miércoles, 24 de julio de 2024

Con aires parisinos: el famoso pasaje nacido como basural, que luego habitaron la bohemia y el jet set porteño





Con aires parisinos: el famoso pasaje nacido como basural, que luego habitaron la bohemia y el jet set porteño
El Pasaje Seaver tenía apenas 135 metros: iba de Posadas a Libertador
Muchos comparaban al Pasaje Seaver con alguna callecita de Montmartre, en la capital francesa; vibró al ritmo de la cultura, hasta desaparecer entre 1979 y 1980 por la extensión de la 9 de Julio
Silvina Vitale
Cuenta Martín Jacovella, director y productor, que al margen de que muchos habitantes y habitués del Pasaje Seaver aún lo recuerdan con nostalgia, era realmente pintoresca esta calle que se extendía por 135 metros entre las actuales Avenida del Libertador, Cerrito, Posadas y Carlos Pellegrini. “No solo por su empedrado y su escalinata, sino también por algunas casas y edificios increíbles”, sostiene. Incluso, afirma que existe un grupo de Facebook de vecinos que jugaban en sus veredas cuando eran niños y comparten en la plataforma anécdotas y recuerdos.

En su larga historia, el Seaver vio nacer desde un petit hotel y casonas de estilo hasta cabarets, una escuela de danza, una academia de judo y un estudio de cine, entre tantos otros sitios habitados que le dieron una identidad heterogénea, pero siempre vinculada a la cultura.
En el libro Historias de Buenos Aires, aportes del VIII Congreso de historia de la ciudad, editado por la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires en 2005, el historiador Leonel Contreras, especialista en patrimonio urbano, dedica un capítulo a los pasajes desaparecidos de la Capital, entre ellos, el Seaver. Cuenta en sus páginas que, a pesar de estar relativamente cercana al centro porteño, la zona situada al norte de la calle Juncal, en los actuales barrios de Retiro y Recoleta, recién comenzó a urbanizarse a partir de 1875.
El Pasaje Seaver, en 1926....Archivo General de la Nación - Archivo

“Fue después de la epidemia de fiebre amarilla de 1871 que las familias tradicionales porteñas empezaron a edificar sus mansiones y casas de veraneo en la zona, dando el puntapié. Antes de esa fecha, era terreno prácticamente exclusivo de quintas. Una de esas quintas era la de la familia Otarola. En el plano de Martín Boneo de 1800, se pueden apreciar con gran claridad los límites de la quinta de Otarola: al norte, el Río de la Plata; al este, la actual calle Carlos Pellegrini; al sur, la calle Juncal y al oeste, la actual calle Montevideo”, detalla el texto.
Narra que, a comienzos de la década de 1890, la mayoría de las quintas de la zona fueron subdivididas y loteadas, dando origen a las actuales manzanas en su sentido más preciso. La quinta de Otarola corrió aquella suerte y así tuvo su origen la manzana rodeada por las calles Artes (Carlos Pellegrini), Paseo de Julio (Avenida del Libertador), Cerrito y N°53 (Posadas). “Tras el loteo, desde la parte más baja de la barranca en el Paseo de Julio y como una suerte de cuña se abrió una calleja sin salida que, en aquel primer momento, sirvió de basural. A fines de 1891 para solucionar el problema de este callejón, al que se le dio el nombre de 12 A Norte, se construyó una doble escalera de balaustrada con parapeto y balcón en su cabecera, que la unió con la arteria N°53 que se encontraba en lo alto de la barranca. Como curiosidad, debemos decir que la recién mencionada fue la primera escalera que se construyó en la ciudad como terminación de una calle; de hecho, en la actualidad no son muchas las arterias que poseen esta particularidad”, señala el historiador.
Fotomontaje que muestra dónde estaba el Pasaje Seaver
Por su parte, Jacovella detalla que el pasaje recién apareció en el mapa en 1887 y la escalinata, en 1891. “Hasta entonces el callejón sin salida terminaba en una pared que se elevaba hasta la calle Posadas”, dice. En cuanto a su denominación, el director sostiene que el nombre Seaver le fue impuesto por una ordenanza municipal de 1893 como homenaje a Benjamín Franklin Seaver, un marino estadounidense que combatió a las órdenes de Guillermo Brown en la escuadra de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en la campaña de 1814 contra los realistas de Montevideo. Seaver murió heroicamente el 11 de marzo de ese año en la goleta Juliet, en un feroz combate cerca de la isla Martín García, durante la guerra de la independencia de la Argentina.
Una comunidad especial
Según explica Contreras, en sus primeros tiempos el Pasaje Seaver albergó caballerizas, despachos de leña y carbón, y hasta conventillos. “A pesar de que el proyecto de la Avenida 9 de Julio implicaba una futura desaparición del pasaje, a partir de la década de 1930 este se convirtió en un lugar único de la ciudad. Con un aire indiscutiblemente similar al parisino barrio de Montmartre, el Seaver supo ser asiento de muchos artistas, pintores y fotógrafos que tuvieron sus atelieres en el pasaje”, expresa Contreras. El historiador recuerda que uno de los vecinos más destacados del pasaje fue el escultor Gonzalo Leguizamón Pondal (1890-1944), quien hizo colocar faroles franceses en la calle, así como empedrar doscientos metros de la cuadra.
El pasaje recién apareció en el mapa en 1887 y la escalinata, en 1891

También el poeta y autor teatral Jorge Masciangioli, la maestra de danza Ekaterina de Galanta, y el modisto y actor Paco Jamandreu vivieron en esa cuadra. Asimismo, en un corralón del pasaje tuvo sede la Fundación Ars Musicalis, cuyo grupo coral era dirigido por el sacerdote y músico Jesús Gabriel Segade, arreglador de la Misa Criolla. “Pronto, el Pasaje Seaver se convirtió en uno de los rincones más pintorescos de Buenos Aires; toda la bohemia y el jet set de la ciudad transitaban por él”, dice. Era además frecuentado por referentes del núcleo fundacional del rock nacional que se alojaban en la llamada Pensión Norte, a metros de allí, como Tanguito y Miguel Abuelo
De acuerdo con la investigación realizada por Jacovella sobre la desaparecida cuadra, allí se edificaron inmuebles notables como la casa de la familia Cordero, un petit hotel de cuatro pisos levantado por el arquitecto Eduardo Sauze, o el edificio de su colega Jorge Beltrán Hardoy en la esquina del Seaver y Posadas, que fue sede de la embajada de México. Afirma que incluso el reconocido arquitecto Alejandro Bustillo vivía en Posadas y Seaver en una propiedad que él mismo construyó. “El Seaver también era conocido por sus famosos cabarets: primero, Amok; luego, Can Can, donde actuaron los primeros travestis de Buenos Aires, muchos de ellos brasileños. Se trataba de una propuesta con grandes shows artísticos”, relata.
Tras el cierre de la escuela de danzas de Galanta, se instaló la academia de judo Kumazawa; el pasaje también albergó al estudio de cine y fotografía publicitaria de Enrique Grinberg, que según cuenta se había ubicado donde antes había una carbonería que compró por poca plata, dado que el dueño creía que ya se iba a demoler el pasaje.
Jacovella apunta que hay decenas de personajes famosos que vivieron o trabajaron allí. De los que vivieron, las pintoras Bibi Zogbé (libanesa) y Sofía Sabsay, el escritor Juan José Sebreli, el poeta y periodista Alfredo Martínez Howard o Enrique “Quique” Dourge, director y productor de cine publicitario, quien tenía su estudio junto al de Grinberg.
El Pasaje Seaver, en 1979, cuando ya había comenzado el proceso de demolición
“Muchas casas eran puntos de reunión de grandes artistas plásticos, escritores e intelectuales. Tanto la casa de Bibi Zogbé, amiga del escritor Manuel Mujica Láinez, o el mismo estudio de Grinberg, donde los domingos se armaban unas grandes comilonas a las que asistían amigos habitués, artistas como Josefina Robirosa y Jorge Michel, Cacho Castaña, Miguel Brascó o Enrique Dawi, además de muchos directores de cine”, añade. Y aclara que, si bien se respiraba mucho cine publicitario en el pasaje, también se filmaron allí distintas escenas de unas quince películas. Por ejemplo, La niña del gato, de Román Viñoly Barreto con la actuación Adrianita Bianco y Adolfo Stray, o Mosaico, de Néstor Paternostro. “También en el Seminario de Estudios Coreográficos de Emilia y Alicia Rabuffetti se reunían personalidades de la cultura. Es decir, había mucha movida artística e intelectual. Incluso debemos incluir entre estos vecinos ilustres al compositor Alberto Ginastera, que vivía en la esquina de Libertador y Suipacha; solía pasar por el Seaver”, agrega. “Y durante un año también habría vivido Evita, con 22 años, dato que menciona Tomás Eloy Martínez en su libro Santa Evita, única fuente que da fe de esto”, aclara Jacovella.
“Esos personajes relevantes de la cultura argentina que forman parte del ADN del Seaver son, en gran parte, la razón por la que persiste en la memoria. Pero, es cierto, también por su triste final a manos de la picota que lo hizo desaparecer”, lamenta.
Por su parte, Contreras recuerda que, afortunadamente, dos años antes de su desaparición esta mítica calle porteña había sido el telón de fondo en una larga escena de la película Las turistas quieren guerra, una comedia picaresca protagonizada por Alberto Olmedo y Jorge Porcel. “En aquella escena del film, Olmedo y Porcel se encontraban en la plaza Toribio Tedín (situada justo a la salida del pasaje sobre Posadas), cuando observaban que un micro lleno de turistas se estacionaba sobre la calle Posadas frente a la escalera de Seaver. Luego, bajaban sus escalones siguiendo el rastro de las turistas que ingresaban a una galería de arte en la vereda oeste del pasaje. Esta escena se ha convertido en un excelente registro fílmico de aquel pasaje que desapareciera a merced del avance de la Avenida 9 de Julio”, detalla. También se filmaron allí Mi novia él (en realidad, Mi novia el travesti, título censurado en tiempos de la dictadura), con Olmedo y Susana Giménez (1975), y Brigada en acción, con Carlitos Balá y Palito Ortega (1977), entre muchas otras.
En el lugar donde se encontraba, se ubica hoy el empalme entre la Avenida 9 de Julio y la autopista Illia
El final anunciado
En el libro Historias de Buenos Aires, Contreras detalla que, a fines de la década de 1960, se comenzó a planificar la continuación de la apertura de la 9 de Julio que, en ese entonces, llegaba hasta la calle Paraguay por el norte y hasta Belgrano por el sur. “Cuando a comienzos de la década siguiente empezaron los trabajos para prolongarla hasta la Avenida del Libertador, el Pasaje Seaver ya tenía certificado de defunción”, advierte el autor. Y explica que, durante aquellos años tan difíciles para el país, este no estuvo ajeno a la realidad: el 18 de mayo de 1976 el presidente de la Cámara de Representantes de Uruguay, Héctor Gutiérrez, fue secuestrado junto con otras seis personas de la casa de Posadas 1011, esquina Seaver, que habitaba desde que se había refugiado en la Argentina. “El grupo que procedió al secuestro entró por la esquina de Seaver que se hallaba justo enfrente del edificio que ocupaba el agregado militar de Brasil y que tenía guardia permanente. Cuatro días después aparecieron los cadáveres de las cuatro personas mayores secuestradas. Los tres restantes, niños, fueron liberados ocho días más tarde”, detalla el texto.

La demolición empezó en abril de 1979, y en 1980 el Pasaje Seaver dijo adiós para siempre. “Es un pasaje con el que tengo un recuerdo especial ya que, por muchos años, durante mi infancia y adolescencia, tuve en mi mente esa escalinata a partir de las películas en las que aparecía, pero no sabía adónde pertenecía. Cuando empezaba mi carrera, luego de mucho investigar en el barrio y en el Instituto Histórico de la Ciudad, di con los planos de esta calle que faltaba y que tanta importancia tuvo a nivel social y cultural”, advierte.
Debajo de la autopista se emplaza La Recova de Posadas, el polo gastronómico que se inauguró en 1992
En el lugar donde se encontraba, se ubica hoy el empalme entre la Avenida 9 de Julio y la autopista Illia, que cruza la Avenida del Libertador hacia el norte. Debajo de la autopista se emplaza La Recova de Posadas, el polo gastronómico que se inauguró en 1992. Según Diego Servente, presidente del mencionado polo, fue a través de una propuesta privada –con ayuda de los vecinos y de la comuna– que tres empresas pusieron en valor ese tramo bajo autopista. Hoy, La Recova de Posadas “cuenta con una amplia propuesta gastronómica de alto nivel y tradicional, que se caracteriza por su comodidad, seguridad y emplazamiento”, describe Servente.
En 2022, a 42 años de la demolición del Pasaje Seaver, se realizó allí mismo un homenaje que tuvo entre sus invitados a varios de sus vecinos célebres. “A partir del evento, el pasaje fue declarado como sitio histórico por la Legislatura porteña. El homenaje también incluye un libro y un documental que estoy haciendo y que estarán listos para el año próximo”, finaliza Jacovella.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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