martes, 26 de noviembre de 2024

CONGRESO, SALUD, ACV Y MARTA MINUJÍN


Advierten que es clave crear redes para la rápida atención del ACV
Congreso. Especialistas reunidos en Bogotá insistieron en que el tratamiento a tiempo reduce las secuelas; en la Argentina existen grandes disparidades entre provinciasLA 
Alejandro HorvatEl XXVI Congreso Iberoamericano de Enfermedad Cerebrovascular se realizó en Colombia
– Cada minuto cuenta. En el universo del accidente cerebrovascular (ACV), el reloj es el mayor enemigo: cada 60 segundos se pierden dos millones de neuronas. Sin embargo, en la Argentina, donde 55.000 personas sufren un ACV cada año, gran parte de la población aún no tiene acceso a la atención adecuada a tiempo.
participó en el XXVI la nacion Congreso Iberoamericano de Enfermedad Cerebrovascular, celebrado en esta ciudad de Colombia, donde especialistas de toda la región debatieron sobre un tema crítico: la necesidad de implementar redes de rápida atención para los casos de ACV. Estas estructuras organizativas, que ya funcionan en varias provincias argentinas, son claves para garantizar un diagnóstico y tratamiento oportunos. Sin embargo, aún existen grandes disparidades en su desarrollo. Mientras Buenos Aires cuenta con una Red Integral de Atención al ACV, que coordina esfuerzos en varios niveles de complejidad, en otros distritos ese trabajo aún no empezó.
Pablo Ioli, presidente de la Sociedad Neurológica Argentina, presente en el congreso, señaló que el 85% de los ACV son de tipo isquémico, lo que significa que podrían ser tratados en las primeras horas para reducir significativamente el riesgo de discapacidad o muerte. “El tratamiento del ACV isquémico es completamente tiempodependiente. Por cada minuto que pasa, se pierden dos millones de neuronas”, afirmó Ioli. Esta realidad subraya la importancia de las redes, que deben lograr la identificación temprana de síntomas, contar con protocolos de derivación rápida, acceso a tomógrafos en centros estratégicos, capacidad para realizar trombolisis o trombectomía mecánica, y telemedicina para zonas alejadas, todo respaldado por personal capacitado y campañas de concientización.
A nivel local, algunas jurisdicciones cuentan con redes para mejorar la detección, el tratamiento y el seguimiento de los pacientes. En la provincia de Buenos Aires, la Red de Atención Integral para el ACV clasifica hospitales en tres niveles según sus capacidades, desde estabilización inicial hasta tratamiento integral con trombectomía mecánica. Destacan hospitales como el Hospital Interzonal General de Agudos General San Martín, en La Plata, y el Hospital Interzonal General de Agudos Eva Perón, en el municipio de San Martín. En la ciudad de Buenos Aires, hospitales como el Pirovano, el Ramos Mejía, el Santojanni y el Fernández cuentan con unidades especializadas para ACV, cuya herramienta fundamental, además del recurso humano interdisciplinario, es el tomógrafo. En Córdoba, cuyo secretario de Salud, Carlos Giordana, también participó del congreso, una red estructurada garantiza diagnóstico y tratamiento oportunos en toda la provincia, apoyada por protocolos estandarizados y formación constante.
Mendoza implementó una red interinstitucional con subredes regionales para asegurar acceso en tiempo y forma a los tratamientos, mientras que en Salta se destaca la red de Tele-ACV, con atención remota desde el Hospital San Bernardo y unidades periféricas equipadas. Tucumán cuenta con un programa provincial desde 2018 que optimiza la respuesta dentro del “tiempo de ventana”, liderado por el Hospital Padilla y su sistema de ambulancias especializadas. En Chubut, un acuerdo con el laboratorio Boehringer Ingelheim busca mejorar el acceso al diagnóstico y tratamiento del ACV isquémico mediante el programa Angels, aunque aún la red no está desarrollada.
Neuquén, en tanto, cuenta con la ley 3263, la primera en el país que garantiza el acceso a la prevención, diagnóstico y tratamiento del ACV. Sancionada en 2022, creó la Red Provincial de ACV, que permite un tratamiento temprano incluso en zonas alejadas. También establece un registro único provincial de pacientes y otro de establecimientos sanitarios especializados en ACV. Antes de la ley, el Hospital Castro Rendón y clínicas privadas neuquinas ya implementaban el Código ACV, un protocolo para reducir tiempos y ofrecer tratamientos oportunos.
El desafío de llegar a tiempo
Claudio Jiménez Monsalve, codirector del Centro de ACV del Hospital Simón Bolívar de Bogotá, relató cómo la implementación de una red de atención cambió la situación en la ciudad. “Cuando iniciamos el programa, hace cinco años, solo el 15% de los pacientes llegaban a tiempo para recibir tratamiento. Hoy, esa cifra ha mejorado gracias a estrategias educativas y logísticas, pero aún enfrentamos barreras como la falta de ambulancias y los problemas de cobertura por parte de los aseguradores”, comentó.
La experiencia de esta ciudad refleja los desafíos que también enfrenta la Argentina. Por ejemplo, según datos de la provincia de Buenos Aires, en 2019 se registraron 6498 muertes por ACV y al menos el 25% de los egresos hospitalarios (5300) de pacientes con esta enfermedad resultaron con secuelas que generan dependencia funcional a largo plazo.
El impacto económico de los ACV es devastador, tanto para las familias como para los sistemas de salud. Según Jiménez Monsalve, tratar a un paciente en un centro especializado puede costar alrededor de 5000 dólares, pero los gastos asociados al cuidado a largo plazo por las secuelas generadas por un ACV que no fue atendido a
Lo que se podría resolver con atención temprana se traduce en una carga
Invertir en redes no solo es una medida eficiente, sino que evita sufrimiento
tiempo multiplican por diez o más esa cifra. “Lo que podría haberse resuelto con atención temprana en muchos casos se traduce en una carga significativa para el sistema de salud y para la sociedad”, explicó. En este contexto, invertir en redes de atención no solo es una medida eficiente, sino también una forma de prevenir sufrimientos prolongados, sostuvo el especialista.
Concientización y prevención
Pablo Lavados, presidente de la Sociedad Iberoamericana de Enfermedad Cardiovascular, destacó que las redes no son suficientes si no van acompañadas de campañas de concientización sostenidas. “Queremos que la población sepa identificar los signos de un ACV, que actúe a tiempo y busque atención en un lugar adecuado. Además, buscamos educar sobre los factores de riesgo y las acciones necesarias para prevenir un ACV a cualquier edad”, señaló. En octubre, mes del ACV, se realizan esfuerzos globales para aumentar el conocimiento sobre esta enfermedad, pero Lavados enfatizó la necesidad de que estas iniciativas sean constantes.
Las campañas también han demostrado su efectividad en términos de resultados. “Observamos un aumento significativo en el conocimiento de la población sobre los síntomas y las medidas preventivas del ACV”, aseguró Lavados, aunque advirtió que la continuidad es esencial para mantener estos avances y reducir el impacto de la enfermedad.
Los principales síntomas del ACV incluyen: ßDebilidad o entumecimiento repentinos en cara, brazos o piernas, especialmente en un lado del cuerpo. ßDificultad para hablar o entender, con el habla confusa o incapacidad para comprender lo que se le dice. ßProblemas de visión en uno o ambos ojos, como visión borrosa o pérdida repentina de esta. ßPérdida del equilibrio o la coordinación, acompañada de mareos o dificultad para caminar. ßUn dolor de cabeza serio y repentino, sin causa aparente, que puede estar asociado con vómitos o alteraciones en la conciencia.
Sobre el desafío en la Argentina, donde el ACV es la primera causa de discapacidad, Ioli subrayó que la clave está en superar la fragmentación del sistema de salud y adaptar las estrategias a las necesidades locales. Mientras algunas provincias ya avanzan con redes integradas, en otras regiones es necesario priorizar la educación comunitaria, la capacitación de profesionales y la inversión en tecnologías como la telemedicina.
La experiencia de Bogotá y de otras redes exitosas en la región demuestra que el trabajo colectivo puede marcar una diferencia. Como dijo Jiménez Monsalve, “todos debemos contribuir, desde los médicos hasta los comunicadores y el gobierno. Solo así lograremos cambios significativos en salud pública”.

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Para agendar:
Marta Minujín. Mis años en Nueva York (1965-1974) se presentará en el Malba (Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415) el miércoles 4 de diciembre a las 18.30, con inscripción previa.


Marta Minujín en Nueva York: fiestas con Warhol, conejos muertos y un “banquete negro”
La obra "Kidnappening", en 1973 en el MoMA", fue realizada en homenaje a Picasso poco después de su muerte...Gentileza Archivo Marta Minujín
La artista argentina está por presentar un libro que compila las cartas que enviaba a su familia entre 1965 y 1974 desde Estados Unidos, donde realizó varias de sus obras más importantes
Celina Chatruc
La primera impresión no fue buena. El 22 de octubre de 1965, Marta Minujín llegó al Hotel Chelsea de Nueva York, célebre por haber alojado a artistas como Patti Smith, Robert Mapplethorpe, Andy Warhol y Bob Dylan. Como el barrio no le gustó, empezó a buscar un departamento. Recorrió Harlem, Wall Street, el Barrio Chino, Time Square y los alrededores del Central Park, pero no encontró uno que se ajustara a su magro presupuesto. Decidió mudarse más cerca del Village, al Albert Hotel. “Cuando levante las sábanas, había una cucaracha muerta”, recuerda la artista más popular de la Argentina en el comienzo de Mis años en New York (1965-1974), libro publicado por Lumen que presentará el 4 de diciembre en el Malba.
A diferencia de Marta Minujín en New York, editado por áxp en 2021, este se basa en las cartas que enviaba a sus padres. Ellos estaban entonces a cargo de su hijo Facundo, ya que quedó embarazada justo cuando ganó el Premio Di Tella que le otorgaba una beca para viajar. “En las reflexiones y pensamientos que encontrarán aquí he quitado todo lo referente a mi familia para estimular a los artistas que comienzan. Vivir en arte sin depender de nadie y buscando sólo lo que el deseo les impone no es tan fácil, y tendrán que saltar muchos obstáculos para lograr lo que quieren”, aclara en el prólogo, donde asegura no haber vendido nada “hasta los 41 años”.
"Kidnappening", un happening realizado en el MoMA en 1973, incluyó secuestros de algunos participantes para exponerlos a diversas situaciones
Tenía 22 cuando llegó a Nueva York. Si bien ya había tenido la experiencia de vivir sola en París hasta el año anterior con muy pocos recursos, en Estados Unidos se sumaba la dificultad de que no hablaba inglés. Con el tiempo pudo comprar un televisor, y fue aprendiendo de a poco mientras escuchaba programas y comerciales.
Marta Minujín. Mis años en New York (1965-1974), publicado por Lumen
“Aquí no hay bares ni barrios donde encontrarse con la gente. Si entrás en la onda, genial; si no, te podés morir. Esto no es París, es mucho peor. Solitario y solo”, escribió el 28 de octubre de 1965, cuando todavía extrañaba lo vivido en Francia. Casi cuatro años más tarde, ya había cambiado de opinión: “Esta es la ciudad donde pasan las cosas –decía el 20 de abril de 1969-, donde uno tiene mucho aliciente para pensar y tener ideas”.
Marta Minujín en "El Batacazo", en la galería Bianchini, en 1966
Entre ambas fechas, ocurrió de todo. Después de muchos trámites logró que le enviaran desde Buenos Aires El Batacazo, instalación que proponía un recorrido lúdico por cinco situaciones con la que había participado del Premio Internacional del Instituto Di Tella, para su exhibición en la galería Bianchini. “Me pregunto si después de la exposición las cosas cambiarán. Si tendré más amigos, si lo pasaré mejor -decía el 31 de diciembre de 1965-. Va a ir todo bien, es cuestión de empezar”.
Marta Minujín en el Central Park, en su época hippie
La obra incluía conejos y abejas, que decidió cambiar por moscas. “Nos van a dar los huevos –explicaba el 25 de enero de 1966-, que tenemos que meter adentro de los bastidores, esta vez con nylon, y en dos días salen, ¿no es genial?” El panorama era muy distinto semanas más tarde: “Las moscas se han muerto todas, a pesar de que el día de la exposición había miles. De los treinta conejos se han muerto tres, y parece que hay más enfermos. Los de la galería están horrorizados con el olor”.

"No se asusten que todo va bien", escribió Minujín en una de las cartas dirigidas a sus padres
Por ese motivo, la Sociedad Protectora de Animales cerró la muestra tres días antes de la fecha prevista. Y si bien Minujín confesó no estar contenta con el resultado, en un pie de página recuerda ahora que “a la inauguración fueron Warhol, Lichtenstein, todos los famosos pop”. En ese momento, parecía más preocupada porque los invitados “rompieron brutalmente la muñeca, saltaban, se tiraban como locos por el tobogán. Ahora a esperar a ver qué pasa”.
Marta Minujín dentro del "Minuphone", en 1967
Lo que pasó fue que ese día le hicieron una fiesta, y después siguieron muchas otras. Fue conociendo colegas –entre ellos, Salvador Dalí- y dio notas a importantes medios, como Newsweek, LIFE y The New York Times. “He realizado happenings pero son muy efímeros –decía en este último, en una nota de Grace Glueck publicada el 6 de febrero de 1966-. El Batacazo es tanto un objeto de arte como una experiencia. Me gusta que la gente lo atraviese sola. Quiero acortar la distancia entre la obra de arte y el espectador de una manera compulsiva, a través de la acción y la estimulación sensorial.”
Registro de Marta Minujín durante la realización del "Minucode", en 1968
A fines de los años 60 también creó el Minuphone –gracias a una Beca Guggenheim- y el Minucode. El registro de esta última integra desde 2019 la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York, donde llegó a exhibirse con sala propia en 2021. Allí, a comienzos de la década de 1970, hizo dos acciones: Interpenning y Kidnappening.
El registro de "Minucode" (1968), que integra desde 2019 la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York, fue exhibido con sala propia por el museo en 2021David Almeida - Imaging And Visual Resources, Mo
Sobre esta última -que fue pensada como un homenaje a Picasso porque había muerto meses antes, y que incluía secuestros de algunos participantes para exponerlos a diversas situaciones- no da muchos detalles en el libro, pese a que la tapa está ilustrada con un registro de esa acción. Tampoco habla sobre Warhol, con quien llegaría a hacer su conocida performance de 1985. “Estaba tan atareada trabajando que no puse nada –explica ahora . Me hice amiga de Warhol, iba a todas las fiestas, pero tampoco era tan importante. Lo importante era lo que yo quería hacer y ganarme becas: me gané 17, una detrás de otra. No tenía tiempo. Les escribía a mis padres rápido, ya era muy conocida, no era como en París”.
Registro de la performance que la performance que realizó Marta Minujín con Andy Warhol en Nueva York, en 1985
Sí da detalles sobre Imago Flowing, un happening en el Central Park -donde pasó mucho tiempo en su época hippie- que incluyó patovicas, un show de la actriz transexual Alexis del Lago, “ángeles” vestidos de blanco y un “banquete negro” –todo lo que se servía era de ese color- para veinte personas famosas, también vestidas de negro, entre las cuales se contaba Susan Sontag y George Segal.
Los "ángeles" que participaron de Imago Flowing en 1974
“Los llevaron caminando hasta el restaurante y yo quedé atrás con un último invitado y de repente me perdí en el bosque –narraba Minujín el 28 de septiembre de 1974-. Cuando llegué habían subido a los invitados, y los Body Builders, que no habían sido invitados, estaban furiosos conmigo. Transcurrió toda la comida mientras los ángeles que estaban alrededor susurraban y silbaban”.

Para agendar:
Marta Minujín. Mis años en Nueva York (1965-1974) se presentará en el Malba (Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415) el miércoles 4 de diciembre a las 18.30, con inscripción previa.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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