miércoles, 31 de julio de 2024

Ultimatum a los diplomáticos argentinos para que dejen Venezuela Y Chile


Maduro les dio un ultimatum a los diplomáticos argentinos para que dejen Venezuela y el Gobierno define qué hacer con los seis asilados
El gobierno chavista dio 72 horas a la delegación argentina para que abandone el país; desde la Cancillería buscan resolver antes de ese plazo el destino de los seis opositores alojados en la residencia argentina en Caracas
Jaime Rosemberg
Opposition supporters protest the official election results outside the Argentine embassy, the day after the election, in Caracas, Venezuela, Monday, July 29, 2024. (AP Photo/Matias Delacroix)

Con la mente puesta en la residencia argentina en Caracas, la Cancillería que encabeza Diana Mondino evalúa, por estas horas, una salida para los seis opositores al régimen chavista asilados en la sede diplomática desde fines de marzo pasado. La decisión es urgente: desde el Palacio San Martín confirman que el gobierno de Nicolás Maduro, enojado con el presidente Javier Milei, dio un plazo de 72 horas a la delegación diplomática argentina para que abandone el país.
“La situación está trabada. Estamos viendo opciones, pero la prioridad es la seguridad de los asilados”, coincidieron distintas fuentes del Gobierno, que tomaron nota de la intimación de la administración de Maduro para que la delegación argentina abandone el país en un plazo no mayor a las 72 horas.
Desde la Cancillería y la delegación nacional, que encabeza el encargado de negocios Andrés Mangiarotti, condicionan el acatamiento de esa orden a la seguridad personal de Pedro Urruchurtu, Magalí Meda, Claudia Macero, Humberto Villalobos, Facundo Martínez Mottola y Omar González, referentes de la líder opositora María Corina Machado, que se mantienen en silencio aunque el primero de ellos denunció ayer, vía redes sociales, que “oficiales” chavistas intentaron tomar la residencia, hasta ahora sin lograr su cometido.
Las posibilidades que hoy manejan en la Cancillería, la Jefatura de gabinete y el Ministerio de Seguridad, son sólo dos: la primera-muy poco probable-es que Maduro acceda al pedido de salvoconducto presentado por el gobierno argentino meses atrás y les permita dejar el país rumbo a Buenos Aires. La segunda, que cobra mayor preponderancia con el correr de las horas, es que los asilados sean trasladados a otra dependencia diplomática que no tenga problemas con el gobierno chavista, a quien ningún país de la región salvo Bolivia reconoció como ganador de los comicios.

En el ámbito sudamericano, los diplomáticos de Uruguay, Paraguay, Chile y Ecuador también fueron expulsados por no aceptar los resultados emitidos por la CNE venezolana, por lo que sólo quedan Bolivia y tal vez Brasil y Colombia, gobiernos que sin reconocer el triunfo chavista sostienen la necesidad de esperar un plazo prudencial y ver datos concretos antes de avalar o condenar el proceso electoral que determinó la continuidad de Maduro hasta 2031. Nadie sabe, a ciencia cierta, qué país aceptaría “comprarse un problema mayúsculo” con un gobierno que, según sus propios datos, ha ganado la elección.
En el Palacio San Martín recuerdan que, según la convención sobre asilados, firmada en Caracas en 1954, “si por causa de ruptura de relaciones el representante diplomático que ha otorgado el asilo debe abandonar el Estado territorial, saldrá aquel con los asilados”. Agrega que “si lo establecido en el inciso anterior no fuere posible por motivos ajenos a la voluntad de los asilados o del agente diplomático, deberá éste entregarlos a la representación de un tercer Estado Parte en esta Convención, con las garantías establecidas en ella”. La tercera opción es “entregarlos a un Estado que no sea Parte y que convenga en mantener el asilo. El Estado territorial deberá respetar dicho asilo”, concluye.
Horas después de las elecciones del domingo pasado, en las que Maduro se adjudicó el triunfo y el presidente Milei se adelantó para no reconocer ese resultado, los vínculos bilaterales se complicaron aún más. Mañana, a las 15 horas y por pedido de los países que no reconocieron el triunfo del chavismo, se llevará a cabo una reunión del Consejo Permanente de la OEA, en Washington, para tratar “los resultados del proceso electoral en Venezuela”, con la embajadora Sonia Cavallo como representante argentina. Sin representantes del chavismo-Venezuela no forma parte de la OEA-habrá una previsible condena al presidente venezolano, empeñado en seguir adelante, y que promete dar mañana detalles concretos sobre la votación, datos que hasta ahora no han aparecido.

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La presión de Boric contra el régimen de Maduro provoca un terremoto en su coalición de gobierno
El apoyo de parlamentarios comunistas al líder chavista generó un quiebre interno en el oficialismo de Chile; el presidente pidió “resultados verificables”
Víctor García
El presidente chileno, Gabriel Boric, en el Palacio de La Moneda.MARCELO HERNANDEZ/ATON CHILE 
SANTIAGO, Chile.– Para Nicolás Maduro, Gabriel Boric pertenece al grupo del uruguayo Luis Lacalle Pou, la peruana Dina Boluarte o el mismísimo Javier Milei. Una asociación impensada por la reconocida filiación izquierdista del mandatario chileno –seguidor de Salvador Allende y crítico del modelo neoliberal–, pero que se precipitó tras la discutida proclamación del venezolano.
“El régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer”, escribió Boric en X, en medio de su gira por Emiratos Árabes Unidos.
“No reconoceremos ningún resultado que no sea verificable”, aseguró el mandatario de Chile, el quinto país que más venezolanos ha recibido en América del Sur, y donde han emigrado casi un millón de personas según cifras extraoficiales.
La contundencia del emplazamiento de Boric llamó la atención en algunas zonas del continente, pese a que en Chile aquella distancia ya es consabida. Sin embargo, su postura de desconocer el resultado generó consecuencias inmediatas: Venezuela incluyó a Chile en la lista de países de los que retirará su personal diplomático y los lugartenientes de Maduro le respondieron con artillería pesada.

“No necesitamos su devaluado reconocimiento”, fueron las palabras empleadas por el canciller venezolano, Yvan Gil, mientras la vicepresidenta Delcy Rodríguez apuntó en la misma cuerda. “Era difícil imaginar a alguien que estuviese a la derecha del criminal Javier Milei y sirva la mesa al extremismo regional tan servil y con tan poca vergüenza”.
Desde Chile, fueron varios los personeros de la izquierda que viajaron a Caracas invitados por el régimen en calidad de “observadores”. Así fue como se vieron imágenes de la excandidata a gobernadora Karina Oliva, formalizada por fraude y quien consiguió el levantamiento temporal de su arraigo nacional, enviando un saludo del detenido alcalde comunista Daniel Jadue; el diputado PC Boris Barrera, y el excandidato presidencial del PC-AP Eduardo Artés. Todos ellos también se sumaron al coro de críticas contra Boric.
“Hay dos claves para entender las declaraciones de Boric. Una clave es la de su agenda de política exterior. Boric no es la primera vez que hace el intento de diferenciarse de los presidentes latinoamericanos de izquierda, conformando una especie de dos bloques. Un bloque compuesto por países como Bolivia, Nicaragua y Venezuela, que están rivalizados hasta cierto punto con la democracia. Y otro bloque que son los países que tienen presidente de izquierda, pero con credenciales democráticas, que sería el caso de Lula”, dijo Mario Herrera, politólogo de la Universidad de Talca.
“Esto no solamente es un tema de la agenda internacional, sino que tiene efectos en la migración a nivel local. Y este año en octubre nos toca enfrentar elecciones municipales. En algunas comunas, como es el caso de Santiago, Independencia, Estación Central, los migrantes concentran cerca de un tercio del padrón electoral. Estas comunas son relevantes, además, porque son municipios que actualmente las tiene un alcalde de la coalición del presidente y que está precisamente en riesgo de perder. Por lo tanto, es un mensaje también para los electores venezolanos que pueden votar en Chile”, añadió el académico.
Quiebre interno
Pero además de las reacciones y la nueva relación que tendrá el régimen de Maduro, la posición de Boric también provocó un terremoto interno. El Partido Comunista, que integra las filas de la alianza de gobierno, y que tiene en el gabinete a figuras como la vocera Camila Vallejo, o el ministro de Educación, Nicolás Cataldo, se distanció del mandatario y, a través de su presidente y un grupo de parlamentarios, apoyó lo ocurrido en Venezuela.
“Yo hubiera esperado que [Boric] lo reconociera”, señaló el diputado comunista Boris Barrera, mientras la también parlamentaria Carmen Hertz se negó a emitir una declaración conjunta de la Cámara de Diputados para exigir transparencia en los comicios venezolanos. “En ese país hay cerca de 1000 observadores electorales entre ellos las Naciones Unidas, la fundación Carter y el expresidente colombiano Ernesto Samper a quienes supongo no pretenderán calificar de ‘chavistas’”, fustigó,
Para Nerea Palma, académica de Bachillerato en Ciencias Sociales y Humanidades, la relación entre el Frente Amplio y el Partido Comunista, siempre ha sido “compleja”.
“El Partido Comunista de Chile nunca reconoció en Venezuela una dictadura, el gobierno de Gabriel Boric sí lo reconoce como una dictadura, entonces desde ese punto de vista no es algo nuevo. La convivencia que tiene el Partido Comunista con el Frente Amplio, tienen muchos elementos programáticos comunes, pero quizás ahora con el avanzar del gobierno se han ido distanciando más. Se trata de una coalición programática, que es bastante elástica desde el punto de vista que es capaz de absorber conflictos inherentes dentro de la coalición. Entonces desde ese punto de vista no me parece que estén particularmente en riesgo ahora”, señaló Palma.

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