La primera dama que rompió el molde: luchó contra los nazis, tuvo agenda propia y despidió a su marido junto a la amante
Danielle Mitterrand
Hoy, 29 de octubre, Danielle Mitterrand hubiese cumplido 100 años
Claudia Dubkin
“No soy una mujer florero”, avisó el día que su marido asumió como presidente de Francia y ella estrenaba su detestado rol de “primera dama”. Danielle Miterrand avisó y cumplió, porque si había algo que no era, claramente no era una mujer florero. Nacida hace exactamente 100 años, fue una mujer que se salió del molde. Luchó en la Resistencia contra los nazis, fue toda su vida contestataria, cabeza dura, tercermundista y defensora de causas humanitarias. Durante la presidencia de François Mitterrand ejerció una suerte de diplomacia paralela (a veces hasta opuesta a la de su marido), tenía una agenda propia y detestaba la pompa y el glamour del Palacio del Elíseo. No sólo eso sino que escandalizó a la Francia conservadora de los 60 con su matrimonio abierto: Mitterrand tuvo una familia paralela durante años y ella también tuvo lo suyo. En el funeral del presidente, apareció a la vista de todo el mundo junto a la amante de Mitterrand y ambas presentaron públicamente a su hija ilegítima. Nada de mujer florero para Danielle.
Francois Mitterrand y su mujer, Danielle, durante el concierto anual en la Ecole de la Legion d'Honneur En Saint Denis, cerca de Paris. La imagen fue tomada el 28 de marzo, en 1995.
Amor en la Resistencia
Danielle Émilienne Isabelle Gouze nació el 29 de octubre de 1924 en Verdún, Francia, hija de Antoine Gouze y Renée Flachot, maestros socialistas que durante la Segunda Guerra Mundial protegieron a víctimas de la persecución de la Gestapo. Su padre, que era director de una escuela en Villefranche-sur-Saône, fue destituido por el gobierno colaboracionista nazi de Vichy, por negarse a denunciar a sus alumnos judíos. Toda la familia se refugió entonces en una casa que tenían en Cluny, donde sus padres siguieron dando clases particulares. “Yo tenía 16 años y tuve que romper con la vida despreocupada y medir mi capacidad de rebelión ante la injusticia que padecían esos niños y la que sufrió mi padre”, escribió Danielle en una nota en Le Monde en 1986.
No había cumplido los 17 cuando comenzó a militar en la Resistencia como enfermera y participó de otras acciones junto a sus padres, quienes alojaron a miembros de la lucha clandestina en la casa de Cluny. Danielle será una de las muchachas más jóvenes en ser condecorada por su labor en la Resistencia.
El candidato Francois Mitterrand,, junto a su esposa Danielle, vota en las elecciones presidenciales de 1965. Mitterrand se convertiría en presidente de Francia entre 1981 y1995.
En una tarde de abril de 1944 conoció al “capitán Morland”, nombre de guerra de François Mitterrand, quien también combatía contra los nazis y era buscado por la Gestapo. “Tengo un novio para vos”, le había avisado su hermana Madeleine y los presentó en una brasserie de París. Él era un joven brillante y muy seductor; ella era, según le escribió François a un amigo, “una muchacha menuda, hermosa y con unos admirables ojos de gata que permanecen fijos en un más allá cuyos límites y accidentes ignoro”.
Se casaron el 28 de octubre de 1944 en el ayuntamiento del VI distrito de París y luego en la iglesia de Saint-Séverin. Cuando estaban a punto de cortar la torta de bodas, él le avisó que se tenía que ir volando a una reunión política del Movimiento de Detenidos y Deportados. Danielle recuerda la escena en su libro de memorias, En toutes libertés: “El día de mí boda, colgada del brazo de François, estaba segura de ocupar todos sus pensamientos. Cuando finalizaba el banquete, rodeada de toda su familia, sus hermanos y hermanas, de la mía y de nuestros amigos, descubro a mi primera y principal rival: la política. Aún no habíamos cortado el pastel de bodas y ya veo impaciente a François, que le pide la hora a su vecina y me susurra al oído: ‘Tengo que irme, me esperan en Matignon los responsables del movimiento de prisioneros’. Le dije ‘¿justo hoy, el día de nuestro casamiento...? Bueno, voy contigo’”.
Y se fueron juntos. Ella, ya convertida en Danielle Mitterand, con 20 años y su vestido de novia puesto, pasó su noche de bodas en un salón apestado de humo de cigarrillo, rodeada de militantes políticos. Y así sería toda su vida.
1980. El presidente François Mitterrand posa para el artista Daniel Druet. Danielle, como siempre, a su lado.
Una mujer libre
Su primer hijo, Gilbert, nació en 1949, y tres años después nació Jean Christophe. Danielle tenía 24 años y François, también muy joven, ya había sido diputado y ministro.
En 1981, cuando François Mitterrand fue elegido presidente de Francia, Danielle se convirtió en “primera dama”, un título que odiaba y que la llevó a declarar ese asunto de la mujer florero y a rehuir hasta donde fuera posible la pompa, los lujos y el glamour de la alta costura inherentes a su puesto. Esto fue así durante los catorce años que duró el mandato presidencial.
François y Danielle firmaron una especie de pacto, según el cual él se dedicaría a la política real y ella seguiría defendiendo las mismas causas por las que luchó toda la vida, algunas muy poco “correctas” para el Elíseo, como la causa cubana o la tibetana. En cuanto al glamour de la alta costura, y en oposición a sus predecesoras en el cargo de primera dama, a Danielle Mitterrand se la recuerda con una imagen austera, muchas veces con un clásico suéter negro con cuello alto, o combinado con algún colorado, y siempre llevando un sencillo colgante de oro con un árbol con ramas de roble y olivo.
Francois Mitterrand y la reina de Inglaterra Isabel II inauguran el Eurotúnel en Calais, Francia, el 6 de mayo de 1994
Se autoproclamaba una “mujer libre” y fue una verdadera pesadilla para los servicios de política exterior francesa. De hecho, los criticaba sin ningún pudor igual que a las políticas de inmigración del Gobierno. François se irritaba con ella con frecuencia pero nunca la desautorizó públicamente.
En 1986, Danielle Mitterrand creó la fundación France-Libertés, desde la que trabajó a favor de los derechos humanos y el respeto de la libertad, participó activamente en distintos foros tercermundistas y apoyó las luchas de cubanos y zapatistas, y de los pueblos kurdo y tibetano, entre otros. En 1992 fue víctima de un atentado con un coche bomba en el Kurdistán iraquí que mató a siete integrantes de su comitiva y del que se salvó de milagro. Luego declaró: “Continuaré con mi acción hasta la muerte”.
Danielle fue además autora de varios libros, algunos verdaderos bestseller, entre ellos el ya mencionado En toutes libertés (1996) y Le livre de ma mémoire (2007).
Danielle Mitterrand y su biografía, "Una vida de Resistencia"
Matrimonio abierto
Esa libertad con la que Danielle vivió su vida terminó instalándose también en su matrimonio. Después de haber tenido incontables amoríos, el presidente francés fijó una nueva rutina que se mantuvo durante más de 30 años: todos los días almorzaba con su esposa pero dormía con su amante: Anne Pingeot. François y Danielle Mitterrand establecieron así un matrimonio “abierto”, más que escandaloso para la Francia conservadora de los años 60.
Un tiempo antes, cuando se dio cuenta de que las conquistas amorosas de su esposo crecían al mismo tiempo que su poder, Danielle le habló de divorcio pero él se negó. Le propuso, en cambio, que cada uno hiciera su vida pero que se preservaran públicamente como pareja. Ella aceptó: “Me enteré de que mi marido brilla como seductor de jovencitas –cuenta en En toutes libertés-. Molesta, aunque no me afecta especialmente… Nuestra vida en común ha tomado otro sentido, sólidamente anclada en la familia. Cuando uno se siente profundamente unido al otro y desea permanecer juntos, vivir amores separados no es inconcebible”.
Mitterrand y su hija Mazarine en Paris Match. "Termina de desayunar con su hija, que no esconde más", dice la revista
Para la época en que Anne Pingeot se establece como amante oficial, la pareja abierta ya era un hecho más que consumado. Para Danielle fue todo más difícil, aunque en un momento también tuvo un amor: Jean, un profesor de gimnasia que la visitó durante un tiempo regularmente en su casa.
El romance clandestino de François Mitterrand fue un secreto a voces hasta que un día todo se destapó. Cuando murió el presidente, el 8 de enero de 1996, la prensa publicó oficialmente la noticia: él no sólo había tenido una amante desde hacía décadas, Anne Pingeot, sino que tenía también una hija ilegítima de más de veinte años, Mazarine Pingeot Mitterrand.
Danielle se lo tomó con calma: “Su nacimiento no fue ni un descubrimiento ni un drama para mí; lo asumí”, declaró alguna vez. Es más, fue ella quien llamó a Anne y Mazarine para invitarlas al funeral de Mitterrand, se mantuvo junto a ellas en la ceremonia y acogió a Mazarine entre sus dos hijos. La sociedad francesa asistía estupefacta, pero aplaudió la actitud y entereza de Danielle.
11 de enero de 1996. La familia del ex presidente Francois Mitterrand formada detrás del féretro, durante el funeral. De izquierda a derecha: sus nietas Justine y Pascale; su esposa Danielle; su hijo Jean-Christophe; su hija Mazarine; la madre de Nazarine (y amante "oficial" del ex presidente) , Anne Pingeot; y el hijo Gilbert.
Nada banal ni mediocre
Danielle Mitterrand no paró nunca de trabajar, ni siquiera cuando ya estaba enferma y cerca del final. Decía que trabajar la mantenía despierta: “A partir de cierta edad uno se duerme. Y yo no tengo ganas de morirme de a poco”. Finalmente murió en París en la madrugada del 22 de noviembre de 2011, a los 87 años. Fue enterrada junto a sus padres, en Cluny.
Los últimos años vivió en una casa hipotecada, rodeada de sus libros y con un tucán en la cocina. Poco después de la muerte de su marido se le empezó a acabar el dinero y decidió vender muchos de los regalos presidenciales, algunos muebles y libros. Tenía que pagar deudas y el proceso judicial de su hijo Jean Christophe por tráfico de armas. Vendió todo sin que se le moviera un pelo.
Octubre de 1997. Danielle Miterrand fue una convencida defensora de las causas "latinoamericanistas": en la foto, caminando junto al padre Francisco, cura de La Higuera, el pueblo donde fue capturado y asesinado el Che Guevara.
Cerca del final, ya con una insuficiencia respiratoria, estaba más en el hospital que en su oficina, pero seguía armando reuniones alrededor de su cama con el Consejo de Administración de su fundación. Un mes antes de morir participó de la fiesta por el 25 aniversario de France Libertés. Sus colaboradores la notaron cansada pero brillante e inteligente como siempre, con esa tranquilidad de espíritu de los que han hecho toda su vida lo que les dictó el corazón y la pasión por las ideas. “Nunca me aburrí de compartir la vida de François, ni en la alegría ni en el dolor -escribió-. Nada banal ni mediocre, no me arrepiento de nada”.
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Jarabe de heroína y pastillas de cocaína. Cuando las drogas duras eran medicamentos de venta libre en la Argentina
El jarabe de heroína se promocionaba como un medicamento para tratar la tos, los problemas en los bronquios y el catarro, en adultos y también niñosLas Drogas Info
A fines del siglo XIX y principios del XX, dos sustancias que hoy están prohibidas, la cocaína y la heroína, se vendían sin restricciones para aliviar problemas digestivos, dolor de muelas, la tos y las afecciones de la garganta
Germán Wille
Afinales del siglo XIX y comienzos del XX, la cantidad de avisos de medicamentos de venta libre que había en las distintas publicaciones periodísticas era abrumadora. Desde el mal funcionamiento del corazón hasta la calvicie, para todo había una píldora, una pastilla, un jarabe o una loción. Pero al hacer el repaso de esos remedios antiguos llama la atención la presencia de dos drogas duras que actualmente son absolutamente ilegales: la cocaína y la heroína. Sí. Hubo un tiempo en que ambas sustancias no solo no estaban prohibidas, sino que incluso se promocionaban como beneficiosas para la salud.
Para la digestión, la ronquera y el dolor de dientes
“Una cucharada, inmediatamente después de tomar alimento, de nuestro preparado, constituye el remedio por excelencia para combatir: gastralgias, vómitos, dispepsias, convalecencias lentas, enfermedades debilitantes”, decía el aviso de un tónico denominado Pepto-Cocaina Gibson en una de las páginas de la revista Caras y Caretas de comienzos de siglo.
La venta de cocaína se restringió en la Argentina en 1919, con un decreto de Hipólito YrigoyenGza. José Díaz Diez @fotos.antiguas.ba
Las pastillas de Clorato y Cocaína se vendían para terminar con las irritaciones de garganta, boca y para tratar la ronqueraGza. José Díaz Diez @fotos.antiguas.ba
La venta de ese producto era libre y se elaboraba en la farmacia y droguería de Diego Gibson, cuya casa central se encontraba en el 192 de la calle Defensa. Junto con el producto se podía adquirir un vaso de vidrio con el nombre de la droga y de la farmacia en relieve, más la silueta de un animal, posiblemente una llama, que era el logo de esa famosa botica porteña.
El aviso de la Pepto Cocaína estaba ilustrado con la imagen de un señor mayor, vestido formalmente y con cara de estar atravesando un mal momento, quizás por algún malestar estomacal. Ese era tan solo uno de tantos recortes promocionales de ese producto, la cocaína, que hoy solo se comercializa de manera ilegal y que entonces se utilizaba, entre otras cosas, para arreglar los problemas digestivos.
Era posible encontrar también la promoción de la misma sustancia en avisos de productos para aliviar otros malestares, como por ejemplo las Pastillas de Clorato y Cocaína que se vendían como una cura instantánea para las “irritaciones de la boca, garganta y bronquios y especialmente la ronquera”.
A eso se suma otra publicidad de gotas de cocaína para la el alivio de dolor de dientes... de los niños. Como se ve, era una sustancia utilizada para combatir diversas dolencias, de grandes y chicos, que podía adquirirse sin restricciones.
Una publicidad de 1885 promocionando caramelos de cocaína para eliminar el dolor de muelas
Todos los males que podía curar una cucharada de Pepto Cocaína: gastralgias, vómitos, dispepsias, convalescencias lentas, enfermedades debilitantesGza. José Díaz Diez @fotos.antiguas
De la hoja de coca a la cocaína
La planta de coca -Erythroxylum coca- proviene un arbusto cuyo origen se produce en la región andina de Sudamérica y su cultivo por parte de los pueblos de esa región se remonta a cientos de años atrás. Los integrantes del imperio inca consumían las hojas de coca, que formaba parte de sus rituales, su estructura social y su cultura. Existen momias de esa civilización que datan de 2000 años atrás que fueron halladas en Nazca, Perú, con hojas de coca entre sus pertenencias.
Los europeos que arribaron a territorio incaico en el siglo XVI notaron que los originarios que mascaban esas hojas pequeñas, elipsoidales y de color verde intenso presentaban un gran potencial y resistencia para los trabajos en altura. A la capacidad de estímulo de la planta, se le sumaba también que era un depresor del apetito. A partir de entonces, en el Viejo Continente hubo hombres de ciencia que se abocaron a aislar el principio activo de esta planta, algo que finalmente logró el químico alemán Alberto Nieman en el año 1859.
Mentol, eucaliptus y cocaína, las pastillas que se vendían para los dolores de garganta de los pequeños
El vaso para consumir la Pepto Cocaína de la farmacia Gibson, en Buenos Aires
De este modo nace la cocaína, el alcaloide que es apenas el uno por ciento de la constitución de la hoja de coca, pero que a la larga se transformaría en un dolor de cabeza para decenas de naciones alrededor del mundo. Pero en aquel entonces, todavía no se habían develado sus efectos adversos, sino sus propiedades, en principio, como sustancia anestésica. Para 1882 comenzó a utilizarse en los Estados Unidos para dolores odontológicos de los niños y para tratar la gota.
La cocaína y Freud
Poco después, Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, comenzó a experimentar con la cocaína para descubrir otras de sus cualidades. “Tomo dosis muy pequeñas regularmente contra la depresión y la indigestión, con el más brillante de los éxitos”, le escribió el médico austríaco una vez a su prometida. En 1884 publicó su tratado Uber Coca -Sobre la coca-, donde destacaba que la cocaína, en su experiencia, producía euforia, aumentaba la capacidad de concentración y permitía trabajar más horas sin fatigarse.
Freud estaba convencido de que la cocaína podía utilizarse para tratar la depresión, la ansiedad, el asma y también podría ser una sustancia efectiva para acabar con la dependencia de la morfina. Al mismo tiempo, un colega y amigo suyo, el oftalmólogo Karl Koller, indagó en las virtudes anestésicas de este alcaloide y descubrió que podía ser efectivo para intervenciones oftalmológicas. Hacía rato que este médico buscaba una sustancia que pudiera inmovilizar el ojo para distintas cirugías, como la de cataratas y lo logró con la cocaína.
Sigmund Freud (1856 - 1939), que es conocido como el "padre del psicoanálisis", elaboró un tratado sobre la cocaína llamado Über coca
Sigmund Freud escribió un tratado para contar las virtudes de la cocaína
Luego de experimentar con pequeños animales, el mismo Koller llegó a colocarse una gota de esa droga diluida en el ojo para después hacerse pinchar la córnea con una aguja. El resultado fue que no sintió nada. Así, gracias a lograr insensibilizar su propio ojo, este médico se convirtió en uno de los pioneros de la anestesia local.
El origen del término “merca”
A fines del siglo XIX fue la farmacéutica alemana Merck la que se encargó de refinar la cocaína y exportarla, en principio como anestésico, a distintos lugares del mundo, como la Argentina. Precisamente, el término coloquial “merca”, que aún hoy se usa en el país para referirse a esa sustancia, proviene de aquel laboratorio que primereó la producción masiva del alcaloide extraído de la hoja de coca.
Pronto la cocaína se convirtió en un producto popular y comenzó a incluirse en diversos productos farmacéuticos y de uso cotidiano, como cigarrillos, medicina para el dolor de muelas y en productos para realzar la belleza del pelo. Según cuenta Un libro sobre drogas, de la editorial El Gato y la Caja, los mismos laboratorios Merk y otros fabricantes que se sumaron a producir esta sustancia, como Parke Davis, promocionaba así su producto: “No pierda tiempo, sea feliz. Si se siente pesimista, abatido, solicite cocaína”.
El producto se utilizó también para la fabricación de bebidas “milagrosas”, promocionadas como energizantes y vigorizantes. Es el caso del Vino Mariani, desarrollado por el farmacéutico y químico ítalo-francés Angelo Mariani, a partir de 1863, con extractos de hojas de coca.
Vin Mariani, el vino con extracto de hojas de coca y era "vigorizante y estimulante"
Coca Cola nació como un jarabe que contenía cocaína y que se vendía como "bebida medicinal, intelectual y para el temperamento"
Otro ejemplo ultraconocido que utilizó cocaína en su elaboración fue el jarabe creado en 1885 por John Pemberton en Atlanta, Estados Unidos. Era una especie de reproducción del Vino Mariani, pero sin alcohol, que se promocionaba como “bebida medicinal, intelectual y para el temperamento”. Este elixir carbonatado tuvo su nombre definitivo en 1886. Se trata de la Coca Cola, una gaseosa que nació como medicamento y que, con el paso de los años, alcanzaría fama mundial. En principio, este brebaje contenía unos 9 miligramos de cocaína por vaso, pero en 1903 este alcaloide fue reemplazado por la cafeína.
La prohibición de la cocaína
El cambio en la famosa bebida oscura tiene que ver con qué, para la década de 1890 y el 1900, ya existían informes médicos acerca de los efectos tóxicos de la cocaína y de su capacidad de producir adicción en los consumidores. El propio Freud se arrepintió de sus tratados sobre la cocaína cuando se comprobaron sus efectos indeseables. También debido a que uno de sus colegas y amigos, el fisiólogo Ernst Fleischl murió, en 1891, luego de intentar superar, con cocaína, su adicción a la morfina.
Hipólito Yrigoyen restringió la comercialización de la cocaína, la heroína y otras sustancias con un decreto de 1919Bengochea Constanza (Redactora Soft News)
Un aviso de un producto contra la calvicie, las canas y la caspa al mismo tiempo, en la revista Caras y Caretas
El ocaso de la venta libre de sustancias como la cocaína y la heroína, entre otras, comenzó a cristalizarse gracias al primer tratado internacional que ordenaba y regulaba el tráfico de opio y otras sustancias. Este documento, conocido como el Convenio Internacional del Opio, fue firmado en La Haya, Países Bajos, en enero de 1912.
Esto derivó en que en el año 1914 Estados Unidos promulgara la Ley de Impuestos sobre narcóticos Harrison, que convertía en ilegal el consumo libre de cocaína. En 1919, un decreto del presidente Hipólito Yrigoyen restringía para la Argentina la importación de opio y otros preparados, como la cocaína, solo a farmacias y droguerías, con previa habilitación del Estado.
Remedios para todo y el jarabe de heroína
Si se vuelve a las publicaciones antiguas de comienzos de siglo pasado, se verá que existe una multiplicidad de promociones de medicinas o métodos que se venden como la gran solución para aliviar cualquier mal. Un recorrido por el archivo de Caras y Caretas, una de las revistas más consumidas de aquellos tiempos, permite dar un panorama de las pociones o métodos curativos en los que la gente creía entonces.
Cordicura, un remedio para los enfermos del corazón
“Un hombre sin pelo se parece a una casa sin techo”, decía una publicidad del tónico Pilacetol, el “remedio soberano para los calvos, que prometía terminar con las canas, la caspa y la calvicie; Cordicura, en tanto, era el remedio que se destinaba a los “enfermos del corazón”; a los niños se les recomendaba el uso de la Emulsión Molinero para evitar “la debilidad de las criaturas, la escrófula, el raquitismo y la falta de apetito”; el Jarabe de Higos de California para eliminar “las impurezas de la sangre; y hasta se promocionaba un Desarrollador Balzac para robustecer los senos de la mujer “en forma sorprenderte y en pocos días”.
Los anuncios de todo tipo de productos para la salud y también la estética abundaban en las publicaciones de comienzos del siglo XX
Y en medio de este maremágnum de avisos también era posible hallar, a página completa, el anuncio del Jarabe de Heroína, promocionado por el laboratorio Bayer. Básicamente, este producto se vendía para combatir la tos, tanto en los adultos como también en los pequeños. Uno de los anuncios presentaba el jarabe como un remedio para “la irritación producida por la tos” y la “bronquitis” y en la imagen había dos niños que miraban el frasco de vidrio del medicamento de Bayer que se encontraba colocado sobre una mesa.
El jarabe Bayer de heroína se ofrecía como solución contra la tos y el catarro de chicos y grandes
El Jarabe con heroína para niños que vendía Bayer
“Mi catarro ha desaparecido”, decía un niño más, con la botella en la mano, en otro de los avisos del Jarabe Bayer de Heroína, que no escatimaba en gastos a la hora de publicitar su producto. Pero claro que todo esto se terminó ni bien se supo de los efectos adversos que presentaba esta droga y su alto poder de dependencia.
¿Más segura que la morfina?
El nombre técnico de la heroína es diacetilmorfina, que deriva de la flor de la amapola y que fue sintetizada en 1874 por el químico inglés Alder Wright en el Hospital St. Mary’s de Londres. El origen de esta droga se realizó buscando una sustancia que pueda ser analgésica sin producir adicción, como era el caso de la morfina. Poco después se descubrió que la heroína tenía capacidad para disminuir la presión arterial y que calmaba la tos y facilitaba el sueño en pacientes que padecían tuberculosis. Pero así y todo, el nuevo opioide no despertaba interés clínico.
Fue años más tarde cuando Heinriche Dreser, un investigador de la farmacéutica Friedrich Bayer y Co. puso sus ojos en la diacetilmorfina como una sustancia efectiva para aliviar el dolor y tratar problemas respiratorios que sería más segura que la morfina. Pronto comenzaron a realizarse los ensayos clínicos, primero con animales y luego con personas. En 1898 aparecería el Jarabe Bayer de Heroína. Casualmente, ese mismo año, muy poco tiempo antes, el mismo laboratorio había sacado al mercado el producto que todavía hoy perdura como analgésico: la aspirina.
Tres avisos de la campaña publicitaria del Jarabe Bayer de HeroínaLa voz de galicia
El nombre heroína para el flamante fármaco fue provisto por el propio Dresser, que al hablar de las propiedades de la sustancia, la llamó “droga heroica”. El jarabe fue un verdadero éxito comercial que le reportó grandes ganancias al laboratorio, que llevó su producción para aliviar a las personas con tos o bronquitis a diversos países del mundo. Los avisos que vemos en español del Jarabe de Heroína corresponden con una fuerte campaña que lanzó Bayer especialmente en medios españoles durante el invierno de 1912. Además del jarabe, el producto también se ofrecía en polvo, tabletas, pastillas y hasta supositorios.
La caída de la “droga heroica”
Pero muy poco tiempo después, en el año 1913, se constató que la heroína era un producto altamente nocivo y también adictivo, incluso más que la morfina. Distintas investigaciones sobre el fármaco habían llegado a la conclusión de que no se trataba de un medicamento inocuo. Así también se comprobó que los usos de esta “droga heroica” en la lucha contra la adicción a la morfina no lograba resultados eficaces.
El jarabe de heroína se promocionaba como un medicamento para tratar la tos, los problemas en los bronquios y el catarro, en adultos y también niños
Algunos de los productos que vendía Bayer, además de la heroína
Además, según cuenta la BBC, para el año 1910 la droga comenzó a hacerse popular en el bajo mundo de los Estados Unidos y eso también apuró a que se prohibiera su uso. Para 1912 los jóvenes utilizaban la heroína como droga recreativa ya que era más fácil de conseguir y más barata que el opio en el mercado negro.
Bayer retiró entonces la heroína de todos sus productos y la droga que había sido presentada como un buen remedio para varias cosas se terminó convirtiendo en una desgracia que produce infinidad de secuelas por su consumo problemático en diversos países del mundo. Según un informe del Instituto Nacional de Abusos de Drogas de los Estados Unidos, en aquel país, en el año 2021, unas 9100 personas murieron por sobredosis vinculadas a la heroína. Un millón de personas, en tanto, sufrieron algún tipo de trastorno ese mismo año por el consumo de esa sustancia.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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