jueves, 21 de noviembre de 2024

SALUD ... SIN CELULAR EN EL AULA Y APRENDER


Calidad profesional y costos bajos, el éxito del Hospital Odontológico de la UBA
Ubicado en el barrio de Recoleta, ya atiende a entre 1300 y 1500 pacientes por día, cifra que va en ascenso; la crisis del sistema sanitario como trasfondo del fenómeno
Luján BerardiTecnología de punta en la atención
Sobre Marcelo T. de Alvear 2142, en el barrio porteño de Recoleta, más de 50 personas esperaban en fila para ingresar, ayer por la mañana, al Hospital Odontológico Universitario, dependiente de la Universidad de Buenos Aires (UBA). No es una imagen nueva, pero sí creciente en los últimos años, especialmente tras la pandemia de Covid-19.
En la institución trabajan distintos profesionales, incluyendo alumnos de posgrado, que realizan ahí los cursos de especialidad, pero también los docentes y los estudiantes de diversas cátedras. “Venimos viendo un aumento sostenido y paulatino desde la pandemia hasta acá, entre un 8% y un 10% anual, que se ha traducido en más de un 30% por encima de la prepandemia en total”, contó Pablo Alejandro Rodríguez, decano de la Facultad de Odontología, en diálogo
 Anualmente, el hospital atiende a más de 250.000 pacientes, y este año proyectan que el número se elevará a 260.000, aproximadamente; representa entre 1300 y 1500 por día.
Como causas de este mayor flujo destacó varias. Una de ellas es la diferencia de precios con las consultas particulares, ya que los de la institución hoy están entre un 30% y un 40% por debajo del arancel promedio. Rodríguez se refirió también al hecho de que decrezca la oferta de odontólogos a través de las prepagas. “Pero, en mi opinión, hoy la causa más importante de la afluencia de pacientes es el respeto y el buen nombre que tiene la facultad respecto de las actividades asistenciales. Es decir, estamos muy bien vistos en calidad de tecnología, en calidad de instalaciones y en recursos humanos”, destacó el decano. Por esto mismo, sostuvo la relevancia de otro factor: “Por supuesto, aprovechan el precio más económico, pero la principal causa es el conocimiento boca a boca de la buena atención del paciente”.
Marina Romero llegó ayer a la mañana desde Ciudadela, en el partido Tres de Febrero, porque tenía que hacerse un implante. “Busqué turnos por todos lados. Por obra social te dicen que tenés que esperar a que abra la agenda los primeros días del mes siguiente. Después, llamás y no te atienden. Si lo hacen, te dicen que ya cerró la agenda. Cuando lo conseguís, te dicen que la primera consulta es nada más una revisión para ver qué hay que hacer y te mandan a sacar otro turno. Otro mes más. Te agotan mentalmente”, detalló.
Este es otro hecho que también se nota desde la pandemia, cuando muchos odontólogos empezaron a abandonar las cartillas de las prepagas y obras sociales, principalmente, como consecuencia de la disparidad en los precios de la prestación y los costos de insumos y equipos médicos. Por otro lado, en este hospital los turnos para el diagnóstico por imágenes –panorámicas, laminografías, tomografías, entre otros– pueden obtenerse a través de la web, en donde también figuran los precios y los números de WhatsApp de cada orientación: cirugía, odontología integral, ortodoncia, periodoncia, y más. Las urgencias se atienden por la guardia las 24 horas, todos los días. Los demás servicios, de 7 a 17.
Disparidad de precios
“Si vas a un particular, vas a ciegas, y tenés una variedad de precios enorme. Por ejemplo, me tengo que hacer un implante. Me revisó un odontólogo que me dijo que necesito relleno y elevación, porque me falta masa ósea en el paladar. Eso, más el implante, me cobraba en julio $700.000. Y falta la corona. Es mucha plata”, continuó Romero, quien agregó que mucha gente le recomendó el lugar, y que ella misma buscó información en internet.
En el caso de los precios de las obras sociales, los valores sufrieron un fuerte incremento en los últimos meses, sobre todo desde que el decreto de necesidad y urgencia 70, del 21 de diciembre de 2023, derogó los artículos de la ley de prepagas que habilitaban que el Estado interviniera para controlar los aumentos de las cuotas. Dado que esto eliminó cualquier restricción para establecer las subas, los valores se elevaron por encima del 150%. Pese a que después se aplicaron medidas administrativas en algunas prepagas para atar la variación a la del índice de precios al consumidor (IPC) mensual, a partir de julio se volvió a liberar el sector.
La fila avanzaba de a poco mientras un guardia en la entrada salía a repartir números y permitía el ingreso de 10 o 20 personas a la sala de espera. Una vez ahí, el siguiente paso es hacerse una radiografía panorámica para evaluar el tratamiento y la posterior derivación con un profesional. Hay tres de estas salas en el primer sector. Después se pasa al segundo, en donde hay seis cubículos, equipados con materiales de alta tecnología: en tres de ellos se realizan las derivaciones, es decir, se evalúa al paciente y le dicen a qué “cátedra” asistir. Estas se ubican en los diferentes pisos de la facultad. En los otros tres brindan distintos tratamientos; por ejemplo, si llega un paciente con mucho dolor, se le puede extraer el nervio de ser necesario o hacer drenaje de infección. Incluso, alguna urgencia estética, como un diente roto que hay que pegar
Cristina, de 86 años, y Marcela, de 51, son madre e hija y llegaron desde el partido bonaerense de Marcos Paz. Cristina contó que hace muchos años se había atendido en el hospital odontológico por una extracción de urgencia y recordó que la atendieron muy bien. “Hay profesionales de gran calidad. De acá salen los profesionales”, sostuvo. También destacó la accesibilidad de los precios. Además de esto, quienes tienen cobertura del PAMI, como ella, y los veteranos de Malvinas pueden desde 2021 acceder a las prestaciones de esta facultad.
Otro caso fue el de Valentino Díaz, de 53 años, que llegó desde la zona porteña del Abasto. “La mayoría de la gente viene porque los precios en los consultorios están muy elevados. Averigüé por perno y corona, y todo eso está como $400.000”, expresó. Su médico particular le aconsejó hacerse ahí la panorámica, porque están “más baratas”.
Al igual que Díaz, Uriel, de 19, fue a extraerse las muelas de juicio, siguiendo la sugerencia de su odontóloga: “Necesito sacarme las muelas para ponerme los brackets, y de forma particular me salía entre $70.000 y $80.000”.
Muchos destacaron la buena atención de los profesionales del hospital. El decano detalló que los alumnos empiezan a tener pacientes en el segundo año de la carrera, que se compone de cinco años de grado y uno del Ciclo Básico Común (CBC). De hecho, una de las materias se llama Inserción Temprana en la Clínica y tiene ese fin concreto: que los estudiantes empiecen el contacto con la gente desde temprano. “Se visten con el ambo, siguen todas las normas de seguridad y empiezan a hacer las primeras prácticas con el fichado del paciente, los datos filiatorios, epidemiológicos y demás. Cuando avanzan los años, van aumentando la cantidad de horas de práctica; primero en preclínica, que es simulación, y después en clínica con pacientes de complejidad desde más baja hasta más alta. En el último año hacen lo que llamamos Integración: por ejemplo, Rehabilitación Integral [prótesis, implantes, etc.]”, describió.
Además, remarcó que, por todo esto, el Hospital Odontológico resulta fundamental en la formación de los alumnos, ya que les permite atender cerca de 200 pacientes durante la carrera. “Eso hace que sea una formación supercompleta, que les da muchas armas para enfrentar sus vidas profesionales”, concluyó.
Adentro, además de los boxes de derivación y tratamientos, también hay quirófanos en donde realizan cirugías o procedimientos más complejos, como biopsias. La gente, en general, llega sin turno, por eso el guardia les da números en la entrada. El aumento de gente que asiste para atenderse ahí también fue notado por los mismos médicos, quienes, como Rodríguez, hicieron hincapié en que las principales razones para elegir ese centro de salud son los precios, los turnos, y también la divulgación y recomendación a través de las redes sociales y los medios, que estimulan a que cada vez se acerquen más a la guardia y a las mismas cátedras que atienden en el hospital. La atención es completa: va desde estudios por imágenes hasta rehabilitación total, ortodoncia y más.
El caudal de gente se percibe también en la sala de esterilización, con procedimientos y máquinas específicas de limpieza instrumental, en donde se sanitizan cerca de 40 bandejas de instrumentos por hora, según contaron, las cuales tardan solo otra hora en reingresar al sector de desinfección.

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Rige desde agosto. Midieron el impacto de la regulación del uso de celulares en las secundarias porteñas: los resultados
Casi un 58% de los estudiantes afirmó que el hábito que más se modificó fue el de prestar más atención en clase
Silvina Vitale
En las secundarias porteñas, los teléfonos y tablets deberán estar guardados durante las horas de clase excepto en las actividades pedagógicas planificadas
El uso de celulares en los entornos educativos es tema de debate en todo el mundo. En el país, en agosto pasado, el gobierno porteño estableció una serie de pautas para regularlo de manera de contrarrestar los efectos negativos sobre el aprendizaje, el bienestar integral de niños y adolescentes y el clima escolar.
De esta manera, la resolución del Ministerio de Educación porteño, a cargo de Mercedes Miguel, estableció que en las escuelas primarias y los jardines de infantes quedará bajo responsabilidad de las familias que sus hijos lleven celulares, pero no podrán usarlos durante las clases y los recreos. Para los contenidos que incluyan herramientas tecnológicas se utilizarán los dispositivos de la institución. Para el secundario, por su parte, los teléfonos y tablets deberán estar guardados durante las horas de clase excepto en las actividades pedagógicas planificadas.
Una encuesta realizada por el Ministerio, a través de la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa (Ueicee), sobre estudiantes, docentes y directivos, reveló un impacto directo de la regulación en el nivel secundario. Según la perspectiva de los estudiantes –que podían responder con más de una opción–, un 57,4% afirmó prestar más atención en clase tras la medida, mientras que un 47,4% dijo conversar más con sus amigos, un 41,3% reveló que se aburre más, un 22,9% expresó sentirse más tranquilo, mientras que el 17,5% indicó que juega más con sus compañeros.
El sondeo se realizó entre el 2 y el 18 de octubre pasado en 50 escuelas secundarias –61% del sector estatal y 38% del privado– y en total participaron 4082 estudiantes de tercer año
El sondeo se realizó entre el 2 y el 18 de octubre pasado en 50 escuelas secundarias –61% del sector estatal y 38% del privado– y en total participaron 4082 estudiantes de tercer año –50,7% varones, 45,4% mujeres y 3,9% identificado con otro género–, 150 docentes del mismo año y 40 directivos de todas las comunas, distritos escolares y niveles socioeconómicos.
El muestreo arrojó otros datos relevantes vinculados al uso de dispositivos móviles en la adolescencia. Así, nueve de cada 10 estudiantes tiene un celular propio y, en una pregunta en la que podían responder con más de una opción, el 92,6% indicó que lo usa en las horas libres; el 88,3%, en los recreos y un 37,3%, durante las clases.
Por otra parte, en cuanto a lo que se refiere a la convivencia en el entorno escolar, el 79,5% de los alumnos consultados respondió que no les afecta el hecho de que otras personas, ya sean alumnos o docentes, usen el celular en la escuela, mientras que el 14,3% indicó que le distrae y un 12% que le aburre. Además, un 25,4% de los jóvenes señaló que el tiempo de uso disminuyó.
Más enfocados
Otro de los ejes de la encuesta se centró en la opinión de los docentes sobre los primeros resultados de la medida, en un 96% sostuvo que el uso del celular es una problemática que dificulta la atención y la participación de los estudiantes. Sin embargo, afirmaron notar cambios en los hábitos de los alumnos desde la regulación. Un 56,2% de los profesores dijo que los estudiantes prestan más atención en clase, un 40,5% que conversan más con amigos en la escuela, un 25,6% que los chicos se sienten más aburridos y un 20,7% sostuvo que están más tranquilos.
Del total de los docentes que formaron parte del muestreo, un 64% fueron mujeres y ocho de cada 10 revelaron que los estudiantes tienen permitido utilizar el celular en clase, pero en momentos puntuales, por ejemplo, para realizar trabajos. Sin embargo, la encuesta también arrojó que cuatro de cada 10 docentes aún debe interrumpir casi todas sus clases para llamar la atención por la utilización de estos dispositivos.
En cuanto a la regulación que rige en la ciudad, el 94,7% afirmó conocerla. De estos, un 67,3% sostuvo que la regulación ya se está implementando en la escuela donde trabaja, un 24,7% afirma que está en proceso de llevarla a la práctica y un 8% que aún no se ejecutó.
Regulación
En tanto que siete de cada 10 docentes sostuvieron que en el establecimiento educativo donde trabajan ya se confeccionó una regulación interna sobre el uso de celulares y solo el 5% afirmó que aún no comenzó su elaboración. Además, la mitad de los docentes encuestados indicó que la cantidad de tiempo en que los estudiantes tienen permitido usar el celular durante la jornada escolar disminuyó después de implementarse la regulación y un 12,3% sostuvo que el tiempo no se modificó.
Al igual que los docentes, casi la totalidad de los 40 directivos que participaron, un 97,5%, advirtió que el uso de celulares constituye una problemática que genera problemas de atención y participación de los estudiantes en el aula, al tiempo que todos indicaron conocer la regulación establecida desde el gobierno porteño.
El 85% señaló que ya la está implementando, mientras que un 15% expresó que está en proceso. Un 62,5% de los directivos advirtió que la cantidad de tiempo en que los estudiantes tienen permitido usar el celular en la escuela disminuyó desde la medida. Entre ellos un 73,5% dijo que los alumnos prestan más atención en clase, en tanto que más de la mitad dijo que los estudiantes conversan más entre ellos y más del 30% que se aburren más.
En cuanto a la aceptación de la medida, para los directivos, los docentes son quienes se encuentran más conformes seguidos por las familias. En tanto que afirmaron que el nivel de conformidad con la regulación es medio entre los estudiantes.

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Capacidad lectora: la nueva prueba para tercer grado
Aprender. Se tomará a alumnos primarios de 4292 escuelas públicas y privadas
Más de 100.000 alumnos cumplirán hoy la evaluación 
Más de 100.000 alumnos de tercer grado participarán hoy de las pruebas Aprender, que medirán su capacidad lectora. Los resultados de esta evaluación serán el punto de partida para implementar el Plan de Alfabetización, una de las banderas de la gestión de Javier Milei, en todo el país.
“Este proceso busca consolidar la alfabetización como una prioridad educativa nacional y la lectura como aprendizaje fundamental”, señalaron desde la Secretaría de Educación, que dirige Carlos Torrendell. “Sin alfabetización no hay aprendizaje de todo lo demás”, suele repetir el funcionario al explicar el foco de su gestión. Es por eso que volvieron a implementar en tercer grado las pruebas Aprender, el dispositivo nacional de evaluación de los aprendizajes en lengua y matemática de los chicos argentinos. Esta vez medirán la comprensión lectora.
“La prueba evalúa la capacidad de decodificar palabras y comprender textos y analiza factores contextuales a través de un cuestionario complementario sobre la experiencia escolar de los estudiantes”, explicaron desde la Secretaría, que depende del Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, y recordaron que será la segunda evaluación de la gestión libertaria. A fines de octubre pasado, se realizaron las del último año del secundario .
El operativo se implementará hoy en 4292 escuelas seleccionadas de manera aleatoria, de gestión estatal y privada, en zonas urbanas y rurales, en las 23 provincias y la Capital. “El diseño muestral de la evaluación, estratificado por jurisdicción, ámbito y gestión escolar, garantiza resultados representativos a nivel nacional y jurisdiccional. Esto permite obtener datos confiables para tomar decisiones estratégicas que impulsen la alfabetización en cada rincón del país”, detallaron.
Los resultados suelen demorar seis meses, por lo que podrían estar en abril próximo, y serán un insumo para las estrategias en cada provincia. Forman parte, como se mencionó, del Plan de Alfabetización Nacional, que impulsa el Gobierno y apunta a lograr que todos los estudiantes de la Argentina puedan leer, comprender y producir textos. Los 24 ministros de Educación provinciales y Torrendell firmaron en mayo el Compromiso Federal por la Alfabetización en la 132ª asamblea del Consejo Federal de Educación, luego de que cada jurisdicción presentara sus planes enmarcados en objetivos y ejes comunes acordados en reuniones que se realizaron desde principios de año.
La última vez que se tomó una evaluación nacional en tercer grado fue en 2016, durante la presidencia de Mauricio Macri. En el área de lengua, los resultados arrojaron que el 62,4% de los estudiantes alcanzó niveles de desempeño satisfactorios; dentro de este grupo, el 41,4% logró un nivel avanzado. El 21,5% se ubicó en el nivel de desempeño básico y el 16% restante por debajo del nivel básico. En el área de matemática, los resultados fueron similares: un 62,9% de los estudiantes se ubicó en los niveles de desempeño satisfactorio, aunque de este grupo solo un 11,5% alcanzó el nivel avanzado. El 22% alcanzó el nivel básico y un 15,1% no lo superó.
Los últimos resultados del estudio regional ErCE, en 2019, indican que en el país el 46% de los alumnos de tercer grado no alcanza los niveles mínimos de lectura, es decir, al leer textos adecuados para su edad no son capaces de localizar al menos información o relaciones presentadas literalmente y realizar inferencias a partir de información sugerida, destacada o reiterada. Si se toma el promedio de los países evaluados, el 36,7% se encuentra en ese nivel.
república Dominicana era el país con más cantidad de alumnos en el nivel más bajo (73%), mientras que en el otro extremo estaba Perú con 24,5%. La Argentina solo tenía un 14% de los alumnos en el nivel más alto de lectura, mientras que el promedio de la región de alumnos en ese nivel era de 21%; además, dentro del tercil más vulnerable, el 61,5% se ubican en el nivel más bajo de aprendizaje.
El Gobierno avaló que cada provincia eligiera el método que prefiera para enseñar a leer y escribir: estructurado, avalado por sectores liberales, o constructivista, impulsado por el progresismo. La apuesta de Torrendell es que a fines de año empiece a funcionar el Sinide, un sistema de monitoreo de información en línea de lo que ocurre dentro de las escuelas, desde las trayectorias escolares de los alumnos o los docentes, hasta los resultados de las evaluaciones. Buscan poder ir corrigiendo sobre la marcha, y comprobar que los aprendizajes ocurran, sin esperar a finalizar el ciclo, según contó el secretario en una entrevista

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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