domingo, 7 de julio de 2024

DUDAS Y EDITORIAL


Milei y Caputo juegan solos contra Wall Street
Francisco Olivera
Caputo y Milei
Lo más curioso de la reunión del lunes entre Luis Caputo, Santiago Bausili y los bancos fue que se hizo en buenos términos. Se plantearon dudas, el sector venía con cierto malestar porque había estado esperando mejores novedades sobre la salida del cepo, pero no hubo ahí grandes recriminaciones, al menos explícitas. Varios de los asistentes se quedaron incluso hablando después con los anfitriones, como en una sobremesa. Pero el mercado no habla en palabras, sino a través de decisiones de compra y venta, y eso fue exactamente lo que pasó horas después: esa tarde, terminada la rueda, las acciones argentinas en Nueva York cerraban con caídas de hasta el 10%. Los traders no confían todavía en su antiguo par. Al contrario: creen que el ministro está equivocado y va a fracasar.
Es una discusión numéricamente desigual: demasiados contra uno. O tres, si se incluye a Bausili y a Milei. Caputo está convencido de que, en su apuro por que el Gobierno libere las restricciones cambiarias, los bancos interpretaron mal la conferencia de prensa de hace dos viernes. Aquel anuncio, pasar los pasivos remunerados del Banco Central al Tesoro, donde la deuda no genera necesidad de emisión diaria ni condiciona la política de tasas de interés, representó para el ministro de Economía un paso necesario para encarar la segunda etapa del programa, que debería terminar en algún momento en la normalización total. La salida del cepo. “No entienden la potencia de lo que estamos haciendo”, dijo Caputo en privado esta semana, ante las múltiples consultas de empresarios y operadores que le seguían llegando. Supone que con los fundamentals en orden –el superávit fiscal, comercial y de cuenta corriente, la pelea contra la inflación al menos encaminada y la decisión de no emitir– alcanzará para evitar una crisis. Tal vez no algunos días de volatilidad, repite, pero sí un problema serio o estructural.
Tampoco cree necesario devaluar. Dice que, al revés, el dólar está menos retrasado que en los tiempos de la convertibilidad, porque que el tipo de cambio de entonces equivaldría a unos 550 pesos a valores de hoy. “Prometimos equilibrio fiscal y cumplimos; dijimos que no íbamos a devaluar y también: por lo menos créannos que decimos una cosa y hacemos lo mismo”, insistió el lunes ante los banqueros.
Para el mercado sería realmente un acto de fe. Todos han visto múltiples anuncios, ensayos y corridas en la historia argentina. ¿Debería ahora ser distinto? Caputo promete que sí. No habrá sido la primera vez que apueste en soledad: es lo que ha hecho siempre en el sector privado. “Y lo que le permitió ganar”, se entusiasman a su lado. Pero el Estado es otra cosa. Y la Argentina, ni hablar. Sus propios compañeros de equipo, incluidos los del Banco Central, han vuelto en estos días a ver fantasmas. Imaginan conspiraciones contra el Gobierno, otra vez en el mismo lugar: el entorno de Sergio Massa. El miércoles, en una entrevista con Luis Novaresio en LN+, Guillermo Francos lo puso en palabras: “Massa hace el mantenimiento del helicóptero”, dijo.
La volatilidad de bonos y acciones no se atenuó del todo y es probable que siga durante varios días. Y con ella las quejas del equipo económico, que todavía no puede explicarse, por ejemplo, por qué horas después de aquella reunión hubo bancos que ejecutaron un importante volumen de puts, la opción de venta que recibieron de la administración anterior y que les da como tenedores de bonos en pesos el derecho a que el Estado se los compre si estos caen por debajo de una paridad predeterminada. Según datos del Banco Central, fueron exactamente 1,9 billones de pesos. En el Gobierno centraron la atención en el Macro por la buena relación que tiene con Massa. “No hablamos de las carteras de nuestros clientes”, contestaron en el banco ante la consulta. El dólar libre minorista también perturba. Hace por lo menos dos semanas que a Bausili le llama la atención el comportamiento de dos “cuevas” muy presentes en la compra del billete. En un mercado de escaso volumen como ese, el mínimo movimiento puede hacerlo disparar. “Son las dos ‘cuevas’ de siempre”, dijo un operador de cambios  Incomprobable, como todo en este negocio.
Es cierto que Massa ha vuelto a estar activo. “Tengo que trabajar para vivir”, les dice a los empresarios y operadores que recibe en sus oficinas de la Avenida del Libertador, donde funcionan su consultora y su fondo de inversión de riesgo, principalmente enfocado hacia los sectores de hidrocarburos y electricidad en toda América Latina. Ahí despliega energía y creatividad. Se le ocurren hasta notas periodísticas. Traza escenarios políticos. Y hace catarsis cuando, por ejemplo, vuelve a esa noche del balotaje que, recuerda, habría sido distinta si la campaña se extendía una semana más y se consolidaba una recuperación que él daba por inevitable. “Está activo, pero su cara perdió algo de luminosidad, no sé cómo explicarlo”, dijo alguien que lo apuntaló en varias campañas.
Tantas presunciones del Gobierno no alcanzan, de todos modos, para explicar una crisis concreta y complicada. Después de cinco meses de caer, el riesgo país volvió a subir en mayo, no bien el establishment empezó a detectar que el Banco Central acumulaba menos reservas que las previstas. En junio, el resultado neto fue negativo por dos factores: los pagos de deudas a importadores y una menor liquidación del sector energético, que debió exportar menos como consecuencia del frío.
Nada que no haya pasado en otras oportunidades, ahora en medio de vencimientos en dólares y una recesión que el Palacio de Hacienda ya asume más larga de lo previsto. La recaudación, los despachos de cemento y la industria automotriz volvieron a bajar el mes pasado y ya se pierden en promedio 65.000 puestos de trabajo mensuales en el sector privado registrado. La semana pasada, en un seminario en La Rural, Marcos Ayerra, secretario de Economía del Conocimiento, tuvo que hacer malabares discursivos frente a ejecutivos pyme que le preguntaban por el cepo y la política cambiaria.
Son respuestas que no tiene ni Caputo. Y que dependen de imponderables como, por ejemplo, cuántos capitales podrán llegar a un país que tiene ya su Régimen de Incentivo para Grandes Inversores (RIGI) y su blanqueo, pero también un gobierno en minoría parlamentaria y obligado siempre a negociar. Una debilidad que Karina Milei se propone revertir armando una estructura para el conurbano en 2025 y para la que trabajan desde hace varias semanas Adrián y Lule Menem y un especialista en el territorio, Sebastián Pareja. Hoy a las 14 estarán en Morón. Son actos casi calcados. “Habla Martín, mostramos a Karina”, explicó un organizador.
Hasta ahora buena parte de la sociedad acompaña. En diciembre, según las encuestas que maneja Santiago Caputo, a la pregunta de “cuánto tiempo estaría dispuesto a esperar resultados”, la mayoría de los consultados decía “9 meses”. En junio, el mismo ítem extendía la paciencia en 7 meses más. No deja de ser un plazo corto. Por eso tanto interés en lo que se pueda negociar con el FMI. ¿Habrá finalmente un desembolso? En el organismo dejan trascender una urgencia: no ven la hora de que la Argentina vuelva al mercado de deuda y deje de estar atada a este tipo de acuerdos, pero agregan que antes que nada debería conocerse un programa. Dentro del staff hay quienes ven más probable un fondeo no bien se defina el próximo presidente norteamericano. “Si gana Trump, va a ser todo más fácil”, dijo un optimista del mercado. Pero esa elección es en noviembre y la asunción, en enero. Plazos normales de país normal. La Argentina, en cambio, se juega el porvenir en cada rueda bursátil.

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Abuso de licencias docentes

Debemos apuntar a un sistema educativo más equitativo, mejorar los controles de presentismo y supervisar debidamente los pedidos de permisos médicos
Cuando los presupuestos provinciales ven licuarse sus fondos cada vez más velozmente, el camino de la sensatez –pocas veces transitado en medio de un descontrolado dispendio– conduce a examinar los gastos y priorizar las necesidades. Todo aquello que lesione las cuentas públicas pasa a ser revisado. Tal el caso del añejo tema del ausentismo docente, cuyos efectos han sido, y son, devastadores.
En la Legislatura neuquina, por 26 votos a favor y solo 3 en contra, se aprobó recientemente un proyecto que contempla un adicional para docentes en actividad que no tengan más de tres faltas trimestrales, con un límite de 2 mensuales, “debidamente justificadas y encuadradas en el régimen de licencias”. La propuesta inicial contemplaba un plus del 10% y exigía a cambio recibir las capacitaciones anuales dispuestas por el Consejo Provincial de Educación. Lo aprobado fija que será remunerativo y no bonificable, correspondiendo un plus del 15% –no ya un 10%– de la asignación del cargo u horas cátedra que cobran mensualmente. El requisito de la capacitación se eliminó. Al final del año, los maestros que cumplan con el presentismo habrán sumado un salario más.
Tras conocerse la medida, lejos de celebrar, los gremios docentes provinciales convocaron a un paro por 48 horas, con movilización. Argumentan que es inconstitucional y que afecta el derecho de huelga. “Vamos a derrotar el presentismo”, fogonearon miembros de la Asociación de Trabajadores de la Educación neuquina (ATEN), alineado con la Ctera y el kirchnerismo, oponiéndose a la iniciativa presentada por Claudio Domínguez, diputado del Movimiento Popular Neuquino, en favor del presentismo. El legislador aclaró que nadie está obligado, que es voluntario y que, al no suponer ningún esfuerzo adicional a la jornada laboral, no corresponde tildarlo de inconstitucional. Por su parte, Marcelo Guagliardo, secretario general de ATEN, sostiene que el trabajo incentivado está prohibido por la Constitución.
El 85% de la matrícula neuquina es de escuelas públicas y la conflictividad docente en la provincia se sitúa entre las más altas. Tanto es así que Padres Organizados denunciaron que, desde el inicio del ciclo lectivo, solo hubo 4 semanas de 5 días de clases; el resto se vio interrumpido por huelgas, feriados o jornadas docentes.
El diputado Domínguez fundó su iniciativa en información dura que difundió en marzo pasado el gobernador neuquino: con un 30% de los docentes ausentes, la provincia gasta 100 millones de dólares anuales en pago de licencias, 20 de los cuales son para suplencias de suplencias. Si todos los docentes pasaran a cobrar el plus por presentismo, equivalente a unos 20 millones de dólares anuales, el ahorro sería de 80 millones.
El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, había denunciado en febrero pasado que se gastaban más de 3000 millones de pesos mensuales en sueldos docentes con distintos tipos de licencia. En Santa Fe, el ausentismo docente consumió el 30% del presupuesto de 2023.
Desde este espacio ya nos hemos ocupado de difundir los caminos de incentivo al presentismo que impulsaron distintas jurisdicciones con exitosos resultados. Mendoza, Córdoba y la ciudad de Buenos Aires pagan este incentivo; en Río Negro, Pro impulsa un proyecto en esa dirección, mientras que Santa Fe anunció mayores controles.
En Neuquén se expiden entre 1000 y 1200 certificados médicos a docentes por día. En la Capital, las licencias se tramitan a través de un portal autogestionado. El año pasado se detectaron muchas falsedades y se volvió más restrictivo el sistema. Los cambios porteños derivaron en una reducción del 19% de las licencias tomadas, comparadas con el mismo período del año anterior.
La cantidad de días de clases sigue siendo un tema clave para la incorporación de los aprendizajes y el ausentismo docente condiciona los resultados, tanto como lo hacen el ausentismo estudiantil, los problemas edilicios o climáticos, entre otros. Para 2024 se planificaron en promedio 187 días de clases. Solo 5 jurisdicciones –la ciudad de Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Salta– planificaron oficialmente 190 días de clases para este año, según el Observatorio de Argentinos por la Educación. No hay información pública sobre presentismo, ni de estudiantes ni de docentes, ante una mayoritaria falta de sistemas de gestión educativa. No debe perderse de vista que lo que se reclama, más que los días en sí, son las horas válidas de jornada escolar.
Cabe reflexionar, una vez más, sobre el sistema de valores que como sociedad compartimos y que conduce a nuestros dirigentes a premiar lo que debiera ser una elemental norma. El nivel de distorsión es tal que, al amparo de explicaciones en torno a los ahorros que las medidas promueven, justificamos sin más lo que pareciera injustificable.
Debemos trabajar denodadamente por un sistema educativo más equitativo y justo. Mejorar controles, poner al día las carpetas médicas docentes, cuidar su salud y alentar el presentismo son solo algunas de las cuestiones por atender. Está suficientemente demostrado que los cuadros gremiales solo saben poner palos en la rueda con inaceptables excusas, invocando derechos que no tienen y poniendo en jaque los aprendizajes de millones de estudiantes que ven afectada la continuidad pedagógica con los nefastos resultados que conocemos. Es tiempo de encauzar y resolver progresivamente el futuro de nuestra educación. O nos quedaremos sin futuro.


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