lunes, 29 de julio de 2024

JORGE LOZANO Y ERNESTO TENEMBAUM


Jorge Lozano. “Hay que decir adiós a los que apostaron en contra y dejar atrás lo que roba tu paz”
El escritor mexicano intenta en su nuevo libro “Estado civil: ingobernable”, romper las cadenas que mantienen a las personas atadas a una rutina cotidiana que no les satisface
Flavia tomaello El autor propone desanudar lazos y elegir sin cargas del pasado
El novelista Graham Greene solía decir que “siempre hay un momento en la infancia cuando la puerta se abre y deja entrar al futuro”. No se sabe con certeza qué efecto tendrán las experiencias que ingresan, pero para Jorge Lozano, allá en su Monterrey natal, la infancia llegó con una madre llevando adelante una familia de cuatro hijos, de la que él es el mayor. Todo producto de un divorcio difícil que impuso la necesidad de trabajar con dedicación para lograrlo. De niño soñaba con ser músico y sus primeros pasos fueron tocando la guitarra y escribiendo canciones para eventos escolares. Aunque fue un estudiante promedio, siempre supo que tenía una habilidad natural para hablar. Se licenció en Relaciones Internacionales en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, cursó estudios en Mercadotecnia en la Kellogg School of Management de Northwestern University en Chicago Illinois. “Empecé hace una década como conferencista motivacional en universidades y empresas, pero en el momento en el que descubrí las redes sociales, me di cuenta de la enorme necesidad que tenían muchas mujeres de consejos para lidiar con las relaciones negativas -relata en charla exclusiva-. Siempre he pensado que mi entorno familiar fue crucial para llevarme a donde estoy. El ver a mi madre salir adelante por sí misma quedó para siempre marcado en mi memoria y me llena de orgullo poder inspirar a otras mujeres a salir adelante después de un corazón roto”.
Hoy conduce la sección “El comentario de vida” en Multimedios Televisión, transmite el programa de radio “La Cabina del Drama” a Colombia, Estados Unidos y México, y colabora con Estrella TV en el programa de radio para latinos más exitoso en EE.UU., dando consejos sobre relaciones humanas a su audiencia. Tiene más de 22 millones de seguidores en sus redes sociales y ha publicado tres libros: “La suerte no es suficiente”, “Así dile” y “Estado civil: ingobernable”. Asegura ser una especie de “hermano mayor” que intenta aconsejar y motivar para empoderar afectivamente a las mujeres.
–¿Por qué nos mantenemos atados a la vida que tenemos si queremos otra cosa?
–Desde muy temprana edad, se nos adjuntan etiquetas, inseguridades, barreras y creencias limitantes que se convierten en cadenas por años. Desgraciadamente, el ser humano se acostumbra a recibir migajas de cariño, atención o reconocimiento y empieza a acostumbrarse a la idea de que es lo único que merece. Nuestro entorno nos empieza a generar una normalidad que, aunque nos hace daño, es terreno familiar. Hace falta cuestionarlo todo y animarse a dar el paso hacia lo que deseamos.
–¿Cómo identificamos aquello que nos pesa? No siempre nos damos cuenta…
–Hay quienes pasan toda una vida sin hacerlo. A veces no entendemos por qué nunca nos fue bien en el amor, por qué nuestra relación con el dinero ha sido mala o por qué nuestro cuerpo jamás pudo llegar a su peso ideal. La respuesta se esconde en nuestro pasado. Desde una infancia en la que nos programaron, un divorcio que nos marcó con inseguridad o un trauma que todavía nos acompaña, cargamos cadenas que no nos permiten soltar. Hay que decirle adiós a todos aquellos que apostaron en tu contra y dejar atrás todo lo que roba tu paz.
–¿Qué aporta el humor en esto de encontrar un camino nuevo en la vida?
–Tengo la filosofía de que la gente no recuerda las palabras que les dices, sino las emociones que le generan. Con esto en mente, me di cuenta que los consejos que le aporto a las mujeres tienen mayor impacto cuando vienen disfrazados de humor y risas. A veces, reírnos de nuestras propias tragedias es el primer paso para superarlas y por lo que sabemos, quienes empiezan a reírse de sus tragedias inician el camino de salida.
–¿Considera que hay matices entre las cadenas que nos atan a hombres y a mujeres?
–Definitivamente. Aunque no distinguen género, la sociedad sí nos programa de formas diferentes. Muchas mujeres crecen con una enorme expectativa de perfección, estándares inalcanzables de belleza o de salud mientras que a muchos hombres aún los programan con mensajes de prosperidad económica o éxito profesional. Aún y cuando somos la generación que despertó del enorme machismo que predominaba en la cultura, las cadenas parecen no haber evolucionado al mismo paso.
–¿Por qué la motivación para el cambio nos dura poco?
–Se nos enseña siempre a cambiar hábitos y modificar conductas, pero poco se habla de modificar nuestra identidad. Lucho contra las etiquetas: el hecho de que hayas pasado por un trámite de divorcio no te convierte en una divorciada. Todos tenemos la posibilidad de reinventarnos. Pero para eso hay que abandonar una carga que arrastramos, en muchas ocasiones sin saber por qué, solo por inercia. Es una gran energía cotidiana destinada a algo que no nos aporta, además de limitarnos.
–Las redes sociales reciben mucho castigo por ciertos mensajes que ofrecen y por lo adictivas en que se convierten, ¿podría darme su lado bonito de la historia?
–Definitivamente la dopamina que nos generan nos hacen estar estimulados todo el tiempo. Sin embargo, a esta generación le han aportado herramientas de acceso a conocimiento, terapia remota, reflexión y motivación. Aprendamos a utilizarla para el bien. La creatividad surge de nuestros momento de soledad y aburrimiento, si logramos desarrollar la autodisciplina para dosificar la dopamina de las redes sociales, seremos capaces de domar a la bestia más implacable: nosotros mismos.
Tomo estos espacios con mucha seriedad. Aún un video de 15 segundos tiene detrás un guión que ha sido armado previamente y he cuidado al detalle. Nada es improvisado, todo es planeado. Me interesa que sea divertido, pero que todo deje un mensaje.
–Una constante en su discurso es el “cucaracho”, ¿cuál es el concepto?
–Es un tipo de hombre manipulador, mentiroso, jugador e infiel. No me refiero así a todos los hombres, sino a aquellos que juegan con los sentimientos de las mujeres y después de ignorarte toda la semana, se aparecen en tus mensajes de texto un sábado a las 2 de la mañana.
Mi intención es inspirar a las mujeres a convertirse en leonas ingobernables, que no se detengan ni se dejen limitar por los corazones rotos y que no pongan su valor en las manos de ningún cucaracho.
–Su trabajo puso en riesgo su matrimonio, ¿es que usted también ha sido un
“cucaracho”?
–Es una respuesta que doy en mi libro. Haría un paralelo con el médico: el hecho de que lo sea no evita que se enferme. Yo comencé mi etapa laboral más intensa junto con mi matrimonio. Ambas cosas coincidieron en el tiempo y para mi fue un momento muy difícil de llevar. Pero esa crisis también me ayudó a encontrarme con otro lado de mi persona: la espiritualidad.
No tiene nada que ver con la religión, pero en mis conferencias también exploro ese aspecto e intento salpicar con algo de nutrición espiritual o inquietudes en ese matiz. Parte de nuestra fortaleza nace de la construcción de nuestro ánimo.
–¿Podría ofrecernos una radiografía de las emociones en este tiempo de feminismos, cuestionamiento de la maternidad, deseo de parejas no tóxicas y boom de las pantallas?
–Sin duda nuestra generación se encuentra en una licuadora de creencias en la que nos cuestionamos todo. Generaciones anteriores buscaban venderle a las mujeres la idea de que su significado y valor venía de dos factores: sufrir y ser madres.
Hoy la mujer ha redefinido el concepto de soltería, ha renunciado a aguantar humillaciones, infidelidades y maltratos con tal de tener una pareja.
Los retos no han terminado, porque, aunque las redes sociales han servido para liberarnos de algunas cadenas, nos han atado a una guerra de comparaciones y ataques a nuestra autoestima. La pelea para las mujeres y hombres de esta generación continuará. Las batallas que nosotros nos neguemos a luchar, son las que nuestros hijos tendrán que librar.
–Insiste en que su expertise es complementario a la terapia y convoca a quienes lo siguen a que se analicen…
–Me considero un motivador, una especie de expositor de alarmas para que te des cuenta de lo que te sucede, te despabiles. Pero mis palabras son los “primeros auxilios” para cualquier proceso emocional. De hecho, pediría que todos estén alertas frente a aquellos que invitan a probar soluciones mágicas para tus relaciones, tu matrimonio o para tu autoestima. Cuando el dolor de cabeza no se va después del analgésico y permanece algunos días, todos debemos ir al médico. Las emociones no son una excepción. Puedo ofrecer un cambio de perspectiva, una forma de leer el problema que te haga despertar del sitio en el que estás anidando, pero casi con seguridad salir de ahí no va a ser solo el resultado de algunas frases inspiradoras. Mis libros y mis charlas intentan ser una especie de encuentro colectivo, con el soporte de un grupo enorme, impulsan a crear cambios, cada uno debe hacer después lo necesario para que sucedan.
–¿Qué es aquello que debemos impedir que nos gobierne?
–Literalmente por nada de lo que nos pasó. Es el paradigma para convertirnos en nuestra versión más libre y más feliz

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Ernesto Tenembaum
“Entender a Milei fue un trabajo 24-7 para mí”


Texto de Hugo Alconada Mon // Fotos: Martín Lucesole
“Milei es un hombre solo, golpeado, que quería llegar a ser alguien”. “Milei es un personaje digno de una novela, pero que pasó de verdad”. “Milei es un hombre que quiere reconocimiento”. “Milei es un agitador político de niveles estrambóticamente eficientes”. “Milei es un hombre capaz de aprender”. “Milei es un hombre que puede ser cualquier cosa que consolide su proyecto de poder”. “Milei puede terminar siendo chavista”. “Milei es un líder que surgió ante el desprestigio de la política”. “Milei, como Cristina, toma decisiones fuertes”. Milei, Milei, Milei. Se lo dice su familia y se lo dicen en las redes sociales, que está “obsesionado” con Javier Milei, pero Ernesto Tenembaum no cede un milímetro. Quiere entender, aunque admita que le cuesta entender. Porque en realidad, a través del actual Presidente, quiere comprender más y mejor a la Argentina de nuestros días, a un sector inasible de la sociedad que durante mucho tiempo –demasiado tiempo– perduró por debajo de los radares. Esa “obsesión” de Tenembaum se plasmó en Milei. Una historia del presente (Editorial Planeta, 2024), un libro que lanza por estos días y que comenzó a tomar forma la noche misma de las PASO, en un esfuerzo por comprender quién es ese hombre de cabellera estrafalaria, cuáles son sus bases de sustentación personal, social, ideológica y electoral, y por qué el electorado decidió tolerarle comentarios y acciones que a otros no. “Desde esa noche no he dejado de pensar en Milei”, dice Tenembaum. “El impacto político y existencial del triunfo de Milei fue tan fuerte sobre mí, que decidí recurrir a lo que hacemos los periodistas cuando algo nos conmueve mucho, que no es ir al psicólogo, sino contárselo a los demás”, añade, en la primera de muchas ocasiones en que las risas aligerarán la entrevista, que fluirá entre alusiones a Friedrich von Hayek y Elon Musk, Sol Pérez y Donald Trump. “Y para contarlo –añade–, traté de quitarme los prejuicios de encima y traté de entenderlo. Me parece, entonces, que el libro refleja un intento por entender algo que me resultaba, y en algún sentido todavía me resulta, incomprensible: el triunfo de Milei”. –Habías firmado contrato para escribir otro libro, pero... –Sí, fue más o menos para el momento en que Milei ganó las PASO e inmediatamente cambié de idea porque el otro tema dejó de interesarme por completo. A partir de ahí, entender a Milei fue un trabajo 24-7 para mí, al punto de que se convirtió en un tema de cargada familiar. “¿En qué estás pensando? Pará de pensar en Milei”. [risas] Pero fue así: a partir de su triunfo en las PASO empecé a mirarlo con muchísimo detalle. –¿Por qué un libro cuando también tenés la oportunidad de abordarlo desde la radio cada mañana y en tus columnas dominicales de Infobae? –Vos que escribiste muchos libros sabés que un libro... Uno puede escribir un libro cuando un tema te absorbe, cuando es inevitable. Te trae tantos problemas y tan pocos beneficios que solo lo escribís si el tema no te suelta. Los libros que he escrito fueron una vorágine, de sentirme mal el día que no me sentaba a escribir.¿Qué les pasó? [Sudamericana, 2011], por ejemplo, abordó el debate que provocó el kirchnerismo dentro del progresismo, que la mayoría del progresismo había comprado, pero que yo sostenía que no me gustaba, y aquel libro fue una cronología muy opinada del experimento kirchnerista. –Tu abordaje en este libro, sin embargo, es muy distinto. –Sí, en este opino lo menos posible. Me aboqué a mostrar lo que hay. Me acuerdo de estar escribiendo a las 2 de la mañana, por ejemplo, y encontrando un material interminable y riquísimo. Porque a diferencia de otros libros periodísticos, en los que buscás fuentes que te cuenten cosas secretas del personaje, en el caso de Milei hay cientos y cientos de videos suyos, en los que cuenta todo. Debo haber dedicado más de 500 horas a ver videos de Milei junto a los dos jóvenes periodistas que me ayudaron. Porque no alcanzaba con leer la desgrabación de esos videos, debíamos ver las caras, el contexto. –¿Y con qué te encontraste? –Con un hombre solo, golpeado, con un tipo que quería llegar a ser alguien. –Resulta notable, en ese sentido, recordar las palabras de Milei cuando viajó a Madrid por el acto de Vox. Le agradeció a Santiago Abascal por abrazarlo cuando “todos [le] daban la espalda”… – [Asiente] Los libros te permiten ver toda la historia, con obsesión y con rigurosidad, detectar los patrones. Eso que le dijo a Abascal lo dijo en otras cuatro o cinco ocasiones al aludir a su hermana, a su perro Conan, a Nicolás Posse, con expresiones como “cuando yo estaba golpeado”, “cuando hacían cola para patearme en el piso”… Bueno, a mí también, en un momento me dijo: “A vos no te voy a pegar nunca, porque fuiste el único progre que no me trató como un payaso. Vos siempre me preguntaste con curiosidad”. Eso no lo ha cumplido rigurosamente, ya me está pegando [sonríe], pero lo ha cumplido bastante. Le pega a todos mis compañeros, a mis amigos… bueno, a vos te ha pegado, a María [O’Donnell] le ha pegado, a Longobardi... Incluso se ha ensañado con López Murphy, que le daba mucha bola cuando no era conocido. Tal vez Milei le dolió que López Murphy compitiera políticamente con él y no se lo perdonó.“Milei expresa valores que yo creía que no existían en la sociedad argentina”
–¿Cuánto influyó o afectó tu perspectiva ideológica al escribir sobre Milei? –Mirá, uno de los grandes desafíos de este libro fue escribir sobre un proceso muy vertiginoso. Estamos hablando de un tipo raro que hace siete años llegó a un canal de televisión, midió bien hablando de economía y de matemática, no se fue más de la televisión, y que hoy es una referencia política internacional. Es una gran historia, con un personaje digno de una novela, pero que pasó de verdad. Y para que fluyera, tenía que lograr que el libro tuviera electricidad, que se dejara leer, que cada capítulo te diera ganas de seguir, que tuviera profundidad y con, por lo menos, un esfuerzo de neutralidad muy grande por mi parte. Que fuera un libro de un periodista que lo cuenta de tal manera que, si Milei te horroriza, salgas horrorizado, pero con un panorama más amplio. Y si a vos Milei te gusta o lo tolerás, digas “che, qué bueno lo que dijo el Presidente”, pero también termines con una mirada más rica. –Es evidente que procuraste, incluso, evitar la adjetivación. – [Asiente] Saqué todo lo que percibí como un sesgo mío. [Calla unos segundos] A veces me da miedo de que el libro sea demasiado condescendiente con Milei. –No me dejó esa sensación. Tampoco la de alguien lanzando diatribas contra Milei, pero la simple acumulación de sus dichos y acciones pinta un retrato incómodo. –Pero te respondo con lo que me dijo mi hijo mayor [por Juan], que fue uno de los colaboradores para este libro [junto a María Luisa Romanazzi]: “No te quedes sólo con los videos de Milei en TikTok, mirá los comentarios abajo”. Encontrarás, por ejemplo, que cuando fue muy violento con algunas mujeres, como Sol Pérez y Teresita Frías, a mí me pareció horroroso, pero los libertarios lo subieron a sus redes y hay miles y miles de comentarios a favor de él. Entonces, para vos puedo haber pintado un retrato incómodo de Milei en este libro, pero miles de personas dirán: “Qué bueno, el Javo”, “Mirá cómo dice las verdades el Javo”, “Mirá cómo el Javo enfrenta a los varones igual que a las mujeres”. –¿Qué expresa Milei, entonces? –Milei expresa valores que yo creía que no existían en la sociedad argentina y ese quizá sea el principal motivo de mi perplejidad. Yo estaba orgulloso de que la democracia era un valor indiscutible en la sociedad argentina, que Alfonsín era un valor indiscutible, que el Papa podía ser discutido, pero nunca agredido, o que respetábamos a las minorías sexuales, pero claramente había una Argentina que no veíamos, que estaba por debajo de nuestros radares. Pero al ver todos esos videos de Milei, y en particular cuando leí los comentarios a esos videos, me recriminé a mí mismo cómo podía ser que no hubiera visto todo esto antes. –En las primeras páginas del libro, le anticipás al lector que buscarás dejar a un lado tu “aversión” a lo que Milei encarna. Es un término fuerte. –Es que todo lo que pasó con Milei en términos de escala de valores me generó mucho rechazo. Cuando veo que un grupo de personas hace referencia a minorías sexuales con desprecio, por ejemplo, a mí me resulta muy injusto, muy agresivo, pero a Milei le funciona. Lo ves en cómo crece su rating, en la cantidad de visualizaciones que registra en las redes sociales… Y hay un episodio que para mí es clave en esta historia: el acto en el Auditorio Belgrano. Estamos hablando de marzo de 2019, cuando ya podíamos pensar que Macri estaba de salida de la Casa Rosada, que la perspectiva de que Cristina volviera al poder era muy alta, y con la gente angustiada por la inestabilidad económica y financiera. En ese contexto se hizo el acto, nutrido por jóvenes que estaban en contra del feminismo, de las minorías sexuales, que reivindicaban a los militares presos por causa de lesa humanidad, y hablaron Milei, Agustín Laje y Nicolás Máquez. El auditorio tenía capacidad para unas 3000 personas, cobraron entrada y 1500 chicos más quedaron afuera. ¡Ni Milei, Laje y Márquez lo podían creer! Lanzaban comentarios contra Maradona y recibían una ovación, contra Florencia de la V y otra ovación, Milei insultó a los “zurdos” y otra ovación. En ese contexto, Laje habló de dar la “batalla cultural” y Márquez dijo algo muy interesante: parece que estamos perdiendo pero están pasando algunas cosas que pueden marcar que estamos ganando, el inicio de nuestro triunfo. Fue un análisis político brillante. –¿Por qué? –Porque señaló que habían perdido la votación contra el aborto en el Congreso, sí, pero se habían movilizado millones de jóvenes, como no había ocurrido antes, como también destacó toda la gente que acompañó el desfile militar que había organizado Macri, creo que en 2017, y a eso le sumó cómo lo seguían a Milei en las redes. Allí había algo que Márquez sí percibió. Milei se fue recostando en sectores antigay, antifeminista, pro-militar, y esos valores son los que hoy están en el poder y con un montón de gente que lo apoya o que lo tolera como un elemento con el que se puede convivir mientras reforma la economía o destruye al peronismo o lo que fuere. –A lo largo del libro describís a Milei como “un articulador de la raba de todos” o como “un hombre con verdades absolutas”, pero también como “un pragmático”. ¿Quién es ese hombre de pelo enrevesado? –Hay un intelectual liberal que se llama José Benegas, pariente lejano de los Benegas Lynch, que es muy crítico de Milei, pero que respondió a la pregunta ¿cuál Milei es el verdadero? Su respuesta fue: todos. Milei es un hombre golpeado, es un hombre dolido, es un hombre que quiere reconocimiento, es un agitador político de niveles estrambóticamente eficientes, es un hombre capaz de aprender y que puede ser cualquier cosa que consolide su proyecto de poder. Milei apela al liberalismo y al antiliberalismo, y a la regulación estatal y a la desregulación estatal, por ejemplo, pero siempre que siempre mantiene un eje: el culto a su personalidad. Se percibe como alguien de dimensiones gigantescas que está rodeado de pigmeos. Fijate qué términos aplica contra quienes lo critican en el ámbito de la economía: liliputenses, pigmeos, cucarachas. Y Santiago Caputo difunde memes en momentos claves en los que Milei aparece como un león gigantesco rodeado de pigmeos, incluso aquellos que lo siguen.“El Presidente siempre mantiene un eje: el culto a su personalidad”
–¿Qué Milei primará? –Dependerá de su interacción con la sociedad. Cuando dice que no es “libertarado”, sino “libertario”, está diciendo que es pragmático. De hecho, si seguís la retórica de Milei te podés enloquecer. Puede hablar de un sistema de banca Simons, de la dolarización al estilo Emilio Ocampo, de la apertura del cepo, de la libre competencia de monedas y de otras variantes que pueden ser contradictorias entre sí. También podés ver que a Patricia Bullrich la acusó de poner bombas en jardines de infantes, pero luego la designó ministra de Seguridad. Acordate que cuando sella el acuerdo con Patricia fueron a “A dos voces”, se abrazaron y cuando le plantearon si no se trataba de una contradicción suya, preguntó si estaban hablando de construcción de poder o de qué. Y en la misma línea, a mí me da la impresión que si la inflación vuelve, por el motivo que fuere, eso puede generar un cortocircuito en su cabeza y Milei puede terminar siendo chavista. –Suena un poco demasiado… –Pero hay algunas señales en esa dirección. Fijate el conflicto que protagonizó con el Banco Macro, señalando por su nombre a uno de sus dueños, para inmediatamente después impulsar una campaña por las redes para que la gente se fuera a otros bancos. Eso es, claramente una intervención directa en la sociedad desde el Estado, como también lo es su decisión de excluir del impuesto a las Ganancias a los trabajadores del sector petróleo, que son los que más ganan. Esa es una decisión brutalmente dirigista, decidiendo desde el Estado quién gana y quién pierde en la sociedad, cuando antes Milei decía que hacer algo así terminaba en el comunismo. En el libro, de hecho, cito a Hayek, quien decía que cualquier intervención reguladora genera problemas que reclaman otras intervenciones y otras y otras hasta que eso termina en un Estado totalitario. ¿Qué diría el Milei que salía hace unos años por televisión sobre el Milei de ahora? Diría que el Milei actual corre el riesgo de llevar a la Argentina al comunismo, a Venezuela, pero el Milei de ahora le diría al Milei de antes “no la ves, hay restricciones, vos no te das cuenta, pero al final te voy a llevar a ese lugar”, aunque desde el liberalismo más puro le estén diciendo todo lo contrario. –¿Percibís algo en la forma tan brutal y definitiva en que Milei destrata a quienes formaron su círculo más cercano en algún momento? Las rupturas con el economista Diego Giacomini o su primer jefe de Gabinete, Nicolás Posse, son apenas dos ejemplos entre muchos otros. –Hay algo para mirar ahí. También en su trato con las mujeres y en sus alusiones al sexo. Todo el tiempo lanza comentarios sexuales en lugares o momentos inapropiados. Y sus agresiones verbales a mujeres son muy reiteradas y con fijaciones que no se entiende a qué responden. Con María O’Donnell, por ejemplo, o con Luisa Corradini y Silva Mercado, sin olvidar lo de Teresita Frías o Sol Pérez. Hay montones de episodios, con una agresividad notable o con comentarios homofóbicos, también, propios del terreno psicológico. Y por otro lado, también está cómo responde a las críticas de un sector de los economistas y militantes políticos sobre los cuales Milei tenía la expectativa de obtener como Presidente el reconocimiento que hasta entonces no había cosechado. Entonces, ahora que es Presidente lo pide cada vez más y cuando aparece ciertas dudas sobre su gestión económica su reacción es más brusca. –Una vez más, su pasado explica su presente. –Todo el proceso que lo llevó a ser Presidente fue demasiado vertiginoso, tras muchos años en los que seguramente percibió que los demás economistas eran más prestigiosos, más consultados y más ricos que él, que en Aeropuertos Argentina 2000 tenía un rol de asesoramiento bastante marginal y que como profesional no había tenido grandes logros. Mucha gente lo reconocía como un tipo brillante, sí, pero con trabajos esporádicos como economista que generalmente terminaron mal. En ese contexto, desde que llegó a Presidente, Milei busca ese reconocimiento y las objeciones lo vuelven a poner en un nivel muy agresivo. –En el libro trazás un juego de espejos entre Milei y Elon Musk. –Musk también fue golpeado y humillado por el padre, y fue muy golpeado en los recreos de la escuela primaria a la que iba. 
En ese contexto, el autor de su biografía, Walter Isaacson, sostiene que comprar Twitter fue para Musk como comprar el patio del recreo virtual donde todos se agreden, pero donde ahora él es el dueño y donde sabe agredir como nadie por su propio recorrido vital y porque tiene el poder. –Resulta notable que la sociedad argentina le tolera a Milei comentarios y acciones que a cualquier otro político o persona de alto perfil público le costarían su carrera. –Dejame decirte que yo creo que Milei es un líder, que quizá no tiene las características que a muchos le agradan, pero pasar las pruebas que él pasó durante estos siete años requiere de un líder, que tomó decisiones, que comenzó como un hombre solo, acompañado apenas por su hermana y el perro, pero que fue sumando dirigentes y apoyo, que se acercó a los youtubers y después se alejó, que denostó a la casta y después fue poniendo a gente de la casta, que criticó durísimo a Macri y después tomó la decisión de acordar con Macri, que se la jugó con una mega devaluación, sin control de precios, y que logró generarle expectativas de esperanza a un montón de gente, pese a lo que están viviendo en la realidad. Eso es liderazgo, es carisma y es capacidad de conducción. Después podemos ver mil errores y hay mil cosas que decir, pero su liderazgo existe y ganó la calle. El caos callejero no está más, acaso resurja más adelante pero hoy no está. Otra cosa es cuán bueno resulta este liderazgo para la Argentina, qué valores transmite ese liderazgo o cómo termina todo esto. –¿Las redes sociales son causa o efecto del fenómeno Milei? –Son una expresión muy rica y muy interesante de la libertad humana, con la aclaración de que “rica” e “interesante” no son adjetivos necesariamente positivos. En las redes ves la humanidad, ves mecanismos espectaculares de comunicación transformados en un chiquero, como Twitter, que nos deja a los periodistas en un lugar acotado. De hecho, en los medios de comunicación tradicionales suele entrar lo políticamente correcto, mientras que en las redes entra todo, para horror o para alegría, y amplificó la comunicación. Fijate Agustín Laje, a quien los periodistas no entrevistábamos, por ejemplo. Eso a él no le importó, porque tenía un micrófono y una camarita para difundir sus ideas por YouTube. O Emmanuel Danann, un personaje muy interesante que hacía sketchs antifeministas, y que llegó a millones en las redes. Milei expresó ese fenómeno. –En un circuito paralelo o desconocido o no habitado por los políticos tradicionales… –Fijate qué dicen las canciones que la derecha radical en las redes. Son canciones con un contenido muy parecido al que históricamente profesaba la izquierda. Ideas como que el pueblo tiene que tener el poder, que hay que correr a los dueños del poder, que hay que correr a los políticos, a los medios de comunicación tradicionales, al establishment. La rebeldía se volvió de derecha, como dice Pablo Stefanoni. Y las redes sociales generaron movimientos tan impresionantes como la Primavera Árabe, el surgimiento de Trump, de Podemos, el surgimiento de chicos que marchan contra el aborto…“Milei es un líder que surgió ante el desprestigio de la política”
–Cito textual una frase tuya de la página 251: “La política argentina ya exhibía clara señales de un cambio vertiginoso hacia posiciones extremas que habían sido marginales hasta poco tiempo atrás”. Mirando para adelante, ¿qué avizorás? –Dejame decirte, primero, que me sorprendió cómo se movió un sector del PRO que hasta hace poco se presentaba o quería mostrarse como el equivalente argentino del Partido Popular español, con tolerancia, en democracia y con respeto a la libertad individual, pero mutó a algo más duro. Fijate, por ejemplo, en Joaquín de la Torre, un personaje al que conozco hace muchos años y al respeto personalmente, que fue formado por la Iglesia, que se hizo peronista porque el alfonsinismo le parecía muy de izquierda, que logró ser intendente de San Miguel o sea en tercer cordón del Conurbano, que en su intimidad adscribe al catolicismo más conservador, que se vinculó a los Bolsonaro y que celebró el triunfo de Giorgia Meloni en Italia. Vemos a un hombre importante del PRO girando hacia una posición mucho más dura. Y no es el único. Fijate, también, que cuando ocurrió el intento de golpe contra Lula en Brasil, sólo dos políticos argentinos de primer nivel no repudiaron la intentona: Milei y Patricia Bullrich. Y lo mismo ocurrió tras el fallido atentado contra Cristina. Milei es un líder que surgió ante el desprestigio de la política. –No respondiste mi pregunta. –¿Cuál era? [risas] –¿Que avizorás? –Te la respondo con una aclaración previa: yo me equivoco mucho. O como decía mi abuela, si hay algo difícil de pronosticar es el futuro [risas]. Resolver problemas económicos en la Argentina es muy difícil y creo que Milei tuvo la virtud de evitar la espiralización, que no era del 17.000 por ciento, cifra que es una exageración típicamente suya, pero logró evitarla y eso le da una chance. Dicho eso, veo un proceso económico muy intrincado, con una polarización creciente, aunque déjame decirte también que en los países donde gobernó la ultraderecha o la derecha radical o la derecha extrema o la nueva derecha, como cada cual prefiera, en general no se produjeron detenciones políticas, ni cierres masivos de medios de comunicación, ni se impidió la votación popular, como sí pasó en Venezuela. Por supuesto que me gustaría tener una mirada optimista, y creer que en democracia a un líder lo reemplaza otro que lo mejora, pero le tengo mucha desconfianza a la clase política argentina. Creo que la magnitud del problema que enfrentamos es enorme si la comparas con la capacidad que vemos en los políticos argentinos. –¿Cómo es eso? –Me da miedo que no haya ningún político que esté a la altura y resuelva nuestros problemas. Ese es mi miedo, en momentos en que tenemos una sociedad golpeada. Si Milei fracasa será una decepción terrible para mucha gente. Y entonces, ¿qué vendrá después? ¿Y con qué nivel de locura? –¿Hay que estar un poco loco para ser Presidente de este país? –Mira, yo no comparto la idea de que la locura resuelve los problemas de un país. Sí creo que hay algo que sí hay que tener, que es decisión, y eso explica mucho por qué fracasó el Frente de Todos. Milei, como Cristina, toma decisiones fuertes. Y en general tomar decisiones genera broncas, ganadores y perdedores, pero la idea de un líder que no toma decisiones es peor, como aprendimos con Alberto Fernández y Fernando de la Rúa. Siempre es mejor que el líder no esté loco y que utilice los recursos del buen gobierno, sin tampoco caer en la megalomanía. Como hablamos antes, en un capítulo comparo a Milei con Elon Musk, que cuenta que es bipolar y que fue golpeado, pero logró llegar a donde ahora está, aunque convengamos que Elon Musk es una excepción; por lo general las personas que tienen desequilibrios, terminan peor que Elon Musk… –¿Hay alguna pregunta que no te hice y quieras abordar? –[Piensa por unos segundos] Abordé el fenómeno Milei como me acerco a cualquier fenómeno: con curiosidad, y aunque considero que muchos de sus comentarios son erróneos o disparatados, como cuando tildó de comunista al español Pedro Sánchez, la relación entre él y yo fue de mucho respeto mutuo. Aclarado eso, una vez le hice un reportaje radial a Milei a partir del cual nunca más me concedió una nota. Fue el reportaje en que habló sobre la venta de niños. Aún así, me sorprendió lo que me escribió al regalarme su libro “El camino del libertario”, que me lo dedicó con uno de los mejores elogios que nos pueden hacer como periodistas: “A un hombre que está en las antípodas en el pensamiento ideológico, pero que siempre pregunta a fondo y con mucho respeto”. Quizá me haya dado una lección. Porque siempre procuré ser muy profesional, pero siempre sentí, también, que Milei expresaba algo que era muy horrible. No logro saltar la distancia que tengo con él, al que veo como alguien intolerante, con ribetes autoritarios, pero él sí lo logró conmigo, cuando con muchísima otra gente no lo hizo. Hay algo ahí, de esa relación, que se juega también este libro.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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