lunes, 18 de noviembre de 2024

ARTE POVERA Y LA BOTICA DEL ÁNGEL CON FACHADA DE IGLESIA


EL BOOM DEL ARTE POBRE QUE GUSTA A LOS RICOS
VUELVE EL ARTE POVERA, QUE ALCANZA RÉCORDS EN EL MERCADO Y CONQUISTA
LOS GRANDES MUSEOS DEL MUNDO
— texto de Álex Vicente / El País —
“Venus de los trapos” La obra del artista italiano Michelangelo Pistoletto simboliza el contraste entre el Renacimiento y la sociedad de consumo
El arte povera quedará inscrito en la historia como uno de los episodios más insólitos del arte del siglo XX. El movimiento, integrado por artistas como Michelangelo Pistoletto, Giuseppe Penone, Giovanni Anselmo y Jannis Kounellis, se rebeló contra el sistema de producción y consumo capitalista en un contexto de rápida industrialización en la Italia de los años sesenta, en un país en ruinas que buscaba un nuevo norte. Todos ellos utilizaron materiales efímeros y modestos, como cartón, madera, cemento, neones, ropa vieja, lonas de plástico y hojas de periódico, y se distanciaron de las normas del mercado del arte a la vez que se distanciaban de las tendencias dominantes, como el expresionismo abstracto, el arte pop o el minimalismo incipiente.
El resultado fue un conjunto de obras de arte modestas y eclécticas. Lo demuestra la vasta y extraña mezcla de 250 obras que forman parte de la exposición dedicada al arte povera en la Bolsa de Comercio de París, sede de la fundación del mecenas y millonario François Pinault. [...]
Una instalación de Pistoletto combina una Venus desnuda con un montón de trapos, como si quisiera simbolizar el choque entre la rica herencia artística del Renacimiento y el despilfarro de la sociedad de consumo. En el exterior, un árbol da piedras como frutos, una idea del mítico Penone, mientras una escultura de hielo se derrite con el paso de las horas. “Quisimos hacer algo que antes no existía”, afirmaba el artista Gilberto Zorio, de 80 años, durante la inauguración, junto a una obra participativa que usa micrófonos para replicar las voces de los visitantes con un eco resonante. La exposición relata la historia de un grupo de vanguardia que nunca se percibió a sí mismo como tal. “No fue un movimiento como el surrealismo o el cubismo, porque no tuvo manifiesto ni líderes. Fue más bien una corriente o una constelación”, afirma la comisaria de la exposición, Carolyn Christov-Bakargiev, historiadora del arte ítalo-estadounidense conocida por haber orquestado la Documenta de 2012.
La expresión arte povera,o “arte pobre”, surgió de la mente del crítico Germano Celant, que en 1967 acudió a ver la muestra fundacional del grupo en Génova, seguida de otra en Amalfi unos meses después. “Lo insignificante comienza a existir, se impone”, definió Celant al descubrir las obras de estos provocadores artistas treintañeros. Sus primeras obras, de espíritu sencillo pero provocador, se caracterizaban por el uso de materiales impropios del arte en mayúsculas, aunque sus responsables también utilizaron otros más nobles, como el bronce, el mármol, el cristal de Murano o incluso el oro. El arte povera es más “una actitud o una intención que un estilo”, afirma Christov-Bakargiev. Sus obras, consideradas precursoras de la instalación artística, buscaban transformar el espacio y alterar el ambiente. “La obra se convierte en una escena teatral donde se refleja la energía de la vida y la realidad”, añade la comisaria.
La muestra vincula el movimiento a la altissima povertà (o suprema pobreza) teorizada por San Francisco de Asís, que abogó por una renuncia a los bienes materiales y una existencia entregada a la vida espiritual y a la comunión con la naturaleza. Lo curioso es que este homenaje a una corriente austera y contestataria tenga lugar en la fundación privada de Pinault, el tercer hombre más rico de Francia, que cuenta con 150 obras de arte povera en su colección, de las que ha cedido 50 para esta exposición.
No es el único que se ha interesado por esta corriente. La Fundación Prada de Milán, presidida por otra gran coleccionista europea como Miuccia Prada, expuso hasta hace poco las obras de Pino Pascali, otro gran nombre inscrito en el movimiento, y hace unos años hizo lo mismo con las de Kounellis. El Guggenheim de Bilbao inauguró a principios de año una muestra dedicada a Giovanni Anselmo, fallecido poco antes, mientras que la sede neoyorquina del museo ha incluido varias obras inscritas en el arte povera en la nueva presentación de su colección, que se puede visitar hasta el mes de enero. A mediados de octubre, la feria Art Basel Paris incluyó numerosas obras de los artistas asociados al arte povera mientras que, en Londres, la casa de subastas Christie’s adjudicaba un cuadro de Alighiero Boetti por tres millones de euros. En 2022, el artista italiano ya rozó los nueve millones en otra venta. Aun así, el récord mundial lo tiene uno de los llamados ácromos, o telas desprovistas de color, del milanés Piero Manzoni, pionero de la corriente, por el que en 2014 se pagaron 20 millones.
Con el tiempo, las obras de arte povera se han convertido en objetos de lujo. En los noventa, Gianni Agnelli, patriarca turinés de la Fiat, ya compró muestras de un movimiento radical que se suponía que denostaba la acción de hombres como él en el mundo. ¿Cómo se explica que el arte pobre esté jaleado hoy por los hombres y las mujeres más ricos del mundo? “En su tiempo, los Papas de Roma compraron obras de Caravaggio. El poder rara vez compra un arte que se dedique a celebrarlo”, responde ChristovBakargiev, que recuerda que sus primeros coleccionistas fueron los cargos medios de la industria italiana o alemana.
En el fondo, su carácter crítico con los excesos capitalistas pudo seducir, en su momento, a industriales con cierta mala conciencia. Fueran conscientes de ello o no, apoyar este movimiento les permitía reformar su imagen, como si quemaran sus riquezas en la hoguera de las vanidades. La conexión con lo modesto y lo material les recordaba de dónde venían, de familias humildes y campesinas, orígenes de los que se habían distanciado al erigir su fortuna. En los sesenta, Pinault fundó la empresa PPR, precursora del actual grupo Kering, que se enriqueció comerciando con madera. Es el material más común en la muestra que ahora presenta en su fundación.


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Tesoros detrás de la fachada de una iglesia, homenaje a la cultura argentina
La Botica del Ángel, de Bergara Leumann, sorprende en el barrio de Montserrat con 40 ambientes escenográficos y la memoria de una 9 de julio perdida
María Eugenia Mastropablo
En La Botica del Ángel todo está colocado con un sentido estético y dando un mensaje concreto
Cuadros en el baño, dibujos en la cocina y esculturas adentro de los placares. Estos son algunos de los insólitos lugares en los que se encuentran obras de arte en La Botica del Ángel, el museo escenográfico de la Universidad del Salvador que funciona en la casa donde vivió Eduardo Bergara Leumann hasta el día de su muerte.
“No se trata de una mera acumulación de objetos, todo está colocado con un sentido estético y dando un mensaje concreto”, advierte José Luis Larrauri, quien fue ayudante del artista y hoy brinda las visitas guiadas en la institución, en el barrio de Montserrat.
A lo largo de su vida, Bergara Leumann se animó a incursionar en distintas profesiones. Fue conductor de televisión, sastre, vestuarista, actor, dibujante y se convirtió en un gran coleccionista de arte y de objetos históricos. Además, se consagró entre sus conocidos como un “armonizador de las artes” por su capacidad para reunir en un mismo lugar (su casa) a artistas de distintas disciplinas.
Bergara Leumann siempre reconoció y potenció el trabajo de artistas argentinos
Nacido en 1932, sintió curiosidad desde muy joven por el mundo artístico. A sus once años, inició su formación con orientación a las artes plásticas y, a los 17, siguió con sus estudios de teatro. Destacando su talento, Larrauri rememora: “Su abuelo era inspector de réditos, que hoy sería algo similar a lo que hace la exAfip. Gracias a él, cuando era chico, Bergara Leumann conoció a algunos artistas que iban a su casa para que les arreglara los números. Un día, (el escritor y poeta) Rafael Squirru le preguntó por un dibujito de una rosa. Su abuelo le contó que lo había hecho su nieto y el escritor se lo pidió. Cuando armó su editorial, usó esa rosa como logo”.
Entre 1952 y 1963, Bergara Leumann ganó notoriedad como actor, escenógrafo y vestuarista, destacándose en obras como La cueva de Alí Babá y Ensayo final. “Incursionó un poco en la actuación, pero después se sintió más cómodo con el vestuario. Más tarde se metió de lleno en producción y conducción. Podríamos decir que era un artista integral”, cuenta el guía.
Con una superficie de 1500 metros cuadrados, La Botica del Ángel está ubicada en el barrio de Montserrat (Luis Sáenz Peña 541) y cuenta con cuarenta ambientes escenográficos para recorrer y más de dos mil obras de arte en exhibición, como las de Raúl Soldi, Juan Carlos Castagnino, Carlos Alonso, Luis Felipe Noé, Rogelio Polesello y Guillermo Roux.
Un edificio con una fachada que alguna vez fue una iglesia
Dentro del museo también conviven distintos objetos históricos, como un tintero que perteneció a Federico García Lorca; cartas escritas por Victoria Ocampo y manuscritos redactados por Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato. También hay dibujos de Landrú y trajes intervenidos por Antonio Berni. La Botica del Ángel también es considerada el primer café concert de la Ciudad de Buenos Aires y por su escenario pasaron figuras como Susana Rinaldi, Valeria Lynch, Leonardo Favio, Haydeé Padilla y Pepe Cibrián.
“La Botica es un homenaje a los pintores, los escritores, el cine, la televisión, la cocina, el folclore y el tango. Cada sector está musicalizado según los temas que se van abordando. Bergara Leumann pensaba que la Argentina estaba un poco floja de memoria y fue por eso que quiso dejar este museo”, señala Larrauri.
Si bien a primera vista podría parecer que la curaduría es un poco “desordenada”, nada en este museo fue colocado al azar. Cada centímetro fue pensado y diseñado por el propio Bergara Leumann y, de hecho, una de sus condiciones para legar la propiedad a la Universidad del Salvador fue que no se hicieran cambios en la forma de exponer las obras.
La Botica del Ángel no solo permite conocer un poco más sobre la historia del arte nacional, sino que también invita a echar un vistazo sobre la arquitectura de antaño que, día a día, pareciera quedar en el olvido. Actualmente, incorporadas a este museo, hay mamposterías, rejas, balcones y angelitos de yeso que pertenecieron a antiguas casas del barrio. “Bergara Leumann fue comprándolos en las demoliciones que se produjeron cuando construyeron la Avenida 9 de Julio. Fue impresionante porque se tiraron abajo cuatro manzanas y había unas casas espectaculares. El museo está armado escenográficamente también al nivel de la arquitectura”, detalla.
Antes de estar en la calle Luis Sáenz Peña se encontraba en Lima 670, y fue allí donde Bergara Leumann estableció su primera sastrería teatral. “Él venía trabajando desde hacía un tiempo como vestuarista en el teatro San Martín y en Canal 13, por lo que quiso aprovechar la oportunidad de abrir su propio emprendimiento”.
El artista compró esta casa y le pidió a un carpintero que hiciera una tarima para que, cuando las actrices fueran a hacerse sus trajes, las modistas no tuvieran que trabajar en el suelo. “El carpintero se equivocó e hizo la tarima a lo largo de toda la pared. El día de la inauguración llegó Lola Membrives y le dijo: ‘¡Esto no es una tarima es un escenario!’ Entonces, subió y recitó Lola se va a los puertos. Después se sumó Miguel de Molina, que cantó una canción, e Irma Córdoba se animó a hacer una imitación. Así, sin querer, la sastrería se convirtió en el primer café concert”, recuerda Larrauri.
El museo se mantiene fiel a la concepción original de Bergara
Esta casa, al igual que la actual Botica del Ángel, también se llenó de pinturas de grandes artistas que eran amigos de Bergara Leumann. Lamentablemente, debido a la construcción de la Avenida 9 de Julio, también fue demolida y las obras se perdieron porque habían sido realizadas directamente sobre las paredes. Algunos de los artistas que participaron en esta primera experiencia fueron Soldi, Berni, Castagnino y Josefina Rovirosa.
“Al enterarse de la noticia, Bergara Leumann salió a buscar alguna otra propiedad que estuviera en el barrio. Así encontró la de Luis Sáenz Peña 541, la compró en 1966 y la reformó. Su café concert funcionó allí hasta 1973″. Ese año, el artista anticipó que venían “tiempos violentos” y que no “iba a poder trabajar con la misma libertad con la que siempre lo había hecho”.
A partir de ese momento, decidió cerrar la nueva Botica del Ángel, vendió todo lo que tenía y se fue a trabajar al exterior. Estuvo durante un tiempo en los Estados Unidos, donde realizó presentaciones de sus dibujos, y luego viajó a Europa, donde trabajó en la industria del cine con personalidades de la talla de Federico Fellini (Casanova), Tinto Brass (Calígula) y Andy Warhol (Contrastes en Estados Unidos).
Ana Luciano Divis, Tania, la gallega del tango, junto a Eduardo Bergara Leumann en "La Botica del tango".
A comienzos de los 80, regresó al país y, desde ese momento, se dedicó al mundo de la televisión. “Desde el 82 hasta el 88 hace el programa La Botica del tango. Luego siguió con otros ciclos, como La noche de Bergara, La cocina de Bergara Leumann, La Botica del Ángel y su último programa, que se realizó en Canal 7, que fue La noche con amigos”.
En 1997 compró nuevamente la casa de Luis Sáenz Peña y tomó una decisión que lo dejará en la historia: armar el museo que hoy podemos visitar. “Él decía que ‘solo muere lo que no se recuerda’. Entonces, hizo en este lugar un homenaje a la cultura argentina con sus artistas y los engarzó en cuarenta ambientes escenográficos”. Tras su fallecimiento, en 2008, el museo pasó a manos de la Universidad del Salvador y en el testamento quedó establecido que tanto Larrauri como Yolanda Acuña, sus dos asistentes de toda la vida, permanecieran al mando de la institución.
Recorrer La Botica del Ángel implica perderse entre pasillos, escaleras y recovecos llenos de piezas de arte. Una de las zonas más vistosas lleva el nombre de “Patio Francia”: allí fue colocada la fachada de una casa que se tiró abajo durante la construcción de la Avenida 9 de Julio. Dando unos pasos más se encuentra una bella mampostería de estilo art nouveau que perteneció a una panadería de 1910, en la que puede leerse: “Todo se olvida con champagne”.
La fachada de la Botica perteneció a la Iglesia Nuestra Señora de la Salud de los Padres Asuncionistas, que funcionó allí hasta 1927, lo que aporta aún más condimentos para conocer nuestro patrimonio. “Bergara Leumann compró la propiedad y la fue reformando. En la parte de atrás había un galpón donde se tostaba café. Ese espacio lo convirtió en un teatro isabelino y fue ahí donde realizó sus cafés concert hasta principios de la década del setenta”.
En el recorrido hay un homenaje a los bares tradicionales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como el Café Tortoni, el Bárbaro, La Biela y Los 36 billares. Otro de los puntos más pintorescos es la cocina, en la que se realiza un reconocimiento a Doña Petrona, pionera de la gastronomía en la televisión. En este espacio hay algunos dibujos realizados por Bergara Leumann, sumado a obras de Rómulo Macció y Polesello.
Aunque no exista una necesidad real, se hace ineludible visitar los baños de la casa ya que sus azulejos fueron diseñados por Raúl Soldi. Además, uno de los sanitarios, tiene un condimento extra: “Hay un baño que es muy especial y se llama ‘Shakespeare’. Para ese lugar, Bergara Leumann trajo azulejos de Londres con la cara del escritor inglés y escenas de su obra. Es el único baño que no se usa por una cuestión de respeto ya que los mingitorios también tienen la cara de Shakespeare (risas)”.
En el pasillo del Instituto Di Tella hay obras de Luis Felipe Noé, Jorge de la Vega y Marta Minujín. Al ser contemporáneos, siempre hubo un vínculo muy cercano entre esta institución y La Botica del Ángel. “Bergara Leumann era muy amigo de todos los artistas porque, durante los sesenta, se había creado un gran movimiento cultural. Se decía que en el norte de la Ciudad estaba el Di Tella y en el sur, La Botica. Cada uno con sus diferencias, porque la primera era una casa de formación y aquí, en la residencia de Leumann, se daba algo más práctico: venían, actuaban o cantaban. Eran dos lugares de mucha creación, los happenings del Di Tella por un lado, y los eventos de La Botica por el otro”.
Este crecimiento en común también tuvo problemas similares durante el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía. “Hay una coincidencia y es que ambas instituciones fueron clausuradas casi al mismo tiempo”, recuerda Larrauri. Lo que sucedió en La Botica del Ángel fue que, en 1967, María Emilia Green Urien, la esposa de Onganía, fue a ver un espectáculo. Al entrar se topó con una escultura de Antonio Berni que no le gustó para nada. Se trataba de la figura de Ramona Montiel, uno de los personajes creados por el artista que representa la ‘prostitución social’. Además, Berni le había agregado algunos frasquitos que simbolizaban ‘los abortos sociales’. A partir de ese día, La Botica estuvo clausurada por tres meses”, explica el guía.
Por su parte, el Instituto Di Tella fue clausurado en 1968 luego de la inauguración de Baños, una obra de Roberto Plate. “Él había montado un baño escenográfico donde la gente entraba y podía escribir aquello que, en ese momento, no se atrevía a decir. Muchos de esos mensajes dejaron en evidencia el descontento que existía con respecto a Onganía. Luego de ese hecho, la familia Di Tella no quedó muy conforme y, poco después, cerraron definitivamente”, resume.
Con una gran historia a cuestas, que incluye tanto la de Bergara Leumann como la del arte nacional en todas sus disciplinas, La Botica del Ángel se ha convertido en una de las visitas favoritas de los turistas y en un sitio al que los locales quieren volver porque siempre descubrirán algún detalle que habían pasado por alto.
“La gente se va maravillada porque, en dos horas, se lleva una idea súper completa de la cultura nacional. Acá encuentran todos los géneros: artistas plásticos, músicos, escritores, actores. También está el tema del tango y del folclore. Realmente es una linda visita”, invita Larrauri.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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