miércoles, 13 de diciembre de 2023

HISTORIA ARGENTINA




Los 70: la investigación por la muerte de un obispo que se reabrió después de 46 años
Monseñor Carlos H. Ponce de León, el obispo de San Nicolás cuya muerte investiga la Justicia
La Cámara Federal de Rosario ordenó investigar si el accidente que le costó la vida a monseñor Carlos Horacio Ponce de León, en 1977, fue provocado; hay testimonios que revelan una red de espionaje y persecución
Mariano De Vedia
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Era el 1 de abril de 1976, había pasado una semana del golpe de Estado y el obispo de San Nicolás, monseñor Carlos Horacio Ponce de León, le recriminaba al coronel Manuel Fernando de Saint Aman por un operativo militar en una parroquia de la diócesis para localizar y llevar presos a tres sacerdotes.
“Es evidente que la Iglesia opera en la diócesis de San Nicolás bajo la dirección de monseñor Ponce de León como una resultante de fuerzas enroladas sustancialmente en las filas del enemigo”, se leía en un informe confidencial de inteligencia redactado a sus jefes por el propio militar Saint Aman. Cuestionaba severamente al obispo que un año y tres meses después –el 11 de julio de 1977- encontraría la muerte en un sospechoso accidente automovilístico en la ruta 9, a la altura de Ramallo.
Pasados 46 años, la Cámara Federal de Rosario ordenó reabrir la causa judicial en la que se investiga la muerte de Ponce de León en circunstancias trágicas. Mientras la Cámara de Casación tiene pendiente la confirmación del avance de la causa y la nulidad de la investigación que había atribuido el deceso del obispo a un accidente automovilístico, ya se presentaron en el expediente pedidos para citar a tres militares y un civil a declaración indagatoria. Se argumenta que el Ejército y la Dirección General de Inteligencia de la Policía bonaerense realizaban tareas de espionaje ilegal contra el dignatario episcopal y contra sacerdotes y laicos.
El Renault 4 en el que viajaba el obispo Carlos H. Ponce de León
Se atribuye la persecución contra Ponce de León al coronel Saint Aman, quien años después fue condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad en el Área Militar 132, que estaba bajo su mando, con jurisdicción en San Nicolás, San Pedro, Baradero y Pergamino. Fallecido en marzo de 2016, a los 82 años, el militar Saint Aman pertenecía a la promoción 81 del Colegio Militar y se había formado en el arma de Ingenieros. Permaneció en actividad hasta febrero de 1985, cuando pasó a retiro.
El obispo visitaba a los sacerdotes en sus lugares de detención , tras aquella requisa en la parroquia, y en señal de rechazo, dispuso que no se celebraran misas durante la Semana Santa de ese año en las parroquias de los tres curas hasta que fueran liberados.
Ponce de León pidió que si existía una “causa justa” para las detenciones se hiciera pública, mientras los jefes militares trataban de evitar que el conflicto pasara a mayores. Luego de tres días de negociaciones, consiguió que pudieran dejar la cárcel y pasaron una semana más como detenidos en el obispado.
Testimonio de monseñor Tissera
En el libro “La verdad los hará libres”, que aporta documentación para evaluar la actuación de la Iglesia durante la dictadura militar, se reproduce el testimonio del actual obispo de Quilmes y presidente de Cáritas, monseñor Carlos José Tissera, quien en ese tiempo era seminarista de la diócesis de Río Cuarto y residía en Buenos Aires, en el Convictorio Nazareth de San Nicolás. “Con gran generosidad, Ponce de León había aceptado el pedido de mi obispo, monseñor Moisés J. Blanchoud, para que yo pudiera proseguir mis estudios teológicos en la Facultad de Teología de la UCA”, explica el hoy titular de Cáritas.
Relata que un día llamaron a la puerta de la residencia de los seminaristas e ingresaron en forma prepotente unas seis u ocho personas, que habían llegado en dos autos: un Ford Falcon y un Peugeot 504. “Me dieron orden de levantarme del escritorio. Empezaron a revolver todo. Encontraron mi libreta de direcciones. Entre ellas figuraba el nombre de una joven que, por coincidencia llevaba el nombre de una implicada en un hecho terrorista. Me tiraron en un rincón de la habitación apuntándome con una ametralladora con silenciador”, cuenta el obispo Tissera en la recopilación del Episcopado.
La tumba del obispo de San Nicolás
Ponce de León era un obispo comprometido con la causa de los pobres y llevaba 11 años al frente de la diócesis de San Nicolás, ciudad constituida históricamente en un polo industrial con importantes empresas siderúrgicas, como Somisa y Acindar. Había participado en el Concilio Vaticano II. Se topó con la muerte a los 63 años, el 11 de julio de 1977, cuando el Renault 4 que conducía fue embestido por una pick-up Ford F-100.
Su caso figura en el informe Nunca Más, de la Conadep. Allí se indica que el obispo “se dirigía a la Capital Federal en compañía de su colaborador Víctor Oscar Martínez, con el objeto de llevar documentación a la Nunciatura Apostólica, relativa a la represión ilegal (secuestros y torturas) implementada en San Nicolás y en Villa Constitución. Según trascendió, esa documentación involucraba al general Carlos Guillermo Suárez Mason el jefe del Primer Cuerpo de Ejército, entre otros militares.
Ponce de León recibía con frecuencia en su despacho a familiares de detenidos o desaparecidos, de cualquier signo político. En un artículo publicado en la revista Vida Pastoral, el padre Enrique Ciro Bianchi recordó las continuas amenazas que sufría el obispo y las detenciones de sacerdotes de su diócesis, dispuestas por el coronel Saint Amant.
La Cámara Federal de Rosario declaró en febrero de 2023 que la sentencia que había cerrado el caso era “cosa juzgada írrita”, y ordenó reabrir la investigación, luego de que una reconstrucción del accidente, realizada por computadora, permitió establecer la mecánica del atentado. Los análisis forenses determinaron que las heridas del obispo no eran las que se habían declarado en un principio, ni tampoco las lesiones de los supuestos conductores con los que había chocado.
Los camaristas dijeron que la reconstrucción informática realizada 46 años después de la muerte del obispo y el resultado de ese estudio es “sólido y categórico” y “pone en duda seriamente” los hechos que se habían considerado acreditados.
El peritaje estableció que no hubo un choque entre la F-100 y el auto que conducía Ponce de León, sino que la camioneta se encontraba detenida y cruzada en forma transversal sobre la ruta, al momento de ser embestida, y que tampoco estaba tripulada, “pues el chofer y el acompañante de la Ford F-100 hubieran tenido mayores o iguales lesiones a las que sufrió Ponce de León”.
Otro de los peritajes analizados por los camaristas fue el examen antropológico, realizado en 2009 sobre el cuerpo del obispo, que demostró la ausencia de “fractura y hundimiento de cráneo” que había sido descripta en la autopsia realizada en 1977, otro elemento de sospecha que respaldaría la hipótesis de un “accidente provocado”, con el fin de ocasionar la muerte.

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