¿Milei aprende o se traiciona?
Luciana VázquezJavier Milei
¿ Javier Milei aprende o se traiciona? El debate parlamentario de la nueva versión de la Ley Bases y el paquete fiscal expone al Presidente a esa pregunta. Y ninguna de las dos respuestas posibles es inocua. Desde fuera de la política, es decir, en la vereda de enfrente a la casta, para la gente, aprender y negociar, es decir, hacer política, es traicionarse, y traicionar a su vez las promesas de intransigencia. Sinónimos que para Milei son un callejón sin salida. Había llegado para otra cosa.
Si la Ley Bases no pasa la votación del Congreso, Milei deberá volver a blandir el latiguillo del principio de revelación. A casi cinco meses de su asunción, esa justificación se va quedando vacía de contenido: si el principio de revelación es la única política pública que tiene Milei, no solo el Presidente está en problemas. La Argentina, también.
De repetirse el fracaso en la aprobación parlamentaria, no es solo un problema atribuible al principio de revelación de tongos o de intereses de una oposición dura que critica cuando es, en realidad, parte responsable de la pesada herencia. Además, será peor la derrota en la medida en que el proyecto de ley actual es más lánguido que la versión original: se convertirá en una muestra de la imposibilidad del Gobierno para darles curso legal a sus propuestas. Ni negociando y adelgazando sus pretensiones lograría pasar leyes. El desafío que se inició ayer y se definirá hoy es mayúsculo.
Esa dificultad parlamentaria también es la revelación del problema de origen de la presidencia de Milei: un gobierno que logró pasar al balotaje, pero con la debilidad territorial de la primera vuelta, que no le reconoció representación para el Congreso y las gobernaciones. En la mayoría de los casos, ni candidatos tuvo. Ese es el problema más estructural del gobierno de Milei, el que verdaderamente puede condicionar el margen de maniobra: sin leyes, no hay institucionalización de su visión y de las reformas con las que sueña para alinear a la Argentina con los planetas de las economías razonables del mundo. Sin leyes, la incertidumbre coyuntural puede volverse permanente. En ese escenario, se fugan hacia el horizonte un auxilio más decidido por parte del FMI o la lluvia de inversiones.
Desde que salió segundo en la primera vuelta, Milei supo que, de triunfar como lo hizo, asumiría sin fuerza en el Congreso. La dificultad para aprobar la Ley Bases es una muestra clara de un gobierno que desde el vamos debió integrar ese dato en la visión de su futura gestión. Milei pudo optar por la negociación desde el día uno o dedicarse a romper. Prefirió, al principio, la lógica de romper siempre, rendirse jamás: la retirada del proyecto inicial de la Ley Bases el 6 de febrero tuvo que ver con ese modus operandi.
Con el correr de su gestión, Milei optó por una combinación: romper en público, negociar en privado. Para la negociación tras bambalinas, quedaron Santiago Caputo y Guillermo Francos, el Pichetto de Milei, reivindicado ahora, después de las semanas iniciales del Gobierno, cuando los hábitos de la negociavar ción política eran vistos más como automatismos de la casta que había que depurar. La intransigencia pública se la reservó Milei.
¿Esa doble vía es aprendizaje o traición? Es, en realidad, el peso de una lección que todo político de carrera sabe desde siempre: que el poder es ingrato y que el pragmatismo, sobre todo cuando se es débil en el Congreso, es el único camino.
La Ley Bases y las dificultades que enfrenta para su aprobación también son la prueba de otra dimensión estructural del gobierno de Milei. Se nota en la marcha atrás en el tema Ganancias: porque Milei siempre supo de su debilidad territorial, en 2023 hubo acercamientos con Massa para afrontar las PASO con fiscales prestados. En septiembre, un mes después de las PASO y uno antes de la primera vuelta, Massa logró la media sanción para la reforma del impuesto a las ganancias con los votos de Milei y de la izquierda, la alianza menos pensada. Trotskismo por izquierda y por derecha.
Alianza estratégica
Las PASO de Milei fueron el resultado de una alianza con el entonces ministro de Economía y candidato, que le permitió una fiscalización que, de estar en soledad, no habría logrado. Fue clave para avanzar, exitoso, en aquella elección de tres platos. Los primeros cinco meses del gobierno de Milei son el resultado de la debilidad originaria: un candidato que creció a velocidad de la luz sobre la base de impacto popular mediático a nivel nacional, pero sin raigambre territorial propia.
Para el territorio se necesitan alianzas. Pro las encontró en el radicalismo y formó Cambiemos. Milei las encontró en Massa para su aventura federal y en Juntos para el Cambio para su triunfo nacional. El gobierno de Milei tiene legitimidad de origen, sin dudas, pero está claro que nació con una alita rota: eso le complica la legitimidad de gestión que necesitaría refrendar en el Congreso.
La gobernabilidad en la Argentina de Milei se acomodó a esos dos planos distintos. En la abstracción del plano nacional, Milei gobierna con el látigo de la batalla cultural: lleva la intransigencia a esa esfera gaseosa, lo retórico y lo nacional, donde los costos de ese temperamento son mucho menores y tiene algo para ofrecer en lo identitario.
Porque Milei nunca fue presidente, todavía puede vanagloriarse de no haber contribuido a la debacle nacional. En ese nivel nacional, Milei puede jugar al límite. Cuando necesita el voto territorial de diputados y senadores, ya aprendió que no queda otra que negociar: así funciona la política.
Por eso la marcha universitaria es un hito clave en la gestión de Milei: fue la primera movilización masiva embanderada detrás de una causa nacional, protagonizada, en buena medida, por votantes que lo eligieron para presidente, que le puso un límite a Milei.
Al desafío de no tener territorio, se le sumó ahora el riesgo de perder consistencia como la ilusión política dominante en el plano nacional. El tiro de la intransigencia le salió por la culata. Por eso la lógica de negociar en privado y romper en lo público tuvo una variación y fue sustituida por otra: por primera vez, también Milei dio marcha atrás en lo público.
“Causas nobles. Motivos oscuros”, posteó en X al día siguiente de la marcha universitaria: la causa noble era “defender las universidades”, aclaró en una entrevista. En ese posteo, negó cualquier intención de cerrar las universidades. Ese descenso del caballo de la intransigencia no era suficiente todavía para desactiLA completamente una confrontación que había alimentado durante semanas y se le fue de las manos. Pero con ese posteo Milei se postró por primera vez ante una consigna “socialista”, según sus términos, que en otro contexto habría rechazado de plano: “universidad libre, gratuita y laica”.
Y el domingo, en una entrevista con Horacio Cabak, fue todavía más explícito. “Jamás pensamos en cerrar las universidades públicas, jamás pensamos en desfinanciarlas y tampoco las vamos a arancelar”, se preocupó por aclarar.
Las riendas universitarias
Esta vez, lo privado también se expuso: ayer la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y el secretario de Educación, Carlos Torrendell, acortaron distancias con la comunidad universitaria con la velocidad de un rayo. Hubo reunión privada con el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, y foto para mostrar el decidido cambio de rumbo en la relación con las universidades. La semana pasada, el polémico subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, ya había quedado marginado: se movía en privado, pero lo que menos hacía era negociar. Hoy habrá reunión de Pettovello y Torrendell con el Consejo Interuniversitario Nacional, el CIN.
Detrás de toda esa amabilidad política recién estrenada había un objetivo coyuntural y otro de largo plazo. El de coyuntura, bajar la tensión en el tema universitario para no alentar riesgos de deserciones en el radicalismo justo cuando se vota la Ley Bases. El de mediano plazo, recomponer el vínculo entre Milei y parte de sus votantes, sobre todo los más jóvenes, que no acompañaron al Presidente en esa “domada” al mundo universitario.
Esa marcha atrás de Milei llamó la atención. Es un modus operandi distinto que tiene más chances de no ser percibido como traición, sino como un aprendizaje algo más bienvenido de los tiempos políticos y de la naturaleza de su electorado. La marcha resultó un dato político clave.
Para el Gobierno, había que salir del manejo político para devolverle el tema a Capital Humano y recurrir al diálogo y al “profesionalismo”, según la síntesis de una fuente que conoce los debates sobre la crisis universitaria de la semana pasada dentro del Gobierno. “Profesionalismo” quiere decir varias cosas: por un lado, poner al CIN y al rector de la UBA como interlocutores. Por el otro, correr a Emiliano Yacobitti, el vicerrector de la UBA, más politizado en sus planteos, de la línea de diálogo. Y también al subsecretario Álvarez. “No mezclar”, aclara la fuente. Álvarez mezclaba su militancia libertaria en el diálogo con las universidades.
Entre la crisis universitaria y el tratamiento de la Ley Bases en el Congreso, esta semana culmina una etapa inicial de la presidencia de Milei: ya no los clásicos cien días de luna de miel de toda nueva gestión, sino casi 150 días para entender si la presidencia de Milei encuentra o no el camino hacia la institucionalización de su visión de la Argentina
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Puntos principales del paquete de leyes que impulsa Milei
Incluye un blanqueo, cambios impositivos y en el régimen laboral
La astucia parlamentaria del oficialismo se volvió a poner a prueba con la vuelta al recinto de la Ley Bases y el paquete fiscal. A priori, con el objetivo de garantizar el trámite menos traumático posible, el oficialismo aceptó eliminar los temas más urticantes.
Así fue como en el camino quedaron la privatización del Banco Nación, el intento por darle un nuevo destino al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que maneja la Anses, y las modificaciones a la ley de defensa de la competencia.
Claves del paquete fiscal Impuesto a las ganancias
El proyecto reinstala este tributo para la cuarta categoría para aquellos salarios superiores al $1,8 millones de pesos para los trabajadores solteros y 2,2 millones para los trabajadores casados con dos hijos.
El Gobierno pretendía que la actualización de estos pisos mínimos fuese anual, pero, ante la presión opositora, los funcionarios de la Casa Rosada accedieron a que haya una actualización trimestral este año (sería en septiembre) y que a partir del año próximo sea semestral.
También será semestral la actualización de los topes de facturación en las distintas escalas del régimen de monotributo.
Blanqueo de capitales
El proyecto establece que los activos por hasta US$100.000 tendrán una alícuota del 0%, mientras que los montos superiores abonarán alícuotas crecientes en función del momento en que ingresen. En la primera etapa, que se extenderá hasta el 30 de septiembre de 2024, la tasa sobre el excedente será del 5%; en la segunda etapa, hasta el 31 de diciembre de 2024, será del 10%, y en la tercera, hasta el 31 de marzo de 2025, del 15%.
Bienes Personales
Se establece una fuerte rebaja en este tributo. El mínimo no imponible subirá de $11 a $100 millones y la deducción por la vivienda familiar pasará de $56 a $350 millones, lo que implica que se reducirá la base de contribuyentes alcanzados.
Estos importes se ajustarán cada año en función de la variación anual de la inflación difundida por el Indec.
Otro de los beneficios es la reducción gradual de la escala de alícuotas progresivas, eliminándose la discriminación existente para bienes situados en el exterior.
Para el ejercicio fiscal 2023, la alícuota máxima que se propone es del 1,5%, la cual se irá reduciendo paulatinamente hasta alcanzar el 0,25% en el 2027, por debajo del 0,75%. Además, se crea un régimen especial que permite adelantar el pago de 5 años (de 2023 a 2027) en una cuota con una alícuota reducida del 0,45% por año por el patrimonio que supere el mínimo no imponible, y posteriormente será del 0,25% del excedente hasta 2028.
El proyecto plantea un aumento tanto de los niveles de facturación –con un tope máximo de $68 millones anuales– como la cuota mensual a pagar. Esos aumentos oscilan entre el 200 y el 300%, según la categoría.
Asimismo, se amplían los límites de facturación de locaciones y servicios, con nuevas categorías para este segmento, igualándolas a la de venta de cosas muebles.
Moratoria de obligaciones tributarias, aduaneras y de seguridad social no regularizadas
Permitirá pagar obligaciones vencidas al 31 de marzo de 2024 en hasta 84 cuotas con diversos beneficios, como la condonación de la totalidad de las multas y de hasta el 70% de los intereses por los saldos adeudados, dependiendo de la modalidad de pago.
Claves de la Ley Bases
Facultades delegadas
De las once emergencias reclamadas originalmente, la Casa Rosada pretende ahora cuatro autorizaciones del Congreso: administrativa, económica, financiera y energética, por el plazo de un año.
Privatizaciones
De las más de 40 empresas sujetas a privatización, el Gobierno redujo sustancialmente este número y las limitó a nueve. Se incluyen Aerolíneas Argentinas, Enarsa, Radio y Televisión Argentina e Intercargo. En tanto, se propone que sean privatizadas de manera parcial las empresas AySA; Correo Argentino; Belgrano Cargas; Ferrocarriles (Sofse) y Corredores Viales. El oficialismo debió dar marcha atrás en privatizar el Banco Nación y las firmas subsidiarias, entre ellas Nación Seguros.
Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI)
Solo admite proyectos que involucren un monto de inversión igual o superior a US$200 millones. A ellos se les ofrece un amplio menú de beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios. Sectores de la oposición dialoguista pretenden que también las pymes puedan ingresar en este régimen con un monto menor.
Moratoria previsional
Los legisladores amigos colaron un Régimen de Prestación de Retiro Proporcional para aquellas personas que hubieran alcanzado los 65 años de edad y que no cumplan con el requisito de los 30 años de aportes. Fue una demanda opositora ante la decisión del oficialismo de eliminar las moratorias previsionales.
Dentro de la versión más acotadas de la antigua ley ómnibus, que pasó de más de 600 artículos a los pocos más de 250 que contiene el proyecto ahora, se incluye una reforma laboral acotada. Si bien se contemplan muchos de los cambios que el Presidente impulsó en el capítulo frenado por la Justicia del decreto de necesidad y urgencia (DNU) 70/2023, se quitaron los artículos resistidos por los sindicatos, entre ellos el de la llamada “cuota solidaria”. Las reformas que quedaron en el capítulo laboral de la Ley Bases.
Período de prueba
Si bien se mantiene la vigencia de seis meses para la generalidad, este período de prueba se puede ampliar, aunque se contempló un plazo mayor para las pymes. Podrá ser de hasta ocho meses en las compañías de seis hasta cien trabajadores; y de hasta un año en las empresas de hasta cinco empleados.
Fondo de cese laboral (al estilo Uocra)
Este mecanismo sirve como alternativa a las indemnizaciones y deberá ser constituido mediante convenio colectivo de trabajo. El monto del aporte mensual, que no podrá superar el 8% del salario, corre únicamente por cuenta del empleador y constituirá un fondo de cese laboral.
Discriminación
Se estipula un “agravamiento indemnizatorio” en los despidos en que, tras una sentencia judicial, se pruebe que fueron motivados por un acto discriminatorio.
Simplificación registral
Establece un régimen simplificado de registración laboral con un aporte único para las empresas de hasta 20 empleados.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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