lunes, 11 de diciembre de 2023

CAMINITO...UN BASURAL QUE INSPIRÓ UN FAMOSO TANGO...



Caminito. El pasaje ferroviario y basural que inspiró un clásico
Fue un tendido de vías y luego un potrero; hoy es un imán para el turismo de la ciudad de Buenos Aires
Daniel BalmacedaVista nocturna de Caminito y su esquina icónica
Una tarde de 1928, el poeta Raúl González Tuñón paseaba por París cuando alcanzó a oír a la distancia un improvisado coro que cantaba con alegría. Al dar vuelta en la esquina, se encontró con tres músicos callejeros y una cantante. Con acordeón, banjo y violín, interpretaban el tango “Caminito”. La mujer pronunciaba la letra en muy buen español, mientras que el público hacía su mejor esfuerzo para reproducir el estribillo: “Desde que se fue, nunca más volvió, seguiré sus pasos. Caminito, adiós”.
El tango, que se había estrenado sin pena ni gloria en Buenos Aires en 1926, no le había causado ninguna sensación especial al poeta hasta esa tarde. González Tuñón fue uno más de los tantos que necesitaron un tiempo para encontrarle el gusto a una canción que se convertiría en obra principal del repertorio tanguero y que encierra dos historias de amor, de esas que carecen de final feliz.
El mendocino Gabino Coria Peñaloza tenía 22 años en 1903 y se encontraba en Chilecito, La Rioja, cuando padeció el abrupto final de un romance con una profesora de música llamada María. La familia de la joven desaprobó la relación y la alejó del pueblo. Coria Peñaloza, desgarrado por la pérdida, escribió unas estrofas que tituló: “Caminito, un poema de amor”, donde evocaba aquel sendero riojano, en la localidad de Olta, “bordeado de trébol y juncos en flor”, que le traía los más gratos y pasionales recuerdos. Como tantas veces, el tiempo cicatrizó las heridas y el poema quedó traspapelado en alguna caja o carpeta.
La segunda historia de amor transcurrió en Buenos Aires, en el barrio de La Boca. En 1904, un joven mecánico de la compañía Mihanovich solía tomar una calle curvada por donde circulaba un tren de carga. Era el camino más corto al trabajo, pero tenía un condimento especial: una chica que se asomaba a una ventana y las miradas se cruzaban lo poco que la timidez de ambos permitía.
¿Cómo surgió la calle de La Boca?
Durante décadas tuvo mucha relevancia un desvío del Ferrocarril Buenos Aires Ensenada que se internaba en el corazón de La Boca. Era el sendero en curva por donde caminaba el joven mecánico y vecino del barrio, Juan de Dios Filiberto.
Siguiendo la cronología de la historia, en 1920, Benito Quinquela Martín, vecino destacado del barrio, insistió para que dos amigos suyos se conocieran: Coria Peñaloza y el compositor –mecánico en la juventud– Filiberto. La relación fue fructífera, formaron una dupla que aportó a la producción musical de su tiempo.
Respecto del tramo por donde pasaba el tren, en 1921 surgieron los primeros reclamos de los habitantes de la callecita, pidiendo que las vías fueran alejadas de sus casas. El reclamo quedó tan traspapelado como el poema de Coria Peñaloza. Pocos años después, la vía fue inutilizada y ese pasaje ferroviario se convirtió en potrero, basurero y tierra de nadie. Una vez más, los damnificados se preocuparon por el camino. Esta vez, porque les afeaba el barrio.
En uno de los tantos encuentros de Juan de Dios y Gabino, durante el año 1925, más precisamente en un bar de Florida y Corrientes, el boquense le tarareó una melodía que había creado luego de pasar por el sendero vecino a la Vuelta de Rocha, que le había traído recuerdos de aquella vecinita asomada a la ventana. Le pidió a Coria que escribiera una letra. En los días siguientes, el poeta trazó un borrador de la composición, pero lo perdió. Ante el reclamo de su compañero, quien se mostraba muy interesado por darle forma a la canción, el mendocino recordó aquel poema escrito en La Rioja veinte años atrás y logró rescatarlo entre sus papeles. Así nació el tango que conmovió a García Tuñón en París.
Cuando se nacionalizaron los ferrocarriles, en 1948, la Secretaría de Transportes vendió las tierras que no necesitaba. Fue entonces cuando Aníbal Cárrega, vecino del pasaje, tuvo la iniciativa de convertirlo en un sitio que pudieran disfrutar todos los boquenses. Convocó a Quinquela Martín y juntos se pusieron al frente de la cruzada cuyo objetivo era transformar el sendero marginal en un espacio artístico.
Uno de los primeros en sumarse fue el director y escenógrafo Cecilio Madanes, quien a fines de 1957 montó allí el Teatro Caminito. El pasaje ya se había apropiado del nombre del tango.
El domingo 18 de octubre de 1954 se realizó el acto oficial de transferencia del terreno ferroviario a la órbita de la ciudad. Esa tarde en la Vuelta de Rocha no cabía un alfiler. La Banda Municipal interpretó el Himno Nacional Argentino y la orquesta de Juan de Dios interpretó varios tangos, entre ellos, “Clavel del Aire” y, por supuesto, “Caminito”. Tita Merello fue una de las cantantes improvisadas de una noche que no quería terminar y que quedará grabada para siempre en la historia de La Boca.

Letra

Caminito que el tiempo ha borrado
Que juntos un día nos viste pasar
He venido por última vez
He venido a contarte mi mal
Caminito que entonces estabas
Bordeado de trébol y juncos en flor
Una sombra ya pronto serás
Una sombra lo mismo que yo
Desde que se fue
Triste vivo yo
Caminito, amigo
Yo también me voy
Desde que se fue
Nunca más volvió
Seguiré sus pasos
Caminito, adiós
Caminito que todas las tardes
Feliz recorría cantando mi amor
No le digas si vuelve a pasar
Que mi llanto tu suelo regó
Caminito cubierto de cardos
La mano del tiempo su huella borró
Yo a tu lado quisiera caer
Y que el tiempo nos mate a los dos
Desde que se fue
Triste vivo yo
Caminito, amigo
Yo también me voy
Desde que se fue
Nunca más volvió
Seguiré sus pasos
Caminito, adiós

Compositores: De Dios Coria Penaloza Gabino / Menestrel Paul Filiberto Juan

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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