanas, a diferencia de otros miembros del Gobierno.
Todo esto sucede mientras aparecen veladas críticas hacia su trabajo y es cuestionado por parte de sus propios colegas del gabinete.
Nicolás Posse siempre fue extremadamente parco y reservado. Y siempre rehuyó participar de los eventos sociales y políticos en torno a Javier Milei, escenas que habitualmente sirven para refrendar la pertenencia al proyecto y transmitir apoyo al líder libertario. Pero su ausencia en el acto que el Presidente protagonizó anteayer en el Luna Park hizo un ruido atronador, como nunca antes.
El jefe de Gabinete pegó el faltazo justo en un momento en el que crecen los rumores en torno a su continuidad. Su situación interna se volvió frágil.
En los pasillos oficiales, distintas voces aseguran que el poder de decisión del jefe de Gabinete se fue recortando y que ya no define los nombramientos en el organigrama como al comienzo. Todo esto mientras florecen veladas críticas a su trabajo y es esmerilado con “fuego amigo”.
Muy cerca del Presidente, no obstante, dijeron en las últimas horas que “no hay nadie” para reemplazar a Posse. Como dando a entender que un recambio de ese tipo no resultaría sencillo ni rápido. Y que además hay una cuestión de tiempos, con la Ley Bases como un mojón al que llegar.
El propio Presidente dejó la puerta abierta a su posible salida en una futura etapa. Al ser consultado por Luis Majul sobre el futuro del jefe de Gabinete en el programa La cornisa, de LN+, Milei no confirmó su continuidad, pero advirtió que no habrá cambios hasta que se apruebe la Ley Bases, que puso como un primer “hito” de su gestión.
Si se aprueba el paquete de leyes económicas, afirmó Milei, se van a revisar “todos” los miembros del gabinete. Y dio por hecho que, en ese momento, se sumará como ministro Federico Sturzenegger.
“Marcado ese hito (la aprobación de la Ley Bases), vamos a evaluar resultados y haremos una revisión de todo el gabinete, no solo Posse”, contestó Milei anoche,
Sin embargo, el resto de los miembros del gabinete no aparecen cuestionados, como ocurre con Posse.
Entre los libertarios comenzó a crecer la versión de que, tras una fuerte discusión, el propio Milei puso distancia con su ministro coordinador, a quien conoce desde hace veinte años.
El Presidente omitió mencionar a Posse en distintos discursos en los que ensalzó a sus funcionarios como un equipo de “Messis”.
Hay quienes señalan el traspié con los aumentos de sueldo en el Poder Ejecutivo como el primer punto de inflexión. “Eso fue no conocer cómo piensa Javier”, reflexionó un colaborador muy estrecho de los hermanos Milei. El episodio le valió a Posse la salida de uno de sus principales colaboradores, el exsecretario de Transformación del Estado Armando Guibert.
El portavoz presidencial, Manuel Adorni, ayer intentó contrarrestar todas esas versiones. “No es verdad (que se va Posse). Ya pasamos por (Guillermo) Francos, por (Sandra) Pettovello y por (Luis) Caputo… hoy (por ayer) hubo reunión de gabinete presidida por Posse”, justificó. Y abundó: “Si en algún momento ocurre algún cambio, va a ocurrir. El gabinete no tiene ninguna novedad, es absolutamente falso”.
Consultados por la nacion, cerca de Posse también desmintieron los rumores de salida. Señalaron que el jefe de Gabinete tenía previsto asistir al Luna Park pero que a último momento no fue porque “se le complicó su agenda de la tarde y de la noche”. “Tampoco es muy fan de lo nocturno. Labura mucho y se levanta muy temprano, como bien sabe Javier”, señalaron muy cerca del ministro coordinador.
Los ruidos
En los corrillos políticos circulaban todo tipo de candidatos, desde Eduardo “Lule” Menem, un nombre que implicaría mayor poder para la hermana del Presidente, hasta Patricia Bullrich, que sería una vocera potente del Gobierno, además de un enlace con parte de Pro. “Humo puro”, dijeron cerca de la ministra de Seguridad. El diputado José Luis Espert y el ministro del Interior, Guillermo Francos, también entraron en las especulaciones de pasillo. Pero ningún nombre parece firme.
Cerca de los hermanos Milei admiten, no obstante, que hay déficits en la gestión, roces por los nombramientos y pujas sobre las cajas.
“Posse arrancó como una voz central y poco a poco se fue apagando”, dijo a una figura la nacion de Pro que viene siendo un testigo directo del devenir del Gobierno. Todo lo opuesto a lo que ocurre con Karina Milei y el asesor presidencial Santiago Caputo, que cada vez tienen más poder de decisión, tanto en lo político como en la diaria del gobierno.
Ninguno de los rumores que circularon en el último tiempo llevó al jefe de Gabinete a sobreactuar cercanía con el Presidente, como suele pasar en los gobiernos tradicionales ante estas situaciones. Hace mucho tiempo que no se los ve juntos porque Milei dejó de asistir a las reuniones de gabinete y prácticamente no recibe a sus ministros en Olivos. Además, en el último viaje a los Estados Unidos, según fuentes oficiales, Posse y Milei viajaron cada uno por su lado.
El bajísimo perfil que cultiva Posse tampoco lo ayuda a robustecer su figura.
Tal como contó la nacion, este ingeniero industrial aceptó asumir el rol de coordinador de los equipos técnicos de La Libertad Avanza en la campaña y luego ser jefe de Gabinete con una única condición. Le requirió a Milei no dar entrevistas en los medios ni hablar en público más allá de lo que le exige la Constitución.
Por eso jamás fue un defensor público del Gobierno y solo habló una vez en el Congreso para brindar el informe de gestión previsto por ley.
En las últimas horas, Posse encabezó una reunión con Mauricio González Botto, su hombre designado para controlar las empresas públicas.
El jefe de Gabinete sostiene injerencia en dos áreas relevantes y delimitadas: las empresas del Estado y la Inteligencia nacional. Al frente de la AFI, Posse colocó a Silvestre Sívori, un joven de su extrema confianza que asiste muy seguido a verlo a la Casa Rosada.
En La Libertad Avanza se escuchan críticas a las múltiples vacantes en el tablero nacional, los recambios constantes de funcionarios y la permanencia de un plantel de figuras del kirchnerismo y del massismo que aún tienen cargos (más de 1800 según el informe oficial de la Jefatura de Gabinete).
Trascienden también pujas internas del ministro coordinador con Karina Milei y Santiago Caputo por el control sobre las cajas del Estado (como las empresas públicas, la Anses, el PAMI y el área energética), que son cruciales para la construcción política del espacio libertario.
A eso se suma que, con las restricciones de caja para pagar sueldos y proveedores –y con Toto Caputo como un guardián del gasto– los problemas de gestión comenzaron a derivar en asuntos sensibles.
El nombre de González Botto, por caso, cobró trascendencia tras el choque de trenes en Palermo, cuando se supo que estaba entre los destinatarios de un memo interno que, el 3 de mayo, había advertido sobre las urgencias del sistema de ferrocarriles.
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Ruido en el Gobierno, después de la música
Claudio Jacquelin
Javier Milei cumplió uno de sus mayores sueños de adolescente. Entre esas ilusiones juveniles no figuraba ser presidente, pero sí llegar a cantar en el Luna Park. Anteayer lo hizo y lo disfrutó. La misma satisfacción mostró por lograr una meta más tardía: ser el pastor de una grey liberal multitudinaria.
El Presidente sigue acumulando logros personales, tanto como provocando impacto nacional e internacional (de signo diverso). No se puede negar. Ayer, además, llegó a la tapa de la legendaria revista norteamericana Time.
Sin embargo, cuando se fija la mirada un poco más allá de tanto show unipersonal excéntrico, de luces (enceguecedoras) y sonidos (ensordecedores), asoman sombras y ruidos mucho menos armónicos. Igual que los que surgen del texto riguroso y sin concesiones que la periodista Vera Bergengruen escribió en la publicación estadounidense.
Lo mismo parece replicarse en otras partes del país y dentro de la propia Casa Rosada, donde tambalea groggy el jefe de Gabinete y amigo presidencial, Nicolás Posse. Ausente de la misa mileísta, su estabilidad laboral tendría fecha cercana de vencimiento. Y ni hablar del devaluado y postergado Pacto de Mayo o de la suerte de la crucial Ley Bases.
Aparecen simultaneidades inquietantes. Al mismo tiempo que Milei trataba de entonar la letra de “Panic Show”, en Misiones preferían desentonar con el tema que cerró la presentación en el Luna Park, donde había sonado extemporáneo.
“Se viene”, también conocido como “El estallido” (“de tu gobierno”), la canción de la Bersuit Vergarabat que anticipó el fin de la convertibilidad y el colapso político-económico de 2001, estaba más acorde con la severa crisis que desde hace una semana tiene paralizada y alterada a la provincia mesopotámica.
La organización de la fiesta libertaria en el bajo porteño no dejó lugar para que la situación de Misiones alterara al Presidente, que, a través de sus voceros, optó por desligarse del tema para reducirlo a un problema provincial, desvincularlo de cuestiones nacionales y, más aún, de medidas adoptadas durante su gestión.
Sin embargo, por muchas razones (políticas, sociales y económicas) a la Casa Rosada no le es ajeno el conflicto gremial (y social) de Misiones. Aunque gobernar no había estado en las ensoñaciones juveniles de Milei, es hoy su actual trabajo (como él lo califica) y lo que ocurre en el espacio público del país no escapa a su responsabilidad. Así ocurre en el caso de esa provincia convulsionada.
Milei considera a Misiones una de las provincias ejemplares por el manejo de sus cuentas públicas, así como ha expresado admiración por quien desde hace 20 años controla el poder en ese territorio, Carlos Rovira, a quien responden y han respondido obedientemente los gobernadores que lo sucedieron y llegaron por él al cargo.
“Tenés que hablar con Rovira, que es un tipo muy inteligente y lo respeto mucho”. Esa fue la orden que le dio el Presidente a uno de sus funcionarios de confianza que hace un par de meses viajó a la provincia para terminar de comprometer el voto a la Ley Bases en el Congreso de los legisladores oficialistas misioneros.
La misión resultó exitosa y el hoy jaqueado y silente mandatario provincial Hugo Passalacqua fue el primer gobernador que manifestó el respaldo irrestricto a la ley que hoy, después de casi seis meses de mandato, Milei no logra que sea sancionada. El compromiso, que los diputados de Misiones honraron, fue compensado con partidas discrecionales que a la mayoría de las provincias les siguen vedadas. Esos aportes se redujeron en un 80% durante lo que va del mandato de Milei y, del 20% repartido, Misiones fue una de las excepcionales beneficiadas.
Sin embargo, esos aportes (discrecionales, vale subrayarlo) no alcanzaron para evitar el conflicto. Un cóctel explosivo, que muchos temen se esté gestando en otras provincias, hizo explotar los reclamos
Misiones, como los demás estados, padece una doble tenaza sobre sus ingresos. Como surge de los datos oficiales, los impuestos coparticipables sufrieron en los primeros meses de 2024 una caída real del orden del 19%. Y para Misiones la coparticipación representa alrededor de 60% de sus ingresos.
Esa reducción es el producto de la profunda recesión que está provotales”, cando el plan de ajuste del tándem Milei-Luis Caputo, y que en marzo llegó a traducirse en una caída de la actividad del orden del 8,4% respecto del mismo mes de 2023, y acumula una baja del 5,3% en el primer trimestre de 2024. La menor actividad que muestran los datos nacionales tiene su correlato en los ingresos provinciales directos.
A esto se suman los problemas propios que hoy sufren los ingresos misioneros, un Estado cuya administración “desde que empezó a ser controlada por Rovira se ha caracterizado por su austeridad y disciplina fiscal, porque él sigue el lema de Néstor Kirchner: gobernar es tener caja. Y caja suficiente para usar con discrecionalidad”, explica un profundo conocedor de la realidad política y económica de la provincia.
Sin embargo, esa senda se empezó a complicar y se aplicó lo que se dio en llamar un “ajuste blando”, que consiste en dejar correr la inflación y dar aumentos salariales por debajo de ella. Es lo que acaba de estallar, potenciado por los aumentos de las tarifas de los servicios y la caída de la actividad comercial que produjo la devaluación. Así, dejaron de llegar los ciudadanos brasileños que aprovechaban la diferencia y la brecha cambiaria para consumir productos y servicios en la provincia. Nada que no estén sufriendo otras provincias con fronteras con países limítrofes, que no solo ya no reciben consumidores extranjeros, sino que pierden clientes locales que hacen el camino inverso.
El gobernador Passalacqua dijo el 1º de mayo en su discurso de apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura que “‘la provincia nunca va a gastar más de lo que le ingresa’. Pues bien, le está ingresando mucho menos, y trasladó el ajuste a los estasin explica el colaborador en Misiones Martín Boerr. nacion La continuidad de la protesta, pese a las concesiones hechas hasta acá por el gobierno misionero, no solo preocupa a la provincia ejemplar de Milei. Perspectivas similares asoman en otros distritos.
“Por ahora, el Gobierno puede acotarlo todo a Misiones, pero si se empieza a contagiar y se extiende a más distritos, ¿a quién le va a echar la culpa y a quienes van a empezar a mirar los argentinos como responsable?”. La pregunta, formulada retóricamente por uno de los gobernadores que hasta ahora se han ubicado en las antípodas de Milei, mezcla pronóstico con expresión de deseos.
El panorama encuentra más luces de alerta cuando se repara en otras erogaciones sensibles que deberán hacer próximamente las provincias y para las que no tienen asegurados los recursos: a las demandas de aumentos salariales en curso deben añadir el pago del aguinaldo.
Ni hablar de aquellas que deben afrontar vencimientos de deudas. Es el caso de la provincia de Buenos Aires, que queda a unos metros de la Casa Rosada y cuyo gobernador, Axel Kicillof, procura liderar la resistencia contra el gobierno nacional, para lo cual está mostrando una apertura hacia sectores políticos que hasta hace poco estaban excluidos de todo trato por el kirchnerismo.
“Yo hoy tengo tres prioridades. La primera, gobernar la provincia y defender sus intereses. La segunda, ponerle un límite al Gobierno y articular una oposición que pueda evitar que avance este modelo perjudicial para la gente. Y la tercera, armar un proyecto político que en las próximas elecciones derrote al oficialismo. En eso estoy trabajando, pero apuro porque yo creo que este gobierno va a terminar su mandato”, dice Kicillof en las reuniones que viene manteniendo con interlocutores, algunos que hasta hace nada no incluía entre sus contactos.
La declaración de principios y el enunciado de prioridades y proyectos tienen por objetivo, además, impermeabilizarse ante el mote de destituyentes que les arroja Milei a los kirchneristas; minimizar y tratar de obturar las disputas internas, sobre todo con Máximo Kirchner, y, por último, anunciar su intención de armar un espacio superador. En La Plata reverberan los ecos de la transversalidad nestorista en boca de quien era acusado de tener escasos atributos políticos. Punto con el que lo fustiga la cúpula kirchnerista.
El incipiente armado de Kicillof, que incluye fotos con algunos gobernadores de lo que queda de Juntos por el Cambio, como el radical santafesino Maximiliano Pullaro y el macrista chubutense Ignacio Torres, por ahora no parece una amenaza para el gobierno nacional.
Pero esos movimientos operan como telón de fondo de movimientos más profundos por demandas de mejores ingresos que se despertaron en el interior del país.
En este contexto, adquieren más volumen algunos ruidos incipientes que el show de anteayer en el Luna Park no termina de acallar y que se suman a estos chispazos que emergen para alterar el sueño del gran profeta mundial de las ideas liberales, como se ha autodefinido en estos días Milei, antes que como el presidente de todos los argentinos.
La disparada de los dólares financieros y del blue convive con el más que relevante dato difundido ayer por Coninagro, que muestra que la liquidación de exportaciones de granos a esta altura del año es la menor del último quinquenio.
El fin de la pax cambiaria, alcanzada después de la minicorrida de enero, se suma a la reticencia del sector agroexportador a desprenderse de sus granos para recibir pesos que nadie quiere ni sabe cómo resguardar su valor, con las tasas de interés en caída libre y la inflación todavía vigente, aunque en descenso, y a pesar de que Milei y Caputo juren que no se acelerará el ritmo devaluatorio. Otro combo indigesto.
Por eso, casi nadie (lo que incluye a los sectores con sensibilidad política de la Rosada) se anima a descartar que pueda haber un efecto contagio de lo que pasa en la Mesopotamia.
La pregunta crucial de estos días empieza a ser si lo de Misiones es el paciente cero de un brote de consecuencias imprevisibles o si terminará siendo un caso aislado por la paciencia social, que sigue sosteniendo en alto la imagen de Milei. Nadie tiene la respuesta, en medio de tantos ruidos.
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