Monte Adentro trabaja en 30 parajes del Impenetrable chaqueño para que los niños, niñas y adolescentes tengan apoyo escolar y becas educativas y sus familias puedan acceder a talleres de oficio y de emprendimientos. Además trabaja en la mejora de la infraestructura comunitaria. Para contactarlos por WhatsApp, hay que escribirles al +54 9 11 5919-4563. Se puede colaborar con la obra mediante:
● Donaciones por única vez al Alias MONTE.ADENTRO.CHACO ● Sumarse como padrino o madrina con un aporte mensual desde su sitio web
JUANO CHALBAUD
“SI CUIDAMOS A QUIENES VIVEN ACÁ, VAMOS A ESTAR CUIDANDO A TODO EL BOSQUE CHAQUEÑO”
Texto de Javier Drovetto | Fotos de Santiago Filipuzzi
No carga un anotador ni una carpetita con apuntes. Lo tiene todo en la cabeza: “Ahora vamos a ver a Daniela Ocampo. Ella tiene 15 años, va a segundo año del secundario, a una escuela del paraje La Peligrosa, a 12 kilómetros de donde vive. Viaja en moto y no falta nunca. Es muy dulce, quiere seguir estudiando en la universidad”. Juano Chalbaud anda muy liviano por el Impenetrable chaqueño. Dice que esa es la clave: cargar pocas cosas materiales y conservar solo lo que entra en el corazón. Cuando baja de la camioneta en la que recorrió los 60 kilómetros que separan Tres Isletas del campo donde vive Daniela, empiezan los abrazos: “¿Cómo andás Carmencita?”, “Gracias Darío por abrirnos las puertas de tu campo”, “¡Mirá qué grande está Julián!”. Así saluda a la mamá de Daniela, al patrón de la estancia donde trabaja y vive la familia Ocampo, y al hermanito menor, de 2 años. -Yo acá me siento útil, totalmente humano, totalmente vivo —resume Juano, que creció en Recoleta, estudió en la Universidad Católica Argentina, pero desde adolescente, a los 17 años, supo que su sueño era regresar al monte que había conocido en una misión solidaria con su colegio secundario. Cuando dice “acá”, Juano, que tiene 37 años y es ingeniero industrial, se refiere al monte chaqueño, a donde llegó hace 10 años para establecerse en Tres Isletas. Acá se casó con María Magdalena y tuvo a su hijo Cristóbal, de un año, al que llaman Tarzán. Acá fundó Monte Adentro y se convirtió en Juanito, ese joven alto, flaco, mimetizado con un monte que si no se lo ama puede ser agotador. Por el calor, por los mosquitos, porque en muchísimas casas no tienen agua ni luz, porque ir a la escuela suele ser una peregrinación de hasta una hora, porque falta trabajo y porque cada tanto los abruma la noticia de un nuevo desmonte, de un crimen ambiental que arrasa miles de hectáreas de bosques. -Acá me sentí con esa capacidad y sed de decir: quiero dar calor donde haga frío, quiero dar luz donde todo está oscuro, quiero sembrar donde haya tierra arrasada. Quiero estar con todas las familias, y si es posible todos los días. Quiero trabajar para que cada comunidad tenga las oportunidades de desarrollarse en su lugar de origen y en armonía con la naturaleza. Esa sed de Juano se explica en el contexto que vive el Impenetrable. Los desmontes, muchos de ellos ilegales, agravan una crisis social y productiva que afecta a los parajes rurales de esa región de Chaco: los altos niveles de pobreza combinados con la falta de empleo, de oportunidades de estudio y de apoyo a los pequeños productores provoca que muchos pobladores, principalmente jóvenes, migren hacia las ciudades, en gran medida a villas y asentamientos. Son adolescentes que en la primaria pedían desesperadamente algo de comer por la mañana, que ir a la secundaria significaba atravesar largas distancias a pie o en moto para llegar a clases; son chicas que solo veían en su futuro la posibilidad de una maternidad precoz en casas muy precarias, sin agua ni energía eléctrica; son jóvenes que ni siquiera pueden aspirar a trabajos fijos en un campo, en una maderera, en hornos de carbón o en la fabricación de ladrillos, algunas de las actividades de la región.Juano Chalbaud creció en Recoleta y hace 10 años se fue a vivir al Impenetrable, donde trabaja para que las familias rurales puedan progresar en el monte y en armonía con la naturaleza. Los desmontes son recurrentes en esa región y resultan un fenómeno que profundiza la falta de empleo en el campo. En el paraje La Peligrosa, Juano reúne a un grupo de mujeres para hablar de las posibilidades de emprender en campo
“A mí me cambió la vida”
Desde que Daniela tiene la beca que Monte Adentro les da a los chicos del secundario para que no abandonen la escuela, se llenó de sueños. Más allá de la ayuda económica de 27.000 pesos, lo que más le despertó son las ganas de ser muchas cosas: ingeniera ambiental, para “cuidar el monte” y “sembrar una huerta”; veterinaria, para “curar a los animales” que hay en el campo del patrón de su mamá. De quedarse en el campo, “el lugar más importante”, “el lugar donde soy feliz”, “el lugar donde encuentro paz”, según sus propias palabras. Carmen tiene 29 años y tuvo a Daniela de adolescente, un destino demasiado extendido en una región donde las oportunidades laborales y de independencia económica son todavía más cuesta arriba para las mujeres. Tenía apenas 14 años cuando quedó embarazada. -Juanito me cambió la vida -dice Carmen, que cursó un taller de telar que dió la fundación y ahora produce y vende pulseras y llaveros de hilo en Buenos Aires, por envío. -¿Habías trabajado alguna vez? -Nunca. Y me di cuenta ahora que trabajar me ayuda a ser feliz, a mí y a mis hijos. -¿Qué hiciste con el primer ingreso que tuviste por la venta de pulseras? -Me pagué la consulta con un cardiólogo en la ciudad de Castelli, porque me detectaron un soplo. Y me compré los medicamentos. Y le compré algunas cositas a mis hijos -se emociona. Juano tiene buena memoria. Llama a todos por su nombre, conoce las distancias que hay entre cada uno de los 30 parajes rurales donde tiene algún tipo de obra. Y puede recitar lo que él y los 34 colaboradores de la fundación llevan hecho hasta ahora: 700 niños y adolescentes recibieron una beca o clases de apoyo, 300 mujeres pasaron por talleres de oficios, 50 tienen emprendimientos productivos, 150 cisternas de agua llevan instaladas en hogares familiares, seis huertas comunitarias ya están dando frutos y 10 comunidades fueron conectadas a una red de wifi.Juano camina junto a Marilin Gonzalez, que tiene 18 años, vive en el paraje Tacuruzal y gracias a la reciente conexión a Internet puede estudiar artes visuales de manera remota. Daniela, de 15, camina por el campo en el que vive y donde se sueña trabajando como ingeniera agrónoma: “No hay otro lugar como acá”
“Un ruido apocalíptico”
“Si cuidamos a quienes viven acá, vamos a estar cuidando a todo el bosque chaqueño”, recita. Es una frase que va a repetir una y otra vez durante la entrevista Hay muchas razones para entender por qué esa idea resume el problema trascendental que busca atender: durante 2023, Chaco fue la provincia que perdió más superficie de bosques: 57.343 hectáreas, de acuerdo a un monitoreo que difundió Greenpeace y que denuncia que esa pérdida se dio en zonas protegidas por la ley nacional de bosques. Junto a Santiago del Estero, Formosa y Salta son las provincias más deforestadas del país. “El ruido de un desmonte es apocalíptico, es como si todo se estuviese rompiendo, como si estuviésemos en el medio de una guerra. Es un ruido casi inhumano, que te violenta, que no te trae ningún tipo de paz ni de tranquilidad. El ruido solo es un símbolo evidente de que esto no puede estar trayéndonos algo bueno”, grafica Juano. Noelia tiene 35 años y vive en el paraje Colonia Lalelay. El año pasado escuchó ese mismo ruido muy cerquita del campo en el que trabajan como caseros junto a su marido y sus dos hijas. “Fue a dos kilómetros de acá, por donde sale el sol. Vinieron con topadoras, tumbaron todo: algarrobos, quebrachos, garabatos y guayaibies”, recuerda. -¿Qué sentiste?
-Están locos, dije. Es muy triste. Fueron 300 hectáreas. Y es el monte el que nos da de todo. Frutos, animales. Me da mucha bronca porque después dicen: “Qué calor”, “¿por qué no llueve?”, “qué sequía”. ¿Qué quieren que pase si se pierde tanto bosque? Noelia se recibió de docente inicial en 2021, con el apoyo de Monte Adentro. Gran parte de su familia, como su hermano y sus sobrinos, migraron a Buenos Aires. Dice que los extraña. -¿Por qué se fueron?
Por trabajo. No tuvieron otra alternativa. Acá no hay. -¿Qué están haciendo en la ciudad?
Trabajan de peones y uno en una fábrica de vidrio. -¿Creés que si hubiese más oportunidades en el campo se habrían quedado?
-Sí, claro. Yo veo lo que hace Juano, los talleres, las capacitaciones, y creo que si hubiese más de eso, sería distinto. “Cuando no es por elección, la persona que emigra experimenta la tristeza de tener que dejar sus raíces”, analiza Juano y sigue: “Después llega la incertidumbre del futuro, porque se deja lo conocido y se va a un lugar donde hay un poco de ilusión, porque siempre uno vive a partir de la ilusión. Pero también está esa incertidumbre del riesgo, de que todo lo que uno aprende en el monte, todo el estilo de vida, no es valorado en un cordón urbano y se siente como un lugar hostil”. Juano también es un migrante, de la ciudad al campo. Sus padres siguen viviendo en la ciudad de Buenos Aires. Y de sus cinco hermanos, dos siguen en CABA. -¿Cómo tomaron tu decisión de vivir en el monte y para el monte?
-A ellos, al principio les costó porque les generaba incertidumbre, sobre todo a mis viejos. Cómo sería mi vida acá, cómo se desarrollaría. Y hoy son de las personas que más apoyan que se puedan generar oportunidades junto a Monte Adentro en el Impenetrable. Y son realmente un sostén en este día a día.
Carmen Ocampo (29) aprendió a hacer artesanías en un taller de Monte Adentro y ahora vende sus pulseras y collares a compradores que están en Buenos Aires. Juano conversa con una adolescente en el paraje La Medialuna, donde viven apenas 12 familias. Ya son 50 las mujeres de parajes del Impenetrable que desarrollan emprendimientos productivos gracias a los talleres que ofreció la ONG
“Nos preocupa poder cumplir nuestros sueños”
Verónica Santa Cruz, de 19 años, fue una de las adolescentes becadas por Monte Adentro. Vive en el paraje Tacuruzal y durante toda la secundaria tuvo el apoyo económico y de una tutora. “Ahora Juano me propuso que organicemos un encuentro de jóvenes de varios parajes, para que estemos juntos, conversemos. Yo creo que podemos llegar a juntar 50. Muchos se fueron ya. Creo que podemos pensar en varios proyectos”, se entusiasma. -¿Hay algo que preocupa a los chicos y chicas de tu edad?
-A todos nos preocupa no poder lograr nuestros sueños. Pensar eso de que si yo vivo en el campo no voy a llegar a ser algo. Verónica va y viene en una moto. Dos veces por semana viaja a Tres Isletas para avanzar con el curso de barbería. Sus padres están a cargo de un campo y la ayudan con los gastos. Dice que ella tiene un sueño: “Abrir la primera barbería del paraje. Yo creo que me puede ir bien. Solo en este paraje viven 25 familias. Si no se siguen yendo a la ciudad, voy a tener clientes”.
Cómo colaborar:
Monte Adentro trabaja en 30 parajes del Impenetrable chaqueño para que los niños, niñas y adolescentes tengan apoyo escolar y becas educativas y sus familias puedan acceder a talleres de oficio y de emprendimientos. Además trabaja en la mejora de la infraestructura comunitaria. Para contactarlos por WhatsApp, hay que escribirles al +54 9 11 5919-4563. Se puede colaborar con la obra mediante:
● Donaciones por única vez al Alias MONTE.ADENTRO.CHACO ● Sumarse como padrino o madrina con un aporte mensual desde su sitio web
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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