martes, 2 de julio de 2024

EDITORIALES


La peligrosa seducción del juego online
Es imperioso un compromiso gubernamental, escolar y familiar para contrarrestar el avance de la ludopatía entre niños y adolescentes
Aquel concepto de simples e inocentes juegos de infancia, herramienta fundamental para el desarrollo cognitivo, social, físico y emocional de los niños, está en peligro de extinción, en buena medida por el mayor uso de dispositivos electrónicos. El exponencial aumento del juego online se asocia a la crisis económica, la falta de expectativas y la desesperanza, factores coadyuvantes a la hora de proponer entretenimiento y “soluciones salvadoras”. En la virtualidad, la materialidad del dinero se desdibuja y se pierde fácilmente la noción. Deudas elevadas, amenazas, comportamientos delictivos, una espiral de mentiras y engaños envuelve a los ludópatas, mucho más cuando su juventud los coloca al borde del precipicio.
No hablamos de un vicio, sino de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como una enfermedad, de consecuencias imprevisibles, que afecta gravemente la salud y las economías familiares.
Un estudio de Ibope a nivel nacional realizado durante 2023 arrojó que el 12,5% de los apostadores son jóvenes de entre 15 y 24 años que concentran mayoritariamente el foco en los rubros fútbol, casino y bingo.
Sumándose a las locales, grandes compañías mundiales de apuestas online que mueven millones se instalaron en Sudamérica, aprovechando un escenario con pocas restricciones, a diferencia de Europa, que cuenta con legislaciones al respecto. Un estudio de la consultora Seenka indica que el 66,5% de las publicidades en canales deportivos correspondió a casas de apuestas que prometen multiplicar el dinero y la adrenalina con locuciones, pop-ups y camisetas. El bombardeo a partir de auspicios de los programas más vistos de TV, en boca de youtubers, influencers y streamers, banaliza un peligro de gravísimas consecuencias. Ídolos infantiles como Emiliano “Dibu” Martínez protagonizan anuncios que engañosamente promueven el encuentro “para jugar a las apuestas deportivas con nuestros teléfonos celulares”, apoyando a una de las cinco casas de apuestas, destacadas patrocinadoras oficiales de la
AFA. El Club Atlético Vélez Sarsfield dio un valioso puntapié que debería ser imitado al eliminar a una casa de apuestas como sponsor de la institución.
La Asociación de Loterías Estatales Argentinas (ALEA) y la Cámara Argentina de Salas de Casinos, Bingos y Anexos (Cascba), unidas a casas legales de juego online del país –identificadas por su terminación en bet.ar–, buscan diferenciarse y para ello denunciaron penalmente y pidieron el bloqueo de unas 254 páginas web ilegales que utilizan dominios internacionales o dinámicos para evitar controles.
A este respecto, se debería obligar a que todos los sitios de apuestas requieran registración y rigurosa validación de identidad, para que no hubiera ninguna posibilidad de que menores de 18 años apostaran, mucho menos a través de intermediarios adultos que les cobran una comisión. También urge el dictado de normas que limiten a los influencers y a la publicidad digital en este terreno, como en España y Gran Bretaña. Así como la publicidad de cigarrillos pasó a estar regulada, lo mismo debería ocurrir con el juego. No basta con proponer que solo apuesten los grandes, pues la ludopatía es una enfermedad que castiga a nuestra sociedad en su conjunto.
Un buen número de legisladores nacionales y provinciales han presentado en los últimos tiempos proyectos de leyes para restringir el acceso de menores de edad a juegos de azar online o para contrarrestar el avance de la ludopatía adolescente en colegios. Y días atrás, el gobierno porteño dio un primer paso, cuando Jorge Macri anunció el cierre de la inscripción a nuevas licencias para operadores de apuestas, la revisión de las otorgadas y una campaña educativa sobre el tema.
No hay tiempo que perder. El aluvión de consultas juveniles por juego patológico es mucho más que una señal de alerta. Se requieren leyes tanto como compromiso gubernamental, familiar y escolar para frenar el acceso a estos riesgosos y peligrosos pasatiempos que los celulares ofrecen las 24 horas, los 365 días del año.
El 12,5% de los apostadores tienen entre 15 y 24 años
El aluvión de consultas juveniles por juego patológico es mucho más que una señal de alerta

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Desafíos de Bolivia

BOGOTÁ.– La escena, que devuelve la memoria del país y del continente a difíciles épocas de inestabilidad democrática, mostró un vehículo blindado intentando derribar la puerta de la sede del gobierno boliviano y a un piquete de soldados fuertemente armados rodeando la Plaza Murillo, mientras desde distintos sectores se pedía la movilización de la ciudadanía para evitar el éxito de la intentona.
Fueron horas dramáticas en las que, incluso, el presidente Arce encaró al general para exigirle que cumpliera con su deber constitucional de defender la democracia y replegara a sus hombres y cuyo rotundo “no” provocó que el mandatario tomara la decisión de cambiar de inmediato la cúpula militar, aunque el comandante ya había sido destituido. Al final, eso terminó desactivando el levantamiento, pues los militares se retiraron y el insurrecto Zúñiga fue detenido. Horas antes insistía en que lo que quería era “restablecer la democracia” y “cambiar el gabinete”.
Pero, evidentemente, así no se restablece la democracia y pudo haberse desatado una tragedia mayor, que por suerte se evitó.
Si hay algo que deja como lección este episodio y envía una poderosa notificación a futuras expediciones golpistas es que ni la ciudadanía ni la comunidad internacional están dispuestas a tolerar ninguna alteración del orden constitucional en nuestros países. Fue certero, rápido y unánime el rechazo internacional a lo que estaba sucediendo en el Palacio Quemado y en la Casa Grande del Pueblo, a lo que se añade que la generalidad del estamento militar no se sumó al movimiento, todo en el bien entendido sentido de que este tipo de atropellos a la democracia no hacen más que alimentar la polarización interna y causar incertidumbre en la sociedad, que, por el contrario, necesita mensajes de unidad.
Dicho esto, es urgente que los líderes del país abran un espacio de sensata reflexión y de desarme de los espíritus. Lo sucedido fue el penoso colofón en el que se escenificó la encarnizada disputa entre el presidente Arce y quien fue su mentor, el expresidente Evo Morales, y una dura advertencia de que Bolivia puede involucionar a épocas que se creían ya superadas si no logran gestionar sus diferencias.
Ya llegará el momento para que se aclaren las muchas versiones que se han tejido a partir de las palabras del general Zúñiga, al asegurar que todo fue urdido por el presidente Arce para sacar del camino a Morales. Mientras esto sucede, es necesario atacar allí, en unidad y por las vías institucionales, los graves problemas que acosan a Bolivia. La extendida crisis económica, la escasez de combustibles y de productos básicos, y un largo etcétera no dan espera. Arce, Morales, los militares y la sociedad boliviana no deben ser inferiores a tamaño desafío.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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