miércoles, 31 de julio de 2024

Historia del Chalet Aberg Cobo, Mar del Plata




El chalet pintoresquista inglés de 1917 que llegó a alojar a más de 25 personas en verano y nunca cambió de dueño
El chalet Aberg Cobo
Construido como casa de veraneo de la familia Aberg Cobo, el chalet se mantiene intacto y aún lo disfrutan sus descendientes
Silvina Vitale
“Tengo muy lindos recuerdos de mi infancia en la casa. Tenía un jardín con un camino de piedra por donde dábamos una vuelta en un petiso que mi padre alquilaba algunas tardes. Ese era nuestro gran programa. Era muy divertido. Además, en aquella época, había muy poco tráfico así que otro gran programa era andar en bicicleta”, cuenta Carlos Aberg Cobo, nieto de Axel Aberg Cobo, quien mandó a construir la propiedad. “Bajábamos por Almirante Brown a la altura de la Iglesia Stella Maris hasta la casa y disfrutábamos mucho”.
La Villa Aberg Cobo comenzó a construirse en 1917 y es una obra del estudio de los arquitectos ingleses Walter Bassett-Smith y Bertie Hawkins Collcutt, a pedido del hacendado Axel Aberg Cobo y su esposa Sara Pearson. En estilo pintoresquista inglés, el chalet ubicado en la calle Alsina al 2300 estuvo listo para la temporada de verano de 1919. “Siempre fue una casa de veraneo, simultáneamente se hicieron otras casonas en distintos lugares de Mar del Plata parecidas o similares a esta pertenecientes a familias importantes como los Ortiz Basualdo o los Álzaga Unzué, entre otras. Nuestra casa fue hecha en un estilo pintoresquista inglés introducido por la colonia británica en la ciudad balnearia”, explica Carlos.
Chalet Aberg Cobo, Mar del Plata
A unas cuadras, Bassett Smith construyó, entre 1911 y 1913, la casona que hoy alberga al Ocean Club de Mar del Plata. Originalmente denominado Villa Leloir, en la calle Rawson al 400, se trata de otra propiedad del mismo estilo arquitectónico que mandó a levantar Hortensia Aguirre de Leloir, madre del premio nobel de Química, Luis Federico Leloir, que pasó varias temporadas de veraneo allí.
“Mis abuelos, mis padres, nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos, somos cinco generaciones que disfrutaron y disfrutan la casa desde 1919. Pasaron más de 100 años y conforme a la cantidad de dormitorios y de recepción, estos han permitido que se alojara más de una familia al mismo tiempo. Incluso, en algunos momentos, llegamos a ser entre 25 y 28 personas. Sin dudas, el chalet es un lugar de encuentro para la familia”, asegura el nieto de Axel Aberg Cobo.
Cuenta, además, que la rutina familiar en los días de veraneo cuando él era un niño solía comenzar por la mañana en la playa, en el Ocean Club, por dos o tres horas. “Siempre se volvía a almorzar al chalet. No existía eso de quedarse durante horas y horas en la playa, de manera que era muy lindo el programa de mañana, pero era corto. Luego del almuerzo teníamos que dormir una siesta y más tarde era hora del petiso o de las bicicletas”, señala.
Arquitectura de esparcimiento
Según cuenta el investigador y especialista en arquitectura Adolfo Brodaric, la propiedad Aberg Cobo fue construida bajo el pintoresquismo inglés que se manifiesta en este tipo de chalets con techos en pendiente. Otro elemento característico es el uso del entramado o falso entramado, realizado a partir de tablones de madera que en el pasado formaban parte de la estructura de las construcciones. Sin embargo, desde finales del siglo XIX y principios del XX, son falsos, es decir se hace la forma de los tablones con el revoque y luego se pinta de marrón, de manera que este componente ahora es netamente decorativo.

“El pintoresquismo retoma la tradición de la arquitectura rural, de esparcimiento, por eso este tipo de chalets son frecuentes en zonas de balnearios o en los alrededores de Buenos Aires. Es una arquitectura que se relaciona con el paisaje, con un modelo suburbano”, advierte Brodaric. Y recuerda que la Villa Aberg Cobo tenía un jardín espacioso que llegaba a la esquina de Almirante Brown pero que con los años y el crecimiento demográfico de la zona fue ocupado por edificios de departamentos.
El pintoresquismo inglés fue una corriente arquitectónica que se extendió en Mar del Plata desde 1880 a 1930, aproximadamente, en el contexto de la llegada del ferrocarril en 1886 y la elección como lugar de veraneo de las clases sociales altas. Con el paso del tiempo, los estilos fueron cambiando pero la corriente persistió; su expresión formal es el chalet. “En los años 40 se impuso el pintoresquismo norteamericano y el chalet californiano hizo huella. También algunos arquitectos modernos lo replantearon como el caso de Antonio Bonet con la Casa Daneri en Chapadmalal”, dice el especialista en arquitectura.
Chalet Aberg Cobo; Mar del Plata.
Respecto al estudio de arquitectos ingleses, Brodaric cuenta que Smith Bassett llegó a la Argentina en 1889 y recién para 1908 o 1909 aproximadamente llegó Collcutt, quien comenzó a trabajar por su cuenta en el ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, actual línea San Martín. “En los ferrocarriles siempre había estaciones y galpones que construir y por eso las empresas ferroviarias tenían un departamento de arquitectura, allí se desempeñaba el arquitecto inglés”, cuenta Brodaric.
Entre finales de 1911 y principios de 1912 se asoció con Smith Bassett y trabajaron juntos desde ese momento hasta fines de 1925 cuando este se trasladó a Australia donde pasó el resto de su vida. Mientras que Collcutt se quedó en Buenos Aires y falleció joven, en 1937, con aproximadamente 50 años.
Durante sus años de sociedad, la dupla trabajó en la zona de Mar del Plata, en la ciudad de Buenos Aires y alrededores; su estudio estaba ubicado en Avenida de Mayo 651, en la city porteña, en un edificio que aún se conserva. “Por ejemplo, acá en la ciudad levantaron el edificio para Carlos Madero, el palacio Madero Unzué, actual sede de la embajada británica y también para Axel Aberg Cobo construyeron su casa que está en avenida Gral. Las Heras casi Rodríguez Peña”, explica Brodaric.
Efectivamente, la mansión Aberg Cobo construida en 1916 por el mencionado estudio se sitúa al 1700 de la mencionada avenida. Si bien se reconvirtió se preservaron sus rasgos más icónicos y fue declarada patrimonio histórico con protección estructural por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Otra de sus obras más reconocidas es la llamada Estancia Chapadmalal –que en la década de 1959 cambió su nombre a Malal Hue– construida a mediados del siglo XIX que perteneció a la familia Martínez de Hoz hasta comienzos del siglo XXI cuando fue adquirida por el empresario Andrés Garfunkel.
Encuentro familiar
En cuanto al chalet de los Aberg Cobo en la ciudad balnearia, si bien la urbanización cambió mucho el contexto, la casa se mantuvo intacta. Según detalla Carlos, el chalet y su predio tienen unos 1000 metros cuadrados, la construcción se distribuye en una planta baja, primer y segundo piso. “Al principio, el último piso era ocupado por personal que trabajaba en el chalet, con los años, esto se fue achicando y ese último piso se reestructuró y es usado por las nuevas generaciones. A los más jóvenes les encanta Mar del Plata y les gusta estar en la casa y como somos varios en la familia, se organizan turnos”, explica el nieto del fundador.
Una postal antigua de la casonaGentileza
En cuanto a la estructura, asegura que se mantiene intacta y se destaca la gran chimenea en el living al igual que el mobiliario original que es de muy buena calidad y que se usa desde que fue construido el chalet.
“Antes la familia la habitaba durante el verano, para esa época mi abuelo llevaba su auto en el tren, donde también viajaba parte del personal y los baúles del equipaje. Se quedaban durante los dos meses de verano, en marzo terminaba la temporada y nadie aparecía hasta el año siguiente. Pero eso cambió ahora y hay mucho más movimiento durante todo el año”, cuenta Carlos.
Y advierte que, lamentablemente, son muy pocas las casas de este estilo que se conservan en la ciudad balnearia ya que muchas fueron derrumbadas. “En nuestro caso, la familia sigue con la voluntad de mantener la casa y de disfrutarla y se hace más sencillo por ser varios los dueños”, finaliza.
El chalet Aberg Cobo es uno de los pocos de su estilo que se conservan en Mar del Plata desde principios del siglo pasado y que aún pertenece a la familia que lo construyó.

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