Mejora el consumo, pero de la mano de una mayor fragmentación social
La capacidad de compra se recompuso un poco en las clases alta y media alta, y cayó en la baja, según un estudio privado
Gabriela Origlia
CÓRDOBA.– Mientras el presidente Javier Milei prepara la llamada “segunda etapa” de su gobierno, con las prometidas rebajas de impuestos y más reformas del Estado, la gente acompaña las medidas macroeconómicas –aun con el ajuste–, pero no pasa lo mismo con la “micro”. Esa es una de las conclusiones del último estudio de la consultora Moiguer, que también refleja que la capacidad de consumo en junio aumentó en las categorías sociales más altas, pero cayó en la clase baja.
accedió al último informe la nacion de Social Mood (humor social) de la consultora y dialogó con su titular, Fernando Moiguer, quien advirtió que los datos revelan una Argentina “más fragmentada, con ricos más ricos y pobres mucho más pobres, situación que se hace más intensa en un país que no crece”.
Añade que una mayor disgregación social implica “agudizar las problemáticas que experimentan a nivel global los países más fragmentados: altos índices de delincuencia, inseguridad y violencia ciudadana”.
Las dificultades de consumo de la sociedad comienzan a convivir con una mejora en el poder adquisitivo que es heterogénea. Estudios privados como los del Iaraf y el Ieral, de la Fundación Mediterránea, señalan que el piso salarial se habría registrado en febrero y, desde entonces, los sueldos de los trabajadores registrados subieron por encima de la inflación, con una amplia diferencia respecto de lo que lograron los estatales y los informales. De 20 millones de trabajadores, un 52% son informales o monotributistas; 31%, asalariados privados registrados, y 17%, estatales.
En junio pasado, 63% de los consultados por Moiguer consideró que los ingresos de su hogar están por debajo de la inflación, lo que representa un descenso frente al 72% del primer trimestre. Hace unos días el ministro de Economía, Luis Caputo, planteó que “lo peor ya pasó” en materia económica. El indicador de consumo de la Cámara Argentina de Comercio, por ejemplo, da cuenta de que la caída frente abril fue del 2,2%, por debajo de las anteriores mediciones. Es decir, siguen las bajas, pero son menos profundas.
Ante la pregunta de Moiguer de en qué medida los hogares se adaptaron a la actual situación social, económica y política, 32% de la clase alta respondió que “muy bien/ bien”, al igual que 36% de la media alta, mientras que 44% de la media baja y 57% de la baja sostuvieron “mal/cuesta mucho”. Seis (62%) de cada diez entienden que el ajuste es “poco o nada tolerable”: 46% de la clase alta, 57% de la media alta, 62% de la media baja y 72% de la baja.
El mes pasado, por primera vez desde las mediciones prebalotaje, el 29% evaluó la capacidad de consumo de su hogar como “buena/muy buena” (38% en el caso de la clase alta; 34% en la media alta; 31% en la media baja y 21% en la baja). Entre enero y marzo había dado 20%; en abril, 23%, y en mayo, 26%.
También creció el porcentaje de quienes afirmaron haber realizado gastos “hedónicos” (salidas, indumentaria, delivery y tecnología/electro), 60%, siete puntos porcentuales más que en mayo, nueve más que en abril y 12 más que en el primer trimestre, aunque sigue ocho por debajo de 2018 y más o menos en el mismo nivel de 2021.
En este segmento también se patentiza la fragmentación que remarca Moiguer. De quienes pudieron realizar estos consumos, 83% son de clase alta; 77%, de la media alta; 59%, de la media baja, y 40%, de la clase baja.
Según datos oficiales (el informe sobre evolución de la distribución del ingreso del Indec), el 20% de los hogares de más altos ingresos concentran el 42,5% de la torta que se reparte en el país. El coeficiente de Gini (valor de entre 0 y 1 que refleja la desigualdad en la distribución del ingreso, en el que 0 es la mayor igualdad y 1 la mayor desigualdad) fue de 0,467, empeorando no solo frente al último trimestre de 2023 (0,435), sino que se ha convertido en el peor registro de los últimos cuatro años.
Ya el reporte anterior de la consultora transparentaba que la clase media comenzaba a presentar niveles de ajuste por sobre el promedio en el bimestre abril/mayo de este año. Este nuevo trabajo de Moiguer fue realizado entre el 3 y el 26 del mes pasado sobre 1700 personas de entre 25 y 50 años del AMBA, provincia de Buenos Aires, Salta, Córdoba y Mendoza.
En línea con la mejora de algunos indicadores macro como la desaceleración de la inflación y caída del déficit fiscal, mejoraron los relacionados con expectativas de crisis económica (40% frente al 45% del mes anterior) y de hiperinflación (30%, cinco puntos porcentuales menos que en mayo y 24 menos que en noviembre antes del balotaje).
Esos números presentan un fuerte contraste respecto de cómo creen que evolucionará la capacidad de compra de sus hogares: 46% entiende que “peor o mucho peor” y no hubo cambios entre enero y junio, como tampoco se modificó en ese período el 35% de los que dudan de la estabilidad de su trabajo. Ese aspecto coincide con el apuntado por el último relevamiento nacional de la consultora Opina Argentina, que mostró transformaciones en la “nube de preocupaciones”: 55% de los encuestados temen la posibilidad de quedar desempleados y la desocupación, con 29%, quedó al mismo nivel que la inflación como principal problema percibido.
En junio creció el porcentaje de quienes dijeron haber hecho consumos “hedónicos”
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Por un año más, no cobrarán retenciones a los lácteos
La prórroga, hasta el 30 de junio de 2025, está por salir
CÓRDOBA.– Mientras el presidente Javier Milei prepara la llamada “segunda etapa” de su gobierno, con las prometidas rebajas de impuestos y más reformas del Estado, la gente acompaña las medidas macroeconómicas –aun con el ajuste–, pero no pasa lo mismo con la “micro”. Esa es una de las conclusiones del último estudio de la consultora Moiguer, que también refleja que la capacidad de consumo en junio aumentó en las categorías sociales más altas, pero cayó en la clase baja.
accedió al último informe la nacion de Social Mood (humor social) de la consultora y dialogó con su titular, Fernando Moiguer, quien advirtió que los datos revelan una Argentina “más fragmentada, con ricos más ricos y pobres mucho más pobres, situación que se hace más intensa en un país que no crece”.
Añade que una mayor disgregación social implica “agudizar las problemáticas que experimentan a nivel global los países más fragmentados: altos índices de delincuencia, inseguridad y violencia ciudadana”.
Las dificultades de consumo de la sociedad comienzan a convivir con una mejora en el poder adquisitivo que es heterogénea. Estudios privados como los del Iaraf y el Ieral, de la Fundación Mediterránea, señalan que el piso salarial se habría registrado en febrero y, desde entonces, los sueldos de los trabajadores registrados subieron por encima de la inflación, con una amplia diferencia respecto de lo que lograron los estatales y los informales. De 20 millones de trabajadores, un 52% son informales o monotributistas; 31%, asalariados privados registrados, y 17%, estatales.
En junio pasado, 63% de los consultados por Moiguer consideró que los ingresos de su hogar están por debajo de la inflación, lo que representa un descenso frente al 72% del primer trimestre. Hace unos días el ministro de Economía, Luis Caputo, planteó que “lo peor ya pasó” en materia económica. El indicador de consumo de la Cámara Argentina de Comercio, por ejemplo, da cuenta de que la caída frente abril fue del 2,2%, por debajo de las anteriores mediciones. Es decir, siguen las bajas, pero son menos profundas.
Ante la pregunta de Moiguer de en qué medida los hogares se adaptaron a la actual situación social, económica y política, 32% de la clase alta respondió que “muy bien/ bien”, al igual que 36% de la media alta, mientras que 44% de la media baja y 57% de la baja sostuvieron “mal/cuesta mucho”. Seis (62%) de cada diez entienden que el ajuste es “poco o nada tolerable”: 46% de la clase alta, 57% de la media alta, 62% de la media baja y 72% de la baja.
El mes pasado, por primera vez desde las mediciones prebalotaje, el 29% evaluó la capacidad de consumo de su hogar como “buena/muy buena” (38% en el caso de la clase alta; 34% en la media alta; 31% en la media baja y 21% en la baja). Entre enero y marzo había dado 20%; en abril, 23%, y en mayo, 26%.
También creció el porcentaje de quienes afirmaron haber realizado gastos “hedónicos” (salidas, indumentaria, delivery y tecnología/electro), 60%, siete puntos porcentuales más que en mayo, nueve más que en abril y 12 más que en el primer trimestre, aunque sigue ocho por debajo de 2018 y más o menos en el mismo nivel de 2021.
En este segmento también se patentiza la fragmentación que remarca Moiguer. De quienes pudieron realizar estos consumos, 83% son de clase alta; 77%, de la media alta; 59%, de la media baja, y 40%, de la clase baja.
Según datos oficiales (el informe sobre evolución de la distribución del ingreso del Indec), el 20% de los hogares de más altos ingresos concentran el 42,5% de la torta que se reparte en el país. El coeficiente de Gini (valor de entre 0 y 1 que refleja la desigualdad en la distribución del ingreso, en el que 0 es la mayor igualdad y 1 la mayor desigualdad) fue de 0,467, empeorando no solo frente al último trimestre de 2023 (0,435), sino que se ha convertido en el peor registro de los últimos cuatro años.
Ya el reporte anterior de la consultora transparentaba que la clase media comenzaba a presentar niveles de ajuste por sobre el promedio en el bimestre abril/mayo de este año. Este nuevo trabajo de Moiguer fue realizado entre el 3 y el 26 del mes pasado sobre 1700 personas de entre 25 y 50 años del AMBA, provincia de Buenos Aires, Salta, Córdoba y Mendoza.
En línea con la mejora de algunos indicadores macro como la desaceleración de la inflación y caída del déficit fiscal, mejoraron los relacionados con expectativas de crisis económica (40% frente al 45% del mes anterior) y de hiperinflación (30%, cinco puntos porcentuales menos que en mayo y 24 menos que en noviembre antes del balotaje).
Esos números presentan un fuerte contraste respecto de cómo creen que evolucionará la capacidad de compra de sus hogares: 46% entiende que “peor o mucho peor” y no hubo cambios entre enero y junio, como tampoco se modificó en ese período el 35% de los que dudan de la estabilidad de su trabajo. Ese aspecto coincide con el apuntado por el último relevamiento nacional de la consultora Opina Argentina, que mostró transformaciones en la “nube de preocupaciones”: 55% de los encuestados temen la posibilidad de quedar desempleados y la desocupación, con 29%, quedó al mismo nivel que la inflación como principal problema percibido.
En junio creció el porcentaje de quienes dijeron haber hecho consumos “hedónicos”
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Por un año más, no cobrarán retenciones a los lácteos
La prórroga, hasta el 30 de junio de 2025, está por salir
Fernando Bertello
El Gobierno formalizará en el Boletín Oficial el decreto que prorrogará hasta el 30 de junio de 2025 el no cobro de las retenciones a los productos lácteos. Según pudo saber luego de diversos pasos legales, el decreto quedó a la firma del Presidente, Javier Milei, y por estas horas era inminente la concreción de esa última instancia antes de la oficialización.
En mayo pasado, el Ministerio de Economía, que conduce Luis Caputo, había dado a conocer la medida de no cobrar retenciones a los lácteos por un año. En esa oportunidad se dijo que la decisión busca “brindar estabilidad y competitividad a toda la cadena láctea, impulsando inversiones que fortalezcan tanto la producción como los procesos industriales. Es fundamental para el crecimiento del sector y para promover la inserción de nuestros productos lácteos en el mercado internacional”.
Gesto a los productores
La suspensión de las retenciones había sido en realidad originalmente anunciada a fin de septiembre por el entonces ministro de Economía Sergio Massa, en medio de la campaña electoral. La leche en polvo tributaba un 9% de derechos de exportación y los quesos, 4,5%. En ese momento, la medida era por 90 días, hasta que concluyera 2023. Sin embargo, en enero pasado, el gobierno del presidente Milei la extendió hasta el 30 del actual. Ahora irá hasta el 30 de junio de 2025.
Esta decisión se suma a otra que representa un gesto a los productores: el Banco Central anunció que no renovará una resolución que desde septiembre de 2022 viene castigando con una sobretasa a los productores de soja que tienen en stock más de 5% de grano.
“Esta decisión constituye un paso más en el camino trazado por el BCRA con miras a normalizar el funcionamiento del sistema financiero y fomentar el crédito doméstico al sector privado productivo. Esta adecuación normativa complementa otras medidas como la comunicación A8043, del pasado 13 de junio, que flexibilizó las normas de crédito para el conjunto de entidades que califican como grandes empresas exportadoras (GEE)”, precisó el BCRA.
Según los últimos datos disponibles sobre las exportaciones de productos lácteos, entre enero y mayo pasado se colocaron en el exterior 154.972 toneladas. Esto representó un crecimiento del 7%. En tanto, en valor se hicieron negocios por 559,1 millones de dólares, un 3% menos versus igual período de 2023.
Respecto de la producción lechera, que estuvo afectada en 2023 por la sequía y el encarecimiento del alimento a raíz del dólar soja del gobierno anterior, entre enero y mayo pasado registró una retracción acumulada del 14,3%. El dato positivo es que mayo subió 6,6% versus abril último
El Gobierno formalizará en el Boletín Oficial el decreto que prorrogará hasta el 30 de junio de 2025 el no cobro de las retenciones a los productos lácteos. Según pudo saber luego de diversos pasos legales, el decreto quedó a la firma del Presidente, Javier Milei, y por estas horas era inminente la concreción de esa última instancia antes de la oficialización.
En mayo pasado, el Ministerio de Economía, que conduce Luis Caputo, había dado a conocer la medida de no cobrar retenciones a los lácteos por un año. En esa oportunidad se dijo que la decisión busca “brindar estabilidad y competitividad a toda la cadena láctea, impulsando inversiones que fortalezcan tanto la producción como los procesos industriales. Es fundamental para el crecimiento del sector y para promover la inserción de nuestros productos lácteos en el mercado internacional”.
Gesto a los productores
La suspensión de las retenciones había sido en realidad originalmente anunciada a fin de septiembre por el entonces ministro de Economía Sergio Massa, en medio de la campaña electoral. La leche en polvo tributaba un 9% de derechos de exportación y los quesos, 4,5%. En ese momento, la medida era por 90 días, hasta que concluyera 2023. Sin embargo, en enero pasado, el gobierno del presidente Milei la extendió hasta el 30 del actual. Ahora irá hasta el 30 de junio de 2025.
Esta decisión se suma a otra que representa un gesto a los productores: el Banco Central anunció que no renovará una resolución que desde septiembre de 2022 viene castigando con una sobretasa a los productores de soja que tienen en stock más de 5% de grano.
“Esta decisión constituye un paso más en el camino trazado por el BCRA con miras a normalizar el funcionamiento del sistema financiero y fomentar el crédito doméstico al sector privado productivo. Esta adecuación normativa complementa otras medidas como la comunicación A8043, del pasado 13 de junio, que flexibilizó las normas de crédito para el conjunto de entidades que califican como grandes empresas exportadoras (GEE)”, precisó el BCRA.
Según los últimos datos disponibles sobre las exportaciones de productos lácteos, entre enero y mayo pasado se colocaron en el exterior 154.972 toneladas. Esto representó un crecimiento del 7%. En tanto, en valor se hicieron negocios por 559,1 millones de dólares, un 3% menos versus igual período de 2023.
Respecto de la producción lechera, que estuvo afectada en 2023 por la sequía y el encarecimiento del alimento a raíz del dólar soja del gobierno anterior, entre enero y mayo pasado registró una retracción acumulada del 14,3%. El dato positivo es que mayo subió 6,6% versus abril último
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Dudas por el bono de $70.000 de este mes para jubilados de menores ingresos
Milei lo condicionó a los ingresos fiscales; en Economía afirman que sí se pagará
Silvia Stang
El presidente Javier Milei puso en duda el viernes el pago este mes del bono para los jubilados y pensionados de menores ingresos. Sin embargo, desde el Ministerio de Economía afirmaron, al responder una consulta de la nacion, que sí se abonará el refuerzo de hasta $70.000, tal como en esa misma dependencia estatal habían dicho dos semanas atrás.
La medida deberá ser dispuesta por decreto del Poder Ejecutivo y establecerá que el ingreso total más bajo del sistema será de $285.622. Quienes cobren más que el haber mínimo recibirán un refuerzo de un monto tal que complete esos $285.622.
El calendario de pago de las prestaciones de este mes se iniciará el lunes 8 de este mes.
Si no se abonara el refuerzo, el monto percibido por quienes tienen el haber mínimo caería nominalmente más de 22% y se cobrarían $61.309 menos que en junio (sin considerar el medio aguinaldo, una prestación que es propia del mes pasado), aun en medio de un contexto inflacionario y cuando se estima que en junio los precios subieron, en promedio, más que en mayo.
En una entrevista concedida al programa +Mañana, de LN+, Milei dijo, tras ser consultado sobre el tema por Antonio Laje, que la decisión sobre el refuerzo depende de los números fiscales. “El bono es discrecional y tenemos que ser serios; solo va a haber bonos en función de cómo vienen la situación y los números fiscales; no vamos a engañar a la gente dándoles cosas que no hay” porque después “los efectos son peores”, señaló el mandatario.
Sin contar el medio aguinaldo, el mes pasado los beneficiarios que perciben solo un haber básico tuvieron un refuerzo de $70.000, que se sumó a los $206.931,10 del haber propiamente dicho.
Para julio y en función de lo dispuesto por el DNU 274 de abril último, todos los ingresos del sistema previsional general de la Anses se reajustarán en un 4,2%, porque ese fue el índice de inflación de mayo. Así, el haber mínimo quedará en $215.622,20, una cifra que todavía no fue oficializada mediante una resolución.
A mediados de junio, cuando se conoció el índice de inflación,
consultó sobre el bono a la nacion fuentes del Ministerio de Economía, que entonces habían confirmado el pago de un bono para este mes en iguales condiciones que en los meses previos. Sin embargo, al cierre de esta edición no se emitió el decreto correspondiente, y las declaraciones del Presidente pusieron en duda el pago.
El haber mínimo de julio, de $215.622 según lo previsto, es un monto un 22% más bajo que la cifra de $276.931 que significó en junio el ingreso habitual más el bono de $70.000; es decir, de no haber bono se percibirían en esos casos $61.309 menos. También cobrarían una menor cantidad de pesos quienes tienen un ingreso mayor al mínimo, pero inferior a la cifra que resulta de considerar el mínimo más los $70.000; es decir, quienes en el mes de junio cobraron en total hasta los mencionados $276.931.
El pago de bonos es continuo desde septiembre de 2022 y en ese mismo mes de 2023 se redujo el universo de quienes los perciben, por una decisión del gobierno de Alberto Fernández. Se trata de una política discrecional, que nunca abarcó a todos los jubilados del sistema de la Anses, pese a que los daños producidos por la inflación fueron generalizados.
Mientras que con el gobierno anterior, y por los refuerzos, los jubilados del haber mínimo fueron quienes perdieron menos poder adquisitivo (de todas formas, solo en 2023 la caída fue de 14,2% en esos casos), en la actual gestión esa ecuación se invirtió, porque el monto del bono está congelado desde marzo.
Detrás de la inflación
En la primera mitad de 2024, el monto cobrado por quienes tienen solo un haber mínimo como ingreso previsional (y, por tanto, reciben bono) subió un 72,3%, mientras que la inflación estimada para el período es de alrededor de entre 80% y 82%. Si se hubiera decidido no pagar el bono el mes actual, se cobraría un monto que, en comparación con el del inicio del año, sería solo un 34% nominalmente mayor.
Según datos estadísticos publicados por la Subsecretaría de Seguridad Social, quienes cobran el monto integrado por su haber más el bono de hasta $70.000 son el 45% del total de beneficiarios. La condición para percibir el extra siempre fue no cobrar dos haberes, porque el ingreso tope para que sea liquidado el refuerzo se establece por beneficiario y no por beneficio (es decir, quienes cobran el haber mínimo pero, además, tienen otro ingreso previsional, no lo perciben). Alrededor del 95% de quienes cobran el haber más bajo del sistema se jubiló mediante una moratoria, aunque eso no significa necesariamente que sean personas que nunca hicieron aportes: este grupo de beneficiarios es muy heterogéneo y, así que como hay quienes no contribuyeron también hay quienes lo hicieron durante más de 20 años, pero no alcanzaron los 30 que exige la ley previsional.
El presidente Javier Milei puso en duda el viernes el pago este mes del bono para los jubilados y pensionados de menores ingresos. Sin embargo, desde el Ministerio de Economía afirmaron, al responder una consulta de la nacion, que sí se abonará el refuerzo de hasta $70.000, tal como en esa misma dependencia estatal habían dicho dos semanas atrás.
La medida deberá ser dispuesta por decreto del Poder Ejecutivo y establecerá que el ingreso total más bajo del sistema será de $285.622. Quienes cobren más que el haber mínimo recibirán un refuerzo de un monto tal que complete esos $285.622.
El calendario de pago de las prestaciones de este mes se iniciará el lunes 8 de este mes.
Si no se abonara el refuerzo, el monto percibido por quienes tienen el haber mínimo caería nominalmente más de 22% y se cobrarían $61.309 menos que en junio (sin considerar el medio aguinaldo, una prestación que es propia del mes pasado), aun en medio de un contexto inflacionario y cuando se estima que en junio los precios subieron, en promedio, más que en mayo.
En una entrevista concedida al programa +Mañana, de LN+, Milei dijo, tras ser consultado sobre el tema por Antonio Laje, que la decisión sobre el refuerzo depende de los números fiscales. “El bono es discrecional y tenemos que ser serios; solo va a haber bonos en función de cómo vienen la situación y los números fiscales; no vamos a engañar a la gente dándoles cosas que no hay” porque después “los efectos son peores”, señaló el mandatario.
Sin contar el medio aguinaldo, el mes pasado los beneficiarios que perciben solo un haber básico tuvieron un refuerzo de $70.000, que se sumó a los $206.931,10 del haber propiamente dicho.
Para julio y en función de lo dispuesto por el DNU 274 de abril último, todos los ingresos del sistema previsional general de la Anses se reajustarán en un 4,2%, porque ese fue el índice de inflación de mayo. Así, el haber mínimo quedará en $215.622,20, una cifra que todavía no fue oficializada mediante una resolución.
A mediados de junio, cuando se conoció el índice de inflación,
consultó sobre el bono a la nacion fuentes del Ministerio de Economía, que entonces habían confirmado el pago de un bono para este mes en iguales condiciones que en los meses previos. Sin embargo, al cierre de esta edición no se emitió el decreto correspondiente, y las declaraciones del Presidente pusieron en duda el pago.
El haber mínimo de julio, de $215.622 según lo previsto, es un monto un 22% más bajo que la cifra de $276.931 que significó en junio el ingreso habitual más el bono de $70.000; es decir, de no haber bono se percibirían en esos casos $61.309 menos. También cobrarían una menor cantidad de pesos quienes tienen un ingreso mayor al mínimo, pero inferior a la cifra que resulta de considerar el mínimo más los $70.000; es decir, quienes en el mes de junio cobraron en total hasta los mencionados $276.931.
El pago de bonos es continuo desde septiembre de 2022 y en ese mismo mes de 2023 se redujo el universo de quienes los perciben, por una decisión del gobierno de Alberto Fernández. Se trata de una política discrecional, que nunca abarcó a todos los jubilados del sistema de la Anses, pese a que los daños producidos por la inflación fueron generalizados.
Mientras que con el gobierno anterior, y por los refuerzos, los jubilados del haber mínimo fueron quienes perdieron menos poder adquisitivo (de todas formas, solo en 2023 la caída fue de 14,2% en esos casos), en la actual gestión esa ecuación se invirtió, porque el monto del bono está congelado desde marzo.
Detrás de la inflación
En la primera mitad de 2024, el monto cobrado por quienes tienen solo un haber mínimo como ingreso previsional (y, por tanto, reciben bono) subió un 72,3%, mientras que la inflación estimada para el período es de alrededor de entre 80% y 82%. Si se hubiera decidido no pagar el bono el mes actual, se cobraría un monto que, en comparación con el del inicio del año, sería solo un 34% nominalmente mayor.
Según datos estadísticos publicados por la Subsecretaría de Seguridad Social, quienes cobran el monto integrado por su haber más el bono de hasta $70.000 son el 45% del total de beneficiarios. La condición para percibir el extra siempre fue no cobrar dos haberes, porque el ingreso tope para que sea liquidado el refuerzo se establece por beneficiario y no por beneficio (es decir, quienes cobran el haber mínimo pero, además, tienen otro ingreso previsional, no lo perciben). Alrededor del 95% de quienes cobran el haber más bajo del sistema se jubiló mediante una moratoria, aunque eso no significa necesariamente que sean personas que nunca hicieron aportes: este grupo de beneficiarios es muy heterogéneo y, así que como hay quienes no contribuyeron también hay quienes lo hicieron durante más de 20 años, pero no alcanzaron los 30 que exige la ley previsional.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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