Espert criticó el impuestazo bonaerense: “Ojalá no lo pague nadie”
Para el diputado, el gobernador bonaerense cree “en el déficit fiscal”
José Luis Espert, diputado nacional de Avanza Libertad, criticó con dureza al gobernador Axel Kicillof luego de que solicitó a la Legislatura bonaerense que trate el proyecto de incremento impositivo. “Sus aumentos de impuestos son para incrementar el gasto público; está mal de la cabeza: ojalá que no se lo pague nadie”, sostuvo el legislador en declaraciones a LN+.
“Quiere seguir gastando porque este demente de Kicillof cree en el Estado presente, en el déficit fiscal”, prosiguió Espert durante la entrevista con el periodista Francisco Olivera.
El gobernador intentará que mañana la Legislatura apruebe un pedido de endeudamiento y el proyecto de ley impositiva 2024, que contempla incrementos de los gravámenes patrimoniales y una solicitud para que se puedan actualizar los tributos de acuerdo con la inflación.
En el caso del impuesto inmobiliario, se establecen topes progresivos de crecimiento del gravamen respecto del año anterior, los cuales son ascendentes a mayor patrimonio: el 90% de los contribuyentes tendrán aumentos iguales o menores al 200% y el 10% restante tendrá subas del orden del 300%. Espert dijo que el gobernador bonaerense es la imagen de un kirchnerismo que tiene una actitud “muy destructiva”. “Son representantes del fracaso y la decadencia argentina. Lo ves a Kicillof en la provincia. Es un inútil que provocó que el país pierda un juicio en Nueva York porque estatizó mal YPF”, lo criticó.
“El kirchnerismo está para impedir. Ahora la CGT ya anunció un paro preventivo cuando las consecuencias de esta situación son parte del desastre que dejó Alberto Fernández”, añadió
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Doble juego. Villarruel se mueve entre la lealtad a Milei y la consolidación de su propio liderazgo
Opinó, puertas adentro, que el DNU no era la forma más adecuada de implementar las reformas, pero ahora reunirá fuerzas para defenderlo
Maia Jastreblansky
Victoria Villarruel, durante la última sesión del Senado
Victoria Villarruel no asistió ayer por la mañana a la reunión de gabinete en la Casa Rosada. En cambio, la vicepresidenta llegó muy temprano a trabajar al Senado: comenzó el período de sesiones extraordinarias y es el momento para que ella asuma mayor protagonismo político. De familia castrense, Villarruel se ordenará bajo la autoridad de Javier Milei para conseguir el mayor objetivo que tiene el Presidente, que es lograr la supervivencia del decreto de necesidad y urgencia (DNU) y aprobar el paquete de reformas que enviará al Congreso. Pero su lealtad no impide que a veces ella manifieste, puertas adentro, sus discrepancias con el líder libertario. Según pudo reconstruir Villarruel expresó –en una de las primeras reuniones de gabinete– que ella consideraba que no era el mejor camino imponer por DNU la modificación de más de 300 leyes vigentes. Fue una diferencia de criterio por las formas, y no por la cuestión de fondo, con la que ella está de acuerdo.
La vicepresidenta entendió que se podía lograr el mismo objetivo mediante el consenso con la oposición no kirchnerista. Milei la escuchó, pero finalmente se inclinó por la postura de otros colaboradores (como Federico Sturzenegger) y utilizó el instrumento para avanzar rápidamente con las desregulaciones que no abarcaban materias expresamente vedadas, como lo impositivo y lo electoral.
“Es cierto, Vicky expresó su opinión y es algo totalmente válido y lógico”, reconoció un importante colaborador de Milei. Alguien que conoce la relación entre el jefe del Estado y la vicepresidenta aportó: “Javier es el presidente y ella no pone en duda su liderazgo. Obviamente, puertas adentro, a veces ellos pueden tener diferencias de miradas”.
Villarruel es una de las “fundadoras” de La Libertad Avanza (LLA) y contiene a distintos grupos de derecha dentro del espacio. A diferencia de otros funcionarios y dirigentes libertarios, la vicepresidenta no es solo una empleada que sigue instrucciones del Presidente, sino que pretende tener un estilo de conducción propio en la Cámara alta.
Lo demostró desde el día uno, cuando logró reunir el quorum y construir una mayoría de 39 senadores no kirchneristas para derrotar a Unión por la Patria e imponer al senador de LLA Bartolomé Abdala (San Luis) como presidente provisional del Senado. Se trata de un exdirigente de Pro con fuertes vínculos con el peronismo de esa provincia, que podría ampliar el juego político de la vicepresidenta. Ahora Villarruel espera imponer esa mayoría circunstancial en todas las comisiones, incluida la Bicameral de Trámite Legislativo, que es la que tratará el DNU.
La injerencia de Villarruel en el gobierno libertario se vio afectada antes de arrancar, cuando Milei eligió a la fórmula de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich y Luis Petri, para comandar Seguridad y Defensa, respectivamente, dos áreas hasta entonces reservadas para la vicepresidenta.
Estilo de conducción
Dentro del palacio legislativo, la vicepresidenta tendrá el control sobre las negociaciones con otros bloques y el “poroteo fino” de los votos de la Cámara alta. El ala política del Gobierno, encarnada en el ministro del Interior, Guillermo Francos, y más recientemente en el flamante secretario de Relaciones Parlamentarias, Omar de Marchi, ayudarán con la estrategia política más global.
Villarruel trabaja palmo a palmo con su “socio político”, el diputado Guillermo Montenegro, y nombró a dos colaboradores de su riñón en puestos claves: designó a María Laura Izzo secretaria administrativa y a Agustín Giustinian secretario parlamentario. La primera fue funcionaria del Ministerio de Seguridad y el segundo es un dirigente cercano a Pro.
“Ella no es Cristina y tampoco es [Gabriela] Michetti”, ilustró un colaborador de LLA. Buscó transmitir que Villarruel no actuará en contra de los intereses de Milei, pero tampoco pasará desapercibida como figura política.
La vicepresidenta, por caso, no le puso el cuerpo a la presentación del DNU en cadena nacional, donde Milei estuvo escoltado por su gabinete y por Sturzenegger, el padrino intelectual del decreto. Hubo en los últimos días otras diferencias de estilo, que se vieron en los detalles. Milei y el presidente de Diputados, Martín Menem, organizaron un brindis de fin de año. Fueron eventos muy austeros, con gaseosas y sin champagne. Ella, en cambio, no promovió esa instancia de celebración. Según trascendió, lo hizo para sintonizar con la crisis social imperante.
Al tiempo que busca cultivar un volumen político propio, la vicepresidenta deberá cuidar su rango de acción en la geografía libertaria. A diferencia de Cristina Kirchner, Villarruel tiene previsto tener una oficina en la Casa Rosada para mostrar comunión entre los poderes del Estado. En la cúpula del Gobierno, no obstante, remarcan que el lugar de trabajo principal de la vicepresidenta será el Senado.
Cree que se puede generar consenso con la oposición no kirchnerista
Victoria Villarruel no asistió ayer por la mañana a la reunión de gabinete en la Casa Rosada. En cambio, la vicepresidenta llegó muy temprano a trabajar al Senado: comenzó el período de sesiones extraordinarias y es el momento para que ella asuma mayor protagonismo político. De familia castrense, Villarruel se ordenará bajo la autoridad de Javier Milei para conseguir el mayor objetivo que tiene el Presidente, que es lograr la supervivencia del decreto de necesidad y urgencia (DNU) y aprobar el paquete de reformas que enviará al Congreso. Pero su lealtad no impide que a veces ella manifieste, puertas adentro, sus discrepancias con el líder libertario. Según pudo reconstruir Villarruel expresó –en una de las primeras reuniones de gabinete– que ella consideraba que no era el mejor camino imponer por DNU la modificación de más de 300 leyes vigentes. Fue una diferencia de criterio por las formas, y no por la cuestión de fondo, con la que ella está de acuerdo.
La vicepresidenta entendió que se podía lograr el mismo objetivo mediante el consenso con la oposición no kirchnerista. Milei la escuchó, pero finalmente se inclinó por la postura de otros colaboradores (como Federico Sturzenegger) y utilizó el instrumento para avanzar rápidamente con las desregulaciones que no abarcaban materias expresamente vedadas, como lo impositivo y lo electoral.
“Es cierto, Vicky expresó su opinión y es algo totalmente válido y lógico”, reconoció un importante colaborador de Milei. Alguien que conoce la relación entre el jefe del Estado y la vicepresidenta aportó: “Javier es el presidente y ella no pone en duda su liderazgo. Obviamente, puertas adentro, a veces ellos pueden tener diferencias de miradas”.
Villarruel es una de las “fundadoras” de La Libertad Avanza (LLA) y contiene a distintos grupos de derecha dentro del espacio. A diferencia de otros funcionarios y dirigentes libertarios, la vicepresidenta no es solo una empleada que sigue instrucciones del Presidente, sino que pretende tener un estilo de conducción propio en la Cámara alta.
Lo demostró desde el día uno, cuando logró reunir el quorum y construir una mayoría de 39 senadores no kirchneristas para derrotar a Unión por la Patria e imponer al senador de LLA Bartolomé Abdala (San Luis) como presidente provisional del Senado. Se trata de un exdirigente de Pro con fuertes vínculos con el peronismo de esa provincia, que podría ampliar el juego político de la vicepresidenta. Ahora Villarruel espera imponer esa mayoría circunstancial en todas las comisiones, incluida la Bicameral de Trámite Legislativo, que es la que tratará el DNU.
La injerencia de Villarruel en el gobierno libertario se vio afectada antes de arrancar, cuando Milei eligió a la fórmula de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich y Luis Petri, para comandar Seguridad y Defensa, respectivamente, dos áreas hasta entonces reservadas para la vicepresidenta.
Estilo de conducción
Dentro del palacio legislativo, la vicepresidenta tendrá el control sobre las negociaciones con otros bloques y el “poroteo fino” de los votos de la Cámara alta. El ala política del Gobierno, encarnada en el ministro del Interior, Guillermo Francos, y más recientemente en el flamante secretario de Relaciones Parlamentarias, Omar de Marchi, ayudarán con la estrategia política más global.
Villarruel trabaja palmo a palmo con su “socio político”, el diputado Guillermo Montenegro, y nombró a dos colaboradores de su riñón en puestos claves: designó a María Laura Izzo secretaria administrativa y a Agustín Giustinian secretario parlamentario. La primera fue funcionaria del Ministerio de Seguridad y el segundo es un dirigente cercano a Pro.
“Ella no es Cristina y tampoco es [Gabriela] Michetti”, ilustró un colaborador de LLA. Buscó transmitir que Villarruel no actuará en contra de los intereses de Milei, pero tampoco pasará desapercibida como figura política.
La vicepresidenta, por caso, no le puso el cuerpo a la presentación del DNU en cadena nacional, donde Milei estuvo escoltado por su gabinete y por Sturzenegger, el padrino intelectual del decreto. Hubo en los últimos días otras diferencias de estilo, que se vieron en los detalles. Milei y el presidente de Diputados, Martín Menem, organizaron un brindis de fin de año. Fueron eventos muy austeros, con gaseosas y sin champagne. Ella, en cambio, no promovió esa instancia de celebración. Según trascendió, lo hizo para sintonizar con la crisis social imperante.
Al tiempo que busca cultivar un volumen político propio, la vicepresidenta deberá cuidar su rango de acción en la geografía libertaria. A diferencia de Cristina Kirchner, Villarruel tiene previsto tener una oficina en la Casa Rosada para mostrar comunión entre los poderes del Estado. En la cúpula del Gobierno, no obstante, remarcan que el lugar de trabajo principal de la vicepresidenta será el Senado.
Cree que se puede generar consenso con la oposición no kirchnerista
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