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Así se titula el libro de Magatte Wade “El corazón de un Guepardo” o “The heart of a Cheetah”. El libro publicado en el 2023 es una mezcla de biografía y un recorrido por las causas de la pobreza en Africa. Ella, una inmigrante senegalesa, nos cuenta a través del libro su historia personal como inmigrante, primero en Alemania, luego en Francia y posteriormente en Estados Unidos, donde actualmente vive.
Magatte es una empresaria en Estados Unidos que tuvo éxito promocionando bebidas producidas localmente o con fórmulas de su nativa Senegal, a través de la compañía Adina. Uno de los mantras que la mueven es que el subdesarrollo en Africa, a pesar de lo que nos dicen los expertos, nunca se va a poder SOLUCIONAR con las ayudas humanitarias del mundo Occidental, sino más bien cuando los africanos aprendan a apreciar su cultura local y decidan entrar a competir con productos locales en los mercados internacionales. Y es que durante años la comunidad internacional y la prensa en general se han mal acostumbrado a mostrarnos imágenes crudas y tristes de Africa. Quién no recuerda, si fueron adolescentes en Hispanoamérica, como nuestras madres nos machacaban que no había que dejar comida en el plato pues había lugares como Etiopía, en Africa, donde había unas hambrunas terribles (1983-1985). Cómo no recordar también los conciertos por Africa de 1985 (Live Aid) que dio lugar a dicha canción tan pegajosa y lastimera “We Are the World” hace ya casi 40 años para recaudar fondos para Somalia y Etiopía y cantada por todas las estrellas del momento en 1985.
Y es que más allá de las buenas intenciones y el éxito del concierto (visto en 72 países al mismo tiempo) que pudo haber tenido la canción (y 100 millones de dólares de recaudación) su efecto en aliviar los problemas de esos dos países, y de Africa en general, fue nulo. Parte del problema está en que a lo largo de los años no se han encontrado soluciones al problema de Africa y esto es lo que Magatte trata de contarnos a través de su historia personal en sus actividades empresariales en Senegal. Una actividad que va desde la producción de bebidas, y luego más tarde con su actual empresa Skin is Skin, una marca de cosméticos hechos con productos naturales y fórmulas nativas.
Para Magatte parte del problema es por un lado el excesivo marco regulatorio que persiste en el continente. Más allá de la falta de democracia y estados fundamentados en el estado de derecho en Africa, lo que sucede al igual que en otras partes del mundo aún subdesarrolladas, es que hay una vocación a la regulación excesiva que aplasta cualquier iniciativa empresarial. Lamentablemente, en las élites intelectuales en el mundo desarrollado (incluido Estados Unidos) lo que ha primado es mayoritariamente un odio al capitalismo y las soluciones que nos ofrece, y este odio enfocado a los problemas que causan las soluciones X, Y o Z, supuestamente provocadas por el capitalismo, y no un genuino afecto y amor positivo a los africanos. Más pesa en las élites intelectuales occidentales el odio al capitalismo que el bienestar que este podría traer a los africanos. No importa que para que haya capitalismo tiene que haber respeto a la propiedad privada y sin embargo esta se la niegan a los africanos sin reconocer que al igual que el resto de los seres humanos en el planeta, la propiedad privada es uno de los pilares fundamentales para alcanzar la felicidad y su pleno florecimiento.
Se vende el mito de que en Africa no existe ni existió la propiedad privada, pero lo que estos detractores no nos cuentan es que, aunque conocida con otro nombre, la propiedad como tal existe y es fundamental para la vida de las comunidades africanas y la vida de las familias. Muchos en Occidente especialmente ven la idea de que la filosofía de Ubuntu, como el nombre del software, “Yo soy porque nosotros somos, y dado que somos, entonces yo soy”, se ha malinterpretado pues se lo ha interpretado como un precursor del socialismo. En mi opinión, el concepto más bien suena al del bien común del mundo occidental y, de acuerdo con Magatte, de ninguna manera refleja tendencias socialistas sino más bien refleja la tendencia a la interdependencia natural que se da en condiciones de pobreza, pero también a la que se da en una sociedad muy orientada a la comunidad y a la familia. Es el capitalismo, aunque con una base en la familia y no en el individuo.
Magatte alude también al supuesto desconocimiento del comercio por parte de los africanos y sus ventajas. Una vez más la realidad es lo contrario y para ello recurre al récord histórico y nos recuerda que muchos de los antiguos imperios africanos de la antigüedad estaban basados en el comercio, extracción y transporte de riquezas desde el interior del Africa al resto del mundo. Africa fue víctima de otras desgracias como lo fueron la esclavitud, que destruyó ese tejido social y cultural que pudieron haber existido y que, contrariamente a la visión de portugueses e ingleses dedicados al comercio de esclavos desde el siglo XVI, fue también fomentada por los mismos africanos que esclavizaban a las tribus del interior del continente, donde los europeos no tenían mayor acceso pues sucumbían ante las enfermedades tropicales.
Históricamente también tenemos la lacra del colonialismo extractivo y la carrera por Africa en el siglo XIX. Esta solo fue posible gracias al descubrimiento de formas de penetrar en el continente usando la Quinina (sintetizada de manera eficiente en el siglo XIX por uno de los franceses de la misión geodésica que fueron a medir el globo terráqueo desde Ecuador, Charles Marie de La Condamine) sin morir en el intento con el descubrimiento de las causas y la cura de la malaria y otras enfermedades tropicales. Sin embargo, Magatte no le echa la culpa al colonialismo como la causa del subdesarrollo y más bien saca a relucir ejemplos exitosos como la colonia de Hong Kong y Singapur, que a su vez impulsan a China y al sudeste asiático a copiar lo bueno de esas colonias que a través del desarrollo económico han ganado el respeto del mundo desarrollado. Para ella la única manera en que Africa va a cambiar su imagen ante el mundo es cuando el desarrollo económico sea lo que le traiga respeto, los lamentos victimistas de lo que pudo causar la colonización, para ella son solo excusas para buscar lo que realmente se tiene que hacer para salir del subdesarrollo.
El golpe de gracia lo dan los procesos de descolonización que, si bien anhelaban autogobiernos con independencia, se impuso con fronteras totalmente arbitrarias que no consideraban en absoluto las diferencias étnicas sobre el terreno y la casi unánime devoción al marxismo por parte de sus “liberadores”. Lo único que lograron fue reemplazar los antiguos patrones coloniales por los nuevos patrones criollos dedicados a la corrupción y el robo de las arcas públicas.
En este último punto hay un proceso análogo, pero más sutil que el que existió en Hispanoamérica. Mientras que el marxismo no fue un elemento en los procesos hispanoamericanos, sí lo fue el caudillismo, y algo se pudo avanzar en la construcción de repúblicas independientes gracias a esa ausencia, aunque Hispanoamérica también fue víctima de este a partir de los 50’s del siglo XX, pero en un estado de desarrollo posterior. El resultado fue el mismo y aún hoy en día vemos la pesadilla en Cuba, Haití, Nicaragua, y Venezuela y en menor medida en el resto de la región. En Africa no tuvieron esa suerte y el gran desafío es que no tuvieron ni siquiera algo de ese desarrollo post independencia de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX, y más bien fueron directamente a hundirse en la pesadilla del Marxismo.
Un punto clave que Magatte nos habla es la generación Cheetah o la generación del Guepardo, como lo definió el economista George Ayittei en su libro “Africa Unchained” o en español “Africa Desencadenada”, que trata de brindar un plano u hoja de ruta para liberalizar al continente africano del subdesarrollo. La vision de George Ayittei (explicada en este video en TED) es una visión positiva que define a la generación joven de africanos que entienden perfectamente lo que es la corrupción y que están más orientados a exigir soluciones a sus gobiernos que no necesariamente pasen por el tamiz del Marxismo y el discurso nacionalista soberanista, típico de la generación de los hipopótamos, la primera generación post independencia, la generación que solo se queja del colonialismo, que creen que solo Africa se puede curar con más ayuda externa. Ayuda externa por cierto que solo ha servido para enriquecer a sus políticos dejando en las mismas condiciones o peores a la gran mayoría de la población del continente y ha creado, en gran parte de la población más vulnerable, una mentalidad de dependencia y ha terminado asfixiando la iniciativa local.
En contraposición, esta nueva generación de Guepardos busca un desarrollo democrático y soluciones con sentido común, que no dependan de la ayuda extranjera. Es decir, una generación joven orientada a soluciones que incluyan democracia, libre comercio, empresarialidad y que, gracias a la globalización, podrían, si se les permitiese, convertir a Africa en el siguiente polo de desarrollo, como lo fue Asia en su momento en los 70’s y los 80’s.
Sin duda el libro de Magatte vale la pena leerlo no solo por sus ideas sobre lo que podría sacar a Africa del subdesarrollo, si no por su, a ratos, extremadamente desgarradora y emotiva historia personal llena de dificultades, decepciones, pérdidas humanas y superación que le tocan en lo más íntimo y personal. Sin duda no dejará al lector indiferente ante su historia y sus propuestas. Aún no existe traducción al español disponible, pero para aquellos que tengan la posibilidad de leerlo en inglés, vale la pena hacerlo.
El Libro se consigue en Amazon
Substack de Magatte: Africa’s Bright Future
Magatte en Youtube
Magatte en X: "Venezuela was once the richest country in South America. Today, 82% of Venezuelans live in poverty. See how socialist regimes can COMPLETELY destroy a country. Free Venezuela! " Traducción: “Venezuela fue alguna vez el país más rico de Sud America. Hoy el 82% de los venezolanos viven en la pobreza. Vean como los regímenes socialistas pueden destruir completamente un país. ¡Liberen a Venezuela!”
P.D. El mundo mira atónito los resultados de las elecciones venezolanas, más allá del evidente fraude electoral esperamos que las cosas se resuelvan y el gobierno termine aceptando la realidad y que Maduro se vaya inmediatamente dado que ha sido incapaz de aceptar el resultado electoral, que haya un cambio de régimen y que sea el fin de la pesadilla socialista bolivariana.
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