Entre la desazón y la intriga: el impacto social de los anuncios económicos
Para los más jóvenes, el futuro inmediato es preocupante; los mayores sienten que han vivido situaciones similares; la visión de los expertos ante el nuevo escenario
Evangelina HimitianHasta en un bar, los argentinos tomaron de distinta manera los anuncios
“Lo escuchaba y no lo podía creer. Me aniquiló emocionalmente. Lo primero que le dije a mi marido fue: pensé que íbamos a empezar a ver la luz al final del túnel y me doy cuenta de que para eso todavía falta”, cuenta María Falacci, de 45 años, madre de tres hijos, que con su marido tiene una empresa de construcción. “Hace unos años trabajaba en una empresa que estaba muy mal y nos pidieron que lleváramos el papel para los baños y las hojas para la impresora. Cuando escuchaba al ministro me sentí igual”, contó Alberto Tomeo, de 53 años, que trabaja en una empresa de marketing.
Soledad Martí, de 33 años, dice haber quedado desorientada: “Lo escuché tranquila, en casa, y es todo muy lógico y muy comprensible, no se puede gastar más de lo que se gana. El problema es cuando no se habla del Estado sino de tu economía, y de repente no sabés cuánto va a salir el boleto de colectivo o cuánto vas a terminar pagando esas vacaciones que planeaste para enero”, dice esta joven diseñadora.
Las sensaciones después de los anuncios son encontradas, ambivalentes. De los que sabían que se venían medidas de ajuste para los próximos meses, pero se sorprendieron del impacto directo, a los que defienden las medidas como el único camino posible, y los que quedaron sumidos en la total desazón.
“Hace muchos años nos dedicamos a obra pública. Somos subcontratados de las empresas que licitan. Hace unos meses esto ya viene parándose, el tema de los pagos y demás, que nunca fueron de 60 días, siempre son de 90, 120, han sido 150. Hace unos meses decidimos parar del todo y dedicarnos solo a alquilar equipos. Pero cada vez que se te rompe un equipo, los repuestos no los conseguís. Y si los conseguís, es a un precio exorbitante. Y cuando escuché [a Caputo] emocionalmente sentí como una puñalada porque tenía la esperanza de que, no sé, la verdad... viste cuando decís ver la luz al final del túnel y en este momento te puedo asegurar que no la veo. Se juntan muchas cosas, un año de mucho remar, enfermedades de mis papás, con mucho estrés y problemas de salud que me provocan los mismos nervios y la ansiedad de no saber qué pasa. Y bueno, así es como estoy”, describe Falacci.
Como ella, muchos navegan por estos días entre la desazón y la intriga por lo que se viene. Algunos se muestran desolados, otros dicen que sabían que nada se iba a resolver en pocos días. “Cuando fueron las últimas elecciones, con mis amigas dijimos, saquemos pasajes para Brasil. Ahora no sé cuánto vamos a terminar pagando el viaje y los gastos allá”, confiesa Martí.
“Todas las crisis generan incertidumbres, impotencia, angustias profundas, miedo al porvenir, sensaciones catastróficas, ira, entre otros sentimientos, con efectos muy diversos en cada persona según su afrontamiento. Dependerá del grado de vulnerabilidad. Pero a diferencia de otras crisis que hemos tenido, en este momento, la población está consciente de la misma y hay un efecto de esperanza. Hay una sensación, emoción de esperanza que va acompañando el clima emocional social en este momento”, apunta Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y especialista en vínculos. “Lo característico de hoy, del clima emocional social, es que conviven la incertidumbre y el miedo con la esperanza”, agrega.
“La gente escuchó los anuncios con gran expectativa. Había un gran misterio también ahí, muy cargado de deseo y de temor. Fueron anuncios amplios, tipo titulares, no hubo detalles, pero alcanzó para que se pueda intuir la idea de que el juego va a ser diferente”, apunta el psiquiatra y ensayista José Eduardo Abadi.
Palabra clave
Ante los anuncios, lo que está en juego en el interlocutor que lo escucha, dice Abadi, son las preguntas de cómo nos va a afectar: “¿Cómo voy a vivir? ¿Voy a poder vivir bien? ¿Mantener mi situación previa? ¿Mandar mis hijos al colegio? Frente a esa incertidumbre, ¿qué es lo que uno busca sobre todo cuando espera anuncios respecto al futuro? Previsibilidad. La palabra clave es previsibilidad. En esos anuncios uno pretendía, aspiraba, a tener una información que le permitiera sentirse más seguro. Para algunos fue así y a otros les incrementó la duda. ¿Qué es lo que nos da seguridad? Tener una cierta capacidad de prever”, dice Abadi. Por eso, las palabras del ministro de Economía, resonaron distinto en cada uno.
“Generó un enorme movimiento emocional que pretendía dar respuesta a la pregunta ¿esto es para mi bien o no? Y cada anuncio se inscribe en una serie de experiencias y de situaciones que uno tuvo que enfrentar a lo largo de la vida. Si hubo experiencias muy traumáticas y que resultaron frustrantes, dominará el pesimismo. Si fueron situaciones ambiguas, habrá escepticismo. Si en cambio dominó la confianza, que es clave en este proceso, y la promesa fue cumplida, la expectativa va a ser optimista”, agrega Abadi.
“Todo cambio genera incertidumbre, y esto no es necesariamente negativo, pero sí gatilla o activa distintas emociones como ansiedad, desánimo, estrés. Las reacciones a esa emoción dependerán de los recursos de afrontamiento de la persona. Una palabra que es clave en la investigación neuropsicológica es la expectativa. Hay una neurobiología de la expectativa: cuando la persona tiene una expectativa sobre algo, negativa o positiva, cambia, por ejemplo, el impacto. Esto es válido para una medicación y también para una noticia. Es decir, que la expectativa va a determinar la forma en que nos impactan todos estos cambios”, apunta el psicólogo Diego Herrera, conferencista y escritor, especializado en neuropsicología.
Los afrontamientos que cada persona pueda tener frente a cambios como los que se vienen, dice Herrera, son aprendidos a lo largo de la historia de cada uno; depende cómo cada persona lidia con la intolerancia a la incertidumbre. “En estos tiempos, hay más consultas, por ejemplo, en psicología clínica, en relación con estos temas, y aparece mucha tendencia a pensamientos catastróficos, porque es una población que viene ya con base de ansiedad muy elevada, una sociedad muy golpeada, y que desarrolló comportamientos ansiosos frente a la incertidumbre. Mucha exigencia de inmediatez. Por eso, frente a los cambios propuestos y al pedido de tiempo para que se vean los cambios positivos, siente que no tiene recursos internos para seguir esperando. Los índices de ansiedad se elevan más”, agrega.
Por eso, “la incertidumbre y la expectativa, sumadas al desconocimiento de lo que implican las medidas, pueden generar malestar emocional. ¿Cómo se puede aminorar cualquier impacto de esas medidas a nivel emocional? Con información. ¿Pero información de quién? Fidedigna, o sea, con evidencia. Es importante, frente a la incertidumbre, tener estrategias de sensación de control. Aumentar la organización es una estrategia, hablar con gente que tiene información confiable, lo mismo .También buscar hacer actividades que bajen el estrés, como deporte, juntarse con amigos. Pensar que puede haber una luz al final del túnel, aunque no sea inmediata”, agrega.
Martín Wainstein, docente de Psicología Social de la UBA e investigador de la Fundación Bateson Buenos Aires, apunta que las expectativas con las que se escuchó a Caputo fueron distintas entre la población. “Los votantes más duros de Javier Milei, más jóvenes, organizaron sus expectativas en torno al discurso de la campaña, que fue muy rimbombante. Estaban esperando que el discurso diera lugar al ruido de la motosierra, aunque no sé si ellos saben, porque nunca lo vivieron, lo que significa en la vida cotidiana una batería de medidas de un ajuste de los más ortodoxos. En ese sentido, los más grandes lo miran con un esto ya pasó. Después hay otro sector intermedio, el que apoyó al final, no estaba fascinado con la motosierra, pero entiende y está expectante a ver qué pasa y mira todo con mucha incertidumbre, preocupado por el shock que produce. Es como cuando uno llega al hospital, a la sala de shock, en estado grave y se siente agradecido porque lo van a atender. Ellos tienen una expectativa favorable aunque es visión tiene fecha de vencimiento. ¿Cuánto se puede estar en la sala de shock? La Argentina empieza su año en abril y ahí se va a ver con más realismo”, agrega Wainstein.
El hecho de que los anuncios lleguen en un momento en el que todo son cierres y balances, después de un año muy intenso y con muchos golpes por la inflación, que lleguen novedades como esta, con un gran peso emocional, tiene un doble impacto. “Aunque sea un día más del calendario, simbólicamente no lo es, y uno se encuentra en este fin de año preguntándose de qué fin se trata. De fin de año, de ciclo, de una Argentina, de una política, de una etapa, y acá juega mucho la esperanza. Ojalá este fin sea fin de un ciclo y no final como algo funesto, sino el comienzo, la inauguración de otra cosa”, dice Abadi.
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Incertidumbre en el sector turístico por las nuevas medidas
Tras la devaluación, los operadores son cautelosos, pero admiten que muchos contrataron viajes hace tiempo
Guillermina Leudesdorf
Incertidumbre. Esa es la sensación que sobrevuela en las agencias de viaje consultadas por ante la nacion las medidas del flamante ministro Luis Caputo, sobre todo, las vinculadas con el aumento del dólar oficial ($800), que marcaron una devaluación del 54%.
El panorama es más preocupante en el sector a semanas de las Fiestas y del comienzo de las vacaciones de verano. Pero reconocen que la gran mayoría de los clientes compraron sus paquetes en los últimos meses.
Al respecto, Paula Cristi, gerenta general de Despegar Argentina y Uruguay, destacó: “Lo que vemos cada vez que hay contextos de incertidumbre en el tipo de cambio, no solo en la Argentina, sino donde operamos es que hay modificaciones en el comportamiento del consumo asociado a turismo como una anticipación de compra, para cerrar y garantizar valores en pesos”. Y sumó: “En los últimos meses, hubo un aumento en las búsquedas en comparación con períodos anteriores”.
Tomas Novick, fundador de TravelConnect, red de agencias, expresó: “Es un momento de mucha incertidumbre al no estar definida toda la política cambiaria. Estos días de feriado cambiario se operó muy poco en ventas al exterior”.
Sobre los destinos nacionales, afirmó: “Están en proceso de venta porque hay una fuerte expectativa sobre el cambio de gobierno y de las nuevas reglas de juego que afectan en la toma de decisiones. Hay mucho producto por vender. También se espera una acomodación de los precios, estos deberían ‘hamacarse’ al mercado”.
Pablo Aperio, director de la agencia de viajes Travel Services, sostuvo: “Aunque ya se opera en todas las agencias con el nuevo valor del dólar, más lo que suman los impuestos y las percepciones, las 48 horas posteriores al anuncio suelen demandar mucho trabajo en modificar los sistemas de reservas”. Y señaló: “Hay algunas aerolíneas que hasta que no adecuen sus sistemas van a retrasar las reservas de pasajes, pero no representa ningún cambio para quien ya tiene su viaje comprado”.
“Por estos cambios, la anticipación de compra que tuvimos este año y la estacionalidad, diciembre es cuando la mayoría de la gente ya resolvió sus vacaciones, las ventas van a tender a disminuir”, agregó.
“Los argentinos, especialmente los que tenían planeado viajar al exterior, se anticiparon varios meses a los vaivenes de la economía. La mayoría de las compras se hicieron cerca de los 120 días o un poco más, aunque hubo oportunidades para el que no reaccionó y dejó pasar el tiempo también”, explicó. Y completó: “El calendario electoral fue una barrera para la compra anticipada”.
Cristi detalló: “Respecto al ranking de destinos para este verano, a nivel nacional están Bariloche, Mendoza, Iguazú, Córdoba, Salta, Ushuaia y El Calafate. Entre los internacionales, los más buscados son Río de Janeiro, Miami, Orlando, Cancún y Madrid”. Novick sostuvo: “Sobre los viajes al exterior, los argentinos viajan todo el año y compran a buen precio. Los destinos más buscados son Estados Unidos, El Caribe y Europa. El futuro es incierto, la gente se tendrá que ajustar a sus posibilidades. Se podrá bajar el nivel de servicios o se acortarán las estadías para economizar”.
Bariloche
En Bariloche, el principal destino nacional según Cristi, las reservas para enero alcanzaban el 80% al lunes. A partir de los anuncios de Caputo, en esta ciudad intentan saber cómo impactará la suba de precios en la ocupación turística.
El flamante secretario de Turismo local, Sergio Herrero, indicó
que relevan alojamientos la nacion para conocer el efecto: “Aún no tenemos definiciones, pero es probable que los turistas que tenían sus aéreos comprados, vengan. Hay que ver qué pasa con quienes esperaban para comprar. Los pasajes en avión aumentaron un 35% respecto de la semana pasada”.
Herrero agregó que relevan los alojamientos habilitados y que trabajan en erradicar espacios informales de alquiler turístico. Sobre los precios que pagarán los turistas, advirtió que eso está sujeto a la oferta y la demanda, y queda librado a cada empresario o comerciante: “Hay que caminar, porque en un lugar se puede comer, por $30.000, y en otro, por $8000”.
Desde la Cámara de Turismo de Bariloche prefirieron no hacer proyecciones. Sus miembros se reunirán hoy. En ese proceso están los responsables del nuevo Ministerio de Gobierno, Trabajo, Modernización y Turismo provincial.
Córdoba
Los empresarios del sector turístico de Córdoba sostuvieron que es “muy pronto” para plantear cómo impactarán la devaluación y otras medidas anunciadas por Caputo. Consultas realizadas por la nacion, coinciden en que se repetiría la situación de otros momentos de “dólar caro”: los destinos locales saldrían ganando frente a los países vecinos.
La diferencia que marcan es que, si la inflación es –como se prevé– alta, los consumos en restaurantes, teatros y diversión “caerán fuerte”. “La gente se quedará con lo mínimo y con estancias cortas”, describió un hotelero de Villa Carlos Paz.
Córdoba recibe, en el verano, grupos familiares y jóvenes, por lo que gastronómicos y hoteleros descuentan que se acentuará el “turismo gasolero”, el que contrata lo mínimo y disfruta del paisaje.
En Traslasierra y Mar Chiquita, destinos fuertes de la provincia, la expectativa apunta a más visitantes del segmento social medio alto. Son los que suelen ir a Brasil o al Caribe. “Esta vez, aun con los aumentos internos, convendrá quedarse en la Argentina”, dijo un operador de Nono.
Con la colaboración de Gabriela Origlia y Paz García Pastormerlo
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Carpa o sombrilla en efectivo, el imperativo en la costa
Se atraviesa una merma de pedidos que promedia un 15% con respecto a igual momento de 2022; se prevé un verano difícil
“Lo escuchaba y no lo podía creer. Me aniquiló emocionalmente. Lo primero que le dije a mi marido fue: pensé que íbamos a empezar a ver la luz al final del túnel y me doy cuenta de que para eso todavía falta”, cuenta María Falacci, de 45 años, madre de tres hijos, que con su marido tiene una empresa de construcción. “Hace unos años trabajaba en una empresa que estaba muy mal y nos pidieron que lleváramos el papel para los baños y las hojas para la impresora. Cuando escuchaba al ministro me sentí igual”, contó Alberto Tomeo, de 53 años, que trabaja en una empresa de marketing.
Soledad Martí, de 33 años, dice haber quedado desorientada: “Lo escuché tranquila, en casa, y es todo muy lógico y muy comprensible, no se puede gastar más de lo que se gana. El problema es cuando no se habla del Estado sino de tu economía, y de repente no sabés cuánto va a salir el boleto de colectivo o cuánto vas a terminar pagando esas vacaciones que planeaste para enero”, dice esta joven diseñadora.
Las sensaciones después de los anuncios son encontradas, ambivalentes. De los que sabían que se venían medidas de ajuste para los próximos meses, pero se sorprendieron del impacto directo, a los que defienden las medidas como el único camino posible, y los que quedaron sumidos en la total desazón.
“Hace muchos años nos dedicamos a obra pública. Somos subcontratados de las empresas que licitan. Hace unos meses esto ya viene parándose, el tema de los pagos y demás, que nunca fueron de 60 días, siempre son de 90, 120, han sido 150. Hace unos meses decidimos parar del todo y dedicarnos solo a alquilar equipos. Pero cada vez que se te rompe un equipo, los repuestos no los conseguís. Y si los conseguís, es a un precio exorbitante. Y cuando escuché [a Caputo] emocionalmente sentí como una puñalada porque tenía la esperanza de que, no sé, la verdad... viste cuando decís ver la luz al final del túnel y en este momento te puedo asegurar que no la veo. Se juntan muchas cosas, un año de mucho remar, enfermedades de mis papás, con mucho estrés y problemas de salud que me provocan los mismos nervios y la ansiedad de no saber qué pasa. Y bueno, así es como estoy”, describe Falacci.
Como ella, muchos navegan por estos días entre la desazón y la intriga por lo que se viene. Algunos se muestran desolados, otros dicen que sabían que nada se iba a resolver en pocos días. “Cuando fueron las últimas elecciones, con mis amigas dijimos, saquemos pasajes para Brasil. Ahora no sé cuánto vamos a terminar pagando el viaje y los gastos allá”, confiesa Martí.
“Todas las crisis generan incertidumbres, impotencia, angustias profundas, miedo al porvenir, sensaciones catastróficas, ira, entre otros sentimientos, con efectos muy diversos en cada persona según su afrontamiento. Dependerá del grado de vulnerabilidad. Pero a diferencia de otras crisis que hemos tenido, en este momento, la población está consciente de la misma y hay un efecto de esperanza. Hay una sensación, emoción de esperanza que va acompañando el clima emocional social en este momento”, apunta Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y especialista en vínculos. “Lo característico de hoy, del clima emocional social, es que conviven la incertidumbre y el miedo con la esperanza”, agrega.
“La gente escuchó los anuncios con gran expectativa. Había un gran misterio también ahí, muy cargado de deseo y de temor. Fueron anuncios amplios, tipo titulares, no hubo detalles, pero alcanzó para que se pueda intuir la idea de que el juego va a ser diferente”, apunta el psiquiatra y ensayista José Eduardo Abadi.
Palabra clave
Ante los anuncios, lo que está en juego en el interlocutor que lo escucha, dice Abadi, son las preguntas de cómo nos va a afectar: “¿Cómo voy a vivir? ¿Voy a poder vivir bien? ¿Mantener mi situación previa? ¿Mandar mis hijos al colegio? Frente a esa incertidumbre, ¿qué es lo que uno busca sobre todo cuando espera anuncios respecto al futuro? Previsibilidad. La palabra clave es previsibilidad. En esos anuncios uno pretendía, aspiraba, a tener una información que le permitiera sentirse más seguro. Para algunos fue así y a otros les incrementó la duda. ¿Qué es lo que nos da seguridad? Tener una cierta capacidad de prever”, dice Abadi. Por eso, las palabras del ministro de Economía, resonaron distinto en cada uno.
“Generó un enorme movimiento emocional que pretendía dar respuesta a la pregunta ¿esto es para mi bien o no? Y cada anuncio se inscribe en una serie de experiencias y de situaciones que uno tuvo que enfrentar a lo largo de la vida. Si hubo experiencias muy traumáticas y que resultaron frustrantes, dominará el pesimismo. Si fueron situaciones ambiguas, habrá escepticismo. Si en cambio dominó la confianza, que es clave en este proceso, y la promesa fue cumplida, la expectativa va a ser optimista”, agrega Abadi.
“Todo cambio genera incertidumbre, y esto no es necesariamente negativo, pero sí gatilla o activa distintas emociones como ansiedad, desánimo, estrés. Las reacciones a esa emoción dependerán de los recursos de afrontamiento de la persona. Una palabra que es clave en la investigación neuropsicológica es la expectativa. Hay una neurobiología de la expectativa: cuando la persona tiene una expectativa sobre algo, negativa o positiva, cambia, por ejemplo, el impacto. Esto es válido para una medicación y también para una noticia. Es decir, que la expectativa va a determinar la forma en que nos impactan todos estos cambios”, apunta el psicólogo Diego Herrera, conferencista y escritor, especializado en neuropsicología.
Los afrontamientos que cada persona pueda tener frente a cambios como los que se vienen, dice Herrera, son aprendidos a lo largo de la historia de cada uno; depende cómo cada persona lidia con la intolerancia a la incertidumbre. “En estos tiempos, hay más consultas, por ejemplo, en psicología clínica, en relación con estos temas, y aparece mucha tendencia a pensamientos catastróficos, porque es una población que viene ya con base de ansiedad muy elevada, una sociedad muy golpeada, y que desarrolló comportamientos ansiosos frente a la incertidumbre. Mucha exigencia de inmediatez. Por eso, frente a los cambios propuestos y al pedido de tiempo para que se vean los cambios positivos, siente que no tiene recursos internos para seguir esperando. Los índices de ansiedad se elevan más”, agrega.
Por eso, “la incertidumbre y la expectativa, sumadas al desconocimiento de lo que implican las medidas, pueden generar malestar emocional. ¿Cómo se puede aminorar cualquier impacto de esas medidas a nivel emocional? Con información. ¿Pero información de quién? Fidedigna, o sea, con evidencia. Es importante, frente a la incertidumbre, tener estrategias de sensación de control. Aumentar la organización es una estrategia, hablar con gente que tiene información confiable, lo mismo .También buscar hacer actividades que bajen el estrés, como deporte, juntarse con amigos. Pensar que puede haber una luz al final del túnel, aunque no sea inmediata”, agrega.
Martín Wainstein, docente de Psicología Social de la UBA e investigador de la Fundación Bateson Buenos Aires, apunta que las expectativas con las que se escuchó a Caputo fueron distintas entre la población. “Los votantes más duros de Javier Milei, más jóvenes, organizaron sus expectativas en torno al discurso de la campaña, que fue muy rimbombante. Estaban esperando que el discurso diera lugar al ruido de la motosierra, aunque no sé si ellos saben, porque nunca lo vivieron, lo que significa en la vida cotidiana una batería de medidas de un ajuste de los más ortodoxos. En ese sentido, los más grandes lo miran con un esto ya pasó. Después hay otro sector intermedio, el que apoyó al final, no estaba fascinado con la motosierra, pero entiende y está expectante a ver qué pasa y mira todo con mucha incertidumbre, preocupado por el shock que produce. Es como cuando uno llega al hospital, a la sala de shock, en estado grave y se siente agradecido porque lo van a atender. Ellos tienen una expectativa favorable aunque es visión tiene fecha de vencimiento. ¿Cuánto se puede estar en la sala de shock? La Argentina empieza su año en abril y ahí se va a ver con más realismo”, agrega Wainstein.
El hecho de que los anuncios lleguen en un momento en el que todo son cierres y balances, después de un año muy intenso y con muchos golpes por la inflación, que lleguen novedades como esta, con un gran peso emocional, tiene un doble impacto. “Aunque sea un día más del calendario, simbólicamente no lo es, y uno se encuentra en este fin de año preguntándose de qué fin se trata. De fin de año, de ciclo, de una Argentina, de una política, de una etapa, y acá juega mucho la esperanza. Ojalá este fin sea fin de un ciclo y no final como algo funesto, sino el comienzo, la inauguración de otra cosa”, dice Abadi.
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Incertidumbre en el sector turístico por las nuevas medidas
Tras la devaluación, los operadores son cautelosos, pero admiten que muchos contrataron viajes hace tiempo
Guillermina Leudesdorf
Incertidumbre. Esa es la sensación que sobrevuela en las agencias de viaje consultadas por ante la nacion las medidas del flamante ministro Luis Caputo, sobre todo, las vinculadas con el aumento del dólar oficial ($800), que marcaron una devaluación del 54%.
El panorama es más preocupante en el sector a semanas de las Fiestas y del comienzo de las vacaciones de verano. Pero reconocen que la gran mayoría de los clientes compraron sus paquetes en los últimos meses.
Al respecto, Paula Cristi, gerenta general de Despegar Argentina y Uruguay, destacó: “Lo que vemos cada vez que hay contextos de incertidumbre en el tipo de cambio, no solo en la Argentina, sino donde operamos es que hay modificaciones en el comportamiento del consumo asociado a turismo como una anticipación de compra, para cerrar y garantizar valores en pesos”. Y sumó: “En los últimos meses, hubo un aumento en las búsquedas en comparación con períodos anteriores”.
Tomas Novick, fundador de TravelConnect, red de agencias, expresó: “Es un momento de mucha incertidumbre al no estar definida toda la política cambiaria. Estos días de feriado cambiario se operó muy poco en ventas al exterior”.
Sobre los destinos nacionales, afirmó: “Están en proceso de venta porque hay una fuerte expectativa sobre el cambio de gobierno y de las nuevas reglas de juego que afectan en la toma de decisiones. Hay mucho producto por vender. También se espera una acomodación de los precios, estos deberían ‘hamacarse’ al mercado”.
Pablo Aperio, director de la agencia de viajes Travel Services, sostuvo: “Aunque ya se opera en todas las agencias con el nuevo valor del dólar, más lo que suman los impuestos y las percepciones, las 48 horas posteriores al anuncio suelen demandar mucho trabajo en modificar los sistemas de reservas”. Y señaló: “Hay algunas aerolíneas que hasta que no adecuen sus sistemas van a retrasar las reservas de pasajes, pero no representa ningún cambio para quien ya tiene su viaje comprado”.
“Por estos cambios, la anticipación de compra que tuvimos este año y la estacionalidad, diciembre es cuando la mayoría de la gente ya resolvió sus vacaciones, las ventas van a tender a disminuir”, agregó.
“Los argentinos, especialmente los que tenían planeado viajar al exterior, se anticiparon varios meses a los vaivenes de la economía. La mayoría de las compras se hicieron cerca de los 120 días o un poco más, aunque hubo oportunidades para el que no reaccionó y dejó pasar el tiempo también”, explicó. Y completó: “El calendario electoral fue una barrera para la compra anticipada”.
Cristi detalló: “Respecto al ranking de destinos para este verano, a nivel nacional están Bariloche, Mendoza, Iguazú, Córdoba, Salta, Ushuaia y El Calafate. Entre los internacionales, los más buscados son Río de Janeiro, Miami, Orlando, Cancún y Madrid”. Novick sostuvo: “Sobre los viajes al exterior, los argentinos viajan todo el año y compran a buen precio. Los destinos más buscados son Estados Unidos, El Caribe y Europa. El futuro es incierto, la gente se tendrá que ajustar a sus posibilidades. Se podrá bajar el nivel de servicios o se acortarán las estadías para economizar”.
Bariloche
En Bariloche, el principal destino nacional según Cristi, las reservas para enero alcanzaban el 80% al lunes. A partir de los anuncios de Caputo, en esta ciudad intentan saber cómo impactará la suba de precios en la ocupación turística.
El flamante secretario de Turismo local, Sergio Herrero, indicó
que relevan alojamientos la nacion para conocer el efecto: “Aún no tenemos definiciones, pero es probable que los turistas que tenían sus aéreos comprados, vengan. Hay que ver qué pasa con quienes esperaban para comprar. Los pasajes en avión aumentaron un 35% respecto de la semana pasada”.
Herrero agregó que relevan los alojamientos habilitados y que trabajan en erradicar espacios informales de alquiler turístico. Sobre los precios que pagarán los turistas, advirtió que eso está sujeto a la oferta y la demanda, y queda librado a cada empresario o comerciante: “Hay que caminar, porque en un lugar se puede comer, por $30.000, y en otro, por $8000”.
Desde la Cámara de Turismo de Bariloche prefirieron no hacer proyecciones. Sus miembros se reunirán hoy. En ese proceso están los responsables del nuevo Ministerio de Gobierno, Trabajo, Modernización y Turismo provincial.
Córdoba
Los empresarios del sector turístico de Córdoba sostuvieron que es “muy pronto” para plantear cómo impactarán la devaluación y otras medidas anunciadas por Caputo. Consultas realizadas por la nacion, coinciden en que se repetiría la situación de otros momentos de “dólar caro”: los destinos locales saldrían ganando frente a los países vecinos.
La diferencia que marcan es que, si la inflación es –como se prevé– alta, los consumos en restaurantes, teatros y diversión “caerán fuerte”. “La gente se quedará con lo mínimo y con estancias cortas”, describió un hotelero de Villa Carlos Paz.
Córdoba recibe, en el verano, grupos familiares y jóvenes, por lo que gastronómicos y hoteleros descuentan que se acentuará el “turismo gasolero”, el que contrata lo mínimo y disfruta del paisaje.
En Traslasierra y Mar Chiquita, destinos fuertes de la provincia, la expectativa apunta a más visitantes del segmento social medio alto. Son los que suelen ir a Brasil o al Caribe. “Esta vez, aun con los aumentos internos, convendrá quedarse en la Argentina”, dijo un operador de Nono.
Con la colaboración de Gabriela Origlia y Paz García Pastormerlo
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Carpa o sombrilla en efectivo, el imperativo en la costa
Se atraviesa una merma de pedidos que promedia un 15% con respecto a igual momento de 2022; se prevé un verano difícil
Darío PalavecinoMar del Plata ya tiene casi listos los servicios de playa para el próximo verano
MAR DEL PLATA.– La financiación hasta en 10 meses de temporada baja es un recuerdo que quedó allá lejos en el tiempo, cuando la inflación era de un dígito, pero ya se la veía envalentonada. Tanto como para que los concesionarios de balnearios tomaran sus recaudos. Entre aumentos y pausas, porque la crisis económica iba más rápido que el negocio, los planes se redujeron con suerte a un plan de cuotas hasta el callejón de única salida que quedó abierto en este último tramo del año: contado y efectivo.
Billetes o transferencia bancaria, siempre sobre el total de la operación, es la única opción para reservar o asegurarse una carpa o sombrilla para algún momento de este verano que toma temperatura a la par de las primeras medidas de ajuste del flamante gobierno.
Es un mercado que se había acostumbrado a llegar a estos días con óptimos niveles de ocupación garantizados y que ahora transita con una merma de pedidos que promedia un 15% con respecto a igual momento del año pasado.
El interés de los clientes y el titubeo en la determinación de precio de los balnearios tuvieron períodos de falso encastre: uno buscaba apurar para evitar la licuación de sus pesos frente a la inflación y el otro llegó a suspender operaciones por costos a futuro que eran –y son– difíciles de dimensionar.
Las operaciones de estos últimos días confirman que un mes de sombra en unidades de playa de la costa se paga de $350.000 a casi un millón de pesos para enero, según el parador que se elija. Esos valores, consultados por la nacion, eran válidos hasta antes de la devaluación de casi el 100% que confirmó el ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo.
Mar del Plata es el destino con mayor oferta de carpas y sombrillas y con la mayor ocupación asegurada a la fecha por una sencilla razón: los residentes son los principales clientes del rubro y toman hasta el 70% de esas plazas, en su mayoría con contratos por temporada completa. En paradores exclusivos al sur del faro se llega a pagar casi US$2000 por tres meses de algo más que un toldo: es piscinas, gimnasio, recreación y guardería, entre otros servicios de los que hoy son literales clubes de playa.
Un producto que el marplatense consume y aprendió a encontrarle el mejor rendimiento a partir de alquileres que se comparten entre dos o más familias. En algunos de esos balnearios la oferta básica de sombra y carpas más duchas se llega a extender de octubre a Semana Santa, que será a fines de marzo.
“Salvo alguna excepción que hubo con Banco Provincia, la financiación se cortó y nos hemos quedado con la obligada alternativa de contado”, dice Luis García, al frente de los balnearios 21 y 24 de Punta Mogotes, donde se puede contratar servicio por enero en $500.000, incluido estacionamiento.
Estadas más cortas
Es de los que, con experiencia en el rubro y estas crisis recurrentes, creen que se pone en marcha una temporada que puede ser buena porque salir al exterior se complicó mucho. “Vamos hacia un escenario de recesión con turistas de estadas más cortas y muy cuidadosos en el gasto”, arriesgó.
Por Cariló el panorama es bastante parecido. A pesar de la clientela de perfil ABC1, hay una dinámica moderada con reservas a marcha lenta. “El año pasado teníamos casi 80% confirmado a esta fecha y hoy estamos en 60 a 65%”, dice Pedro Gartia, encargado del emblemático parador Hemingway.
Allí una carpa para enero vale hoy $990.000 por todo enero, el período de mayor demanda. El pago de contado habilita a un descuento del 10%. Y plantea como alternativa la reserva de unidad con depósito del 40% del costo actual. “El saldo será al valor de la carpa en el momento en que ejecute el pago”, aclaró sobre esta mínima y excepcional variante. El mecanismo es el mismo para el parador de Hemingway en Valeria del Mar. En ese caso, enero vale $670.000.
Más difícil de calcular es el valor que se pagará por la unidad de sombra por día, un negocio que es difícil contratar con anticipación por la imprevisibilidad del clima. El año pasado, según localidad y calidad de prestación, se pagaba por una carpa de $6000 a casi $30.000. Con casi 150% de inflación interanual hay que pensar en duplicación o más de esas cifras.
“Hasta octubre veníamos con bastantes reservas hasta que la incertidumbre política y económica marcó un parate notorio”, comentó a Mariano Mazzuoccolo, la nacion al frente del parador Áfrika de Villa Gesell. Reconoce que se mantienen consultas, en particular para enero, período para el que alquilar allí una carpa vale a la fecha $360.000.
Es un clientela, a diferencia de Mar del Plata, compuesta casi exclusivamente por turistas. También con un perfil económico moderado. El año pasado se pagaba allí $7000 por día de carpa. “Difícil fijarlo hoy pero vamos a estar en enero en $18.000 a $20.000”, arriesga.
Tienen en claro que, frente a la coyuntura, excederse los expone a perder clientes. “Más vale pájaro en mano”, comentó un operador del sector que, refiere resignar algunos pesos.
Como novedad del mercado se anunció, en Mar del Plata, no habilitar más balnearios con formato tradicional para asegurar mayor superficie pública. Por eso se anunció, en este caso sobre el frente norte de la costa, el desarrollo de las denominadas “playas móviles”.
Son seis unidades a concesionar con mínima infraestructura de servicios y habilitación de alquiler de sombrillas (máximo de 50) que –a diferencia del balneario tradicional– no tendrán espacio exclusivo y, al final de cada jornada, ese sector quedará con arenas despejadas
MAR DEL PLATA.– La financiación hasta en 10 meses de temporada baja es un recuerdo que quedó allá lejos en el tiempo, cuando la inflación era de un dígito, pero ya se la veía envalentonada. Tanto como para que los concesionarios de balnearios tomaran sus recaudos. Entre aumentos y pausas, porque la crisis económica iba más rápido que el negocio, los planes se redujeron con suerte a un plan de cuotas hasta el callejón de única salida que quedó abierto en este último tramo del año: contado y efectivo.
Billetes o transferencia bancaria, siempre sobre el total de la operación, es la única opción para reservar o asegurarse una carpa o sombrilla para algún momento de este verano que toma temperatura a la par de las primeras medidas de ajuste del flamante gobierno.
Es un mercado que se había acostumbrado a llegar a estos días con óptimos niveles de ocupación garantizados y que ahora transita con una merma de pedidos que promedia un 15% con respecto a igual momento del año pasado.
El interés de los clientes y el titubeo en la determinación de precio de los balnearios tuvieron períodos de falso encastre: uno buscaba apurar para evitar la licuación de sus pesos frente a la inflación y el otro llegó a suspender operaciones por costos a futuro que eran –y son– difíciles de dimensionar.
Las operaciones de estos últimos días confirman que un mes de sombra en unidades de playa de la costa se paga de $350.000 a casi un millón de pesos para enero, según el parador que se elija. Esos valores, consultados por la nacion, eran válidos hasta antes de la devaluación de casi el 100% que confirmó el ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo.
Mar del Plata es el destino con mayor oferta de carpas y sombrillas y con la mayor ocupación asegurada a la fecha por una sencilla razón: los residentes son los principales clientes del rubro y toman hasta el 70% de esas plazas, en su mayoría con contratos por temporada completa. En paradores exclusivos al sur del faro se llega a pagar casi US$2000 por tres meses de algo más que un toldo: es piscinas, gimnasio, recreación y guardería, entre otros servicios de los que hoy son literales clubes de playa.
Un producto que el marplatense consume y aprendió a encontrarle el mejor rendimiento a partir de alquileres que se comparten entre dos o más familias. En algunos de esos balnearios la oferta básica de sombra y carpas más duchas se llega a extender de octubre a Semana Santa, que será a fines de marzo.
“Salvo alguna excepción que hubo con Banco Provincia, la financiación se cortó y nos hemos quedado con la obligada alternativa de contado”, dice Luis García, al frente de los balnearios 21 y 24 de Punta Mogotes, donde se puede contratar servicio por enero en $500.000, incluido estacionamiento.
Estadas más cortas
Es de los que, con experiencia en el rubro y estas crisis recurrentes, creen que se pone en marcha una temporada que puede ser buena porque salir al exterior se complicó mucho. “Vamos hacia un escenario de recesión con turistas de estadas más cortas y muy cuidadosos en el gasto”, arriesgó.
Por Cariló el panorama es bastante parecido. A pesar de la clientela de perfil ABC1, hay una dinámica moderada con reservas a marcha lenta. “El año pasado teníamos casi 80% confirmado a esta fecha y hoy estamos en 60 a 65%”, dice Pedro Gartia, encargado del emblemático parador Hemingway.
Allí una carpa para enero vale hoy $990.000 por todo enero, el período de mayor demanda. El pago de contado habilita a un descuento del 10%. Y plantea como alternativa la reserva de unidad con depósito del 40% del costo actual. “El saldo será al valor de la carpa en el momento en que ejecute el pago”, aclaró sobre esta mínima y excepcional variante. El mecanismo es el mismo para el parador de Hemingway en Valeria del Mar. En ese caso, enero vale $670.000.
Más difícil de calcular es el valor que se pagará por la unidad de sombra por día, un negocio que es difícil contratar con anticipación por la imprevisibilidad del clima. El año pasado, según localidad y calidad de prestación, se pagaba por una carpa de $6000 a casi $30.000. Con casi 150% de inflación interanual hay que pensar en duplicación o más de esas cifras.
“Hasta octubre veníamos con bastantes reservas hasta que la incertidumbre política y económica marcó un parate notorio”, comentó a Mariano Mazzuoccolo, la nacion al frente del parador Áfrika de Villa Gesell. Reconoce que se mantienen consultas, en particular para enero, período para el que alquilar allí una carpa vale a la fecha $360.000.
Es un clientela, a diferencia de Mar del Plata, compuesta casi exclusivamente por turistas. También con un perfil económico moderado. El año pasado se pagaba allí $7000 por día de carpa. “Difícil fijarlo hoy pero vamos a estar en enero en $18.000 a $20.000”, arriesga.
Tienen en claro que, frente a la coyuntura, excederse los expone a perder clientes. “Más vale pájaro en mano”, comentó un operador del sector que, refiere resignar algunos pesos.
Como novedad del mercado se anunció, en Mar del Plata, no habilitar más balnearios con formato tradicional para asegurar mayor superficie pública. Por eso se anunció, en este caso sobre el frente norte de la costa, el desarrollo de las denominadas “playas móviles”.
Son seis unidades a concesionar con mínima infraestructura de servicios y habilitación de alquiler de sombrillas (máximo de 50) que –a diferencia del balneario tradicional– no tendrán espacio exclusivo y, al final de cada jornada, ese sector quedará con arenas despejadas
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