domingo, 15 de septiembre de 2024

Kamala Harris O Donald Trump Y México


Cómo impactará en el globo el resultado de las elecciones en EE.UU.
Un planeta en crisis aguarda la definición del 5 de noviembre, una contienda clave
Ricardo LafferriereKamala Harris estrecha la mano de Donald Trump, el martes pasado, al inicio del debate
Aun sin ser estadounidenses, difícilmente a alguien no le interesen las elecciones en Estados Unidos. La influencia de ese país desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ha sido permanente, y a su alrededor se han “organizado” las relaciones de poder, económicas y culturales a nivel global.
Hoy vemos esta carrera electoral con curiosidad y algo de desazón. Desde una perspectiva “extranjera”, hay dos formas de aproximación al análisis: la que incumbe solo a los norteamericanos y la que atañe a los efectos globales de las diferentes alternativas para todos los ciudadanos del mundo.
No abriré juicio sobre el primer punto. La distancia, la ajenidad, la falta de información y de percepción de primera mano sobre el sentimiento que mueve a los votantes, así como la realidad “real” –no la que nos llega a través de los medios tradicionales y sociales, sino la efectivamente vivida por sus ciudadanos– haría voluntarista la opinión, casi como en una sobremesa o charla de café.
Distinto es el tema global. Aquí hay varios campos de análisis: el económico, el estratégico político y militar, y el cultural.
En el campo económico, Estados Unidos aún sigue siendo la economía más importante del mundo, confrontada ahora –superada la Guerra Fría y sus alineamientos– con el otro gigante, China, visualizada hoy como el gran contendiente del siglo XXI. La “nueva guerra fría” no es un tema menor y nos acompañará durante varias décadas.
El campo en el que la supremacía sigue siendo norteamericana es el militar, coinciden los analistas, aunque la distancia se va reduciendo por el importante crecimiento de la potencia asiática. Su alianza estratégica con Rusia le permite suplir, en alguna medida, su debilidad más marcada, la nuclear.
En el campo tecnológico también la preeminencia norteamericana continúa, aunque en este campo comparte la vanguardia con su rival. La performance china es espectacular y hay ya sectores –IA, robótica, genética, incluso tecnología militar– en la que se encuentra en un sitio privilegiado.
En el campo estratégico, la situación es de gran complejidad. China evalúa que el tiempo juega a su favor y evita dar pasos mayores en su presencia internacional en el campo militar, mientras espera el desgaste de Estados Unidos, y también de su vecino y nuevo amigo, pero adversario centenario, Rusia. Mientras tanto, avanza sin pausa en los campos económico, infraestructura, comercial y tecnológico.
La guerra de Ucrania, gigantesco error ruso, le permite declarar una curiosa neutralidad y aprovechar el embargo occidental a Rusia al acceder a bajo costo a la energía y recursos primarios que Rusia no puede vender a Europa y Estados Unidos en los niveles previos a la guerra. Aprovecha esos mejores costos para financiar su desarrollo tecnológico y mantener abiertas las puertas comerciales de la Unión Europea, donde coloca la mayor parte de sus exportaciones industriales, así como sus buenas relaciones –curiosamente, igual que Rusia– con Israel.
Rusia debe recurrir a Irán y Corea del Norte para reforzar su arsenal. Su antiguo rol de “gran potencia” solo se mantiene en el plano nuclear –en gran medida inútil en las guerras entre grandes potencias, al garantizar la destrucción recíproca–. En lo militar, a más de dos años de la guerra de conquista declarada contra Ucrania, no ha sido capaz de terminarla, como había planeado, en un par de quincenas. Ha perdido centenares de miles de soldados y aunque ha destrozado la infraestructura ucraniana, masacrado ciudades y matado también a cientos de miles de ucranianos, no ha logrado cerrar sus objetivos con una derrota clara de un país que es casi cuatro veces más reducido en población. Prosigue, no obstante, su arrogante decadencia primarizando su economía, convirtiendo su industria en una factoría de armas, empobreciendo su pueblo y resignándose a ser apenas una potencia regional en declive de gran tamaño territorial, como lo fuera China durante tres siglos.
Dos modelos en pugna
No está resuelto si el modelo de sociedades “orgánicas” y regimentadas desde el poder es superior en su eficacia holística a las sociedades abiertas liberales. Sin embargo, para quienes adhieren a la democracia, los derechos humanos y el respeto a la libertad individual, en lo cultural, la superioridad ética de los valores occidentales –democracia, derechos humanos, Estado de derecho, pluralismo, libertad económica– es la gran debilidad china, compartida con el grupo de países o movimientos que, a pesar de su aparente heterogeneidad, coinciden en disciplinar a las sociedades desde el poder.
Esta superioridad cultural, sin embargo, está siendo atacada en el propio seno de las sociedades occidentales por una especie de alianza tácita con el pop ulismoglob al–Maduro, Ortega, Corea del Norte, el pro pi o Lu la, etc.–y con el integrismo islámico, del cual se margina cuidadosamente pero también aprovecha y nunca condena. Su enemigo común: las sociedades abiertas.
En este escenario, prima facie, da la impresión de que la visión de Trump es forzar el fin de la guerra de Ucrania, paso indispensable para intentar un acercamiento con Rusia que horade su vínculo con China, y apoyar a Israel contra el integrismo terrorista buscando una paz multireligiosa en Oriente Medio apoyado en Israel y Arabia Saudita, con el objetivo de aislar a Irán, al que Biden ha evitado molestar.
La mirada de Harris no está clara. Por un lado, la presión de parte de su base electoral condiciona sus pasos en el Oriente Medio, presionando a Israel –como Biden– con el fin de no romper con sus votantes pro-palestinos, que han crecido en la juventud norteamericana más o menos culta, tradicionales votantes demócratas. Y por la otra, ratifica su fuerte apoyo a Ucrania, siguiendo la línea de la actual administración, cuyo objetivo real, más que un triunfo de los heroicos ucranianos es debilitar a Rusia. La consecuencia obvia es que esta política refuerza en términos estratégicos, por reflejo, a la alianza Chino-rusa. Cómo horadar esa alianza sin afectar los derechos soberanos de Ucrania es el gran desafío, estratégico y artesanal, de la política exterior estadounidense de los próximos tiempos.
Con respecto a América Latina, una intuición: Harris parece más “democrática” en lo interno, pero más cercana al eje Brasil-Colombia-México-Venezuela-Bolivia en lo internacional, mientras Trump, con sesgo interno más autoritario, parece más cercano al de Argentina-Uruguay-Paraguay-Costa Rica Perú-Ecuador-Chile (a medias).
Dada la afinidad de la Venezuela cha vista con Cuba, Rusia, China, Irán y Corea del Norte, no puede mirarse esta elección sin preocupación, aun teniendo en cuenta que esas cercanías o afinidades, en el gran juego mundial, son solo epifenómenos marginales y tal vez fluidos.
Obvio es destacarlo, al mencionar los países se referencia a sus actuales administraciones, no a los pueblos, que no siempre coinciden con sus gobiernos, como lo muestran los dramáticos casos de Venezuela y Cuba. También que en varios de ellos la situación política puede variar y producir un cambio en su alineamiento internacional. La Argentina es un ejemplo. También, Ecuador.
En síntesis y como no-estadounidenses: ¿Trump o Kamala? Imposible no sentir la reminiscencia de la segunda vuelta de nuestras elecciones de 2023. Ninguna opción es claramente óptima. La diferencia, en todo caso, es que nada podemos hacer para incidir hacia uno u otro lado aunque, inexorablemente, nos alcanzarán sus resultados. Y el agregado: a la luz de cómo está el mundo y la región, no conviene descuidar nuestra propia defensa, que en última instancia y más allá de una inteligente ubicación internacional, es el último reaseguro de autonomía y respetabilidad

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La reforma judicial podría conducir a la muerte de la democracia en México
El plan de López Obrador, ya convertido en ley, prevé la elección de los jueces por votación popular
Amrit Singh y Adriana García Singh es profesora de la Facultad de Derecho de Stanford y directora ejecutiva del Laboratorio de Impacto en el Estado de Derecho en esa facultad; Garcia es asesora experta del laboratorio.
Como López Obrador, hay otros líderes dando un golpe a la independencia de la Justicia
La reforma podría abrir la puerta al control del Poder Judicial por parte del crimen organizado
México ha estado en un momento de agitación durante semanas debido a la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador para que los jueces del país sean elegidos por votación popular. Cincuenta y cinco mil empleados del Poder Judicial se declararon en paro mientras el proyecto de ley se votaba en la Cámara de Diputados; el peso cayó y los bancos internacionales emitieron advertencias sobre el efecto de la propuesta en la economía.
Incluso el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, lanzó una advertencia inusual. El plan, dijo a finales del mes pasado, presentaba “un riesgo de importancia para el funcionamiento de la democracia de México”. El presidente respondió y anunció una “pausa” de las relaciones diplomáticas con la embajada estadounidense. Hubo una disputa similar con Canadá.
El proyecto se aprobó en la Cámara de Diputados la semana pasada. Hace días, lo aprobó el Senado. Al ser materia constitucional, la reforma requiere ser aprobada por las legislaturas de al menos 17 de los 32 estados del país. Al cierre de este edición, 15 estados ya la habían aprobado y se descontaba que el oficialismo alcanzaría el número. Unos 7000 jueces perderán su trabajo, desde la presidenta de la Suprema Corte de Justicia hasta los jueces locales, y los mexicanos podrían empezar a votar a partir del año que viene.
La medida politizará el poder judicial hasta dejarlo irreconocible, incapaz de controlar el abuso de poder. Además, institucionalizará el poder que grupos de interés podrían ejercer sobre todo el Poder Judicial.
La elección popular de los jueces podría incentivarlos a tomar decisiones para ganar votos y satisfacer a los grupos políticos en lugar de resolver imparcialmente los casos, basándose en los hechos y la ley. Un Poder Judicial capturado políticamente e incapaz de proteger los derechos de propiedad de manera imparcial sería un desastre para la confianza empresarial y la inversión privada nacional y extranjera. Más inquietante aún: podría abrir la puerta al control del Poder Judicial por parte del crimen organizado y socavar los cimientos mismos del Estado de derecho en México.
La reforma de López Obrador implica que casi todos los jueces, incluidos los que formarán parte de la Suprema Corte, sean electos. Hasta aquí, los candidatos a jueces federales en México deben pasar un examen público, recibir capacitación y ser evaluados por el Consejo de la Judicatura Federal, un órgano de administración y supervisión, que luego los nombra. Los jueces de la Suprema Corte de Justicia de la Nación son propuestos por el presidente y aprobados por el Senado.
El presidente dice que esta reforma democratizará la justicia y contrarrestará “la corrupción,” “la impunidad,” “los grupos de poder creados” y “la ausencia de verdadera independencia de las instituciones encargadas” de impartir justicia. López Obrador, que el 1° de octubre pasará el mando del país a Claudia Sheinbaum, de su mismo partido, ha aludido a la elección de algunos jueces en Estados Unidos para justificar el plan.
Sin embargo, la experiencia de Estados Unidos demuestra que la elección de jueces solo empeorará estos problemas en México. Aunque todos los jueces federales en Estados Unidos son designados, la mayoría de los jueces de los estados son electos por voto popular. Los estudios empíricos confirman que las contribuciones a las campañas predisponen a los jueces a fallar a favor de sus donantes, especialmente cuando buscan la reelección. Los estudios también muestran que los jueces son menos propensos a fallar a favor de los acusados y más propensos a imponer sentencias más duras en fechas cercanas a las elecciones.
La exmagistrada de la Corte Suprema de Estados Unidos Sandra Day O’Connor –quien en su día fue jueza electa de un tribunal estatal– se convirtió en una incansable defensora de la selección por méritos de los jueces estatales porque sabía que votar por los jueces los dejaba en deuda con la “influencia corruptora” de los grupos de interés. El exjuez de la Suprema Corte de EE. UU. John Paul Stevens dijo al Colegio de Abogados de Estados Unidos que las elecciones judiciales eran “profundamente imprudentes” y eran como “permitir que los aficionados al fútbol elijan a los árbitros”.
El Colegio de Abogados de Estados Unidos ha advertido del “efecto corrosivo del dinero en las campañas de elección judicial”, en las que las partes interesadas en los resultados de los casos intentan “comprar ventajas en los juzgados influyendo en las urnas sobre quiénes serán los jueces”.
La influencia del dinero y el poder no es menos corruptora en México que en Estados Unidos. De hecho, México es especialmente vulnerable a dicha influencia debido al control que grupos del crimen organizado ejercen en gran parte del país.
Desde luego, el presidente López Obrador no es el único líder mundial que está dando un golpe a la independencia judicial. Líderes de mentalidad autocrática que buscan consolidar su poder avanzando sobre las instituciones –entre ellos líderes en El Salvador, Hungría, Indonesia, Israel, Polonia, Túnez, Turquía, Venezuela y Zimbabue– también han debilitado a los poderes judiciales que se interponían en su camino.
A diferencia de algunos países de esa lista, México sigue siendo una democracia funcional, aunque imperfecta. Que siga siendo así está ahora en manos de su nuevo Congreso y de la próxima presidenta. Recientemente, en su informe de gobierno a la nación, López Obrador dijo: “Estamos viviendo en una auténtica democracia, construyendo una patria nueva”. Sin embargo, en consonancia con sus ataques sistemáticos a los controles y equilibrios, esta reforma judicial podría conducir a la muerte de la democracia en México.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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