Hasta dónde subirá el dólar y el peligro con la inflación que acecha a Milei
Francisco JueguenEl presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo
En la Casa Rosada y en el Ministerio de Economía dicen estar tranquilos a pesar de que el dólar –el termómetro de la estabilidad criolla– se despertó de su sueño de una noche de verano. En medio del caliente debate entre el Gobierno y parte del mercado sobre el atraso cambiario en la Argentina, la angurrienta baja de tasas de interés del Banco Central (BCRA), un superpeso en una economía carente de competitividad, con alta presión fiscal y elevados costos en dólares, y la falta de resultados políticos en el Congreso aparecen como los impulsores del salto del blue y las cotizaciones financieras de los últimos días.
¿El peligro? La pesadilla se llama brecha cambiaria, que se duplicó en días, y las consecuentes expectativas de devaluación. Son las mismas que, extendidas en el tiempo, se meten en la cabeza de los remarcadores de precios. Vale recordar: el gobierno de Milei gana en dos canchas. La primera es la del descenso de la inflación, el principal problema de la mayoría de los argentinos, según todas las encuestas. La otra es la del vacío absoluto de referentes en la oposición. La gran pregunta que se abre es en definitiva cuánto dura este salto, dónde se frena y qué impacto tendrá finalmente sobre los precios de otros bienes y servicios.
“Nosotros no nos vamos a mosquear por algún movimiento particular”, aseguraron cerca del despacho presidencial que ocupa el liberal libertario. “En otros momentos, saltó la brecha [pasó en enero pasado, por ejemplo] y después se acomodó”, agregaron cerca de Javier Milei, donde creen que no hay suficientes pesos ya en la economía ni para mover los valores de los dólares ni de los precios.
“Sería una corrida extraña con el BCRA comprando dólares, ¿no?”, se divirtieron en el equipo económico citando a algunos colegas que analizan lo que ocurre en el mercado. Sin embargo, la entidad que conduce Santiago Bausili hizo ayer la menor compra del mes: sólo US$59 millones. Pero sí, es verdad, sigue comprando dólares y lleva casi US$17.000 millones desde que Alberto Fernández y Cristina Kirchner dejaron la Casa Rosada. Todo a pesar de que Nicolás Posse ratificó que el dólar oficial en diciembre llegará a $1016, lo que implica que el BCRA mantendrá su estrategia de crawling peg al 2% mensual.
“Nosotros tenemos que ganar competitividad bajando impuestos, no devaluando. Devaluar es el error que se cometió siempre”, afirmó el martes por la noche Caputo frente a los directivos de finanzas IAEF. “Me importa poco y nada [lo que pase con el dólar blue]. Hay solidez macroeconómica y no hay pesos para presionar al dólar”, dijeron que sugiere el ministro a quienes lo acompañan sobre los saltos de los tipos de cambio libres. “Asumimos que con este precio del dólar, el BCRA compra dólares todos los días, hay equilibrio fiscal y escasez de pesos. Por lo tanto, no hay nada de que preocuparse”, ratificó un asesor del ministro.
Los distintos sectores
En el campo venían bregando hace tiempo un mejor tipo de cambio para liquidar la cosecha gruesa. Allí se vende un 80% al oficial y otro 20% al contado con liquidación (CCL). En estos días, según el mercado, tienen un dólar en alrededor de $960, que surge de un oficial a $890 y un contado con liquidación (CCL) a $1256. “Esto es, definitivamente, mejor tipo de cambio para el productor y están liquidando bastante más”, dijeron a este medio en una cerealera. En definitiva, la baja de tasas del BCRA fue también un inductor para lograr ese mejor precio.
Varias fuentes del equipo económico descreen que estos movimientos de los tipos de cambio contagien a los precios en las góndolas, por lo menos, en lo inmediato. Cuentan con una ayuda clave: la recesión. El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) –un anticipo del PBI– se derrumbó 8,4% interanual en marzo. El consumo masivo no remonta y, desde septiembre, cae la cantidad de trabajadores registrados privados (también sus salarios). Desde el cambio de Gobierno, hay 62.000 menos. En la industria alimenticia, los supermercados, la electrónica, y las automotrices coinciden con el Gobierno. No habrá remarcación, por lo menos, por ahora. Se mira el dólar oficial y, de reojo, la brecha. Todo depende del tiempo.
“El consumidor es el rey. Antes había pesos y convalidaba subas. Eso ya no va más”, definieron en una empresa de alimentos. Allí, dijeron, no se pueden trasladar alzas y, más que atentos al dólar, están en una lucha encarnizada con proveedores por los valores en la cadena. “Los miramos atentos [a los dólares], pero estamos en otro modo: ver cómo levantamos la brutal baja en las ventas y para eso tenemos que mantener los precios o bajarlos como hicimos este mes. No hay margen para subir”, contaron en otra importante firma. En ese camino, por ejemplo, irá el programa “Precios Redondos” que lanzará Danone en estos días.
“No hay margen para aumentar los precios con la baja de volumen. Hay que estar atentos y ver cómo evoluciona [el tipo de cambio]”, aseguraron también en una multinacional de consumo masivo.
En los supermercados, como siempre, desconfían de la industria. Allí esperan a ver si se corta [la suba del dólar] o no la escalada. “Un par de días más así y va a pegar en las listas”, anticiparon.
En las automotrices prometen, en tanto, mantener sus precios si el dólar oficial se mantiene estable como hasta ahora. Incluso hablan de “oportunidad” para las alicaídas ventas en el sector, de entre 20% y 30% en los primeros meses del año. Con el dólar blue y el CCL subiendo, los pesos rinden más para acceder al impagable 0 km. “Autos sobran. No hay lugar para sobreprecios en los concesionarios”, contaron en las empresas del rubro.
En el mundo de los electrónicos, un bien sumamente atado a la evolución del dólar y cuyo consumo dependió en los últimos años de las expectativas de devaluación, repiten lo mismo. La caída de las ventas no da margen para aumentar precios. Cayeron entre 40% y 45% en promedio. En algunas cadel tegorías incluso más. “El principal problema es que no hay consumo”, dijeron a este medio desde allí, pese a que algunos se costean al CCL. En esas empresas, muchas de ellas en Tierra del Fuego, le encienden velas a San Cuota Simple.
En el mundo empresarial repiten (¿lo creen?) que lo que vale es el dólar oficial. Y dan dos datos importantes: pese al alza de la brecha y los financieros, no solo caen las ventas, sino que además el Gobierno comenzó a normalizar el comercio exterior y también el giro de dividendos, lo que elimina presiones. Un ejemplo: anteayer podían verse fotos de los panes de molde brasileños en las góndolas de los supermercados de Cencosud de Unicenter. Se estima que la variación de los importados entre abril contra un promedio de enero a marzo muestra un alza de la importación de un 35% en productos de la canasta básica y 21% en medicamentos. “Están llegando cuatro equipos de 20 toneladas cada uno [con panes]. Lo que se vio ayer en algunos locales es un camión que entró el martes”, contaron.
Expectativas peligrosas
Los economistas que son consultados por las empresas entienden que una mayor brecha alimenta las expectativas de devaluación. Finalmente, da la sensación de que el oficial está retrasado. Así, las tesorerías de las compañías se ponen en alerta y dejan de liquidar stocks –hoy abundan– a un precio de dólar barato. “Si había una sensación de tranquilidad y de desinflación, esto te pone en alarma”, contaron.
“La última baja de tasa fue demasiado apurada, angurrienta”, comentó uno de los hombres más escuchados del mercado. “Quieren que los bancos se pasen de pases a deuda del Gobierno. Están obsesionados con el tema de los pasivos del Banco Central. Es un error. Bajaron la tasa y ahora la tasa implícita en dólares quedó muy baja. Con el movimiento del tipo de cambio, la gente se empieza a poner nerviosa y si vos esperás que se mueva el tipo de cambio es como que la tasa no te paga esa expectativa, y te puede acelerar todo. Pero no cambió lo fundamental: el compromiso con el equilibrio fiscal”, remarcó.
¿Hasta dónde irá el dólar? El economista Fernando Marull dejó una pista, una cuenta que hace el mercado: base monetaria más pasivos remunerados dividido las reservas brutas. La semana pasada, el resultado era $1600. Sin embargo, con la baja de la “bola de pases” –cayeron en $10 billones el lunes– hoy la cuenta te da un CCL a $1300. ¿Será ese el margen de suba? Algunos creen que sí. Lo demás, claro, dependerá del miedo, la desconfianza y la incertidumbre, intangibles inherentes a la economía argentina desde siempre.
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Las empresas de energía aceptan cobrar con un bono
Caputo logró pagarles la deuda de Cammesa con un título que cotiza al 50%
.Sofía DiamanteLuis Caputo, en una de las primeras reuniones con generadoras eléctricas y productoras de gas
El ministro de Economía, Luis Caputo, logró su cometido. Con cierto malestar, las empresas generadoras de electricidad y las productoras de gas terminaron aceptando la propuesta del Gobierno de pagarles los montos adeudados de diciembre y enero con un bono que vence en 2038 y cotiza actualmente en el mercado a la mitad de su valor nominal. En consecuencia, al recibir este bono, las empresas sufrirán una quita de sus ingresos en los balances, pero el Tesoro mantendrá inalterable el equilibrio fiscal.
Las primeras en dar el brazo a torcer fueron las empresas multinacionales AES y Enel, la italiana dueña de Edesur. La aceptación de la estadounidense AES fue la que más sorpresa generó, por la fuerte crítica que había realizado el presidente y CEO de la filial local hace unas semanas. “Se decidió no respetar un contrato y hacer el pago con una quita. Eso es una señal muy mala”, había dicho Martín Genesio.
El ejecutivo incluso contó que el reclamo se canalizó a través del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pese a todo, el ministro Caputo, apodado “chanchito de yeso” por el presidente Javier Milei, se mantuvo intransigente.
Las principales generadoras del país se adhirieron ayer a la oferta, al límite del plazo que había impuesto el Ministerio de Economía. Con resignación, Central Puerto (cuyos accionistas son Guillermo Reca y Eduardo José Escasany), Pampa Energía (de Marcelo Mindlin) y Genneia (Jorge Brito) acordaron con Cammesa, la compañía con control estatal a cargo del despacho de energía eléctrica, cobrar la deuda con el bono AE38. En total, el Tesoro pagará $600.000 millones con deuda en dólares que vence en 14 años.
La alternativa para las empresas era peor, admiten en el sector. Significaba perder tres meses de ingresos, ya que Caputo había atado el pago de febrero a la aceptación de la propuesta (cobrar diciembre y enero con el bono), y comenzar un largo juicio contra el Estado.
“Eso fue una extorsión, porque podemos estar dos meses sin cobrar, pero tres meses pone en jaque la viabilidad del negocio”, dijo un ejecutivo en reserva, y admitió que la relación con el ministro quedó golpeada.
Hasta último momento, las empresas buscaron acercar propuestas de negociación al Palacio de Hacienda, pero Caputo se mantuvo firme en su postura. El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, se corrió del centro de discusión y se concentró en defender el proyecto de Ley Bases en las sesiones del Senado.
“100 pct (sic) de adhesión a la propuesta de cancelación de deuda de Cammesa correspondiente a las facturas de diciembre y enero. Cabe resaltar la buena predisposición de los empresarios del sector, que, entendiendo la situación heredada, adhirieron a la propuesta. El sector energético, que ya mostró un superávit comercial de 2400 millones de dólares en el primer cuatrimestre del año, tiene un enorme potencial en nuestro país, con un superávit proyectado de 25.000 millones de dólares para el 2030 (sic)”, afirmó el ministro de Economía en un posteo en la red social X.
Caputo ya había mandado una señal a las empresas en una de las exposiciones que brindó en la Bolsa de Comercio. “Si los empresarios apoyan este cambio no solo con el voto, sino con acciones, e invierten, la economía va a crecer, vamos a recaudar más, tener superávit y bajar impuestos”, había dicho.
Ninguna empresa quiso quedar apuntada por el ministro y el Presidente como la responsable de un hipotético traspié económico. Por eso, pese a masticar bronca, aceptaron la oferta. “Quedó un sabor amargo en el sector”, dijeron en una de las generadoras.
“La relación quedó muy golpeada. Caputo fue muy agresivo con la oferta y no quiso dar marcha atrás para que no pareciera que las empresas le estaban dando el brazo a torcer. Fue muy intransigente en su posición. Esto no fue gratis”, agregaron en otra empresa.
“Había otras alternativas menos agresivas y que no modificaban la situación fiscal de corto plazo del Tesoro. Hubo contraofertas hasta último momento”, señaló otro ejecutivo.
Además de las empresas mencionadas, también aceptaron la propuesta YPF e YPF Luz, Albanesi, Pan American Energy (PAE) y MSU Energía, entre otras.
Del total de los $600.000 millones, $360.000 millones corresponden a las generadoras eléctricas y $240.000 millones, a los productores de gas, a los cuales Cammesa les compra el insumo para abastecer a las centrales térmicas.
Durante los primeros meses del año, Caputo aplicó un fuerte ajuste en el gasto, al recortar partidas y frenar pagos. En la jerga financiera se dice que se “sentó sobre la caja”. No solo redujo a cero las transferencias a las provincias y para obra pública, sino que acumuló un stock de deuda con varias empresas privadas, a las que luego les ofreció el bono.
El ministro de Economía, Luis Caputo, logró su cometido. Con cierto malestar, las empresas generadoras de electricidad y las productoras de gas terminaron aceptando la propuesta del Gobierno de pagarles los montos adeudados de diciembre y enero con un bono que vence en 2038 y cotiza actualmente en el mercado a la mitad de su valor nominal. En consecuencia, al recibir este bono, las empresas sufrirán una quita de sus ingresos en los balances, pero el Tesoro mantendrá inalterable el equilibrio fiscal.
Las primeras en dar el brazo a torcer fueron las empresas multinacionales AES y Enel, la italiana dueña de Edesur. La aceptación de la estadounidense AES fue la que más sorpresa generó, por la fuerte crítica que había realizado el presidente y CEO de la filial local hace unas semanas. “Se decidió no respetar un contrato y hacer el pago con una quita. Eso es una señal muy mala”, había dicho Martín Genesio.
El ejecutivo incluso contó que el reclamo se canalizó a través del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pese a todo, el ministro Caputo, apodado “chanchito de yeso” por el presidente Javier Milei, se mantuvo intransigente.
Las principales generadoras del país se adhirieron ayer a la oferta, al límite del plazo que había impuesto el Ministerio de Economía. Con resignación, Central Puerto (cuyos accionistas son Guillermo Reca y Eduardo José Escasany), Pampa Energía (de Marcelo Mindlin) y Genneia (Jorge Brito) acordaron con Cammesa, la compañía con control estatal a cargo del despacho de energía eléctrica, cobrar la deuda con el bono AE38. En total, el Tesoro pagará $600.000 millones con deuda en dólares que vence en 14 años.
La alternativa para las empresas era peor, admiten en el sector. Significaba perder tres meses de ingresos, ya que Caputo había atado el pago de febrero a la aceptación de la propuesta (cobrar diciembre y enero con el bono), y comenzar un largo juicio contra el Estado.
“Eso fue una extorsión, porque podemos estar dos meses sin cobrar, pero tres meses pone en jaque la viabilidad del negocio”, dijo un ejecutivo en reserva, y admitió que la relación con el ministro quedó golpeada.
Hasta último momento, las empresas buscaron acercar propuestas de negociación al Palacio de Hacienda, pero Caputo se mantuvo firme en su postura. El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, se corrió del centro de discusión y se concentró en defender el proyecto de Ley Bases en las sesiones del Senado.
“100 pct (sic) de adhesión a la propuesta de cancelación de deuda de Cammesa correspondiente a las facturas de diciembre y enero. Cabe resaltar la buena predisposición de los empresarios del sector, que, entendiendo la situación heredada, adhirieron a la propuesta. El sector energético, que ya mostró un superávit comercial de 2400 millones de dólares en el primer cuatrimestre del año, tiene un enorme potencial en nuestro país, con un superávit proyectado de 25.000 millones de dólares para el 2030 (sic)”, afirmó el ministro de Economía en un posteo en la red social X.
Caputo ya había mandado una señal a las empresas en una de las exposiciones que brindó en la Bolsa de Comercio. “Si los empresarios apoyan este cambio no solo con el voto, sino con acciones, e invierten, la economía va a crecer, vamos a recaudar más, tener superávit y bajar impuestos”, había dicho.
Ninguna empresa quiso quedar apuntada por el ministro y el Presidente como la responsable de un hipotético traspié económico. Por eso, pese a masticar bronca, aceptaron la oferta. “Quedó un sabor amargo en el sector”, dijeron en una de las generadoras.
“La relación quedó muy golpeada. Caputo fue muy agresivo con la oferta y no quiso dar marcha atrás para que no pareciera que las empresas le estaban dando el brazo a torcer. Fue muy intransigente en su posición. Esto no fue gratis”, agregaron en otra empresa.
“Había otras alternativas menos agresivas y que no modificaban la situación fiscal de corto plazo del Tesoro. Hubo contraofertas hasta último momento”, señaló otro ejecutivo.
Además de las empresas mencionadas, también aceptaron la propuesta YPF e YPF Luz, Albanesi, Pan American Energy (PAE) y MSU Energía, entre otras.
Del total de los $600.000 millones, $360.000 millones corresponden a las generadoras eléctricas y $240.000 millones, a los productores de gas, a los cuales Cammesa les compra el insumo para abastecer a las centrales térmicas.
Durante los primeros meses del año, Caputo aplicó un fuerte ajuste en el gasto, al recortar partidas y frenar pagos. En la jerga financiera se dice que se “sentó sobre la caja”. No solo redujo a cero las transferencias a las provincias y para obra pública, sino que acumuló un stock de deuda con varias empresas privadas, a las que luego les ofreció el bono.
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