viernes, 26 de julio de 2024

KARINA, VICTORIA Y LA SELECCIÓN...POLÍTICA EXTERIOR Y ARGENTINOS AMIGUEROS


Populismo periodístico
Laura Di Marco


El problema del populismo es que es contagioso. Impregna a sectores de la oposición, del periodismo y de nuestra vida cotidiana porque no se trata solo de un sistema político sino, también, de una forma de socialización. Todos hemos sido socializados bajo ese mantra y su sistema de creencias. Como diría el italiano Loris Zanatta: la cultura populista que nos coloniza desde hace casi 80 años o más –depende desde dónde se arranque a contar– forma parte de la biografía de la nación y salpica para todos lados.
El nacionalismo berreta, de bajas calorías, es un insumo básico de la cultura populista y el fútbol su vehículo estrella. Intocable, además, en un país que es potencia futbolera y que exporta sus talentos al mundo. Para un país roto en su autoestima, la selección argentina es uno de los pocos motivos de orgullo para exhibir ante el mundo. Sus triunfos son reparatorios y compensatorios para tantas frustraciones económicas. Por eso, la fibra que toca es delicada, irracional. Casi religiosa.
Fue precisamente esa fibra la que manipularon con éxito los militares y, luego, el kirchnerismo, que elevó prácticamente a santo la polémica figura de Maradona. Ahora le toca el turno al mileísmo. Tanto, que llegó a echar a un funcionario por condenar la discriminación contenida en un canto homofóbico, racista y xenófobo. Un amplio sector del periodismo criticó a Julio Garro, el funcionario echado e, incluso, a la vicepresidenta Victoria Villarruel, que llegó a festejar los estribillos emitidos por Enzo Fernández con un tuit en el que, de paso, agredió gratuitamente a Francia. “Yo te banco, Enzo”, escribió. Lo paradójico es que el propio Enzo ya se había disculpado.
Sin embargo, muy pocos periodistas se atrevieron a criticar el contenido del mensaje y, muchos menos, a sus emisores: nuestros jugadores. Un sector más ínfimo aún se permitió avalar un pedido de disculpas de Messi, como líder de la selección –Dios no lo permita, como dirían las abuelas– o, quizá más pertinente, un comunicado de disculpas de la AFA. Al margen, la que sí podría pronunciarse críticamente sobre el contenido del “canto de cancha”, como minimizó Villarruel, es la FIFA.
¿Y por qué parte del periodismo fue tan indulgente con nuestra selección? Por pánico a la reacción de sus audiencias; por temor a navegar a contracorriente. Populismo periodístico, digámoslo así. El sesgo de confirmación mete miedo a criticar cualquier cosa que tu público ame. Nadie está exento.
De ese 57% de apoyo popular que tiene el Presidente, según las encuestas, la mayoría celebró gustosa el tuit populista de la vicepresidenta y reprobó fuerte el pedido de disculpas de Karina Milei, cuando el último jueves tuvo que acudir de urgencia al palacio Ortiz Basualdo a explicarle al embajador Romain Nadal que lo de Villarruel había sido una “iniciativa personal”. Una movida lógica: sin disculpas oficiales, el viaje de Milei a Francia para la inauguración de los Juegos Olímpicos corría peligro.
El último martes, una cordial reunión en la embajada de Francia entre el ministro Luis Caputo y empresarios de ese país pareció empezar a sanar la herida abierta por Victoria. Nota al pie: el círculo rojo quedó horrorizado con el mensaje violento de la vice, que pareció por un momento más movida por su base de votantes que por su evidente proyecto de poder a largo plazo. “Nos parecía que los imprevisibles eran los Milei, pero esta vez quedaron invertidos los roles”, comentó, sorprendido, un hombre de negocios que participó de la reunión con Caputo.
Pero lo interesante fueron las excusas para justificar lo injustificable. Una: es solo un canto de cancha. ¿Puede separarse la cancha de la vida? Los cantos de cancha son los que aprenden los chicos, cuyos padres luego se quejan o, peor aún, son víctimas de la violencia en las escuelas. Dos: no nos van a imponer criterios racistas europeos. Nosotros no somos racistas. Falso. Un reciente estudio de la UBA reveló que uno de los grupos que reciben los mayores niveles de prejuicio son los inmigrantes latinoamericanos, que viven en villas o barrios populares. Y la frutilla del postre: Messi fue destratado en Francia cuando jugaba para el PSG y también lo fueron los argentinos, de lo que se desprende que la selección francesa “merecía” el cántico. Tal vez porque usaba la pollerita demasiado corta.
Un tuitero libertario, enfurecido con Karina Milei, escribió: nosotros no nos arrodillamos y no pedimos disculpas. Traducción: para el argento populista disculparse no es sinónimo de fortaleza sino de humillación.
Claro que, si queremos ir hacia un país más serio y respetado, con reglas claras, convendría revisar lo que pensamos y por qué lo pensamos. Salir del pozo tal vez implique un completo reseteo cultural. Porque son estas creencias, y no otras, las que nos trajeron hasta aquí.

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La antidiplomacia presidencial
Patricio Carmody
La diplomacia presidencial es una poderosa herramienta de política exterior. Pero puede ser un arma de doble filo si se convierte en antidiplomacia presidencial, es decir, si los mandatarios actúan en forma descortés, altiva e impulsiva. Aunque esta conducta es parte del ejercicio diplomático, su uso frecuente no es aconsejable, dadas las reacciones que genera en otras naciones –a las que no se controla–, y por cuestiones de prestigio internacional. Pero a veces su uso puede tener consecuencias provechosas, o servir para señalar situaciones contrarias al interés nacional.
Quien se destacó por su antidiplomacia presidencial fue Néstor Kirchner. Él tenía en mente un modelo productivo con componentes aislacionistas y autárquicos, contrario al modelo internacionalista de los 90. En este contexto de autosuficiencia, su estilo sería particularmente duro. Estaba
acostumbrado en Santa Cruz a tratar enérgicamente con el gobierno nacional y con las compañías petroleras, en negociaciones de “suma cero”. Trasladaría este estilo a lo internacional y siendo poco efecto a la cortesía, sorprendería a diplomáticos y cancillerías extranjeras. Ejemplos notables fueron el maltrato al presidente George W. Bush en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata en 2005, el dejar esperando al presidente Putin en un aeropuerto durante horas, y el no recibir o dejar esperando a embajadores extranjeros.
La Argentina no tiene el monopolio de la antidiplomacia presidencial. Un caso memorable fue la crítica de Donald Trump en 2018 en la OTAN contra Alemania, que señaló una situación contraria al interés de EE.UU. Ante la construcción del gasoducto Nordstream 2, que llevaría gas de Rusia a Alemania, Trump afirmó: “Alecanas, mania está totalmente controlada por Rusia”, ya que 70% de su energía vendría de Rusia, con Berlín transfiriendo billones de dólares a Moscú. Mientras tanto EE.UU. gastaba billones de dólares en proteger a Alemania –de Rusia–, siendo el gasto militar alemán solo el 1% de su PBI . “Esto no debería haber pasado”, bramó Trump.
Otro ejemplo de antidiplomacia presidencial fue el de la presidenta italiana Meloni contra Francia por temas inmigratorios. A fines de 2022, París criticó que Italia no dejara bajar a 237 inmigrantes africanos del barco francés Ocean Viking, y descontinuó un acuerdo donde aceptaba 3500 inmigrantes africanos provenientes de Italia. Meloni reaccionó diciendo que Italia no podía ser el único país que recibiera inmigrantes africanos en Europa y que debía haber una acción europea común. Y criticó fuertemente a Francia, acusándola de explotar a varias naciones africambio.
causando un consecuente flujo de inmigrantes hacia Europa. Para luego afirmar: “El problema no es liberar la entrada de africanos a Europa, sino liberar a África de algunos europeos”.
Ha habido casos de antidiplomacia presidencial con consecuencias solo negativas, fruto de la imprudencia o de la inexperiencia. Ejemplo de imprudencia fueron los ataques personales del presidente brasileño Bolsonaro al presidente francés Macron y su esposa, dañándose la relación bilateral. Ejemplo de inexperiencia es el que relata el destacado diplomático peruano Alfredo Ramos Suero, cuando el presidente Alan García invitó a su admirado expresidente venezolano Carlos Andrés Pérez a su ceremonia de asunción en 1985. Esto hizo que el presidente venezolano en ejercicio Jaime Lusinchi se indignara y no fuera a Lima, provocándose así un innecesario enfriamiento mutuo.

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Argentinos, amigueros
Como todos los años, el 20 de julio celebramos el Día del Amigo. La fecha corresponde al día en que el astronauta Buzz Aldrin pisó la Luna, allá por 1969, una de las hazañas más importantes del siglo pasado, fruto de la cooperación entre las personas. Sin internet, convencido de que la llegada del hombre a la Luna era el argumento perfecto para convencer sobre el valor de celebrar la amistad, el argentino Enrique Febbraro recurrió a sus vínculos rotarios para enviar mil postales a personalidades de cien países que se hicieron eco de su iniciativa. La cruzada fue un éxito y, en 1979, la provincia de Buenos Aires decretó que el 20 de julio se celebraría el Día Internacional del Amigo.
Las redes sociales estallan cargadas de saludos, de mensajes, de confesiones y agradecimientos capaces de emocionarnos ante los sentimientos propios y ajenos. Encontrarse y festejar es una sana costumbre, hoy adaptada a la crisis en la que nos vemos inmersos y que ha visto acotados los gastos y las salidas.
relevamiento reciente entre unos mil habitantes mayores de 16 años confirma que los amigos son “muy” o “bastante” importantes en nuestra vida. La consultora Voices! aportó datos interesantes. Por ejemplo, que la amistad brinda un apoyo emocional destacado que muchas veces puede también volverse económico: un tercio de los argentinos donó dinero a amigos o allegados que lo necesitaron. En tiempos de crisis económica, la solidaridad se expresa también de esta forma.
Hay temas que desafían al mejor de los vínculos. Se supone que la política podría ser uno, con tanto amigo perdido en alguna acalorada discusión sin retorno. Efectivamente, el estudio revela que casi una de cada dos personas, 49,5%, se siente incómoda al hablar de política con amigos. Mientras que un 47% se resiste a conversar sobre su economía personal.
Creer que con un amigo uno puede hablar de cualquier cosa es un preconcepto que no aplica al universo en su conjunto. Al 37% no le gusta compartir sus “miedos personales”, un 31% se resiste a hablar de cuestiones ligadas a la apariencia física, un 21% a la salud física y un 29% a la sexualidad. En tiempos de longevidades, la edad ha dejado de ser un tabú y solo unos pocos se resisten a su abordaje entre amigos.
Cierto es también que con los años se construye una mayor comodidad en los vínculos, aumentando la confianza y, con ella, reduciendo las barreras de etapas más tempranas. Tal el caso de las finanzas personales. En el segmento de 16 a 29 años un 58% expresó su incomodidad para abordar estas cuestiones con amigos, mientras que entre los mayores de 50, la incomodidad se redujo al 40%.
Más allá de cualquier estudio, la experiencia indica que junto con solidaridad y el concepto de familia, la amistad es una de las cualidades más valoradas aquí. Los extranjeros encuentran en la calidez de nuestros cafés compartidos, en la gestualidad cargada de afecto y en el tiempo dedicado a la charla un valor agregado que nos distingue y que disfrutan.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA


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