El sistema de armas no letales Byrna será usado por la PSA ....Ministerio de Seguridad

“Visualizo un futuro en el que todos los policías tengan dos armas: una letal y una no letal”, dijo uno de los dueños de Bersa
El sistema de armas no letales Byrna será usado por la PSA...Ministerio de Seguridad
Carlos Newbery, junto a tres socios, importan y ensamblan las Byrna, dispositivos incorporados a la dotación de la Policía de la Ciudad
Matías Bianchi
Después de décadas de crecer en el mercado de las tradicionales armas de fuego de puño, al punto de trascender las fronteras y conseguir ubicar sus pistolas incluso en los Estados Unidos, la empresa argentina Bersa tiene ahora una nueva unidad de negocios enfocada en lo que se conoce como “armas no letales”; especialmente útiles para el trabajo diario de las fuerzas de seguridad en operaciones urbanas y en escenarios de grandes aglomeraciones.
Son los proveedores de las Byrna, las pistolas de proyectiles de impacto cinético (PIC) que incorporaron recientemente la Policía de la Ciudad y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), y que ya había adquirido el municipio de Lanús para su la Patrulla de Respuesta Inmediata (PRI), dispositivos capaces de disparar postas de plástico o gases irritantes, según sea la necesidad.
Carlos Newbery, uno de los cuatro socios de la compañía nacida en 1958, aventura: “Visualizo un futuro en el que todos los policías tengan dos armas: una letal y una no letal”. No es un futuro distópico: es, sostiene, el horizonte de las fuerzas de seguridad a la hora de contar con más herramientas para prevenir delitos y disuadir a personas peligrosas en situaciones de amenazas o conflictos.
Ingeniero en producción agropecuaria, tenía solo cuatro años cuando los italianos Benso Bonadimani, Savino Caselli y Ercole Monini, tras salir de la Europa arrasada por la Segunda Guerra Mundial, empezaron a trabajar en un galpón de La Matanza dando inicio a lo que era su sueño: hacer en la Argentina una pistola como la Beretta M70. Hoy, a los 70, el espíritu emprendedor que impregnó en su familia el ejemplo del aviador Jorge Newbery y sus ganas de hacer lo llevaron a vincularse con Bonadimani, comprar su empresa con otros tres socios y continuar el legado de los creadores de Bersa.
Newbery conoce la tecnología y se siente cómodo rodeado de ella. “Es buena o mala dependiendo de cómo se la use”, dice, sonriente. Afirma que en un futuro todo va a estar conectado con la internet de las cosas, “el próximo tsunami de la tecnología”. Además de Bersa, trabaja en otros proyectos como la construcción de “una autopista de comunicaciones en América del Sur” o Caravan Tech, una compañía de tecnología agropecuaria que produce caravanas inteligentes para el monitoreo del ganado, llevada adelante por su hijo Alex.
-¿Cómo empezaron con Byrna?
-Con mis socios de Bersa nos dimos cuenta de que hay una demanda enorme de armas no letales y salimos a buscar un acuerdo con Byrna, empresa de origen sudafricano adquirida luego por una empresa pública de los Estados Unidos.
-¿Qué productos ofrecen y cómo es la munición?
-No solo está la pistola, sino que hay un fusil, con distintas variantes, más largo, más corto, con distinta capacidad. Hay tres tipos de munición: una es cinética, de plástico, que te pega fuerte y deja un hematoma y es suficiente para frenar al atacante. No penetra. Después hay otras dos que se rompen y liberan gas pimienta o lacrimógeno. La que es para la policía va con gas lacrimógeno. La persona que recibe el disparo queda inhabilitada para poder esposarla. Después se lava la cara y se acabó el asunto.
Los rifles tácticos Byrna llevan un cargador de 19 proyectiles cinéticos o con componentes químicos
-¿Qué beneficios presentan?
-Es un producto excelente, la policía debe estar equipada y preparada para responder acorde a la circunstancia. Tiene que poder responder en relación con el tipo de agresión. Byrna es un punto medio entre la cachiporra y el arma de fuego. Visualizo un futuro en el que todos los policías tengan dos armas: letal y no letal, bien evidente. Byrna es de color naranja por eso, para que se vea, y eso tiene un efecto disuasivo.
Estas armas no letales son un antes y un después desde el punto de vista de la seguridad de la gente. Evita la mayor parte de los conflictos. Imagine una cancha de fútbol, un hospital, un aeropuerto, lugares donde si un policía saca la pistola reglamentaria es un disparate.
Si hay un hombre con una ametralladora, la fuerza utilizará el arma reglamentaria, pero si no, tendrá una alternativa no letal para alguien que, por ejemplo, viene a atacarlo con un cuchillo. Ese podría haber sido el caso del policía asesinado en San Martín de Tours y la avenida Figueroa Alcorta [se refiere al caso del inspector de la Federal Juan Pablo Roldán, apuñalado en septiembre de 2020 frente al Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) por Rodrigo Roza, un paciente con un trastorno esquizofrénico de tipo paranoide–; con una Byrna eso no habría pasado. En Lanús (primer municipio que incorporó la tecnología, en abril de 2023, se dio uno de los primeros casos exitosos de su uso: un delincuente tenía un arma, lo encaró al policía y el oficial le disparó un par de veces para reducirlo y aprehenderlo.
-¿Sirve para su uso en manifestaciones?
-Permite controlarlas de una manera no agresiva, ya que no se disparan postas de goma, sino que se puede hacer una barrera de gas lacrimógeno, por ejemplo.
-¿Qué diferencia a las Byrna de las pistolas Taser?
-Se habla mucho de las Taser (pistolas eléctricas) y se confunden con las Byrna. Taser dispara dos electrodos y es efectiva hasta entre cinco y seis metros del atacante, y si uno de los electrodos no impacta, no cierra el circuito y no tiene efecto. Hubo muchas muertes de Taser porque el impactado queda como flan y muchas veces golpean la cabeza con el piso. Byrna es efectiva hasta 25 metros de distancia y da tiempo luego del impacto a ponerle las esposas y se acabó.
-¿Cuáles serían las diferencia con las postas de goma?
La escopeta de postas de goma no es muy precisa. En cambio, las Byrna son muy precisas y livianas, no “patean” nada y eso le da precisión. Son de uso fácil, cómodo e intuitivo. Los hematomas que dejan ambas son similares.
-¿Cómo funciona la Byrna?
-Funciona a aire comprimido, que da para 30 disparos aproximadamente. Los cargadores tienen cinco balas. Los fusiles, más. Uno de los secretos de la Byrna, que lo tiene patentado, es que nunca perfora la cápsula donde está el aire –cartucho de aire comprimido (Co2)— salvo cuando se aprieta el gatillo y sale la bala, con lo cual existe la certeza de que siempre va a estar cargada cuando se gatilla.
-¿Fabrican Byrna en Argentina?
-Acá no fabricamos nada de Byrna, se importa todo. Las partes se fabrican en los Estados Unidos y ensamblamos en Ezeiza, a pesar de las dificultades que presenta la Argentina. El objetivo es, obviamente, fabricar, y ciertas piezas se empezarían a fabricar recién ahora.
-¿Qué fuerzas compraron las Byrna?
-Tenemos buena relación con el Ministerio de Seguridad de la Nación. También nos compraron la Policía de la Ciudad y la Policía de Córdoba, que ya tiene un montón y las ha utilizado en muchos casos. También la Policía Bonaerense, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Uruguay nos acaba de comprar para una división de fuerzas especiales, la Guardia Republicana.

La pistola Byrna tiene un cargador para cinco proyectiles calibre .68....Ministerio de Seguridad
-¿Byrna y Bersa son lo mismo?
-Es importante distinguir que Bersa no es Byrna, unas son letales y las otras no, y son dos marcas distintas.
-¿Cómo comenzó con Bersa?
-Con otra empresa, un grupo de investigación y desarrollo a nivel internacional, desarrollamos un dispositivo policial. El policía nunca debería sacar la pistola si no es para usarla, solo cuando necesita. La tecnología que desarrollamos detecta cuando empuña su arma, que la sacó y cuando la sacó, y si dispara envía un mensaje al despachador del 911 avisando que tal efectivo sacó la pistola en tal lugar, con lo que el operador del 911 sabe que hay un problema serio. Si dispara, detecta el ángulo y el acimut: si apuntó al piso, al pecho o al aire. En el caso Chocobar, por ejemplo, no hubiera habido dudas de qué había pasado. Es una herramienta forense extraordinaria.
Como probamos esa tecnología en Bersa, conocimos a los dueños, desarrollamos una excelente relación con ellos y se dio la oportunidad de comprar la empresa entre cuatro amigos. Hoy tengo el 25%. No estoy en el día a día, pero sé exactamente que es lo que pasa. Benso Bonadimani, uno de los fundadores de Bersa, nos acompaña en el día a día. La compañía es lo que es principalmente gracias a él. Nosotros le damos la continuidad que los fundadores hubieran querido. Y si Dios quiere la vamos a hacer crecer abriendo mercados, tenemos que ir hacia Europa, África y Asia. Bersa es una empresa extraordinaria, de más de 60 años; hay mucha fabricación artesanal y los empleados están muy orgullosos de ser parte de una compañía que sobrevivió a muchas crisis. Le vendemos a prácticamente todas las fuerzas del país.
-¿Fabrican en los Estados Unidos, también?
-De las armas de puño de Bersa se fabrica todo acá. En los Estados Unidos fabricamos tres tipos de fusiles de distinto calibre basándonos en la plataforma AR15.
-¿Cómo ve a la Argentina en materia de seguridad?
-No está fácil el panorama en seguridad, hay una crisis. El laissez faire, ese ‘te dejo hacer lo que sea y no pasa nada’, no va más. Tiene que haber un sistema de premios y castigos, como en todo. El éxito futuro de la Argentina tiene que estar asociado a un cambio radical en las reglas de juego. Tiene que haber seguridad jurídica, cosa que hoy no hay, para que vengan inversiones. Este Gobierno tiene un reto enorme. No es solo lo económico, es lo cultural, también. Hay que volver a la cultura del esfuerzo que hizo de la Argentina un país extraordinario. Nuestros abuelos, que vinieron acá a hacer un futuro, lo lograron. No es posible que no podamos dar vuelta esto. Siempre digo que el drama de Argentina no es la inflación, no es la seguridad, no es la educación, esas son las consecuencias de una crisis ética y moral, de una envergadura que está en todos los estratos, no solo en el gobierno, sino que toda la sociedad está afectada. Hay mucho por hacer.

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