lunes, 15 de julio de 2024

LAS PRIMERAS SEMANAS


Sobrellevar el caos inicial, las necesidades del bebé y las señales de alarma
La llegada a casa tras el alta marca el inicio de un período desafiante y agotador; en el capítulo 2 de Primerizos, la pediatra Jimena Le Bellot aclara las dudas más frecuentes
Valeria Vera | Ilustración Javier Joaquín

Las primeras cuatro semanas con el bebé suelen oscilar entre la felicidad de tenerlo fuera de la panza y empezar a conocerlo en familia y la incertidumbre que trae aparejada la convivencia de 24 horas en casa y una rutina que, lejos de estar prediseñada, se arma y desarma sobre la marcha, a medida que el calendario avanza y la realidad empieza a amalgamarse mejor.
En mayor o menor medida, el primer mes suele ser sinónimo de caos. De un caos inevitable, de un mundo nuevo que dista bastante de lo que se imaginó o se vio reflejado en películas, revistas o redes sociales. “Hasta que nos acomodemos a esta nueva rutina de la pareja, de nuestro hijo, del bebé, de este ser humano que amamos tanto, pero que conocemos tan poco en los primeros tiempos, hasta que eso se vaya acomodando, es caótico y muy cansador también y ocurre así en todas las casas. Sabiendo esto, tal vez las familias puedan tener un poquito más de tranquilidad y lo puedan transitar mejor”, asegura la pediatra Jimena Le Bellot (MN 144.481), autora del libro Criando con amor y creadora de la exitosa cuenta en Instagram @soymamaypediatra, en el segundo capítulo de Primerizos, ¿y ahora que?, el ciclo interactivo y audiovisual de la+ Huggies, Nutrilon y Swiss nacion Medical.
Decodificar las señales del bebé es el mayor desafío que se presenta al comienzo de esta aventura. Y será el propio bebé quien nos dirá, a su manera, qué necesita y cómo lo podemos ayudar.
–Te propongo remontarnos unas semanas antes de la llegada del bebé. ¿Cómo preparamos esa casa?
–Eso es importante, porque nos pasa a muchas personas. Preparamos la casa como vemos en Pinterest o como vemos en las revistas y después llega el bebé y es una primera confrontación con la realidad que no es tan así. Los primeros seis meses se aconseja que el bebé duerma en el cuarto con la mamá o el papá, con los cuidadores principales, porque tenemos que estar cerca de él, tenemos que atenderlo cuando nos llama o cuando nos necesita.
Sí, es importante y lo vamos a ir viendo, más que nada cuando vaya creciendo el bebé, preparar la casa para que sea un ambiente seguro. Muchas veces el principal conflicto es que el bebé llega a una casa que es de adultos.
–En líneas generales, ¿cuáles son esas necesidades básicas de un recién nacido?
–El alimento principal del bebé durante los primeros seis meses de vida es la lactancia materna. Hay algunos casos en los que la lactancia materna no se logra y eso se tendrá que ver con el pediatra y se complementa con otra leche. Pero la realidad es que el alimento ideal para el bebé es la lactancia materna. El bebé puede tomar 20 horas al día, entonces es mucho este tiempo que necesitamos estar alimentándolo. También hay que saber que los bebés lloran cuando les pasa algo porque todavía no lo pueden verbalizar. Hasta que aprendamos a saber qué le pasa, hay que atender esa necesidad, ese llamado. Otro tema importante es el sueño, porque los bebés no duermen como nosotros. No vienen con el ritmo circadiano que tenemos nosotros (que nos despertamos cuando hay sol, nos dormimos cuando es de noche), sino que se despiertan y se duermen en períodos más cortitos. Sabiendo esto ya nos preparamos para dormir menos durante los primeros tiempos.
JUEGOS, PASEOS Y ROPA
–Siendo tan chiquito, ¿qué pasá con el tema del juego? ¿Los dejamos dormir y comer y nada más?
–El primer mes es comer y dormir y nada más. No necesitan más que brazos. Esto me lo preguntan siempre: “¿Cómo lo estimulo?”. Mirándolo a los ojos. Es muy importante el contacto visual, mirarlo a los ojos, hablarle, contarle las cosas que pasan. Le pueden hablar de manera tranquila, de a poquito, para no sobreestimularlo.
–Decidimos dar una vuelta, un paseo. ¿Es bueno hacerlo para el bebé?
–Sí, la verdad que salir nos hace bien a todos. El aire libre hace bien. No es necesario sacar al bebé o que salga sí o sí, pero si hace frío y va abrigado, pueden hacerlo. Si es verano, cuidándose del sol y los mosquitos. En algún momento pasa que, sobre todo la mamá, que estuvo encerrada en la casa todo el día, necesita ese oxígeno. En cambio, si no lo queremos sacar, el bebé se puede quedar con el otro cuidador o con alguna persona que esté ayudando y salir nosotros. Esto también hay que normalizarlo. Incluso si tampoco queremos separarnos del bebé, también está bien.
–Deslizamos al pasar un tema que a veces trae hasta discusiones de pareja: la ropa. ¿Cómo los vestimos?
–La verdad es que tampoco hay que preocuparnos tanto. Lo principal es que no les moleste. A veces sucede que les ponemos vinchas muy apretadas o un pantaloncito de jean a un recién nacido y está incómodo, se queja, llora y no entienden por qué. Es habitual que vengan a la guardia porque el bebé llora. No tiene fiebre, no tiene mocos, no tiene nada y le sacás el jean o la vincha y se le pasa. Entonces es que estaba molesto. Después de eso cada uno lo abrigará o lo vestirá como quiera. Los adultos somos un buen termómetro.
–¿Y los pies descalzos, enferman?
–No pasa nada con los pies al aire. Los bebés no se enferman cuando nacen. O sea, derribemos ese mito, por favor. Si yo tengo mucho frío y quiero ponerle medias porque me da frío, le pongo y ya está, pero sabiendo que no se van a enfermar. La verdad es que se aconseja que los pies y las manos de los bebés estén libres para que puedan explorar el mundo y conocer las texturas, para que les sean familiares.
CONTROLES, VACUNAS Y SÍNTOMAS MÉDICOS
–Vamos al plano estrictamente médico. Nos toca control de rutina con el bebé. ¿En qué consiste y con qué frecuencia se dan? ¿Y el calendario de vacunas?
–En cada control se lo va a pesar, se lo va a medir, se le va a escuchar el corazón, se lo va a palpar, se verán algunos reflejos, sobre todo cuando son chiquitos y también se indican vacunas. El bebé hasta el año tiene vacunas que son muy dolorosas, pero muy necesarias.
Hay que llevarlo a vacunar casi todos los meses, o sea, tiene a los dos meses, a los tres, a los cuatro, a los cinco, a los seis, y después entre los seis meses y hasta el año. Son de calendario, es decir, obligatorias. Son un derecho también del bebé y es importantísimo que las tengan.
–¿Qué situaciones frecuentes son motivo de consulta?
–Hay que consultar al pediatra si tiene manchitas en la piel; si vemos que está muy dormido o que, al revés, está muy activo y con mucho llanto y no sabemos qué le pasa. Esta última siempre es la pauta de alarma más difícil, porque los bebés suelen estar muy dormidos o a veces llorar y que no sabemos qué le pasa, pero es importante consultar y siempre debemos consultar. Es importante preguntar si no se está prendiendo bien a la teta, no está tomando mucho, no está mojando suficientes pañales o si está con muchos vómitos y todo lo que toma, lo vomita y no puede tolerar vía oral. Como siempre digo, si hay algo que les preocupa a los padres o a las madres, consultar en el momento, para sacarse la duda y sacarse ese miedo. Siempre es primordial el estado general del niño o la niña. 
“No pasa nada con los pies al aire. Los bebés no se enferman cuando nacen. Derribemos ese mito. Si tengo mucho frío y quiero ponerle medias, le pongo y ya está, pero sabiendo que no se va a enfermar”

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