“Apoyo la idea de bajar la edad de imputabilidad”
El gobernador de Santa Fe se muestra conciliador con el Gobierno, pero marca diferencias; aprueba la baja de imputabilidad de menores y no descarta, si hace falta, establecer un toque de queda en Rosario
Texto Matías MorenoMaximiliano Pullaro dice que se siente respaldado por el gobierno nacional
El gobernador de Santa Fe no descarta un toque de queda en Rosario, si es necesario.
El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, apela a un tono conciliador con el presidente Javier Milei. Repite que, en esta etapa, la oposición debe colaborar con el Gobierno para reducir el déficit fiscal y frenar la crisis inflacionaria. Pese a su espíritu cooperativo, advierte que el mayor peso del ajuste no puede recaer sobre las provincias y los sectores más vulnerables. En sintonía con Martín Lousteau sostiene que Milei debe poner en marcha un plan de desarrollo para contener los efectos de la recesión y evitar un aumento abrupto de la pobreza. En medio de la tensión por el avance de la violencia narco en Rosario, defiende su estrategia para desarticular el poder de fuego del crimen organizado y no descarta una escalada del conflicto.
–¿Tiene un pronóstico optimista o pesimista respecto del futuro económico después de tres meses de gestión de Milei?
–Primero, la Argentina tenía un camino: salir del déficit fiscal. Ningún Estado aguanta si gasta más de lo que recauda. Sostener eso con emisión monetaria o crédito internacional hacía que tengamos altos niveles de inflación. En segundo lugar, el ajuste lo estamos pagando, principalmente, las provincias. Hubo un montón de fondos que fueron recortados. En mi caso, no eran fondos discrecionales, sino que eran programas que se estaban llevando adelante y ahora los estamos sosteniendo desde el gobierno provincial.
–Sin embargo, Milei dice que los gobernadores no quieren ajustar sus cuentas y que la Nación está haciendo el mayor esfuerzo.
–Las dos cosas. Desde el primer día de la gestión bajé el gasto público, pero, principalmente, el gasto político. A mí me redujeron muchos recursos que venían de la Nación, como el fondo de incentivo docente, el fondo de transporte y diferentes partidas de medicamentos, educación y obras. Eso impacta en una masa salarial de un año en Santa Fe.
–¿Le preocupa el impacto de la recesión en la recaudación y nivel de actividad?
–Sí. Al ajuste hay que proponerle un modelo de desarrollo económico. El Pacto de Mayo, además de las reformas tributaria, fiscal y política, debe incluir el debate sobre el sistema productivo. Yo creo que debemos apostar al campo y la industria.
–¿Qué consecuencias tendrá la decisión de Milei respecto de las cajas previsionales?
–El pacto fiscal de 1991 marca que ese déficit de las cajas de las jubilaciones a las provincias que no lo transferimos lo debe saldar el gobierno nacional. Hasta este momento nos deben 700 mil millones de pesos. Eso está judicializado y la causa está en la Corte Suprema. Necesitamos que nos paguen esa deuda.
–¿Evalúa alguna medida?
–El reclamo está en la Corte. Ahora hay un DNU que limita eso y estamos evaluando qué hacer. No debería discutirse en la Argentina que se cumpla con la ley y la Constitución.
–Respecto del paquete fiscal, ¿hubo avances concretos en la negociación? ¿Apoyará la restitución de Ganancias?
–Hay que discutir mucho el pacto fiscal en este momento, pero estamos de acuerdo. Yo considero que la salida es ir por una suba de tasas en un impuesto a los altos ingresos. Con respecto a Ganancias, deberíamos ver al 3% que más gana en nuestro país. Son las personas que ganan más de tres millones de pesos. Si tocan solo la cuarta categoría, los harían caer por debajo de la línea de pobreza, ya que la canasta básica está a 690 mil pesos.
–¿Qué otros aspectos del pacto fiscal le inquietan?
–Hay que discutir el blanqueo. Estamos en una provincia en la que se habla mucho de lavado de activos producto del narcotráfico. Un blanqueo pone en una situación difícil a Santa Fe: ¿esos fondos salieron de la venta de una vivienda no declarada o negocios ilícitos?
–¿Su apoyo a la nueva “Ley de bases” depende de que haya un acuerdo respecto de estos temas fiscales?
–No, porque en términos generales estamos de acuerdo con lo que propone la nueva “Ley de bases”.
–Lousteau dice que el ajuste de Milei recayó en los jubilados y la clase media. ¿Está de acuerdo?
–Hay que salir del déficit fiscal, pero ese ajuste no lo pueden pagar las provincias y los sectores más vulnerables. Tal vez, el impacto no se siente inicialmente porque hay sectores que tienen ahorros. Pero cuando eso se termine la van a pasar mal. Hay que evaluar esa situación.
–¿Es difícil consensuar con el Presidente por su personalidad y su estilo de liderazgo o por sus ideas? Por caso, Milei dice que no cree en el Estado.
–Milei es una persona honesta intelectualmente. Yo aposté a JXC, que era un modelo diferente. El gobierno nacional entiende que achicando la economía va a salir adelante. Yo creo que [con ese plan] se va a bajar la inflación, pero vamos a llevar a muchos argentinos por debajo de los niveles de pobreza. La discusión es cómo salimos de la crisis. Coincido en bajar el déficit fiscal y lo demuestro en mi provincia. Recorté subsidios y gastos de la política, pero trabajo principalmente para tener un Estado eficiente.
–¿La relación entre Milei y las provincias mejoró o todavía hay desconfianzas?
–Tengo muy buen diálogo con actores importantes del Poder Ejecutivo. No veo un gobierno que tenga mala fe. [Guillermo] Francos, Patricia [Bullrich] o [Luis] Petri son personas que quieren lo mejor para la Argentina. A veces falta escucharnos más. Hay que encontrar puntos de equilibrio e inaugurar una etapa de diálogo.
–No pareciera ser la línea del Gobierno, que confronta con las provincias, el Congreso o el radicalismo, su partido.
–No me voy a subir a esa lógica. Nos acostumbramos a debatir en X, en lugar de discutir políticas públicas e indicadores. Hoy el 80% de la dirigencia con poder quiere salir del déficit fiscal.
–¿Qué estrategia tiene su gobierno para enfrentar el nuevo escenario en Rosario, donde las bandas actuarían de forma coordinada para alterar la paz social? ¿Espera una escalada de violencia sin límites?
–Desde hace años los límites se rompieron en Rosario. No es la primera vez que atacan a la población civil. La estrategia es ser inflexible con las políticas de seguridad, sobre todo, con las carcelarias. Estamos convencidos de que tenemos que evitar que se cometan delitos violentos desde la cárcel. Solo hay que cumplir la ley y la Constitución. Lo que sucedió fue un intento de quebrar una política pública de un gobierno constitucional a través de amenazas y amedrentamiento. Pero eso no va a suceder. Hemos encontrado solidaridad y acompañamiento de la sociedad y las instituciones democráticas.
–¿Evalúa establecer un toque de queda en Rosario?
–No dejo de evaluar ninguna medida que nos garantice mayores niveles de tranquilidad y de paz. Estoy convencido de que el camino es sacar a la policía a la calle, mejorar las investigaciones y tener el control pleno del servicio penitenciario. Eso nos va a permitir bajar la violencia y el delito. Lo que evaluamos es profundizar este camino y la coordinación con las fuerzas federales y la Justicia.
–¿Requiere más fondos de la Nación para enfrentar a los narcos?
–Siempre se requieren más recursos. Eso lo definirá el gobierno nacional, pero nos sentimos acompañados.
–Bullrich planteó que la policía de Santa Fe necesita una depuración. ¿Es riesgoso no hacerlo cuando aparecen vínculos permanentes con el narco en causas judiciales?
–Tenemos que reformar todas las estructuras de las fuerzas de seguridad en el país. Todas las fuerzas de seguridad que han estado operando en Santa Fe han tenido vínculos con el crimen organizado, no solo nuestra policía. Pareciera que se mira solo una parte del problema. No niego que la policía de Santa Fe tenga niveles de corrupción o que haya algunos uniformados con vínculos con el narcotráfico.
–¿Y el principal problema no es la policía?
–Siento que nuestra policía necesita reformas importantes y debe tener mayores niveles de control. Y lo estamos haciendo. En cuatro años voy a dejar una policía mejor de la que tomé. Pero quiero ser justo: el problema lo tienen las fuerzas de seguridad, no una policía provincial. Y algo más: a los Monos, a Alvarado, al zurdo Villarruel, a los Romero, a los Funes, a los Caminos y al pibe [el sospechoso por el crimen del playero] los detuvo la policía de Santa Fe. No es una institución corrupta, sino que hay
corruptos en la institución.
–Tras la detención del adolescente que asesinó al playero en Rosario, el Gobierno impulsa un proyecto para bajar la edad de imputabilidad de menores. ¿Lo va a apoyar?
–Sí, el menor que comete un delito de un mayor debe tener la pena que tendría un adulto.
–¿Usted cometió un error al difundir la foto de la requisa al estilo Bukele?
–Difundimos la foto desde el día 12 de diciembre para mostrar cómo cambiaban las condiciones en la cárcel. Y lo vamos a seguir haciendo porque la sociedad necesita ver la operatividad policial y penitenciaria. Hay que mostrar el cambio de paradigma y control. Nosotros no violamos ni la ley ni la Constitución ni los derechos humanos en la cárcel.
–Hay un debate en el interior del Gobierno respecto del rol de las Fuerzas Armadas. ¿Por qué apoya la intervención de los militares en el conflicto?
–Estoy de acuerdo con que se modifique la ley y se reentrene a las Fuerzas Armadas para trabajar en seguridad preventiva. Tenemos 50 mil soldados que están cumpliendo funciones mínimas y podrían hacer un aporte significativo para salir adelante.
–Victoria Villarruel alerta que los militares temen ser condenados en el futuro. ¿Qué opina?
–Entiendo su planteo, pero no lo comparto. La Argentina cambió y las personas que están detenidas violaron la Constitución y vulneraron los derechos humanos. No estamos planteando eso.
–¿A qué atribuye la coordinación política entre los gobernadores? ¿Milei los une? Usted firmó un convenio con Axel Kicillof por Rosario.
–Lo valoro profundamente. Con Kicillof firmamos un convenio de cooperación mutua.
–¿Es llamativo que el máximo exponente del kirchnerismo entre los gobernadores lo haya asistido?
–No sé si es el máximo exponente del kirchnerismo. Es un emergente de la política del peronismo. Tenemos un excelente diálogo.
–¿Se puede ser alternativa a Milei sin quedar al lado del kirchnerismo? Hay una discusión interna en la UCR respecto de cómo deben pararse frente a Milei.
–Son tiempos distintos. Primero, ahora tenemos que acompañar al Gobierno para que la Argentina pueda salir adelante, argumentando con nuestra posición. Pero el radicalismo no tiene ninguna posibilidad de confluir con el kirchnerismo y LLA. Nuestro modelo económico difiere de los planteos del kirchnerismo y LLA.
–¿Es difícil diferenciarse de Milei en el contexto actual?
–Hay que ser nítidos. Hay que dialogar para encontrar puntos de equilibrio entra las posiciones del radicalismo y del Gobierno.
–¿Coincide con Lousteau en que el mega-dnu es “inconstitucional”?
–A Lousteau lo valoro profundamente. Es una de las personas más lúcidas y está cumpliendo un rol correcto como conductor del partido. No es una tarea fácil, porque no todos tenemos los mismos intereses. El DNU lo está discutiendo el Congreso y hay muchas miradas.
–¿Está de acuerdo con la postulación de Ariel Lijo para ocupar una de las vacantes en la Corte?
–Es un debate que se dará durante el año. Hay muchas cosas que desconozco, pero sí creo en el fortalecimiento de las instituciones, para garantizar la transparencia y que no haya impunidad.
–¿JXC ya es historia o puede reconfigurarse?
–No comparto que haya dejado de existir. Hoy, más que nunca, los principios de JXC cobran relevancia en el país
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El resurgir de la dinastía: los Menem ganan poder en el gobierno de Javier Milei
Martín y “Lule”, herederos del expresidente, integran el círculo de confianza de Karina, la funcionaria más influyente, y buscan ganar autonomía en la gestión; el armado de 2025 y las pujas internas
Matías Moreno
Fue a fines de abril de 2023, cuando los Menem comenzaron a edificar el sueño de un regreso súbito a la cima del poder de la mano de Javier Milei. El entonces diputado y aspirante presidencial había viajado a La Rioja, reino irreductible del menemismo durante los noventa, para apuntalar la candidatura a gobernador de Martín Menem, sobrino del caudillo popular del PJ que rigió los destinos del país durante una década. Tras la actividad proselitista, Martín citó a Milei en la casa de su padre, Eduardo, hermano del expresidente y uno de los hombres más influyentes en los años dorados del menemismo.
Caía la tarde cuando Milei y el expresidente provisional del Senado durante los gobiernos menemistas se enredaron en una charla distendida sobre la agitación política y económica del país. En un tono apacible, hablaron sobre peronismo y liberalismo, la conjunción de fuerzas que logró Menem en el apogeo de sus mandatos. Al lado de su hermano, Karina escuchaba con atención y hacía acotaciones. Acérrimo defensor del 1 a 1, las privatizaciones, las desregulaciones o la transformación económica de los noventa, Milei preguntó sobre los entretelones de la extravagante campaña que derivaría en el inesperado ascenso de Menem y las dificultades de los primeros años de gestión. Pero se interesó, sobre todo, por la historia de Saúl Menem, patriarca de la familia. Sául llegó a la Argentina en 1912, en un barco proveniente de Damasco, en Siria. Trabajaba como vendedor ambulante y, al poco tiempo, se afincó en Anillaco, La Rioja. Pese a que había arribado al país sin tener recursos ni dominar el idioma, comenzó a construir un emporio empresarial. En un puñado de años se convirtió en dueño de bodegas, viñedos y comercios. “Le llamó la atención esa capacidad de mi padre de enfrentar el contexto que le tocó y que, en alguna medida, heredamos nosotros, sobre todo, Carlos, quien entró al PJ sin antecedentes partidarios”, suele interpretar Eduardo en la intimidad. Milei, a quien el expresidente alentó a involucrarse en política cuando se conocieron en agosto de 2019, no pudo ocultar su emoción en la casa paterna de Eduardo Menem. Fue en tierras riojanas donde los Menem terminaron de forjar las bases de un vínculo inquebrantable con Javier y Karina Milei.
Veinte años después de que Carlos Menem iniciara su tortuoso retiro tras el fallido intento de volver al poder en 2003, una nueva generación de herederos del expresidente pretende hacer perdurar su apellido en la política. En la primavera de la gestión de Milei, el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y Eduardo “Lule” Menem, subsecretario de gestión institucional de la Presidencia y mano derecha de Karina, buscan acumular fuentes propias de poder y ganar autonomía en el mundo libertario.
Martín, uno de los tres hijos del exsenador Eduardo Menem, y “Lule”, miembro hermético del clan familiar y antiguo secretario de los jefes menemistas en el Congreso, aprovecharon el viento a favor que provocó el triunfo del economista liberal en las presidenciales para quedarse con sillas preciadas en el Estado. Y, a tres meses de la toma de posesión de Milei, extienden su influencia sobre el armado político de LLA y, ante todo, en áreas o cajas claves del Gobierno, como la Anses o Nación Seguros. Envalentonados, ya tienen la ambición de reconquistar el poder en La Rioja en 2027, cuna de política del expresidente, y bastión del kirchnerista Ricardo Quintela desde 2019. Es el sueño eterno de ser como Menem.
Quienes rodean a Martín y “Lule” juran que son dirigentes fieles al Presidente y Karina Milei en la enigmática organización libertaria, y que están dispuestos a dar todo por sus nuevos jefes. “Martín y ‘Lule’ van a morir al lado de Karina y Javier. Tienen una lealtad incondicional. Lo mismo hicimos con Menem: cuando creemos en un proyecto, vamos hasta la muerte”, sostiene uno de los protagonistas de los 90.
Aunque no ocupan cargos públicos ni acceden a la mesa chica de Milei, Eduardo y Adrián Menem, los políticos más experimentados del clan, tienen un rol insonoro en el nuevo esquema de poder: entre bastidores, suelen ser consejeros de Martín, un novato en el arte de la negociación parlamentaria. Lo asesoraron con cuestiones reglamentarias o vinculadas al funcionamiento de la Cámara. Y lo apuntalaron, sobre todo, tras el primer traspié por el fallido tratamiento de la ley ómnibus. Martín Menem fue blanco de las críticas de los opositores dialoguistas por su escasa capacidad de maniobra y resolución ante los desplantes de Milei a la hora de cerrar acuerdos en Diputados
Los Menem, aliados de Milei, en el Congreso
Replegado tras un largo recorrido en la primera línea política, Eduardo mantiene un diálogo frecuente con otros exmenemistas que integran el Gobierno de Milei, como Rodolfo Barra, procurador del Tesoro, pero evita inmiscuirse demasiado. Ya ha dicho públicamente que Milei debería negociar y buscar consensos, en lugar de atacar al Congreso. En cambio, Adrián, que trabaja en su estudio jurídico y cultiva un segundo plano desde que se alejó de los cargos políticos, teje en las sombras para colaborar con el proyecto libertario. Adrián fue tal vez a quien más alentó Carlos Menem, fundador de la dinastía, para que se metiera en política. En su juventud, el sobrino mayor llegó a soñar con gobernar La Rioja y ser presidente. Ahora sabe que es el turno de Martín, quien tiene un elevado perfil en el Congreso -se diferencia de la vicepresidenta Victoria Villarruel al donar su sueldo o al aplicar la “motosierra” en Diputados con medidas que enardecen al peronismo, como la exhibición de autos de los que disponía su antecesor Sergio Massa- y muestra sin tapujos sus ambiciones políticas.
Con el traslado de “Lule” a la Casa Rosada, donde trabaja bajo la órbita de Karina y le asignaron la tarea de ocuparse del armado nacional de LLA, Federico Sharif Menem se convirtió en el máximo colaborador de Martín. Sharif, sobrino de “Lule” y el primer militante libertario del clan, fue designado recientemente como Director General de Secretaría Privada de la Presidencia de la Cámara de Diputados. Su nombramiento provocó un fuerte revuelo y despertó críticas opositoras. A Martín Menem le achacaron la contradicción con la prédica anti-“casta” que enarbola Milei para confrontar o los recortes de gastos que él dispuso en la Cámara.
Martín Menem y Karina Milei, en el Lawn Tennis, durante un partido de Carlos Alcaraz
El sobrino del exmandatario se defendió: argumentó que Sharif estudia la carrera de actuario en la UBA y que era una persona de extrema confianza. Amalia Menem, hermana de “Lule”, también integra el círculo de Martín, pero forma parte de la planta permanente del Congreso desde hace 36 años. “Lule”, que hace de la discreción un dogma, también trabaja hace 40 años en el Senado. Potenciado por Karina, ocupa ahora por primera vez un cargo en el Ejecutivo nacional y se pone el traje de armador partidario en todo el país.
Trastienda del regreso
Martín Menem estrechó lazos con Milei en Buenos Aires hace más de cuatro años, antes de que ambos decidieran involucrarse en política y cuando el economista era un divulgador de las ideas libertarias en el primer time televisivo. No obstante, Martín y “Lule” Menem, que fue hasta hace un mes la sombra del diputado en los pasillos del Congreso, se ganaron la confianza de Karina con el correr de la campaña presidencial y el posterior desembarco en la Casa Rosada.
Tanto Martín como “Lule” forjaron una amistad con el “Jefe”, una suerte de hermandad que les permite ascender en el andamiaje del poder y ponerse a salvo de posibles deslealtades. No solo comparten actividades recreativas -han asistido Lawn Tennis Club o al estadio de River Plate-, sino que suelen trabajar en cooperación para custodiar a Milei y sus intereses políticos en el territorio nacional. Por caso, juegan en tándem a la hora de organizar el rompecabezas jurídico del partido libertario en todo el país con vistas a las legislativas de 2025 y de frenar la avanzada del ala macrista de Pro para evitar una eventual colonización amarilla de LLA.
En rigor, sostiene uno de los arquitectos del proyecto presidencial de Milei, los Menem ocuparon el lugar que anteriormente ostentaba Carlos Kikuchi, senador provincial y exvocero de Domingo Cavallo. Kikuchi es uno de los cabecillas de LLA que fueron desterrados y acusados de “traidores”.
Martín y “Lule” también juegan sus fichas en Diputados para incrementar su influencia en la conducción del bloque libertario, o para repartir puestos codiciados en el Estado a sus aliados en el interior. De hecho, sus detractores los acusan de haber orquestado tras bambalinas la última revuelta interna para desplazar a Oscar Zago, jefe de la bancada. Finalmente, la rebelión contra Zago, que se inició mientras Martín Menem y Karina viajaban juntos a Córdoba para pelear en la Justicia por el control del sello partidario, se desactivó por falta de apoyos. ¿Milei no había dado el visto bueno a la maniobra? Es lo que especulan miembros del bloque que pretenden hacerle frente a los Menem.
Fuera de los micrófonos, los diputados libertarios también le reprochan al titular de la Cámara baja retener los contratos para asesores. Rencillas típicas de la “casta”.
Martín y "Lule" Menem, en la Casa Rosada
Esas escenas exhiben que Martín y “Lule” aún están lejos de convertirse en caudillos como su tío, pero su preponderancia crece en el Gobierno gracias al apoyo de Karina. El brazo de los Menem llega al Banco Nación con la designación de Alfonso José Torres como titular de Nación Seguros. Promocionado por los Menem, ese nombramiento pasó el filtro de Karina y el silencioso y poderoso jefe de Gabinete, Nicolás Posse. “Lule” Menem, a su vez, tiene injerencia en el reparto de contratos de la Anses en el interior, un grifo para comprar lealtades con miras a los comicios del año próximo.
Los rivales internos de los Menem en LLA sospechan que tejen para armar un dique de contención ante la chance de que se consume el dilatado acuerdo entre Milei y Mauricio Macri. De esa manera, conjeturan en el mundillo libertario, los Menem podrían tener a futuro una mayor capacidad para evitar la infiltración masiva de caciques de Pro en la estructura libertaria. “Javier quiere trabajar con Pro, pero Martín y ‘Lule’ salen con los tapones de punta. Si entran los Ritondo o Santilli, ellos pierden poder. Por eso se pegan a Karina”, avizora un interlocutor con acceso al despacho presidencial.
Está claro que la hermana de Milei es más influyente que cualquiera de los ministros o colaboradores del jefe de Estado. En muchos casos, tener un buen o mal vínculo con ella implica para los funcionarios libertarios tener mayor o menor llegada al Presidente. Los Menem accedieron al círculo íntimo de Milei y su hermana, que suelen ser reticentes y desconfiados frente a eventuales intromisiones en el ámbito privado. “Karina les tiene mucha confianza; está cómoda trabajando con ellos”, dice un colaborador de Martín y “Lule”.
Caída y resurgimiento
Promovidos por Milei, los Menem buscan reconquistar una personalidad política después de que Néstor y Cristina Kirchner los empujaran al exilio. Los señalaron como enemigos ideológicos con el fin de dominar el movimiento peronista y regenerar la oferta del PJ frente a nuevo clima de época que emergió con la crisis de 2001. En el seno de la familia del expresidente existe una sensación de satisfacción desde que se produjo el triunfo de los libertarios. Se sienten reivindicados por el hecho de que Milei, quien pondera las políticas neoliberales que aplicaron Menem y Cavallo en los noventa, pero barre bajo la alfombra las causas de corrupción, otro rasgo del menemismo, haya llegado al gobierno en medio de una fuerte expectativa popular. Regresan por la revancha y se jactan de haber mantenido su alineamiento ideológico, a pesar de los virajes de signo político en el gobierno del país o las peleas de facciones en la conducción del PJ.
“Siempre defendimos lo que se hizo en los noventa, pese a que estábamos solos en el medio del desierto”, se ufana un integrante del clan más poderoso de los noventa. Con los Kirchner como fuerza dominante, la estructura del menemismo empezó a desintegrarse a partir de 2003, cuando el expresidente se bajó del balotaje con Kirchner por falta de apoyos. Ni el propio Carlos Menem pudo volver a ganar en su tierra natal, La Rioja, cuando fue candidato a senador en dos ocasiones.
Finalmente, el ocaso definitivo llegó tras la muerte del expresidente en febrero de 2021. Se despidió ocupando una banca en el Senado, donde en ocasiones selló una alianza táctica con el kirchnerismo. “A Menem le mandaron a decir que le iban a reactivar las causas si votaba en contra de la 125. Estaba enfermo, se levantó y votó en contra. En cuestiones de gobierno, apoyaba como un estadista”, justifica un lugarteniente leal al expresidente. Y agrega: “Nosotros nunca tuvimos nada que ver con el kirchnerismo. La mayoría saltó el charco del PJ y fueron cómplices de veinte años de desastre”. Hasta la muerte de Menem sus herederos carecían de interés o capacidad para reemplazarlo.
Javier Milei y Martín Menem, durante la campaña electoral...Instagram @martinmenemok
A diferencia de Adrián Menem, el hijo mayor de Eduardo, hermano del expresidente, Martín -que se recibió como abogado en la Universidad de Belgrano- se había dedicado a la actividad privada. En esa época no tenía el sueño de ser como su tío, pese a que se había empapado de política desde chico. Es más, solía visitar la quinta de Olivos. Se autodefinía como “un vendedor” o emprendedor, ya que se dedicaba full-time a su empresa Gentech -producen suplementos dietarios-, con la que firmó contratos con la AFA. También está ligado a los negocios con su hermano Fernando Nicolás Menem, socio gerente en Tech Security.
Martín Menem fue el autor intelectual de la cumbre entre Milei y Carlos Menem en agosto de 2019. Pero el economista le había pedido conocerlo. El expresidente no dudó en augurar que llegaría a la Casa Rosada. “Este [por Milei] es más menemista que ustedes”, les dijo a sus familiares íntimos tras la charla de varias horas con el outsider.
Milei preservó sus lazos con los Menem tras el fallecimiento del caudillo riojano. Es más: en 2022, asistió junto a Karina a la misa en la Catedral por el primer aniversario de la muerte del expresidente. Ese día conoció a Eduardo Menem.
El nuevo clan
El regreso de los Menem comenzó a gestarse en 2021. Ya alineado políticamente con la nueva estrella en la galaxia de los libertarios, Martín, quien vivía hasta ese entonces en Buenos Aires, decidió probarse como candidato a diputado provincial en La Rioja. Escoltado por “Lule”, quien fue secretario de Eduardo Menem en el Senado durante más de veinte años, se instaló en el terruño del peronista Quintela. Hasta allí también fue Sharif, hijo de Gabriel Menem, hermano de Lule. El más joven del grupo decidió hacer política después de que sufriera el escarnio en la secundaria por el legado de su apellido.
“Martín, ‘Lule’ y Sharif creyeron en Milei desde el día cero. Se le reían en la cara cuando él decía que iba a trabajar con Milei”, recuerda un miembro del clan. Tras una campaña frenética de puerta a puerta y con el respaldo público de Milei, el sobrino del expresidente obtuvo el 13% y se convirtió en diputado provincial. Dos años después, volvió a la carga e intentó capitalizar el auge libertario de Milei para hacerle frente al “gitano” Quintela. Esa vez contó con un empuje solapado del aparato del gobernador kirchnerista. Fieles al estilo de un caudillo, los armadores de Quintela apalancaron la boleta de LLA para perjudicar a los radicales nucleados en JxC, su principal amenaza. De hecho, Inés Brizuela y Doria (UCR) aún lamenta que los Menem le hayan plantado un candidato a intendente en La Rioja, una apuesta que benefició a Quintela. Hasta mayo la capital riojana era la única intendencia del distrito que estaba en manos de la oposición.
En la contienda a gobernador, Menem volvió a cosechar apoyos en la capital provincial y Chilecito, donde pierde influencia el aparato estatal. No obstante, quedó relegado al tercer puesto con el 15%. Incluso cayó por amplio margen en Anillaco. Él lo atribuye a las trampas del sistema de colectoras.
Javier Milei, Lule y Eduardo Menemx/@AdrianLaRioja
La historia de “Lule” tiene varias aristas. Es hijo de Mohamed Menem y Fátima Menem. Mohamed era hermano de Saúl, el padre de Carlos Memen. Durante su adolescencia, “Lule” nació en la Argentina y vivió durante menos de un año en Siria. Cuando regresó al país, se refugió en la casa de Eduardo, quien se convirtió en su mentor político. En 1984, después de que militara junto a Adrián en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) en la universidad de Córdoba, Eduardo, entonces senador, lo designó como secretario privado en la Cámara alta. Cerca de Eduardo, que manejaba el Senado y era el titiritero de la superestructura del menemismo, “Lule” aprendió el oficio de mover los hilos y negociar. Pero, al igual que Martín, no era un hombre carismático y con aspiraciones de entrar a la política grande.
Hasta mediados de 2021, Martín y “Lule” Menem pasaron desapercibidos en el mapa de poder. No tenían ni tropa propia ni estructura en La Rioja. “No los reconocían o les daban vuelta la cara por miedo al apriete provincial”, recuerda un miembro de la familia. Tampoco gravitaban en Anillaco, el corazón del imperio menemista en los noventa. Se mantuvieron como personajes ignotos hasta la irrupción del fenómeno libertario. Pero llevaban la política en la sangre. Con su inesperado ascenso, Milei les abrió las puertas del poder y ahora los Menem buscan resurgir.
El gobernador de Santa Fe no descarta un toque de queda en Rosario, si es necesario.
El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, apela a un tono conciliador con el presidente Javier Milei. Repite que, en esta etapa, la oposición debe colaborar con el Gobierno para reducir el déficit fiscal y frenar la crisis inflacionaria. Pese a su espíritu cooperativo, advierte que el mayor peso del ajuste no puede recaer sobre las provincias y los sectores más vulnerables. En sintonía con Martín Lousteau sostiene que Milei debe poner en marcha un plan de desarrollo para contener los efectos de la recesión y evitar un aumento abrupto de la pobreza. En medio de la tensión por el avance de la violencia narco en Rosario, defiende su estrategia para desarticular el poder de fuego del crimen organizado y no descarta una escalada del conflicto.
–¿Tiene un pronóstico optimista o pesimista respecto del futuro económico después de tres meses de gestión de Milei?
–Primero, la Argentina tenía un camino: salir del déficit fiscal. Ningún Estado aguanta si gasta más de lo que recauda. Sostener eso con emisión monetaria o crédito internacional hacía que tengamos altos niveles de inflación. En segundo lugar, el ajuste lo estamos pagando, principalmente, las provincias. Hubo un montón de fondos que fueron recortados. En mi caso, no eran fondos discrecionales, sino que eran programas que se estaban llevando adelante y ahora los estamos sosteniendo desde el gobierno provincial.
–Sin embargo, Milei dice que los gobernadores no quieren ajustar sus cuentas y que la Nación está haciendo el mayor esfuerzo.
–Las dos cosas. Desde el primer día de la gestión bajé el gasto público, pero, principalmente, el gasto político. A mí me redujeron muchos recursos que venían de la Nación, como el fondo de incentivo docente, el fondo de transporte y diferentes partidas de medicamentos, educación y obras. Eso impacta en una masa salarial de un año en Santa Fe.
–¿Le preocupa el impacto de la recesión en la recaudación y nivel de actividad?
–Sí. Al ajuste hay que proponerle un modelo de desarrollo económico. El Pacto de Mayo, además de las reformas tributaria, fiscal y política, debe incluir el debate sobre el sistema productivo. Yo creo que debemos apostar al campo y la industria.
–¿Qué consecuencias tendrá la decisión de Milei respecto de las cajas previsionales?
–El pacto fiscal de 1991 marca que ese déficit de las cajas de las jubilaciones a las provincias que no lo transferimos lo debe saldar el gobierno nacional. Hasta este momento nos deben 700 mil millones de pesos. Eso está judicializado y la causa está en la Corte Suprema. Necesitamos que nos paguen esa deuda.
–¿Evalúa alguna medida?
–El reclamo está en la Corte. Ahora hay un DNU que limita eso y estamos evaluando qué hacer. No debería discutirse en la Argentina que se cumpla con la ley y la Constitución.
–Respecto del paquete fiscal, ¿hubo avances concretos en la negociación? ¿Apoyará la restitución de Ganancias?
–Hay que discutir mucho el pacto fiscal en este momento, pero estamos de acuerdo. Yo considero que la salida es ir por una suba de tasas en un impuesto a los altos ingresos. Con respecto a Ganancias, deberíamos ver al 3% que más gana en nuestro país. Son las personas que ganan más de tres millones de pesos. Si tocan solo la cuarta categoría, los harían caer por debajo de la línea de pobreza, ya que la canasta básica está a 690 mil pesos.
–¿Qué otros aspectos del pacto fiscal le inquietan?
–Hay que discutir el blanqueo. Estamos en una provincia en la que se habla mucho de lavado de activos producto del narcotráfico. Un blanqueo pone en una situación difícil a Santa Fe: ¿esos fondos salieron de la venta de una vivienda no declarada o negocios ilícitos?
–¿Su apoyo a la nueva “Ley de bases” depende de que haya un acuerdo respecto de estos temas fiscales?
–No, porque en términos generales estamos de acuerdo con lo que propone la nueva “Ley de bases”.
–Lousteau dice que el ajuste de Milei recayó en los jubilados y la clase media. ¿Está de acuerdo?
–Hay que salir del déficit fiscal, pero ese ajuste no lo pueden pagar las provincias y los sectores más vulnerables. Tal vez, el impacto no se siente inicialmente porque hay sectores que tienen ahorros. Pero cuando eso se termine la van a pasar mal. Hay que evaluar esa situación.
–¿Es difícil consensuar con el Presidente por su personalidad y su estilo de liderazgo o por sus ideas? Por caso, Milei dice que no cree en el Estado.
–Milei es una persona honesta intelectualmente. Yo aposté a JXC, que era un modelo diferente. El gobierno nacional entiende que achicando la economía va a salir adelante. Yo creo que [con ese plan] se va a bajar la inflación, pero vamos a llevar a muchos argentinos por debajo de los niveles de pobreza. La discusión es cómo salimos de la crisis. Coincido en bajar el déficit fiscal y lo demuestro en mi provincia. Recorté subsidios y gastos de la política, pero trabajo principalmente para tener un Estado eficiente.
–¿La relación entre Milei y las provincias mejoró o todavía hay desconfianzas?
–Tengo muy buen diálogo con actores importantes del Poder Ejecutivo. No veo un gobierno que tenga mala fe. [Guillermo] Francos, Patricia [Bullrich] o [Luis] Petri son personas que quieren lo mejor para la Argentina. A veces falta escucharnos más. Hay que encontrar puntos de equilibrio e inaugurar una etapa de diálogo.
–No pareciera ser la línea del Gobierno, que confronta con las provincias, el Congreso o el radicalismo, su partido.
–No me voy a subir a esa lógica. Nos acostumbramos a debatir en X, en lugar de discutir políticas públicas e indicadores. Hoy el 80% de la dirigencia con poder quiere salir del déficit fiscal.
–¿Qué estrategia tiene su gobierno para enfrentar el nuevo escenario en Rosario, donde las bandas actuarían de forma coordinada para alterar la paz social? ¿Espera una escalada de violencia sin límites?
–Desde hace años los límites se rompieron en Rosario. No es la primera vez que atacan a la población civil. La estrategia es ser inflexible con las políticas de seguridad, sobre todo, con las carcelarias. Estamos convencidos de que tenemos que evitar que se cometan delitos violentos desde la cárcel. Solo hay que cumplir la ley y la Constitución. Lo que sucedió fue un intento de quebrar una política pública de un gobierno constitucional a través de amenazas y amedrentamiento. Pero eso no va a suceder. Hemos encontrado solidaridad y acompañamiento de la sociedad y las instituciones democráticas.
–¿Evalúa establecer un toque de queda en Rosario?
–No dejo de evaluar ninguna medida que nos garantice mayores niveles de tranquilidad y de paz. Estoy convencido de que el camino es sacar a la policía a la calle, mejorar las investigaciones y tener el control pleno del servicio penitenciario. Eso nos va a permitir bajar la violencia y el delito. Lo que evaluamos es profundizar este camino y la coordinación con las fuerzas federales y la Justicia.
–¿Requiere más fondos de la Nación para enfrentar a los narcos?
–Siempre se requieren más recursos. Eso lo definirá el gobierno nacional, pero nos sentimos acompañados.
–Bullrich planteó que la policía de Santa Fe necesita una depuración. ¿Es riesgoso no hacerlo cuando aparecen vínculos permanentes con el narco en causas judiciales?
–Tenemos que reformar todas las estructuras de las fuerzas de seguridad en el país. Todas las fuerzas de seguridad que han estado operando en Santa Fe han tenido vínculos con el crimen organizado, no solo nuestra policía. Pareciera que se mira solo una parte del problema. No niego que la policía de Santa Fe tenga niveles de corrupción o que haya algunos uniformados con vínculos con el narcotráfico.
–¿Y el principal problema no es la policía?
–Siento que nuestra policía necesita reformas importantes y debe tener mayores niveles de control. Y lo estamos haciendo. En cuatro años voy a dejar una policía mejor de la que tomé. Pero quiero ser justo: el problema lo tienen las fuerzas de seguridad, no una policía provincial. Y algo más: a los Monos, a Alvarado, al zurdo Villarruel, a los Romero, a los Funes, a los Caminos y al pibe [el sospechoso por el crimen del playero] los detuvo la policía de Santa Fe. No es una institución corrupta, sino que hay
corruptos en la institución.
–Tras la detención del adolescente que asesinó al playero en Rosario, el Gobierno impulsa un proyecto para bajar la edad de imputabilidad de menores. ¿Lo va a apoyar?
–Sí, el menor que comete un delito de un mayor debe tener la pena que tendría un adulto.
–¿Usted cometió un error al difundir la foto de la requisa al estilo Bukele?
–Difundimos la foto desde el día 12 de diciembre para mostrar cómo cambiaban las condiciones en la cárcel. Y lo vamos a seguir haciendo porque la sociedad necesita ver la operatividad policial y penitenciaria. Hay que mostrar el cambio de paradigma y control. Nosotros no violamos ni la ley ni la Constitución ni los derechos humanos en la cárcel.
–Hay un debate en el interior del Gobierno respecto del rol de las Fuerzas Armadas. ¿Por qué apoya la intervención de los militares en el conflicto?
–Estoy de acuerdo con que se modifique la ley y se reentrene a las Fuerzas Armadas para trabajar en seguridad preventiva. Tenemos 50 mil soldados que están cumpliendo funciones mínimas y podrían hacer un aporte significativo para salir adelante.
–Victoria Villarruel alerta que los militares temen ser condenados en el futuro. ¿Qué opina?
–Entiendo su planteo, pero no lo comparto. La Argentina cambió y las personas que están detenidas violaron la Constitución y vulneraron los derechos humanos. No estamos planteando eso.
–¿A qué atribuye la coordinación política entre los gobernadores? ¿Milei los une? Usted firmó un convenio con Axel Kicillof por Rosario.
–Lo valoro profundamente. Con Kicillof firmamos un convenio de cooperación mutua.
–¿Es llamativo que el máximo exponente del kirchnerismo entre los gobernadores lo haya asistido?
–No sé si es el máximo exponente del kirchnerismo. Es un emergente de la política del peronismo. Tenemos un excelente diálogo.
–¿Se puede ser alternativa a Milei sin quedar al lado del kirchnerismo? Hay una discusión interna en la UCR respecto de cómo deben pararse frente a Milei.
–Son tiempos distintos. Primero, ahora tenemos que acompañar al Gobierno para que la Argentina pueda salir adelante, argumentando con nuestra posición. Pero el radicalismo no tiene ninguna posibilidad de confluir con el kirchnerismo y LLA. Nuestro modelo económico difiere de los planteos del kirchnerismo y LLA.
–¿Es difícil diferenciarse de Milei en el contexto actual?
–Hay que ser nítidos. Hay que dialogar para encontrar puntos de equilibrio entra las posiciones del radicalismo y del Gobierno.
–¿Coincide con Lousteau en que el mega-dnu es “inconstitucional”?
–A Lousteau lo valoro profundamente. Es una de las personas más lúcidas y está cumpliendo un rol correcto como conductor del partido. No es una tarea fácil, porque no todos tenemos los mismos intereses. El DNU lo está discutiendo el Congreso y hay muchas miradas.
–¿Está de acuerdo con la postulación de Ariel Lijo para ocupar una de las vacantes en la Corte?
–Es un debate que se dará durante el año. Hay muchas cosas que desconozco, pero sí creo en el fortalecimiento de las instituciones, para garantizar la transparencia y que no haya impunidad.
–¿JXC ya es historia o puede reconfigurarse?
–No comparto que haya dejado de existir. Hoy, más que nunca, los principios de JXC cobran relevancia en el país
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El resurgir de la dinastía: los Menem ganan poder en el gobierno de Javier Milei
Martín y “Lule”, herederos del expresidente, integran el círculo de confianza de Karina, la funcionaria más influyente, y buscan ganar autonomía en la gestión; el armado de 2025 y las pujas internas
Matías Moreno
Fue a fines de abril de 2023, cuando los Menem comenzaron a edificar el sueño de un regreso súbito a la cima del poder de la mano de Javier Milei. El entonces diputado y aspirante presidencial había viajado a La Rioja, reino irreductible del menemismo durante los noventa, para apuntalar la candidatura a gobernador de Martín Menem, sobrino del caudillo popular del PJ que rigió los destinos del país durante una década. Tras la actividad proselitista, Martín citó a Milei en la casa de su padre, Eduardo, hermano del expresidente y uno de los hombres más influyentes en los años dorados del menemismo.
Caía la tarde cuando Milei y el expresidente provisional del Senado durante los gobiernos menemistas se enredaron en una charla distendida sobre la agitación política y económica del país. En un tono apacible, hablaron sobre peronismo y liberalismo, la conjunción de fuerzas que logró Menem en el apogeo de sus mandatos. Al lado de su hermano, Karina escuchaba con atención y hacía acotaciones. Acérrimo defensor del 1 a 1, las privatizaciones, las desregulaciones o la transformación económica de los noventa, Milei preguntó sobre los entretelones de la extravagante campaña que derivaría en el inesperado ascenso de Menem y las dificultades de los primeros años de gestión. Pero se interesó, sobre todo, por la historia de Saúl Menem, patriarca de la familia. Sául llegó a la Argentina en 1912, en un barco proveniente de Damasco, en Siria. Trabajaba como vendedor ambulante y, al poco tiempo, se afincó en Anillaco, La Rioja. Pese a que había arribado al país sin tener recursos ni dominar el idioma, comenzó a construir un emporio empresarial. En un puñado de años se convirtió en dueño de bodegas, viñedos y comercios. “Le llamó la atención esa capacidad de mi padre de enfrentar el contexto que le tocó y que, en alguna medida, heredamos nosotros, sobre todo, Carlos, quien entró al PJ sin antecedentes partidarios”, suele interpretar Eduardo en la intimidad. Milei, a quien el expresidente alentó a involucrarse en política cuando se conocieron en agosto de 2019, no pudo ocultar su emoción en la casa paterna de Eduardo Menem. Fue en tierras riojanas donde los Menem terminaron de forjar las bases de un vínculo inquebrantable con Javier y Karina Milei.
Veinte años después de que Carlos Menem iniciara su tortuoso retiro tras el fallido intento de volver al poder en 2003, una nueva generación de herederos del expresidente pretende hacer perdurar su apellido en la política. En la primavera de la gestión de Milei, el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y Eduardo “Lule” Menem, subsecretario de gestión institucional de la Presidencia y mano derecha de Karina, buscan acumular fuentes propias de poder y ganar autonomía en el mundo libertario.
Martín, uno de los tres hijos del exsenador Eduardo Menem, y “Lule”, miembro hermético del clan familiar y antiguo secretario de los jefes menemistas en el Congreso, aprovecharon el viento a favor que provocó el triunfo del economista liberal en las presidenciales para quedarse con sillas preciadas en el Estado. Y, a tres meses de la toma de posesión de Milei, extienden su influencia sobre el armado político de LLA y, ante todo, en áreas o cajas claves del Gobierno, como la Anses o Nación Seguros. Envalentonados, ya tienen la ambición de reconquistar el poder en La Rioja en 2027, cuna de política del expresidente, y bastión del kirchnerista Ricardo Quintela desde 2019. Es el sueño eterno de ser como Menem.
Quienes rodean a Martín y “Lule” juran que son dirigentes fieles al Presidente y Karina Milei en la enigmática organización libertaria, y que están dispuestos a dar todo por sus nuevos jefes. “Martín y ‘Lule’ van a morir al lado de Karina y Javier. Tienen una lealtad incondicional. Lo mismo hicimos con Menem: cuando creemos en un proyecto, vamos hasta la muerte”, sostiene uno de los protagonistas de los 90.
Aunque no ocupan cargos públicos ni acceden a la mesa chica de Milei, Eduardo y Adrián Menem, los políticos más experimentados del clan, tienen un rol insonoro en el nuevo esquema de poder: entre bastidores, suelen ser consejeros de Martín, un novato en el arte de la negociación parlamentaria. Lo asesoraron con cuestiones reglamentarias o vinculadas al funcionamiento de la Cámara. Y lo apuntalaron, sobre todo, tras el primer traspié por el fallido tratamiento de la ley ómnibus. Martín Menem fue blanco de las críticas de los opositores dialoguistas por su escasa capacidad de maniobra y resolución ante los desplantes de Milei a la hora de cerrar acuerdos en Diputados
Los Menem, aliados de Milei, en el Congreso
Replegado tras un largo recorrido en la primera línea política, Eduardo mantiene un diálogo frecuente con otros exmenemistas que integran el Gobierno de Milei, como Rodolfo Barra, procurador del Tesoro, pero evita inmiscuirse demasiado. Ya ha dicho públicamente que Milei debería negociar y buscar consensos, en lugar de atacar al Congreso. En cambio, Adrián, que trabaja en su estudio jurídico y cultiva un segundo plano desde que se alejó de los cargos políticos, teje en las sombras para colaborar con el proyecto libertario. Adrián fue tal vez a quien más alentó Carlos Menem, fundador de la dinastía, para que se metiera en política. En su juventud, el sobrino mayor llegó a soñar con gobernar La Rioja y ser presidente. Ahora sabe que es el turno de Martín, quien tiene un elevado perfil en el Congreso -se diferencia de la vicepresidenta Victoria Villarruel al donar su sueldo o al aplicar la “motosierra” en Diputados con medidas que enardecen al peronismo, como la exhibición de autos de los que disponía su antecesor Sergio Massa- y muestra sin tapujos sus ambiciones políticas.
Con el traslado de “Lule” a la Casa Rosada, donde trabaja bajo la órbita de Karina y le asignaron la tarea de ocuparse del armado nacional de LLA, Federico Sharif Menem se convirtió en el máximo colaborador de Martín. Sharif, sobrino de “Lule” y el primer militante libertario del clan, fue designado recientemente como Director General de Secretaría Privada de la Presidencia de la Cámara de Diputados. Su nombramiento provocó un fuerte revuelo y despertó críticas opositoras. A Martín Menem le achacaron la contradicción con la prédica anti-“casta” que enarbola Milei para confrontar o los recortes de gastos que él dispuso en la Cámara.
Martín Menem y Karina Milei, en el Lawn Tennis, durante un partido de Carlos Alcaraz
El sobrino del exmandatario se defendió: argumentó que Sharif estudia la carrera de actuario en la UBA y que era una persona de extrema confianza. Amalia Menem, hermana de “Lule”, también integra el círculo de Martín, pero forma parte de la planta permanente del Congreso desde hace 36 años. “Lule”, que hace de la discreción un dogma, también trabaja hace 40 años en el Senado. Potenciado por Karina, ocupa ahora por primera vez un cargo en el Ejecutivo nacional y se pone el traje de armador partidario en todo el país.
Trastienda del regreso
Martín Menem estrechó lazos con Milei en Buenos Aires hace más de cuatro años, antes de que ambos decidieran involucrarse en política y cuando el economista era un divulgador de las ideas libertarias en el primer time televisivo. No obstante, Martín y “Lule” Menem, que fue hasta hace un mes la sombra del diputado en los pasillos del Congreso, se ganaron la confianza de Karina con el correr de la campaña presidencial y el posterior desembarco en la Casa Rosada.
Tanto Martín como “Lule” forjaron una amistad con el “Jefe”, una suerte de hermandad que les permite ascender en el andamiaje del poder y ponerse a salvo de posibles deslealtades. No solo comparten actividades recreativas -han asistido Lawn Tennis Club o al estadio de River Plate-, sino que suelen trabajar en cooperación para custodiar a Milei y sus intereses políticos en el territorio nacional. Por caso, juegan en tándem a la hora de organizar el rompecabezas jurídico del partido libertario en todo el país con vistas a las legislativas de 2025 y de frenar la avanzada del ala macrista de Pro para evitar una eventual colonización amarilla de LLA.
En rigor, sostiene uno de los arquitectos del proyecto presidencial de Milei, los Menem ocuparon el lugar que anteriormente ostentaba Carlos Kikuchi, senador provincial y exvocero de Domingo Cavallo. Kikuchi es uno de los cabecillas de LLA que fueron desterrados y acusados de “traidores”.
Martín y “Lule” también juegan sus fichas en Diputados para incrementar su influencia en la conducción del bloque libertario, o para repartir puestos codiciados en el Estado a sus aliados en el interior. De hecho, sus detractores los acusan de haber orquestado tras bambalinas la última revuelta interna para desplazar a Oscar Zago, jefe de la bancada. Finalmente, la rebelión contra Zago, que se inició mientras Martín Menem y Karina viajaban juntos a Córdoba para pelear en la Justicia por el control del sello partidario, se desactivó por falta de apoyos. ¿Milei no había dado el visto bueno a la maniobra? Es lo que especulan miembros del bloque que pretenden hacerle frente a los Menem.
Fuera de los micrófonos, los diputados libertarios también le reprochan al titular de la Cámara baja retener los contratos para asesores. Rencillas típicas de la “casta”.
Martín y "Lule" Menem, en la Casa Rosada
Esas escenas exhiben que Martín y “Lule” aún están lejos de convertirse en caudillos como su tío, pero su preponderancia crece en el Gobierno gracias al apoyo de Karina. El brazo de los Menem llega al Banco Nación con la designación de Alfonso José Torres como titular de Nación Seguros. Promocionado por los Menem, ese nombramiento pasó el filtro de Karina y el silencioso y poderoso jefe de Gabinete, Nicolás Posse. “Lule” Menem, a su vez, tiene injerencia en el reparto de contratos de la Anses en el interior, un grifo para comprar lealtades con miras a los comicios del año próximo.
Los rivales internos de los Menem en LLA sospechan que tejen para armar un dique de contención ante la chance de que se consume el dilatado acuerdo entre Milei y Mauricio Macri. De esa manera, conjeturan en el mundillo libertario, los Menem podrían tener a futuro una mayor capacidad para evitar la infiltración masiva de caciques de Pro en la estructura libertaria. “Javier quiere trabajar con Pro, pero Martín y ‘Lule’ salen con los tapones de punta. Si entran los Ritondo o Santilli, ellos pierden poder. Por eso se pegan a Karina”, avizora un interlocutor con acceso al despacho presidencial.
Está claro que la hermana de Milei es más influyente que cualquiera de los ministros o colaboradores del jefe de Estado. En muchos casos, tener un buen o mal vínculo con ella implica para los funcionarios libertarios tener mayor o menor llegada al Presidente. Los Menem accedieron al círculo íntimo de Milei y su hermana, que suelen ser reticentes y desconfiados frente a eventuales intromisiones en el ámbito privado. “Karina les tiene mucha confianza; está cómoda trabajando con ellos”, dice un colaborador de Martín y “Lule”.
Caída y resurgimiento
Promovidos por Milei, los Menem buscan reconquistar una personalidad política después de que Néstor y Cristina Kirchner los empujaran al exilio. Los señalaron como enemigos ideológicos con el fin de dominar el movimiento peronista y regenerar la oferta del PJ frente a nuevo clima de época que emergió con la crisis de 2001. En el seno de la familia del expresidente existe una sensación de satisfacción desde que se produjo el triunfo de los libertarios. Se sienten reivindicados por el hecho de que Milei, quien pondera las políticas neoliberales que aplicaron Menem y Cavallo en los noventa, pero barre bajo la alfombra las causas de corrupción, otro rasgo del menemismo, haya llegado al gobierno en medio de una fuerte expectativa popular. Regresan por la revancha y se jactan de haber mantenido su alineamiento ideológico, a pesar de los virajes de signo político en el gobierno del país o las peleas de facciones en la conducción del PJ.
“Siempre defendimos lo que se hizo en los noventa, pese a que estábamos solos en el medio del desierto”, se ufana un integrante del clan más poderoso de los noventa. Con los Kirchner como fuerza dominante, la estructura del menemismo empezó a desintegrarse a partir de 2003, cuando el expresidente se bajó del balotaje con Kirchner por falta de apoyos. Ni el propio Carlos Menem pudo volver a ganar en su tierra natal, La Rioja, cuando fue candidato a senador en dos ocasiones.
Finalmente, el ocaso definitivo llegó tras la muerte del expresidente en febrero de 2021. Se despidió ocupando una banca en el Senado, donde en ocasiones selló una alianza táctica con el kirchnerismo. “A Menem le mandaron a decir que le iban a reactivar las causas si votaba en contra de la 125. Estaba enfermo, se levantó y votó en contra. En cuestiones de gobierno, apoyaba como un estadista”, justifica un lugarteniente leal al expresidente. Y agrega: “Nosotros nunca tuvimos nada que ver con el kirchnerismo. La mayoría saltó el charco del PJ y fueron cómplices de veinte años de desastre”. Hasta la muerte de Menem sus herederos carecían de interés o capacidad para reemplazarlo.
Javier Milei y Martín Menem, durante la campaña electoral...Instagram @martinmenemok
A diferencia de Adrián Menem, el hijo mayor de Eduardo, hermano del expresidente, Martín -que se recibió como abogado en la Universidad de Belgrano- se había dedicado a la actividad privada. En esa época no tenía el sueño de ser como su tío, pese a que se había empapado de política desde chico. Es más, solía visitar la quinta de Olivos. Se autodefinía como “un vendedor” o emprendedor, ya que se dedicaba full-time a su empresa Gentech -producen suplementos dietarios-, con la que firmó contratos con la AFA. También está ligado a los negocios con su hermano Fernando Nicolás Menem, socio gerente en Tech Security.
Martín Menem fue el autor intelectual de la cumbre entre Milei y Carlos Menem en agosto de 2019. Pero el economista le había pedido conocerlo. El expresidente no dudó en augurar que llegaría a la Casa Rosada. “Este [por Milei] es más menemista que ustedes”, les dijo a sus familiares íntimos tras la charla de varias horas con el outsider.
Milei preservó sus lazos con los Menem tras el fallecimiento del caudillo riojano. Es más: en 2022, asistió junto a Karina a la misa en la Catedral por el primer aniversario de la muerte del expresidente. Ese día conoció a Eduardo Menem.
El nuevo clan
El regreso de los Menem comenzó a gestarse en 2021. Ya alineado políticamente con la nueva estrella en la galaxia de los libertarios, Martín, quien vivía hasta ese entonces en Buenos Aires, decidió probarse como candidato a diputado provincial en La Rioja. Escoltado por “Lule”, quien fue secretario de Eduardo Menem en el Senado durante más de veinte años, se instaló en el terruño del peronista Quintela. Hasta allí también fue Sharif, hijo de Gabriel Menem, hermano de Lule. El más joven del grupo decidió hacer política después de que sufriera el escarnio en la secundaria por el legado de su apellido.
“Martín, ‘Lule’ y Sharif creyeron en Milei desde el día cero. Se le reían en la cara cuando él decía que iba a trabajar con Milei”, recuerda un miembro del clan. Tras una campaña frenética de puerta a puerta y con el respaldo público de Milei, el sobrino del expresidente obtuvo el 13% y se convirtió en diputado provincial. Dos años después, volvió a la carga e intentó capitalizar el auge libertario de Milei para hacerle frente al “gitano” Quintela. Esa vez contó con un empuje solapado del aparato del gobernador kirchnerista. Fieles al estilo de un caudillo, los armadores de Quintela apalancaron la boleta de LLA para perjudicar a los radicales nucleados en JxC, su principal amenaza. De hecho, Inés Brizuela y Doria (UCR) aún lamenta que los Menem le hayan plantado un candidato a intendente en La Rioja, una apuesta que benefició a Quintela. Hasta mayo la capital riojana era la única intendencia del distrito que estaba en manos de la oposición.
En la contienda a gobernador, Menem volvió a cosechar apoyos en la capital provincial y Chilecito, donde pierde influencia el aparato estatal. No obstante, quedó relegado al tercer puesto con el 15%. Incluso cayó por amplio margen en Anillaco. Él lo atribuye a las trampas del sistema de colectoras.
Javier Milei, Lule y Eduardo Menemx/@AdrianLaRioja
La historia de “Lule” tiene varias aristas. Es hijo de Mohamed Menem y Fátima Menem. Mohamed era hermano de Saúl, el padre de Carlos Memen. Durante su adolescencia, “Lule” nació en la Argentina y vivió durante menos de un año en Siria. Cuando regresó al país, se refugió en la casa de Eduardo, quien se convirtió en su mentor político. En 1984, después de que militara junto a Adrián en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) en la universidad de Córdoba, Eduardo, entonces senador, lo designó como secretario privado en la Cámara alta. Cerca de Eduardo, que manejaba el Senado y era el titiritero de la superestructura del menemismo, “Lule” aprendió el oficio de mover los hilos y negociar. Pero, al igual que Martín, no era un hombre carismático y con aspiraciones de entrar a la política grande.
Hasta mediados de 2021, Martín y “Lule” Menem pasaron desapercibidos en el mapa de poder. No tenían ni tropa propia ni estructura en La Rioja. “No los reconocían o les daban vuelta la cara por miedo al apriete provincial”, recuerda un miembro de la familia. Tampoco gravitaban en Anillaco, el corazón del imperio menemista en los noventa. Se mantuvieron como personajes ignotos hasta la irrupción del fenómeno libertario. Pero llevaban la política en la sangre. Con su inesperado ascenso, Milei les abrió las puertas del poder y ahora los Menem buscan resurgir.
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